San Ambrosio de Milán    (340-397)

Doctor de la  Iglesia Católica

Es vital para el cristiano predicarse el evangelio de Cristo a si mismo todos los días, y si estamos pasando por un momento complicado, clamemos junto a Tomás y digamos a Cristo "Señor mío y Dios mío!". 

Más que ningún otro líder en la iglesia primitiva, Ambrosio proclamó en palabra y hecho la independencia de la iglesia del estado. Al predicar la ley y el evangelio a los grandes y poderosos de la tierra, dejó para todos los tiempos un ejemplo imperecedero de intrepidez y coraje. Era no obstante gentil y tierno de corazón y se inclinaba como un verdadero pastor de Cristo para ayudar a los pobres y oprimidos en su necesidad.

Dios lo convirtió en un "pobre de espíritu" al donar todas sus riquezas a los pobres e iglesia. Siempre compartía con los más pobres y necesitados. Pero él sabía que además de ayudar a suplir las necesidades físicas y materiales de las personas, debía suplir la necesidad espiritual del pueblo de Cristo, por lo cual el predicaba a veces todos los días. Y como buen predicador, el estudio de la Biblia y la teología estaba estaban siempre presente luego de cumplir sus obligaciones como nuevo obispo. A través de las predicaciones de Ambrosio, y luego de una profunda crisis, Agustín de Hipona se convirtió al cristianismo, siendo bautizado junto a su hijo Adeodato hace 1627 años atrás en el verano de la ciudad de Milán.

Una de las principales características de San Ambrosio fue su lucha contra el arrianismo, que como mencioné en un principio, ellos decían que Jesús no era Dios.

El momento más grande en la vida de Ambrosio, y sin duda uno de los más grandes en la historia de toda la iglesia se produjo en otra confrontación mucho más grave con el emperador Teodosio. El emperador era cristiano pero era también un soldado rudo y de fogoso temperamento. En 390 el pueblo de Tesalónica en Macedonia causó un alboroto en la ciudad y un soldado del ejército romano fue asesinado. Tal fue la cólera de Teodosio que envió la orden de efectuar una masacre en aquella ciudad. Después de haber despachado este mensaje se arrepintió y envió a otro mensajero para anular la orden, pero ya era muy tarde. Antes que llegara la anulación, ya los soldados habían invitado al pueblo a un espectáculo en el estadio, y cuando este se había llenado los soldados cerraron las puertas y mataron a todos, alrededor de siete mil personas.

Al enterarse Ambrosio escribió una firme carta pastoral a Teodosio, reprochándole su crimen y llamándolo al arrepentimiento. Teodosio, quien había hecho de Milán su capital, no hizo caso, y un domingo poco después fue a la catedral para asistir al culto. Ambrosio, vestido con sus ropas obispales, salió al pórtico de la iglesia y abiertamente le reprendió, negándole la entrada al templo y ordenándole que se fuera y arrepintiera. Por varios meses Teodosio no atendió los cultos. "La iglesia de Dios -se quejó- está abierta para los esclavos y mendigos. Para mí está cerrada y con ella las puertas del cielo". Ambrosio permaneció inflexible, y entonces el emperador, que era cristiano de corazón, confesó su pecado e imploró el perdón de Dios y los hombres, yaciendo sobre el piso delante de toda la congregación.

San Ambrosio desarrolló una intensa labor pastoral. Todos los días celebraba la eucaristía y tenía sus ratos de oración personal, incluso durante la noche. Además de las predicaciones homiléticas dominicales y festivas, predicaba diariamente. De los efectos saludables de estas predicaciones nos ha llegado el testimonio de San Agustín, que nos narra cómo los sermones catecumenales de S. Ambrosio, con la interpretación alegórica del A. Testamento, le ayudaron a resolver las dudas que el maniqueísmo había dejado en su alma.

A todo esto hay que añadir la atención a los penitentes, a los pobres y encarcelados, así como la episcopalis audientia y las gestiones para conseguir un posible indulto para los condenados a muerte. Asombra no poco que, además de este trabajo ingente, tuviera tiempo para escribir un considerable número de obras sobre temas pastorales y de espiritualidad, como la Exposición sobre el Evangelio de S. Lucas, los tratados Sobre las vírgenes, Sobre los sacramentos, etc., un copioso Epistolario, y un inspirado Himnario.

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar