VIDA DE SEVERIANO DE GABALA
1.- La cruz, árbol de vida.
(13 abr 2019).
Había un árbol en medio del paraíso. Para seducir al hombre, la serpiente recurrirá a un sentimiento inherente a su naturaleza. El Señor, al modelar al hombre, puso en él, además de un conocimiento general del universo, el deseo de Dios. Cuando el demonio descubrió este ardoroso deseo, dijo al hombre: Seréis como dioses. Después del pecado, Adán oyó la voz del Señor que se paseaba por el jardín a la hora de brisa. ¡Bendito sea el Dios de los santos por haber visitado a Adán al amanecer! Y por volverlo a visitar ahora, al atardecer, sobre la cruz. Porque a la misma hora que Adán había comido del fruto prohibido, el Señor sufrió su pasión, a esa hora marcada por la falta y el juicio, es decir, entre la hora sexta y la hora novena. A la hora sexta, Adán comió según la ley de la naturaleza; seguidamente se escondió. Hacia el atardecer, Dios salió a buscarle.
Adán deseó ser Dios, algo imposible. Cristo colmó este deseo. Le dice: "Has querido llegar a ser lo que no podías ser; pero yo deseo ser hombre, y puedo serlo. Dios hace todo lo contrario de lo que tú has hecho dejándote seducir. Has deseado lo que estaba por encima de tu alcance; yo tomo lo que está por debajo de mí. Has deseado llegar a ser Dios y no has podido. Yo me hago hombre para hacer posible lo que era imposible". Sí, precisamente para eso es para lo que Dios vino.