VIDA DE JULIAN DE VEZELAY

24.10.2021

01.- La Palabra era la luz verdadera. (31 dic 2016).

Venga también ahora la Palabra del Señor a quienes la esperamos en silencio. Un silencio sereno lo envolvía todo, y al mediar la noche su carrera, tu Palabra todopoderosa descendió desde el trono real de los cielos. Este texto de la escritura se refiere a aquel sacratísimo tiempo en que la Palabra todopoderosa de Dios vino a nosotros para anunciarnos la salvación, descendiendo del seno y del corazón del Padre a las entrañas de una madre...

Así pues, todo estaba en el más profundo silencio: callaban en efecto los profetas que lo habían anunciado, callaban los apóstoles que habían de anunciarlo. En medio de este silencio que hacía de intermediario entre ambas predicaciones, se percibía el clamor de los que ya lo habían predicado y el de aquellos que muy pronto habían de predicarlo... Con expresión feliz se nos dice que en medio del silencio vino el mediador entre Dios y los hombres: hombre a los hombres, mortal a los mortales, para salvar con su muerte a los muertos.

Y esta es mi oración: que venga también ahora la Palabra del Señor a quienes le esperamos en silencio; que escuchemos lo que el Señor Dios nos dice en nuestro interior. Callen las pasiones carnales y el estrépito inoportuno; callen también las fantasías de la loca imaginación, para poder escuchar atentamente lo que nos dice el Espíritu, para escuchar la voz que nos viene de lo alto. Pues nos habla continuamente con el Espíritu de vida y se hace voz sobre el firmamento que se cierne sobre el ápice de nuestro espíritu; pero nosotros, que tenemos la atención fija en otra parte, no escuchamos al Espíritu que nos habla.

02.- Mujer que grande es tu fe! (05 ago 2020).

No está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perrillos. La mujer acoge la palabra y replica. Eso es cierto, Señor, como si dijera: "Yo no pido más que una migaja de la mesa y de la mano del amo generoso que da el alimento a todo viviente. Tú obsequias a los judíos como hijos. Por este, te lo pido, no rehúses dar una migaja a tu perrita cananea".

Jesús le dice: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! Reprocha a Pedro su poca fe. Admira la gran fe de esta mujer. Realmente tiene una fe grande, pues proclama que el Verbo hecho carne es el Hijo de David, y porque, segura del poder divino, tiene confianza en que puede restablecer la salud de su hija ausente simplemente con un acto de su voluntad. Tú también, si tu fe es grande, una fe viva de la que vive el justo, y no una fe muerta, sin alma, es decir, sin caridad, obtendrás no solo la salud completa de tu familia, de tu alma, sino que tendrás poder para mover montañas.

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