VIDA DE JEAN-JACQUES OLIER
Meditaciones
01.- El que hace la voluntad de mi Padre es mi hermano, mi hermana y mi madre. (23 jul 2016).
Yo veía esta admirable obra maestra salida de las manos de Dios, la Santa Virgen, llena del Espíritu Santo desde su nacimiento..., y las operaciones que el Espíritu Santo hacía en ella y cómo se le comunicaba en plenitud. Y consideraba a esta santa alma de María dando a Dios Padre, desde su nacimiento, todo lo que le es debido. Me parecía vela ofreciéndose a Dios y ofreciendo, con ella, a toda la Iglesia, como sabiendo que un día sería su Madre; de manera que, en esta voluntad, estábamos comprendidos todos nosotros, santificados y consagrados a Dios por la ofrenda que María había hecho de sí misma consagrando a Dios todo lo que era y lo que sería para siempre.
Según lo que veía, me pareció que nosotros debíamos ratificar esta ofrenda, dedicamos a Dios tal como ella se había dedicado, y consagramos a él con la misma fidelidad con que ella lo había hecho por ella y por nosotros. ¡Qué gozo en el corazón de Dios, me decía a mí mismo, por una ofrenda tan santa como la de la Virgen María! ¡Qué dulce presente el de un corazón tan amoroso y tan ancho que él solo contiene más amor y presenta más obsequios que los que le hacen los ángeles todos juntos! Porque María presenta a Dios su alma, que contiene a Jesús y a toda la Iglesia. Oh Virgen Santa, verdadera mansión de Dios, en la que está comprendida toda la Iglesia, no se puede expresar la gloria y la grandeza de vuestra alma. Es tan amable a los ojos de Dios que quienquiera que os conozca esperará misericordia.