SAN  TEODORO EL ESTUDITA

09.09.2021

1.- Cualquier momento es propicio. (30 ago 2019).

Hay un tiempo para la siembre y otro para la cosecha, un tiempo para la paz y otro para la guerra, un tiempo para estar ocupado y otro para el recreo. Pero para la salvación del alma, cualquier tiempo es propicio, cualquier día es favorable, si es que lo queremos. Así pues, seremos siempre en movimiento hacia el bien, prontos a movernos, llenos de frescura, poniendo por obra las palabras. Porque dice el apóstol Pablo: Los justos delante de Dios no son las que escuchan la ley, sino los que la ponen en práctica, y estos serán justificados.

Siempre es tiempo de oración, tiempo de lágrimas, tiempo de reconciliación después de las faltas, tiempo de arrebatar el reino de los cielos. ¿Por qué demorarnos? ¿Por qué dejarlo para más tarde? ¿Por qué dejar para otro día la mejora de nuestras costumbres? Este mundo tal como lo vemos ¿no está a punto de acabar? ¿Es que vamos a durar indefinidamente? ¿El ejemplo de las diez vírgenes no os asusta? He aquí que llega el esposo, dice el evangelio, salid a su encuentro. Y las vírgenes sensatas fueron a su encuentro con las lámparas encendidas y entraron a las bodas; mientras que las vírgenes necias, en retraso por la ausencia de buenas obras, gritaban: Señor, Señor, ábrenos. Pero él les respondió: En verdad no os conozco.

2.- La cruz, árbol de vida. (14 sept 2019).

¡Qué hermoso es el aspecto de la cruz! Su belleza no tiene mezcla de bien ni de mal, como antiguamente el árbol en el jardín de Edén. La cruz es toda ella admirable, a los ojos y deseable para adquirir sabiduría. Es un árbol que da vida y no muere, luz y no ceguera. La cruz abre el acceso al Edén, no hace salir de él. Este árbol al que subió Cristo como un rey a su carro de combate ha sido la perdición del diablo, que tenía el poder de la muerte. Ha liberado al género humano de la esclavitud del tirano. Sobre este árbol, el Señor como un guerrero de élite, herido en manos, pies y costado, ha curado las cicatrices del pecado, es decir, nuestra naturaleza herida por Satanás.

Después de la muerte en el leño, hemos recobrado la vida gracias a él. Después de haber sido engañados en el leño, por él hemos echado a la serpiente embustera. ¡Qué intercambio tan sorprendente! La vida en lugar de la muerte, la inmortalidad en lugar de la corrupción, la gloria en lugar de la vergüenza. En la cruz, la muerte fue aniquilada y Adán, devuelto a la vida. Por la cruz, todos los apóstoles han sido glorificados, coronados los mártires, santificados los santos. Por la cruz nos hemos revestido de Cristo y despojado del hombre viejo. Por la cruz hemos sido conducidos como el rebaño de Cristo y hemos sido reunidos en el aprisco del cielo. 

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