SANTIAGO DE SAROUG
1.- ¿Serás
más grande que nuestro padre Jacob?. (23 mar 2014).
Lq vista de la belleza de Raquel ha hecho a Jacob de alguna forma más fuerte: ha podido levantar la enorme piedra de encima del pozo y dar de beber al rebaño. En Raquel, con quien se casaba, veía el símbolo de la Iglesia. Por ello, era preciso que, al abrazarla, llorara y sufriera, a fin de prefigurar con su matrimonio los sufrimientos del Hijo. ¡Cuánto más hermosas las nupcias del Esposo regio que las de sus embajadores! Jacob ha llorado por Raquel desposándola: nuestro Señor ha cubierto a la Iglesia con su sangre salvándola. Las lágrimas son el símbolo de la sangre porque, no sin dolor, brotan de los ojos. El llanto del justo Jacob es el símbolo del gran sufrimiento del Hijo, por el cual la Iglesia de las naciones ha sido salvada.
Ven, contempla a nuestro Maestro: ha venido a casa de su Padre en el mundo, se ha anonadado para cumplir su camino de humildad. Ha visto las naciones como rebaños muy sedientos y a la fuente de la vida cerrada por el pecado como por una piedra. Ha visto a la Iglesia como a Raquel: entonces fue hacia ella, derribando el pesado pecado como una roca. Con su poder, ha levantado el pesado peso de los pecados; para el mundo entero, ha puesto al descubierto la fuente de agua dulce.
2.- Si creéis en Moisés, creeréis también en mí, porque es de mí de quien él ha hablado. (03 abr 2014).
Moisés anunció los misterios pero sin explicarlos. Él tenía dificultad de palabra y era incapaz de hablar con claridad. Cuando nuestro Señor vino, desató la lengua de Moisés y hoy sus palabras son distintas, ya que su lengua ya no tartamudea y sus discursos son claros como el día. Hasta nuestro Señor, la palabra estaba entumecida. El misterio escondido a la fe se ocultó detrás dee la tartamudez y el velo, y así permaneció largo tiempo hasta que llegó la hora de su proclamación para el gran día.
Moisés pidió ver al Padre. De hecho, presentía que el Hijo llegaría a este mundo al descubierto. Fue entonces cuando el Padre le mostró la otra cara de su rostro; quiso mostrárselo ya que su Hijo se manifestaría bajo apariencia humana. El esplendor del Hijo reposó sobre el conjunto de la profecía; cuando hablaba Moisés, era el Señor quien hablaba, porque él es la Palabra que inspiró todas las palabras de la profecía. Sin él, no hay para los profetas palabra ni revelación, posible, porque él es la fuente primera de la profecía. Cuando llegó el Crucificado, el Esposo, la profecía desveló su rostro y expuso su voz en la asamblea. El Hijo de la Virgen ha levantado el velo a los hebreos; todo ha quedado manifiesto, claro y fácil de interpretar.
3.- Convertirse y volver al Señor. (15 jul 2014).
Volveré a la casa de mi Padre, como el hijo pródigo, y seré acogido. A tu puerta, padre misericordioso, llamo; ¡ábrame para que entre por miedo a que me pierda. Me aleje y perezca! Me has hecho tu heredero, y yo he abandonado mi herencia y he dilapidado mis bienes; que desde ahora sea como un mercenario y como un servidor.
¡Ten piedad de mí, como tuviste piedad del publicano, y por tu gracia viviré! Como a la pecadora, perdona mis pecados, oh Hijo de Dios. Como a Pedro, sácame de en medio de las olas. Como lo hiciste con el ladrón, ten piedad de mi bajeza y ¡acuérdate de mí! Como a la oveja perdida, búscame, Señor, y me encontrarás; y sobre tus espaldas llévame, Señor, a la casa de tu Padre.
Como al ciego, ábreme los ojos ¡que vea tu luz! Como al leproso, con tu hisopo purifícame de mis suciedades. Como a la hija de Jairo, hazme vivir, oh Señor nuestro. Como a la suegra de Pedro, sáname, porque estoy enfermo. Como al joven hijo de la viuda, ponme de nuevo en pie. Como a Lázaro, llámame con tu propia voz y desata mis vendajes, porque he muerto por el pecado como una enfermedad; ¡levántame de mi ruina! Te lo ruego, Señor de la tierra y del cielo, ven en mi ayuda y enséñame tu camino para que yo vaya hacia ti. Condúceme hacia ti, Hijo del Bondadosísimo, y que rebose tu misericordia. Iré hacia ti y allí me saciaré de gozo.
4.- El reino de los cielos se parece a un rey que celebra la boda de su hijo. (20 ago 2015).
En este designio misterioso, el Padre había preparado una Esposa para su Hijo único y se la presentó habo la imagen de profecía. Moisés escribió en u libro que el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer de modo que los dos serán una sola carne. El profeta Moisés nos habló en estos términos del hombre y de la mujer para anunciar a Cristo y a su Iglesia, Con ojos penetrantes de profeta, contempló a Cristo que se hacía uno con la Iglesia desde su pecho virginal, y la Iglesia atraer a Cristo por el agua del bautismo.
El Esposo y la Esposa se han unido totalmente de forma mística, he aquí por qué Moisés, con la cara velada, contempló a Cristo y a la Iglesia; llamó a uno "hombre" y a la otra "mujer" para evitar mostrar a los hebreos la realidad en toda su claridad. Después de la celebración de las bodas, vino Pablo. Vio el velo extendido con todo su esplendor y lo levantó para revelar a Cristo y a su Esposa al mundo entero. Mostró que eran ellos a los que Moisés había descrito en su visión profética. Exultando de alegría divina, el apóstol proclamó: Es este un gran misterio. Reveló lo que representaba esta imagen velada, a la que el profeta llamó hombre y mujer. "Lo sé, dice, es Cristo y su Iglesia que no son dos, sino una sola carne".
5.- Venid al banquete de bodas. (23 ago 2018).
Las mujeres no están ten íntimamente unidas a sus maridos como lo está la Iglesia al Hijo de Dios. ¿Qué esposo sino nuestro Señor ha muerto por su esposa, y qué esposa hay que haya jamás escogido a un esposo crucificado? ¿Quién ha regalado su sangre a su esposa, sino el que ha muerto en la cruz, sellando su unión nupcial con sus heridas? ¿Quién ha visto alguna vez muerto al esposo, yaciendo en el banquete de bodas, y a su lado la esposa que le abraza para ser consolada? ¿En qué otra fiesta, en qué otro banquete, se ha distribuido entre los invitados, bajo la forma de pan, el cuerpo del esposo?
La muerte separa a las esposas de sus maridos, pero aquí une a la Esposa con su Amado. Él ha muerto en la cruz, ha dejado su cuerpo a su gloriosa Esposa, y ahora, cada día, a su mesa, ella lo toma de alimento. Se alimenta bajo la forma de pan que come y bajo la forma de vino que bebe, para que el mundo reconozca que ya no son dos, sino uno solo.
6.- El reino de los cielos se compara a un rey que celebra la boda de su hijo. (22 ago 2019).
Moisés escribió en su libro que el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer de modo que los dos serán una sola carne. El profeta Moisés nos habló en estos términos del hombre y de la mujer para anunciar a Cristo y a su Iglesia. Con ojos penetrantes de profeta, contempló a Cristo que se hacía uno con la Iglesia gracias al misterio del agua: vio a Cristo atraer a la Iglesia desde su pecho virginal, y la Iglesia atraer a Cristo por el agua del bautismo.
El Esposo y la Esposa se han unido totalmente de forma mística; he aquí por qué Moisés, con la cara velada, contempló a Cristo y a la Iglesia; llamó a uno hombre y a la otra mujer para evitar mostrar a los hebreos la realidad en toda su claridad. El velo todavía debía cubrir este misterio por un tiempo; nadie conocía el significado de esta imagen, ignoraban lo que representaba. Después de la celebración de las bodas, vino Pablo. Vio el velo extendido con todo su esplendor, y lo levantó para revelar a Cristo y a su Esposa al mundo entero. Mostró que eran ellos a los que Moisés había descrito en su visión profética. Exultando de alegría divina, el apóstol proclamó: Es este un gran misterio. Reveló lo que representaba esta imagen velada, a la que el profeta llamó hombre y mujer: Lo sé, dice, es Cristo y su Iglesia que no son dos, sino una sola carne.