SANTA CATALINA DE GÉNOVA
1.- Dios llama a nuestra libertad. (26 agst 2013)
Dios incita al hombre a que se levante del pecado. Cuanto antes reconoce el hombre su miseria, antes también se humilla y se abandona a Dios sabiendo que es a Dios a quien pertenece hacer en él esta obra de conversión. Poco a poco, por las inspiraciones que Dios le manda, toma conciencia de ello, y viendo la obra y la ganancia que saca de ello, se dice a sí mismo: "Verdaderamente, parece que Dios no tiene potra cosa que hacer que ocuparse de mí. ¡Qué suaves y llenas de amor son las obras de Dios en nosotros!"
Servir a Dios en esta vida es, verdaderamente, reinar. Cuando Dios libera al hombre del pecado que lo esclaviza, lo saca de toda esclavitud y lo establece en la verdadera libertad. De no ser así, el hombre va siempre de deseo en deseo sin pacificarse jamás; cuanto más tiene, más quisiera tener; buscando satisfacerse, nunca está contento. En efecto, cualquiera que tiene un deseo está poseído por él. Buscando su libertad, siguiendo sus apetitos ofendiendo a Dios, se hace esclavo de ellos para siempre. Considera, pues, la fuerza y el poder de nuestro libre arbitrio que encierra en sí dos cosas opuestas y tan contrarias la una de la otra: la vida o la muerte eternas. Si no quieres, no puedes ser violentado por ninguna criatura; por esto, mientras esté en tu poder, reflexiona bien y vigila lo que haces.