SAN SEVERO DE ANTIOQUIA

09.09.2021

1.- Bajó del cielo (14 Jul 2013).

Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó.Cristo no dijo "alguien bajaba" sino un hombre bajaba,porque el pasaje se refiere a toda la humanidad. Ésta, después del pecado de Adán, abandonó la mansión elevada, pacífica, sin sufrimiento y maravillosa del paraíso, al que, con todo derecho, se le da el nombre de Jerusalén -nombre que significa "la Paz de Dios"- y bajó a Jericó, país con altos y bajos y con un calor asfixiante. Jericó es la vida febril de este mundo que nos separa de Dios. Una vez que la humanidad se desvió del buen camino de esta vida, una tropa de demonios la atacó como una banda de, malhechores. La despojaron de los vestidos de la perfección, sin dejarle ninguna señal de la fuerza del alma, ni de la pureza, ni de la justicia, ni de la prudencia, ni nada de lo que es propio de la imagen divina, sino que los diversos pecados la maltrataron con repetidos golpes, abatiéndola en fin, y dejándola medio muerta.

La Ley dada por Moisés ya pasó; carente de fuerza no llevó a la humanidad a una completa sanación, no levantó al hombre que yacía porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Pero al fin pasó un samaritano. Cristo se da expresamente a sí mismo el nombre de samaritano, porque es él mismo el que ha venido dando cumplimiento al designio de la Ley y haciendo ver, a través de sus obras, quién es el prójimo y ñeque consiste eso de amar a los demás como a uno mismo.

2.- Cristo cura la humanidad herida. (14 Jul 2019).

Cristo se asigna adrede el nombre de samaritano, él, de quien se había dicho para ultrajarle: Eres un samaritano y estás poseído de un demonio. El samaritano viajero, que era Cristo-porque verdaderamente viajaba-, vio a l humanidad que yacía en tierra. Y no hizo caso omiso, porque el fin de su viaje era visitarnos a nosotros, por quienes bajó a la tierra y se alojó en ella. Sobre nuestras llagas derramó vino, el vino de la Palabra, y como la gravedad de las heridas no soportaba toda su fuerza, lo mezcló con el aceite de su dulzura y su amor por los hombres. Seguidamente condujo al hombre al hostal.

Da a la Iglesia este nombre de hostal por ser el lugar donde habitan y se refugian todos los pueblos. Y, una vez llegados al hostal, el buen samaritano mostró al que había salvado una solicitud todavía mayor: Cristo mismo estaba en la Iglesia, concediendo toda gracia. Y al jefe del hostal, símbolo de los apóstoles (y pastores y doctores que les han sucedido), le da al marchar, es decir, al subir l cielo, dos monedas de plata para que cuide del enfermo. Podemos entender que estas dos monedas son los dos Testamentos, el de la Ley y los profetas, y el que nos ha sido dado con los evangelios y los escritos de los apóstoles. Son las dos monedas de un solo rey, dadas por Cristo al mismo tiempo y con el mismo título al jefe del hostal.    

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