SAN RAFAEL ARNAIZ BARÓN
1.- Donde yo estoy también estaréis
vosotros. (01 may 2015).
Si el mundo supiera lo que es amar un poco a Dios, también amaría al prójimo. Al amar a Jesús, al amar a Cristo, también forzosamente se ama lo que él ama. ¿Acaso no murió Jesús de amor por los hombres? Pues al transformar nuestro corazón en el de Cristo, también sentimos y notamos sus efectos. Y es más grande de todos es el amor, el amor a la voluntad del Padre, el amor a todo el mundo que sufre, que padece. Es el padre, el hermano lejano, sea inglés, japonés o trapense; el amor a María. En fin. ¿Quién podrá comprender el Corazón de Cristo? Nadie, pero chispitas de ese Corazón hay quien las tiene, muy ocultas, muy en silencio, sin que el mundo se entere.
El camino es la dulce cruz, es el sacrificio, la renuncia, a veces la batalla sangrienta que se resuelve en lágrimas del Calvario, o en el huerto de los Olivos; el camino, Señor, es ser el último, el enfermo, el pobre oblato trapense que a veces sufre junto a tu cruz. La suavidad del dolor sólo se goza sufriendo humildemente por ti. Las Lágrimas junto a tu cruz son un bálsamo en esta vida, y los sacrificios y renuncias son agradables y fáciles cuando anima en el alma la caridad, fe y la esperanza.
2.- Si Dios viste así la hierba de los campos, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? (20 jun 2015).
Quisiera que el universo entero, con todos los planetas, los astros todos y los innumerables sistemas siderales, fuera una inmensa superficie tersa donde poder escribir el nombre de Dios. Quisiera que mi voz fuera más potente que mil truenos, y más fuerte que el ímpetu del mar, y más terrible que el fragor de los volcanes, para sólo decir Dios. Quisiera que mi corazón fuera tan grande como el cielo, puro como el de los ángeles, sencillo como la paloma, para en él tener a Dios. Más ya que toda esa grandeza soñada no se puede ver realizada, conténtate, hermano Rafael, con lo poco, y a ti, que no eres nada, la misma nada te debe bastar.
¡El que tiene a Dios! ¡Sí!, ¿por qué callarlo? ¿Por qué ocultarlo? ¿Por qué no gritar al mundo entero, y publicar a los cuatro vientos, las maravillas de Dios? ¿Por qué no decir a las gentes, y a todo el que quiera oírlo? ¿Ves lo que soy? ¿Veis lo que fui? ¿Veis mi miseria arrastrada por el fango? Pues no importa, maravillaos, a pesar de todo, yo tengo a Dios, Dios es mi amigo, que se hunda el sol, y se seque el mar de asombro, Dios a mí me quiere tan entrañablemente, que si el mundo entero lo comprendiera, se volverían locas todas las criaturas y rugirían de estupor. Más aún... todo eso es poco. Dios me quiere tanto que los mismos ángeles no lo comprenden. ¡Qué grande es la misericordia de Dios!
3.- El que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana, y mi madre. (21 jul 2015).
Querer sólo lo que Dios quiere es lo lógico para el que es de veras su amador. Fuera de sus deseos, no existen deseos nuestros, y si existe alguno, es que es conforme a su voluntad, y si no lo fuera, es que entonces no estaría nuestra voluntad unida a la suya. Pero si de veras estamos unidos por amor a su voluntad, nada desearemos que él no desee, nada amaremos aquél no ame, y estando abandonados a su voluntad, nos será indiferente cualquier cosa que nos envíe, cualquier lugar donde nos ponga. Todo lo que él quiera de nosotros no solamente nos será indiferente, sino que será de nuestro agrado.
No sé si en todo esto que digo hay error; en todo me someto al que de esto entienda. Yo sólo digo lo que siento, y es que de esto entienda. Yo sólo digo lo que siento, y es que en verdad nada deseo más que amarle a él, y todo lo demás a él lo encomiendo; cúmplase su voluntad. Cada día soy más feliz en mi total abandono en sus manos.
4.- Si alguien quiere venirse conmigo, que coja su cruz y me siga. (13 sep 2015).
¡Como expresar lo que mi alma sintió cuando de boca de tan santo Prelado escuchó lo que ya es mi locura, lo que me hace ser absolutamente feliz en mi destierro...el amor a la cruz! ¡Oh! ¡La cruz de Cristo! ¿Qué más se puede decir? Yo no sé rezar... No sé lo que es ser bueno... No tengo espíritu religioso, pues estoy lleno de mundo...Sólo sé una cosa, una cosa que llena mi alma de alegría a pesar de verme tan pobre en virtudes y tan rico en miserias...Solo sé que tengo un tesoro que por nada ni por nadie cambiaría,,,, mi cruz,,,, la cruz de Jesús. Esa cruz que es mi único descanso...,¡cómo explicarlo! Quien no haya sentido esto ni remotamente podrá sospechar lo que es.
Ojala los hombres todos amaran la cruz de Cristo... ¡Oh, si el mundo supiera lo que es abrazarse de lleno, de veras, sin reservas, con locura de amor a la cruz de Cristo...! Cuánto tiempo perdido en pláticas. Devociones y ejercicios que son santos y buenos..., pero no son la cruz de Jesús, no son lo mejor. Pobre hombre que para nada vales ni para nada sirves, qué loca pretensión la tuya. Pobre oblato que arrastras tu vida siguiendo como puedes las austeridades de la Regla: conténtate con guardar en silencio tus ardores; ama con locura lo que el mundo desprecia porque no conoce; adora en silencio esa cruz que es tu tesoro sin que nadie se entere. Medita en silencio a sus pies las grandezas de Dios, las maravillas de María, las miserias del hombre del que nada debes esperar...Sigue tu vida siempre en silencio, amando, adorando y uniéndote a la cruz... ¿qué más quieres? Saborea la cruz..., como dijo esta mañana el señor Obispo de Tuy. Saborear la cruz...
5.- Purificáis lo exterior, pero Dios está en lo interior. (13 oct 2015).
Si el mundo que busca a Dios, supiera. Si supieran esos sabios que buscan a Dios en la ciencia, y en las eternas discusiones... Si supieran los hombres dónde se encuentra Dios..., cuántas guerras se impedirían, cuánta paz habría en el mundo, cuántas almas se salvarían. Insensatos y necios, que buscáis a Dios donde no está.
Escuchad y asombraos. Dios está en el corazón del hombre, yo lo sé. Pero mirad, Dios vive en el corazón del hombre cuando este corazón vive desprendido de todo lo que no es él. Cuando este corazón se da cuenta de que Dios llama a sus puertas, y barriendo y limpiando todos los aposentos, se dispone a recibir al Único que llena de veas.
Qué dulce es vivir así, sólo con Dios dentro del corazón. Qué suavidad tan grande es verse lleno de Dios. Qué fácil debe ser morir así. Qué poco cuesta..., mejor dicho, nada cuesta hacer lo que él quiere, pues se ama su voluntad, y aun el dolor y el sufrimiento es paz, pues se sufre por amor. Solo Dios llena el alma..., y la llena toda. Que vengan los sabios preguntando dónde está Dios. Dios está donde el sabio con la ciencia soberbia no puede llegar.
6.- Abandonándolo todo, se levantó y lo siguió. (13 feb 2016).
Por encima del monasterio pasan volando, algunos días, aviones que surcan el cielo con velocidades prodigiosas. El ruido de sus motores atemoriza a los pajarillos que anidan en los cipreses de nuestro cementerio. Enfrente del convento y atravesando la finca, existe una alquitranada carretera por la que circulan a todas horas camiones y coches de turismo, para los cuales la vista del monasterio no ofrece ningún interés. También atraviesa los campos de la Trapa una de las principales vías férreas de España... Todo eso, dicen que es libertad... Más el hombre que medite un poco, verá cuán engañado está el mundo en medio de eso que él llama libertad...
¿Dónde está, pues, la libertad? Está en el corazón del hombre que no ama más que a Dios. Está en el hombre cuya alma ni está apegada al espíritu ni a la materia, sino sólo a Dios. Está en esa alma, que no se supedita al "yo" egoísta, en esa alma que vuela por encima de sus propios pensamientos, de sus propios sentimientos, de su propio sufrir y gozar. La libertad está en esa alma cuya única razón de existir es Dios, cuya vida es Dios y nada más que Dios. El espíritu humano es pequeño, es reducido, está sujeto a mil variaciones. La libertad está, pues, en Dios y el alma que de veras, saltando por encima de todo, asiente en él su vida se puede decir que goza de libertad.
7.- El Hijo de Dios rechaza la tentación y obedece la voluntad de su padre. (14 feb 2016).
Yo también alguna vez, allá en el mundo, corría por las carreteras de España, ilusionado de poner el marcador del automóvil a 120 Km por hora... ¡Qué estupidez! Cuando me di cuenta de que el horizonte se me acababa, sufrí la decepción del que goza la tierra, pues la tierra es pequeña y, además, se acaba con rapidez. No hay mundo bastante para él, y sólo encuentra lo que busca en la grandeza e inmensidad de Dios. ¡Hombres libres que recorréis el planeta! No os envidio vuestra vida sobre el mundo. Encerrado en un convento, y a los pies de un crucifijo, tengo libertad infinita, tengo un cielo, tengo a Dios. ¡Qué suerte tan grande es tener un corazón enamorado de él!
¡Pobre hermano Rafael!... Sigue quieto, clavado prisionero de tu Dios, a los pies de su Sagrario. Escucha el lejano alboroto que hacen los hombres al gozar breves días su libertad por el mundo. Escucha de lejos sus voces, sus risas, sus llantos, sus guerras... Escucha y medita un momento. Medita un momento en la vida de Cristo y verás que en ella no hay libertades, ni ruido, ni voces. Verás al Hijo de Dios sometido al hombre. Verás a Jesús obediente, sumiso y que con serena paz sólo tiene por ley de vida cumplir la voluntad de su Padre. Y, por último, contempla a Cristo clavado en cruz... ¡A qué hablar de libertades!
8.- Tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra. (17 feb 2016).
Para dedicarse a un arte, para profundizar en una ciencia, el espíritu necesita soledad y aislamiento, necesita recogimiento y silencio. Ahora bien, para el alma enamorada de Dios, para el alma que ya no ve más arte ni más ciencia que la vida de Jesús, para el hombre que ha encontrado en la tierra el tesoro escondido, el silencio no le basta, ni su recogimiento en soledad. Le es necesario ocultarse a todos, le es necesario ocultarse con Cristo, buscar un rincón de la tierra donde no lleguen las profanas miradas del mundo, y allí estarse a solas con Dios.
No pongamos la luz bajo el celemín, nos dice Jesús... Publiquemos a los cuatro vientos nuestra fe, llenemos el mundo de gritos de entusiasmo por tener un Dios tan bueno. No nos cansemos de predicar su evangelio y decir a todo el que nos quiera oír que Cristo murió amando a los hombres, clavado en un madero. Y si nosotros de veras le amamos, no pongamos la luz que puede alumbrar a otros debajo de un celemín. Más, en cambio, bendito Jesús, llevemos allá adentro y sin que nadie se entere, ese divino secreto que tú das a las almas que más te quieren... esa partecita de tu cruz, de tu sed, de tus espinas. Ocultemos en el último rincón de la tierra nuestras lágrimas, nuestras penas y nuestros desconsuelos. Ocultémonos con Cristo para sólo a él hacerle partícipe de lo que, mirándolo bien, sólo es suyo: el secreto de la cruz.
9.- Da limosna de lo que tienes, así todo en ti será puro. (11 oct 2016).
Dios está en el corazón desprendido, en el silencio de la oración, en el sacrificio voluntario al dolor, en el vacío del mundo y sus criaturas. Dios está en la cruz, y mientras no amemos la cruz, no le veremos, no le sentiremos. Callen los hombres, que no hacen más que meter ruido.
¡Ah!, Señor, que feliz soy en mi retiro. Cuánto te amo en mi soledad... Cuánto quisiera ofrecerte lo que no tengo, pues ya te lo he dado todo. Pídeme, Señor, mas ¿Qué he de darte? ¿Mi cuerpo? Ya lo tienes; es tuyo. ¿Mi alma? Señor, ¿en quién suspira sino en ti, para que de una vez la acabes de tomar? ¿Mi corazón? Está a los pies de María, llorando de amor, sin ya nada querer, más que a ti. ¿Mi voluntad? ¿Acaso, Señor, deseo lo que tú no deseas? Dímelo... dime, Señor, cuál es tu voluntad, y pondré la mía a tu lado. Amo todo lo que tú me envíes y me mandes, tanto salud como enfermedad, tanto estar aquí como allí, tanto ser una cosa como otra. ¿Mi vida? Tómala, Señor Dios mío, cuando tú quieras. ¡Cómo no ser feliz así!
Si el mundo y los hombres supieran. Pero no sabrán; están muy ocupados en sus intereses; tienen el corazón muy lleno de cosas que no son Dios. Vive el mundo muy para un fin terreno; sueñan los hombres con esta vida, en que todo es vanidad, y así no se puede encontrar la verdadera felicidad que es el amor a Dios.
10.- Os traigo una buena noticia, Una gran alegría para todo el pueblo. (24 dic 2016).
Hace mucho frío sobre la tierra. Los cielos están tan bordados de estrellas que solamente se adivina el fondo azul oscuro de la bóveda celeste, inundada de tinieblas. En la tierra... una estrella de las más pequeñas del inmenso sistema planetario... están ocurriendo esta noche prodigios que asombran a los ángeles...: un Dios que por amor al hombre desciende humillado en carne mortal y nace de una mujer, en una estrella de las más pequeñas... de las más frías, en la tierra...
Los hombres también tienen hielo en sus corazones. Nadie acude a presenciar el milagro del nacimiento de Dios. Solamente se reduce el mundo entero a una mujer que se llama María, a un hombre de ojos azules, que se llama José, y a un Niño recién nacido que, envuelto en pañales, abre por primera vez los ojos entre el aliento de un asno y un buey, y apoyado entre un puñado de pajas, que la pobreza de José, y la solicitud y el amor de María, le han procurado. El mundo entero duerme inconscientemente el pesado sueño de la carne... Hace mucho frío esta noche en las tierras de Judá... Las estrellas que bordan los cielos, son los ojos de los ángeles que cantan el Gloria a Dios en las alturas..., canto hecho para Dios, oído por unos pastores, que vigilan sus rebaños y acuden a adorar, con sus almas infantiles, a Jesús que acaba de nacer...
La primera lección del amor de Dios... Y aunque mi alma no tiene la castidad de José ni el amor de María..., ofrecí al Señor mi pobreza absoluta de todo, mi alma vacía; y si no le entoné himnos como los ángeles, procuraré cantarle coplas de pastores..., la canción el pobre, del que nada tiene, la canción del que solo miserias puede ofrecer a Dios... Pero no importa, pues las miserias y flaquezas ofrecidas a Jesús por un corazón de veras enamorado, son aceptadas por Él, como si fueran virtudes... Grande..., inmensa es la misericordia de Dios. Mi carne mortal, no oye las alabanzas del cielo, pero mi alma divina, que también hoy como entonces, los ángeles miran asombrados a la tierra y entonan el Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
11.- Entrando en la casa, vieron al Niño. (06 ene 2017).
Adoración de los Reyes... Poderosos de la tierra humillan sus cabezas ante la humilde cuna de un Niño... Oro, incienso y mirra venido de Oriente... Ansiedad en los corazones. Polvo de los caminos recorridos de noche, guiados por una estrella. ¿Dónde está aquel que ha nacido?... Han pasado veinte siglos... Almas que también recorren los caminos de la tierra como los Magos de Oriente, siguen preguntando al pasar: ¿Habéis visto al que ama mi alma? También ahora es una estrella de luz la que va iluminando nuestro camino; nos lleva a la humildad de un portal, y nos muestra aquello que nos ha hecho salir fuera de los muros de la ciudad. Nos enseña a un Dios, que siendo dueño de todo, de todo carece. Al creador de la luz y calor del sol, padeciendo frío... Al que viene al mundo por amor a los hombres, de los hombres olvidado.
También ahora como entonces, hay almas que buscan a Dios... Mas, por desgracia, no todos llegan a encontrarlo; no todos miran a la estrella que es la fe, ni se atreven a adentrarse en esos caminos que conducen a él, que son la humildad, el renunciamiento, el sacrificio y casi siempre la Cruz.
Cuando esta noche en el coro, me acordaba, sin yo quererlo, de mis días infantiles, de mi casa... de los Reyes..., mis hábitos blancos me decían otra cosa... También yo, como los Magos, vine a buscar un portal... Ya no soy niño, a quien hay que dar juguetes. Las ilusiones ahora son más grandes y no son de esta vida... Las ilusiones del mundo, como juguetes de niño, hacen feliz cuando se esperan..., después, todo es cartón. Ilusiones del cielo... ilusión que dura la vida y que después no defrauda. ¡Qué contentos volverían los Magos después de haber visto a Dios! Yo también le veré..., no hay más que esperar un poco. Pronto llegará la mañana y con ella la luz. ¡Qué feliz será el despertar!
12.-Señor, crea en mí un corazón puro . (08 feb 2017).
Que vengan los sabios preguntando dónde está Dios. Dios está donde el sabio con la ciencia soberbia no puede llegar... Dios está en el corazón desprendido... en el silencio de la oración, en el sacrificio voluntario al dolor, en el vacío del mundo y sus criaturas...
Dios está en la cruz, y mientras no amemos la cruz, no le veremos, no le sentiremos...
Callen los hombres, que no hacen más que meter ruido.
¡Ah!, Señor, qué feliz soy en mi reino... Cuánto te amo en mi soledad... Cuánto quisiera ofrecerte lo que no tengo, pues te he dado todo... Pídeme, Señor... mas ¿qué he de darte?
¿Mi cuerpo?, ya lo tienes; es tuyo. ¿Mi alma?... Señor, ¿en quién suspira sino en ti? ¿Mi corazón? Está a los pies de María, llorando de amor... sin ya nada querer, más que a ti.
¿Mi voluntad? ¿Acaso, Señor, deseo lo que tú no deseas? Dímelo... dime, Señor, cuál es tu voluntad, y pondré la mía a tu lado... Amo todo lo que tú me envíes y me mandes, tanto salud como enfermedad, tanto estar aquí como allí, tanto ser una cosa como otra.
¿Mi vida? Tómala, Señor Dios mío, cuando tú quieras.
¡Cómo no ser feliz así!
Si el mundo y los hombres supieran. Pero no sabrán; están muy ocupados en sus intereses; tienen el corazón muy lleno de cosas que no son Dios.
13.- El Hijo del hombre tiene que padecer mucho. (16 feb 2017).
Bendito Jesús, ¿qué me enseñarán los hombres, que no enseñes tú desde la cruz? Ayer vi claramente que solamente acudiendo a ti se aprende; que solo tú das fuerzas en las pruebas y tentaciones y que solamente a los pies de tu cruz, viéndote clavado en ella, se aprende a perdonar, se aprende humildad, caridad y mansedumbre. No me olvides, Señor...mírame postrado a tus pies y accede a lo que te pido. Vengan luego desprecios, vengan humillaciones, vengan azotes de parte de las criaturas... ¡qué me importa! Contigo a mi lado lo puedo todo... La portentosa, la admirable, la inenarrable lección que tú me enseñas desde tu cruz, me da fuerzas para todo.
A ti te escupieron, te insultaron, te azotaron, te clavaron en un madero, y siendo Dios, perdonabas humilde, callabas y aún te ofrecías... ¡Qué podré decir yo de tu pasión!... Más vale que nada diga y que allá adentro de mi corazón medite en esas cosas que el hombre no puede llegar jamás a comprender. Conténteme con amar profundamente, apasionadamente el misterio de tu pasión... ¡Qué dulce es la cruz de Jesús! ¡Qué dulce es sufrir perdonando! ¡Cómo no volverme loco!... Me enseña su corazón abierto a los hombres, y despreciado... ¡Dónde se ha visto ni quien ha soñado dolor semejante! ¡Qué bien se vive en el corazón de Cristo!
14.- El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. (17 feb 2017).
¡Qué bien se vive en el corazón de Cristo! ¿Quién se puede quejar de padecer?
Solo el insensato que no adore la pasión de Cristo, la cruz de Cristo, el Corazón de Cristo, puede desesperarse en sus propios dolores... ¡Qué bien se vive, junto a la cruz de Cristo!
Cristo Jesús, enséñame a padecer... Enséñame la ciencia que consiste en amar el menosprecio, la injuria, la abyección... Enséñame a padecer con esa alegría humilde y sin gritos de los santos... Enséñame a ser manso con los que no quieren, o me desprecian... Enséñame esa ciencia que tú desde la cumbre del calvario muestras al mundo entero.
Más ya sé... una voz interior muy suave me lo explica todo... algo que siento en mí que viene de ti y que no sé explicar, me descifra tanto misterio que el hombre no puede entender... Yo, Señor, a mi modo, lo entiendo... es el amor... en eso está todo...Ya lo veo, Señor... no necesito más, no necesito más... es el amor, ¿quién podrá explicar el amor de Cristo... Callen los hombres, callen las criaturas... Callemos a todo, para que en el silencio oigamos los susurros del amor, del amor humilde, del amor paciente, del amor inmenso, infinito que nos ofrece Jesús con sus brazos abiertos desde la cruz. El mundo loco, no escucha...
15.- Os he dicho todo esto para que encontréis en mí la paz. (29 may 2017).
Qué equivocados andamos a veces los que buscamos la verdadera paz de Dios. Pero es que la que buscamos muchas veces no es la de Dios, sino la del mundo. Cuando el mundo habla de paz, así se la figura. Cuando el mundo busca la paz, así la concibe: silencio, quietud, amor sin lágrimas... mucho egoísmo oculto. El hombre busca esa paz para descansar, para no sufrir. Busca la paz humana la paz sensible. Esa paz que el mundo pinta en un claustro con sol, con cipreses y con pájaros, Esa paz sin intenciones y sin cruz.
Hoy bendigo desde el fondo de mi alma ese Dios que tanto me quiere con mis miserias, mis pecados, mis lágrimas y mis alegrías. ¡Qué grande es Dios! La paz de mi alma es la paz del que nada de nadie espera... Solamente Dios solamente la cruz de Cristo, solamente el deseo de vivir unido a su voluntad es lo que el alma en el mundo espera, y la espera es tranquila; es con paz, a pesar de que el no ver aún a Dios es un triste penar; acompañarle en la cruz aún a Dios es un triste penar; acompañarle en la cruz cuesta a veces copiosas lágrimas, y el verse que aún tenemos voluntad propia y, por tanto, miserias, defectos y pecados no deja de causar pesar. Todo es combate, dolor, pero Jesús está en el centro, clavado sobre una cruz, y anima al alma a perseverar. En medio de la batalla que libramos en este mundo, Jesús está allí, con el rostro sereno, que nos dice que el que le sigue no camina en tinieblas.
16.- Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la vida. (13 jun 2017).
Busqué la "verdad" y no la hallé; busqué la caridad y solo vi en los hombres algunas chispitas que no llenaron mi corazón sediento de ella; busqué la paz y vi que no hay paz en la tierra. Ya la o
Ilusión pasó; pasó suavemente, sin darme cuenta; el Señor, que es quien me engañó para llevarme hacía sí, me abrió los ojos ahora ¡qué feliz soy! "¿Qué buscas entre los hombres?, me dice. ¿Qué buscas en la tierra en la que eres peregrino? ¿Qué paz es la que deseas? ¡Qué bueno es el Señor...! Ahora ya veo claramente que en Dios está la verdadera paz; que en Jesús está la verdadera caridad; que Cristo es la única Verdad.
Ya que me has dado luz para ver y comprender, dame, Señor, un corazón muy grande, muy grande para amar a esos hombres que son hijos tuyos, hermanos míos, en los cuales mi enorme soberbia veía faltas, y en cambio no me veía a mí mismo. ¿Si al último de ellos le hubieras dado lo que a mí? Más tú lo haces todo bien. Mi alma llora sus antiguas manías, sus antiguas costumbres, ya no busca la perfección en el hombre; ya no llora al no encontrar donde descansar. Ya lo tiene todo. Tú, mi Dios, eres el que llena mi alma; tú mi alegría; tú mi paz y mi sosiego. Tú, Señor, eres mi refugio, mi fortaleza, mi vida, mi luz, mi consuelo, mi única Verdad y mi único Amor. ¡Soy feliz, lo tengo todo!
17.- Porque no se habían convertido. (18 jul 2017).
Cuántos tortuosos camino hay que recorrer para llegar a lo simple. Muchas veces si no practicamos la virtud es debido a nuestro complicado modo de ser, que rechazo lo que es sencillo. Muchas veces no llegamos a comprender la grandiosidad que se encierra en un acto de sencillez, porque buscamos lo grande en lo complicado, buscamos la grandiosidad de las cosas en la dificultad de las mismas. La virtud, Dios, la vida interior, ¡qué difícil me 'parecía vivir eso! Ahora no es que yo tenga virtud, ni que mi conocimiento de Dios y vida de espíritu estén completamente claros, pero he visto que a eso se llega sin complicaciones.
He visto que a Dios se le llega a conocer por la simplicidad del corazón y por la sencillez. Para tener virtud no hace falta estudiar una carrera, ni dedicarse a profundos estudios... Basta el acto simple de querer; basta, a veces, la sencilla voluntad. ¿Por qué, a veces no tenemos virtud? Porque no somos sencillos, porque nos complicamos nuestros deseos, porque todo lo que queremos nos lo hace difícil nuestra poca voluntad, que se deja llevar de lo que agrada, de lo cómodo, de lo innecesario y, muchas veces, de las pasiones. Si quisiéramos seríamos santos... y es mucho más difícil ser ingeniero que ser santo.
18.- Tenéis contados todos vuestros cabellos: no temáis. (20 oct 2017).
Dios me envía la cruz... bendita sea, pues si, como dice Jacob, recibimos alegremente de la mano de Dios los bienes, ¿por qué no recibir los males? Todo nos viene de él, salud y enfermedad, bienes temporales, desgracias y reveses en la vida... todo, absolutamente todo, lo tiene ordenado con perfección, y si alguna vez la criatura se rebela contra lo que Dios le manda, comete un pecado, pues todo es necesario y todo está bien hecho; y son necesarias las risas y las lágrimas, y de todo podemos sacar provecho para nuestra perfección, siempre que, con espíritu de fe, veamos la obra de Dios en todo, y quedemos como niños en las manos del Padre, pues nosotros solos, ¿dónde vamos a ir?
Claro que no trato de arrancarme eses sentimientos, solamente lo que Dios quiere de mí es perfeccionarlos, y para eso me lleva de aquí a allí como un juguete y dejando pedazos de corazón en todas partes. ¡Qué grande es Dios y qué bien lo hace todo! ¡Cuánto me quiere y qué mal correspondo! Su providencia es infinita y a ella nos debemos entregar sin reservas.
19.- El ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. (20 nov 2017).
Tengo un tesoro tan grande, querida hermana... Quisiera dar gritos de alegría y decirle a toda la creación: Alabad al Señor, amad al Señor, es tan bueno, es tan grande... es Dios. El mundo no ve; es ciego y Dios necesita amor, mucho amor. Yo no puedo darle todo, soy pequeño, me vuelvo loco. Quisiera que el mundo le amase, pero el mundo es su enemigo. Señor, qué suplicio tan grande; yo lo veo y no lo puedo remediar... Yo soy muy pequeño, insignificante, el amor que te tengo me abruma. Quisiera que mis hermanos, mis amigos, todos, te amasen mucho.
Qué pena da el ver a los hombres que, al ver pasar a la comitiva de Jesús y sus discípulos, permanecen insensibles... Qué alegría tendrían los apóstoles y los amigos de Jesús cada vez que un alma veía claramente, se desprendía de todo y se unía a ellos y seguía al Nazareno, que lo único que pedía era un poco de amor. ¿Vamos nosotros a seguirle, querida hermana? Él ve nuestra intención y nos mira, se sonríe y nos ayuda... Nada hay que temer. Iremos para ser los últimos de la comitiva que pasa por tierras de Judea, calladitos, de la comitiva que pasa por tierras de Judea, calladitos, pero alimentados con un amor enorme, inmenso a Jesús. Él no necesita ni palabras, ni ponemos a su alcance para que nos vea, ni grandes obras ni nada que llame la atención... Ser los últimos amigos de Jesús, pero los que más le quieren.
20.- ¡Si hubieras comprendido en este día el mensaje de paz? (23 nov 2017).
Me asomé a una ventana. Empezaba a salir el sol. Una paz muy grande reinaba en la naturaleza. Toso empezaba a despertar, la tierra, el cielo, los pájaros, todo, poco a poco, despertaba dulcemente al mandato de Dios... Qué bueno es Dios, pensé. En todo hay paz menos en el corazón humano. Y suavemente, dulcemente, también Dios me enseñó, por medio de esta dulce y tranquila madrugada, a obedecer. Una paz muy grande llenó mi alma. Pensé que solo Dios es bueno; que todo por él está ordenado... Que qué me importa lo que hagan y digan los hombres. Para mí no debe haber en el mundo más que una cosa: Dios... Dios que lo va ordenando todo para mi bien.
Dios, que hace salir cada mañana el sol, que deshace la escarcha, que hace cantar a los pájaros y va cambiando en mil suaves colores, las nubes del cielo; Dios, tan bueno conmigo que en el silencio me habla al corazón, y me va enseñando poco a poco, quizás con lágrimas, siempre con cruz, a desprenderlo de las criaturas, a no buscar la perfección más que en él. a mostrarme a María, y decirme: He aquí la única criatura perfecta, en ella encontrarás el amor y la caridad que no encuentras en los hombres.
¿De qué te quejas hermano Rafael?
Ámame a mí, sufre conmigo, soy Jesús.
21.- Si Dios viste así la hierba de los campos, ¿no hará mucho más por vosotros? (23 jun 2018).
Quisiera que el universo entero, con todos los planetas, los astros todos y los innumerables sistemas siderales, fueran una inmensa superficie tersa donde poder escribir el nombre de Dios. Quisiera que mi voz fuera más potente que mil truenos, y más fuerte que el ímpetu del mar, y más terrible que el fragor de los volcanes, para solo decir Dios. Quisiera que mi corazón fuera tan grande como el cielo, puro como el de los ángeles, sencillo como la paloma, para en él tener a Dios. Mas ya que toda esa grandeza soñada no se puede ver realizada, conténtate, hermano Rafael, con lo poco, y tú, que no eres nada, la misma nada te debe bastar...
¡El que tiene a Dios! ¡Sí!, ¿por qué callarlo?... ¿por qué ocultarlo? ¿por qué no gritar al mundo entero, y publicar a los cuatro vientos, las maravillas de Dios? ¿Por qué no decir a las gentes, y a todo el que quiera oírlo? ¿Ves lo que soy? ¿Veis lo que fui? ¿Veis mi miseria arrastrada por el fango? Pues no importa, maravillaos, a pesar de todo, yo tengo a Dios, Dios es mi amigo, que se hunda el sol y se seque el mar de asombro. Dios a mí me quiere tan entrañablemente, que si el mundo entero lo comprendiera, se volverían locas todas las criaturas y rugirían de estupor. Más aún... todo eso es poco. Dios me quiere tanto que los mismos ángeles no lo comprenden.