SAN PEDRO Y SAN PABLO
1.-Procuro
contentar en todo a todos para que se salven. (29 jun 2015).
Son hombres de misericordia, cuyos beneficios no caen en el olvido; los bienes que dejaron a su posteridad subsisten siempre. Celebramos el día del nacimiento de los apóstoles Pedro y Pablo; y conviene que su muerte sea llamada igualmente nacimiento, ya que engendra a la vida. He aquí lo que alcanzan los santos: por esta muerte que da vida, dejan esta vida que conduce a la muerte, para alcanzar esta vida vivificante que está en manos del mismo que tiene la vida, el Padre, como dice Cristo.
Hay tres tipos de hombres misericordiosos. Los primeros dan sus bienes con vistas a suplir con lo que les sobra la penuria de otros. Los segundos distribuyen todos sus bienes, y para ellos de ahora en adelante todo lo tienen en común con los demás. Los terceros no sólo lo dan todo, sino que se dan ellos mismos por entero y se entregan en persona a los peligros de la prisión, al exilio y a la muerte, para alejar a otros del peligro en el que se encuentran sus almas. Recibirán la recompensa de este amor porque no existe amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Tales son estos gloriosos príncipes de la tierra y servidores del cielo de los que hoy celebramos la muerte victoriosa. A tales hombres se aplica bien esta frase: Sus obras no caen en el olvido, porque no olvidaron la misericordia. (Beato Isaac de Stella)