SAN PEDRO DAMIAN

01.09.2021

1.- Precursor en su vida y en su muerte (03 agot 2013)

Juan fue precursor de Cristo por su nacimiento, por su predicación, por su bautismo y por su muerte. ¿Se puede encontrar una sola virtud, un género de santidad, que el Precursor no haya tenido en su más alto grado? Algunos renuncian al mundo y huyen de los hombres para vivir santamente, pero Juan es todavía un niño cuando se adentra en el desierto y escoge resueltamente habitar en soledad. Renuncia al derecho de sucesión del sacerdocio de su padre para poder anunciar, con toda libertad, al verdadero y soberano Sacerdote.

Los profetas han anunciado por adelantado la venida del Salvador, los apóstoles y los demás que enseñan en la Iglesia dan testimonio de que esta venida realmente tuvo lugar, pero Juan lo muestra ya presente entre los hombres. Son muchos los que han guardado virginidad y no han manchado la blancura de sus vestidos, pero Juan renuncia a toda compañía humana a fin de arrancar las apetencias de la carne hasta sus mismas raíces y, lleno de fervor espiritual, habita entre las bestias salvajes. Juan, en el centro del coro escarlata de los mártires, incluso lo preside como maestro de todos: combatió valientemente y murió por la verdad. Llegó a ser el jefe de todos los que combaten por Cristo, y fue el primero de todos en ir a plantar en el cielo el estandarte triunfal del mártir.

2.- Dejarlo todo para seguir a Cristo. (20 agst 2013)

En verdad que es una gran cosa dejarlo todo, pero hay una cosa todavía más grande que es seguir a cristo, porque, tal como nos lo enseñan los libros, son muchos los que lo han dejado todo pero no han seguido a Cristo. Seguir a Cristo es nuestra tarea, nuestro trabajo; en esto consiste lo esencial de la salvación del hombre, pero no podemos seguir a Cristo si no abandonamos todo lo que nos impide seguirle. Porque sale contento como un héroe, y nadie puede seguirle si lleva una pesada carga.

He aquí, dice Pedro, que nosotros lo hemos dejado todo, no solamente los bienes de este mundo, sino también los deseos de nuestra alma. Porque no lo ha dejado todo el que sigue atado aunque sólo sea así mismo. Más aún, de nada sirve haber dejado todo lo demás a excepción de una mismo, porque no hay carga más pesada para el hombre que su propio yo. ¿Qué tirano hay más cruel, amo más despiadado para el hombre, que su propia voluntad? Por consiguiente, es preciso que abandonemos nuestras posesiones y nuestra voluntad si queremos seguir a aquel que no tenía donde reclinar la cabeza, y que ha venido no para hacer su voluntad, sino la voluntad del que le ha enviado.

3.- Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, así será la palabra que sale de mi boca. (24 agst 2013)

Los apóstoles, son estas piedras preciosas que san Juan nos dice en el Apocalipsis, que ha contemplado y con las que se construyen las puertas de la Jerusalén celestial. En efecto, cuando, a través de signos o de milagros, los apóstoles irradian la luz divina, dan acceso a la gloria celestial de Jerusalén a los pueblos convertidos a la fe cristiana. Y cualquiera que es salvado gracias a ellos entra en la vida como un viajero que atraviesa una puerta.

Habla también de ellos el profeta cuando dice: ¿Quiénes son estos que vuelan como las nubes? Estas nubes se condensan en agua cuando riegan la tierra de nuestro corazón con la lluvia de su enseñanza para hacerla fértil y portadora de semillas de buenas obras.

Bartolomé, cuya fiesta celebramos hoy, en arameo quiere decir precisamente "hijo del que lleva agua". Es hijo de ese Dios que levanta el espíritu de los predicadores, a la contemplación de las cosas de allá arriba de manera que puedan esparcir, eficazmente y en abundancia, la lluvia de la palabra de Dios en nuestros corazones. De esa manera, beben el agua de la fuente para dárnosla a beber a cada uno de nosotros.

4.- La Virgen María ha traído al mundo la esperanza y la aurora de salvación. (08 sep 2014).

¿Quién es esta, dice el Espíritu sobre María, que despunta como el alba, hermosa como la luna, refulgente como el sol? Ella surge como la aurora. En el esplendor del medio día, nuestro primer padre fue hecho a imagen y semejanza de su Creador. ¿Qué más glorioso para la criatura que parecerse al Creador? Le ha dado la imagen eterna: la semejanza era necesaria: es necesario que el hombre sea similar a su Creador. Sin embargo rechazó el honor de este privilegio, estaba destinado a la muerte, con toda su descendencia, en las tinieblas. Las tinieblas cubrían toda la tierra, hasta que vino la Virgen. Nadie nos podía sacar de las tinieblas, nadie las podía disipar. Pero con la Virgen surge la aurora: María anuncia la luz verdadera; por su Natividad hace brillar la más resplandeciente mañana.

Eres, Señor, el que ha creado la Aurora, es decir, a la Virgen María, y al Sol, este Sol de justicia que se ha levantado de su seno virginal. Como la aurora anuncia el final de la noche y marca el inicio del día, así la Virgen disipó la noche sin fin. Y día tras día, da a luz a la tierra al que ha engendrado en su virginidad.

5.- Precursor a través de su vida y de su muerte. (30 jul 2016).

Juan fue el precursor de Cristo por su nacimiento, por su predicación, por su bautismo y por su muerte. ¿Se puede encontrar una sola virtud, un género de santidad, que el precursor no haya tenido en su más alto grado? Algunos renuncian al mundo y huyen de los hombres para vivir santamente, pero Juan era todavía un niño cuando se adentra en el desierto u escoge, resueltamente, habitar en la soledad. Renuncia al derecho de sucesión del sacerdocio de su padre para poder anunciar, con toda libertad, al verdadero y soberano Sacerdote.

Los profetas han anunciado por adelantado la venida del Salvador, los apóstoles y los demás que enseñan en la Iglesia dan testimonio de que esta venida realmente tuvo lugar, pero Juan lo muestra ya presente entre los hombres. Son muchos los que han guardado virginidad y no han manchado la blancura de sus vestidos, pero Juan renuncia a toda compañía humana a fin de arrancar las apetencias de la carne hasta sus mismas raíces y, lleno de fervor espiritual, habita entre las bestias salvajes. Juan, en el centro del coro escarlata de los mártires, lo preside como maestro de todos: combatió valientemente y murió por la verdad. Llegó a ser el jefe de todos los que combaten por Cristo, y fue el primero de todos en ir a plantar en el cielo el estandarte triunfal del mártir.

6.- Como la lluvia y la nieve caen del cielo, así será la palabra que sale de mi boca. (24 ago 2016).

Los apóstoles son las piedras preciosas que san Juan dice haber visto en el Apocalipsis y que constituyen las puertas de la Jerusalén celestial. En efecto cuando los apóstoles, por sus signos y prodigios, hacen brillar la luz divinaabren las puertas de la gloria de la Jerusalén celestial a todos los pueblos convertidos a la fe cristiana. Y todos los que se salvan, gracias a ellos, entran en la vida, como un viajero entra en una puerta. De ellos dice el profeta: ¿Quiénes son esos que vuelan como nubes? Son nubes que destilan agua regando la tierra de nuestro corazón con la lluvia de su doctrina para hacerla fértil y portadora de semillas de buenas obras.

Bartolomé, cuya fiesta celebramos hoy, quiere decir en arameo "hijo del portador de agua" es hijo de este Dios que levanta el espíritu de sus predicadores ala contemplación de las verdades del cielo, de manera que puedan regar con eficacia y en abundancia, con la lluvia de la palabra de Dios, el campo de nuestros corazones. Ellos beben el agua de la fuente con el fin de podernos saciar a nosotros de esta misma agua.

7.- Recibirá ya ahora cien veces más. (21 ago 2018).

Nos conviene vivir desprendidos de nuestras posesiones y de nuestra propia voluntad si de verdad queremos seguir a aquel que no tiene donde reclinar la cabeza y que vino no para hacer su voluntad, sino la voluntad del que le ha enviado. Es así como conoceremos por experiencia lo que la Verdad promete a todo el que lo abandona todo y le sigue: Recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. En efecto, recibir el ciento por uno nos reconforta a lo largo del camino, y la posesión de la vida eterna nos dará el gozo eterno en la patria celestial.

Pero ¿qué significa eso de cien veces más? Simplemente las consolaciones dulces como la miel del Espíritu, sus visitas y sus primeros frutos. Este es el testimonio de nuestra ciencia es la dichosa y gozosa espera de los justos, es el recuerdo de la bondad sobreabundante de Dios y es también la inmensidad de su dulzura. Los que tienen experiencia de estos dones no tienen necesidad que hable de ellos, y ¿quién podría describirlos con palabras a quienes no los han experimentado?

8.- Dejarlo todo para seguir a Cristo. (20 ago 2019).

En verdad es una gran cosa dejarlo todo, pero hay una cosa todavía más grande que es "seguir a Cristo" porque, tal como enseñan los libros, son muchos los que lo han dejado todo pero no han seguido a Cristo. Seguir a Cristo es nuestra tarea, nuestro trabajo, en esto consiste lo esencial de la salvación del hombre, pero no podemos seguir a Cristo si no abandonamos todo lo que nos impide seguirle. Porque sale contento como un héroe, y nadie puede seguirle si lleva una pesada carga.

Dice Pedro: Nosotros lo hemos dejado todo, no solamente los bienes de este mundo, sino también los deseos de nuestra alma. Porque no lo ha dejado todo el que sigue atado aunque solo sea a sí mismo. Más aún, de nada sirve haber dejado todo lo demás a excepción de uno mismo, porque no hay carga más pesada para el hombre que su propio yo. ¿Qué tirano hay más cruel, amo más despiadado para el hombre que su propia voluntad? Por consiguiente, es preciso que abandonemos nuestras posesiones y nuestra voluntad si queremos seguir a aquel que no tenía donde reclinar la cabeza y que ha venido no para hacer su voluntad, sino la voluntad del que le ha enviado.

9.- Os habéis despreocupado de lo más grave en la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. (27 ago 2019).

Si quieres caminar correctamente, con discreción y fruto sobre el camino de la verdadera religión, debes ser austero y rígido contigo mismo, pero aparecer siempre gozoso y abierto ante los otros, esforzando tu corazón para caminar por las alturas de lo que es recto, sabiendo, al mismo tiempo, abajarte con bondad hacia los débiles. En resumen, ante el juicio de tu conciencia, debes moderar los rigores de la justicia, de tal manera que no seas duro para los pecadores, sino accesible al perdón e indulgente.

Considera tu pecado como peligroso y mortal; al de los otros, ponle el nombre de fragilidad de la condición humana. La falta que en ti estimes que necesita una corrección severa, si la ves en los otros, piensa que no merece más que un pequeño golpe de varilla. No seas más justo que el justo: teme cometer un pecado, pero no dudes en perdonar al pecador. La verdadera justicia no es la que predica a las almas de los hermanos en la trampa de la desesperación. Es muy peligroso el fuego que, al quemar las zarzas, amenaza, con el ardor de sus llamas, abrasar la misma casa. Si nuestra vida no nos parece brillante, la de los demás no nos parecerá tan fea. Y si, como sería de desear, somos jueces severos para con nosotros, no seremos censores rigurosos con las faltas de lo demás.

10.- Quien como de este pan vivirá eternamente. (30 abr 2020).

La Virgen María engendró a Jesucristo, lo estrecho entre sus brazos, lo envolvió en pañales y lo colmó de sus cuidados de madre. Es el mismo Jesús del que nosotros recibimos ahora el cuerpo y la sangre en el sacramento del altar. Esta es la verdad de la fe católico, esto es lo que enseña fielmente la Iglesia.

Ninguna lengua llegará a glorificar debidamente a aquella de quien nació el mediador entre Dios y los hombres. No hay elogio humano que esté a la altura de aquella que llevó en sus purísimas entrañas el fruto que alimenta nuestras almas, aquel que da testimonio de sí mismo con estas palabras: Yo soy el Pan vivo que ha bajado del cielo; quien come de este pan vivirá eternamente. En efecto, los que hemos sido desterrados del paraíso de las delicias a causa de un alimento somos devueltos a los gozos del paraíso por un alimento. Eva comió de la manzana y fuimos condenados a un ayuno eterno María nos da el Pan de vida y somos invitados al banquete eterno.

11.- Precursor a través de su vida y de su muerte. (01 ago 2020).

Juan fue Precursor de Cristo por su nacimiento, por su predicación, por si bautismo y por su muerte. ¿Hay una sola virtud, un género de santidad, que el Precursor no haya tenido en su más alto grado? Entre los santos ermitaños, algunos renuncian al mundo y huyen de los hombres para vivir santamente, pero Juan es todavía un niño cuando se adentra en el desierto y escoge habitar en la soledad. Renuncia al derecho de sucesión del sacerdocio de su padre para poder anunciar, con toda libertad, al verdadero y soberano Sacerdote. Los profetas anunciaron la venida del Salvador, los apóstoles dieron testimonio de su venida, pero Juan lo muestra ya presente entre los hombres.

Muchos han guardado virginidad, pero Juan renuncia a toda compañía humana a fin de arrancar las apetencias de la carne hasta sus mismas raíces, y lleno de fervor espiritual, habita entre las bestias salvajes. Juan, en el centro del coro escarlata de los mártires, lo preside como maestro de todos; combatió valientemente y murió por la verdad. Llegó a ser el jefe de todos los que combaten por Cristo, y fue el primero de todos en plantar en el cielo el estandarte triunfal del mártir.

12.- Como bajan la lluvia y la nieve del cielo... así será la palabra que sale de mi boca. (24 ago 2020)

Los apóstoles son estas piedras preciosas que san Juan nos dice en el Apocalipsis haber contemplado y con las que se construyen las puertas de Jerusalén celestial. En efecto, cuando a través de signos o de milagros los apóstoles irradian la luz divina, dan acceso a la gloria celestial de Jerusalén a los pueblos convertidos a la fe cristiana. Y cualquiera que es salvado gracias a ellos entra en la vida como un viajero que atraviesa una puerta. Habla también de ellos el profeta cuando dice: ¿Quiénes son estos que vuelan como las nubes? Estas nubes riegan la tierra de nuestro corazón con la lluvia de su enseñanza para convertirla en fértil y portadora de semillas de buenas obras. Bartolomé, cuya fiesta hoy celebramos, en arameo quiere decir: "hijo del que lleva agua". Es hijo de ese Dios que eleva el espíritu de los predicadores a la contemplación de las cosas de allá arriba de manera que puedan esparcir eficazmente y en abundancia la lluvia de la palabra de Dios en nuestros corazones. Es de esa manera como beben el agua de la fuente para dárnosla a beber a cada uno de nosotros. 

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