SAN PEDRO CRISÓLOGO

01.09.2021

46  MEDITACIONES

1.- Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo. (15 sept 2013).

El hijo vuelve a casa de su padre y exclama: Padre, ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros. Pero el padre corrió a su encuentro. Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. El padre se apresuró en la persona del Hijo cuando, a través de él, bajó del cielo y vino a la tierra. Se le echó al cuello: se echó a nuestro cuello cuando, por Cristo, toda su divinidad bajó del cielo y se instaló en nuestra carne. Y lo abrazó.

Hizo que le pusieran una vestidura de fiesta; la que Adán, perdió, la gloria eterna al apóstol de la inmortalidad. Y le puso un anillo en el dedo: el anillo del honor, su título de libertad, la `prenda particular del espíritu, el signo de la fe, las arras de las bodas celestiales. Y mandó que le calzaran los pies, para que sean benditos los pies de los que anuncian la paz. E hizo matar al ternero cebado. Matan al ternero por orden del padre porque a Cristo Dios, Hijo de Dios, no podían darle muerte sin la voluntad del Padre; escucha al apóstol pablo: No perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros.

2.- ¿Qué pensáis en vuestro interior? (09 dic 2013).

El alma del paralítico, gracias a la fe de otros, iba a ser curada antes que su cuerpo. Viendo la fe de esa gente, dice el evangelio. Esta fe es un regalo de la gracia y concuerda con la voluntad de Dios. Por su bondad divina, este médico que es Cristo procura atraer a la salvación incluso a aquellos que no son conscientes de ello, a los que están afectados por enfermedades del alma, a los que el peso de sus pecados y sus faltas los agota hasta el mismo delirio. Pero ellos no se dejan llevar.

¡Oh hermanos míos, si quisiéramos ver hasta el fondo la parálisis de nuestra alma! Nos daríamos cuenta de que, privada de sus fuerzas, yace sobre un lecho de pecados. La acción de Cristo en nosotros sería fuente de luz. Comprenderíamos cómo cada día mira nuestra falta de fe, nos arrastra hacia los remedios saludables y fuerza vivamente nuestras voluntades rebeldes. Hombre, dice, tus pecados te son perdonados.

3.- María la madre de Jesús, estaba desposada con José. (18 dic 2013).

María, su madre, estaba desposada. Hubiera sido suficiente con decir: María estaba desposada. ¿Qué significa una madre desposada?: María estaba desposada por la virginidad y era madre por la fecundidad. Era una madre que no había conocido varón y, sin embargo, conoció la maternidad.

¿Por qué el misterio de la inocencia celestial va destinado a una desposada y no a una virgen libre? ¿Por qué los celos de un desposado deben poner en peligro a la desposada? ¿Por qué tanta virtud parece pecado y la salvación eterna peligro? ¿Cuál es el misterio que abrazamos aquí, hermanos? Ni una letra, ni una sílaba, ni una palabra, ni un nombre, ni un personaje del Evangelio deja de tener sentido divino. Se ha escogido a una desposada para presentar a la Iglesia, esposa de Cristo, según lo dice el profeta Oseas: Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré en justicia y en derecho, en amor y en compasión, te desposaré conmigo en fidelidad. Por eso dice Juan: El que tiene a la novia es el novio. Y san Pablo: Quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen fiel. ¡Oh Iglesia, eres la verdadera esposa y por el nacimiento virginal del bautismo engendras nuevos hijos en Cristo!.

4.- Ejercicios de la cuaresma: la limosna, la oración el ayuno. (05 mar 2014).

Hermanos míos, hoy empezamos el gran viaje de la Cuaresma. Nuestro ayuno tiene hambre y tiene sed si no se nutre de bondad, si no se sacia de misericordia. Nuestro ayuno tiene frío, nuestro ayuno falla, si la cabellera de la limosna no lo cubre, si el vestido de la compasión no lo envuelve. Hermanos, lo que la primavera es para la tierra, la misericordia lo es para el ayuno: el viento suave de la primavera hace florecer todos los brotes de las llanuras; la misericordia del ayuno siembra nuestras semillas hasta la floración, éstas dan fruto hasta la recolecta celestial.

Lo que el aceite es para la lámpara, la bondad lo es para el ayuno. Como la grasa del aceite mantiene encendida la luz de la lámpara y la hace brillar para consuelo de todos en la noche, así también la bondad hace resplandecer el ayuno: desprende rayos hasta que alcanza el esplendor pleno de la continencia. Lo que el sol es para el día, la limosna lo es para el ayuno; el esplendor del sol aumenta la plenitud del día, disipa la oscuridad de la noche; la limosna acompaña al ayuno santificando la santidad y, gracias a la luz de la bondad, purifica nuestros deseos de todo lo que podría ser mortífero. En una palabra: lo que el cuerpo es para el alma, la generosidad lo es para el ayuno: cuando el alma se retira del cuerpo, le ocasiona la muerte; si la generosidad se aleja del ayuno, es su muerte.

5.- Entonces, Jesús lloró (06 abr 2014).

Cuando Jesús vio llorar a María, y a los judíos que llegaron con él estaban llorando, le embargó una profunda emoción... María llora, los judíos lloran, el mismo Cristo llora. ¿Crees que todos sienten la misma pena¿ María, la hermana del muerto, llora porque no pudo retener a su hermano, ni evitar la muerte. Ella está bien convencida de la resurrección, pero la pérdida de su mejor apoyo, la tristeza de una larga separación, provocan lágrimas que no pudo evitar. La imagen implacable de la muerte no puede dejarnos de tocar y afectar, cualquiera que sea nuestra fe.

¿Cuál de estas penas siente Cristo? Él dijo: Lázaro está muerto, y me alegro. Pero he aquí que derrama las lágrimas como los mortales, ¡al mismo tiempo que él difunde una vez más el Espíritu de la vida! Hermanos, éste es el hombre: tanto bajo la influencia de la alegría, como bajo el efecto de la pena derrama las lágrimas. Cristo, aquel por cuya palabra despiertan los muertos a la vida eterna, no llora en la desolación de la muerte. ¿Cómo podemos pensar que Cristo lloró por debilidad humana cuando el Padre celestial llora a su hijo pródigo, no cuando se marcha, sino a la hora del regreso? Él permitió que Lázaro muriera porque quería resucitar a un muerto y así demostrar su gloria: permitió que su amigo descendiera a los infiernos para que Dios apareciera, liberando al hombre del infierno.

6.- Jesús está en la orilla. (25 abr 2014).

Después de su pasión, donde la confusión invadió a la tierra, quedó impresionado el cielo y desolado el infierno, el Señor viene a la orilla del mar y ve a sus seguidores vagando en la noche, en medio de las oscuras olas. El sol se ha ido, ni el resplandor de la luna ni las estrellas podrán calmar la angustia de esta noche. Al amanecer, dice el Evangelio,

Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no sabían que era Jesús. Tras la muerte del Señor, el mundo entero fue arrojado a la confusión y la muerte del Creador le ha hundido en el abismo y en el caos.

Pero de repente, a la luz de su resurrección, el Señor trae el día y devuelve al mundo su rostro familiar. Cuando amaneció, Jesús apareció

En la orilla, en primer lugar, para llevar a su Iglesia a la firmeza de la fe. Encontró a sus discípulos faltos de fe, desposeídos de la fuerza del hombre. Estaba Pedro, quién le negó; Tomás, que dudó; Juan, que huyó. Por eso no les habla como a valientes soldados, sino como a niños asustados: Muchachos, ¿tenéis algo que comer? Así su humanidad los devuelve a la gracia; el pan, a la confianza; el alimento, a la fe. El Señor come pan porque tiene hambre, no de alimentos, sino del amor de los suyos: Muchachos, ¿tenéis algo que comer? Ellos le responden: No. ¿Qué poseían, ellos que no tenían a Cristo y no veían todavía al Señor, aunque se apareció delante? Les dijo: Echad la red a la derecha de la barca y lo encontraréis.

7.- Los discípulos no comprendían sus palabras. (27 sep 2014).

Escuchad lo que dice el Señor: Reconoced en mí vuestro cuerpo, vuestros miembros, vísceras, huesos y sangre. Y si lo que pertenece a Dios os causa temor, ¿será que no os gusta lo que es vuestro? Tal vez, la atrocidad de mi pasión, de la que sois los autores, ¿os causa vergüenza? No tengáis miedo. Esta cruz no fue mortal para mí, sino para la muerte. Estos clavos no me penetran de dolores, sino de un amor más profundo hacia vosotros. Estas heridas no causan mis gemidos, sino que os permiten entrar más hondo en mi corazón. Mi sangre no se ha perdido, sino que ha sido vertida para vuestro rescate.

Venid, pues, volved a mí y reconoced a vuestro Padre, al ver que os da bien a cambio de mal, amor a cambio de ultrajes y mucha caridad a cambio de grandes heridas. Empuña la espada del Espíritu, haz de tu corazón un altar. Y así presenta tu cuerpo a Dios; sin miedo ofrécelo en sacrificio.

8.- Vino a vosotros Juan Bautista, viviendo justamente, y no creísteis en su palabra. (16 dic 2014).

Juan Bautista enseña con palabras y obras, verdadero maestro que muestra con su ejemplo lo que afirma con su lengua. La sabiduría hace al maestro, pero es la conducta lo que da la autoridad. Enseñar con obras es la única regla de aquellos que quieren instruir. Enseñar con palabras es sabiduría; pero cuando se pasa a las obras, entonces es virtud. El verdadero conocimiento está unido a la virtud: es ésta, solo está la que es divina y no humana.

En aquellos días, se manifiesta Juan Bautista, proclamando en el desierto de Judea: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos". ¿Por qué dice "convertíos" y no "alegraos"? Alegraos, porque las realidades humanas dan paso a las divinas, las terrestres a las celestes, las temporales a las eternas, el mal al bien, la incertidumbre a la seguridad, la tristeza a la felicidad, las realidades perecederas a aquellas que permanecen para siempre. Pero el reino de los cielos está cerca: convertíos. Que tu conducta de conversión sea evidente. Tú, que has preferido lo humano a lo divino, que has querido ser esclavo del mundo, en vez de vencer al mundo con el Señor del mundo, conviértete. Tú, que has huido de la libertad que las virtudes te hubieran procurado, ya que has querido sometértela yugo del pecado, conviértete, conviértete de verdad, tú que por miedo a la Vida, estas condenado a la muerte.

9.- El signo de Jonás. (25 feb 2015).

Toda la historia de Jonás es como una prefiguración perfecta del Salvador. Jonás descendió a Joppe para subirse a un barco con destino a Tarsis; el Señor descendió del cielo a la tierra para embarcarse en el buque de su Iglesia. Jonás mismo es quien toma la iniciativa de tirarse al mar: Tómame, dice, échame al mar, anuncia así la pasión voluntaria del Señor. Cuando la salvación de una multitud depende de la muerte de uno solo, esta muerte está en las manos de este hombre, que puede libremente retrasarla o adelantarla para evitar el peligro. Para él, la muerte no es una necesidad; depende de su libre elección: Tengo el poder de entregar mi vida, y tengo el poder de retenerla: no me la quitan.

Ved al enorme pez, imagen del infierno. Devorando al profeta, siente la fuerza del Creador y le ofrece con temor la estancia en sus entrañas a este viajero venido de lo alto. Y después de tres días lo devuelve a la luz, para darlo a los paganos. Los ninivitas son el símbolo de las naciones que creyeron en él. ¡Qué felicidad para nosotros, hermanos! Lo que ha sido anunciado y prometido simbólicamente es, en realidad y con toda verdad, lo que veneramos, lo que vemos y poseemos.

10.- Los que están en las tumbas oirán su voz: "Lázaro, sal fuera". (18 mar 2015).

En Lázaro vemos toda la fuerza de la muerte cumplida y en él también resplandece la imagen completa de la resurrección. Cristo resucitó al tercer día como Señor; Lázaro, como servidor, fue devuelto a la vida el cuarto día. El Señor decía a sus discípulos: Estamos subiendo a Jerusalén y el Hijo del hombre será entregado... crucificado. Y cuando decía esto, los veía volverse indecisos, tristes, sin consuelo. Sabía que era necesario que fueran oprimidos por el peso de la pasión, hasta que no quedara nada en ellos de su vida, nada de su fe, nada de su propia luz, sino que, al contrario, su corazón fuera oscurecido por la noche casi total de su falta de fe. Por eso prolongó hasta cuatro días la muerte de Lázaro.

Por eso, el Señor dice a sus discípulos: Lázaro está muerto, y me alegro de no haber estado allí para que vosotros tengáis fe. La muerte de Lázaro era necesaria para que, con Lázaro, la fe de los discípulos también saliera de la tumba. ¿Y había un lugar donde Cristo no estuviera? Cristo-Dios estaba allí, pero Cristo-hombre no lo estaba. Cristo-Dios estaba allí cuando Lázaro moría, pero ahora Cristo iba a acercarse al muerto, ya que Cristo, el Señor, iba a entrar en la muerte: en la muerte, en la tumba, en los infiernos, es allí donde hace falta que todo el poder de la muerte sea abatido, por mí y por mi muerte.

11.- Tócame y mira. (9 abr 2015).

Después de la resurrección, como el Señor había entrado con todas las puertas cerradas, los discípulos no creían que había recuperado la realidad de su cuerpo, sino suponían que sólo su alma había regresado bajo una apariencia corporal: Creían que veían un espíritu. ¿Por qué estáis turbados, y por que tenéis pensamientos inquietantes en vuestros corazones? Ved mis manos y mis pies. Ved, porque no es un sueño lo que estáis viendo. Ved, mis manos y mis pies, ya que, con vuestros abrumados ojos, no podéis todavía ver mi rostro. Ved las heridas de mi carne, ya que todavía no veis las obras de Dios. Contemplad las marcas hechas por mis enemigos, ya que todavía no percibís las manifestaciones de Dios. Tomás, tócame, para que tu mano te dé la prueba, ya que tus ojos están cegados. Descubre los agujeros de mis manos, busca en mi costado, reabre mis heridas, porque no puedo negarles a mis discípulos con vistas a la fe lo que no les negué a mis enemigos para su suplicio.

¿Por qué no creéis que he resucitado, yo, que devolví a la vida a varios muertos ante vuestros ojos? Cuando estaba colgado de la cruz, me insultaban diciendo: El que salvó a otros, no puede salvarse a sí mismo. Que descienda de la cruz y creeremos. ¿Qué es más difícil, descender de la cruz arrancando los clavos o regresar de los infiernos pisoteando la muerte? Yo mismo me salvé, y rompiendo las cadenas del infierno, subí hacía lo alto.

12.- Vino Juan el Bautista... y vosotros no creísteis su palabra. (30 may 2015).

Juan Bautista enseña con palabras y obras. Verdadero maestro, que muestra con su ejemplo lo que afirma con su lengua. La sabiduría hace al maestro, pero es la conducta lo que da la autoridad. Enseñar con obras es la única regla de aquellos que quieren instruir. Enseñar con palabras es la sabiduría; pero cuando se pasa a las obras, hablamos de virtud. El verdadero conocimiento está unido a la virtud: es sólo ésta la que es divina y no humana.

En aquellos días, se manifiesta Juan Bautista, proclamando en el desierto de Judea: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos. Convertíos, que es como si dijera: "Alegraos porque las realidades humanas dan paso a las divinas, las terrestres a las celestes, las temporales a las eternas, el mal al bien, la incertidumbre a la seguridad, la tristeza a la felicidad, las realidades perecederas a aquellas que permanecen para siempre. El reino de los cielos está cerca. Convertíos". Que tu conducta de conversión sea evidente. Tú que has preferido lo humano a lo divino, que has querido ser esclavo del mundo, en vez de vencer al mundo con el Señor del mundo, conviértete. Tú que has huido de la libertad que las virtudes te hubieran procurado, ya que has querido someterte al yugo del pecado, conviértete-, conviértete de verdad, tú que por miedo a la Vida estás condenado a la muerte.

13.- Cuando se la siembra, crece y sobrepasa a las demás hortalizas (14 jun 2015).

Hermanos, habéis aprendido cómo el reino de los cielos, con toda su grandeza, se compara a un grano de mostaza. Si la debilidad de Dios es más fuerte que el hombre, y si la locura de Dios es más sabia que el hombre, esta pequeña cosa, que es propiedad de Dios, es más espléndida que toda la inmensidad del mundo. Nosotros solamente podemos sembar en nuestro corazón esta semilla de mostaza, de modo que llegue a ser un gran árbol del conocimiento, sobrepasando su altura para elevar nuestro pensamiento hasta el cielo, y desplegando todas las ramas de la inteligencia.

Cristo es el reino. Como una semilla de mostaza, ha sido sembrado en un jardín el cuerpo de la Virgen. Creció y llegó a ser el árbol de la cruz que cubre la tierra entera. Después de que hubiera sido triturado por la pasión, su fruto produjo bastante sabor para dar buen gusto y aroma a todos los seres vivos que lo tocan. Porque, mientras la semilla de mostaza permanezca intacta, sus virtudes quedan escondidas, pero despliegan toda su potencia cuando la semilla es molida. De igual modo, Cristo quiso que su cuerpo fuera molido para que su fuerza no quedase escondida. Cristo es rey, porque es el principio de toda autoridad. Cristo es el reino, porque en él reside toda la gloria de su reino.

14.- ¡Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja perdida! (05 nov 2015).

Cristo es el buen Pastor, el Pastor misericordioso que había establecido a todo el género humano en una sola oveja, es decir, en Adán. Había colocado a la oveja en un paraíso maravilloso y en una región de pastos abundantes. Pero ella, fiándose de los aullidos del lobo, olvidó la voz del pastor, perdió el camino que conduce al redil de la salvación y quedó lastimada con heridas mortales. Cristo ha venido al mundo a buscar la oveja y la encontró en el seno de la Virgen. Ha venido, ha nacido de la carne, ha colocado a la oveja en la cruz, y la ha tomado sobre sus hombros en la pasión. Luego lleno de gozo de la resurrección, la ha levantado, por su ascensión, hasta las moradas celestiales.

Reúne a sus amigas y vecinas, es decir, a los ángeles, y les dice: ¡Alegraos conmigo, porque he encontrado a la oveja perdida! Los ángeles cantan de júbilo y exultan con Cristo por el regreso de la oveja del Señor. No se irritan por verla entronizada con majestad, porque la envidia no existe en el cielo, de donde ha sido arrojada junto al diablo. Gracias al Cordero que quita el pecado del mundo, el pecado de la envidia ya no puede penetrar en los cielos. Hermanos, Cristo ha venido a buscarnos en la tierra. ¡Busquémosle nosotros en el cielo! Nos ha llevado a la gloria de su divinidad, ¡Llevémosle en nuestro cuerpo por la santidad de la vida!

15.- Por fin Ana vio a Dios en su Templo. (30 dic 2015).

¿Cómo es posible que a ese Dios que el mundo no puede alcanzar, el hombre, con una mirada tan limitada, lo pueda abarcar? El amor se no preocupa por saber si una cosa es segura, conveniente o posible. El amor ignora la medida. No se consuela bajo pretexto de que es imposible; la dificultad no lo echa atrás. El amor no puede dejar de ver al que ama. ¿Cómo creerse amado por Dios sin poder contemplarlo? Así, el amor que desea ver a Dios, aunque no sea razonable, está inspirado por la intuición del corazón. Por eso Moisés se atrevió a decir: Si he encontrado gracia ante tus ojos, muéstrame tu rostro, y el salmista: Que tu rostro brille sobre mí.

Conociendo Dios el deseo de los hombres de verle, escogió un medio para hacerse visible. Éste, al mismo tiempo que era un beneficio para los habitantes de la tierra, no supondría una degradación para el cielo. La criatura que él mismo había hecho semejante a él para habitar la tierra ¿podría pasar en el cielo por poco honorable? Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, había dicho Dios. Si Dios hubiera tomado en el cielo la forma de un ángel, habría permanecido del todo invisible; si, por el contrario, se hubiera encarnado en la tierra en una naturaleza inferior a la del hombre, habría sido una injuria a la divinidad, y el hombre habría quedado rebajado en lugar de ser levado. Que nadie, pues, considere que es una injuria a Dios el hecho de que haya venido a los hombres a través de un hombre y que haya elegido este medio para hacerse visible a nosotros.

16.- ¡Come con los publicanos y los pecadores! (16 ene 2016)

¿Por qué vuestro maestro come con publicanos y pecadores? Dios es acusado de abajarse hacia el hombre, de sentarse cerca del pecador, de tener hambre de su conversión y sed de su retorno, de preferir el alimento de la misericordia y de la copa de la benevolencia. Pero Cristo, hermanos míos, vino para esta comida; la Vida ha venido para estar entre los invitados a fin de que, condenados a muerte, vivan la Vida; la Bondad se ha abajado para levantar a los pecadores para que el hombre llegue hasta Dios; el juez ha venido a la comida de los culpables para sustraer a la humanidad de la sentencia de condenación; el médico ha venido a los enfermos para restablecerlos comiendo con ellos.

Come con publicanos y pecadores, ¿quién es pecador sino el que rechaza considerarse como tal? Dejar de reconocerse pecador, ¿no es hundirse más en el pecado e identificarse con él? Y, ¿quién es el injusto sino aquel que se cree justo? Vamos, fariseo, confiesa tu pecado y podrás venir a la mesa de Cristo; por ti, Cristo se hará pan, ese pan que se romperá para el perdón de tus pecados: Cristo será para ti la copa, esa copa que será derramada para el perdón de tus faltas. Vamos, fariseo, comparte la comida; reconócete pecador y Cristo comerá contigo; entra con los pecadores al festín de tu Señor y dejarás de ser pecador.

17.- El vino nuevo de las bodas del Hijo. (18 ene 2015)

¿Por qué nosotros ayunamos y tus discípulos no? ¿Por qué? Porque para vosotros el ayuno es un asunto de ley. No es un don espontáneo. El ayuno, en sí mismo, no tiene valor; lo que cuenta es el deseo del que ayuna. ¿Qué provecho pensáis sacar de vuestro ayuno si ayunáis contrariados y forzados por una ley? El ayuno es un arado maravilloso para labrar el campo de la santidad. Pero los discípulos de Cristo están situados de lleno en el corazón del campo ya maduro de la santidad; comen el pan de la cosecha nueva. ¿Pueden, acaso, ayunar los amigos del Esposo mientras el Esposo está con ellos?

El que se casa se entrega por completo a la alegría y participa en el banquete; se muestra afable y alegre con los invitados; hace todo lo que le inspira el amor por su esposa. Cristo celebra sus bodas con la Iglesia mientras vive sobre la tierra. Por eso, acepta participar en las comidas a las que se le invita, no se niega. Lleno de benevolencia y de amor, se muestra humano, asequible y amable. ¿No viene para unir al hombre con Dios y hacer de sus compañeros los miembros de la familia de Dios? Asimismo, dice Jesús: Nadie pone vino nuevo en odres viejos, sino a vino nuevo, odres nuevos. Estos odres nuevos son los cristianos. Es el ayuno de Cristo el que va a purificar estos odres de toda mancha, para que guarden intacto sabor del vino nuevo. El cristiano se convierte así en un odre nuevo preparado para recibir el vino nuevo, el vino de las bodas del Hijo, pisado en la prensa de la cruz.

18.- Id, avisad a mis hermanos. (28 mar 2016).

Y ahora id a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis". Al decir esto, el ángel no se dirigía a María Magdalena ni a la potra María, sino que encomendaba la misión a la Iglesia, estaba enviando a la Esposa en busca del Esposo. Cuando ellas se marchaban, el Señor salió a su encuentro y las saludó, diciéndoles: Os saludo, alegraos. Jesús había dicho a sus discípulos: No saludéis a nadie por el camino;¿cómo es que en el camino acudió al encuentro de estas mujeres y las saludó con tanta alegría? No espera a ser reconocido, no busca ser identificado, sino que se adelanta con gran ímpetu hacia este encuentro.

Esto es lo que provoca la fuerza del amor. Al saludar a la Iglesia, es al mismo Cristo al que saluda, porque él la ha hecho suya, ésta es su carne, su cuerpo, porque él la ha hecho suya, ésta es su carne, su cuerpo, como lo atestigua el apóstol pablo: él es también la cabeza del cuerpo, de la Iglesia. Sí, es a la Iglesia en su plenitud a la que personifican estas dos mujeres. Él dispone que estas mujeres ya han alcanzado la madurez de la fe: ellas dominaron sus debilidades y se apresuraron hacia el misterio, ellas buscan al Señor con todo el fervor de su fe. Éste es el motivo por el que merecen que Jesús vaya a buscarles y les diga: Os saludo, alegraos. Estas mujeres son en el seno de la Iglesia un ejemplo de predicación de la Buena Noticia.

19.- Simón Pedro... trajo a la orilla la red llena de peces (01 abr 2016)

El discípulo que Jesús amaba le dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Aquel que es amado es el primero en ver; el amor da una visión más aguda de todas las cosas; aquel que ama siempre siente de modo más vivaz... ¿Qué convierte en la pasión al espíritu de Pedro en un espíritu tardo, y le impide ser el primero en reconocer a Jesús, como antes lo había hecho? ¿Dónde está ese singular testimonio que le hacía gritar: Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo? Pedro estaba en casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde había escuchado el cuchicheo de una sirvienta, y tardó en reconocer a su Señor.

Cuando él escuchó que era su Señor, se puso su túnica, porque no llevaba nada puesto. ¡Esto es muy extraño hermanos! Pedro entra sin vestimenta a la barca, ¡y se lanza completamente vestido al mar! El culpable siempre mira hacia otro lado para ocultarse. De ese modo, como Adán, hoy Pedro desea cubrir su desnudez por su pecado; ambos, antes de pecar, no estaban vestidos más que con una santa desnudez. Él se pone su túnica y se lanza al mar. Esperaba que el mar lavara esa sórdida vestimenta que era la traición. Él se lanzó al mar porque quería ser el primero en regresar. Se ciñó su túnica porque debía ceñirse al combate del martirio, según las palabras del Señor: Otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.

20.- Gran misterio es éste. (12 ago 2016).

Por lo demás, entre cristianos, ni la mujer sin el varón, ni el varón sin la mujer, dice san Pablo. En el evangelio, el hombre y la mujer se encaminan juntos hacia el reino. Dios los une y la naturaleza los junta, dándoles, por una conformidad admirable, poder participar en las mismas funciones y obras. Por el lazo del matrimonio, Dios hace de dos seres uno solo y de uno solo hace dos, de manera que uno descubre en el otro una segundo "yo-mismo", sin perder su personalidad ni confundirse con el otro.

¿Por qué en las imágenes que Dios nos da de su reino hace intervenir al hombre y a la mujer? Gran misterio éste, que yo refiero a la unión de Cristo y de la Iglesia. Estas palabras evocan el misterio más grande de la humanidad: el hombre y la mujer han puesto fin a la condena del mundo una condena que durará siglos. Adán. el primer hombre, y Eva, la primer mujer, son conducidos del árbol del conocimiento del bien y del mal al fuego. Los ojos que el árbol de la tentación había cerrado a la verdad, abriéndolos a la ilusión del mal, son abiertos por la luz del evangelio y cerrados al mal. Estas bocas enfermas por el fruto del árbol envenenado son curadas por el sabor delicioso de la salvación, de aquel árbol cuyo sabor de fuego abrasa los corazones.

21.- Extiende ramas largas donde las aves del cielo, A su sombra, pueden hacer su nido. (27 ene 2017).

Hermanos, habéis aprendido cómo el Reino de los cielos, con toda su grandeza, se compara a un grano de mostaza. Cristo es el Reino. A manera de una semilla de mostaza, ha sido sembrado en un jardín el cuerpo de la Virgen. Creció y llegó a ser el árbol de la cruz que cubre la tierra entera. Cristo es rey, porque es el principio de toda autoridad. Cristo es el Reino, porque en él reside toda la gloria de su reino. Y Cristo es el hombre, porque el hombre total es renovado en él. Cristo es el grano de mostaza, el instrumento en el que Dios se inserta para hacer descender toda grandeza en la pequeñez del hombre. Él mismo se hizo un hombre cualquiera para renovar al hombre. Siendo hombre, recibió el grano de mostaza que es el Reino de Dios. Aunque como Dios, la poesía desde siempre. Echó la semilla en su jardín.

El jardín es esta tierra cultivada que se extendió en el mundo entero, labrado por el arado de la Buena Noticia, cercado por los límites de la sabiduría; los apóstoles trabajaron duro para arrancar todas las malas hierbas. Nos complacemos en contemplar allí los jóvenes retoños de los creyentes, las azucenas de las vírgenes y las rosas de los mártires; flores que dan allí siempre su perfume.

Cristo pues sembró la semilla de mostaza en su jardín. Echó raíces cuando les prometió su Reino a los patriarcas, germinó con los profetas, creció con los apóstoles, y se hizo un árbol inmenso que extiende sus ramas innumerables sobre la Iglesia, y le prodiga sus dones. Toma las alas de plata de la paloma de las que habla el profeta. Despega para gozar de un descanso infinito, libre de la red del cazador, entre tantas frondosidades magníficas. Sé fuerte para despegar así, y vete a vivir con seguridad a esta morada.

22.- ¿Por cuál de las obras buenas me queréis apedrear? (07 abr 2017)

Os exhorto por la misericordia de Dios. El Seño nos exhorta por medio de Pablo, se presenta como quien ruega porque prefiere ser amado que temido, y le agrada más mostrarse como Padre que aparecer como Señor. Y dice: Extendí mis manos todo el día. ¿No es extendiendo las manos como habitualmente uno pide? ¿Hacía quién?: hacia un pueblo no solo que no cree, sino rebelde. El Señor abre sus brazos, dilata su corazón, presenta su pecho, ofrece su seno, hace de todo su cuerpo un refugio para mostrar a través de esta súplica hasta qué punto es padre.

"Si mi divinidad os es desconocida, ¿no reconoceréis mi carne? ¡Mirad, mirad en mí vuestro cuerpo, vuestros miembros, vuestras entrañas, vuestra sangre! Si teméis lo que es de Dios, ¿por qué no amáis lo que es vuestro? Si huis del Señor, ¿por qué no corréis hacia el padre? Quizá sea la inmensidad de mi pasión cuyos responsables fuisteis vosotros, lo que os confunde. ¡No temáis! Esta cruz no es mi aguijón, sino el aguijón de la muerte. Estos clavos no me infligen dolor, lo que hacen es acrecentar en mí el amor por vosotros. Estas llagas no provocan mis gemidos, sino que pos introducen aún más en mis entrañas. Mi cuerpo al ser extendido en la cruz os acoge con un seno más dilatado, pero no aumente mi sufrimiento. Mi sangre no la pierdo, la derramo por vosotros. Venid, pues, retornad, y comprobaréis que soy un padre que devuelve bien por mal, amor por injurias, inmensa ternura por tales heridas".

23.- ¡Señor mío y Dios mío! (23 abr 2017).

Tomás, sabiendo que sus compañeros habían visto al Señor, respondió: Si no veo la marca de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré. ¿Por qué Tomás reclama signos de fe? El poder del diablo cayó, la prisión del infierno ha sido abierta, las cadenas de los muertos han sido quebrantadas y la muerte huyó ante la gloria del Resucitado: ¿por qué solo tú, Tomás, exiges que las heridas te sean presentadas como prueba de fe? Hermanos, es su ferviente amor quien pidió esto, porque Tomás no curaba solo la duda de su corazón, sino la de todos los hombres. Destinado a llevar esta noticia a las naciones, como mensajero concienzudo buscaba las bases sobre las que fundamentaría la proclamación de una verdad de fe tan importante. Este discípulo, pues, proporcionó a otros el signo que reclama a causa de su retraso.

Jesús viene y le dice a Tomás: Mete tu dedo y mira mis manos, y pon tu mano en mi costado, para que estas heridas abiertas de nuevo por ti difundan la fe por toda la tierra. Tomás respondió ¡Señor mío y Dios mío! Que vengan los herejes, que entiendan, y como dijo el Señor, que no sean incrédulos, sino creyentes. Porque, Tomás lo proclama, no solo a través de un cuerpo de hombre, sino con los sufrimientos padecidos por este cuerpo que manifiestan que Cristo es Dios y Señor.

24.- Ofrecer un sacrificio a Dios. (22 may 2017).

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo. Por este ruego, el Apóstol eleva a todos los hombres a la altísima dignidad del sacerdocio. El hombre no ha de buscar fuera de sí que ofrecer a Dios, sino que aporta consigo, en su misma persona, lo que ha de sacrificar a Dios. Este sacrificio es semejante al de Cristo, quien inmoló su cuerpo vivo por la vida del mundo: él hizo realmente de su cuerpo una hostia viva, ya que murió y ahora vive.

Canta el profeta: No quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo. Sé, pues, sacrificio y sacerdote para Dios; revístete de la vestidura de santidad, cíñete el cíngulo de la castidad; sea Cristo el casco de protección para tu cabeza; que la cruz se mantenga en tu frente como una defensa; pon sobre tu pecho el misterio del conocimiento de Dios; haz que arda continuamente el incienso aromático de tu oración; empuña la espada del Espíritu; haz de tu corazón un altar; y así, puesta en Dios tu confianza, lleva tu cuerpo al sacrificio. Ofrece tu fe para castigar la incredulidad; ofrece tu ayuno para poner fin a la voracidad; ofrece tu castidad para que muera la sensualidad; sé ferviente para que cese la maledicencia; haz obras de misericordia para poner fin a la avaricia; y para suprimir la estupidez, ofrece tu santidad. Así tu vida se convertirá en tu ofrenda.

25.- Viendo la fe que tenían. (22 may 2017).

Gracias a la fe de otros, el alma del paralítico es curada antes que su cuerpo. Viendo la fe que tenían... dice el evangelio. Notemos, hermanos, que a Dios no le importa lo que los hombres desean sin razón, no espera encontrar fe en los ignorantes, en los enfermos. Al contrario, tiende su ayuda gracias y es según la voluntad de Dios. En su divina bondad, este Médico, Cristo, intenta atraer a la salvación a los que están enfermos en el alma, a aquellos aplastados por sus pecados y sus faltas hasta el delirio, a pesar de ellos mismos. Pero ellos no quieren dejarse tratar.

¡Oh, hermanos míos, si quisiéramos todos ver la parálisis de nuestra alma! Nos daríamos cuenta de que, privada de sus fuerzas, yace en un lecho de pecados. La acción de Cristo en nosotros sería fuente de luz. Comprenderíamos que él ve cada día nuestra falta de fe, tan perjudicial.

26.- El ayuno de los amigos del Esposo. (08 jul 2017).

El ayuno es un arado maravilloso para labrar el campo de la santidad: cambia los corazones, desarraiga el mal, arranca el pecado quita el vicio, siembra la caridad, mantiene la fecundad y prepara la siega del inocente. Los discípulos de Cristo están en el corazón mismo del campo maduro de la santidad, reúnen el germen de las virtudes, alegran el Pan de la nueva recolección; no pueden, pues, practicar ayunos pasados de moda...

¿Por qué tus discípulos no ayunan? El Señor les responde: ¿Los amigos del Esposo pueden ayunar mientras el Esposo está con ellos? Aquel que se casa deja el ayuno de lado, deja la austeridad; se entrega por entero a la alegría, amable y contento por el cariño que siente por su mujer. Cristo celebraba entonces sus bodas con su Iglesia; también aceptaba participar en sus comidas, no rechazaba aquellas a que le invitaban; lleno de benevolencia y de amor, se mostraba humano, accesible, amable. Quería unir al hombre con Dios y hacer de sus compañeros miembros de la familia divina.

27.- Muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis. (27 jul 2017).

Desde que Dios vio que el mundo estaba trastornado por el temor, actuó su amor para llamarlo de nuevo a sí, su gracia para invitarlo, su ternura para abrazarlo. En tiempo del diluvio, llama a Noé para engendrar un mundo nuevo. Después Dios llama a Abrahán de entre las naciones, engrandece su nombre y le hace padre de los creyentes. Más tarde, a través de sueños, Dios consuela a Jacob en su huida. Después llama a Moisés y le hable con amor de padre para invitarle a liberar a su pueblo.

En todos estos acontecimientos, la llama de la caridad divina ha abrasado el corazón de los hombres, y estos, con el alma herida, han comenzado a desear ver a Dios con sus ojos de carne. El amor no se conforma con no ver al que ama. ¿No es cierto que todos los santos han considerado como cosa sin importancia todo lo que podían obtener a no ser el ver a Dios?... Que nadie, pues, piense que Dios se ha equivocado viniendo a los hombres a través de un hombre. Se ha encarnado entre nosotros para ser visto por nosotros.

28.- También, como Herodes, queremos ver a Jesús. (28 sep 2017).

El amor no consiente no ver al que ama. ¿No es cierto que todos los santos han tenido por cosa insignificante todo lo que consiguieran si no podían ver a Dios? Por eso Moisés se atreve a decir: Si he hallado gracia ante ti, muéstrame tu rostro. Y el salmista: Muéstrame tu rostro. ¿No es por esta misma razón por la que los paganos se hacen ídolos? En el seno mismo del error, quieren ver con sus propios ojos al que adoran.

Dios conocía el tormento que sufren los mortales por el deseo de verle. Lo que él ha escogido para mostrarse es grande en la tierra y no es menor en el cielo. Porque todo lo que Dios ha hecho sobre la tierra semejante a él no podía quedar sin ser honorado en el cielo: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que nadie, pues, piense que Dios se ha equivocado al venir a los hombres por medio de un hombre: se ha hecho carne entre nosotros para ser visto por nosotros.

29.- Jesús se acercó a ella y la cogió de la mano. (10 ene 2018).

Los que han escuchado con atención el evangelio de hoy saben por qué razón el Señor del cielo entró en una humilde casa de este mundo. Porque, por pura bondad, vino a salvar a todos los hombres. No es de extrañar, pues, que entre en todos los lugares. Entrando en la casa de Pedro, Jesús vio que su suegra estaba en cama con fiebre. Este es el motivo por el que Cristo entró en casa de Pedro. No fue el deseo de ponerse a la mesa con él, sino la debilidad de la enferma. No fue la necesidad de tomar alimento, sino la ocasión de obrar una curación. Vino a ejercer su poder divino, y no a tomar parte en un banquete con los hombres, ya que no había vino en casa de Pedro, sino lágrimas.

Cristo no entró en esta casa para tomar alimento, sino para restaurar la vida. Dios busca a los hombres, no los bienes humanos. Les quiere colmar con los bienes del cielo. No desea cosas terrenas. Cristo ha venido aquí para llevarnos con él. No ha venido a buscar nuestras cosas.

30.- Cristo cura la parálisis de nuestros miembros y de nuestros corazones. (17 ene 2018).

La encarnación de Cristo no es normal, es milagrosa; no es conforme a la razón, sino según el poder divino; viene del Creador, no de la naturaleza; no es común, es única; es divina, no humana. No se ha realizado por necesidad, sino por poder. Ha sido un misterio de fe para renovar y salvar al hombre. Aquel que, sin haber nacido, formó al hombre del barrio intacto, naciendo, ha formado al hombre un cuerpo intacto; la mano que se dignó coger arcilla para crearnos se ha dignado también coger nuestra carne para recrearnos.

Cristo tomó carne humana para devolver toda su integridad a la naturaleza corrompida; asume la condición de niño, acepta ser alimentado, atraviesa las sucesivas edades con el fin de restaurar la edad única, perfecta y duradera que él mismo había creado. Él carga con el hombre para que el hombre no pueda volver a caer. Al que había creado terrestre, lo vuelve celestial; a aquel a quien había dado un espíritu humano, le da la vida de un espíritu divino. Y así como lo eleva todo entero hasta Dios, a fin de no dejar en él nada de lo que pertenece al pecado, a la muerte, al trabajo, al dolor, a la tierra. Esto es lo que nos trae nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo Dios, vive y reina con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

31.- Me pondré en camino, volveré a casa de mi padre. (03 mar 2018).

Me pondré en camino, volveré a casa de mi padre. ¿De dónde le viene al hijo caído esta esperanza, esta seguridad, esta confianza? Le viene por el mismo hecho de que se trata de su padre. "He perdido mi condición de hijo; pero mi padre no ha perdido su condición de padre. No hace falta que ningún extraño interceda ante un padre; el mismo amor del padre intercede y suplica en lo más profundo de su corazón a favor del hijo. Sus entrañas de padre se conmueven para engendrar de nuevo a su hijo por el perdón. Aunque soy culpable, iré donde mi padre".

Y el padre, viendo a su hijo, se pone en el papel de padre y no toma el papel de juez. Transforma al instante la sentencia en `perdón, pues desea el retorno del hijo y no su perdición. Lo abrazó y lo cubrió de besos. Así es como el padre juzga y corrige al hijo. Lo besa en lugar de castigarlo. La fuerza del amor no tiene en cuenta el pecado, por eso con un beso perdona la culpa del hijo. Lo cubre con sus abrazos. El padre no publica el pecado de su hijo, no lo abochorna, cura sus heridas de manera que no dejen ninguna cicatriz, ninguna deshonra. Dichoso el que ve olvidada su culpa y perdonado su pecado.

32.- Vino Juan el Bautista. (02 jun 2018).

Juan Bautista enseña con palabras y obras, verdadero maestro que muestra con su ejemplo lo que afirma con su lengua. La sabiduría hace al maestro, pero es la conducta lo que da la autoridad. Enseñar con obras es la única regla de aquellos que quieren instruir. Enseñar con palabras es la sabiduría; pero cuando se pasa a las obras, es virtud. El verdadero conocimiento está unido a la virtud: es esta, solo esta, la que es divina y no humana.

En aquellos días, se manifestaba Juan Bautista, proclamando en el desierto de Judea: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos. Convertíos ¿Por qué no dice "Alegraos"? "Alegraos, más bien, porque las realidades humanas dan paso a las divinas, las terrestres a las celestes, las temporales a las eternas, el mal al bien, la incertidumbre a la seguridad, la tristeza a la felicidad, las realidades perecederas a aquellas que permanecen para siempre. El reino de los cielos está cerca. Convertíos". Que tu conducta de conversión sea evidente. Tú que has preferido lo humano a lo divino, que has querido ser esclavo del mundo, en vez de vencer al mundo con el Señor del mundo, conviértete. Tú que has huido de la libertad que las virtudes te hubieran procurado, ya que has querido someterte al yugo del pecado, conviértete de verdad, tú que, por miedo a la Vida, estas condenado a muerte.

33.- La semilla crece y sobrepasa a las demás hortalizas. (17 jun 2018).

Hermanos, habéis aprendido cómo el reino de los cielos, con toda su grandeza, se compara a un grano de mostaza. No nos dejemos desconcertar por las palabras del Señor. Si, en efecto, la debilidad de Dios es más fuerte que el hombre, y si la locura de Dios es más sabia que el hombre, esta pequeña cosa, que es propiedad de Dios, es más esplendida que toda la inmensidad del mundo. Nosotros solamente podemos sembrar en nuestro corazón esta semilla de mostaza, de modo que llegue a ser un árbol del conocimiento. Sobrepasando su altura para elevar nuestro pensamiento hasta el cielo, y desplegando todas las ramas de la inteligencia.

Cristo es el reino. A manera de una semilla de mostaza, ha sido sembrando en un jardín, el cuerpo de la Virgen. Creció y llegó a ser el árbol de la cruz que cubre la tierra entera. Después de ser triturado por la pasión, su fruto produjo sabor para dar su buen gusto y su aroma a todos los seres vivos que lo tocan. Porque, mientras la semilla de mostaza permanezca intacta, sus virtudes quedan escondidas, pero despliegan toda su potencia cuando la semilla es molida. De igual modo, Cristo quiso que su cuerpo fuera molido para que su fuerza no quedara escondida. Cristo es rey porque es el principio de toda autoridad. Cristo es el reino porque en él reside toda la gloria de su reino.

34.- Dios va en busca de una oveja para la salvación de todas. (11 dic 2018).

La parábola de la oveja perdida habla en que los hombres se comportan habitualmente y expresa una verdad profunda. Dejar lo que tiene importancia por amor a lo más humilde es propio del poder divino, no de la codicia humana. Porque Dios incluso hace existir lo que no existe; y va en busca de lo que está perdido aun cuidando lo que ha dejado en su lugar, y encuentra lo que se había perdido sin perder lo que tiene bajo su custodia.

He aquí por qué este pastor no es de la tierra, sino del cielo. La parábola no es, de ninguna manera, la representación del obrar humano, sino que esconde misterios divinos. Ved cómo la pérdida de una sola oveja ha hecho sufrir dolorosamente al pastor, como si el rebaño entero, privado de su protección, hubiera tomado un mal camino. Por eso, dejando a las noventa y nueve restantes, va en busca de una sola, se ocupa de una sola, a fin de reencontrarlas y salvarlas a todas en ella.

35.- El testimonio de Tomás. (03 jul 2019).

¿Por qué Tomás busca pruebas para su fe? Tomás no llevaba solo la incertidumbre de su corazón, sino la de todos los hombres. Y el Señor muestra a todos los apóstoles lo que Tomás había pedido. Jesús viene y le enseña sus manos y su costado. En efecto, el que entra estando las puertas cerradas podría haber sido tomado por un espíritu si no hubiera podido mostrar a los discípulos que no era otro sino él, siendo las heridas el signo de su pasión.

Enseguida, se acerca a Tomás y le dice: "Trae tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo, sino creyente. Que estas heridas que abres ahora dejen fluir la fe por todo el universo, ellas que ya han vertido el agua del bautismo y la sangre del rescate". Tomás responde: Señor mío y Dios mío. Que los incrédulos vengan y lo entiendan y, como dice el Señor, que ya no sean incrédulos sino creyentes. Tomás manifiesta y proclama que lo que ve no es solo un cuerpo humano, sino también que, por la pasión de su cuerpo de carne, Cristo es Dios y Señor. Es verdaderamente Dios quien sale vivo de la muerte y el que resucita de su herida.

36.- Sacad el mejor traje y vestidlo (15 sept 2019).

El hijo vuelve a casa con su padre y exclama: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros. Pero el padre corrió, acudió apresuradamente desde lejos. Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. El Padre se apresuró en la persona del Hijo cuando, a través de él, bajó del cielo y vino a la tierra. Se le echó al cuello: se echó hasta llegar a nosotros cuando, por Cristo, toda su divinidad bajó del cielo y se instaló en nuestra carne. Y lo abrazó. ¿Cuándo? Cuando la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan.

Hizo que le pusieran una vestidura de fiesta: la que Adán perdió, la gloria eterna de la inmortalidad. Y le puso un anillo en el dedo: el anillo del honor, su título de libertad, la prenda particular del espíritu, el signo de la fe, las arras de las bodas celestiales. Escucha al apóstol Pablo: Quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen fiel. Y mandó que le calzaran los pies: para que nuestros pies estén calzados cuando anunciamos la buena noticia del evangelio y sean benditos los pies de los que anuncian la paz. E hizo matar al ternero cebado. Matan al ternero por orden del padre porque a Cristo, Dios, Hijo de Dios no podían darle muerte sin la voluntad del Padre: No perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros.

37.- ¿Qué estáis pensando? (09 dic 2019).

Gracias a la fe de otros, el alma del `paráclito es curada antes que su cuerpo. Viendo la fe que tenían, dice el evangelio. Notemos, hermanos, que Dios no espera encontrar fe en los ignorantes, en los enfermos. Al contrario, no rechaza ayudar gracias a la fe de los otros. Esta fe es un regalo de la gracia y es según la voluntad de Dios. Es su divina bondad, este médico, intenta atraer a la salvación a pesar de ellos mismos, a los que están enfermos en el alma, aquellos cuyos pecados y cuyas faltas los aplastan hasta el delirio. Pero ellos no quieren dejarse tratar.

¡Oh, hermanos míos, si quisiéramos, si quisiéramos todos ver hasta el fondo la parálisis de nuestra alma! Nos daríamos cuenta de que, privada de las fuerzas, yace en un lecho de pecados. La acción de Cristo en nosotros sería fuente de luz. Comprenderíamos cómo cada día mira nuestra falta de fe tan perjudicial, nos arrastra hacia los remedios saludables y fuerza vivamente nuestras voluntades rebeldes. Hombre, dice, tus pecados te son perdonados.

38.- Por fin Ana ve a Dios en su Templo. (30 dic 2019).

¿Cómo es posible que a ese Dios que el mundo no puede estrechar, el hombre, con su mirada tan limitada, lo pueda circunscribir? El amor no se preocupa por si una cosa es segura, conveniente o posible; el amor ignora la medida. No se consuela bajo el pretexto de que es imposible; la dificultad no lo echa atrás. El amor no puede dejar de ver lo que ama. ¿Cómo creerse amado de Dios sin contemplarlo? Así, el amor que desea ver a Dios, aunque no sea razonable, es inspirado por la intuición del corazón. Por eso Moisés se atrevió a decir: Si he encontrado gracia ante tus ojos, muéstrame tu rostro, y el salmista: Que tu rostro brille sobre mí...

Conociendo Dios el deseo de los hombres de verle, escogió un medio para hacerse visible que, al mismo tiempo que fuera un beneficio para los habitantes de la tierra, no fuera una degradación para el cielo. La criatura que él mismo había hecho semejante a él para habitar la tierra, ¿podía pasar en el cielo por poco honorable? Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, había dicho Dios. Que nadie, pues, considere ser una ofensa para Dios el hecho de que haya venido a los hombres a través de un hombre, y que haya venido a los hombres a través de un hombre, y que haya encontrado este medio para ser visto por nosotros.

39.- Estos ayunarán. (28 feb 2020).

Tres son los resortes que hacen que la fe se mantenga firme, que la devoción sea constante y la virtud permanente: la oración, el ayuno y la misericordia. La oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe. Oración, misericordia y ayuno constituyen una sola y única cosa, y se animan recíprocamente. El ayuno, en efecto, es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Que nadie trate de dividirlos, pues no pueden separarse. Quien posee uno solo de los tres, si al mismo tiempo no posee los otros dos, no posee ninguno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que preste oídos a quien le suplica, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le suplica.

Que el que ayuna entienda bien lo que es el ayuno; que preste atención al hambriento quien quiere que Dios preste atención a su hambre; que se compadezca quien espera misericordia; que tenga piedad quien la busca; que responda quien desea que Dios le responda a él. Díctate a ti mismo la norma de la misericordia, de acuerdo con la manera, la cantidad y la rapidez con que quieres que tenga misericordia contigo. Compadécete cuando quieras que los demás se compadezcan de ti. En consecuencia, la oración, la misericordia y el ayuno deben ser un único intercesor a favor nuestro ante Dios, una única llamada, una única y triple petición.

40.- No tengáis miedo. (13 abr 2020).

Cuando las mujeres entran en el sepulcro, participan en la sepultura de Cristo, hacen causa común con la pasión. Saliendo del sepulcro, por la fe se levantan antes de resucitar en la carne. Se marcharon a toda prisa del sepulcro, impresionadas y llenas de alegría. Entonces, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "¡Alegraos!" Cristo va al encuentro de las que corren con fe a fin de que, con sus propios ojos, reconozcan lo que habían creído por la fe. Quiere, con su presencia, reconfortar a aquellas a las que, hasta este momento, las palabras oídas las habían dejado temblorosas. Viene a su encuentro como Señor, las saluda como un amigo, les da la vida por amor, las preserva por el temor. Las saluda a fin de que también ellas le sirvan amorosamente, para que el temor no las haga huir.

Les dijo: No tengáis miedo. El Señor les dice lo mismo que el ángel les había dicho anteriormente. El ángel las había hecho fuertes, Cristo las vuelve más fuertes aún. No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán. Levantándose de entre los muertos, Cristo ha repuesto al hombre, no lo ha abandonado. Así pues, llama "hermanos" a los que ha adoptado como hijos de su Padre. Llama "hermanos" a los que, siendo él el heredero lleno de bondad, hace sus coherederos.

41.- La barca tocó tierra enseguida en el lugar adonde iban. (21 abr 2020).

Cristo sube a la barca. ¿No era él quien secó el mar, amontonando las aguas a ambos lados para que el pueblo de Israel pudiera pasar a pie enjuto como por un valle? ¿No era él quien hizo caminar a Pedro sobre las aguas, haciendo que las olas formaran un suelo firme y sólido debajo de sus pies?

Cristo sube a la barca. Cristo, para atravesar el mar de este mundo hasta el final de los tiempos, sube a la barca de su Iglesia para conducir a los que creen en él hasta la patria del cielo por una travesía apacible, y hacer de aquellos con quienes compartió la condición humana ciudadanos de su reino. Cristo, ciertamente, no tiene necesidad de la barca, pero la barca necesita a Cristo. Sin este timonel celestial, en efecto, la barca de la Iglesia, agitada por las olas, no llegaría nunca a puerto seguro.

42.- ¿De quién es este rostro? (02 jun 2020).

Hombre, ¿por qué te consideras tan vil, tú que tanto vales a los ojos de Dios? ¿Por qué te deshonras de tal modo, tú que has sido tan honrado por Dios? Para ti ha sido creada esta luz que aparta las tinieblas que te rodean; para ti ha sido establecida la ordenada sucesión de días y noches; para ti el cielo ha sido iluminado con este variado fulgor del sol, de la luna, de las estrellas; para ti la tierra ha sido adornada con flores, arboles y frutos; para ti ha sido creada la admirable multitud de seres vivos que pueblan el aire, la tierra y el agua, para que una triste soledad no ensombreciera el gozo del mundo que empezaba.

Y el Creador encuentra el modo de acrecentar aún más tu dignidad: pone en ti su imagen, para que de este modo haya en la tierra una imagen visible de su Hacedor invisible, a fin de que un dominio tan vasto no quedara privado de alguien que representara a su Señor. Más aún, Dios, por su clemencia, tomó en sí lo que en ti había hecho por sí y quiso ser visto realmente en el hombre, en el que antes solo había podido ser contemplado en imagen; y concedió al hombre ser de verdad lo que antes había sido solamente en semejanza. La Virgen concibió y dio a luz un hijo.

43.- El ayuno de los amigos del esposo. (04 jul 2020).

¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos frecuentemente, mientras que tus discípulos no ayunan? Porque para vosotros, el ayuno es un asunto de la ley y no un don espontáneo. En sí mismo el ayuno no tiene sentido, lo que cuenta es la intención del que ayuna. ¿Qué provecho pensáis sacar si ayunáis contrariados y forzados? El ayuno es un arado maravilloso para labrar el campo de la santidad, cambia los corazones, desarraiga el mal, arranca el pecado, quita el vicio, siembra la caridad; mantiene la fecundidad y prepara la siega del inocente. Los discípulos de Cristo están en el corazón mismo del campo maduro de la santidad, reúnen las semillas de las virtudes, alegran el pan de la nueva recolección; no pueden, pues, practicar ayunos pasados de moda.

¿Pueden ayunar los amigos del esposo mientras el esposo está con ellos? Aquel que se casa deja el ayuno de lado, deja la austeridad; se entrega por entero a la alegría, participa en el banquete; se muestra en todo afable, amable y contento; hace todo lo que le sale del cariño que siente por su mujer. Cristo celebraba entonces sus bodas con su Iglesia; también aceptaba participar en sus comidas, lleno de benevolencia y de amor, se mostraba humano, accesible, amable. Quería unir al hombre con Dios y hacer de sus compañeros miembros de la familia divina.

44.- La levadura que hace levantar a toda la humanidad. (27 jul 2020).

Cristo acaba de comparar su reino a un grano de mostaza; ahora lo identifica con la levadura. Contaba que el hombre había sembrado un pequeño grano y había salido un gran árbol; ahora es la mujer quien mete un pizca de levadura para hacer fermentar toda la masa. Como dice el apóstol Pablo: En el Señor, la mujer no es nada sin el hombre ni el hombre sin la mujer.

Eva había recibido del demonio la levadura de la mala fe; ahora esta mujer recibe de Dios la levadura de la fe. Eva, por la levadura de muerte, en la persona de Adán había estropeado toda la masa del género humano; otra mujer en la persona de Cristo, por la levadura de la resurrección renovará toda la masa humana. Después de aquella que en Adán fue la madre de todos los muertos, vendrá en Cristo la verdadera madre de todos los vivientes. Porque si Cristo ha querido nacer, es porque en esta humanidad en la que Eva había sembrado la muerte Maríadevuelve la vida. María nos ofrece la perfecta imagen de esta levadura, pues en su seno recibe del cielo la levadura del Verbo, y desde su seno virginal lo expande sobre la carne humana, sobre una carne que, en su seno virginal, es totalmente celeste y ella hace fermentar.

¿Cómo es posible que a ese Dios que el mundo no puede estrechar, el hombre; con su mirada tan limitada, lo pueda circunscribir? El amor no se preocupa por saber si una cosa es segura, conveniente o posible: el amor ignora la medida. Así, el amor que desea ver a Dios, aunque no sea razonable, es inspirado por la intuición del corazón. Por eso Moisés se atrevió a decir: Si he encontrado gracia ante tus ojos, muéstrame tu rostro, y el salmista: Que tu rostro brille sobre mí.

Conociendo Dios el deseo de los hombres de verle, escogió un medio para hacerse visible que, al mismo tiempo que era un beneficio para los habitantes de la tierra, no fuera una degradación para el cielo. La criatura que él mismo había hecho semejante a él para habitar la tierra ¿podía pasar en el cielo por poco honorable? Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, había dicho Dios. Si Dios hubiera tomado en el cielo la forma de un ángel, habría permanecido del todo invisible; si, por el contrario, se hubiera encarnado en la tierra en una naturaleza inferior a la del hombre, habría sido una injuria a la divinidad y el hombre habría quedado rebajado en lugar de ser elevado. Que nadie, pues, considere injuria el hecho de que Dios haya venido a los hombres a través de un hombre.

45.- Vino a vosotros Juan Bautista. (07 ene 2021).

Juan Bautista enseña con palabras y obras. Verdadero maestro, que muestra con su ejemplo lo que afirma con su lengua. La sabiduría hace al maestro, pero es la conducta lo que da la autoridad. Enseñar con obras es la única regla de aquellos que quieren instruir. Enseñar con palabras es la sabiduría; pero cuando se pasa a las obras, es virtud. El verdadero conocimiento está unido a la virtud: es esta, solo esta, la que es divina y no humana.

Convertíos, porque, está cerca el reino de los cielos. Convertíos. ¿Por qué no dice: "Alegraos"? "Alegraos, más bien, porque las realidades humanas dan paso a las divinas, las terrestres a las celestes, las temporales a las eternas, el mal al bien, la incertidumbre a la seguridad, la tristeza a la felicidad, las realidades perecederas a aquellas que permanecen para siempre. El reino de los cielos está cerca. Convertíos" Que tu conducta de conversión sea evidente. Tú que has preferido lo humano a lo divino, que has querido ser esclavo del mundo en vez de vencer al mundo con el Señor del mundo, conviértete. Tú que has huido de la libertad que las virtudes te habrían procurado, ya que has querido someterte al yugo del pecado, conviértete; conviértete; de verdad, tú que por miedo a la Vida, estás condenado a muerte.

46.- ¿Es ese el ayuno que yo quiero?... ¿No será partir tu pan con el hambriento? (19 feb 2021).

El que practica el ayuno debe comprender qué es: debe acoger con agrado al hombre que tiene hambre si quiere que Dios le acoja con su propia hambre; debe ser misericordioso si espera recibir misericordia. Lo que hemos perdido a través del desprecio, lo hemos de conquistar a través del ayuno; inmolemos nuestras vidas con el ayuno, puesto que no hay nada más importante que podamos ofrecer a Dios: El sacrificio que Dios quiere es un corazón quebrantado; el corazón quebrantado y humillado, Dios no lo desprecia. Ofrece, pues a Dios tu vida, ofrece la oblación del ayuno para que le llegue a él una ofrenda pura, un sacrificio santo, una víctima viva que interceda a favor tuyo.

Mas par que estos dones sean agradables, es preciso que vayan seguidos por la misericordia. El ayuno no da ningún fruto si no es regado por la misericordia; el ayuno se convierte en menos árido acompañado de la misericordia; lo que es la lluvia para la tierra, lo es la misericordia para el ayuno. El que ayuna puede muy bien cultivar su corazón, purificar su carne, arrancar vicios, sembrar virtudes: si no derrama sobre ellos la misericordia, no recoge ningún fruto. Tu campo ayuna también si le privas de la misericordia; lo que esparces a través de la misericordia crecerá de nuevo en tu granero. Para no despilfarrar por tu avaricia, recoge por tu generosidad. Cuanto das al pobre, eso mismo se te restituye.

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