SAN ODON DE CANTERBURY

01.09.2021

1.- Marta y María unidas. (06 oct 2015).

En el evangelio, se describe que Jesús fue acogido por dos hermanas, de las cuales una le servía y la otra se entregaba a la escucha de su palabra. Esto se aplica también a la bienaventurada Virgen María. En estas dos mujeres es corriente ver el símbolo de dos estilos de vida en la <iglesia: Marta representaba la vida activa, y María la vida contemplativa. El activo se entrega al amor al prójimo; el contemplativo, al amor de Dios. Por tanto, Cristo, que es Dios y hombre, estuvo rodeado del amor único de la bienaventurada Virgen María, cuando servía a la vez a su humanidad y estaba atenta a la contemplación de su divinidad.

La Virgen María servía a Cristo en persona y no sólo por acciones exteriores, sino por su propia sustancia: le ofreció la hospitalidad de su seno. En su infancia, ayudó a la debilidad de su humanidad, y después de múltiples servicios, se mantuvo a su lado mientras moría en la cruz y asistió a su amortajamiento. ¿No fue así como se comportó Marta, y por tanto la igualó en el servicio? En la contemplación también es superior a todos. La que había llevado en su seno al mismo Dios lo escuchó, conversó con él, lo contempló. Así fue María contemplativa, ella que en el Hijo único de Dios, al que había engendrado de su carne, contemplaba la gloria de toda la Trinidad. 

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