SAN MARCO IVAN RUPNIK

01.09.2021

Creador de Mosaicos como el  el Santuario de la Cueva de San Ignacio de Manresa

1.- Venid a mí. (11 dic 2013).

El corazón del universo es el amor. El amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Dios es el amor. Dios es la comunión absoluta. Dios es la luz y todo lo que está en Dios está en la luz. La comunión es la luz de los hombres. La comunión de Dios es la armonía en los colores. Pero la armonía es posible en la diversidad. La armonía que dios quiere es cohesión de los colores absolutos, puros, fuertes. En la luz, los contrastes crean un espectro de comunión. El amor es la fuerza que, a partir de los contrastes, crea una sinfonía. El corazón del universo quiere la unidad sin mutilaciones.

La luz encola los colores en una composición libre. En efecto, la comunión es la adhesión libre. Pero en la libertad puede anidar el pecado, es decir, la rebelión, la no adhesión. El hombre es imagen de Dios. Dios es la relación libre, la comunión, el amor. El pecado expropia al hombre de Dios, empujándolo al aislamiento y, por tanto, a la muerte, puesto que todo lo que no está en comunión muere. Pero el maligno convence al hombre de la falta de sentido del amor, de modo que el hombre cree que vivirá sólo si afirma su propia voluntad sobre sí mismo, sobre los demás, sobre el universo e, incluso, sobre Dios. Pero, cuando la materia es poseída por una voluntad semejante, se convierte en un cráter que devora al hombre, su dueño, una herida en el corazón del mundo, el cadáver de la belleza.

2.- La ley del amor. (11 jun 2014).

La cruz es más íntima a la tierra e lo que el hombre puede pensar. No es casualidad que el hombre, mire dondequiera que mire, antes o después, la barrunta. Tenían razón los antiguos cristianos cuando buscaban en todas partes el símbolo de la cruz, porque donde está la cruz, allí está el amor. El amor no es posesivo. Es un don absoluto, una relación libre, una afirmación del otro. Todo lo que está penetrado por el amor es liberado de la posesión y de la voluntad autoafirmadora. El amor precisamente porque es libre, es indefenso. Más aún, es victima de la voluntad posesiva. Pero, así, el amor absorbe la voluntad posesiva y sus frutos, y la derrota. El amor prefiere ofrecerse a sí mismo para recatar de la muerte todo lo que alcanza en el sacrificio. Y quien no quiere amar, quien rechaza el amor, puede ser tocado por el amos sólo a través del sacrificio amoroso, es decir, del amor que se le entrega en las manos, abandonado a su violencia.

El amor es amor precisamente porque es libre. Se adhiere libremente incluso a su verdugo. El amor incluye ya también a quien lo rechaza. Aunque sea asesinado, pisoteado, sigue amando. El amor dura eternamente, no conoce fin. Por eso, la cruz florecida de colores es el modo en que Dios vive en la historia. También la creación aspira a convertirse en historia del triduo pascual para escapar a un perecer eterno.

3.- La clave es la luz. (29 ene 2015).

Dios ha creado el mundo con la palabra y, por eso, la materia no es extraña a la inteligencia. En la materia del mundo se esconde su sentido, porque la Palabra, el Logos, es el sentido, la orientación, la dirección, la jerarquía justa de las cosas. Hay un código de Logos puesto en la materia de todo el universo, y Dios es tan bueno que nos ha dejado también la clave de lectura. Esta clave es la luz. En efecto, al principio, Dios creó la luz. El mundo se entiende sólo en la luz. Las cosas, los objetos, la naturaleza y el mismo hombre se entienden sólo con el trasfondo de la luz. Más aún, a la luz. Pero el hombre no puede mirar la luz. Sería demasiado. La fuente de la luz queda detrás, más allá. Aquí están los colores. La experiencia de la luz es la fiesta de los colores.

Dice Gregorio de Nisa: "Al igual que, de hecho, el resplandor del fuego estaba escondido aparentemente bajo las partículas de la materia, del mismo modo las lascas permanecen oscuras en las tinieblas; aunque contengan en sí, naturalmente, una fuerza luminosa, pues producen el fuego si se golpean una contra otra, cuando generan una chispa, también ellas se aclaran: así, todas las cosas clarificadora se manifestara avanzando... Y esto se hizo gracias a la potencia de Aquel que la ha creado, así como recuerda Moisés la palabra imperativa de Dios: Hágase la luz, y la luz se hizo. De hecho, en Dios, según nuestro entendimiento, la obra es palabra. Y cualquier cosa que nazca de él nace por la palabra".

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar