SAN MACARIO DE EGIPTO, MONJE ALEJANDRINO

01.09.2021

1.- Entregarnos totalmente a él (06 nov 2013)

Considera todo lo que ha hecho el Señor por nosotros: ¡cuánta gloria se nos ha dado, cuántas cosas ha dispuesto el Señor a lo largo de la historia de salvación desde los padres y profetas, cuantas promesas, cuántas, cuántas exhortaciones, cuánta compasión por parte de nuestro Dueño desde los orígenes! Al final manifestó su indecible solicitud hacia nosotros viniendo a vivir él mismo con nosotros y muriendo en una cruz para que nos convirtiéramos y llevarnos así de nuevo a la vida. Y nosotros seguimos sin dejar de lado nuestra propia voluntad, nuestro amor a las cosas del mundo, nuestras predisposiciones y nuestros malos hábitos, pareciéndonos en eso a los hombres de poca fe e incluso sin fe alguna.

Sin embargo, fijate cómo Dios se nos muestra lleno de una suave bondad. Nos protege y nos cuida invisiblemente; a pesar de nuestras faltas, no nos entrega definitivamente a la maldad y a las ilusiones del mundo; según su enorme paciencia, evita que perezcamos y de lejos nos observa aguardando el momento en que volvamos a él.

2.- Venid al banquete de bodas. (21 ago 2014).

En el mundo visible, si un pueblo pequeño declara la guerra al rey, éste no se molesta en dirigir él mismo la batalla, sino que manda a sus soldados para entrar en combate. Si, por el contrario, el pueblo que se levanta contra el rey es poderoso y es capaz de arrasar su reino, el rey se ve obligado a entrar él mismo en combate con su corte y su ekercito, y dirigir él mismo la batalla. ¡Mira, pues, cuál es tu dignidad! Dios mismo ha combatido son su ejercito, con sus ángeles y santos, viniendo él mismo a protegerte para librarte de la muerte. Ten confianza, pues, y fíjate de qué providencia eres objeto.

Saquemos un ejemplo de la vida presente. Imaginemos un rey que encuentra a un hombre pobre y enfermo y que siente repugnancia hacia él, pero cura sus heridas por medio de remedios saludables. Lo hace entrar en su palacio, lo reviste de púrpura, le ciñe una diadema y le invita a su mesa. Es así como Cristo, Rey celestial, se llega al hombre enfermo, le cura y le hace sentar a su mesa real, y ello sin violar su libertad, sino convenciéndole por la persuasión a aceptar un honor tan alto.

3.- La acogida del fariseo y de la pecadora. (17 sep 2015).

Acojamos a nuestro Dios y Salvador, el verdadero médico, el único capaz de curar nuestras almas, él, que tanto sufrió por nosotros. Llama sin cesar a la puerta de nuestro corazónpara que le abramos y le dejemos entrar, para que descanse en nuestras almas, nos lave los pies y los envuelva de perfume. En un lugar del evangelio, Jesús reprende a uno que no le había lavado los pies, y en otro lugar dice: Mira que estoy llamando a la puerta ; si alguien oye mi vioz y abre la puerta, entraré en su casa. Por esto ha soportado tantos sufrimientos, ha entregado su cuerpo a la muerte y nos ha recatado de la esclavitud: para venir a nosotros y morar en nosotros.

Por esto, el Señor dice a los que en el día del juicio estarán a su izquierda, condenados al infierno: Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fuy forastero y no me alojasteis; estaba desnudo y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis. Porque su alimento, su bebida, su vestid, su techo, su descanso están en nuestro corazón. De ahí que esté llamando sin cesar, ueriendo entrar. Acojámosle,pues, e introduzcámosle dentro de nosotros, ya que él es también nuestro alimento, nuestra bebida, nuestra vida eterna. Tú, Señor Jesucristo, danos poder entrar para gloria de tu nombre, junto con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

4.- Hacerse violencia para llegar a ser morada del Señor.(10 dic 2015).

El que quiera acercarse al Señor, ser digno de la vida eterna, llegar a ser morada de Cristo, debe primero creer firmemente en el Señor y luego entregarse sin reserva a sus mandatos. Debe hacerse violencia para ser humilde ante todo hombre, como dice el Señor: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. De igual manera, debe ejercitarse con todas sus fuerzas en ser siempre misericordioso, dulce, compasivo y bueno, como dice el Señor: Sed buenos y comprensivos como vuestro padre celeste es compasivo. En todo, debe seguir el modelo de humildad, conductaa, dulzura, y manera de vivir del Señor.

Que persevere en la oración, que pida sin cansarse que el Señor venga y permanezca en él. De este modo, o que cumple haciéndose violencia, lo cumplirá de buen grado, porque se acostumbrará completamente al bien, se acordará sin cesar del Señor y lo esperará con gran amor. Cuando el Señor vea tal resolución, tendrá lastima de él, le librará de sus enemigos y del pecado que vive en él, y lo llenará del Espíritu Santo. En lo sucesivo, observará todos los mandatos del Señor sin violencia ni cansancio; o más bien, será el Señor mismo quien cumplirá en él sus propios preceptos y hará brotar con toda pureza los frutos del Espíritu.

5.- El que se humilla será ensalzado. (23 feb 2016).

Un día, el abad Macario volvía del campo a su celda llevando unas hojas de palmera. En el camino, el diablo le abordó con una hoz queriéndole herir, pero no lo logró.

El diablo le dijo entonces: "Macario, padezco muchos tormentos por tu causa, porque no te he podido vencer. Sin embargo, hago todo lo que tú haces: tú ayunas, y yo no como nunca; tú vigilas, y yo no duermo jamás. Hay una sola cosa en la que me puedes". "¿Cuál?", preguntó Macario. "Es tu humildad la que me impide vencerte".

6.- El hijo del hombre es señor del sábado. (15 jul 2016)

En la ley dada por Moisés, que no era más que una sombra, Dios ordenaba a todos el reposo y no efectuar ningún trabajo en sábado. Pero este sábado no eraa más que una imagen y una sombra del auténtico sábado que concede el Señor al alma. En efecto, el alma que ha sido hallada digna del auténtico sábado deja de entregarse a sus vergonzosas preocupaciones y descansa. Celebra el verdadero sábado y goza del auténtico reposo, liberada de todas las obras de las tinieblas. Saborea el reposo eterno y el gozo del Señor.

7.- Pedid, buscad, llamad. (22 feb 2018)

Esfuérzate por complacer a Dios, espérale interiormente sin cansarte, búscale a medida de tus pensamientos, violenta tu voluntad y sus decisiones, fuérzalas para que tiendan continuamente hacia él. Y verás cómo él viene a ti y establece en ti su morada. Él está allí, observando tus razonamientos, tus pensamientos, tus reflexiones, examinando cómo le buscas: si es con toda tu alma o negligentemente. Y cuando vea que lo buscas con ardor, enseguida se te manifestará, se te aparecerá, te concederá su auxilio, te dará la victoria y te librará de tus enemigos.

En efecto, cuando haya visto cómo le buscas, cómo pones en él continuamente tu esperanza, entonces verás cómo te instruye, te enseña la verdadera oración y te da la caridad verdadera que es él mismo. Entonces él lo será todo para ti: paraíso, árbol de la vida, perla preciosa, corona, arquitecto, agricultor, un ser sometido al sufrimiento pero que no queda afectado por él, hombre, Dios, vino, agua viva, cordero, esposo, guerrero, armadura, Cristo todo en todos. Igual que un niño no puede ni alimentarse ni cuidarse solo, sino que no puede hacer otra cosa que mirar, llorando, a su madre hastaque esta, movida por la compasión, lo atiende, así las almas creyentes lo esperan todo de Cristo y le atribuyen todo lo que es justo.

8.- La vida comunitaria: "Todos sois hermanos" (27 feb 2018)

Los hermanos deben mostrarse caritativos y alegres los unos con los otros. El que trabaja hablará así al que ora: "El tesoro que mi hermano posee, yo lo tengo también, pues todo lo nuestro es común". Por su parte, el que ora dirá al que lee: "El beneficio que saca de su lectura me enriquece a mí también". Y el que trabaja dirá: "Es en interés de la comunidad que yo cumplo este servicio".

Los miembros del cuerpo n forman más que un solo cuerpo y se sostienen mutuamente cumpliendo cada uno su labor. El ojo ve por todo el cuerpo; la mano trabaja por los otros miembros; el pie, caminando, los lleva a todos; un miembro sufre cuando otro sufre. He aquí cómo los hermanos se deben comportar unos con otros. El que ora no juzgará al que trbaja porqe no ora. El que trabaja no juzgará al que ora. El que sirve no juzgará a los otros. Al contrario, cada uno que haga y actué para la gloria de Dios. Así una gran concordia y una serena armonía formarán el vínculo de la paz, que los unirá y los hará vivir con trasparencia y sencillez bajo la mirada benévola de Dios. Lo esencial, evidentemente, es perseverar en la oración. Además una sola cosa es condición: cada uno debe poseer en su corazón el tesoro de la presencia viva y espiritual del Señor. El que trabaja, ora o lee debe poder decir que posee el bien imperecedero que es el Espíritu Santo.

9.- Un enemigo lo ha hecho. (19 jul 2020).

Os escribo, amados hermanos, para que sepáis, que, desde el día en que Adán fue creado hasta el fin del mundo, el Maligno sin descanso alguno hará la guerra a los santos. Dsin embargo, son ahora pocos los que se dan cuenta de que el devastador de las almas cohabita con ellos en su cuerpo, muy cerca del alma. Están atribulados y no hay en la tierra nadie que pueda confortarlos. Por eso miran al cielo y ponen en él su esperanza con el fin de recibir algo dentro de sí mismos. Y por esta fuerza, y gracia a la armadura del Espíritu, vencerán.

En efecto, reciben del cielo de la carne. Mientras busquen a Dios con todo su corazón, la fuerza de Dios en todo momento, secretamente, vendrá en su ayuda. Precisamente porque tocan con su propio dedo su debilidad, porque se sienten incapaces de vencer, piden ardientemente la armadura de Dios, y revestidos con las armas del Espíritu para el combate, salen victoriosos. Sabed que a todos aquellos que han preparado su alma para que sea una buena tierra por la semilla celestial, el enemigo se apresura a sembrar en ellos su cizaña. Pero ahora, hermanos, sed valientes y no temáis, porque todos los que buscan a Dios recibirán una fuerza divina en su alma, sentirán en sus almas el savbor y la dulzura del mundo venidero.

10.- Velad, porque no sabéis qué día vendrá el Señor. (27 ago 2020)

Dios es el bien supremo; dirige hacia él los pensamientos de tu espíritu y no sueñes en otra cosa que en aguardar su venida. Así pues, que el alma recoja sus pensamientos dispersos por el pecado, como si recogiera a unos hijos traviesos. Que los conduzca de nuevo a la casa de su cuerpo, y que espere siempre al Señor en el ayuno y en el amor, hasta que él venga y la recoja verdaderamente.

Si nuestro corazón no se hincha, sino que, por el contrario, elevamos nuestro espírituy por una ferviente voluntad reconducimos nuestros `pensamientos en la presencia del Señor, entonces, gracias a su buen querer, ciertamente el Señor vendrá a nosotros y nos unirá verdaderamente a él. Apresúrate, pues, a complacer al Señor, espérale sin cesar en tu corazón, búscale a través de tus pensamientos, incita tu voluntaf y tus pensamientos a tender constantemente hacia él. Verás entonces cómo él viene a ti y hace en ti su morada.

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