SAN LEON XIII

31.08.2021

1.- Recuerda el día del sábado para santificarlo. (20 ene 2015).

El alma lleva impresa la imagen y semejanza de Dios, en la que reside aquel poder mediante el cual se mandó al hombre que dominara sobre las criaturas inferiores y sometiera a su beneficio a las tierras todas y los mares. En esto son todos los hombres iguales, y nada hay que determine diferencias entre los ricos y los pobres, entre los señores y los operarios, entre los gobernantes y los particulares, pues uno mismo es el Señor de todos.

A nadie le está permitido violar impunemente la dignidad humana, de la que Dios mismo dispone con gran reverencia; ni ponerle trabas en la marcha Hacia su perfeccionamiento, que lleva a la sempiterna vida de los cielos. De aquí se deduce la necesidad de interrumpir las obras y trabajos durante los días festivos. Nadie sin embargo, deberá entenderlo como el disfrute de una más larga holganza inoperante, ni menos aún como una ociosidad, como muchos desean, engendradora de vicios y fomentadora de derroches de dinero, sino justamente del descanso consagrado por la religión. Éste es, principalmente, el carácter y ésta la causa del descenso de los días festivos, que Dios sancionó ya en el Antiguo Testamento con una ley especial: Acuérdate de santificar el sábado, enseñándolo, además, con el ejemplo de aquel arcano descanso después de haber creado al hombre: Descansó el séptimo día de toda la obra que había realizado.

2.- Dichosos los pobres. (09 sep 2015).

Loa desfavorecidos aprenden de la Iglesia que, según el juicio del mismo Dios, la pobreza no es un oprobio, y que no deben enrojecer por el hecho de tener que ganar el pan con su trabajo. Esto es lo que Cristo nuestro Señor confirmó con su ejemplo, él, que, siendo rico. Se hizo pobre para la salvación de los hombres; siendo Hijo de Dios y Dios él mismo, quiso ser tenido a los ojos del mundo por hijo de un obrero y

llegó a pasar gran parte de su vida trabajando para ganarse la vida. ¿No es este el hijo del carpintero, el hijo de María?

Cualquiera que tenga bajo su mirada este modelo divino comprenderá fácilmente lo que queremos decir: la verdadera dignidad del hombre y su excelencia residen en su forma de obrar, es decir, en la virtud; la virtud es patrimonio común de los mortales, al alcance de todos, de los pequeños como de los mayores, de los pobres como de los ricos; tan sólo la virtud y los méritos, donde sea que se encuentren, obtendrán la recompensa de la bienaventuranza eterna. Aún más, es hacia las clases infortunadas que el corazón de Dios parece inclinarse con predilección. Jesucristo llama bienaventurados a los pobres; invita con amor a ir hacia él a todos los que sufren y lloran para consolarlos; abraza con más tierna caridad a los pequeños y oprimidos.

3.- En el mundo futuro recibirá la vida eterna. (29 may 2018).

La misma voluntad de Dios parece más inclinada del lado de los afligidos, pues Jesucristo llama felices a los pobres, invita amantísimamente a que se acerquen a él, fuente de consolación, todos los que sufren y lloran, y abraza con particular caridad a los más bajos y vejados por la injuria. Conociendo estas cosas, se baja fácilmente el ánimo hinchado de los ricos y se levanta el deprimido de los afligidos; unos se pliegan a la benevolencia, otros a la modestia. De este modo, el pasional alejamiento de la soberbia se hará más corto y se logrará sin dificultades que las voluntades de una y otra clase, estrechadas amistosamente las manos, se unan también entre sí.

Para los cuales, sin embargo, si siguen los preceptos de Cristo, resultará poco la amistad y se unirán por el amor fraterno. Oues verán y comprenderán que todos los hombres han sido creados por el mismo Dios, Padre común; que todos tienden al mismo fin, que es el mismo Dios, el único que puede dar la felicidad perfecta y absoluta a los hombres y a los ángeles; que, además, todos han sido igualmente redimidos por el beneficio de Jesucristo y elevados a la dignidad de hijos de Dios, de modo que se sientan unidos, por parentesco fraternal, tanto entre sí como con Cristo, primogénito entre muchos hermanos.

4.- José, hijo de David, no tengas reparo en recibir a María como esposa tuya. (18 dic 2019).

Las razones y motivos especiales por los que san José es proclamado patrón de la Iglesia y que esta supere mucho de su protección y de su patronato residen en que José fue esposo de María y padre putativo de Jesús. De aquí se desprende su dignidad, su favor, su santidad, su gloria. Ciertamente, la dignidad de la Madre de Dios es tan alta que no hay nada que pueda ser creado por encima de ella. Pero, como José ha sido unido a la bienaventurada Virgen por los lazos conyugales, no hay duda de que haya sido más cercano que nadie a esta dignidad eminente por la que María, la Madre de Dios, sobrepasa infinitamente todas las cosas creadas...

De igual manera, José brilla entre todos por la más augusta dignidad, porque ha sido, por la voluntad divina, el guardián del Hijo de Dios, considerado por los hombres como hijo suyo. De ahí que el Hijo de Dios fuera humildemente sumiso con José y le obedeciera, cumpliendo todos los deberes que los hijos están obligados a cumplir respecto de sus padres. De esta doble dignidad se desprenden los deberes que la naturaleza impone a los padres de familia, tal como José era el guardián, el administrador y el defensor legítimo y natural de la casa divina de la que él era la cabeza.

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar