SAN JUAN CRISOSTOMO

23.10.2021

     1.- Tanto amó Dios al mundo.

Es la cruz la que ha reconciliado a los hombres con Dios, la que ha hecho de la tierra un cielo, la que ha unido a los hombres con los ángeles. Ella ha derribado la ciudadela de la muerte, ha destruido el poder del diablo, ha liberado a la tierra del terror, ha puesto los cimientos de la Iglesia. La cruz es la voluntad dada al Padre, la gloria del Hijo, la exultación del Espíritu Santo.

La cruz es más resplandeciente que el sol, porque cuando el sol se oscurece la cruz brilla; y el sol se oscurece no en el sentido de quedar aniquilado, sino porque es vencido por el resplandor de la cruz. La cruz ha hecho pedazos el acta de nuestra condena, ha roto las cadenas de la muerte. La cruz es la manifestación del amor de Dios: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él. La cruz ha abierto las puertas del paraíso, ha introducido en él al malhechor y ha llevado al reino de los cielos al género humano abocado a la muerte.

2.- Reconocer a Cristo pobre

¿Deseas honrar el Cuerpo de Cristo? No lo desprecies cuando lo contemplas desnudo en los pobres, ni lo honres aquí, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su frío y desnudez. Porque el mismo que ha dicho: Esto es mi cuerpo afirmó también: Tuve hambre y no me distes de comer y siempre que dejasteis de hacerlo a uno de estos pequeñuelos, a mí en persona lo dejasteis de hacer. Dios no tiene necesidad de vasos de oro, sino de almas semejantes al oro.

No os digo esto con el fin de prohibir la entrega de dones preciosos para los templos, pero sí que quiero afirmar que, junto con estos dones e incluso por encima de ellos, debe pensarse en la caridad para con los pobres. ¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro si el mismo Cristo muere de hambre? Piensa, pues, que esto es lo que haces con Cristo, cuando lo contemplas errante, peregrino y sin techo y, sin recibirlo, te dedicas a adornar el pavimento, las paredes y las columnas del templo; con cadenas de plata sujetas lámparas, y te niegas a visitarlo cuando él está encadenado en la cárcel. Con esto que te digo no pretendo impedirte hacer tales dones, sino que te exhorto a acompañar, ó mejor, a preceder esos actos por obras a favor de tu hermano. Por tanto, al adornar el templo, procura no despreciar al hermano necesitado, porque este templo es mucho más precioso que aquel otro.

3.- ¡Oh Dios, ten compasión de este pecador!

Un fariseo y un publicano subieron al templo a orar.

El fariseo comenzó enumerando todas sus cualidades, proclamando: ¡Oh Dios te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos y adúlteros; ni como ese publicano! ¡Miserable, te atreves a juzgar la tierra entera!¿Por qué te atreves a desanimar a tu prójimo? Has acusado a todos los hombres sin excepción. ¡Cuánta suficiencia en estas palabras! El publicano había comprendido muy bien estas palabras. Hubiera podido corregirlo de esta manera: "¿Quién eres tú que te atreves a proferir semejantes difamaciones contra mí? ¿Qué sabes tú de mi vida?" Pero no, no hizo nada de eso, sino todo lo contrario: se prosternó diciendo: ¡Oh Dios ten compasión de este pecador! Y por haber dado pruebas de humildad, quedó justificado.

El fariseo se marchó del templo sin recibir ninguna absolución, pero el publicano se marchó con el corazón renovado por haber reencontrado la justicia. No es que en el publicano hubiera mucha humildad, en la medida en que este término se usa cuando se humilla uno que es noble; en el caso del publicano, no se trataba de humildad, sino de simple verdad, porque lo que decía era verdad.

4.- El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, no perderá su paga

Fui un extranjero, dice Cristo, y me acogisteis. Y dice también: Cada vez que lo hicisteis con uno de estos pequeños, a mí me lo hicisteis. Puesto que se trata de un creyente y un hermano, ése será el más pequeño, y es Cristo quien entra con él. ¡Ábrele tu casa recíbelo! El que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta. Los sentimientos que se deben tener al recibir a un extranjero son la diligencia, la alegría, la generosidad. El extranjero siempre se presenta tímido y avergonzado. Si no se le da un hospedaje gozoso, se retirará sintiéndose menospreciado, porque es peor ser recibido de esa manera que no ser recibido.

Que tu casa sea una mansión en la que Cristo encuentre su morada. Di "Ésta es la habitación de Cristo, la casa reservada para él". Aunque sea muy sencilla él no la despreciará. Cristo está desnudo, es un extraño, solo le falta un techo. Dale esa habitación que tienes y no seas cruel e inhumano. Abrahán recibió a los extranjeros en su casa. Su mujer los trató como si fuera ella la sirvienta y ellos los amos. Ni uno ni otro sabían que recibían a Cristo, que acogían a ángeles. De haberlo sabido, se habrían desprendido de todo. Nosotros, que sabemos reconocer a Cristo, demos muestras de una atención todavía mayor que ellos, que creían recibir solo a unos hombres.

5.- El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, no perderá su paga. (15 Jul 2013)

Fui un extranjero, dice Cristo, y me acogisteis. Y dice también: Cada vez que lo hicisteis con uno de estos pequeños, a mí me lo hicisteis. Puesto que se trata de un creyente y de un hermano, ése será el más pequeño, y es Cristo quien entra con él. ¡Ábrele tu casa, recíbelo! El que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta. Los sentimientos que se deben tener al recibir a un extranjero son la diligencia, la alegría, la generosidad. El extranjero siempre se presenta tímido y avergonzado. Si no se le da hospedaje gozoso, se retirará sintiéndose menospreciado, porque es pero ser recibido de esa manera que no ser recibido.

Que tu casa sea una mansión en la que Cristo encuentre su morada. Di: "Ésta es la habitación de Cristo, la casa reservada para él". Aunque sea muy sencilla él no la despreciará. Cristo está desnudo, es un extraño; sólo le falta un techo. Dale esa habitación que tienes y no seas cruel e inhumano. Abrahán recibió a los extranjeros en su casa. Su mujer los trató como si fuera ella la sirvienta y ellos los amos. Ni uno ni otro sabían que recibían a Cristo, que acogían a ángeles. De haberlo sabido, se habrían desprendido de todo. Nosotros, que sabemos reconocer a Cristo, demos muestras de una atención todavía mayor que ellos, que creían recibir sólo a unos hombres.

6.- Partícipes de la pasión de Cristo (25 Jul 2013).

Los hijos de Zebedeo apremian a Cristo, diciéndole: Ordena que se siente uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. ¿Qué les responde el Señor?: ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?.

La manera de preguntar del Señor equivale a una exhortación y a un estímulo. No dice: "¿Podéis soportar la muerte? ¿Sois capaces de derramar vuestra sangre?", sino que sus palabras son: ¿Sois beber el cáliz? capaces de Y, para animarlos a ello, añade: Que yo he de beber. De este modo, la consideración de que se trata del mismo cáliz que ha de beber el Señor había de estimularlos una respuesta más generosa. A su pasión le da el nombre de "bautismo" para significar, con ello, que sus sufrimientos habían de ser causa de una gran purificación para el mundo entero. Ellos responden: Lo somos. El fervor de su espíritu les hace dar esta respuesta espontánea, sin saber bien lo que prometen, pero con la esperanza de que de este modo alcanzarán lo que desean.

7.- La parábola de la cizaña (27 Jul 2013).

El método del diablo es el de mezclar siempre la verdad con el error, revestido éste con las apariencias y colores de la verdad, de manera que pueda seducir fácilmente a los que se dejan engañar. El Señor habla de la cizaña, planta que se parece al trigo. Seguidamente indica cómo hace para engañar: Mientras la gente dormía. Por ahí se ve el grave peligro que corren los jefes, sobre todo aquellos a quienes les ha sido confiada la guarda del campo; por otra parte, ese peligro no amenaza solo a los jefes, sino también a los subordinados. Cristo nos dice todo esto para enseñarnos a no dormirnos; de ahí la necesidad de la vigilancia de un guardia.

Considera ahora el celo de los cristianos: quieren arrancar la cizaña inmediatamente; es cierto que, aunque les falte reflexión, dan pruebas de su solicitud. Solo buscan salvar la cosecha, no vengarse del que ha sembrado la cizaña, por eso, quieren expulsar totalmente el mal del campo. ¿Y que responde el Maestro? Les priva de ello por dos razones: por el temor de perjudicar el trigo y por la certeza de que un castigo inevitable se abatirá sobre los que están afectados de esa enfermedad mortal. Si queremos que se les castigue sin que se perjudique a la cosecha, debemos esperar el momento conveniente. Por otra parte, ¿es posible que una parte de esa cizaña se convierta en trigo? Si lo arrancáis ahora, podéis perjudicar la próxima cosecha arrancando a los que podrían llegar a ser mejores.

8.- El primero en dar testimonio. (30 nov 2013)

Ved qué dulzura, qué delicia convivir los hermanos unidos. Andrés, después de haber permanecido junto a Jesús y haber aprendido muchas cosas, no se guardó este tesoro sólo para él: se apresuró a ir junto a su hermano Simón Pedro para compartir con él los bienes que había recibido. Considera lo que dice a su hermano: Hemos encontrado al Mesías, es decir, a Cristo. ¿Te das cuenta del fruto de lo que, en tan poco tiempo, acababa de aprender? Eso demuestra la autoridad del Maestro que enseñó a sus discípulos y, al mismo tiempo, el celo que éstos demostraron en conocerle desde el principio.

La prisa de Andrés, su celo en difundir inmediatamente la buena noticia, supone un alma que ardía en deseos de ver cumplido ya lo que tantos profetas habían anunciado de Cristo. El hecho de compartir así las riquezas espirituales demuestra una amistad verdaderamente fraterna, un profundo afecto y un alma llena de sinceridad. Hemos encontrado al Mesías, dice; no un Mesías cualquiera, sino el Mesías que esperábamos.

9.- Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. (03 ene 2014).

¡Éste es el Cordero de Dios!, dice Juan Bautista. Jesucristo no habla; es Juan quien dice todo. El esposo tiene la costumbre de actuar así. No dice nada a la esposa, sino que se presenta y se mantiene en silencio. Otros son los que lo anuncian y lo presentan a la esposa. Cuando ella aparece, el esposo la recibe de manos de otro. Pero, después de haberla recibido de este modo, se une tan fuertemente a ella que la esposa ya no se acuerda de los que ha dejado para seguir al esposo.

Esto se realiza en Cristo. Ha venido para unirse a su Esposa, la Iglesia. Él mismo no ha dicho nada, sólo se presenta. Es Juan, el amigo del Esposo, el que ha unido la mano del Esposa y de la Esposa, a la Iglesia, preparada por su predicación. Entonces, Jesucristo la ha recibido y la ha colmado de tantos bienes que ya no ha vuelto a aquel que la condujo hacía Cristo. Sólo Juan, el amigo del Esposo ha estado presente en estas nupcias. Él lo hizo todo en aquel momento. Dirigiendo su mirada hacia Jesús que venía, dijo: ¡Éste es el Cordero de Dios! Así mostraba que no solamente por la voz, sino también por los ojos, daba testimonio del Esposo. Admiraba a Cristo y, contemplándolo, su corazón saltaba de gozo. Aunque no anuncie por la predicación, lo contempla y da a conocer el don que trajo Jesús con su venida.

10.- Se marchó a un descampado y allí se puso a orar. (15 ene 2014).

El sumo bien está en la oración, en el diálogo con Dios. La oración es luz del alma, verdadero conocimiento de Dios, mediadora entre Dios y los hombres. Hace que el alma se eleve hasta el cielo y estreche a Dios con inefables abrazos, deseosa de la leche divina, como el niño que llama a su madre llorando; por la oración el alma expone sus propios deseos y recibe dones mejores que toda la naturaleza invisible. La oración se presenta ante Dios como venerable intermediaria, alegra nuestro espíritu y pacifica el alma.

Cuando hablo de oración me refiero no a las simples palabras, sino a la verdadera: a la oración que es un deseo de Dios, una inefable piedad no otorgada por los hombres, sino concedida por la gracia divina, de la que también dice el Apóstol: Nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Una oración así, cuando Dios la otorga a alguien, es una riqueza inagotable y un alimento celestial que satura el alma; quien la saborea se enciende en un deseo eterno del Señor, como un fuego ardiente que inflama su corazón.

11.- Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres. (26 ene 2014).

¡Qué admirable pesca la del Salvador! Admirad la fe y la obediencia de los discípulos. La pesca, como sabéis, requiere una constarte atención. Ahora bien, cuando se encuentran en medio de su trabajo, oyen la llamada de Jesús y no dudan un solo momento; no dicen: "Déjanos regresar a casa para hablar con nuestros familiares". No, lo dejan todo inmediatamente y le siguen, tal como Eliseo hizo con Elías. Es esta clase de obediencia la que nos pide Cristo, sin la más mínima duda, incluso en el caso de que nos apremien necesidades aparentemente más urgentes. Por eso, cuando un joven que le quería seguir le preguntó si podía ir antes a enterrar a su padre, ni tan sólo esto le dejó hacer. Seguir a Jesús, obedecer su palabra, es un deber que está por encima de todos los demás.

Me dirás que la promesa que les había hecho era muy grande. Por eso los admiro yo tanto: ¡cuando aún no habían visto ningún milagro, creyeron en una promesa y renunciaron a todo para seguirle! Creyeron que, con las mismas palabras con las que habían sido captados durante la pesca, podrían ellos pescar a otros.

12.- Salió el sembrador a sembrar. (29 ene 2014).

¿De dónde salió el que está presente en todo, que lo llena todo? ¿Cómo ha salido? No de forma material, ciertamente, sino por una disposición de su providencia a favor nuestro: se acercó a nosotros revistiendo nuestra carne. Puesto que nosotros no podíamos llegarnos a él porque nos lo impedían nuestros pecados, es él quien vino aq nosotros. Y, ¿por qué Salió? ¿Para destruir la tierra en la que pululaban las espinas? ¿Para castigar a los agricultores? De ninguna manera. Viene a cultivar esta tierra, a ocuparse de ella y sembrar la palabra de santidad. Porque la simiente de la cual habla es, en efecto, su doctrina; el campo, el alma del hombre; el sembrador, él mismo.

Habría razón para hacer reproches a un agricultor que sembrara con tanta largueza. Pero cuando se trata de las cosas del alma, la piedra puede ser transformada en una tierra fértil, el camino puede no ser pisoteado por todos los que circulan por él y llegar a ser un campo fecundo; las espinas pueden ser arrancadas y permitir que los granos crezcan tranquilamente. Si eso no fuera posible, el sembrador no hubiera derrochado su grano. Y si la transformación no tiene lugar, la culpa no es del sembrador, sino de aquellos que no han querido dejarse cambiar. El sembrador ha hecho su trabajo. Si su grano ha sido malgastado, no se pueden pedir responsabilidades al autor de un bien tan grande.

Fíjate bien en que hay muchas maneras de perder la semilla. Una cosa es dejar secar la semilla de la palabra de Dios sin preocuparse ni poco ni mucho; otra cosa es verla perecer bajo el choque de las tentaciones. Para que no nos ocurra cosa semejante, grabemos profundamente y con ardor la palabra en nuestra memoria. El diablo querrá arrancar el bien alrededor nuestro, pero nosotros tendremos suficiente fuerza para que no pueda arrancar nada en nosotros.

13.- ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios! (20 feb 2014).

Pedro considera los sufrimientos y la muerte de Cristo desde el punto de vista puramente natural y humano, y esa muerte le parece indigna de Dios, vergonzosa para su gloria. Cristo le reprende y parece que le dice: "¡No!" Los sufrimientos y la muerte no son indignos de mí. Aleja toda idea humana, escucha mis palabras consideradas desde el punto de vista de los designios de mi Padre y comprenderás que sólo esta muerte es la que conviene a mi gloria. ¿Crees que sufrir es para mí una vergüenza? Debes saber que es la voluntad del diablo que yo no lleve a cabo de esta manera el plan de salvación".

Que nadie se avergüence por los signos de nuestra salvación, tan dignos de veneración y adoración; la cruz de Cristo es fuente de todo bien. Gracias a ella vivimos, somos regenerados y salvados. Llevemos, pues, la cruz como una corona de gloria. Ella pone su sello a todo lo que nos conduce a la salvación: cuando somos regenerados por las aguas del bautismo, ella está allí; cuando nos acercamos a la santa mesa para recibir el Cuerpo y la Sangre del Salvador, ella está allí; cuando imponemos las manos sobre los elegidos del Señor, ella está allí. Cualquier cosa que hagamos, allí se levanta ella, signo de victoria para nosotros. Por eso la ponemos en nuestras casas, en nuestras paredes, en nuestras puertas; la trazamos sobre nuestra frente y nuestro pecho; la llevamos en nuestro corazón. Porque ella es el símbolo de nuestra redención, de nuestra liberación y de la infinita misericordia de nuestro Señor.

14.- El hombre... se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. (28 feb 2014).

Háblale así a tu esposa:  Yo te he escogido, te amo y te prefiero más que a mi propia vida. Si no nos concede poder agradar a Dios durante esta vida, eternamente estaremos con Cristo y el uno con el otro en una felicidad sin límites. Tu amor me llena de gozo más que todo y no conocería una desdicha más insoportable que estar separado de ti. Aunque tuviera que perderlo todo, llegar a ser más pobre que un mendigo, arriesgar los más grandes peligros, todo me sería soportable con tal de que permaneciera tu afecto hacia mí". Será también necesario que tu conducta sea conforme a estas palabras. Demuestra a tu mujer que aprecias mucho el poder vivir con ella y que, por ella, prefieres estar en casa que en la plaza. Prefiérela a todos los amigos e incluso a los hijos que ella te ha dado; y que éstos te amen a ti por ella.

Haced en común vuestras oraciones. Que cada uno vaya a la iglesia y en casa el marido pregunte a su mujer, y la mujer a su marido, qué es lo que allí se ha dicho y leído. Aprended el temor de Dios; todo lo demás irá viniendo como de una fuente y vuestra casa se llenará de bienes innumerables. Aspiremos a los bienes incorruptibles, que los otros no nos faltarán. Buscad primero el reino de Dios, nos dice el Evangelio, y todo lo demás se os dará por añadidura.

15.- Se han convertido como respuesta a la proclamación de Jonás. (12 mar 2014).

Guardémonos de perder toda esperanza, pero evitemos igualmente ceder a la indolencia. La desesperanza impide levantarse al que ha caído y la indolencia hace caer al que está de pie. Si la presunción nos precipita de lo alto de los cielos, la desesperanza nos precipita en el abismo infinito del mal, mientras que es suficiente un poco de esperanza para arrancarnos de él. Así es como Nínive fue salvada. Sin embargo, la sentencia divina pronunciada contra los ninivitas era desconcertante, pues no decía: "Si os arrepentís, seréis salvados" sino simplemente: Todavía tres días y Nínive será destruida. Pero ni las amenazas del Señor, ni los requerimientos del profeta, ni la severidad de la sentencia hicieron doblegar la confianza del pueblo en la salvación.

Dios quiere que saquemos una lección sin condiciones de esta sentencia de manera que, instruidos por este ejemplo, resistamos a la desesperación como a la pasividad. Además, la benevolencia divina no se manifiesta solamente a través del perdón concedido a los ninivitas arrepentidos: el tiempo concedido atestigua igualmente una bondad inexpresable. ¿Pensáis que tres días habrían podido bastar para borrar tanta iniquidad? La misericordia de Dios estalla detrás de estas palabras. Que el ejemplo de Nínive nos preserve de toda desesperación, pues el diablo la considera como su arma más eficaz: incluso pecando no le daríamos mayor gusto que perdiendo la esperanza.

16.- Ve primero a reconciliarte con tu hermano. (14 mar 2014).

Escucha lo que dice el Señor: Cuando vayas a presentar tu ofrenda sobre el altar, si allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano, y después vienes a presentar tu ofrenda. Pero dirás: "¿Voy a dejar allí la ofrenda y el sacrificio?" "Ciertamente, responde él, ya que el sacrificio es ofrecido precisamente para que vivas en paz con tu hermano". Si, pues, el fin del sacrificio es la paz con tu hermano". Si, pues, el fin del sacrificio esla paz con tu prójimo, y no proteges la paz, no sirve de nada que tomes parte en el sacrificio, incluso con tu presencia. Lo primero que tienes que hacer es restablecer la paz, esta paz por la cual el sacrificio viene ofrecido. Entonces sacarás mucho provecho de él.

El Hijo del hombre ha venido al mundo para reconciliar la humanidad con su Padre. Como dice san Pablo: Ahora Dios ha reconciliado con él todas las cosas; por la cruz ha matado el odio. Él, que ha venido a traer la paz, nos proclama igualmente bienaventurados si seguimos su ejemplo y compartimos su nombre: Felices los que trabajan por la paz, ellos se llamarán hijos de Dios. Así, pues, lo que hace Cristo, el Hijo de Dios, lo realiza también en la medida en que es posible en la naturaleza humana. Hace reinar la paz en los demás como en ti. ¿No da Cristo el nombre de hijo de Dios al amigo de la paz? He aquí por que la única buena disposición que pide de nosotros ala hora del sacrificio es que estemos reconciliados con nuestros hermanos. Nos muestra así que, de todas las virtudes, la caridad es la más grande.

17.- Cuando sea elevado el Hijo del hombre, entonces comprenderéis que soy yo. (08 abr 2014).

¿Quieres saber el valor de la sangre de Cristo? Remontémonos a las figuras que profetizaron y recorramos las antiguas Escrituras. Inmolad -dice Moisés- un cordero de un año; tomad su sangre y rociad las dos jambas y l dintel de la casa. "¿Qué dices Moisés? La sangre de un cordero irracional, ¿puede salvar a los hombres dotados de razón?" "Sin duda -responde Moisés-, no porque se trate de sangre, sino porque en esta sangre se contiene la profecía de la sangre del Señor". Si hoy, pues, el enemigo, en lugar de ver las puertas rociadas con sangre simbólica, ve brillar en los labios de los fieles, puertas de los templos de Cristo, la sangre del verdadero Cordero, huirá todavía más lejos.

¿Deseas descubrir aún por otro medio el valor de esta sangre? Mira de dónde brotó y cuál sea su fuente. Empezó a brotar de la misma cruz y su fuente fue el costado del Señor: Uno de los soldados se acercó con la lanza y le traspasó el costado, y al punto salió agua y sangre: agua, como símbolo del bautismo; sangre, como figura de la Eucaristía. El soldado le traspasó el costado, abrió una brecha en el muro del templo santo, y yo encuentro el tesoro escondido. Esto fue lo que ocurrió con el cordero: los judíos sacrificaron el cordero, y yo recibo el fruto del sacrificio. Del costado salió sangre y agua. Con el bautismo y la Eucaristía, que han brotado del costado, se edifica la Iglesia. Del costado de Jesús se formó, pues, la Iglesia, como del costado de Adán fue formada Eva.

18.- Judas salió inmediatamente; era de noche. (15 abr 2014).

Judas había expresado su arrepentimiento: He pecado entregando la sangre inocente. Pero el diablo, que había entendido estas palabras, comprendió que Judas estaba en el buen camino y estatransformación le asustó. Después reflexionó: "Su maestro es benevolente; en el momento que fue traicionado por él, lloró por su suerte, sería extraño que no lo recibiera cuando se arrepintiera con toda su alma y reconociera su culpa. ¿No fue crucificado por esto?" Tras estas reflexiones, introdujo una profunda tristeza en el corazón de Judas, y lo empujó a una inmensa desesperación, lo desconcertó, y le acosó hasta que lo empujó al suicidio para privarlo de la vida después de despojarlo de sus sentimientos de arrepentimiento.

No hay duda de que, de haber estado aún vivo, se habría salvado: sólo hay que ver el ejemplo de los verdugos. En efecto, si Cristo ha salvado a los que le crucificaron; si, incluso en la cruz, ruega al Padre e intercede por el perdón de sus pecados, ¿cómo no habría acogido al traidor con una benevolencia total, demostrada la sinceridad de su conversión? Pedro le negó tres veces después de participar en la comunión de los santos misterios, y sus lágrimas le absolvieron. Pablo, el perseguidor, el blasfemo, el presuntuoso que no sólo persiguió al Crucificado, sino a todos sus discípulos, se convirtió en apóstol después de su conversión. Dios sólo nos pide una ligera penitencia para concedernos el perdón de nuestros pecados.

19.- Ahora estáis tristes, pero volveré, y vuestra alegría nadie os la quitará. (30 may 2014).

Habéis llegado a ser imitadores del divino Maestro, dijo Pablo. ¿Cómo es esto? Acogiendo la Palabra en las pruebas, con la alegría del Espíritu Santo. No solamente en las pruebas, sino en medio de las pruebas entre incontables sufrimientos. En los Hechos de los apóstoles vemos cómo surgió la persecución contra ellos, como sus enemigos los denunciaron lo magistrados y soliviantaron la ciudad. Estaban en la prueba, y no se puede decir que permanecieran fieles con tristeza, lamentándose. No, ellos estaban muy alegres: Estaban contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Cristo.

Es realmente admirable. Ya es mucho sufrir la prueba con paciencia, pero hacerlo con alegría es, mostrarse superior a la naturaleza y tener, por así decirlo, un cuerpo impasible. ¿Cómo han sido imitadores de Cristo? Sufriendo aquello que él mismo sufrió sin quejarse, con alegría, porque voluntariamente aceptó las pruebas. Por nosotros se anonadó; agonizando en la cruz, apeló a su gloria: Padre, glorifícame.

20.- La Ascensión de tu Hijo es ya nuestra victoria: somos miembros de su cuerpo. (01 jun 2014).

Dios y los hombres se han convertido en una sola estirpe. Por eso san Pablo dijo: Somos Hijo de Dios. También dice en otro lugar: Somos el Cuerpo de Cristo, y cada uno es su miembro. Es decir: nos convertimos en su estirpe por la carne que él ha asumido. Por lo tanto, gracias a él, tenemos una garantía en el cielo: la carne que tomó de nosotros, y aquí abajo: el Espíritu Santo que habita dentro de nosotros. ¿Cómo se entiende que el Espíritu Santo está al mismo tiempo en el cielo y con nosotros? El cielo ha poseído el cuerpo sagrado y la tierra ha recibido el Espíritu Santo. Cristo vino y trajo el Espíritu Santo, después subió al cielo y se llevó nuestro cuerpo. ¡Un plan divino formidable y sorprendente! Como dijo el profeta: Señor, Dios nuestro, ¡cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!

La divinidad ha sido elevada. Dice exactamente: Lo vieron levantarse, el que es grande en todo, el gran Dios, el gran Señor, que es también el gran rey sobre toda la tierra. Gran profeta, gran sacerdote, gran luz, grande en todo. No sólo es grande por su divinidad, sino también según la carne, porque es gran sacerdote y gran profeta.

21.- No podéis servir a Dios y al dinero. (21 jun 2014).

Ved qué ventajas nos promete Jesucristo y cuántos de sus mandatos nos son útiles, puesto que nos liberan de tantos grandes males. El daño que nos causan las riquezas, dice, no es sólo amar a los ladrones contra vosotros y llenar vuestro espíritu de profundas tinieblas. La gran herida que producen es que os arrastran de la bienaventurada servidumbre de Jesucristo para convertiros en esclavos de un metal insensible e inanimado.

No podéis servir a Dios y al dinero. ¡Temblemos hermanos, ante la idea de que forzamos a Cristo a hablar del dinero como de una divinidad opuesta a Dios! Pero -diréis- ¿cómo han encontrado los antiguos patriarcas la manera de servir a Dios y al dinero? De ningún modo. Pero ¿cómo, pues, Abrahán, cómo Job han alzado tantas alabanzas por su magnificencia? Os respondo que la cuestión no es lo que han poseído los ricos, sino aquellos que han sido poseídos por sus riquezas. Job era rico; se servía del dinero, pero no servía al dinero, era el dueño y no el adorador. Consideraba su bien como si hubiera sido otro, se consideraba el dispensario y no el propietario. Por eso no se afligió en absoluto cuando lo perdió.

22.- Proclamando la buena noticia y curando enfermedades (8 jul 2014).

Jesús, tras infinitas injurias y querellas, recorría las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino de Dios y curando toda enfermedad y toda dolencia. Recorría asó las ciudades y aldeas y sinagogas, enseñándonos a rechazar las injurias, no con injurias, sino con beneficios mayores. Si tú haces los beneficios de Dios y no por los hombres, hagan lo que hagan tus consiervos, no dejarás de beneficiarlos, para que sea mayor tu recompensa. De modo que quien tras recibir una injuria, cesa de hacer beneficios, manifiesta que andaba ejercitando la virtud no por Dios, sino por las humanas alabanzas.

Cristo, para enseñarnos que procedía por pura benignidad, no sólo no esperaba a que los enfermos fueran a él, sino que iba en busca de ellos y les hacía un doble beneficio: el del reino de los cielos y el de la curación de todo género de enfermedades. No desdeñaba ninguna ciudad, no pasaba de largo por ninguna aldea, iba por todos los sitios. Y no se contentaba con esto, sino que tomó otra providencia además. Pues dice el evangelista: Viendo a la muchedumbre, se enterneció de compasión por ella, porque estaban fatigados y decaídos, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: La mies es mucha, pero pocos los obreros. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

23.- El que dé a beber un simple vaso de agua fresca no quedará sin recompensa. (14 jul 2014).

El que recibe a un profeta por ser profeta recibirá una recompensa de profeta. Éstos son los sentimientos que se deben tener al recibir a un huésped: la complacencia, el gozo, la generosidad. El huésped es siempre tímido y vergonzoso. Si su anfitrión no le recibe con gozo, se retira sintiéndose menospreciado, porque es peor ser recibido fríamente que no ser recibido.

Abre tu casa donde Cristo encuentre alojamiento. Di: "Ésta es la habitación de Cristo. Ésta es la mansión que le está reservada". Aunque sea muy sencilla, no la va a desdeñar. Cristo está desnudo, es extranjero. No le hace falta más que un techo. Por lo menos, dale esto; no seas cruel e inhumano. Tú, que muestras tanto deseo por los bienes materiales, no te quedes frío ante las riquezas del espíritu. Para tu coche tienes un local, ¿y no tendrás ninguno para Cristo vagabundo? Abrahán recibió a los huéspedes allí donde él vivía. Su mujer los trató como si fuera la sirvienta, y ellos, los amos. Ni el uno ni la otra sabían que recibían a Cristo, que acogían a ángeles. Si lo hubieran sabido, se habrían despojado de todo. Nosotros, que sabemos reconocer a Cristo, mostremos aún más prisa que ellos, que creían recibir sólo a unos hombres.

24.- Beber se su cáliz para sentarse a su derecha. (25 jul 2014).

Por mediación de su madre, los hijos del Zebedeo, en presencia de sus compañeros, apremian a Cristo, diciéndole: Ordena que se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Que nadie se sorprenda de ver a los apóstoles en una actitud tan imperfecta. Espera a que se cumpla el misterio de la cruz, que la fuerza del Espíritu les haya sido comunicada. Si quieres ver la fuerza de su alma, míralos más tarde, y los verás superiores a todas las debilidades humanas. Cristo no esconde sus simplezas para que percibas mejor lo que llegaran a ser por la fuerza de la gracia que los va a transformar.

No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? Fíjate bien y verás cómo no les pregunta directamente: "¿Estáis preparados para derramar vuestra sangre?" Para animarlos, les propone compartir su mismo cáliz, vivir en comunión con él. Más tarde verás a este mismo san Juan, que de momento busca el primer puesto, ceder siempre el primer puesto a san Pedro. En lo que se refiere a Santiago, su apostolado fue corto. Ardiente de fervor, menospreciando completamente los intereses puramente humanos, por el celo mereció ser, de entre los apóstoles, el primero en sufrir el martirio.

25.- La parábola de la cizaña. (26 jul 2014).

El método del diablo es el de mezclar siempre la verdad con el error, revestido éste con las apariencias y colores de la verdad, de manera que pueda seducir fácilmente los que se dejan engañar. ^Por eso, el Señor sólo habla de la cizaña porque esta planta se parece al trigo. Seguidamente indica cómo lo hace para engañar: Mientras la gente dormía. Cristo nos dice todo esto para enseñarnos a no dormirnos, de ahí la necesidad de la vigilancia de un guardia. Y también nos dice: El que persevere hasta el final se salvará.

Considera ahora el celo de los criados: quieren arrancar la cizaña inmediatamente; es cierto que, aunque les falte reflexión, dan pruebas de su solicitud por la simiente. No buscan vengarse del que ha sembrado la cizaña, sino salvar la cosecha; por eso quieren extirpar totalmente el mal del campo. ¿Y qué responde el Maestro? Se lo impide por dos razones: la primera, por temor de perjudicar el trigo; la segunda, por la certeza de que un castigo inevitable se abatirá sobre los que están afectados de esa enfermedad mortal. Si queremos que se les castigue sin que se perjudique la cosecha, debemos esperar el momento conveniente. Por otra parte, ¿es posible que una parte de esa cizaña se convierta en trigo? Si lo arrancáis ahora podéis perjudicar la próxima cosecha arrancando a los que podrían llegar ser mejores.

26.- El poder de una oración perseverante. (09 ago 2014).

Aunque debería haberse sentido desanimada, la cananea se acerca aún más a Jesús y, adorándole, le dice: ¡Señor, ayúdame! Pero, mujer, ¿es que tú no has oído lo que ha dicho: He sido enviado sólo a las ovejas perdidas de la casa de Israel? "Sí, lo he en tendido, contesta ella, pero es el Señor". Porque Cristo previsto su respuesta, difiere conceder su petición. Rehusó su petición para subrayar su piedad. Sus respuestas no buscaban apenarla, sino más bien atraerla y revelar ese tesoro escondido.

Pero te pido que consideres, al mismo tiempo que su fe, su profunda humildad. Jesús dio a los judíos el nombre de hijos: la cananea va todavía màs allá de este título y les llama amos: Los perritos comen de la migajas que caen de la mesa de sus amos. A causa de ello fue admitida entre los hijos. Cristo le dice entonces: Mujer, grande es tu fe. Y tardó en pronunciar esta palabra y recompensar a esta mujer: ¡Que se cumpla según deseas! Ya lo ves, la cananea tuvo una parte grande en la curación de su hija. En efecto, Cristo no le dice: que tu hija sea curada, sino: ¡Grande es tu fe, que se cumpla según deseas! Allí donde los apóstoles habían fracasado y nada habían obtenido, ella lo consigue. Éste es el poder de una oración perseverante.

27.- Hombre de poca fe, ¿porqué has dudado? (10 ago 2014).

Los discípulos son de nuevo presa de oleadas y tormentas, semejantes a la primera, que se desataron contra ellos; pero entonces tenían a Jesús con ellos y entregados a sí mismos. Pienso que el Salvador quería así reavivar su corazón dormido; haciéndolos vivir en la angustia, les causaba un vivo deseo de su presencia y hacía su recuerdo constantemente presente en su pensamiento. Por ello no acudió inmediatamente en su socorro, pero al final de la noche, fue hacia ellos caminando sobre el mar.

Pedro, siempre tan enérgico, adelantándose a los demás discípulos, le dice: Señor, si eres tú, dame la orden de ir hacia ti sobre las aguas. No le dice: "Dame la orden de caminar sobre las aguas" sino "de venir a ti", porque nadie amaba a Jesús como él. Hizo lo mismo después de la resurrección: no pudiendo soportar ir tan despacio en la barca, se arrojó al agua para adelantarse y satisfacer su amor por Cristo. Descendiendo de la barca, Pedro fue hacia Jesús, más feliz de ir hacia él que de caminar sobre las aguas. Pero después de superar un peligro tan grande como el del mar, sucumbió a uno menor: el del viento. Así es la naturaleza humana: con frecuencia, después de haber superado graves peligros, sucumbimos en los menos importantes. Pedro no estaba exento de sentir temor a pesar de la presencia de Cristo cerca de él. No sirve de nada estar junto a Cristo si no se está próximo a él por la fe. Ésta es lo que marca la distancia entre el maestro y el discípulo.

28.- Todos sois hermanos. (23 ago 2014).

Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos. Pero ¿Qué es realmente lo que veo? Los cristianos que sirven bajo el mismo estandarte, bajo el mismo jefe, se devoran y se desgarran: ¡unos por un poco de oro, otros por la gloria, algunos sin ningún motivo, otros por el placer de un buen nombre!Entre nosotros el nombre de hermanos es una palabra vana.

Respetad esta mesa santa donde todos estamos convocados; respetad a Cristo inmolado por nosotros; respetad el sacrificio que se ofrece.

Después de haber participado en dicha mesa y haber comulgado tal alimento, ¿cogeremos las armas unos contra otros cuando deberíamos armarnos todos juntos contra el demonio? ¿Olvidamos a este adversario para lanzar nuestras flechas contra nuestros hermanos? "¿Qué flechas?", diréis. Las que lanzan la lengua y los labios. No sólo hay flechas con puntas de hierro que hieren: algunas palabras causan heridas mucho más profundas.

29.- Jesús exulta de gozo bajo la acción del Espíritu Santo (04 oct 2014)

"Vosotros habéis llegado a ser los imitadores del divino Maestro", dice Pablo. ¿Cómo es esto? Recibiendo la palabra junto con las pruebas, en la alegría del Espíritu Santo. La prueba afecta a la parte material de nuestro ser; la alegría brilla en la parte espiritual. Me explico: los acontecimientos de la vida son tristes y dolorosos, pero los resultados son gozosos, el Espíritu lo quiere así. Es pues, posible que no se acoja con gozo el sufrimiento si se sufre por los propios pecados, pero uno se dejará flagelar con gozo si es por Cristo. Esto es lo que el apóstol llama el gozo del Espíritu: el Espíritu no os ha abandonado en estas pruebas.

Como los tres jóvenes fueron rodeados de un suave rocío en el horno, vosotros lo estáis también en la prueba. Sin duda, esto no podía tener otra causa sino el soplo del Espíritu. No corresponde a la naturaleza de la prueba dar alegría, y esta alegría no puede venir más que de un sufrimiento pasado anteriormente por Cristo y del divino rocío del Espíritu, que transforma en lugar de descanso el horno de las pruebas con alegría, y no con una alegría cualquiera, sino con una alegría inagotable, pues el Espíritu Santo es el autor.

30.- Cuando oigáis hablar de guerras y catástrofes no temáis. (25 nov 2014).

Cuanto más se acerca el rey, hay que prepararse más. Ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día ya se acerca. Ya que la noche se acaba y el día se avecina, hagamos las obras del día; dejemos las obras de las tinieblas. Sacudamos la modorra, arranquemos los sueños de la vida presente, salgamos de nuestro sueño profundo y revistámonos con el traje de la virtud. Esto es lo que el apóstol nos dice claramente: Rechacemos las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la luz. Él día nos llama a la batalla, al combate.

¡No os alarméis al oír estas palabras de combate y lucha! Si revestirse de una armadura pesada es doloroso, en cambio es deseable revestirse de una armadura espiritual, porque es una armadura de luz. Así brillarás con un resplandor mayor que el del sol, y brillando con un intenso resplandor, estaréis seguros, porque éstas son las armas de la luz. Entonces, ¿estamos dispensados de luchar? ¡No! Hay que combatir, pero sin llegar al cansancio y sin pesadumbre, pues a esta lucha se nos invita como a una fiesta o una celebración.

31.- Señor, no les tengas en cuenta su pecado. (26 dic 2014).

Imitemos al Señor y roguemos por los enemigos. Imita al Señor: si no lo pudieras imitar no habría icho Pablo: ¡Sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo! Pero si no puedes imitar al Señor, imita a tu consiervo; es decir, al apóstol Esteban. Porque él imitó al Señor. Como Cristo, puesto en medio de los que lo crucificaban, rogaba al Padre por ellos, así el siervo, entre los que lo apedreaban, exclamaba: ¡Señor! ¡No les tengas en cuenta este pecado! ¿Observas cómo ora el Señor? ¿Observas cómo ora el siervo?Cristo dijo: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. En otro lugar dice: Señor no les tengas en cuenta este pecado. Pablo dijo: Ofrezco este sacrificio por mis hermanos, más cercanos según la carne. Moisés dijo. Si quieres puedes perdonar sus pecados, si no bórrame del Libro de la vida que has escrito. David dujo: Que tu mano caiga sobre mí y sobre mi familia. ¿Qué perdón pensamos poder obtener si hacemos lo contrario de lo que se nos ha pedido hacer contra nuestros enemigos, cuando el mismo Señor y los servidores del Antiguo Testamento nos han exhortado a pedir en su favor?

32.- La multiplicación de los panes. (08 ene 2015).

Observamos el abandono confiado de los discípulos a la providencia de Dios en las necesidades más grandes de la vida y su desprecio hacia una existencia lujosa: eran doce y tenían sólo cinco panes y dos peces. No se preocupaban de las cosas del cuerpo; se dedicaban con celo a las cosas del alma. Es más, no guardaron para sí estas provisiones; se las dieron en seguida al Salvador cuando se las pidió. Aprendamos de este ejemplo a compartir lo que tenemos con los que están necesitados, aunque tengamos poco. Cuando Jesús les pide los cinco panes, no dicen: "¿Qué nos quedará para más tarde? ¿De dónde sacaremos lo que nos hace falta a nosotros?" Obedecen en seguida.

Tomando, pues, los panes, el Señor los partio y les concedió a los discípulos el honor de distribuirlos. No quería sólo honrarlos con este santo servicio, sino que quería que participaran en el milagro, para que fueran testigos bien convencidos y no olvidaran lo que habían visto con sus ojos. Por ellos hace sentar a la gente y distribuye el pan, con el fin de que cada uno de ellos pueda dar testimonio del milagro que se realizó entre sus manos.

33.- Los perros comen las migajas que caen de la mesa de los niños (12 feb 2015).

Acercándose, pues, a Jesús, la mujer cananea se contenta con decirle: Compadécete de mí, y tales eran sus gritos que reúne en torno a sí todo un corro de espectadores. Pero Cristo le respondió: No he sido enviado sino a las ovejas de la casa de Israel. ¿Qué hace entonces la mujer? ¿Se calló al oír esa respuesta? Lo que hizo fue insistir aún más. Nosotros, viendo que no alcanzamos lo que pedimos, desistimos de nuestras súplicas, cuando, por eso mismo, más debiéramos insistir.

¿Qué hace entonces la mujer? De las palabras mismas del Señor, forma su defensa. "Si soy un perrillo -parece decirse- ya no soy extraña a la casa. Que el alimento es necesario a los hijos, también yo lo sé muy bien; pero puesto que soy un perrillo, tampoco a mí se me debe negar. Porque si no es lícito tomarlo, tampoco lo será tener alguna parte en las migajas. Más si se puede participar siquiera un poco, tampoco a mí, aun cuando sea perrillo, se me debe prohibir esa participación"

No quería el Señor que quedara oculta la virtud tan grande de esta mujer. Por eso, sus palabras no querían insultarla, sino convidarla, por el deseo de descubrir aquel tesoro escondido en su alma.

34.- Al que pide, se le da. (26 feb 2015).

La oración es un arma poderosa. Pero la oración de la que hablo no es mediocre, ni negligente; es una oración ardiente, surge de la aflicción del alma y del esfuerzo del espíritu. Ésta es la oración que sube hasta el cielo. Escucha lo que dice el escritor sagrado: Grité a Señor cuando estaba angustiado, y me libró. El que reza así en su angustia podrá, después de la oración, gustar en su alma una gran alegría. Por oración entiendo no solamente la vocal, sino la que brota del fondo del corazón. Así como los árboles cuyas raíces se hunden profundamente no son arrancadas aunque el viento desencadene mil asaltos contra ellos, porque sus raíces están fuertemente arraigadas en las profundidades de la tierra, lo mismo las oraciones que salen del fondo del corazón suben al cielo con toda seguridad. Por eso el salmista dice: Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Si cuando cuentas a los hombres tus desgracias personales, ello aporta alivio a tus penas, con más razón es así cuando das parte a tu Señor de los sufrimientos de tu alma: encontrarás alivio y consuelo en abundancia. En efecto, a menudo los hombres soportan con dificultad a los que se les acercan para quejarse y llorar; los aportan y los rechazan. Pero Dios no actúa así; al contrario, hace que te acerques y te atrae hacía sí; y aunque te pases el día exponiéndole tus desgracias, está aún más dispuesto a quererte y a concederte lo que piden tus súplicas.

35.- Acoger a Cristo. (09 mar 2015).

Los pobres delante de la Iglesia piden limosna. ¿Cuánto hay que darles? Eres tú quien decide. Compre en la medida de tus posibilidades. ¿Tienes una moneda? ¡Compra el cielo! No es que el cielo sea barato, pero es la bondad del Señor la que lo permite. ¿No tienes una moneda? Da un vaso de agua fresca. ¡Podemos comprar el cielo, y descuidamos hacerlo! Por un pan que das, obtienes a cambio el paraíso. Aunque ofrezcas objetos de poco valor, recibirás tesoros; da lo caduco, y obtendrás la inmortalidad; da bienes perecederos, y recibirás a cambios los bienes imperecederos. Cuando se trata de bienes perecederos, das prueba de mucha perspicacia; ¿Por qué manifiestas tal indiferencia cuando se trata de la vida eterna?

Podemos, por otra parte, establecer un paralelo entre estos recipientes llenos de agua, que se encuentran a las puertas de las iglesias para purificar allí las manos, y los pobres que están sentados fuera del edificio para que purifiques tu alma por ellos. Has lavado tus manos en el agua: de la misma manera, lava tu alma por la limosna. Una viuda, reducida a una pobreza extrema, le dio hospitalidad a Elías y, en signo de reconocimiento, recibió numerosos regalos que simbolizaban el fruto de su hermosa acción. He aquí lo que nos dice Cristo, el Señor del universo: Cada vez que lo hicisteis a uno de estos pequeños que son mis hermanos, a mí me lo hicisteis.

36.- Mis palabras son espíritu y vida. (30 abr 2015).

Tomad y comed esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros. ¿Por qué los discípulos no se turbaron al oír estas palabras? Porque Cristo ya les había dicho muchas grandes cosas al respecto. Confiemos, también nosotros, plenamente en Dios. No le hagamos objeciones, aunque lo que diga parezca contrario a nuestros razonamientos y contrario a lo que vemos. Que su palabra sea la principal guía de nuestra razón y de nuestra vista. Tengamos esta actitud frente a los misterios sagrados: no veamos solamente lo que está bajo nuestros sentidos, sino tengamos en cuenta sobre todo las palabras del Señor.

Su palabra no puede engañarnos, mientras que nuestros sentidos nos engañan fácilmente; ésta jamás es cogida en un renuncio, en cambio ellos mienten muy a menudo. Cuando el Verbo dice: Esto es mi cuerpo, fiémonos de él, creamos y contemplémosle con los ojos del espíritu. Cuánta gente dice hoy: "Quisiera ver a Cristo en persona, su cara, sus vestidos, sus zapatos". Pues bien, en la Eucaristía es a él al que ves, al que tocas, al que recibes. Deseabas ver sus vestidos, y es él mismo el que se te da no sólo para verle, sino para tocarlo, comerlo, acogerlo en tu corazón. por tanto, que nadie se acerque con indiferencia o dejadez; que todos vayan a él animados por un amor ardiente.

37.- San Matías, testigo de la resurrección, escogido por Dios. (14 may 2015).

Uno de aquellos días, Pedro se puso en pie en medio de los hermanos y dijo. Pedro, a quien se había encomendado el rebaño de Cristo, es el primero en hablar, llevado de su fervor y de su primacía dentro del grupo: Hermanos, tenemos que elegir de entre nosotros... a uno de los que nos acompañaron. Fijaos qué interés tienen en que los candidatos sean testigos oculares, aunque aún no hubiera venido el Espíritu. Uno de los que nos acompañaron, precisa, mientras convivió con nosotros el Señor Jesús. Se refiere a los que habían convivido con él, y no sólo a los que habían sido discípulos suyos, pues es sabido que eran muchos los que lo seguían desde el principio hasta el día de su ascensión, y sigue diciendo Pedro que debía ser testigo de la resurrección de Jesús.

Pedro no dice: "Testigo de los demás milagros, sino: Testigo de la resurrección, pues manifestaba mayor fe quien podía decir: "El que comía, bebía y fue crucificado, ese mismo ha resucitado". No era necesario ser testigo del período anterior ni del siguiente, ni de los milagros, sino sólo de la resurrección. Pues aquellos otros hechos habían sido públicos y manifiestos; en cambio, la resurrección se había verificado en secreto y sólo estos testigos la conocían.

38.- ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna? (25 may 2015).

Cuando los demás hombres se acercaban a Cristo para probarlo o para hablarle de sus enfermedades, el joven rico se acerca para conservar con Jesús sobre la vida eterna. El terreno era rico y fértil, pero también lleno de espinas y abrojos para ahogar la simiente. Considera cuán dispuesto está a obedecer los mandamientos: ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna? Nunca ningún fariseo manifestó tales sentimientos; estos más bien estaban furiosos por verse reducidos al silencio. Nuestro joven se marchó triste y con los ojos bajos, que es signo de que no había venido con malas disposiciones. Sólo era demasiado débil; tenía el deseo de la vida, pero le retuvo una pasión muy difícil de superar.

El evangelista nos muestra la causa de la tristeza: es que tenía muchos bienes. La avaricia puede llegar a ser una pasión violenta, tiránica. En los ricos, cada nueva posesión enciende en ellos una llama más viva, y los que están afectados por ella son más pobres que antes. Cada vez se les enciende más el deseo y así sienten más fuerte su indigencia. ¡Cuán difícil les será a los que poseen riquezas entrar en el reino de Dios! No es que Cristo condene las riquezas, sino más bien a los que las poseen.

39.- Reconciliaos con Dios. (01 jun 2015).

¿Con qué podríamos comparar el inmenso amor de Dios? Después de que pagamos sus bienes con ultrajes, lejos de castigarnos, nos dio a su Hijo para reconciliarnos con él. Entonces, lejos de querer reconciliarse, los hombres lo mataron. Dios envió a otros embajadores para exhortarlos y pedirles: Reconciliaos con Dios.

Pablo destaca la grandeza de los apóstoles mostrándonos el misterio que les fue confiado, al mismo tiempo que manifiesta el amor con que Dios nos amó. Después de que los hombres se hubieran negado a escuchar al que les había enviado, Dios no hizo estallar su cólera, no los rechazó Continúa llamándolos él mismo y a través de los apóstoles. Dios puso en nuestra boca la palabra de la reconciliación. Venimos, pues, no para la pobra penosa, sino para hacer a todos los hombres amigos de Dios. Ya que no escucharon, nos dice el Señor, continúa exhortándolos hasta que alcancen la fe. Por eso Pablo añade: Somos embajadores de Cristo; es Dios mismo quien os llama por nuestro medio. Os suplicamos en nombre de Cristo: reconciliaos con Dios. No es él quien nos rechaza; somos nosotros los que nos negamos a ser sus amigos. ¿Acaso en Dios puede anidar un sentimiento de odio?

40.- ¿Quién puede perdonar pecados sino Dios? (02 jul 2015).

San Mateo afirma que Jesús obró el milagro del paralítico viendo la fe con que habían llevado, es decir, la fe de los que lo descolgaron por el tejado. No siempre, en efecto, pedía fe exclusivamente a los enfermos si estaban imposibilitados por la enfermedad. Pero, a decir verdad, también aquí hubo fe por parte del enfermo, pues, de no haber creído, no se habría dejado bajar por el boquete del techo. Como todos, pues, daban tan grandes pruebas de fe, el Señor la dio de su poder perdonando con absoluta autoridad los pecados y demostrando una vez más su igualdad con el Padre.

Cuando el Señor tuvo al enfermo delante, no se apresuró a curar su cuerpo. Él, ante todo, curó lo que no e ve, es decir, el alma, perdonándole los pecados. Ello le dio al enfermo la salvación, pero a él no le procuró una gran gloria. Fueron sus enemigos quienes, llevaos por la envidia y tratando de atacarle, lograron, aun en contra de su voluntad, que brillara más la gloria del milagro. Y es que, como el Señor era hábil, se valió de la misma envidia para manifestar el milagro.

41.- Lo has revelado a los pequeños. (15 jul 2015).

Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes. ¿Cómo? ¿Es que el Señor se alegra de que se pierdan los sabios y prudentes y de que no conozcan estas cosas? ¡De ninguna manera! Es que el mejor camino de salvación era no forzar a los que le rechazaban y no querían aceptar su enseñanza, para que de este modo, ya que por el llamamiento no habían querido convertirse, por el hecho de sentirse reprobados vinieran a desear su salvación. De este modo, los que le habían atendido serían más fervorosos, porque haberles revelado estas cosas era motivo de alegría. No se alegra, pues, por ocultar estas cosas a los sabios, sino porque lo que ellos no conocieron, lo conocieron los pequeños.

Llama aquí el Señor sabios a los escribas y fariseos, y lo hace así para incitar el fervor de sus discípulos a los pescadores y perdieron todos aquellos sabios. Al llamarlos sabios, no habla el Señor de la verdadera sabiduría, que merece toda alabanza, sino de la que aquéllos se imaginaban poseer por su propia habilidad. De ahí que tampoco dijera: "Se les ha revelado a los necios", sino: a los pequeños, es decir, a los que no fingen, a los sencillos. Es una nueva lección que nos da para que nos apartemos de toda soberbia y sigamos la sencillez. La misma que Pablo nos reitera, con más energía, cuando escribe: Si alguno entre vosotros cree ser sabio en este siglo, hágase necio para llegar a ser sabio.

42.- El sembrador siembra sin calcular. (19 sep 2015).

Hoy no he convencido a mi auditorio, pero es posible que lo haga mañana, o dentro de tres o cuatro días, o más adelante. El pescador que ha echado las redes inútilmente durante un día entero, a veces, al atardecer, antes e marcharse, recoge la pesca que no ha podido pescar durante la jornada. El labrador no deja de cultivar sus tierras, aunque durante algunos años no haya obtenido una buena cosecha, y por fin, a menudo, en un solo año repara todas las pérdidas anteriores.

Dios no nos pide que tengamos éxito, sino que trabajemos; ahora bien, nuestro trabajo no será menos recompensado por el hecho de que no se nos haya escuchado. Cristo sabía, muy bien que Judas no se convertiría y, sin embargo, hasta el fin procuró que se convirtiera reprochándole sus faltas en términos conmovedores: Amigo, ¿a qué has venido? Ahora bien, si Cristo, el modelo de los pastores, ha trabajado hasta el fin por la conversión de un hombre desesperado, ¿qué es lo que no haremos por aquellos a quienes se nos manda esperar siempre?

43.- De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza. (23 sep 2015).

La cruz ha ganado a los espíritus por medio de predicadores ignorantes, y esto en el mundo entero. No se trata de cuestiones banales, sino de Dios y de la verdadera fe, de la vida según el evangelio, del juicio futuro. La cruz ha transformado a gente sencilla e iletrada en filósofos. Aquí se ve que lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios; más fuerte que los hombres.

¿Por qué es más fuerte? Porque se ha extendido por el mundo entero, ha sometido a los hombres a su poder y ha resistido a los innumerables adversarios que querían hacer desaparecer el nombre del Crucificado. Y fue lo contrario, este nombre se extendió y se propagó; sus enemigos perecieron, desaparecieron; lo vivos que combatían con un muerto han quedado reducidos a la impotencia. En efecto, lo que unos publícanos y pecadores, por la gracia de Dios, han conseguido realizar con éxito, los filósofos, los oradores, los reyes, es decir, la tierra entera en toda su extensión, ni han sido capaces de imaginarlo. Pensando en ello, el apóstol Pablo dice: la debilidad de Dios es más fuerte que todos los hombres. De no ser así, ¿cómo estos doce pecadores. pobres e ignorantes, habrían podido imaginar una empresa de tal envergadura?

44.- Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos. (18 oct 2015).

Lo que los dos hermanos, Juan y Santiago, querían al aspirar a los primeros puestos, a los cargos y honores más destacados, era, según mi parecer, tener autoridad sobre los demás. Por esto Jesús se opone a su pretensión. Descubre y pone al desnudo sus pensamientos secretos cuando les dice: El que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Dicho de otra manera: "Si aspiráis a los primeros puestos y a los grandes honores, buscad el último lugar, esforzaos en ser los más sencillos, los más humildes y pequeños entre todos. Poneos detrás de los demás. Ésta es la virtud que conduce al honor que deseáis. Tenéis cerca de vosotros un ejemplo elocuente, porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos. Así obtendréis gloria y celebridad. Mirad lo que me toca vivir: no busco ni honra ni gloria, y no obstante, el bien que realizo de esta manera es infinito".

Lo sabemos: antes de la encarnación de Cristo y su abajamiento, todo estaba perdido, todo estaba corrompido; pero, después de que él se humillara, nos lo ha revelado todo. Ha abolido la maldición, ha destruido la muerte, ha abierto el paraíso, ha dado muerte al pecado, ha roto los cerrojos de las puertas del cielo para introducir en él las primicias de nuestra humanidad.

45.- Hasta que toda la masa fermente. (27 oct 2015).

El Señor propone la parábola de la levadura: "Lo mismo que la levadura comunica su fuerza invisible a toda la masa, también la fuerza del evangelio transformará el mundo entero gracias al ministerio de mis apóstoles. No digáis: "¿Qué podemos hacer nosotros, doce miserables pecadores, frente al mundo entero?" Precisamente ésta es la enorme diferencia entre causa y efecto, la victoria de un puñado de hombres frente a la multitud, que demostrará el esplendor de vuestro poder. ¿No es enterrando la levadura en la masa, escondiéndola, lo que, según el evangelio, transforma toda la masa? Así también vosotros, apóstoles míos, mezclándoos con la masa de los pueblos, la penetraréis de vuestro espíritu y triunfaréis sobre vuestros adversarios".

La levadura, desapareciendo en la masa, no pierde su fuerza; al contrario, cambia la naturaleza de toda la masa. De la misma manera, hermanos, vuestra predicación cambiará a todos los pueblos. Por tanto, confiad: es Cristo el que da fuerza a esta levadura. No le reprochéis, pues, el reducido número de sus discípulos: es la fuerza del mensaje lo que es grande...Basta una chispa para convertir en un incendio algunos pedazos de bosque seco, que rápidamente inflamarán a su alrededor todo el bosque verde.

46.- Sigamos a los Magos. (06 ene 2016)

Levantémonos siguiendo el ejemplo de los magos. Dejemos que el mundo quede desconcertado; nosotros corramos hacia donde está el niño. Si los reyes y los pueblos, si los crueles tiranos se esfuerzan en impedirnos el camino, poco importa. No dejemos que se enfríe nuestro ardor. Venzamos todos los males que nos acechan. Si los magos no hubieran visto al niño, no habrían podido escaparse de las amenazas del rey Herodes. Antes de poder contemplarlo, llenos de gozo, tuvieron que vencer el miedo, los peligros, las turbaciones. Después de adorar al niño, la calma y la seguridad colmaron sus almas.

¡Dejad, pues, la ciudad sumida en el desorden, dejad al déspota reconcomido por la crueldad, dejad las riquezas del mundo, y venid a Belén, la casa del pan espiritual! Si sois pastores, venid y veréis al niño en el establo. Si sois reyes y no venís, vuestra púrpura no os servirá de nada. Si sois magos, no importa, no es impedimento con tal que vengáis para presentar vuestra veneración y no para aplastar l Hijo del hombre. Acercaos con espanto y alegría, pues son dos sentimientos que no se excluyen.

47.- La multiplicación de los panes. (08 ene 2016)

Observemos el abandono confiado de los discípulos de Dios en las necesidades más grandes de la vida y su desprecio hacia la existencia lujosa: eran doce y tenían sólo cinco panes y dos peces. No se preocupaban de las cosas del cuerpo; se dedicaban con celo a las cosas del alma. Es más, no guardaron para ellos estas provisiones: cuando Jesús les pide los cinco panes, no dice: "¿Qué nos quedará para más tarde?" ¿De dónde sacaremos lo que nos hace falta a nosotros?" Obedecen en seguida. Aprendamos de este ejemplo a compartir lo que compartir lo que nosotros tenemos con los que están necesitados, aunque tengamos poco.

Tomando los panes, el Señor los partió y les dio a los discípulos el honor de distribuirlos. No quería sólo honrarlos con este santo servicio, sino que quería que participaran en el milagro, para que fueran testigos bien convencidos y no olvidaran lo que habían visto con sus ojos. Por ellos hace sentar a la gente y les hace distribuir el pan, con el fin de que cada uno de ellos pudiera dar testimonio del milagro que se realizaba entre sus manos. Todo en este acontecimiento -el lugar desierto, la tierra desnuda, poco pan y pescado, la distribución de las cosas sin preferencia, cada uno que tiene tanto como su vecino- todo esto nos enseña la humildad, la frugalidad, y la caridad fraterna. También a amarnos unos a otros, a tenerlo todo en unión entre los que sirven al mismo Dios.

48.- El Espíritu Santo descendió sobre Jesús en forma de paloma. (10 ene 2016)

Consideremos el gran milagro que se produjo después del autismo del Salvador; es el preludio de los que van a venir. No se abre el antiguo Paraíso, sino el mismo cielo: Tan pronto como Jesús fue bautizado, se abrieron los cielos. ¿Por qué se abren los cielos? Para que os deis cuenta de que también en vuestro bautismo se abre el cielo, os llama Dios a la patria de arriba y quiere que no tengáis ya nada en común con la tierra. Entonces apareció una paloma para indicar como con el dedo que Jesús era Hijo de Dios los allí presentes y a Juan mismo. Pero no aólo para eso, sino para que tú también adviertes que en tu bautismo viene también sobre ti el EspírituSanto.

¿Por qué apareció el Espíritu Santo en forma de paloma? Porque la paloma es un ave mansa y pura. Como el Espíritu Santo es espíritu de mansedumbre, aparece bajo la forma de paloma. La paloma, por otra parte nos recuerda también que cuando nuestro linaje sufrió el diluvio universal y estuvo a punto de desaparecer, la paloma apareció para señalar el final de la tormenta, y, llevando un ramo de olivo, anunció la buena nueva de la paz sobre toda la tierra. Todo lo cual era figura del porvenir. Y, en efecto, cuando entonces las cosas habían llegado a un estado de desesperación, todavía hubo solución y remedio. Lo que llegó en otro tiempo por el diluvio de las aguas llega hoy como por un diluvio de gracia y misericordia. No es tan sólo a un hombre a quien la paloma llama a salir del arca para repoblar la tierra: atrae a todos los hombres hacia el cielo. En lugar de una rama de olivo, trae a los hombres la dignidad de su adopción como hijos de Dios.

49.- Acoger a Cristo. (29 feb 2016).

La viuda de Sarepta acoge al profeta Elías con toda generosidad y agota toda su pobreza en su honor, aunque sea un extranjero de Sidón. Jamás había escuchado lo que dicen los profetas sobre el mérito de la limosna, y menos todavía la palabra de Cristo: Tuve hambre y me disteis de comer. ¿Cuál será nuestra excusa, i después de tales exhortaciones, después de la promesa de recompensas tan grandes, no alcanzamos el mismo grado de bondad que esta viuda? Una mujer de Sidón, una viuda, encargada del cuidado de una familia, amenazada por el hambre y que ve venir la muerte, abre su puerta para acoger a un hombre desconocido y le da la poca harina que le queda.

Nosotros que hemos sido instruidos por los profetas, que escuchamos las enseñanzas de Cristo, que tenemos la posibilidad de reflexionar sobre el futuro, que no estamos amenazados por el hambre, que poseemos mucho más que esta mujer, ¿tendremos excusa si no nos atrevemos a compartir nuestros bienes? ¿Descuidaremos nuestra propia salvación? Manifestemos, pues, hacia los pobres una gran compasión, con el fin de ser dignos de poseer para la eternidad los bienes futuros, por gracia y amor de nuestro Señor Jesucristo.

50.- El alimento que permanece para la vida eterna es el que os dará el Hijo del hombre. (11 abr 2016).

Los judíos, en pascua, comían de pie, con las sandalias puestas y los bastones en las manos, como con prisa.¡Qué razón más fuerte puede mantenerte despierto! Ellos estaban disponiéndose para partir hacia la Tierra Prometida y se comportaban como viajeros; y tú vas camino del cielo. Siempre debemos permanecer en guardia. Los enemigos de Cristo han golpeado su santísimo Cuerpo sin saber lo que hacían; y ¡tú lo recibirás en tu alma impura después de tanta generosidad! Porque él no se conformó con hacerse hombre, ser flagelado y condenado a muerte: en su amor, quiso unirse aún más a nosotros, identificarse con nosotros no solamente por medio de la fe, sino realmente por la participación de su propio cuerpo.

Considera el gran honor que recibes, y a qué mesa estás siendo invitado. Aquel al que los ángeles miran y a la vez tiemblan a causa del resplandor de la gloria que irradia su rostro, nosotros lo convertimos en nuestro alimente y nos unimos en comunión a él, transformándonos en un solo cuerpo, una sola carne. ¿Quién hablará de las proezas del Señor, quien proclamará todas sus alabanzas?¿qué pastor ha alimentado a sus ovejas con su propia carne? A menudo las madres confían a sus hijos a las nodrizas. Cristo no es así: nos alimenta con su propia sangre, nos convierte con él en un solo cuerpo.

51.- Dar a luz la nueva creación. (06 may 2016).

Escuchaste hoy al bienaventurado pablo que, escribiendo, decía: De modo que, si alguno está en Cristo, es una criatura nueva. Porque, dime, ¿qué provecho puede haber en ver un cielo nuevo y nuevas las demás partes de la creación? ¿Tanto como ganancia en ver a un hombre pasar del vicio a la virtud y del error a la verdad? Pues a esto, efectivamente, llamaba nueva creación aquel bienaventurado, y por eso añadió en seguida: Lo viejo ha pasado; mira, que hago todas las cosas nuevas; con ello nos daba a entender que, después de despojarse como de un vestido viejo de la carga de los pecados por medio de la fe en Cristo, los recién liberados del error e iluminados por el sol de justicia se ponían este nuevo y resplandeciente vestido propio de reyes.

¿Ves cómo el Señor cada día obra una nueva creación? Porque, dime, ¿qué otro habría persuadido a un hombre que con frecuencia consume toda su vida en los placeres de la vida y que adora a las piedras y a la madera por creerlas dioses, para que de repente se lanzase a tal altura de virtud que pudiera, por una parte, despreciar y mofarse de todo aquello y ver piedras en las piedras lo mismo que madera en la madera, y por otra, adorar al creador de todas las cosas y preferir la fe en él a todos los bienes de la vida presente?

52.- Apacienta mis corderos. (13 may 2016).

¡Imitemos a los apóstoles en sus virtudes y no nos quedaremos atrás! En efecto, no son sus milagros los que los constituyeron en apóstoles, sino la santidad de su vida. En ella se reconoce al discípulo de Cristo. El Señor mismo nos ha señalado con este signo. Cuando quiso hacer el retrato de sus discípulos y revelar el signo de los distinguiría, dijo: En esto reconocerán que sois mis discípulos. ¿Sería por los prodigios que obraban, por los muertos que resucitaban? De ninguna manera. Entonces, ¿por qué? Por el amor que os tengáis los unos a los otros reconocerán todos que sois discípulos míos.

Ahora bien, el amor no es cuestión de milagros, sino simplemente de virtud: El amor cumple toda la ley. Amaos los unos a los otros y así os pareceréis a los apóstoles, estaréis en el primer puesto. Si me amas, dice Jesús a Pedro, apacienta mis corderos. Aquí, prestad atención, se valora la virtud, el celo, la compasión, el trabajo de guiar, el olvido de los propios intereses, la preocupación por cumplir con la tarea de la carga pastoral; todo esto es fruto de la virtud, del amor, no de los milagros y prodigios, sino del amor.

53.- ¡Ánimo, hijo, tus pecados están perdonados. (30 jun 2016).

La profesión de fe de los judíos consiste en que sólo Dios puede perdonar los pecados. Pero Jesús, ya antes de perdonar los pecados, ha revelado los secretos de los corazones. Jesús revela su divinidad y su igualdad con el Padre dando a conocer a los escribas lo que hay en el fondo de sus corazones, haciendo públicos los pensamientos que ellos mismos no osaban declarar abiertamente por temor ala muchedumbre. E hizo esto con gran dulzura. El paralítico hubiera podido manifestar a Cristo su decepción diciéndole: "¡Está bien! Tú has venido para aliviar otra enfermedad y curar otro mal, el pecado. Pero ¿qué prueba tendré yo que me asegure que mis pecados están perdonados?" Pero no dice nada de eso, sino que se confía a aquel que tiene el poder de la curar.

Cristo dijo a los escribas: ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados" o decir: "Levántate y anda" o dicho de otra manera: ¿Qué os parece más fácil: demostrar su poder sobre un cuerpo inerte o perdonar a un alma sus faltas? Evidentemente, curar a un cuerpo, porque el perdón de los pecados sobrepasa la curación en tanto que el alma es superior al cuerpo. Pero, de la misma manera que una de estas obras es visible y la otra no, yo voy a realizar la obra visible y más pequeña a fin de dar prueba de la que es más grande e invisible. En este mismo instante Jesús, a través de sus obras, da testimonio de que él es el que quita el pecado del mundo.

54.- las parábolas del tesoro y de la perla. (27 jul 2016).

La semejanza que puede haber entre la parábola del grano de mostaza y la levadura se encuentra en la del tesoro y la perla: las dos significan que es necesario elegir el mensaje evangélico a otra cosa. En efecto, el evangelio se desarrolla como el grano de mostaza, impone su fuerza como la levadura; como la perla, es de un precio elevado; en fin, como un tesoro, otorga los más preciosos beneficios.

A este propósito, conviene saber no sólo que es necesario desprenderse de todo para acoger el evangelio, más aún es necesario hacerlo con alegría. Observa cuán inadvertida pasa la predicación del evangelio en el mundo; del mismo modo, el mundo no ve los numerosos bienes que tiene en recompensa. Dos condiciones son, pues, necesarias: la renuncia de los bienes del mundo y un valor firme. Se trata, en efecto, de un comerciante en busca de perlas finas que, habiendo encontrado una de gran valor, va y vende todo lo que tiene para comprarla. La verdad es una, no se divide. Lo mismo que el poseedor de una perla conoce su riqueza en el momento que la tiene en sus manos, los que son instruidos por el evangelio conocen su felicidad y los infieles ignoran este tesoro, sin tener idea alguna de nuestra riqueza.

55.- Id también vosotros a la viña. (17 ago 2016).

La parábola de la viña se dirige tanto a los que viven en la virtud desde su juventud como a los que se vuelven virtuosos en la vejez: a los primeros, para perseverarlos del orgullo e impedir que hagan reproches a los que la hora undécima; a los segundos, para enseñarles que pueden merecer el mismo salario en poco tiempo. El Salvador acababa de hablar de la renuncia a las riquezas, del despego de todos los bienes, virtudes que exigen un corazón grande y ánimo firme. Para ello es necesario el ardor y la generosidad de un alma joven. El Señor reaviva en ellos la llama de la caridad, fortifica sus sentimientos y les manifiesta que incluso los de la última hora reciben el salario de toda la jornada.

Todas las parábolas de Jesús, la de las diez virgenes, la de la red, las espinas, la higuera estéril, nos invitan a mostrar nuestra virtud en nuestras acciones. Jesús habla poco de los dogmas porque no requieren mucho esfuerzo, pero habla a menudo de la vida. Mejor dicho, habla continuamente de la vida porque es un combate permanente con sus penas imparables.

56.- Se pone sobre el candelabro. (19 sep 2016)

No hay nada más frío que un cristiano despreocupado por la salvación de los hermanos. No puedes, en este asunto, poner de pretexto tu pobreza; la que dio las dos monedas ínfimas se levantaría para acusarte. También Pedro, que decía: No tengo ni oro ni plata. Y Pablo, que era tan pobre que a menudo pasaba hambre y le faltaba lo necesario para vivir. Tampoco puedes excusarte en tu origen humilde: ellos también eran de condición modesta. Ni la ignorancia sería una disculpa válida: ellos tampoco eran gente de letras. Ni pienses alegar ka enfermedad. Timoteo tenía frecuentes molestias de estómago. Cualquiera puede ser útil a su prójimo si lo quiere de verdad.

No digas que te es imposible restablecer en el buen camino a los demás, porque si eres cristiano es imposible que esto no suceda. Cada árbol lleva su fruto y como no hay contradicción en la naturaleza, tampoco la hay entre lo que nosotros decimos y la verdad, porque es inherente a la naturaleza del cristiano. Es más fácil que la luz se vuelva tinieblas que el cristiano deje de iluminar a los demás.

57.- Ser levadura en la masa. (25 oct 2016).

Nada hay más frío que un cristiano que no se preocupa de la salvación de los demás. No puedes excusarte en la pobreza, pues aquella viuda que echó dos monedas de cobre te acusará. Y Pedro decía: No tengo plata ni oro. El mismo Pablo era tan pobre que frecuentemente pasaba hambre y carecía del alimento necesario. No puedes aducir tu baja condición, pues aquellos eran también humildes, nacidos de baja condición. Tampoco vale afirmar que no tienes conocimientos, pues tampoco ellos los tenían. Ni te escudes detrás de tu debilidad física, pues también Timoteo era débil y sufría frecuentemente enfermedades. Todos pueden ayudar al prójimo con tal que cumplan con lo que les corresponde.

¿No veis los árboles infructuosos, cómo son con frecuencia sólidos, hermosos, altos, grandiosos y esbeltos? Pero si tuviéramos un huerto, preferiríamos tener granados y olivos fructíferos antes que esos árboles; esos árboles pueden causar placer, pero no son útiles, e incluso, si tienen alguna utilidad, es muy pequeña. Semejantes son aquellos que solo se preocupan de sí mismos. ¿Cómo puede ser cristiano el que obra de esta forma? Si el fermento mezclado con la harina no transforma toda la masa, ¿acaso será un fermento genuino? No digas: "No puedo influir en los demás", pues si eres cristiano de verdad es imposible que no lo puedas hacer. No puede ocultarse la luz de los cristianos, no puede ocultarse una lámpara tan brillante.

58.- Acuérdate de mí cuando entres en tu reino. (20 nov 2016)

El paraíso, cerrado durante miles de años, ha sido abierto por la cruz hoy. Porque hoy Dios ha introducido en el paraíso al buen ladrón. Se realizan dos milagros: abre el paraíso para que entre un ladrón. Hoy, Dios nos ha devuelto a nuestra vieja patria, hoy nos ha reunido en la ciudad de nuestro origen, hoy ha abierto su casa a la humanidad entera. Hoy estarás conmigo en el paraíso. ¿Qué dice, Señor, aquí? Estás crucificado, clavado ¿y prometes el paraíso? -Sí, para que aprendas cuál es mi poder en la cruz...

Porque no fue resucitado a un muerto, dominando la tempestad del mar, echando demonios, sino crucificado, clavado, cubierto de salivazos e insultos, burlado y ultrajado que ha podido cambiar la situación espiritual del ladrón, para que veas los dos aspectos de su poder. Hizo estremecer a toda la creación, hendió las rocas y atrajo hacía sí al ladrón, más duro que una piedra...

Seguro que ningún rey permitiera nunca que un ladrón u otro malhechor se sentara con él a la hora de la solemne entrada en una ciudad. Pero Cristo lo ha hecho: cuando entra en su santa morada lleva consigo al ladrón. Actuando así no menosprecia el paraíso, no lo deshonra por la presencia de un ladrón. Bien al contrario, honra el paraíso, porque es una gloria para el paraíso tener un amo que pueda convertir a un ladrón en su ser digno de gustar sus delicias. Lo mismo cuando conduce al reino a los cielos a los publícanos y prostitutas, no es un desprecio sino un honor, ya que muestra que el amo del reino de los cielos es poderoso como para hacer dignos de tales dones y honores a los publícanos y prostitutas.

59.- Porque el Hijo del hombre es Señor del sábado. (17 ene 2017).

El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado... A los principios la ley del sábado era útil en muchas y graves cosas. Así, por ejemplo, hacía que los hombres fueran mansos y humanos con sus parientes, les enseñaba la providencia de Dios, la creación. Si cuando puso Dios la ley del sábado les hubiera dicho: haced obras buenas el sábado y no obréis la maldad, el pueblo no habría guardado esa ley. Por tal motivo, lo vedó todo y dijo: "Nada haréis". Y ni aun así se mantuvieron en el orden.

Cuando Dios puso la ley del sábado, oscuramente dio a entender que su deseo era solamente que se abstuvieron de lo malo. Dijo: No haréis obra alguna fuera de lo tocante a aderezar lo que cada cual haya de comer. En cambio, en el tiempo se hacían todas las obras con mayor empeño y doble trabajo. De este modo, mediante la sombra les iba descubriendo la verdad.

Preguntarás: entonces ¿toda aquella ganancia la suprimió Cristo? De ninguna manera. Por el contrario, en gran, manera la aumentó. No convenía tampoco ya por ese medio conocer que Dios es el creador de todas las cosas; ni ser así educados para la mansedumbre los que eran llamados a imitar la benignidad de Dios. Pues dijo Cristo: Sed misericordiosos como vuestro Padre celestial. Ni convenía que celebraran solo un día festivo aquellos a quienes se ordenaban solo un día festivo aquellos a quienes se ordenaba tener como festivo todos los días de la vida. Porque dice: Celebremos, pues, la festividad no con la levadura vieja, no con la levadura de malicia y de maldad, sino con los ázimos de la pureza y la verdad. No les conviene ya acercarse al arca y al altar de oro a quienes tienen habitando consigo al Señor de todos; al que para todo le hablan y le consultan por medio de la oración, el sacrificio, las Escritura, las limosnas; al que llevan dentro de sí.

60.- ¿Qué tengo que hacer, Señor? (25 ene 2017)

El bienaventurado Pablo que nos reúne hoy ha iluminado al mundo entero. Cuando fue llamado se quedó ciego. Pero esta ceguera hizo de él una antorcha para el mundo. Veía para hacer el mal. En su sabiduría, Dios le volvió ciego para iluminarle para el bien. NO solamente le manifestó su poder sino que le reveló las entrañas de la fe que iba a predicar. Había que alejar de él todos los prejuicios, cerrar los ojos y perder las luces falsas de la razón para recibir la buena doctrina, hacerse loco para llegar a ser sabio como él mismo dirá más tarde. No hay que pensar que esta vocación le ha sido impuesta, Pablo era libre para escoger.

Impetuoso, vehemente, Pablo tenía necesidad de un freno enérgico para no dejarse llevar por la fuga y despreciar la llamada de Dios. Dios, pues, de antemano reprimió este ímpetu, cubriéndolo con la ceguera, apaciguando su cólera. Luego, le dio a conocer su sabiduría inefable para que reconociera a aquel que perseguía y comprendiera que no podría resistir a su gracia. No es la privación de la luz lo que le hizo quedar ciego sino el exceso de ella.

Dios escogió este momento. Pablo es el primero de reconocerlo; Pero cuando aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo. ¡Aprendamos, pues, de boca de Pablo que ni él ni nadie después de él ha encontrado a Cristo por su propio espíritu! Es Cristo que se revela y se da a conocer, como lo dice el mismo Salvador: No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo los he elegido a vosotros.

61.-Nuestro pastor se nos da como alimento (11 feb 2017).

¿Quién proclamará las proezas del Señor, quién cantará sus alabanzas? ¿qué pastor ha alimentado jamás a su rebaño con su propio cuerpo? A menudo, las madres confían a sus hijos a una nodriza. Pero Jesucristo no puede aceptar esto para sus ovejas. Él mismo nos alimenta con su propia sangre y así nos convierte en un solo cuerpo con él.

Considerad, hermanos míos, que Cristo nació de nuestra sustancia humana. Pero, me diréis, ¿qué importa? Esto no tiene que ver con todos los hombres. ¡Perdón, hermano! Es para todos una gran ventaja. El hecho de que haya venido y haya tomado la condición humana concierne a toda la humanidad. Y si ha venido por todos, también ha venido por cada uno en particular. Tal vez me diréis: -¿Por qué, entonces, no todos los hombres han recibido el fruto que les debía llegar con esta venida?- ¡No acuséis a Jesús que ha escogido este medio para la salvación de todos! El fallo está en los que rechazan este beneficio. Porque en la Eucaristía, Jesús se une a cada uno de sus fieles, los hace renacer, los alimenta de sí mismo, no los abandona a otro y así los convence una vez más de que realmente tomó nuestra carne.

62.-¿La vida no vale más que el alimento? (26 feb 2017).

Si verdaderamente colocamos en primer lugar las realidades espirituales, no tenemos que preocuparnos de los bienes materiales, porque Dios, en su bondad, nos los proporcionará en abundancia. Si, por el contrario, únicamente velamos por nuestros intereses materiales sin ocuparnos de nuestra vida espiritual, la preocupación constante de las cosas terrestres nos conducirá a descuidar nuestra alma... Por tanto no invirtamos el orden de las cosas. Conociendo la bondad de nuestro Señor, confiaremos totalmente en él y no nos dejaremos agobiar por las preocupaciones de esta vida... Vuestro Padre del cielo sabe lo que os hace falta antes de que se lo pidáis.

Jesús quiere pues que estemos libres de toda preocupación de este mundo y que nos dediquemos totalmente a las obras espirituales. Buscad pues, nos dice, los bienes espirituales y yo mismo proveeré ampliamente todas vuestras necesidades materiales... Mirad las aves del cielo, no siembran ni cosechan, no tienen reservas en sus graneros, y vuestro Padre del cielo las alimenta. Es decir: "Si cuido de las aves que no están dotadas de razón y les proporciono todo lo que necesitan, sin sembrar ni labrar, mucho más velaré por vosotros, que estáis dotados de razón, con tal que ante pongáis lo espiritual a lo corporal. Y ya que los creé para vosotros, así como los demás seres, y los trato con tanto cuidado, ¿de qué cuidado y solicitud no seréis dignos vosotros, para los que he creado todo esto?

63.- No contéis a nadie la visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos. (12 mar 2017).

Jesucristo había hablado mucho acerca de los peligros, de la muerte, de su pasión y aun de la matanza de sus discípulos, y les había dado preceptos difíciles, cosas todas realizables en la vida presente, mientras que otros bienes estaban en esperanza y a la espera -como era aquello de que quienes pierden su alma la salvarán y que él vendría en la gloria de su Padre-. Ya desde esta vida quiso manifestar y revelar estas cosas, a fin de que no se dolieran ni de su propia muerte ni de la muerte de su Señor, en especial Pedro, que se esforzaba en aceptarlo.

Seis días después tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan. ¿Por qué solo los tomó a ellos? Porque eran más excelentes que los otros. Pedro sobresalía porque amaba sobremanera a Cristo; Juan, porque era el muy amado; Santiago, por la respuesta que dio juntamente con su hermano cuando dijo: Podemos beber el cáliz. Y no solo por dicha respuesta, sino además por sus obras. Y ¿por qué trae ahora a Moisés y a Elías? Muchos motivos podrían aducirse. Y el primero es que las turbas decían que él era Elías, otros que Jeremías, otros que alguno de los profetas. Trae, pues, consigo a los que parecían ser los principales profetas, para que con esto se viera la enorme diferencia que había entre el Señor y los siervos, y así se viera mejor que justamente Pedro había sido alabado por haberlo confesado Hijo de Dios.

64.- Alegraos y regocijaos, pues, porque tendréis una gran recompensa. (12 jun 2017).

Únicamente los cristianos valoran las cosas en su justa apreciación y no tienen los mismos motivos para alegrarse o entristecerse que el resto de los hombres. A la vista de un atleta herido, llevando en su cabeza la corona de vencedor, aquel que nunca ha practicado deporte considerará únicamente el hecho de las heridas y el sufrimiento. No se imagina la felicidad que proporciona la victoria. Así reacciona la gente de la que hablamos. Saben que nosotros padecemos pruebas, pero ignoran por qué las padecemos. No miran más que nuestros sufrimientos. Ven las luchas en las que estamos comprometidos y los peligros que nos acechan. Pero las recompensan y las coronas les quedan ocultas, al igual que la razón de nuestros combates. Como afirma san Pablo: Nos consideran pobres, pero enriquecemos a muchos, no tenemos nada, pero lo poseemos todo.

Soportemos con valentía la prueba por causa de Cristo por los que nos contemplan en el combate; isoportémosla con alegría! Sí ayunamos, saltemos de gozo como si estuviéramos rodeados de delicias. Si nos ultrajan, dancemos con alegría como si estuviéramos colmados de alabanzas. Si sufrimos daños, considerémoslo una ganancia. Si damos a los pobres, convenzámonos de que recibimos más. Acuérdate de que combates por el Señor Jesucristo. Entonces, entrarás con ánimo en la lucha y vivirás siempre en la alegría, ya que nada nos hace más felices que una buena conciencia.

65.- ¡El que tenga oídos que oiga! (26 jul 2017).

Un sembrador se fue a echar semilla. Tres partes se perdieron, una sola fructificó. Pero el sembrador no cesó de cultivar el campo: le basta que una parte se conserve para no dejar su trabajo. En este momento es imposible que el grano que yo hecho en medio de un auditorio tan numeroso deje de germinar. Si no todos escuchan, una tercera parte sí lo hace. Si incluso hay uno solo que escucha en esta asamblea numerosa, no dejaré de hablar.

No es pequeña cosa la salvación de una sola oveja. El buen Pastor dejó las noventa y nueve para correr tras la oveja descarriada. No podría despreciar a ninguna. Incluso si no escuchara más que uno, siempre sería un ser humano, un ser tan querido por Dios. Aunque fuera un esclavo, no lo despreciaría, porque busco el valor personal y no la condición social, busco al hombre. Aunque no hubiera más que uno, siempre sería un hombre, aquel por quien fueron creados el sol, el aire, los manantiales y el mar, enviados los profetas, dada la Ley. Por el ser humano, el Hijo único de Dios se hizo hombre. Mi Señor se inmoló, su sangre fue derramada por el hombre, y yo ¿sería capaz de menospreciar a quien fuera? No, no dejaré de sembrar la palabra aunque nadie escuchara. Soy médico, ofrezco mis remedios. Tengo que enseñar, tengo que instruir porque está escrito: Te he constituido centinela de Israel.

66.- La parábola de la cizaña. (29 jul 2017).

El método del diablo es el de mezclar siempre la verdad con el error, revestido este con las apariencias y colores de la verdad, de manera que pueda seducir fácilmente a los que se dejan engañar. Por eso el Señor solo habla de la cizaña porque esta planta se parece al trigo. Seguidamente indica cómo hace para engañar: Mientras la gente dormía. Cristo nos dice todo esto para enseñarnos a no dormirnos, de ahí la necesidad de la violencia de un guardia. Y también nos dice: El que persevere hasta el final se salvará.

Considera ahora el celo de los criados: quieren arrancar la cizaña inmediatamente; es cierto que, aunque les falta reflexión, dan prueba de su solicitud por la simiente. No buscan vengarse del que ha sembrado la cizaña, sino salvar la cosecha; por eso quieren echar totalmente el mal del campo. ¿Y qué responde el Maestro? Se lo prohíbe por dos razones: la primera, por temor a perjudicar el trigo; la segunda, por la certeza de que un castigo inevitable se abatirá sobre los que están afectados de esa enfermedad mortal. Si queremos que se les castigue son que se perjudique la cosecha, debemos esperar el momento conveniente. Por otra parte, ¿es posible que una parte de esa cizaña se convierta en trigo? Si lo arrancáis ahora podéis perjudicar la próxima cosecha arrancando a los que podrían llegar a ser mejores.

67.- Vende todo lo que tiene y compra el campo. (02 ago 2017).

La pobreza hace al hombre humilde, dice la Escritura, y Cristo empieza sus Bienaventuranzas por esta: Dichosos los pobres en el espíritu. ¿Queréis conocer el elogio de la humildad? Jesucristo la abrazó él mismo, él, que no tenía donde reclinar la cabeza... Pablo, su apóstol, decía: Nos consideran pobres, pero enriquecemos a muchos. Y Pedro dice: No tengo oro ni plata. No hay, pues, que considerar la pobreza como un deshonor, ya que, comparados con la virtud, todos los bienes de este mundo no son más que paja y polvo. ¡Amemos, pues, la pobreza si queremos poseer el reino de los cielos! Lo que tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo.

Nadie es más rico que aquellos que abrazan la pobreza voluntariamente y la aman con gozo. Son más ricos que un emperador. Los reyes temen perder lo que tienen, mientras que a los pobres, de los que hablamos aquí, no les falta de nada. No temen nada. Os pregunto, pues, de los dos, ¡quién es más rico?, ¿el que teme constantemente perder sus riquezas o el que goza de lo poco que tiene como si estuviera nadando en abundancia? El dinero hace al hombre esclavo, ciega los ojos del sabio, dice la Escritura. Compartid vuestros bienes con los pobres y llegará el día en que comprenderéis esta feliz parábola: Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

68.- Ten paciencia conmigo. (17 ago 2017).

Cristo nos pide dos cosas: condenar nuestros pecados y perdonar los de los demás; el que se acuerda de sus pecados será menos severo hacia su compañero de miseria. Y perdonar no solo de palabra, sino desde el fondo del corazón, para no volver contra nosotros mismos el hierro con el cual queremos perforar a los otros.

Considera, pues, cuántas ventajas sacas si sabes soportar humildemente y con dulzura una injuria. Primeramente mereces -y es lo más importante- el perdón de tus pecados. Además te ejercitas en la paciencia y en la valentía. En tercer lugar, adquieres la dulzura y la caridad, porque el que es incapaz de enfadarse contra los que han disgustado será mucho más caritativo aún con los que le aman. En cuarto lugar, arrancas de raíz la cólera de tu corazón, lo cual es un bien sin igual. El que libera su alma de la cólera ciertamente arranca de ella la tristeza: no gastará su vida en penas y vanas inquietudes. Odiando a los demás, nos castigamos a nosotros mismos; amándolos, nos hacemos el bien a nosotros mismos. Por otra parte, todos te venerarán, incluso tus enemigos, aunque sean los demonios. Es más, comportándote así ya no tendrás enemigos.

69.- Allí estoy yo, en medio de ellos. (10 sep 2017).

Cuando os digo que imitéis al apóstol Pablo, no os digo que resucitéis a los muertos o curéis a los leprosos, sino que tengáis caridad. Tened el mismo amor que animaba a san Pablo, porque esta virtud es muy superior al poder de hacer milagros. Allí donde hay caridad, el Hijo de Dios reina con su Padre y el Espíritu Santo. Él mismo lo ha dicho: Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Amar es estar unidos, es el carácter de una amistad tan fuerte como real.

Me diréis: ¿Es que hay gente tan miserable como para no desear tener a Cristo en medio de ellos? Sí, nosotros mismos, hijos míos; le echamos de entre nosotros mismos, hijos míos; le echamos de entre nosotros cuando luchamos los unos contra los otros. Me diréis: ¿Qué dices? No hay la más pequeña disensión en la unidad de nuestros cánticos y plegarias, en la escucha a nuestro Pastor. ¿Dónde está la discordia? Sé bien que estamos en el mismo aprisco y bajo el mismo Pastor. Y no puedo llorar más amargamente, porque aunque en este momento estéis tranquilos, al salir de la iglesia uno critica al otro; uno injuria públicamente a otro, uno se4 ve devorado por la envidia, los celos o la avaricia; el otro medita la venganza, otro la sensualidad, la doblez o el fraude. Respetad, respetad, pues, esta mesa santa de la cual comulgamos todos; respetad a Cristo inmolado por todos; respetad el sacrificio que se ofrece sobre este altar en medio de nosotros.

70.- Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre. (15 sep 2017).

Cristo venció al diablo valiéndose de aquello mismo con que el diablo había vencido antes, y lo derrotó con las mismas armas que él había utilizado antes. Una virgen, un madero y la muerte fueron el signo de nuestra derrota. Eva era virgen, porque aún no había conocido varón; el madero era un árbol; la muerte, el castigo de Adán. Más he aquí que, de nuevo, una Virgen, un madero y la muerte, antes signo de derrota, se convierten ahora en signo de victoria. En lugar de Eva está María; en lugar del árbol de la ciencia del bien y del mal, el árbol de la cruz; en lugar de la muerte de Adán, la muerte de Cristo.

En un árbol el diablo hizo caer a Adán, en un árbol derrotó Cristo al diablo. Aquel árbol hacía descender a la región de los muertos; este, en cambio, hace volver de este lugar a los que a él habían descendido. Otro árbol ocultó la desnudez del hombre después de su caída; este en cambio mostró a todos, elevado en lo alto, al vencedor, también desnudo. La cruz es el trofeo erigido contra los demonios, la espada contra el pecado, la espada con la que Cristo atravesó a la serpiente; la cruz es la voluntad del Padre, la gloria de su Hijo único, el júbilo del Espíritu Santo, el ornato de los ángeles, la seguridad de la Iglesia, el motivo de gloriarse de Pablo, la protección de los santos, la luz de todo el orbe.

71.- La lámpara sobre el candelero. (25 sep 2017).

Nadie enciende una lámpara y la tapa con una vasija o la oculta debajo de la cama. De nuevo, por estas palabras, Jesús incita a sus discípulos a llevar una vida irreprochable, aconsejándolos vigilar constantemente su proceder, ya que están dispuestos ante los ojos de todos los hombres, como atletas en un estadio, siendo vistos por todo el universo.

Les dice: "No digáis: "Estamos tranquilos, escondidos en este rincón de mundo", porque seréis visibles ante todos los hombres como una ciudad edificada sobre un monte, como una lámpara que se pone en el candelero. Soy yo quien ha encendido vuestra luz, pero vosotros tenéis que mantenerla, no solo para provecho propio sino para el bien de todos aquellos que os verán y serán conducidos por ella a la verdad. Las peores maldades no podrán echar ninguna sombra sobre vuestra luz si vivís como quienes llamados a llevar a todos al bien supremo. Que vuestra vida responda, pues a vuestro ministerio para que la gracia de Dios sea anunciada por todo el mundo".

72.- Estad preparados. (25 oct 2017).

A la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre. Jesús dice esto a los discípulos a fin de que no dejen de velar, que estén siempre preparados. Si les dice que vendrá cuando no lo esperen, es porque quiere introducirlos a practicar la virtud con celo y sin tregua. Es como si les dijera: "Si la gente supiera cuándo va a morir, estarían perfectamente preparados para este día". Pero el momento del fin de nuestra vida es un secreto que escapa a cada hombre.

El Señor exige a su servidor dos cualidades: que sea fiel, a fin de que no se atribuya nada de lo que pertenece a su Señor, y que sea sensato para administrar convenientemente todo lo que se le ha confiado. Así pues, nos son necesarias estas dos cualidades para estar preparados para la llegada del Señor. Porque mirad lo que pasa por no conocer el día de nuestro encuentro con él: uno se dice: Mi amo tarda en llegar. El servidor fiel y sensato no piensa así. Desdichado, bajo el pretexto de que tu amo tarda ¿piensas que ya no va a venir? Su llegada es totalmente cierta. ¿Por qué, pues, no permaneces en tu puesto? No, el Señor no tarda en venir; su retraso no está más que en la imaginación del mal servidor.

73.- Los apóstoles, testigos del Cristo resucitado (28 oct 2017).

San Pablo decía: Lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Esta fuerza de la predicación divina la demuestran los hechos siguientes. ¿De dónde les vino a aquellos doce hombres ignorantes, que vivían junto a lagos, ríos y desiertos, el acometer una obra de tan grandes proporciones y enfrentarse con todo el mundo, ellos, que seguramente no habían ido nunca a la ciudad ni se habían presentado en público? Y más, si tenemos en cuenta que eran miedosos y apocados, como sabemos por la descripción que de ellos nos hace el evangelista que no quiso disimular sus defectos, lo cual constituye la mayor garantía de su veracidad. ¿Qué nos dice de ellos? Que, cuando Cristo fue apresado, a pesar de todos los milagros que habían presenciado, unos huyeron y otro, el primero entre ellos, lo negó.

¿Cómo se explica, pues, que aquellos que, mientras Cristo vivís, sucumbieron al ataque de los judíos, una vez muerto y sepultado, se enfrentaran contra el mundo entero, si no es por el hecho de su resurrección, que algunos niegan, y porque les habló y les infundió ánimos? De lo contrario, se habrían dicho: "¿Qué es esto? No pudo salvarse a sí mismo, y ¿nos va a proteger a nosotros? Cuando estaba vivo, no se ayudó a sí mismo, y ¿ahora que está muerto nos tenderá una mano?" Todo esto es prueba evidente de que, si no lo hubieran visto resucitado y no hubieran tenido pruebas bien claras de su poder, no se habrían lanzado a una aventura tan arriesgada.

74.- La parábola de los talentos. (19 nov 2017).

Uno dice: Señor, tú me has confiado cinco talentos; otro indica que le fueron dados dos. Ambos reconocen que han recibido del Señor el medio para hacer el bien; tras este gran reconocimiento, le rinden sus cuentas. ¿Cuál es la respuesta del Maestro? Está bien, servidor bueno y fiel (pues lo propio de la bondad es considerar al prójimo); tú has sido fiel en lo poco, así que te daré mucho, entra en el gozo de tu Señor. Jesús declara así una bienaventuranza.

El que recibió un talento lo enterró. Siervo malvado... a este siervo arrojadlo afuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes. No solamente el ladrón, el hombre que busca enriquecerse es castigado en el suplicio último: aquí es castigado el que no hace el bien. ¿Qué son estos talentos en efecto? Es la fuerza de uno, la autoridad o la fortuna que se posee, la enseñanza que se puede dar... Qué persona, pues, puede decir: No tengo más que un talento, no puedo hacer nada. Tú puedes, también con un talento, actuar de forma meritoria.

75.- Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. (03 ene 2018).

Juan Bautista dice: He aquí el Cordero de Dios. Aquí nada dice Cristo, sino que Juan lo dice todo. Así suele proceder el Esposo. Nada dice él a la esposa, sino que se presenta en silencio. Son otros los que lo señalan y le entregan a la esposa. Así sucedió con Cristo. Vino para desposarse con la Iglesia, pero nada dijo, sino que solamente se presentó. Pero Juan, su amigo, le dio la mano derecha de la esposa, procurándole con sus palabras la amistad de los hombres.

Solamente Juan lo proclamó ahí presente abiertamente y delante de todos. Por esto Jesús lo llama el amigo del esposo, pues solo él estuvo presente en las nupcias. Él lo preparó todo y lo llevó a cabo. Él dio principio al negocio. Y fijando la mirada en Jesús que se paseaba, dice: He aquí el Cordero de Dios, demostrando así que no solamente con la voz, sino también con los ojos daba testimonio. Lleno de gozo y regocijo, se admiraba de Cristo. Tampoco exhorta al punto a los discípulos, sino que primero solamente mira estupefacto a Cristo presente, y declara el don que Cristo vino a traernos, y también el modo de purificación. Porque la palabra del Cordero encierra ambas cosas. Y no dijo que cargará sobre sí o que cargó sobre sí, sino que carga sobre sí el pecado del mundo, porque es obra que continuamente está haciendo.

76.- Si no veis prodigios y signos, no creéis. (12 mar 2018).

El funcionario real parece no creer que Jesús tenga el poder de resucitar a los muertos cuando exclama: ¡Baja antes de que muera mi hijo! Cree que Jesús ignora la gravedad de la enfermedad de su hijo. Por esto, Jesús le reprocha la poca fe, para mostrarle que los signos y prodigios se realizan sobre todo para curar a las almas. Así, Jesús cura al padre que está enfermo del espíritu no en menor medida que al hijo que está enfermo en su cuerpo. Así nos enseña que hace falta unirse a él, no a causa de los milagros, sino por su enseñanza confirmada por los milagros. Jesús realiza prodigios no para los creyentes, sino para los incrédulos.

Una vez en casa, creyó él y toda su familia. Cree en él gente que no había visto nunca a Jesús ni había oído hablar de él. ¿Qué nos quiere enseñar el evangelio? Tenemos que creer en él sin exigir prodigios; no hay que exigir a Dios pruebas de su poder. En nuestros días, ¡cuanta gente muestra un amor mayor a Dios después de que su hijo o su mujer han experimentado alivio en sus enfermedades! Aunque nuestros ruegos no fueran escuchados, tenemos que perseverar igualmente en la acción de gracias y la alabanza. ¡Estemos unidos a Dios en la adversidad y en la prosperidad!

77.- Entra en el gozo de tu Señor. (01 abr 2018).

¡Que todo hombre piadoso y amigo de Dios se goce en esta bella y luminosa fiesta de Pascua!¡Que todo fiel servidor entre con alegría en el gozo de su Señor! El que ha soportado el peso del ayuno, que venga ahora a recibir su recompensa. El que ha trabajado desde la hora primera, que reciba hoy el justo salario. El que ha venido después de la hora tercera, que celebre esta fiesta en acción de gracias. El que ha llegado después de la hora sexta, que no tema, pues no será abandonado. Si alguno no ha llegado hasta la hora novena, que se acerque sin dudar. Si alguno se ha quedado rezagado hasta la hora undécima, que no se avergüence de su tibieza, porque el Maestro es generoso y recibe al último igual que al primero.

¡Entrad todos en el gozo de vuestro Amo! Primeros y últimos, ricos y pobres, vigilantes y holgazanes, los que habéis ayunado y los que no lo habéis hecho, alegraos todos hoy. El festín está a punto, venid, pues, todos. El tercero cebado está servido, que nadie se marche hambriento. Gozad todos del banquete de la fe, venid a sacar el tesoro del pozo de la misericordia. Que nadie deplore su pobreza, porque el reino ha llegado para todos; que nadie se lamente de sus faltas, porque el perdón ha brotado del sepulcro; que nadie tema la muerte, porque la muerte del Señor nos ha librado de ella.

78.- Tenemos un sumo sacerdote. (24 may 2018).

Dios y los hombres se han convertido en una sola estirpe. Por eso san Pablo dijo: Somos hijos de Dios. También dice en otro lugar: Somos el Cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro suyo. Es decir, nos convertimos en su estirpe por la carne que él ha asumido. ¿Cómo se entiende que el Espíritu Santo esté a la vez con nosotros y en el cielo, y que el cuerpo de Cristo esté al mismo tiempo en el cielo y con nosotros? El cielo ha poseído el cuerpo sagrado y la tierra ha recibido el Espíritu Santo. Cristo vino y trajo el Espíritu Santo, después subió al cielo y se llevó nuestro cuerpo. ¡Un plan divino formidable y sorprendente! Como dijo el profeta: Señor, Dios nuestro, ¡qué glorioso es tu nombre en toda la tierra!

La divinidad fue elevada. Dice la Escritura exactamente: Lo vieron levantarse, el que es grande en todo, el gran Dios, el gran Señor, que es también el gran rey sobre toda la tierra. Gran profeta, gran sacerdote, gran luz, grande en todo. No solo es grande por su divinidad, sino también según la carne, porque es gran sacerdote y gran profeta. ¿Cómo es esto? Escucha a san Pablo: Así pues, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de fe.

79.- Entonces, ¿quién puede salvarse? (28 may 2018).

Jesús, contestando a la pregunta que le había hecho un hombre rico, reveló cómo se puede llegar a la vida eterna. La idea de tener que abandonar sus riquezas hizo que este hombre se quedara triste y se marchara. Entonces Jesús dijo: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios. Pedro, que se había despojado de todo renunciando a su oficio y a su barca, que no poseía ni tan solo un anzuelo, se acerca a Jesús y le pregunta: Entonces, ¿quién puede salvarse?; incluso antes ya de ser pastor tenía alma de tal; antes de ser investido de autoridad, se preocupaba del mundo entero.

Un hombre rico probablemente habría preguntado lo mismo, pero por interés, preocupado por su situación personal y sin pensar en los otros. Pero Pedro, que era pobre, no puede ser sospechoso de haber hecho esta pregunta por semejantes motivos.. Ello es señal de que se preocupaba por la salvación de los demás, y que deseaba aprender de su Maestro tal como se debe. De aquí la respuesta alentadora de Cristo: Es imposible para los hombres, no para Dios. Lo cual quiere decir: "No penséis que yo os abandono. Yo mismo os asistiré en las cuestiones importantes, y haré que sea fácil y sencillo lo que es difícil".

80.- No he venido a abolir, sino a cumplir la Ley y los profetas. (13 jun 2018).

Preguntarás: ¿cómo es que Cristo no abroga la Ley y los profetas?, ¿cómo cumple y consuma la ley y los profetas? Consuma los profetas porque él confirmó con sus obras todo cuanto dijeron de él. Y por esto el evangelio Mateo, detrás de cada uno de sus hechos, añade: Para que se cumpliera lo dicho por el profeta. Y en cuanto a la Ley, la cumplió no de un modo ni de dos, sino hasta de tres. En primer lugar, no traspasando los preceptos legales. Así testifica delante de Juan el Bautista que ha cumplido toda la ley cuando le dice: Conviene que cumplamos toda justicia.

En segundo lugar, la consumó en cuanto que todo lo que hizo lo hizo por nosotros. Porque, ¡cosa admirable!, no solo cumplió la ley, sino que nos dio poder nosotros cumplirla. Así lo declara Pablo con estas palabras: Porque el fin de la ley es Cristo, para justificación de todo el que cree. La ley procuraba hacer justo al hombre, pero no tenía fuerza. Por esto Cristo al venir introdujo un modo de justicia que es por la fe, y así confirmó la voluntad de la ley. Lo que esta no pudo hacer con la letra, él lo llevó a cabo mediante la fe. Y por esto dice: No he venido a abolir la ley. Si alguno cuidadosamente examina, encontrará un tercer modo con que Cristo consumó la ley. ¿Cuál? Mediante los preceptos que iba a dar. Porque no eran revocación de los anteriores, sino una ampliación y cumplimiento de ellos.

81.- ¿Quién puede perdonar pecados sino Dios? (05 jul 2018).

Los amigos del paralítico abrieron un boquete por el techo y por él lo bajaron y lo pusieron delante de Cristo, sin decirpalabra, pues todo lo dejaban en manos del Señor. Viendo la fe de ellos -dice el evangelista-, es decir, la fe de los que lo descolgaron por el tejado. Mas, a decir verdad, también aquí hubo fe por parte del enfermo; pues, de no haber creído, no se hubiera dejado bajar por el boquete del techo. Como todos, pues, daban tan grandes pruebas de fe, el Señor la dio de su poder perdonando con absoluta autoridad los pecados y demostrando una vez más su igualdad con el Padre.

A la curación del paralítico fueron más bien sus enemigos los que le dieron ocasión. Jesús, ante todo, curó lo que no se ve, es decir, el alma, perdonándole los pecados, lo cual al enfermo le dio la salvación; pero al Señor no le procuró muy grande la gloria. Fueron, digo, sus enemigos quienes, molestándole llevados de su envidia y tratando de atacarle, lograron, aun contra su voluntad, que brillara más la gloria del milagro. Y es que, como el Señor era hábil, se valió de la envidia misma para la manifestación del milagro.

82.- El que os recibe a vosotros a mí me recibe. (16 jul 2018).

El que os recibe a uno de esos pequeños me recibe a mí, dice el Señor. Cuanto más pequeño es el hermano, más presente está Cristo en él. Porque cuando uno recibe a un gran personaje, a menudo lo hace por vanagloria; pero el que recibe a un pequeñuelo lo hace con intención pura y solo por Cristo. Fui extranjero diceél, y me acogisteis. Y dice aún: cada vez que lo hicisteis con uno de estos pequeños, conmigo lo hicisteis. Puesto que se trata de un creyente y de un hermano, ese será el más pequeño, y es Cristo quien entra con él. ¡Ábrele tu casa, recíbele!

El que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta. Pues aquel que recibe a Cristo recibirá la paga de la hospitalidad de Cristo. No dudes de sus palabras, ten confianza en él. Él mismo nos ha dicho: Soy yo quien está presente en ellos. Y para que no dudes de sus palabras, decreta un castigo para los que no lo reciben y honores para quienes le reciben. "Tú me has recibido en tu casa; yo te recibiré en el reino de mi Padre. Tú me has liberado del hambre; yo te haré ver tu liberación. Me has visto extranjero; yo haré de ti un ciudadano del cielo. Tú me has dado pan; yo te daré el reino como heredad en plena propiedad. Me has ayudado secretamente; yo lo proclamaré públicamente y diré que tú eres mi bienhechor y yo tu deudor".

83.- La parábola de la cizaña. (28 jul 2018).

El método del diablo es el de mezclar siempre la verdad con el error, revestido este con las apariencias y colores de la verdad, de manera que pueda seducir fácilmente a los que se dejan engañar. Por eso, el Señor solo habla de la cizaña porque esta planta se parece al trigo. Seguidamente indica cómo lo hace para engañar: Mientras la gente dormía. Cristo nos dice todo esto para enseñarnos a no dormirnos, de ahí la necesidad de la vigilancia de un guardia. Y también nos dice: El que persevere hasta el final se salvará.

Considera ahora el celo de los criados: quieren arrancar la cizaña inmediatamente; es cierto que, aunque les falte reflexión, dan pruebas de su solicitud por la simiente. No buscan vengarse del que ha sembrado la cizaña, sino salvar la cosecha; por eso quieren extirpar totalmente el mal del campo. ¿Y qué responde el Maestro? Se lo impide por dos razones: la primera, por temor de perjudicar el trigo; la segunda, por la certeza de que un castigo inevitable se abatirá sobre los que están afectados de esa enfermedad mortal. Si queremos que se les castigue sin que se perjudique la cosecha, debemos esperar el momento conveniente. Por otra parte, ¿es posible que una parte de esa cizaña se convierta en trigo? Si lo arrancáis ahora podéis perjudicar la próxima cosecha arrancando a los que podrían llegar a ser mejores.

84.- Los últimos serán los primeros. (22 ago 2018).

¿Que hizo el buen ladrón para poder participar del paraíso después de la cruz? Mientras que Pedro había negado a Cristo, el ladrón, desde lo alto de la cruz, daba testimonio de él. Y no esto para afear a Pedro, lo digo para poner en evidencia la grandeza de alma del ladrón. Este ladrón, mientras que todo el populacho estaba alrededor de él bramando, no lo tuvo en cuenta. Ni tan siquiera tuvo en cuenta el miserable escenario de la crucifixión que, de manera evidente, tenía ante él. Recorrió todo este panorama con una mirada llena de fe. Se volvió hacía el Señor de los cielos y le dijo: Acuérdate de mí, Señor, cuando llegues a tu reino. No queremos eludir la desenvoltura y el ejemplo del ladrón, no nos avergoncemos de tomar como maestro a quien nuestro Señor no tuvo a menos hacerlo entrar el primero en el paraíso.

No le dijo, como a Pedro: Ven, sígueme y haré de ti un pescador de hombres. Tampoco le dijo como a los Doce: Os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. No le pagó con ningún título; no le enseñó ningún milagro. El ladrón no le vio resucitando a un muerto, ni expulsando demonios, no vio que el mar le obedeciera. Cristo no le dijo nada ni del reino ni de la gehena. Y sin embargo, dio testimonio a su favor delante de todos y por eso le dio en herencia el reino.

85.- El que se humilla será ensalzado. (25 ago 2018).

Si uno es pescador, no es humildad reconocerlo. Existe sin embargo humildad cuando quien tiene conciencia de haber realizado grandes cosas no por ello concibe una alta idea de sí mismo; cuando se aparece a san Pablo hasta el punto de poder decir: Mi conciencia nada me reprocha, o: Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, y el primero soy yo. En esto consiste la humildad: a pesar de la grandeza de nuestros actos, estimarnos en poco en nuestro espíritu.

Sin embargo, Dios, por razón de su inefable amor a los hombres, no solo acepta al que se humilla de esta manera, sino también a los que confiesan francamente sus faltas, y se muestrafavorable y benévolo con los que tienen tal disposición. Para que te des cuenta de lo bueno que es no tener una alta idea de sí mismo, represéntate dos carros. Engancha a uno la virtud y el orgullo, al otro el pecado y la humildad. Verás que el tiro del pecado adelanta al de la virtud, no precisamente por su propio poder, sino por la fuerza de la humildad que le acompaña, y aquella se queda atrás no por la debilidad de la virtud, sino por el peso y la enormidad del orgullo.

86.- Hacer fructificar los dones recibidos. (01 sep 2018).

En la parábola de los talentos, los servidores que dan cuenta de su gestión reconocen sin rodeos lo que es el don de su dueño y lo que es fruto de su gestión. El primero dice: Señor, me confiaste cinco talentos, y el segundo: Señor, me confiaste dos talentos; reconocen así que por la bondad de su dueño tienen el capital que hicieron valer a su provecho. Su reconocimiento llega tan lejos que atribuyen todo el mérito de su éxito a la confianza en su dueño. ¿Qué responde el Señor? Muy bien, siervo bueno y fiel. Entra en el gozo de tu Señor: les da la bienaventuranza de la vida eterna.

¿Cuál es, en cambio, la respuesta del dueño al servidor malvado? Siervo malo y perezoso, debías haber invertido mi dinero en el banco, es decir, debías haber hablado, exhortado y aconsejado a tus hermanos. "Pero -replica el siervo malvado- la gente no me escuchaba". A lo que el Señor responde: "Eso no es asunto tuyo... Tenías que hacer solamente la parte más fácil del trabajo y a mí dejarme la más difícil. Por lo menos, habrías podido poner el dinero en el banco y yo a mi regreso lo habría recogido con los intereses". Estos intereses son las buenas obras que proceden de la escucha de la Palabra que debemos predicar.

87.- Es necesario que el Hijo del hombre sea elevado. (14 sep 2018).

¡Cristo está hoy en la cruz y nosotros celebramos fiesta para que sepas que la cruz es fiesta y solemnidad espiritual! Antes, la cruz era cosa de condenación; pero ahora, en cambio, ha venido a ser cosa de honra. Antes, era señal de condenación; actualmente lo es de salvación. Ella ha sido causa de innumerables bienes. Ella nos libró del error; ella nos iluminó cuando estábamos sentados en las tinieblas; ella nos reconcilió con Dios cuando ya estábamos vencidos, y de enemigos nos convirtió en siervos, y de alejados nos hizo vecinos de Dios. Ella es destrucción de la enemistad, guardiana de la paz, tesoro de bienes infinitos.

Por ella ya no vagamos en los desiertos, porque hemos conocido el camino verdadero; ya no vivimos fuera del palacio, pues hemos encontrado la puerta; no sufrimos los dardos encendidos del diablo, porque hemos encontrado la fuente. Por la cruz, ya no estamos en viudedad, pues hemos recibido al Esposo; no tememos al lobo, pues hemos encontrado al Pastor. Por la cruz no tememos ya al tirano, pues estamos al lado del Rey. Y por esto, al celebrar la memoria de la cruz, hacemos fiesta por la cruz: Celebrémoslo no con la vieja levadura, sino con ázimos de pureza y de verdad. ¡Porque nuestra Pascua, Cristo, ya ha sido inmolado!

88.- ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! (19 nov 2018).

Contemplemos en el evangelio a este ciego, mejor que muchos que ven, pues sin tener guía, sin ver a Jesús que se aproximaba, procuraba con empeño acercarse a él. Comenzó a clamar con grandes voces y, como se le ordenara callar, más aún gritaba. Así es un alma perseverante: se aprovecha de los mismos que procuran frenarla.

Cristo permite que se le ordene callar para que resalte su favor y sepas que en realidad era digno de recibir la salud. Por lo mismo ni siquiera le pregunta si cree, como solía hacerlo, pues sus clamores y el anhelo de acercársele manifestaban su fe. Por esto llegas a saber, carísimo, que aun cuando seamos viles y bajos en exceso, si nos acercamos anhelosos a Dios, podremos alcanzar por nosotros mismos lo que pedimos. Observa cómo este ciego, sin tener el patrocinio de ninguno de los apóstoles y, al contrario, habiendo muchos que lo detenían, pudieron pasar por encima de todos los obstáculos y acercarse a Jesús. Y aunque los evangelistas no dan testimonio de que tuviera fe, el fervor le valió para todo. Imitémoslo. Aunque el Señor dilate su don, aunque muchos se nos interpongan, no cesemos de pedir. Así nos reconciliaremos con Dios.

89.- Venid y os haré pescadores de hombres. (30 nov 2018).

¡Qué admirable pesca la del Salvador! Admirad la fe y la obediencia de los discípulos. La pesca, como sabéis, requiere una constante atención. Ahora bien, cuando se encuentran en medio de su trabajo, oyen la llamada de Jesús y no dudan un solo momento; no dicen: Déjanos regresar a casa para hablar con nuestras familias. No, lo dejan todo inmediatamente y le siguen, tal como Eliseo hizo con Elías. Es esta clase de obediencia la que nos pide Cristo, sin la más mínima duda, incluso cuando nos apremien necesidades aparentemente más urgentes. Por eso, cuando un joven que le quería seguir le pidió ir antes de enterrar a su padre, ni tan solo esto se lo concedió. Seguir a Jesús, obedecer su palabra, es un deber que está por encima de todos los demás.

Acaso me dirás que la promesa que les había hecho era muy grande. Por eso los admiro yo tanto: ¡cuando aún no habían visto ningún milagro, creyeron en una gran promesa y renunciaron a todo para seguirle! Porque creyeron, con las mismas palabras con las que habían sido captados durante la pesca, podrían ellos pescar a otros.

90.- El niño saltó de gozo dentro de mí. (23 dic 2018).

Juan no ha nacido todavía y ya habla por sus estremecimientos; no puede todavía gritar y ya se hace entender a través de sus actos; aún no ha comenzado su vida y ya predica a Dios; aún no hz visto la luz y ya señala al sol; todavía no ha nacido y ya se apresura a hacer de precursor. El Señor está allí: no soporta tener que esperar los límites fijados por la naturaleza, y se esfuerza en romper los límites del seno materno para dar a conocer la venida del Salvador. "Ha llegado, dice, el que rompe las ataduras, ¿y yo que sigo encadenado he de permanecer aquí? El Verbo viene para liberar ¿y yo he seguir cautivo? Saldré, correré delante de él y a todos proclamaré: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo"

Dinos, Juan, retenido todavía en la oscuridad del seno de tu madre: ¿cómo contemplas las cosas divinas? ¿Cómo puedes estremecerte y exultar? "Veo incluso antes de nacer, porque veo en gestación al Sol de justicia. Percibo por el oído, porque al venir al mundo soy la voz que precede al gran Verbo. Grito, porque contemplo, revestido de su carne, al Hijo único del Padre. Exulto, porque veo al Creador del universo recibir forma humana. Salto, porque pienso que el Redentor del mundo ha tomado un cuerpo. Soy el precursor de su venida y me adelanto a vuestro testimonio".

91.- Tú te llamarás Cefas, Pedro. (04 ene 2019).

Tú eres Simón, hijo de Juan; desde ahora te llamarás Cefas, es decir, Pedro. Este fue el nombre que Cristo dio a Simón. A Santiago y a su hermano los llamará hijos del trueno. ¿Por qué estos cambios de nombre? Para mostrar que él, Jesús, es el mismo que había establecido la Antigua Alianza, que había cambiado el nombre de Abrán en Abrahán, el de Saray en Sara, el de Jacob en Israel.

Hoy día tenemos un nombre muy superior a todos los demás; es el nombre de "cristianos", el nombre que hace de nosotros hijos de Dios, amigos de Dios, un solo cuerpo con él. ¿Hay algún otro nombre capaz de hacernos ardorosos en la virtud, llenarnos de celo, incentivarnos a hacer el bien? Guardémonos muy mucho de hacer cualquier cosa indigna de este nombre tan grande y tan bello, unido al nombre del mismo Jesucristo. Los que llevan el nombre de un gran jefe militar o de un personaje ilustre se consideran honrados y hacen lo que sea para seguir siendo dignos de él. ¡Cuánto más nosotros, que llevamos el nombre no de un general o de un príncipe de este mundo, ni tan solo de un ángel, sino del Rey de los ángeles, cuánto más nosotros debemos estar dispuestos a perderlo todo, incluso nuestra vida, por el honor de este nombre!

92.- Postrándose le rindieron homenaje. (06 ene 2019).

Apartémonos de los negocios terrenos. Los magos estando en Persia vieron la estrella; pero saliendo de Persia contemplaron al Sol de justicia. Más aún: ni siquiera habrían podido seguir contemplando la estrella si no hubieran salido con ánimo ligero de su país. ¡Ea, pues! También nosotros levantémonos aunque todos se conturben y corramos a la casa del Niño.

Y habiendo entrado en la casa, vieron al Niño con María, su madre, y de hinojos lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. ¿Qué indujo a los magos a adorar? Porque ni la Virgen tenía un resplandor especial, ni la casa era un magnífico palacio, ni había cosa alguna que pudiera invitarlos a ello. Y sin embargo, no solo adoran, sino que abren sus arcas y le ofrecen dones no propios de hombres sino de Dios. El incienso y la mirra simbolizan de modo especial que aquel Niño era Dios. ¿Qué fue lo que los persuadió? Lo mismo que los llevó a abandonar su casa y a emprender el camino: la estrella y la inspiración interior que Dios les comunicó. Esta los llevó poco a poco hasta un conocimiento más perfecto. Si no hubiera sido por eso, jamás le habrían rendido honor ten grande, cuando todo lo que ahí había no tenía valor: un establo, un tugurio, una madre pobre. Esto es así para que adviertas la virtud de los magos y veas claramente que ellos no visitaron al Niño como a puro hombre, sino como a su Dios bienhechor.

93.- ¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios? (18 ene 2019).

Unos hombres le llevaron un paralítico. Los evangelistas narran que, levantando unas tejas, bajaron al enfermo y lo pusieron delante de Cristo, sin pedir nada, dejando hacer a Jesús. Al principio de su ministerio por toda Judea, era él quien daba el primer paso y no exigía una gran fe; ahora son ellos quienes vienen hacia él y se les exige una fe viva y valiente: Viendo Jesús la fe que tenían, dice el evangelio, refiriéndose a la fe de los que habían llevado al paralítico. También el enfermo tenía una gran fe, porque no se habría dejado transportar si no hubiera tenido una gran confianza en Jesús.

Ante tanta fe, Jesús muestra su poder y, con autoridad divina, perdona los pecados al enfermo dando así prueba de ser igual a su Padre. Había ya demostrado esa igualdad cuando curó al leproso diciendo: Quiero, queda limpio;cuando calmó el mar desatado y cuando echó a los demonios que habían reconocido en él a su soberano y su juez. Aquí muestra su poder, poero sin esplendor: no se ha apresurado a curar exteriormente al que le presentan. Ha comenzado por un milagro invisible; primero, ha curado el alma de este hombre perdonándole los pecados. Ciertamente, esta curación era infinitamente más ventajosa para este hombre, pero daba poca gloria a Cristo. Entonces, algunos, movidos por su malicia, hicieron que el milagro fuera mucho más esplendoroso.

94.- Yo, que antes era un blasfemo y un perseguidor... Dios tuvo compasión de mí. (25 ene 2019).

Es preciso que conservemos siempre en nuestro espíritu que todos los hombres están rodeados de testigos del mismo amor de Dios. Si su justicia hubiera precedido a la penitencia, el universo habría sido aniquilado. Si Dios hubiera sido pronto al castigo, la Iglesia no habría conocido al apóstol Pablo; no habría recibido a un hombre así en su seno. Es la misericordia de Dios la que transforma al perseguidor en apóstol; es ella la que cambia al lobo en pastor, y hace de un publicano un evangelista. Es la misericordia de Dios la que, conmovida por nuestra suerte, nos ha transformado; es ella la que nos ha convertido.

Sí, hermanos, si Dios es bueno con todos los hombres, lo es particularmente con los pecadores. Mientras que Dios se muestra exigente con los justos, con los pecadores no tiene más que clemencia y dulzura. Esta es la novedad, el trastrueque que nos ofrece la conducta de Dios, porque asustar al pecador, sobre todo al pecador obstinado, no serviría más que para privarle de toda confianza, hundirle en la desesperación; halagar al justo sería debilitar el vigor de su virtud, hacer que se relaje en su celo: ¡Dios es infinitamente bueno! Su temor es la salvaguarda del justo, y su clemencia hace regresar al pecador.

95.- Si no veis prodigios y signos, no creéis. (02 mar 2019).

Si no veis prodigios y signos, no creéis. El funcionario real parece no creer que Jesús tenga el poder de resucitar a los muertos. ¡Baja antes de que muera mi hijo! Por esto, Jesús le reprocha su poca fe, para mostrarle que los signos y prodigios se realizan sobre todo para curar a las almas. Así, Jesús cura al padre que está enfermo del espíritu no menos que al hijo que está enfermo en su cuerpo. Así nos enseña que hace falta unirse a él, no a causa de los milagros, sino por su enseñanza confirmada por los milagros. Jesús realiza los prodigios no para los creyentes, sino para los incrédulos.

Una vez en casa, creyó él y toda su familia. Gente que no había visto nunca a Jesús ni oído hablar de él cree en él. ¿Qué nos quiere enseñar el evangelio? Hay que creer en él sin exigir prodigios; no hay que pedir a Dios pruebas de su poder. En nuestros días, ¡cuánta gente muestra un amor mayor a Dios después que su hijo o su mujer hayan experimentado alivio en sus enfermedades! Aunque nuestros ruegos no fueran escuchados, hay que perseverar igualmente en la acción de gracias y la alabanza. ¡Quedemos unidos a Dios en la adversidad y en la prosperidad!

96.- Robustecidos por las tentaciones. (10 mar 2019).

Entonces el Espíritu llevó a Jesús al desierto, para que el diablo lo pusiera a prueba. Todo lo que Jesús sufrió y obró estaba destinado a nuestra instrucción. Ha querido ser llevado a este lugar para luchar con el demonio para que nadie entre los bautizados se turbe si después del bautizo es sometido a grandes tentaciones. Antes bien, tiene que saber soportar la prueba como algo que está dentro de los designios de Dios. Para ello habéis recibido las armas: no para quedaros inactivos, sino para combatir.

Por esto, Dios no impide las tentaciones que os acechan. Primero para enseñaros que habéis adquirido más fortaleza. Luego, para que habéis adquirido más fortaleza. Luego, para que guardéis la modestia y no os enorgullezcáis de los grandes dones que habéis recibido, ya que las tentaciones tienen el poder de humillaros. Además, sois tentados para que el espíritu del mal se convenza de que realmente habéis renunciado a sus insinuaciones. También sois tentados para que adquiráis una solidez mayor que el acero. Finalmente, sois tentados para que os convenzáis de los tesoros que os han sido dados. Porque el demonio no os asaltaría si no viera que recibís un honor mayor.

97.- Pedid y se os dará; llamad y se os abrirá. (14 mar 2019).

Israel gozaba de tus bienes. Yo también tendré experiencia de tus beneficios. Tú sacaste a tu pueblo de Egipto. Sácame de mi error. Tú lo rescataste del poder de Faraón. Líbrame del autor del mal. Tú lo hiciste pasar por el Mar Rojo. Condúceme a través de las aguas bautismales. Tú lo guiaste con una columna de fuego. Ilumíname por tu Espíritu Santo. Israel comió pan de ángeles en el desierto. Dame tu Cuerpo santísimo. Bebió el agua de la roca; sacia mi sed con la Sangre de tu costado. Israel recibió las tablas de la ley; grava tu evangelio en mi corazón.

Inclina tu oído hacia mí, Señor. ¡Escucha mi grito! Gracias a este grito, Moisés tuvo a la creación como aliada para tu pueblo. Gracias a este clamor, Josué paró el curso del sol. Gracias a este grito, Elías volvió estériles las nubes del cielo. Gracias a este clamor, Ana engendró un hijo contra toda esperanza. ¡Señor, atiende, pues, mi suplica! Proclamo el poder absoluto del Padre y la mediación del Hijo, su misión en el mundo y su obediencia. En el Jordán recibiste el testimonio del Padre; multiplicando los panes en el desierto, levantaste los ojos hacia el cielo y pronunciaste la bendición. Cuando estuviste suspendido en la cruz, el Padre recibió tu espíritu; cuando depositaron tu cuerpo en el sepulcro, él te resucitó al tercer día. Por todo esto, clamo en mi oración.

98.- Jesús salió a su encuentro y les dijo: ¡Alegraos! (22 abr 2019).

Venid a ver el lugar donde pusieron al Señor. Venid a ver el lugar donde se redactó el acta de garantía de vuestra resurrección. Venid a ver el lugar donde la muerte fue sepultada. Venid a ver el lugar donde un cuerpo, semilla no sembrada por el hombre, dio multitud de fruto en espigas de inmortalidad.

¡Id a anunciar a mis hermanos que vayan a Galilea; ahí me verán! Esto es lo que el Señor dijo a las mujeres. Aun ahora, en la entrada de la piscina bautismal, él sigue estando presente, invisible, cerca de los fieles, abrazando a los bautizados como amigos y hermanos. Colma sus corazones y sus almas de alegría y gozo. Limpia sus impurezas en la fuente de la gracia. Unge con perfume del Espíritu Santo a los que han sido regenerados. El Señor se convierte en aquel que los alimenta y en alimento suyo.Procura a sus siervos el alimento espiritual. Dice a sus fieles: "Tomad y comed el pan del cielo, bebed de la fuente que nace de mi costado, donde siempre quedaréis saciados sin que se agote este manantial. Los que tengáis hambre, ¡saciaos! ¡Los que tengáis sed, embriagaos del vino sobrio de salvación!"

99.- Ahora estáis tristes, pero volveré...y vuestra alegría, nadie os la quitará. (30 may 2019).

Habéis llegado a ser imitadores del divino Maestro, dijo Pablo. ¿Cómo es esto? Acogiendo la Palabra en las pruebas, con la alegría del Espíritu Santo. No solamente en las pruebas, sino en medio de incontables sufrimientos. Se puede ver en los Hechos de los apóstoles cómo surgió la persecución contra ellos, cómo sus enemigos los denunciaban a los magistrados y soliviantaban la ciudad. Estaban en medio de la prueba, y no se puede decir que permanecieran fieles con tristeza, lamentándose: no, estaban muy alegres: Estaban contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Cristo.

¡Es realmente admirable! Ya es mucho sufrir la prueba con paciencia; pero hacerlo con alegría es mostrarse superior a la naturaleza humana y no tener más, por así decirlo, que un cuerpo impasible. Pero ¿cómo fueron imitadores de Cristo? En aquello que él mismo sufrió sin quejarse, con alegría; porque voluntariamente aceptó las pruebas. Por nosotros se anonadó agonizando en la cruz, pero apeló a su gloria: Padre glorifícame.

100.- El buen pastor da la vida por sus ovejas. (07 jun 2019).

Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Él le contestó: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: Apacienta mis ovejas. ¿Por qué Jesús, dejando de lado a los demás apóstoles, se dirige a Pedro para su propósito? Porque Pedro era el primero de entre los apóstoles, su portavoz, la cabeza del colegio, de tal manera que un día el mismo Pablo le consultó antes que a los demás. Para enseñar a Pedro que debía tener confianza y que sus negaciones habían sido olvidadas, Jesús le da ahora la primacía entre sus hermanos. No menciona su negación y no le avergüenza con el pasado. "Si me amas, le dice, sé el primero entre tus hermanos; y da prueba ahora del amor ferviente que con tanto gozo siempre me has manifestado. La vida que tú dijiste que estabas dispuesto a dar por mí dala por mis ovejas".

Pero Pedro se turba ante el pensamiento de que su amor no fuera auténtico: "De la misma manera, se dice, que estaba seguro y afirmativo de mí mismo en el pasado, ahora estoy confuso". Jesús le pregunta tres veces, y tres veces le ordena lo mismo. Es así como él le enseña el valor que da al cuidado de sus ovejas puesto que hace de ello la prueba más grande de amor hacia él.

101.- Proclamando la buena noticia y curando enfermedades. (09 jul 2019).

Jesús, a pesar de las infinitas injurias y querellas, recorría las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino de Dios y curando toda enfermedad y toda dolencia. Manifestaba así su mansedumbre. Recorría así las ciudades enseñándonos a rechazar las injurias, sino con beneficios mayores. Si tú haces los beneficios por Dios y no por los hombres, hagan lo que hagan tus consiervos, no dejarás de beneficiarlos, para que sea mayor tu recompensa. Cristo, para enseñarnos que procedía por pura benignidad, no solo no esperaba a que los enfermos fueran a él, sino que iba en busca de ellos y les hacía un doble beneficio: el del reino de los cielos y el de la curación de todo género de enfermedades.

Y no me contentaba con esto, sino que dice el evangelista: Viendo a la muchedumbre, se compadeció de ella, porque estaban fatigados y decaídos, como ovejas sin pastor. Entonces, dijo a los discípulos: La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Considera de nuevo cuán ajeno es a la vanagloria. Para no atraerlos todo personalmente hacía sí, envía a sus discípulos, y también para adiestrarlos, a fin de que, ejercitándose en Judea, como en una palestra, se prepararan para las luchas en todo el orbe.

102.- No temáis. (13 jul 2019).

Crecen las corrientes de agua y las tempestades retumban, pero nosotros no tememos ser engullidos por ellas. Estamos firmemente fundamentados en la roca. Que el mar se embravezca, no quebrará la roca; que las corrientes salgan de su lecho, no pueden tragar la barca de Jesús. ¿Qué temeremos, decidme? ¿La muerte? Mi vida es Cristo y una ganancia el morir. ¿El exilio? Del Señor es la tierra y cuanto la habita. ¿La confiscación de los bienes? Nada hemos traído al mundo y nada podremos llevarnos de él. Me río de todo lo que puede infundir miedo en este mundo. Sus bienes me causan risa. No temo la pobreza, no deseo la riqueza. No tengo miedo a la muerte.

El Señor me ha dado unos dones. Entonces, ¿por mis propias fuerzas me fío de él? Tengo en mis manos su Palabra: este es mi punto de apoyo, aquí radica mi seguridad, este es mi puerto de salvación. Aunque el universo entero se ponga a temblar, yo tengo su Palabra, la releo, es la muralla de mi amparo, es mi garantía. ¿Qué me indica? Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Si Cristo está conmigo, ¿qué temeré? Que se acerquen las oleadas del mar y la cólera de los poderosos: todo esto no pesa más que una tela de araña.

103.- En tierra buena, dieron fruto. (24 jul 2019).

Salió el sembrador a sembrar. Habría razón para hacer reproches a un agricultor que sembrara con tanta largueza. Pero cundo se trata de las cosas del alma, la piedra puede ser transformada en una tierra fértil, el camino puede no ser pisoteado por todos los que circulan por él y llegar a ser un campo fecundo; las espinas pueden ser arrancadas y permitir que los granos crezcan tranquilamente. Si eso no fuera posible, el sembrador no hubiera derrochado su grano. Y si la transformación no tiene lugar, la culpa no es del sembrador, sino de aquellos que no han querido dejarse cambiar. El sembrador ha hecho su trabajo. Si su grano ha sido malgastado, no se pueden pedir responsabilidades al autor de un bien tan grande.

Fíjate bien en que hay muchas maneras de perder la semilla. Una cosa es dejar secar la semilla de la palabra de Dios sin preocuparse ni poco ni mucho; otra cosa es verla perecer bajo el choque de las tentaciones. Para que no nos ocurra cosa semejante, grabemos profundamente y con ardor la palabra en nuestra memoria. El diablo querrá arrancar el bien a nuestro alrededor, pero nosotros tendremos suficiente fuerza para que no pueda arrancar nada en nosotros.

104.- La muerte de Juan Bautista. (03 ago 2019).

Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista. Y Dios lo permitió, no ordenó a la tierra que se abriera para engullir a los invitados a este banquete horrible. Dios dio así una corona más bella al justo y dejó una magnífica consolación a los que, en el futuro, serían también víctimas de semejantes injusticias. Escuchemos, pues, todos los que, a pesar de nuestra vida honesta, tenemos que sufrir de parte de los malvados. El más grande de los nacidos de mujer ha sido asesinado a petición de una hija impúdica, de una mujer perdida; y todo ello por haber defendido las leyes divinas. Que estas consideraciones nos hagan soportar valientemente nuestros propios sufrimientos.

Pero fíjate en el tono moderado del evangelista, el cual, en la medida de lo posible, busca circunstancias atenuantes a este crimen. En cuanto a Herodes, hace notar que actúa así a causa del juramento hecho delante de los invitados y que se entristeció; en cuanto a la joven hace notar que había sido aconsejada por su madre. Igualmente nosotros, no odiemos a los malvados, no critiquemos las faltas del prójimo, escondámoslas tan discretamente como sea posible; que la caridad encuentre cobijo en nuestras almas. Actuemos como los santos, que lloran por los pecadores en lugar de maldecirlos. Lloremos por Herodías y por los que la imitan. Porque hoy día vemos muchos banquetes como el de Herodes; cierto que no se da muerte al Precursor, pero en ellos se destroza a los miembros de Cristo.

105.- El poder de una oración perseverante. (07 ago 2019).

La Cananea, adorando a Jesús, le dice: ¡Señor, ayúdame! Pero, mujer, ¿es que no has oído lo que ha dicho: He sido enviado solo a las ovejas perdidas de la casa de Israel? -Sí, lo he entendido, contesta ella, pero es el Señor. Como Cristo había previsto su respuesta, difiere conceder su petición. Rehusó su petición para subrayar se piedad. Si no la hubiera querido escuchar, no le hubiera concedido su petición. Sus respuestas no fueron para apenarla, sino más bién para atraerla y revelar ese tesoro escondido.

Considera, al mismo tiempo que su fe, su profunda humildad. Jesús dio a los judíos el nombre de hijos; la Cananea va todavía más allá de este título y les llama los amos, tan lejos estaba ella de ser sujeto del elogio de otro: Los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos. Por ello fue admitida entre los hijos. Cristo le dice entonces: Mujer, que grande es tu fe. ¡Que se cumpla según deseas! Ya lo ves, la Cananea tuvo gran parte en la curación de su hija. En efecto, Cristo no le dice: que tu hija sea curada, sino ¡Grande es tu fe, que se cumpla según deseas! Y aún fíjate bien en esto: allí donde los apóstoles habían fracasado y nada habían obtenido, ella lo consigue. Este es el poder de una oración perseverante.

106.-Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. (08 ago 2019).

Pedro debía recibir las llaves de la Iglesia, más todavía las llaves de los cielos, y el gobierno de un pueblo numeroso le había sido confiado. Si Pedro quedaba sin pecado, ¿cómo sería prueba de misericordia paras sus discípulos? Por una disposición de la gracia divina, cayó en pecado, y después de haber tenido él mismo experiencia de su miseria, pudo mostrarse así con los otros.

El evangelio cuenta que la noche misma en que Cristo fue entregado una joven dijo a Pedro: Ayer estabas con ese hombre, y Pedro le responde: Yo no conozco a este hombre. Jesús fija su mirada en él. Pedro ha comprendido, se arrepiente de su falta y se echa a llorar. Pero el Señor misericordioso le concede el perdón. Él ha sido sometido al pecado, pero la conciencia de su falta y el perdón recibido del Señor le conducen a perdonar a los demás por amor. Ha cumplido así una disposición providencial conforme a la manera de actuar de Dios. Él ha hecho que Pedro, a quien la Iglesia sería confiada, columna de las Iglesias, puerto de la fe, doctor del mundo, se muestre débil y pecador, Para que él pudiese encontrar en su debilidad una razón para ejercer su bondad hacia los demás hombres.

107.- Los caminos para entrar en la vida eterna. (18 sept 2019).

El primer camino de la conversión es aborrecer nuestros pecados. Empieza a confesar tus pecados para ser justo. Dice el profeta: Me dije: Confesaré al Señor mis culpas. Y tú perdonaste mi falta y mi pecado. Condena tú mismo las faltas que has cometido y esto bastará para que el Maestro te escuche. El que condena sus pecados irá con más cuidado para no caer en ellos. Hay un segundo camino que es: no guardar rencor a nuestros enemigos, dominar nuestra cólera para perdonar las ofensas que nos infligen nuestros compañeros de servicio, porque así obtendremos el perdón de las ofensas del Maestro. Si perdonáis a vuestros deudores, dice el Señor, mi Padre que está en el cielo perdonará también vuestras faltas.

¿Quieres conocer el tercer camino de la conversión? Es la oración ferviente y atenta desde el fondo del corazón. El cuarto camino es la limosna. Tiene un poder considerable e indecible. Luego, la modestia y la humildad no son medios menores para destruir el pecado desde la raíz. Tenemos como testigo de ello al publicano que no podía proclamar sus buenas acciones, sino que en su lugar ofreció su humildad y depositó ante el Señor e pesado fardo de sus faltas.

108.- Reconocer a Cristo pobre. (29 sept 2019).

¿Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo contemplas desnudo en los pobres, ni lo honres aquí, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su frío y desnudez. Porque el mismo que ha dicho: Esto es mi cuerpo, y con su palabra a que fuera real lo que decía, afirmó también: Tuve hambre y no me disteis de comer. Aquí el cuerpo de Cristo no necesita vestidos, sino almas puras: allí hay necesidad de mucha solicitud...Dios no tiene necesidad de vasos de oro, sino de almas semejantes al oro.

No os digo esto con el fin de prohibir la entrega de dones preciosos para los templos, pero quiero afirmar que, junto con estos dones y aun por encima de ellos, debes pensar en la caridad para con los pobres. ¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro si el mismo Cristo muere de hambre? Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás la mesa de Cristo. ¿Quieres hacer una ofrenda de vasos de oro y no eres capaz de dar un vaso de agua? Piensa, pues, que esto es lo que haces con Cristo cuando lo contemplas errante, peregrino y sin techo y, sin recibirlo, te dedicas a adornar las paredes y las columnas del templo; con cadenas de plata sujetas lámparas, y te niegas visitarlo cuando está encadenado en la cárcel. Por tanto, al adornar el templo, procura no despreciar al hermano necesitado, porque este templo es mucho más precioso que aquel otro.

109.- Hemos encontrado al Mesías. (28 oct 2019).

Andrés, tras haber conversado con Jesús y aprendido su doctrina, no se la guardó para sí como un tesoro, sino que acudió corriendo a casa de su hermano para hacerle partícipe de los bienes que había recibido.

Observad que Pedro tiene un espíritu dócil y obediente; sin ninguna vacilación, echó a correr: Y dice el evangelista que su hermano le llevó hasta Jesús. Que nadie le reproche una excesiva credulidad porque dio fe a lo que le fue dicho sin informarse de más detalles. Es verosímil que su hermano le hubiera hablado ya extensamente e informándole de los particulares del caso. Pero los evangelistas acostumbran a resumir hechos y palabras, movidos por el deseo de ser breves y concisos. Sea lo que fuere, san Juan no dice que Pedro creyera sin más, sino que su hermano lo condujo a Jesús, para confiárselo, para que de él aprendiera toda la doctrina.

110.- Pusieron una inscripción encima de su cabeza: "Este es el Rey" (24 nov 2019).

Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. El ladrón no se atrevió a hacer esta súplica sin antes haber manifestado ser pecador y haber descargado así el peso de sus pecados. Ya ves, cristiano, cuál es el poder de la confesión. Confesó sus pecados y se le abrió el paraíso; confesó sus pecados y, con la certeza de su perdón, pidió el reino. ¿Quieres conocer el reino? Tienes ante tus ojos los clavos y una cruz, pero esta misma cruz, dice Jesús, es el signo de su reino. Y yo, viéndole sobre la cruz, lo proclamo rey. ¿No es propio de un rey morir por sus súbditos? Él mismo lo ha dicho: El buen pastor da la vida por sus ovejas.

Cuando venga el Hijo del hombre, el sol se oscurecerá y la luna perderá su esplendor. Entonces reinará una claridad tan viva que incluso las estrellas más brillantes quedarán eclipsadas. Las estrellas caerán del cielo. Entonces aparecerá en el cielo el signo del Hijo del hombre. ¡Mira el poder del signo de la cruz! Cuando un rey entra en una ciudad, los soldados cogen los estandartes, los izan sobre sus espaldas y van caminando delante de él para anunciar su llegada. Del mismo modo, las legiones de ángeles y de arcángeles precederán, a Cristo cuando descienda del cielo. Sobre sus espaldas llevarán este signo anunciador de la venida de nuestro rey.

111.- He visto y doy este testimonio: él es el Hijo de Dios (19 ene 2020)

Cristo se manifestó a todos no en el momento de su nacimiento, sino en el momento de su bautismo. Hasta este día, eran pocos los que le conocían; casi todos ignoraban que existiera y que estaba con ellos. Juan Bautista decía: Hay entre vosotros uno que no conocéis. El mismo Juan, hasta su bautismo, ignoró quién era Cristo: Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre quien verás descender y posar el Espíritu, este es el que bautiza con Espíritu Santo".

En efecto, ¿cuál es la razón que da Juan de este bautismo del Señor? Era, dice, para que fuera conocido de todos. San Pablo lo dice también: El bautismo de Juan era signo de conversión, diciendo al pueblo que creyera en aquel que había de venir después de él. Por eso, Jesús recibe el bautismo de Juan. Ir de casa en casa presentando a Cristo diciendo que era el Hijo de Dios es lo que hacía difícil el testimonio de Juan, conducirlo a la sinagoga y señalarlo como el salvador hubiera hecho poco creíble su testimonio. Lo que confirmó el testimonio de Juan sin ninguna duda fue que, en medio de una muchedumbre reunida a la orilla del Jordán, Jesús recibió el testimonio dado con toda claridad desde lo alto del cielo, y se vio descender sobre él al Espíritu Santo en forma de paloma.

112.- En tierra buena dieron fruto. (29 ene 2020).

Salió el sembrador a sembrar. ¿De dónde salió el que está presente en todo, que lo llena todo? ¿Cómo ha salido? No de forma material, ciertamente, sino por una disposición de su providencia a favor nuestro: se acercó a nosotros revistiéndose de nuestra carne. Puesto que nosotros no podíamos llegarnos a él porque nos lo impedían nuestros pecados, es él quien vino a nosotros. Y ¿por qué salió? ¿Para destruir la tierra en la que pululaban las espinas? ¿Para castigar a los agricultores? De ninguna manera. Viene a cultivar esta tierra, a ocuparse de ella y sembrar la palabra de santidad. Porque la simiente de la cual habla es, en efecto, su doctrina; el campo, el alma del hombre; el sembrador, él mismo.

Podríamos lanzar reproches a un agricultor que sembrara con tanta largueza. Pero cuando se trata de las cosas del alma, la piedra puede ser transformada en tierra fértil, el camino puede no ser pisoteado por todos los que circulan por él y llegar a ser un campo fecundo; las espinas pueden ser arrancadas y permitir que el grano crezca tranquilamente. Si eso no fuera posible, el sembrador no habría derrochado su grano. Y si la transformación no tiene lugar, la culpa no es del sembrador, sino de aquellos que no han querido dejarse cambiar.

113.- Ser luz. (30 ene 2020).

Vosotros sois la luz del mundo. El Señor se refiere al mundo, no a una sola nación ni a veinte ciudades, sino al orbe entero; luz que, como la sal de que ha hablado antes, hay que entenderla en sentido espiritual, luz más excelente que los rayos de este sol que nos ilumina. Habla primero de la sal, luego de la luz, para que entendamos el gran provecho que se sigue de una predicación austera, de unas enseñanzas tan exigentes.

Esta predicación, en efecto, es como si nos atara, impidiendo nuestra dispersión, y nos abre los ojos al enseñarnos el camino de la virtud. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín. Con estas palabras. Insiste el Señor en la perfección de vida que han de llevar sus discípulos y en la vigilancia que han de tener sobre su propia conducta, ya que ella está a la vista de todos, y la arena en que se desarrolla su combate es el mundo entero.

114.- Los caminos para entrar en la vida eterna. (21 mar 2020).

¿Queréis que os indique los caminos de la conversión? Son numerosos, variados y diferentes, pero todos conducen al cielo. El primer camino de la conversión es aborrecer nuestros pecados. Empieza tú a confesar tus pecados para ser justo. Esto porque dice el profeta: Me dije: Confesaré al Señor mis culpas. Y tú perdonaste mi falta y mi pecado. Condena tú mismo las faltas que has cometido y esto bastará para que el Maestro te escuche. El que condena sus pecados irá con más cuidado para no recaer en ellos.

Hay un segundo camino que no es inferior al primero y es no guardar rencor a nuestros enemigos, dominar nuestra cólera para perdonar las ofensas que nos infligen nuestros compañeros de servicio, porque así obtendremos el perdón de las ofensas contra el Maestro. Si perdonáis a vuestros deudores, mi Padre que está en el cielo perdonará también vuestras faltas. ¿Quieres conocer el tercer camino de la conversión? Es la oración ferviente y atenta desde el fondo del corazón. El cuarto camino es la limosna. Tiene un poder considerable e indecible. Luego, la modestia y la humildad no son medios menores para destruir el pecado desde la raíz. Tenemos como testimonio de ello al publicano que no podía proclamar sus buenas acciones, sino que ofreció su humildad y depositó ante el Señor el pesado fardo de sus faltas.

115.- A los pobres los tenéis siempre con vosotros. (06 abr 2020).

Cristo fue entregado por ti, inmolado por ti, vive en la miseria por ti, y aun así, tú no das nada. ¿Hay una piedra más dura que vuestros corazones ante la interpelación de tantas razones? No fue bastante que Cristo padeciera la cruz y la muerte; quiso ser pobre, mendigo y desnudo, encarcelado para que al menos ante esta realidad te dejaras conmover. "Si no das remedio a mis dolores, por lo menos ten piedad de mí en mi pobreza. Si no tienes piedad de mí por mi pobreza, que mis enfermedades te ablanden y mis cadenas te enternezcan. Si todo esto no te conmueve, que te mueva al menos la insignificancia de mi petición; no te pido nada costoso, sino pan, un techo y una palabra amistosa. Fui encadenado por ti y lo sigo estando todavía para que, conmovido por mis cadenas pasadas o actuales, tengas misericordia de mí. He pasado hambre por ti y sigo sufriendo el hambre por ti. Tuve sed cuando estuve colgado en la cruz y sigo teniendo sed en los pobres a fin de atraerte hacia mí para tu salvación".

Jesús dice, en efecto: Quien acoge a uno de estos pequeños me acoge a mí. "Te podría premiar sin esto, pero yo quiero hacerme tu deudor para que lleves tú la corona segura. Por esto, aunque yo me podría alimentar a mí mismo, voy mendigando. Quiero que me des de comer tú, porque te amo ardientemente".

116.- Entra en el gozo de tu Señor. (12 abr 2020).

¡Entrad todos en el gozo de vuestro amo! Primeros y últimos, ricos y pobres, vigilantes y holgazanes, los que habéis ayunado y los que no lo habéis hecho: alegraos todos hoy. El festín está a punto, venid todos. El ternero cebado está servido, que nadie se marche hambriento. Gozad todos del banquete de la fe, venid a sacar el tesoro del pozo de la misericordia. Que nadie deplore su pobreza, porque el reino ha llegado para todos; que nadie se lamente de sus faltas, porque el perdón ha brotado del sepulcro; que nadie tema la muerte, porque la muerte del Señor nos ha librado de ella. Ha destruido la muerte aquel al que la muerte había apresado; ha despojado al infierno aquel que ha descendido a los infiernos.

Ya Isaías lo había predicho diciendo: El infierno se consternó al encontrarte. El infierno se ha llenado de amargura, porque ha sido abatido; humillado, porque ha sido condenado a muerte; hundido, porque ha sido aniquilado. Quiso arrebatar un cuerpo y se encontró delante de Dios; arrebató lo que era terrestre, y se encontró con el cielo; tomó lo que era visible, y cayó a causa del Invisible. ¿Dónde está, muerte, tu victoria ¿ ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¡Cristo ha resucitado y tú has sido derribada! ¡Cristo ha resucitado y los demonios han caído! ¡Cristo ha resucitado y los ángeles se gozan!

117.- La sal de la tierra. (09 jun 2020).

Vosotros sois la sal de la tierra, dice el Salvador; con ello nos muestra cuán necesario son los preceptos que acaba de enunciar. "Mi palabra, les dice, no es solo para vosotros y vuestras propias vidas, sino que se os confía para el mundo entero. No os envío a dos ciudades, a diez o veinte, ni a un pueblo solo, como antiguamente a los profetas. Os envío a la tierra, al mar a toda la creación, por todas partes donde abunda el mal".

En efecto, al decirles: Vosotros sois la sal de la tierra, les ha indicado que es toda la tierra la que está falta de sal, corrompida por el pecado, y que, por su ministerio, la gracia del Espíritu Santo regenerará y conservará al mundo. Por eso les enseña las virtudes de las bienaventuranzas, las que son más necesarias, las más eficaces para los que tienen la multitud a su cargo. El que es suave, modesto, misericordioso, justo, no se queda para sí las buenas acciones que lleva a cabo; se preocupa de que las bellas fuentes fluyan también para el bien de los demás. El que tiene puro el corazón, el que es artífice de paz, el que sufre persecución por la verdad, este es el que consagra su vida al bien de todos.

118.- Vete primero a reconciliarte con tu hermano. (11 jun 2020).

El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos del mismo pan. ¿Qué es este pan? El Cuerpo de Cristo. ¿Y qué llegan a ser los que lo reciben? El Cuerpo de Cristo. Nosotros estamos unidos unos a otros y con Cristo. Ya no son muchos cuerpos alimentados por diversos alimentos; formamos un solo cuerpo, alimentado y vivificado por un mismo pan. Por eso Pablo dice: Participamos todos de un solo pan. Si todos participamos del mismo pan, si estamos unidos a él hasta el punto de formar un mismo cuerpo, ¿por qué no estamos unidos por un mismo amor, estrechamente vinculados entre nosotros por la misma caridad?

Releed la historia de nuestros antepasados en la fe: En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo. Desgraciadamente, hoy no es así. La Iglesia en nuestros días ofrece un espectáculo contrario; no se ven más que conflictos dolorosos, encarnizadas divisiones entre hermanos... Nuestros cuerpos, hechos de arcilla a causa del pecado, habían perdido la vida y habían sido hechos esclavos de la muerte; el Hijo de Dios les ha añadido la levadura de su carne, libre de todo pecado, en una plenitud de vida. Y ha dado su cuerpo en alimento a todos los hombres para que renovados por este sacramento del altar, todos tengan parte en su vida inmortal y bienaventurada.

119.- La liberación de los cautivos. (01 jul 2020).

En este día, Jesucristo ha penetrado como vencedor en los abismos del infierno. En este día, Jesús rompió las puertas de bronce, e hizo trizas los cerrojos de hierro, como dice Isaías. Prestad atención a estas dos expresiones. No dice que abrió las puertas de bronce ni que las quitó, sino que las "rompió", para dar a entender que ya no habrá prisión, para decir que Jesús ha aniquilado el lugar de los cautivos. Una prisión donde ya no hay puertas ni cerrojos no puede retener a los prisioneros. Las puertas que Cristo ha roto, ¿quién las podría restablecer? Los cerrojos que él ha hecho trizas, ¿quién los podría restaurar?

Cuando los príncipes de la tierra dejan en libertad a los presos por medio de cartas de amnistía, dejan intactas las puertas y los guardias de la prisión, para demostrar a los que son liberados que pueden volver a entrar en ella, ellos mismos u otros. Cristo no actúa así. Rompiendo las puertas de bronce, Cristo da testimonio de que ya no existe la cautividad ni la muerte.

120.- El que dé a beber un simple vaso de agua fresca no quedará sin recompensa. (13 jul 2020).

Yo era un extranjero, dice Cristo, y me habéis acogido. Y más aún: Cada vez que lo habéis hecho a uno de estos pequeños, a mí me lo habéis hecho. Puesto que se trata de un creyente y de un hermano, aunque se trate del más pequeño, es Cristo quien entra con él. Abre tu casa, recíbele. Estos son los sentimientos que se deben tener al recibir a un huésped: la complacencia, el gozo, la generosidad. El huésped es siempre tímido y vergonzoso. Si su anfitrión no le recibe con gozo, se retira sintiéndose menospreciado, porque es peor ser recibido medianamente que no ser recibido.

Abre tu casa para que Cristo encuentre alojamiento. Di: "Esta es la morada de Cristo. Esta es la mansión que le está reservada". Aunque sea muy sencilla, no la va a desdeñar. Cristo está desnudo, es extranjero. No le hace falta más que un techo. Por lo menos, dale esto; Abrahán recibió a los huéspedes donde vivía. Su mujer los trató como si fuera la sirvienta, y ellos, los amos. Ni el uno ni la otra sabían que recibían a Cristo, que acogían a ángeles. Si lo hubieran sabido, se habrían despojado de todo. Nosotros, que sabemos reconocer a Cristo, mostremos aún más prisa que ellos, que creían recibir solo a unos hombres.

121.- El que os recibe a vosotros a mi me recibe. (17 ago 2020)

El que recibe a uno de esos pequeños me recibe a mí, dice el Señor. Cuanto más pequeño es el hermano, más presente está Cristo en él. Porque cuando uno recibe a un gran personaje, a menudo lo hace por vanagloria; pero el que recibe a un pequeñuelo lo hace con pura intención y solo por Cristo. Fui un extranjero, dice él, y me acogisteis. Y también: Cada vez que lo hicisteis a uno de estos pequeños, es a mí a quien lo hicisteis.

El que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta. Pues aquel que recibe a Cristo recibirá la paga de la hospitalidad de Cristo. No dudes de sus palabreas, ten confianza en él. Él mismo nos ha dicho: "Soy yo quien está presente en ellos". Y para que no dudes de sus palabras, decreta un castigo para los que no lo reciben y honores para quienes lo reciben. No lo haría si no estuviera personalmente afectado por el honor o el menosprecio. "Tú me has recibido, dice, en tu casa: yo te recibiré en el reino de mi Padre. Tú me has liberado del hambre; yo te liberaré de tus pecados. Me has visto encadenado; yo te haré ver tu liberación. Me has visto extranjero; yo haré de ti un ciudadano de los cielos. Tú me has dado pan; yo te daré el reino como heredad en plena propiedad. Me has ayudado secretamente; yo lo proclamaré públicamente y diré que tú eres mi bienhechor y yo tu deudor".

122.- Vende todo lo que tiene y compra el campo. (26 ago 2020)

La pobreza hace al hombre humilde, dice la Escritura, y Cristo empieza sus Bienaventuranzas por esta: Dichosos los pobres en el espíritu. ¿Queréis conocer el elogio de li humildad? Jesucristo la abrazó él mismo, él que no tenía dónde reclinar la cabeza. Pablo, su apóstol, decía: Nos consideran pobres, pero enriquecemos a muchos, y Pedro dice: No tengo oro ni plata. No hay, pues, que considerar la pobreza como un deshonor, ya que, comparados con la virtud, todos los bienes de este mundo no son más que paja y polvo. ¡Amemos, pues, la pobreza si queremos poseer el reino de los cielos! Lo que tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo.

Nadie es más rico que aquellos que abrazan la pobreza voluntariamente y la aman con gozo. Son más ricos que un emperador. Los reyes temen perder lo que tienen, mientras que a los pobres, de los que hablamos aquí, no les falta de nada. No temen nada. Os pregunto, pues, de los dos, ¿quién es más rico?, ¿el que teme constantemente perder sus riquezas o el que goza de lo poco que tiene como si estuviera nadando en abundancia? El dinero hace al hombre esclavo, ciega los ojos del sabio, dice la Escritura. Compartid vuestros bienes con los pobres y llegará el día en que comprenderéis esta feliz parábola: Venid benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

123.- Tanto amó Dios al mundo. (14 sept 2020)

Es la cruz que ha reconciliado a los hombres con Dios, que ha hecho de la tierra un cielo, que ha reunido a los hombres con los ángeles. Ella ha derribado la ciudadela de la muerte, destruido el poder del diablo, liberado a la tierra del error, puesto los cimientos de la Iglesia. La cruz es la voluntad dad al Padre, la gloria del Hijo, la exaltación del Espíritu Santo.

La cruz es más resplandeciente que el sol, porque, cuando el sol se oscurece, la cruz brilla; y el sol se oscurece, no en el sentido de quedar aniquilado, sino que es vencido por el resplandor de la cruz. La cruz ha hecho pedazos el acta de nuestra condena, ha roto las cadenas de la muerte. La cruz es la manifestación del amor de Dios: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él. La cruz ha abierto el paraíso y ha introducido en él al malhechor y ha llevado al reino de los cielos al género humano abocado a la muerte.

124.- El que tenga oídos para oír, que oiga. (19 sept 2020)

Si la semilla se seca no es a causa del calor. Jesús no dijo que se secara a causa del calor, sino porque "no tiene raíz". Si la palabra es ahogada no es por las zarzas, sino por culpa de los que han dejado que crezcan libremente. Con la voluntad, tú puedes evitar que crezcan y hacer de la riqueza un uso conveniente. Por eso el Salvador no habla del "mundo", sino de los "afanes", no de la "riqueza", sino de la seducción de las riquezas". No acusemos pues a las cosas en sí mismas, sino de la corrupción de nuestra conciencia.

Tú mismo ves que la causa de todo no es el sembrador, ni la semilla sino la tierra que la recibe, es decir, las disposiciones de nuestro corazón. Es preciso pues, primero escuchar con atención la Palabra, después guardarla fielmente en la memoria, después ser valiente, después despreciar las riquezas y liberarse del amor a todos los bienes del mundo. Si Jesús pide en primer lugar y antes que las demás condiciones poner toda la atención en la Palabra, es que esta es la condición necesaria. ¿Cómo creerán si antes no la han oído? También nosotros, si no estamos atentos a lo que se nos dice, no sabremos cuales son los deberes que debemos cumplir. Tan solo después llegan la valentía y el desprecio de los bienes del mundo. Estemos atentos a la Palabra, hagamos que nuestras raíces crezcan en profundidad y desembaracémonos de todas las preocupaciones mundanas.

125.- Enséñanos a orar. (07 oct 2020).

El bien supremo es la oración, la conversación familiar con Dios. Esta es la relación que tenemos con Dios y la unión con él. Igual que los ojos del cuerpo quedan iluminados al ver la luz, así el alma que tiende hacia Dios queda iluminada por su inefable luz. La oración no es efecto de una actitud exterior, sino que viene del corazón. No queda reducida a unas horas o a momentos determinados, sino que es una actividad continua, tanto de día como de noche. No nos contentemos orientando nuestro pensamiento a Dios durante el tiempo dedicado exclusivamente a la oración, sino que, cuando otras ocupaciones nos absorban -como el cuidado de los pobres o cualquier otra ocupación dirigida a una obra buena y útil-, es importante mantener al mismo tiempo el deseo y el recuerdo de Dios, a fin de ofrecer al Señor del universo un alimento muy suave, sazonado con la sal del amor de Dios. Podemos sacar de ahí una gran ventaja 'para toda la vida si consagramos a ella buena parte de nuestro tiempo.

La oración es la luz del alma, el verdadero conocimiento de Dios, la mediación entre Dios y los hombres. A través de ella, el alma se eleva hacia el cielo y abraza al Señor con un abrazo inexpresable. Como hace un niño de pecho con su madre, el alma llama a Dios llorando, hambrienta de la leche divina.

126.- Estad preparados. (21 oct 2020).

A la hora que menos penséis vendrá el Hijo del Hombre. Jesús dice esto a los discípulos a fin de que no dejen de velar. Si les dice que vendrá a cuando menos lo esperen, es porque quiere inducirlos a practicar la virtud con celo y sin tregua. Es como i les dijera: "Si la gente supiera cuándo va a morir, estaría perfectamente preparada para este día". Pero el momento del fin de nuestra vida es un secreto que escapa al hombre.

Por eso, el Señor exige a su servidor dos cualidades: que sea fiel, a fin de que no se atribuya nada de lo que pertenece a su señor, y que sea sensato, para administrar convenientemente todo lo que se la ha confiado. Así pues, nos son necesarias estas dos cualidades para estar preparados para la llegada del Señor. Porque mirar lo que pasa por no conocer el día de nuestro encuentro con él: uno se dice: Mi amo tarda en llegar. El servidor fiel y sensato no piensa así. Desdichado, bajo el pretexto de que tu amo tarda, ¿piensas que no va a venir? Su llegada es totalmente cierta. ¿Por qué, pues, no permaneces en tu puesto? No, el Señor no tarda en venir; su retraso no está más que en la imaginación del mal servidor.

127.- La parábola de los talentos. (15 nov 2020).

Uno de los siervos dice: Señor, cinco talentos me entregaste; otro indica que se le dieron dos. Reconocen que de él han recibido el medio de hacer el bien; le atestiguan un gran reconocimiento y le rinden sus cuentas. ¿Qué les responde el maestro? Bien, siervo bueno y fiel (puesto que lo propio de la bondad es ver al prójimo); has sido fiel en lo poco, voy a ponerte al frente de mucho. Entra en el gozo de tu señor. De este modo Jesús designa una beatitud completa.

En cuanto al que no había recibido más que un talento, lo fue a esconder. A este siervo inútil, echadlo afuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes. ¿Lo ves? No es solamente el ladrón, el hombre que busca enriquecerse, el que hace el mal; al final también es castigado aquel que no hace el bien. Entonces ¿Cuáles son esos talentos? Es el poder de cada uno, la autoridad que disponemos, la fortuna que poseemos, la enseñanza que podemos impartir, y cualquier otra cosa de la misma índole. Que nadie venga entonces a decir: solo tengo un talento, no puedo hacer nada. Porque puedes, incluso común solo talento, actuar de manera loable.

128.- Lo ha sacado de su indigencia. (23 nov 2020).

He aquí los cinco caminos de conversión: primero, la reprobación de nuestros pecados; después, el perdón concedido a las ofensas del prójimo; el tercero consiste en la oración; el cuarto, en la limosna; el quinto, en la humildad. No te quedes, pues, inactivo, sigue cada día todos estos caminos; son caminos fáciles y no puedes poner como pretexto tu miseria. Porque, aunque tú vivas en la mayor pobreza, puedes abandonar tu cólera, practicar la humildad, orar asiduamente y reprobar tus pecados; tu pobreza no es obstáculo para ello.

Si es verdad que en este camino de conversión se trata de dar las riquezas, la misma pobreza no nos impide cumplir el mandamiento. Lo vemos claramente en la viuda que daba sus dos pequeñas monedas. Ahí tenemos cómo curar nuestras heridas; apliquemos el remedio. Retornados a la verdadera salud, acerquémonos apresuradamente a la mesa santa, y con gran gloria vayamos al encuentro del rey de la gloria, Cristo. Obtengamos los bienes eternos por la gracia, la misericordia y la bondad de Jesucristo nuestro Señor.

129.- Tú te llamarás Cefas (Piedra). (04 ene 2021).

Tú eres Simón, hijo de Juan, desde ahora te llamarás Cefas. Este fue el nombre que Cristo dio a Simón. A Santiago y a su hermano los llamará hijos del trueno. ¿Por qué estos cambios de nombre? Para mostrar que él, Jesús, es el mismo que había establecido la Antigua Alianza, que había cambiado el nombre de Abrán en Abrahán, el de Saray en Sara, el de Jacob en Israel, que dio también el nombre de Isaac, Sansón, los hijos de Isaías y de Oseas.

Hoy día tenemos un nombre muy superior a todos los demás; es el nombre de "cristiano", el nombre que hace de nosotros hijos de Dios, amigos de Dios, un solo cuerpo con él. ¿Hay algún otro nombre capaz de hacernos ardorosos en la virtud, llenamos de celo, incentivamos a hacer el bien? Guardémonos muy mucho de hacer nada indigno de este nombre tan grande y tan bello, unido al nombre del mismo Jesucristo. Los que llevan el nombre de un gran jefe militar o de un personaje ilustre se consideran honrados y hacen lo que sea para seguir siendo dignos de él. ¡Cuanto más nosotros, que llevamos el nombre no de un general o de un príncipe de este mundo, ni tan solo de un ángel, sino del rey de los ángeles, cuánto más nosotros debemos estar dispuestos a perderlo todo, incluso nuestra vida, por el honor de este nombre!

130.- Viendo la fe que tenían. (15 ene 2021).

Este paralítico tenía fe en Jesucristo. Lo prueba la manera como fue presentado a Jesucristo: lo bajaron abriendo el techo de la casa. Sabéis bien que los enfermos se encuentran, a menudo, en un estado de abatimiento a veces tan grande, y de tan mal humor, que a menudo los buenos servicios que se les prestan les encierran aún más en su cama. Pero este paralítico está contento de que lo hayan sacado de su lecho objeto de un espectáculo público atravesando plazas y calles en su litera.

Este paralítico no tiene amor propio. La muchedumbre rodea la casa en la que está el Salvador, la puerta de entrada obstruida... ¡no importa! Lo harán pasar por el techo y él se alegra: ¡el amor es sumamente hábil; la caridad ingeniosa! El que busca halla; al que llama se le abre. Este enfermo podía haber dicho a sus amigos que lo llevan: "¿Qué vais a hacer? ¿Para qué tanto trabajo? ¿Por qué tanta prisa? Esperemos a que la casa esté libre, que todos se hayan marchado..." Pero no; el paralítico no piensa nada semejante; es una gran gloria para él tener tantos testigos de su curación.

131.- Distribuir los propios bienes. (05 jun 2021).

Estos son los cinco caminos de penitencia: primero la acusación de los pecados; segundo, perdonar las ofensas de nuestro prójimo; tercero, la oración; cuarto, la limosna; y quinto, la humildad. No te quedes, por tanto, ocioso; antes bien, procura caminar cada día por la senda de estos caminos: no te puedes excusar aduciendo tu pobreza, pues, aunque vivieras en gran penuria, podrías deponer tu ira y mostrarte humilde, podrías orar asiduamente y confesar tus pecados; la pobreza no es obstáculo para dedicarte a estas prácticas. La pobreza no impide de ninguna manera andar por aquel camino de penitencia que consiste en seguir el mandato del Señor, distribuyendo los propios viene -hablo de la limosna-, pues esto lo realizó incluso aquella viuda pobre que dio sus dos pequeñas monedas.

Ya que has aprendido con estas palabras a sanar tus heridas, decídete a usar estas medicinas, y así, recuperada ya tu salud, podrás acercarte confiado a la mesa santa y salir con gran gloria al encuentro del Señor.

132.- Ve primero a reconciliarte con tu hermano. (10 jun 2021).

La Iglesia no existe para que permanezcamos divididos, sino para que nuestras divisiones se disipen; es el sentido de la asamblea. Si venimos para celebrar la Eucaristía, no hagamos actos que contradigan a la Eucaristía, no le causemos pena a nuestro hermano. Vengamos a dar gracias por los favores recibidos: no os separéis de vuestro prójimo. Cristo ofrece su cuerpo a todos sin distinción diciendo: Tomad y comed todos. ¿Por qué no admitís a todos en vuestra mesa?

Hacéis memoria de Cristo, ¿y despreciáis al pobre? Compartid ese alimento divino; sed más compasivos con los hombres. Bebisteis la sangre del Señor, ¿y no reconocéis a vuestro hermano? Aunque no lo conocierais hasta ahora, debéis reconocerlo en esta mesa. Todos debemos estar en la Iglesia como en una misma casa: formamos un solo cuerpo. Tenemos un solo bautismo, una misma mesa, una misma fuente, y también un solo Padre.

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