SAN ISAAC EL SIRIO

31.08.2021

1.- Jesús se puso a recriminar a las ciudades donde había hecho casi   todos sus milagros porque no se habían convertido. (16 Jul 2013)

El arrepentimiento después del bautismo ha sido dado a los hombres como una gracia tras otra gracia. El arrepentimiento es un segundo nacimiento que viene de Dios. Lo que hemos recibido como prenda en el bautismo, lo recibimos como un don pleno por el arrepentimiento.

El arrepentimiento es la puerta de la compasión: se abre a los que lo buscan. A través de esa puerta penetramos en la compasión divina; fuera de ella no encontramos compasión. Pues todos pecaron, dice la Escritura, y son justificados gratuitamente por su gracia. El arrepentimiento es la segunda gracia. Nace de la fe y del temor en el corazón. El temor es la protección paternal que nos guía hasta que llegamos al paraíso espiritual. Cuando llegamos a él, nos deja y se va.

2.- El que humilla será enaltecido (18 agst 2013)

La providencia de dios, que vela para dar a cada uno de nosotros lo que es bueno, ha hecho dirigir todas las cosas hacia nosotros para llevarnos a la humildad. Porque si te enorgulleces de las gracias que la providencia te ha dado, ésta te abandona y caes de nuevo. Debes saber, pues, que no es propio ni de ti ni de tu virtud resistir a las malas tendencias, sino que es solamente la gracia la que te mantiene en su mano para que no temas. Gime, llora, acuérdate de tus faltas en tiempo de prueba para que te veas liberado del orgullo y adquieras humildad. Mientras, no desesperes. Pide humildemente a Dios que perdone tus pecados.

La humildad, aunque sea sin obras, borra muchas faltas. Por el contrario, sin ella, las obras no sirven de nada; nos procuran muchos males. Por la humildad, obtén, pues, el perdón de tus injusticias. Lo que la sal es todo alimento, la humildad lo es para cualquier virtud. Puede romper la fuerza de numerosos pecados. Si la poseemos, hace de nosotros hijos de Dios y nos lleva a Dios incluso sin la ayuda de las obras buenas. Por eso sin ella, todas las obras son vanas, son vanas todas las virtudes y son vanos todos los trabajos.

3.- Sed compasivos como lo es vuestro Padre celestial. (12 sept 2013)

No intentes distinguir al que es digno del que no lo es. Que todos los hombres sean iguales ante tus ojos para amarlos y servirlos. Que la compasión venza siempre en tu balanza hasta el momento en que sientas en ti la compasión que Dios siente hacia el mundo. ¿Cuándo reconoce el hombre que su corazón ha alcanzado la pureza? Cuando considera buenos a todos los hombres sin que ninguno le parezca impuro o manchado. Verdaderamente es entonces cuando es puro de corazón.

Y ¿qué es esta pureza? En pocas palabras: es la compasión del corazón hacia el universo entero. Y ¿qué es la compasión del corazón? Es la llama que arde por toda la creación, por todos los hombres, por todos los animales, por todos los demonios, por todo ser creado. Cuando piensa en ellos o cuando los mira, el hombre siente que sus ojos se llenan de lágrimas por una profunda e intensa piedad que le oprime el corazón y que le hace incapaz de tolerar, de oír, de ver el más mínimo error o la menor aflicción soportada por una criatura. Por eso la oración acompañada de lágrimas se extiende a todas horas tanto hacia los seres desprovistos de palabra, como sobre los enemigos de la verdad, o sobre los que le perjudican, para que todos ellos sean guardados y purificados. Una compasión inmensa y sin medida nace en el corazón del hombre a semejanza de Dios.

4.- Le dio lástima de ellos. (08 feb 2014).

Si David dice de Dios que es justo y recto, su Hijo nos ha revelado que es bueno y suave. Alejemos de nosotros el pensamiento injusto de que Dios no se compadece. ¡Oh admirable compasión de Dios! Levanta al que le ha ofendido y blasfemado, renueva al polvo sin alma, y de nuestro espíritu dispersado y nuestros sentidos extraviados hace una naturaleza dotada de razón. El pecador no está capacitado para comprender la gracia de su resurrección. ¿Qué es el abismo ante la gracia de la resurrección. ¿Qué es el abismo ante la gracia de la resurrección, cuando nos levante de nuevo alejándonos de la condenación y dé a este cuerpo perecedero poder revestirse de incorruptibilidad?

Esta gracia es la redistribución de los pecadores. Porque en lugar de darles lo que con estricta justicia merecen, les dará a cambio la resurrección. En lugar de los cuerpos que han profanado su Ley, los reviste de la gloria de la incorruptibilidad. Esta gracia -la resurrección que se nos dará aun después de haber pecado- es todavía más admirable que la primera: la de crearnos cuando no existíamos. ¡Gloria a tu inconmensurable gracia, Señor! No puedo hacer otra cosa que callar ante los ríos de tu gracia. Soy incapaz de expresar la gratitud que te debo.

5.- Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso.  (17 mar 2014).

Hermano, te recomiendo esto: que la compasión prevalezca siempre en tu balanza, hasta que sientas en ti la compasión que Dios siente por el mundo. Que este estado llegue a ser el espejo en el que veamos en nosotros mismos la verdadera imagen y semejanza de la naturaleza y del ser de Dios. Por estas cosas y por otras semejantes recibimos la luz, que, con una clara resolución, nos lleva a imitar a Dios. Un corazón duro y sin piedad no será jamás puro. Pero el hombre que se compadece es el médico de su alma; como por un viento violento expulsa fuera de sí las tinieblas de la confusión.

6.- La oveja perdida. (12 ago 2014).

Señor Jesucristo, Dios nuestro, yo tengo un corazón que te busca con inquietud, ni arrepentido, ni lleno de ternura por ti, ni nada de eso que hace volver a los hijos a su heredad. Maestro, yo no tengo lágrimas para orarte. Mi espíritu está en tinieblas a causa de las cosas de esta vida y, en su dolor, no tiene la fuerza necesaria para ir hacia ti. Mi corazón está frío en las pruebas, y las lágrimas de amor por ti no pueden calentarlo. Pero tú, Señor Jesucristo, mi Dios, tesoro de todos los bienes, dame un arrepentimiento total y un corazón apenado para que con toda mi alma salga en tu búsqueda porque sin ti estaré privado de todo bien; Oh, Dios bueno, dame tu gracia. Que el Padre que en la eternidad te engendra en su seno renueve en mí las formas de tu imagen.

Yo te he abandonado, tú no me abandones. Yo me he marchado de ti; sal tú a buscarme. Condúceme hasta tu pradera; cuéntame entre las ovejas de tu rebaño preferido. Con ellas aliméntame con la hierba verde de tus misterios divinos que moran en el corazón puro, este corazón que lleva en sí mismo el esplendor de tus revelaciones, la consolación y la dulzura de los que se han esforzado por ti en los tormentos y ultrajes. Que nosotros podamos ser dignos de semejante esplendor, por tu gracia y amor hacia el hombre, tú, nuestro Salvador Jesucristo, por los siglos de los siglos. Amén.

7.- Orar siempre sin desfallecer. (15 non 2014).

Bienaventurado el hombre que conoce su propia debilidad, porque este conocimiento es en él el fundamento, la raíz y el principio de la ayuda divina, ora con frecuencia. Y cuanto más ora, más humilde se hace su corazón. Cuando ha comprendido todo esto, guarda la oración en su alma, como un tesoro, y es tan grande su alegría, que hace de su corazón una acción de gracias. Llevado también por este conocimiento y admirable gracia de Dios, eleva la voz, alaba, glorifica a Dios, y le manifiesta su gratitud.

El que ha llegado a tener estos signos y conocer tal experiencia cese ahora de desear cosas vanas. Que persevere en Dios por la continua oración, con el temor de verse privado de la abundancia de auxilio divino. Todos estos bienes se le dan al hombre cuando conoce su debilidad. Por su gran deseo de socorro de Dios, se acerca a Dios permaneciendo en la oración. Y tanto se acerca a Dios, que Dios le concede sus dones por su gran humildad. Por lo tanto, un hombre es como la viuda que no cesa de importunar al juez, para que le haga justicia contra su adversario. Dios, que es compasivo, retrasa las gracias, ya que esta reserva lleva al hombre a acercarse y a permanecer cerca de él, de donde mana tanto bien, para que necesite de él.

8.- Sintió piedad de ellos. (07 feb 2015).

No llames a Dios simplemente justo. Si David le llama justo y recto, su Hijo nos reveló que era bueno y dulce: Es bueno con malos e impíos. ¿Dónde está la justicia de Dios? ¿No está en que mientras éramos pecadores, Cristo murió por nosotros? Alejemos de nosotros este pensamiento injusto de que Dios no se compadece. Esta compasión que Dios manifiesta desde el comienzo, la tendrá siempre, por toda la eternidad. Como dice el bienaventurado Cirilo en su comentario del Génesis, venera a Dios por amor y no a causa de este nombre severo de justicia que se puso sobre él.

Ámalo como deberías amarlo: no por la recompensa que te dará, sino por lo que hemos recibido de él, por este mundo que creó con el fin de ofrecérnoslo. ¿Quién podrá devolverle algo a cambio de lo que hizo por nosotros? De nuestras obras, ¿qué podríamos devolverle? ¿Al principio quién suplica por nosotros cuando faltamos a su reconocimiento? ¡Qué admirable es la compasión de Dios! ¡Qué maravilla la gracia de Dios nuestro creador! ¡Quién puede contar su gloria?

9.- Herodes quería ver a Jesús. (24 sep 2015).

¿Cómo pueden los seres creados contemplar a Dios? La visión de Dios es tan terrible que el mismo Moisés dice que tiembla de terror. En efecto, cuando la gloria de Dios aparece en la tierra, el monte Sinaí echa humo y tiembla ante la inminente revelación. Los hijos de Israel se habían preparado: se habían purificado durante tres días según la orden de Moisés, para ser dignos de oír la voz de Dios y de ver su manifestación. Cuando llegó el tiempo, no pudieron ni asumir la visión de su luz no soportar el trueno de su voz terrible.

Pero ahora, cuando Dios ha derramado su gracia en su venida, ya no se ha manifestado a través de un terremoto, ni del fuego, ni de una voz terrible y fuerte, sino como el rocío, como una gota que cae suavemente sobre la tierra. Ha venido a nosotros de manera diferente. Ha cubierto su majestad con el velo de nuestra carne. Ha hecho de ella un tesoro. Ha vivido entre nosotros en esta carne que su voluntad se había formado en el seno de la Virgen María, Madre de Dios, para que, viéndolo de nuestra raza y viviendo entre nosotros, no quedáramos turbados contemplando su gloria. Por esto, los que se han revestido con el vestido con que el Creador apareció entre nosotros se han revestido de Cristo mismo. En lugar del vestido de honor y de gloria exteriores, se han revestido de su humildad.

10.- He venido a traer fuego a la tierra. (22 oct 2015).

Hazte violencia, esfuérzate en imitar la humildad de Cristo, a fin de que se encienda cada vez más el fuego que prendió en ti, este fuego que consume todos los impulsos de este mundo que destruyen al hombre nuevo y que manchan las moradas del Señor santo y poderoso. Porque yo afirmo, con san pablo, que somos templo de Dios. Purifiquemos, pues, su templo, como él mismo es puro, con el fin de que tenga el deseo de permanecer allí; santifiquémoslo, como él mismo es santo; adornémoslo con muchas obras buenas y dignas.

Llenemos el templo del descanso de su voluntad como de un perfume por la oración pura, la oración del corazón que es imposible adquirir entregándose a los continuos impulsos de este mundo. Asó, la nube de su gloria cubrirá tu alma, y la luz de su grandeza brillará en tu corazón. Todos los que permanezcan en la casa de Dios se llenarán de alegría y se regocijarán. Pero los insolentes y los desleales desaparecerán bajo la llama del Espíritu Santo.

11.- Llorar con Cristo. (19 nov 2015).

No lo niego, Jerusalén fue destruida a causa de su ceguera, pero me pregunto: ¿este llanto no se refería a nuestra Jerusalén, a nosotros? Porque somos nosotros la Jerusalén sobre la cual Jesús lloró, nosotros, que pensamos tener una mirada tan penetrante. Si después de haber sido instruido sobre los misterios de la verdad, después de haber recibido la palabra del evangelio y la enseñanza de la Iglesia, uno de nosotros peca, provocará lamentaciones y llantos, porque nadie llora por ningún pagano, sino por aquel que después de formar parte de Jerusalén deja de hacerlo.

Se derraman lágrimas sobre nuestra Jerusalén porque a causa de nuestros pecados "los enemigos la rodean", es decir, las fuerzas adversas, los malos espíritus.

12.- Que me siga. (11 feb 2016).

El Señor entregó a su propio Hijo a la muerte en cruz a causa del ardiente amor por la creación. No porque no hubiera podido rescatarla de otro modo, sino porque no hubiera podido rescatarla de otro modo, sino porque ha querido manifestar así su amor desbordante, como una enseñanza para nosotros. Por la muerte de su Hijo único nos ha reconciliado consigo. Por la muerte de su Hijo único nos ha reconciliado consigo. Sí, u hubiera tenido algo más precioso, nos lo habría entregado para que volviéramos enteramente a él.

A causa de su gran amor hacia nosotros, no quiso violentar nuestra libertad, aunque habría podido hacerlo. Antes bien, prefirió que nosotros nos acercáramos a él por amor. A causa de su amor por nosotros y por la obediencia a su Padre, Cristo aceptó gozosamente los insultos y la aflicción. De la misma manera, cuando los santos llegan a su plenitud, desbordando de amor por los demás y por la compasión hacia todos los hombres, se parecen a Dios.

13.- Sufro terriblemente en este horno. (25 feb 2016).

Los que son atormentados en el infierno lo son por los golpes del amor. ¿Qué hay más amargo y más violento que los tormentos del amor? Los que sienten que pecaron contra el amor llevan en sí una condena mucho más grande que los castigos más temidos. El sufrimiento que el pecado contra el amor provoca en el corazón es más desgarrador que cualquier otro tormento.

Es absurdo pensar que los pecadores en el infierno están privados del amor de Dios. El amor es el origen de la verdad, que, según el testamento de todos, se da sin división. Por su poder, el amor actúa de dos maneras. Atormenta a los pecadores, como pasa aquí abajo cuando un amigo atormenta a otro amigo. Y regocija en él a los que han hecho lo que tenían que hacer. Tal es, a mi juicio, el tormento del infierno: el pesar. Las almas de los de arriba, de los del cielo, están en la embriaguez de las delicias.

14.- Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo único. (06 abr 2016)

El hombre enardecido por la llama de la verdad aún no ha conocido la verdad en su esencia. Cuando la haya aprendido realmente, ya no se enardecerá a causa de ella. El don de Dios y el conocimiento que confiere el don no son nunca motivo para turbarse o para levantar la voz, porque el lugar donde habita el Espíritu con amor y humildad es un lugar donde reina la paz.

Si el celo ardoroso hubiera sido necesario para enderezar los caminos del hombre, ¿por qué Dios se habría revestido de un cuerpo y habría utilizado la dulzura y la humildad para convertir al mundo a su Padre? ¿Y por qué habría abierto sus brazos en la cruz por los pecadores, sometiendo su cuerpo santísimo al sufrimiento a favor del mundo? Dios lo hizo por una sola razón: dar a conocer al mundo su amor para que nuestra capacidad de amar, aumentada por esta constatación, se hiciera cautiva del amor de Dios. Así, el extraordinario poder del reino de los cielos que consiste en el amor, ha encontrado una ocasión de expresarse en la muerte de su Hijo para que el mundo se dé cuenta del amor de Dios por su creación. Si este gesto admirable hubiese tenido por fin únicamente el perdón de nuestros pecados, habría bastado otro medio para realizarlo. Pero Dios quiso una muerte cualquiera para que tú comprendieras que aquí hay un misterio.

15.- El ciento por uno. (20 jul 2016).

De igual manera que toda la fuerza de la ley y los mandatos que Dios ha dado a los hombres se cumple en la pureza del corazón, como dijeron los padres, así también todos los modos y maneras por los cuales los hombres rezan a Dios se cumplen en la oración pura. Los gemidos, las prosternaciones, las súplicas, los lamentos, todas las formas que puede tomar la oración tienen, en efecto, su fin en una oración pura. En la reflexión no hay ni oración, ni moción, ni lamento, ni poder, ni libertad, ni súplica, ni deseo, ni placer de lo que espera en esta vida o en el mundo venidero; más allá de la oración pura no hay otra oración; la oración cesa, y comienza la contemplación.

La oración es la semilla, y la contemplación, la cosecha de las gavillas. El segador se maravilla de ver lo indecible: ¿cómo a partir de los pequeños granos desnudos que sembró pudieron crecer de repente ante él tales espigas florecientes? Así como apenas hay un hombre entre muchos para cumplir in poco mejor los mandatos y las normas de la Ley y alcanzar la pureza del alma, de igual manera sólo hay un hombre por cada mil que sea digno de alcanzar con mucha vigilancia la oración pura, de atravesar el límite y de descubrir este misterio. Porque no es dado a muchos, sino a pocos, el conocer la oración pura.

16.- Esta misma noche te pedirán cuenta de tu vida. (17 oct 2016),

Señor, hazme digno de menospreciar mi vida para obtener la vida que está en ti. En este mundo, la vida se parece a los que se sirven de unas letras para escribir una carta. Cuando se quiere, se añade, se quita o se cambia de palabra. Pero la vida del mundo futuro se parece a lo que hay escrito en los libros sellados con el sello real sin el menor error, donde nada hay que añadir y donde nada falta. Mientras estamos en este mundo cambiante, estemos atentos a nosotros mismos. Mientras tengamos poder sobre el manuscrito de nuestra vida, sobre lo que hemos escrito con nuestras propias manos, esforcémonos para añadir lo que hacemos bien y borremos los defectos de nuestra primitiva conducta. Dios no pone su sello sobre el bien ni el mal hasta el momento de nuestro éxodo, cuando se termina nuestra obra, en el momento de nuestra partida.

Tal como dijo san Efrén, es preciso considerar que nuestra alma se parece a una nave a punto de viajar, pero que no sabe cuándo vendrá el viento, y también a un ejército que no sabe cuándo va a sonar la trompeta que anuncia el combate. Si dice esto de una nave o de un ejército que esperan un determinado momento que puede no llegar nunca, cuánto más conveniente es que nos preparemos para la llegada repentina de este día. Que Cristo, mediador de nuestra vida, nos conceda estar a punto.

17.- El que se humille será ensalzado. (26 ago 2016),

Aquel que reconoce sus propios pecados es más grande que aquel que, por su oración, resucita a los muertos. Aquel que gime durante una hora por su alma es más grande que el que abraza al mundo por su contemplación. Aquel a quien se le ha dado ver la verdad sobre sí mismo es más grande que aquel a quien le ha sido dado ver a los ángeles.

18.- Tened encendidas las lámparas. (24 oct 2017).

La oración hecha durante la noche tiene un gran poder, mayor que la que se hace durante el día. Por eso todos los santos han tenido la costumbre de orar de noche, combatiendo el amodorramiento del cuerpo y la dulzura del sueño, sobreponiéndose a su naturaleza corporal. El mismo profeta decía: Estoy agotado de gemir: de noche lloro sobre el lecho, riego mi cama con lágrimas, mientras suspiraba desde lo hondo de su corazón con una plegaria apasionada. Por cada una de las peticiones que los santos querían dirigir a Dios con fuerza, se armaban con la oración durante la noche y así recibían lo que pedían.

El mismo Satanás nada teme tanto como la oración que se hace durante las vigilias. Aunque estén acompañadas de distracciones, no dejan de dar fruto, a no ser que se pida lo que no es conveniente. Por eso entabla severos combates contra los que velan para hacerles desdecir, tanto como sea posible, de esta práctica, sobre todo si se mantienen perseverantes. Pero los que se ven fortificados contra estas astucias perniciosas y han saboreado los dones de Dios concedidos durante las vigilias, y han experimentado personalmente la grandeza de la ayuda que Dios les concede, le desprecian enteramente a él y a todas sus estratagemas.

19.-Haced salir el sol sobre malos y buenos. (19 jun 2018).

Anuncia la bondad de Dios. Siendo tú indigno de ello, él te acompaña, se lo debes todo a él, y no te reclama nada. A cambio de las pequeñas cosas que tú haces, te lo recompensa dándote grandes cosas. No llames, pues, a Dios simplemente justo. Si David le nombra justo y recto, su Hijo nos revela que es mucho más que bueno y suave: Es bueno con los malvados y desagradecidos.

¿Cómo puedes tú quedarte con la simple justicia de Dios al leer el capítulo sobre el salario de los trabajadores? Amigo, no te hago ninguna injusticia. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? ¿Cómo se puede decir simplemente que Dios es justo leyendo el capítulo del hijo pródigo que malgastó en una vida disoluta la riqueza de su padre, y por la sola compunción que le mostró, su padre corrió hacia él, se le echó al cuello y le dio pleno poder sobre todas sus riquezas? No es cualquiera quien nos dice esto sobre Dios, de modo que pudiéramos dudar: es su propio Hijo; es él mismo quien ha dado de Dios este testimonio. ¿Dónde se encuentra, pues, la justicia de Dios? ¿No es en aquello de cuando éramos pecadores Cristo murió por nosotros? Si Dios ya aquí abajo se muestra compasivo, creemos que lo será por toda la eternidad.

20.- La oveja perdida. (14 ago 2018).

Señor Jesucristo, mi espíritu está en tinieblas a causa de las cosas de esta vida y, en su dolor, no tiene la fuerza necesaria para tender hacia ti. Mi corazón está frío en las pruebas, y las lágrimas de amor por ti no pueden calentarlo. Pero tú, Señor Jesucristo, mi Dios, tesoro de todos los bienes, dame un arrepentimiento total y un corazón apenado, para que con toda mi alma salga en tu búsqueda, porque sin ti estaré privado de todo bien; oh, Dios bueno, dame tu gracia. Que el Padre que, fuera del tiempo, en la eternidad, te engendra en su seno renueve en mí la forma de tu imagen.

Yo te he abandonado; tú no me abandones. Yo he huido de ti; sal tú a buscarme. Condúceme hasta tus pastos; cuéntame entre las ovejas de tu rebaño. Con ellas, aliméntame con la hierba verde de tus misterios divinos que moran en el corazón puro, ese corazón que lleva en sí mismo el esplendor de tus revelaciones, la consolación y la dulzura de los que se han esforzado por ti en los tormentos y ultrajes. Que nosotros podemos ser dignos de un esplendor así, por tu gracia y amor hacia el hombre, por tu, nuestro Salvador Jesucristo, por los siglos de los siglos. Amén.

21.- La violencia que se apodera del reino. (13 dic 2018).

Que nada te prive jamás de unirte a Cristo. Ora sin dilación, suplica con todo tu corazón, pide ardientemente hasta que recibas. No te desanimes. Todas estas cosas se te concederán si con toda tu fe te haces violencia y confías a Dios tu preocupación y dejas a la providencia divina que obre allí donde tú habías previsto otra cosa.

Cuando él vea tu voluntad, cuando vea que con toda pureza de corazón has confiado en él más que en tu propia alma, entonces este poder que tú desconoces vendrá a morar en ti. Y sentirás en todos tus sentidos el poder de aquel que, sin duda alguna, está en ti. Gracias a este poder son muchos los que entran en el fuego y no temen, caminan sobre el agua y no dudan.

22.- Jesús se levantó de madrugada, y se marchó al descampado. (16 ene 2019).

Nada ayuda tanto a que el alma se vuelva pura y gozosa, ni nada la ilumina y la aleja tanto de los malos pensamientos como estar en vela. Por esta razón nuestros `padres han perseverado en este trabajo de las vigilias y han adoptado como regla, a lo largo de su vida ascética, permanecer vigilantes por la noche. Especialmente lo han hecho porque habían oído de nuestro Salvador una invitación constante y en distintos lugares por su Palabra viviente: Estad siempre despiertos y pedid en toda ocasión; Velad y orad para no caer en tentación; y también: orad sin cesar.

Y no se contentó con decírnoslo con palabras. Nos dio también ejemplo con su persona poniendo la práctica de la oración por encima de cualquier otra cosa. Por eso, constantemente se iba a un lugar solitario para orar, y no de manera arbitraria, sino escogiendo el tiempo de la noche y un lugar desierto, a fin de que también nosotros, evitando las multitudes y el ruido, seamos capaces de orar en soledad. Por esta razón nuestros padres han recibido, en lo que se refiere a la oración, esta alta enseñanza como su viniera del mismo Cristo. Escogieron velar en oración según la orden del apóstol Pablo a fin de poder, ante todo, permanecer sin ninguna interrupción junto a Dios a través de la oración continua.

23.- El que quiera salvar su vida la perderá. (22 feb 2019).

El camino que conduce a Dios es la cruz de cada día. Nunca nadie ha subido al cielo sin esfuerzo; sabemos a dónde lleva este camino placentero. Jamás deja Dios sin preocupación al que se consagra a él de todo corazón; le da la preocupación por la verdad. Por otra parte, con ello sabemos que Dios vela por un hombre así: le concede a través de las aflicciones.

La Providencia no deja caer jamás en manos del demonio a aquellos cuya vida transcurre en medio de las pruebas. Y, sobre todo, si besan los pies a sus hermanos, si encubren sus faltas y las esconden como si fueran sus propias faltas. El que quiere estar sin preocupaciones en el mundo, el que tiene este deseo y busca al mismo tiempo andar sobre el camino de la virtud, se ha desviado del camino. Porque los justos no solamente luchan con toda su velocidad para llevar a cabo buenas obras, sino que luchan en las tentaciones; de esta manera se prueba su paciencia.

24.- El reino de Dios está en medio de vosotros. (14 nov 2019).

Los demonios temen, pero Dios y sus ángeles desean al hombre que con fervor busca a Dios en su corazón día y noche, y expulsa de él las agresiones del enemigo. El país espiritual de este hombre puro está dentro de él: el sol que en él brilla es la luz de la Santa Trinidad, el aire que respiran los pensamientos que le habitan es el Santo Espíritu consolador. Y los santos ángeles están siempre con él. Su vida, su gozo, su alegría es Cristo luz de la luz del Padre.

Un hombre así se alegra constantemente al contemplar su alma, y se maravilla de la belleza que ve en ella, cien veces más luminosa que el resplandor del Sol. Es Jerusalén, Y es el reino de Dios escondido, dentro de nosotros, según la palabra del Señor, Este país es la nube de la gloria de Dios, en la que solo entrarán los corazones puros para contemplar el rostro de su Señor, y su entendimiento será iluminado por los rayos de su luz.

25.- Oh Dios, crea en mí un corazón puro. (12 feb 2020).

Está escrito que solo la ayuda de Dios salva. Cuando un hombre se da cuenta de que ya no hay salvación, se pone a orar. Y cuanto más ora, tanto su corazón se humilla, ya que no se puede orar y pedir si no es con humildad. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. Mientras no adquiera un corazón humilde, el hombre está expuesto a la dispersión. La humildad recoge su corazón.

A un hombre humilde le envuelve la compasión y su corazón percibe la ayuda de Dios. Descubre una fuerza que se levanta en su interior, la fuerza de la confianza. Cuando el hombre experimenta así el auxilio de Dios, cuando le siente cercano y le ayuda, su corazón se llena de fe y comprende entonces que la oración es el refugio y auxilio, fuente de salvación, tesoro de confianza, puerto seguro, luz de aquellos que viven en las tinieblas, sostén de los débiles, amparo en tiempos de prueba, ayuda en la enfermedad, escudo que libera del peligro en los combates, flecha disparada contra el enemigo. En una palabra, una multitud de bienes le viene al hombre por la oración. Su delicia será la oración. Su corazón queda iluminado por la confianza.

26.- Creo, ayúdame porque tengo poca fe. (24 feb 2020).

La fe es la puerta que conduce a los misterios. Lo que los ojos del cuerpo son para las cosas visibles, lo es la fe para las cosas escondidas en el alma. Así como tenemos dos ojos del cuerpo, así tenemos dos ojos espirituales para el alma, dicen los antiguos padres y cada uno tiene su propia visión.

Por un ojo vemos los secretos de la gloria de Dios escondida en los seres de su creación: su poder, su sabiduría y su providencia eterna que nos envuelve y que nosotros comprendemos cuando consideramos la grandeza de lo alto desde donde él nos conduce. Por el mismo ojo contemplamos los coros angélicos que nos acompañan en nuestra ruta. En cambio, por el otro ojo contemplamos la gloria de la santa naturaleza de Dios mismo, cuando él nos quiere hacer entrar en sus misterios del Espíritu y abre nuestra inteligencia al océano de la fe.

27.- Entonces el demonio lo dejó. (01 mar 2020).

Cuando la boca del hombre ha sido sellada por el ayuno, este medita en estado de compunción, su corazón ora, su rostro es grave, los malos pensamientos lo abandonan; es enemigo de codicias y de vanas conversaciones; es enemigo de codicias y de vanas conversaciones. Nadie ha visto jamás a un hombre ayunar con discernimiento y estar sujeto a malos deseos. El ayuno llevado con discernimiento es como una gran mansión que acoge todo bien.

Con el ayuno comenzó nuestro Salvador, cuando fue revelado al mundo en el Jordán. En efecto, después del bautismo, el Espíritu lo condujo al desierto, donde ayunó cuarenta días y cuarenta noches. Todos los que desean seguirle hacen lo mismo desde entonces: sobre este fundamento comienzan su combate, porque esta arme ha sido forjada por Dios. Y cuando ahora el diablo ve esta arma en la mano del hombre, se echa a temblar. Piensa inmediatamente en la derrota que el Salvador le infligió en el desierto, se acuerda de ella, y su poder se siente quebrado. Desde el momento en que ve el arme que nos dio el que nos lleva al combate, se consume. ¿Hay un arma más poderosa que el ayuno y que avive tanto el corazón en la lucha contra los espíritus del mal?

28.- ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti? (17 mar 2020).

La compasión, por un lado, y el juicio por simple equidad, por otro, si permanecen en el mismo corazón, son como un hombre que adora a Dios y a los ídolos n una misma casa. La compasión es lo contrario del juicio por simple justicia. El juicio de equidad implica el reparto de una medida semejante para todos. Da a cada uno lo que merece, no más. No se excede ni por un lado ni por otro, no discierne en la retribución. Pero la compasión nace de la gracia, se inclina hacia todos los seres con un mismo afecto, se distancia de la pena equitativa para los que son dignos de castigo y colma más allá de toda medida a los que son dignos del bien.

La compasión es, pues, compañera de la justicia, el juicio solo está de parte del mal. Como un grano de arena no pesa tanto como el oro, la justicia la justicia equitativa de Dios no pesa tanto como su compasión. Como un puñado de arena que cae en el océano son las faltas de todo ser humano en comparación con la providencia y la piedad de Dios. Así como una fuente que mana con abundancia no podría ser restañada por un puñado de polvo, así la compasión del Creador no puede ser vencida por la malicia de las criaturas.

29.- Quien se humilla será ensalzado. (22 ago 2020)

Hay una humildad que viene del temor de Dios y hay una humildad que proviene de Dios mismo. Hay quien es humilde porque proviene de Dios mismo. Hay quien es humilde porque teme a Dios y hay quien es humilde porque conoce el gozo. El primero, el que teme a Dios, recibe la dulzura en su cuerpo, en el equilibrio de sus sentidos y un corazón contrito en todo tiempo. El segundo, el que se humilla porque conoce el gozo, recibe una gran simplicidad y un corazón dilatado a quien nada ni nadie puede retener en el amor.

30.- El que no recibe el reino de Dios como un niño no entrará en  él. (28 sep 2020)

Tú, el más pequeño de los hombres, ¿quieres encontrar la vida? Guarda la fe y la humildad y encontrarás en ellas la compasión, la ayuda, las palabras que Dios te dirá en tu corazón y también encontrarás a aquel que te acompaña y permanece secreta y visiblemente cerca de ti. ¿Quieres descubrir lo que da la vida? ¡Camina por el sendero de la simplicidad, no pretendas conocer nada ante Dios! La fe sigue a la simplicidad, pero la presunción sigue a las sutilezas del conocimiento y los recovecos del pensamiento que alejan de Dios.

Cuando te presentas ante Dios para la oración, hazte pequeño como una hormiga, como un niño que balbucea. No digas nada ante él con la presunción de saberlo, sino acércate a Dios con un corazón de niño. Ve delante de él para recibir los favores con los que los padres colman a sus hijos más pequeños. Alguien ha dicho: "El Señor guarda a los pequeños". El que es como un niño puede acercarse a una serpiente y esta no le hace daño. En su inocencia,, el cuerpo de aquel que es como un niño pequeño está revestido de una protección invisible por esta providencia oculta que guarda a los miembros frágiles para que nada les pueda dañar.

31.- Tened encendidas las lámparas. (20 oct 2020)

La oración hecha durante la noche tiene un gran poder, mayor que la que se hace durante el día. Todos los santos han tenido han tenido la costumbre de orar de noche, combatiendo el amodorramiento del cuerpo y la dulzura del sueño, sobreponiéndose a su naturaleza corporal. El mismo profeta decía: Estoy agotado de gemir: de noche lloro sobre el lecho, riego mi cama con lágrimas, mientras suspiraba desde lo hondo de su corazón con una plegaria apasionada. Y en otra parte dice: Me levanto a medianoche a darte gracias por tus justos juicios. Por cada una de las peticiones que los santos querían dirigir a Dios con fuerza, se armaban con la oración durante la noche y así recibían lo que pedían.

El mismo Satanás nada teme más que la oración durante las vigilias. Aunque estén acompañadas de distracciones, no dejan de dar fruto, a no ser que se pida lo que no es conveniente. Por eso entabla severos combates contra los que velan para hacerles desdecir de esta práctica, sobre todo si se mantienen perseverantes. Pero los que se ven fortalecidos contra estas astucias perniciosas y han saboreado los dones de Dios concedidos durante las vigilias, y han experimentado personalmente la grandeza de la ayuda que Dios les concede, le desprecian enteramente a él y a todas sus estratagemas.

32.- He venido a traer fuego a la tierra. (22 oct 2020)

Hazte violencia, esfuérzate en imitar la humildad de Cristo, a fin de que se encienda cada vez más el fuego que prendió en ti, este fuego que consume todos los impulsos de este mundo que destruyen al hombre nuevo y que manchan las moradas del Señor santo y poderoso. Porque yo afirmo con san Pablo que somos templo de Dios. Purifiquemos, pues, su templo, como él mismo es puro, con el fin de que tenga el deseo de permanecer allí; santifiquémoslo, como él mismo es santo, adornémoslo, de muchas obras buenas y dignas.

Llenemos el templo del descanso de su voluntad, como de un perfume, por la oración pura, la oración del corazón que es imposible adquirir entregándose a los continuos impulsos de este mundo. Así la nube de su gloria cubrirá tu alma, y la luz de su grandeza brillará en tu corazón. Todos los que permanezcan en la casa de Dios se llenarán de alegría y se regocijarán. Pero los insolventes y los desleales desaparecerán bajo la llama del Espíritu Santo.

33.- Que me siga. (18 feb 2021)

El Señor entregó a su propio Hijo a la muerte en cruz a causa del ardiente amor por la creación. No porque no hubiera podido rescatarla de otro modo, sino porque ha querido manifestar así su amor desbordante, como una enseñanza para nosotros. Por la muerte de su Hijo único nos ha reconciliado consigo. Sí, si hubiera tenido algo más precioso, nos lo habría entregado para que volviéramos enteramente a él.

A causa de su gran amor hacia nosotros, no quiso violentar nuestra libertad, aunque hubiera podido hacerlo. Antes bien, prefirió que nosotros nos acercáramos a él por amor. A causa de su amor por nosotros y por la obediencia a su Padre, Cristo aceptó gozosamente los insultos y la aflicción. De la misma manera, cuando los santos llegan a su plenitud, desbordando de amor por los demás y por la compasión hacia todos los hombres, se parecen a Dios.    

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar