SAN HILARIO DE POITIERS

31.08.2021

1.- Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición (05 agst 2013).

El Señor, después de haber tomado los cinco panes, levantó su mirada al cielo para ensalzar a Aquel de quién él mismo recibe el ser. No estaba obligado a mirar al Padre con sus ojos de carne; quería hacer comprender a los allí presentes de quién había recibido el poder para realizar un acto de tanto poder. Da inmediatamente los panes a sus discípulos. Los pedazos se suceden unos a otros y engañan a los que los parten ¡como si hubieran cortado los pedazos con anterioridad! La materia sigue multiplicándose.

No te sorprenda, pues, que las fuentes manen, que haya racimos en las cepas, que los arroyuelos de vino nazcan de los racimos. Todos los recursos de la tierra se propagan según un ritmo anual que no falta. La multiplicación de los panes revela la acción del Autor del universo.

Normalmente él impone un límite al crecimiento porque conoce a fondo las leyes de la materia. En la creación visible se da un trabajo invisible. El misterio de la presente acción es obra del señor de los misterios celestiales. El poder de Aquel que actúa está por encima de toda la naturaleza, y el método de ese poder desborda la comprensión del hecho. Tan sólo queda la admiración ante ese poder.

2.- Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa. (17 ene 2014).

En el evangelio de Mateo, Jesús acaba de curar, en territorio pagano, a dos extranjeros. El paralítico representa a la totalidad de los paganos que se presentan ante Cristo para ser curados. Pero Jesús no dice al paralítico: Queda sano, ni tampoco: Levántate y anda, sino: ¡Ánimo, hijo tus pecados están perdonados! Por un solo hombre, por Adán, los pecados se transmitieron a todas las naciones. El que es llamado "hijo" es presentado para ser curado, porque él es la primera obra de Dios; ahora recibe la misericordia que viene del perdón de la primera desobediencia, pues no vemos que este paralítico haya cometido ningún pecado.

Nadie que no sea Dios puede perdonar pecados; y para que se pueda comprender que había tomado nuestra carne para perdonar a las almas sus pecados y para dar la resurrección a los cuerpos, dice: Para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados: Levántate, coge tu camilla y vetea tu casa. Primero, concedió el perdón de los pecados; seguidamente, mostró el poder de la resurrección; por último, haciéndole coger la camilla, nos enseñó que la debilidad y el dolor ya no afectarán al cuerpo. Finalmente, mandando al hombre curado que regresara a su casa, nos enseñó que los creyentes deben encontrar el camino que conduce de nuevo al paraíso: ese camino que Adán, padre de todos los hombres, abandonó cuando quedó roto por la mancha del pecado.

3.- ¿No es el hijo del carpintero?   Y no hizo allí muchos milagros porque les faltaba fe.                    (05 feb 2014).

Por muy largo que sea el tiempo en que goce del aliento de vida que tú me has concedido, Padre santo, Dios todopoderoso. Te proclamaré Dios eterno, pero también Padre eterno. Jamás m e erigiré en juez de tu omnipotencia y de sus misterios; jamás haré pasar mi conocimiento limitado por encima de la verdadera sabiduría de tu infinitud; jamás afirmaré que en otro tiempo tú has existido sin tu sabiduría, tu poder y tu Verbo, Dios, el Único engendrado, mi Señor Jesucristo. Porque si el lenguaje humano es débil e imperfecto hablando de ti, no encogerá mi espíritu hasta el punto de reducir mi fe al silencio, por muy falto que esté de palabras capaces de expresar el misterio de tu ser.

En las mismas realidades de la naturaleza hay muchas cosas cuya causa desconocemos, sin ignorar, sin embargo, los efectos. Y cuando por nuestra propia naturaleza no sabemos qué decir de las cosas, nuestra fe se tiñe de adoración. Si contemplo el movimiento de las estrellas, el flujo y el reflujo del mar, el poder escondido en la más pequeña de las semillas, mi ignorancia me ayuda a contemplar, porque si no comprendo a esta naturaleza que está a mi servicio, discierno a esta naturaleza que está a mi servicio, discierno tu bondad por el mero hecho de que está ahí para servirme. Yo mismo percibo que no me conozco, pero por eso mismo te admiro todavía más. Me has dado el poder razonar, y la vida y mis sentidos de hombre que me hacen gozar tanto, pero no llego a comprender cuál ha sido mi principio como hombre. No conociendo lo que me envuelve es como capto lo que tú eres; y percibiendo lo que eres, te adoro.

4.- La voluntad de Dios es que creáis en el que ha enviado. (05 may 2014).

Somos pobres y pedimos que remedies nuestra indigencia; nos esforzamos tenazmente en penetrar las palabras de tus profetas y apóstoles y llamarnos con insistencia para que se nos abran las puertas de la comprensión de tus misterios. Confiamos, pues, en que tú harás progresar nuestro tímido esfuerzo inicial y que, a medida que vayamos progresando, lo afianzarás, y que nos llamarás a compartir el espíritu de los profetas y apóstoles; de este modo, entenderemos sus palabras en el mismo sentido en que ellos las pronunciaron y penetraremos el verdadero significado de su mensaje.

Nos disponemos a hablar de lo que ellos anunciaron de un modo velado. Que tú, el Dios eterno, eres el Padre del Dios eterno unigénito, que tú eres el único no engendrado y que el Señor Jesucristo es el único engendrado por ti desde toda la eternidad, sin negar, por ello, la unicidad divina ni dejar de proclamar que el Hijo ha sido engendrado por ti, que eres un solo Dios; confesamos, al mismo tiempo, que el que ha nacido de ti, Padre, Dios verdadero, es también Dios verdadero como tú. Otórganos, pues, un modo de expresión adecuado y digno, ilumina nuestra inteligencia, haz que no nos apartemos de la verdad de la fe.

5.- La niña no está muerta, está dormida. (07 jul 2014).

El jefe de la sinagoga simboliza la ley de Moisés; pide al Señor que devuelva la vida a una niña muerta. El Señor le prometió su ayuda y, para garantizársela, le acompaña. El don de la vida pertenecía, en primer lugar, al pueblo predestinado por la ley, pero en la figura de la hemorroísa la salvación ha visitado a los publícanos y a los pecadores. Por eso, esta mujer confía en que, acercándose cuando pase el Señor, será curada de su flujo de sangre al tocarle el vestido. Ella se ha adelantado en la fe para tocar el borde de la túnica, es decir, para alcanzar en compañía de los apóstoles el don del Espíritu Santo que sale del cuerpo de Cristo. En un instante quedó curada. Así, lo que estaba preparado para Israel fue acogido por todos los pueblos.

Dios no era divisible ni perceptible para ser encerrado en un cuerpo; reparte sus dones en el Espíritu, pero no se divide en sus dones. Su fuerza se percibe por la fe en todas partes, porque es para todos y no está ausente en ninguna parte. El Señor entra posteriormente en la casa del jefe, es decir, en la sinagoga, y muchos se burlan de él. No han creído en un Dios hecho hombre, se han reído al escuchar predicar la resurrección de entre los muertos. Tomando la mano de la niña, el Señor ha devuelto a la vida a aquella cuya muerte no era ante él más que un sueño.

6.- ¡Señor, sálvame! (05 ago 2014).

El hecho de que, de todos los pasajeros de la barca, Pedro se atreva a responder y pida al Señor que le mande ir hacía él sobre las aguas indica la disposición de su corazón en el momento de la pasión. Entonces, él solo, andando sobre las huellas del Señor, despreciando las agitaciones del mundo, comparables a las del mar, le ha acompañado con el mismo valor hasta despreciar la muerte. Pero su falta de seguridad revela su debilidad en la tentación que le esperaba, pues, aunque ha osado avanzar, se ha hundido. Sin embargo, grita y pide al Señor la salvación. Este grito es el gemido de su arrepentimiento.

Pedro ha superado a todos los demás por la fe, pues, mientras estaban en la ignorancia, fue el primero en responder: Tú eres el Hijo de Dios vivo. Fue el primero en rechazar la pasión, pensando que era una desgracia, fue el primero en prometer que moriría y no renegaría nunca, fue el primero en negarse a que se le lavaran los pies; ha sacado también su espada contra quienes prendían al Señor. La calma que conocieron el viento y el mar cuando el Señor se subió a la barca representa la paz y la tranquilidad de la Iglesia eternal cuando regrese gloriosamente. Porque entonces vendrá y se manifestará, causando un gran asombro a todos. Realmente eres el Hijo de Dios. Todos los hombres harán entonces la confesión clara y pública de que el Hijo de Dios ha traído la paz a la Iglesia, no sólo en la humildad de la carne, sino en la gloria del cielo.

7.- Heredad el reino preparado para vosotros antes de la creación del mundo. (23 nov 2014).

Cristo devolverá el reino a su Padre, dice san Pablo, no en el sentido de que renunciará a su poder al entregarle su reino, sino que seremos nosotros el reino de Dios, cuando seamos conformes a su gloria; será a nosotros a quien nos devuelva a Dios, después de habernos constituido en reino de Dios para glorificación de su cuerpo. Los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre porque el Hijo entregará a Dios, como su reino, a aquellos que han invitados, a aquellos a quienes se les ha prometido la bienaventuranza propia de este misterio con estas palabras: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

El Señor mismo declaró a sus apóstoles en qué consiste dicho reino: El reino de Dios está dentro de vosotros. Y si alguno desea saber quién es el que entrégale reino, que escuche: Cristo ha resucitado de entre los muertos, y es primicia de los que han muerto. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. Todo esto se refiere al misterio de su Cuerpo, ya que Cristo es el primer resucitado de entre los muertos. Por consiguiente, todo esto es para el progreso de la humanidad asumida por Cristo, ya que Dios lo será todo en todos.

8.- Los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. (28 jul 2015).

Cristo le devolverá el reino a su padre, dice san pablo, no en sentido de que renunciaría a su poder devolviéndole su reino, sino porque somos nosotros quienes seremos el reino de Dios, cuando hayamos sido hechos conforme a la gloria de su cuerpo, constituidos reino de Dios por la glorificación de su cuerpo. Es a nosotros a quienes devolverá al padre, como reino, según lo que está dicho en el evangelio: Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. Porque el Hijo le entregará a Dios como reino a aquellos a los que convidó a su reino, a aquellos a quienes prometió la bienaventuranza de este misterio con estas palabras: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios; aquellos a los que devuelve a su Padre como su reino en a Dios.

El Señor mismo explicó a sus apóstoles en qué consiste este reino: El reino de Dios está dentro de vosotros. Y si alguno quiere saber quién es el que devuelve el reino, que escuche: Cristo resucitó de entre los muertos para ser entre los muertos el primer resucitado. Ya que la muerte vino por un hombre, también por un hombre viene la resurrección. Todo esto concierne al misterio del Cuerpo, porque Cristo es el primer resucitado de entre los muertos. Es, pues, para el progreso de la humanidad asumida por Cristo como Dios lo será todo en todos.

9.- Mi hija está atormentada por un demonio. (05 ago 2015).

Esta cananea pagana no necesita para ella más curación, ya que confiesa a Cristo como el Señor y el Hijo de David, pero pide ayuda para su hija, es decir, para la muchedumbre pagana, prisionera de espíritus impuros. El Señor responde que ha sido enviado a las ovejas perdidas de Israel, para que quedara claro que la hija de la cananea es el símbolo de la Iglesia. No se trata de que la salvación no sea dada también a los paganos, sino que el Señor había venido para los suyos y en su casa, y guarda las primicias de la fe para este pueblo del que había salido, después el resto deberá ser salvado por la predicación de los apóstoles.

Y para que comprendamos que el silencio del Señor proviene de la consideración del tiempo y no de un obstáculo puesto por él, añade: ¡Mujer qué grande es tu fe! Quería decir que esta mujer, conocedora de su salvación, tenía fe en que los paganos, por su fe, serán liberados, como su hija, de toda dominación de los espíritus impuros. Y la confirmación de esto llega: en efecto, después de la representación del pueblo pagano en la hija de la cananea, hombres aquejados de diversas enfermedades son presentados al Señor en la montaña. Son hombres descreídos, es decir, enfermos que son traídos por los creyentes a la adoración y prosternación, y a quienes se les devuelve la salvación con vistas a seguir a Dios.

10.- Cada día todo es creado por el Hijo, porque el Padre hace todo en el Hijo. (20 ene 2016).

El día del sábado nos obligaba a todos, sin excepción, a no realizar ningún trabajo y a quedarnos en absoluta inactividad. ¿Cómo es que el Señor ha podido prescindir del sábado? Grandes son las obras de Dios: gobierna cielos y tierra, provee de luz al sol y a los astros, hace crecer las plantas de la tierra, mantiene al hombre vivo. Sí, todo existe y permanece en el cielo y en la tierra gracias a la voluntad de Dios Padre. Todo viene de Dios y todo existe en el Hijo. Él es el primogénito de todos y de todo. Por él todo ha sido creado, y de su plenitud, según la iniciativa de su eterno poder, ha creado todas las cosas.

De esta manera, si Cristo actúa en todo, necesariamente es porque en él actúa el poder del padre. por esto, Cristo dice: Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo. Porque todo lo que hace Cristo, Hijo de Dios habitado por el Padre, es obra del Padre. Así cada día todo es creado por el Hijo, porque el padre todo lo hace a través del Hijo. Así pues, la acción de Cristo se realiza cada día, y según mi parecer los principios de la vida, las formas de los cuerpos, el desarrollo y el crecimiento de todo ser viviente manifiestan esta actividad creadora.

11.- El camino hacia el Padre. (29 abr 2016)

Si me conocéis, conoceréis también al Padre. Vemos al hombre Cristo Jesús, su aspecto exterior, es decir su naturaleza de hombre, cómo es que conocerlo puede ser también conocer al padre? En el misterio del cuerpo que tomó, el Señor manifiesta la divinidad que está en el padre guardando un cierto orden: Si me conocéis, lo conoceréis y lo veréis. Distingue el tiempo de la visión y el del conocimiento; dice que tienen que reconocer al que les habla y al que ven; deben aprender a reconocer la naturaleza divina que está en él.

Estas palabras que no esperaba turban a Felipe. Ve a un hombre, y este hombre afirma ser el Hijo de Dios; El Señor le dice que ha visto al padre, y por tanto lo conoce, ya que lo ha visto. La condición limitada de su humanidad no le permite a Felipe comprender tal afirmación. Por eso responde que no ha visto al Padre y le pide al Señor que se lo muestre. El caso es que no desea contemplarlo con sus ojos corporales, sino que le pide le dé a entender quién es el que ve. Más bien expresa más el deseo de comprender que de ver, y añade: Y eso me basta.

12.- Hemos visto cosas admirables. (05 dic 2016).

Juan, al enviar a sus discípulos a Jesús, se preocupó de la ignorancia de estos, no de la suya propia, porque él mismo había proclamado que alguno vendría para la remisión de los pecados. Pero para hacerles saber que no había proclamado a ningún otro que Jesús, envió a sus discípulos a que vieran sus obras a fin de que ellas dieran autoridad a su anuncio y que no esperaran a ningún otro Cristo fuera de aquel que sus mismas obras habían dado testimonio de él.

Y puesto que el Señor se había revelado enteramente a través de sus acciones milagrosas,, dando la vista a los ciegos, el andar a los cojos, la curación a los leprosos, el oído a los sordos, la vida a los muertos, la instrucción a los pobres, dijo: Dichoso el que no se sienta defraudado por mí. ¿Acaso Cristo había ya hecho algún acto que pudiera escandalizar a Juan? Por supuesto que no. En efecto, se mantenía en su propia línea de enseñanza y de acción. Pero es preciso estudiar el alcance y el carácter específico de lo que dice el Señor: la Buena Nueva es recibida por los pobres. Se trata de los que habrán perdido su vida, que habrán tomado su cruz y le habrán seguido, que llegarán a ser humildes de corazón y para los cuales está preparado el reino de los cielos. Y porque el conjunto de sus sufrimientos iba a converger en los del Señor y su cruz iba a ser un escándalo para un gran número de ellos, declaro dichoso a aquellos cuya fe no sucumbirá a ninguna tentación a causa de su cruz, su muerte, su sepultura.

13.- No sabes de dónde viene ni a dónde va (25 abr 2017).

Dios todopoderoso, según el apóstol Pablo, tu Espíritu escruta y conoce las profundidades de tu ser, e intercede por mí, te habla en mi lugar con gemidos inenarrables. Fuera de ti nadie escruta tu misterio; nada extraño a ti es suficiente poderoso para medir la profundidad de tu majestad infinita. Todo lo que penetra en ti procede de ti; nada de lo que es exterior a ti tiene el poder de sondearte.

Creo firmemente que tu Espíritu viene de ti por tu Hijo único; aunque yo no comprendo este misterio, lo creo con profunda convicción. Porque en las realidades espirituales que son dominio tuyo, mi espíritu es limitado, tal como lo dice tu Hijo único: No te extrañes de que te haya dicho: "Tenéis que nacer de nuevo". Porque el Espíritu sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del agua y del Espíritu.

Creo en mi nuevo nacimiento sin comprenderlo, y en mi fe guardo lo que escapa a mi comprensión. Sé que tengo el poder de renacer, pero no sé cómo se realiza esto. El Espíritu no tiene ningún límite; habla cuando quiere, y dice lo que él quiere y donde quiere. La razón de su partida y de su venida es desconocida para mí, pero tengo la profunda convicción de su presencia.

14.- ¿Todavía no comprenden? (13 feb 2018).

Padre, todopoderoso, a ti dedico las energías principales y quehaceres mayores de i vida. Que todas mis palabras y pensamientos estén ocupados en ti. Siendo pobres, te pedimos lo que nos falta. Con gran esfuerzo para escrutar las palabras de tus profetas y de tus apóstoles, llamaremos a todas las puertas cerradas del saber para que se nos abran. Pero eres tú quien tienes que acceder a nuestra petición, darnos lo que te pedimos, abrir la puerta cerrada. En efecto, vivimos en un sopor a causa de nuestra naturaleza. Somos incapaces de comprender tus misterios a causa de la ignorancia invencible de nuestra debilidad espiritual.

Pero el ansia por tus enseñanzas fortalece nuestra percepción de la ciencia divina y la obediencia de la fe nos levanta por encima de nuestra capacidad natural de conocer. Esperamos, pues, que estimules los inicios de esta difícil empresa, que la fortalezcas en su crecimiento, que nos llames a participar del espíritu de los profetas y apóstoles. Queremos comprender sus palabras en el sentido en que fueron pronunciadas y emplear los términos exactos para reproducir fielmente las realidades que ellos expresaron. Concédenos, pues, el sentido exacto de las palabras, la luz de la inteligencia, la nobleza del lenguaje y la fe recta.

15.- Nadie conoce al Padre sino el Hijo. (18 jul 2018).

El Padre es aquel de quien procede todo, en quien existe todo. Él mismo por Cristo y en Cristo, es el origen de todo. Además, tiene su ser en sí mismo, no lo recibe de otro. Es infinito porque no está en ningún lugar, sino en todas partes y todo está en él. Que tu pensamiento se dirija a él. Mientras avanzas sin cesar hacia él, la meta a la que te diriges se aleja cada vez más. Esta es la verdad del ministerio de Dios, esta es la expresión de la naturaleza impenetrable del Padre. Para expresarlo, la palabra tiene que cesar; el pensamiento, quedar quieto; y para aprehenderlo, la inteligencia se encuentra limitada.

Y a pesar de todo esto, el nombre de Padre designa su naturaleza. Dios no es sino Padre. Pero no recibe el ser de Padre desde fuera, a la manera de los hombres. Es conocido solo por el Hijo porque nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Y nadie conoce al Hijo sino el Padre. Los dos se conocen el uno al otro y este conocimiento mutuo es perfecto. También porque nadie conoce al Padre sino el Hijo. No pensemos del Padre más que lo que el Hijo nos ha revelado, ya que él es el testigo fiel.

16.- A vosotros se os ha dado a conocer los misterios del reino de Dios. (26 jul 2018).

Toda la obra contenida en las Escrituras anuncia a través de palabras, revela a través de hechos, establece a través de ejemplos la venida de Jesucristo nuestro Señor que, enviado por el Padre, se hace hombre naciendo de una virgen por obra del Espíritu Santo. En efecto, a lo largo de toda la creación, es él quien, a través de prefiguraciones variadas y manifiestas, engendra, lava, santifica, escoge, separa o rescata a la Iglesia en los patriarcas: por el sueño de Adán, por el diluvio de Noé, por la justificación de Abrahán, por el nacimiento de Isaac, por la servidumbre de Jacob. En una palabra, a lo largo del tiempo y sus acontecimientos, el conjunto de las profecías por pura benevolencia nos ha dado a conocer su futura encarnación.

En cada personaje, en cada época, en cada hecho, el conjunto de las profecías proyecta, como en un espejo, la imagen de su venida, de su predicación, de su pasión, de su resurrección y de nuestra congregación en la Iglesia. Comenzando por Adán, punto de partida del género humano, desde los orígenes del mundo encontramos anunciado, en gran número de prefiguraciones, todo lo que en el Señor recibió su total plenitud.

17.- Mi hija está atormentada por un demonio. (08 ago 2018).

La cananea no necesita curación para sí, ya que confiesa a Cristo como el Señor e Hijo de David, pero pide ayuda para su hija, es decir, para la muchedumbre pagana, prisionera por la dominación de espíritus impuros. El Señor se calla, guardando con su silencio el privilegio de la salvación a Israel. Llevando en él el misterio de la voluntad del Padre, responde que ha sido enviado a las ovejas perdidas de Israel, para que quedara claro que la hija de la cananea es el símbolo de la Iglesia.

Para que comprendamos que el silencio del Señor proviene de la consideración del tiempo y no de un obstáculo puesto por él, añade: ¡Mujer, que grande es tu fe! Quería decir que esta mujer, conocedora de su salvación, tenía fe en la alianza: de que los paganos, por su fe, serían liberados como su hija de toda forma de dominación de los espíritus impuros. Y se da la confirmación de esto; en efecto, después de la representación del pueblo pagano en la hija de la cananea, hombres aquejados de diversas enfermedades son presentados al Señor por la muchedumbre en la montaña. Son hombres descreídos, es decir, enfermos, que son traídos por creyentes a la adoración y prosternación y a quienes se les devuelve la salvación con vistas a acoger y seguir a Dios.

18.- Fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia (26 sep 2018).

¿Cuál es la palabra de alabanza que hay que hacer resonar? Seguramente es esta: Ha devuelto a la vida a los que creen, porque Dios concedió a los apóstoles y a los mártires la constancia y la perseverancia en la profesión de la fe, y así la predicación del reino de los cielos recorrió toda la tierra. En efecto: A toda la tierra alcanza su pregón. Y en otra parte, el Espíritu Santo proclama la gloria de este recorrido espiritual: Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz. Es, pues, esta palabra de alabanza de Dios la que hay que hacer oír: Ha dado la vida a mi alma y no deja que vacilen mis pasos. En efecto, los apóstoles no dejaron de recorrer el camino de su predicación por miedo a los terrores y amenazas humanas, y la firmeza de sus pasos no se alejó del camino de la fe.

Sin embargo, después el salmista añade: Oh Dios, nos pusiste a prueba, nos refinaste como refinan la plata. Se refina la plata para separar la escoria adherida a la materia. Por eso, Dios pone a prueba a los que creen en él porque la paciencia engendra virtud probada, como dice el apóstol Pablo. Dios los somete a la prueba no para conocerlos mejor, sino para llevarlos a la virtud consumada. Así, purificados por el fuego y desembarazados de cualquier aleación con los vicios de la carne, podrán resplandecer con el brillo de una inocencia que ha sostenido sus pruebas.

19.- El templo del que hablaba Jesús era su propio cuerpo (09 nov 2018)

El Señor dice: He elegido a Sion, he deseado vivir en ella. Esta será mi morada para siempre, en ella quiero residir. Pero Sion y su templo fueron destruidos. ¿Dónde estará el trono eterno de Dios, dónde su reposo para siempre? El apóstol Pablo nos responde: El templo de Dios sois vosotros; en vosotros habita el Espíritu de Dios. Esta es la casa y el templo de Dios, llenos de su doctrina y de su poder. Son el lugar donde reside su santidad.

Dios mismo es el que edifica esta morada. Si fuera construida por mano humana no duraría para siempre; tampoco si fuera edificada sobre doctrinas humanas. Nuestras inquietudes y nuestros vanos esfuerzos no serían capaces de protegerla. El Señor, en cambio, lo hace. No la ha fundado sobre la arena movediza, sino sobre los profetas y los apóstoles. Es construida sin cesar con piedras vivas. Se desarrolla hasta las últimas dimensiones del cuerpo de Cristo. Sin cesar se realiza su edificación; en su entorno se construyen numerosas casas que se juntan para formar una ciudad grande y pacífica.

20.- A eso de la cuarta vela de la noche, va hacia ellos. (09 ene 2019)

Apremió a sus discípulos a que subieran a la barca... Y después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo. Para poder dar razón de estos hechos, hay que distinguir los tiempos. Si de noche está solo, significa su soledad en la hora de la pasión, cuando el pánico dispersó a todos. Si ordena a sus discípulos que suban a la barca y se vayan mar adentro mientras él despide a la multitud, y una vez despedida esta, sube al monte, es que les ordena permanecer en la Iglesia y navegar por el mar de este mundo, hasta que él vuelva en gloria y dé la salvación a todo el pueblo que será el resto de Israel.

A eso de la cuarta vela de la noche, va hacia ellos. En esta expresión se encuentra el número correspondiente a las marcas de su solicitud. En efecto, la primera vela fue la de la Ley; la segunda, la de los Profetas, la tercera, la de su venida corporal; la cuarta se sitúa en su venida gloriosa. Pero encontrará A la Iglesia cercada por el espíritu del Anticristo y todas las inquietudes de este mundo. Los discípulos se encontrarán en un estado de pavor antes de la venida del Señor, dudando de las imágenes de la realidad deformadas por el Anticristo. Pero el Señor, que es bueno, echará fuera de ellos el miedo y les dirá: Soy yo, disipando, por la fe en su venida, el temor del naufragio que los amenazaba.

21.- ¿Está permitido hacer el bien en sábado? (23 ene 2019)

¿Dios trabaja el sábado? Ciertamente sí, porque si no fuera así el cielo desaparecía, la luz del sol se apagaría, la tierra perdería consistencia, faltaría vigor a todos los frutos y se acabaría la vida. De hecho no hay ninguna tregua; tanto el sábado como durante los otros seis días, los elementos del universo siguen cumpliendo su función. A través de ellos el Padre actúa en todo momento, pero lo hace en el Hijo nacido de él y por quien todo se ha hecho. Por el Hijo se prosigue la acción del Padre en sábado. Y, por consiguiente, en Dios no hay descanso, puesto que ningún día cesa la obra de Dios.

Así es la acción de Dios. Pero ¿en qué consiste su descanso? La obra de Dios es la obra de Cristo. El descanso de Dios es Cristo, porque todo lo que pertenece a Dios está realmente en Cristo hasta el punto de que el mismo Padre descansa en él.

22.- No sabes de dónde viene ni adónde va. (30 abr 2019)

Dios todopoderoso, tu Espíritu escruta y conoce las profundidades de mi ser, e intercede por mí, te habla en mi nombre con gemidos inenarrables. Fuera de ti nadie escruta tu misterio, nada salvo tú mismo es suficientemente poderoso para medir la profundidad de tu majestad infinita. Todo lo que penetra en ti procede de ti; nada de lo que es exterior a ti tiene el poder de sondearte.

Creo firmemente que tu Espíritu viene de ti por tu Hijo único; aunque yo no comprendo este misterio, tengo una profunda convicción. Porque en las realidades espirituales que son dominio tuyo, mi espíritu es limitado, tal como dice tu Hijo único: No te extrañes de que te haya dicho: Tenéis que nacer de nuevo. Porque el Espíritu sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a donde va. Así es todo el que ha nacido del agua y del Espíritu. Creo en mi nuevo nacimiento sin comprenderlo, y en la fe guardo lo que escapa a mi comprensión. Sé que tengo el poder de renacer, pero no sé cómo se realiza. El Espíritu no tiene ningún límite; habla cuando quiere, y dice lo que él quiere y donde quiere. La razón de su partida y de su venida permanecen desconocidas para mí, pero tengo la profunda convicción de su presencia.

23.- El Padre y yo somos uno. (14 may 2019)

El Padre es el que es y así lo debemos creer. En cuanto al Hijo, nuestro espíritu no llega a alcanzarlo y toda palabra enmudece al querer nombrarlo. El Hijo es el engendrado por el no-engendrado, el único nacido del único, el verdadero salido del verdadero, el viviente nacido del viviente, el perfecto proveniente del perfecto, el poder salido del poder, la sabiduría salida de la sabiduría, la gloria de la gloria, la imagen del Dios invisible.

¿Cómo vamos a entender la generación del Hijo por el Padre no engendrado? Esta generación no es una ruptura ni una división: El Padre está en mí y yo en el Padre. No es una adopción, porque el Hijo es verdaderamente Hijo de Dios y dice: Quien me ve a mí ve al Padre. No ha venido al mundo como los demás seres, por obedecer a una orden, porque él mismo tiene la vida en sí como aquel que lo ha engendrado a la vida en sí mismo. Es perfecto aquel que viene dl Perfecto porque el que lo posee todo le ha engendrado todo. El Padre y el Hijo poseen cada uno el secreto de este nacimiento.

24.- Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta. (28 may 2019)

Jesús dijo: Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto. Los apóstoles tienen ante sus ojos su aspecto exterior, es decir, su naturaleza de hombre, pero Dios, liberado de toda carne, no es reconocible en un cuerpo de carne. ¿Cómo puede ser que conocerle a él sea, entonces, conocer también al Padre? Son estas palabras inesperadas las que causan turbación al apóstol Felipe; la debilidad de su espíritu humano no le permite comprender una afirmación tan extraña. Entonces, con la impetuosidad propia de su familiaridad con Jesús y de su fidelidad de apóstol, el apóstol pide a su Maestro: ¡Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta! No es que desee contemplar al Padre con sus propios ojos físicos, sino que pide comprender lo que está viendo. Porque viendo al Hijo bajo forma humana, no comprende cómo, por este mero hecho, ha podido ver al Padre.

Y el Señor le responde: Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?; lo que le reprocha es que todavía ignore quién es él. ¿Por qué todavía no le habían reconocido cuando durante tanto tiempo le habían buscado? Es que para reconocerle era preciso reconocer que la divinidad, la misma naturaleza del Padre, estaba en él. En efecto, todas las obras que había realizado eran las propias de Dios. Esto es lo que había hecho su cuerpo de carne, y todo ello le permitía proclamarse Hijo de Dios.

25.- ¿Con qué autoridad haces esto? (16 dic 2019)

El Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que ve hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo. Si el Hijo realiza las obras del Padre; por eso él nos pide que creamos que es el Hijo de Dios. Él no se arroga ningún título que no le haya sido dado, ni en sus propias obras se apoya su reivindicación. Él da testimonio de que las obras no son suyas, sino de su Padre, y atestigua también que el resplandor de sus obras viene de su origen divino. Pero ¿Cómo podrán los hombres reconocer al Hijo de Dios en el misterio de este cuerpo que ha asumido, en este hombre nacido de María?

Esto se ha hecho así para hacer penetrar en sus corazones la fe en que es el Señor quien lleva a cabo todas las obras: Si hago las obras de mi Padre, aunque no me creáis a mí, creed a las obras. Si la humildad de su cuerpo es un obstáculo para creer en su palabra, nos pide que creamos en sus obras. En efecto, ¿por qué el misterio de su nacimiento humano nos impide percibir su origen divino? Tal es la naturaleza que él posee por su origen; tal es el misterio de una fe que nos garantiza la salvación: no hay que dividir a aquellos que son uno, no hay que privar al Hijo de su naturaleza y proclamar la verdad del Dios vivo nacido de Dios vivo. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre. Igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo.

26.- ¿Por qué esta generación reclama un signo? (17 feb 2020)

Padre santo, Dios todopoderoso, cuando yo elevo la débil luz de mis ojos, ¿puedo dudar de que es tu cielo? Cuando contemplo el curso de las estrellas, su retorno en el cielo anual, cuando veo las Pléyades, la Osa Menor y la estrella de la mañana, y considero que cada una brilla en el lugar que tú le has asignado, comprendo que tú estás allí, en estos astros que yo no comprendo. Cuando veo las soberbias olas del mar, no comprendo el origen de estas aguas, ni tampoco comprendo quién pone en movimiento su flujo y, sin embargo, creo que hay una causa -ciertamente para mí impenetrable- en estas realidades que yo ignoro, y también allí percibo tu presencia.

Si vuelvo mi espíritu hacia la tierra, aun siendo incapaz de comprender la naturaleza que ha sido puesta a mi servicio, sin embargo, te encuentro a través de su misma existencia, porque está ahí para mi uso. Si me vuelvo hacia ti, la experiencia me dice que no me conozco a mí mismo, y te admiro tanto más por el hecho de ser yo un desconocido para mí mismo. En efecto, aunque yo no los puedo comprender, sí tengo experiencia de los movimientos de mi espíritu que juzga sus operaciones, su vida, y esta experiencia te la debo solo a ti, que me has hecho participar de esta naturaleza sensible que me da un gran gozo, aunque su origen se encuentra más allá de lo que alcanza mi inteligencia. No me conozco a mí mismo, pero te encuentro en mí y, encontrándote, te adoro.

27.- El padre y yo somos uno. (05 may 2020)

El Padre es el que es y así lo debemos creer. En cuanto al Hijo, nuestro espíritu no llega a alcanzarlo y toda palabra enmudece al querer nombrarlo. El Hijo es el engendrado por el no-engendrado, el único nacido del único, el verdadero salido del verdadero, el viviente nacido del viviente, el perfecto que procede del perfecto, el poder que sale del poder, la sabiduría salida de la sabiduría, la gloria de la gloria, la imagen del Dios invisible.

¿Cómo vamos a entender la generación del Hijo por el Padre no engendrado? Esta generación no es una ruptura o una división: El Padre está en mí y yo en el Padre. No es una adopción, porque el Hijo es verdaderamente Hijo de Dios y dice: Quién me ve a mí ve al Padre. No ha venido al mundo como los demás seres, obedeciendo una orden, porque él mismo tiene la vida en sí como aquel que lo ha engendrado a la vida en sí mismo. Es perfecto aquel que viene del Perfecto porque el que lo posee todo le ha entregado todo. El Padre y el Hijo poseen cada uno el secreto de este nacimiento.

28.- La niña no está muerta, está dormida. (06 jul 2020)

Veamos la simbología que encierra este pasaje. El jefe de la sinagoga puede interpretarse como representante de la Ley de Moisés, que ruega en provecho de la multitud que ella había alimentado para Cristo, anunciándole la espera de su llegada; pide al Señor devuelva la vida a una muerta. El Señor le prometió su ayuda y, para garantizársela, le acompaña. El don de la vida equivalía, en primer lugar, a la elección predestinada por la ley, pero previamente, en la imagen de la hemorroísa, la salvación ha visitado a los publicanos y a los pecadores. Ella se ha adelantado en la fe a tocar, el borde del vestido, es decir, a alcanzar en compañía de los apóstoles el don del Espíritu Santo que sale del cuerpo de Cristo a través del vestido.

En efecto, Dios no era divisible ni perceptible para ser encerrado en un cuerpo; reparte sus dones en el Espíritu, pero no se divide en sus dones. Su fuerza se percibe por la fe en todas partes, porque es para todos y no está ausente ninguna parte. El Señor entra posteriormente en la casa del jefe, es decir, en la sinagoga, y muchos se burlan de él. En efecto no han creído en un Dios hecho hombre; se han reído al escuchar predicar la resurrección de entre los muertos. Tomando la mano de la niña. El Señor ha devuelto a la vida a aquella cuya muerte no era ante él más que un sueño.

29.- Los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. (28 jul 2020)

Cristo le devolverá el reino a su Padre, dice san Pablo, no en el sentido de que renunciaría a su poder devolviéndole su reino, sino porque somos nosotros quienes seremos el reino de Dios, cuando hayamos sido hechos conforme a la gloria de su cuerpo, constituidos reino de Dios por la glorificación de su cuerpo. Es a nosotros a quienes devolverá al Padre, como reino, según lo dicho en el evangelio: Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. Porque el Hijo le entregará a Dios, como su reino, a aquellos a los que convidó a su reino, a aquellos a quienes prometió la bienaventuranza de este misterio, por estas palabras: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Aquellos que devuelve a su Padre como su reino ven a Dios. El Señor mismo explicó a sus apóstoles en qué consiste este reino: El reino de Dios está dentro de vosotros. Y si alguno quiere saber quién es el que devuelve el reino, que escuche: Cristo resucitó de entre los muertos, para ser entre los muertos el primer resucitado. Ya que la muerte vino por un hombre, también por un hombre viene la resurrección. Todo esto concierne al misterio del Cuerpo, porque Cristo es el primer resucitado de entre los muertos.

30.- Tú eres... el Hijo del Dios vivo. (23ago 2020)

El Señor pregunta: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Seguramente la apariencia de su cuerpo manifestaba que era el Hijo del hombre, pero haciendo esta pregunta quería hacer comprender que al verle, había algo más en él, había algo que necesitaba ser discernido. El objeto de la pregunta era un misterio, a él debía tender la fe de los creyentes. La confesión de Pedro obtuvo plenamente la respuesta merecida por haber visto en el hombre al Hijo de Dios. Él es "dichoso", alabado por haber extendido su vista más allá de la de los ojos humanos, no prestando atención a lo que venía de la carne y de la sangre, sino contemplando al Hijo de Dios revelado por el Padre celestial.

Pedro fue juzgado digno de ser el primero en reconocer que Cristo era Dios. Se convierte en la piedra digna de edificar la Iglesia, de manera que rompe las leyes del infierno y todas las demás cárceles de muerte. Dichoso portero del cielo a quien se le confían las llaves de acceso a la eternidad; su sentencia en la tierra se adelanta a la autoridad del cielo, de manera que lo que se ligue o desligue en la tierra será ligado o desligado en el cielo. Jesús, además, ordena a los discípulos que no digan a nadie que él es Cristo, porque era necesario que otros, la Ley y los profetas, fueran testigos de su Espíritu, mientras que el testimonio de la resurrección sería propio de los apóstoles.

31.- Sed perfectos como mi Padre es perfecto. (15 jun 2021).

Habéis oído decir: amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. En efecto, la Ley exigía el amor al prójimo y daba libertad para odiar al enemigo. La fe prescribe amar a los enemigos. Por el sentimiento universal de la caridad, la fe rompe los movimientos de violencia que están en e espíritu del hombre, no solamente impidiendo que la cólera busque la venganza, sino también apaciguándola hasta hacernos mar al que está equivocado.

Amar a quien nos ama es de paganos, todo el mundo manifiesta afecto por quienes no lo expresan. Cristo nos llama, pues, a vivir como hijos de Dios, y a imitar a aquel que por la venida de Cristo, otorga tanto a los buenos como a los culpables el sol y la lluvia en los sacramentos del bautismo y del Espíritu. De ese modo, nos forma a la vida perfecta por ese vínculo de bondad hacia todos. 

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