SAN GREGORIO MAGNO

24.08.2021

1.- Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. (11 Jul 2013).

También vosotros, si queréis, podéis, merecer este bello nombre de "mensajero de Dios". En efecto, si cada uno de vosotros, según sus posibilidades y en la medid en que ha recibido del cielo la inspiración, saca a su prójimo del mal, cuida de conducirlo al bien, si recuerda al extraviado el reino o el castigo que le esperan en la eternidad, será mensajero de las palabras santas de Jesús. Y que nadie venga diciendo: "Soy incapaz de instruir a los demás, de exhortarles". Por lo menos debéis hacer lo que podáis, a fin de que un día no se os pida cuenta del talento recibido y mal guardado. Porque si el que prefirió guardar su talento antes que hacerlo trabajar no recibió más de un talento, ése tampoco.

Procurad que los demás os acompañen; que sean vuestros compañeros en el camino que conduce a Dios. Cuando, yendo por la plaza, encontréis a uno desocupado, invitadle a acompañaros. Porque vuestras mismas acciones cotidianas sirven para uniros a los demás. ¿Vais a Dios? Procurad no llegar solos. Que aquel que en su corazón ha escuchado ya la llamada divina saque de ella una palabra de aliento para su prójimo.

2.- Dichosos los invitados a las bodas del Cordero (22 agst 2013)

El padre celebra la boda del rey, su Hijo, cuando lo ha unido a la Iglesia en el misterio e la encarnación. Envió a sus siervos para invitar sus amigos a estas bodas. Primero mandó a los profetas, después a los apóstoles, para que anunciaran la encarnación del Señor. A través de los profetas anunció como futura la encarnación de su Hijo único, y a través de los apóstoles la predicó como ya cumplida. Pero los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras; otro a sus negocios. Ir a sus tierras significa entregarse sin medida a las tareas de aquí abajo.

Ir a sus negocios es buscar ávidamente un proyecto personal en los negocios de este mundo. Uno y otro son negligentes a la hora de pensar en el misterio de la encarnación del Verbo y vivir conforme a él. Todavía es más grave lo que hacen algunos que, no contentos con menospreciar el favor del que los llama, le persiguen.

Sin embargo, el Señor no dejará lugares vacíos en el banquete de bodas de su Hijo. Mandar ir a buscar a otros convidados, porque la palabra de Dios, aunque todavía es desconocida por muchos, un día encontrará a alguien donde descansar. Pero vosotros, hermanos, que por la gracia de Dios habéis entrado ya en la sala del banquete, es decir, en la santa Iglesia, examinaos atentamente por miedo a que, cuando el rey entre, encuentre algo reprensible en la vestidura de vuestra alma.

3.- Te seguiremos siempre. (19 may 2014).

Mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada. ¡Qué fiesta recibir a Dios en la morada de nuestro corazón! Si un amigo rico y poderoso quisiera visitarte, obviamente limpiarías toda la casa para que nada le molestara al entrar. Lo mismo quien prepara para Dios la morada de su alma limpia la suciedad de sus malas acciones.

Fíjate bien en lo que dice la verdad: Vendremos y haremos en su casa nuestra morada. Porque Dios puede pasar por el corazón de algunos sin morar en ellos. Cuando tienen remordimientos, ven bien la mirada de Dios; pero cuando viene la tentación, olvidan el propósito de su anterior arrepentimiento y caen en sus pecados, como si nunca los hubieran llorado. Por el contrario, en el corazón de quien verdaderamente ama a Dios, el Señor viene y mora en él, porque el amor de Dios le llena tanto que no se aparta de este amor en el momento de la tentación. Por lo tanto aquel cuya alma no acepta ser dominada por un mal placer, ama verdaderamente a Dios: Aquellos que no me aman no guardan mis palabras. Examinaos cuidadosamente, queridos hermanos; preguntaos si realmente amáis a Dios. Pero no os fiéis de la respuesta de vuestro corazón sin compararlo con vuestras acciones.

4.- Amaos los unos a otros como yo os he amado (23 may 2014).

Todas las palabras sagradas del Evangelio están repletas de mandamientos del Señor. Entonces, ¿por qué el Señor dijo que el amor era su mandato? Este es mi mandamiento: amaos los unos a los otros. Resulta que todos los mandamientos surgen del amor, que todos los preceptos son sólo uno cuy único fundamento es la caridad. Las ramas de un árbol brotan de la misma raíz: así todas las virtudes nacen de la caridad. La rama de una buena obra no permanece vigorosa si se separa de la raíz de la caridad.

¿Cómo mantener este amor? El mismo Señor nos lo da a entender: en la mayoría de los preceptos de su Evangelio, ordena a sus amigos que se amen en él, y que amen a sus enemigos por él. El que ama a su amigo en Dios y a su enemigo por Dios posee la verdadera caridad. Las personas que aman pero sólo están movidas por sentimientos de afecto que surgen del parentesco natural aman sin duda a su prójimo, pero según la carne y no según el Espíritu. Cuando dice: Este es mi mandamiento: amaos los unos a los otros, el Señor inmediatamente añade: Como yo os he amado. Estas palabras significan claramente que amemos por la misma razón por la que él nos ha amado.

5.- Los trabajadores de la viña del Señor. (20 ago 2014).

El reino de los cielos se compara a un padre de familia que contrata trabajadores para cultivar su viña desde el amanecer, a la hora tercera, a la sexta, en la novena y a la hora undécima. El amanecer del día para el mundo era el tiempo que mediaba desde Adán a Noé; la tercera hora, de Noé a Abrahán; la sexta, de Abrahán a Moisés; la novena, de Moisés hasta la llegada del Señor; y la undécima, desde la de la venida del Señor hasta el fin del mundo. Los santos apóstoles han sido enviados para anunciar en esta última hora y, aunque han llegado tarde, han recibido un salario completo.

El Señor no deja en ningún momento de enviar obreros para cultivar su viña, es decir, para enseñar a su pueblo. Porque mientras hacía fructificar las buenas costumbres de su pueblo por los patriarcas, y luego por los doctores de la ley y los profetas y, por último, los apóstoles, trabajaba cultivando su viña por medio de sus trabajadores. Todos aquellos que a una fe recta han unido las buenas obras, han sido los obreros de esta viña.

6.- Dichosos los invitados a las bodas del Cordero. (12 oct 2014).

El Padre celebra a la boda del rey, su Hijo, cuando le ha unido a la iglesia en el misterio de la encarnación. Y el seno de la Virgen María ha sido la cámara nupcial de este Esposo. Por eso, dice un salmo: Allí le ha puesto su tienda al sol, él sale como el esposo de su alcoba. Envió a sus siervos para invitar a sus amigos a estas bodas. Los envió una primera vez mandando a los profetas, y una segunda vez enviándolos a los apóstoles para que anunciaran la encarnación del Señor. A través de los profetas anunció como futura la encarnación de su hijo único, y a través de los apóstoles la predicó como ya cumplida.

Pero los convidados no hicieron caso: uno se marchó a sus tierras; otro, a sus negocios. Ir a sus tierras significa entregarse sin medida a las tareas de aquí abajo. Ir a sus negocios es buscar ávidamente un provecho personal en este mundo. Uno y otro son negligentes a la hora de pensar en el misterio de la encarnación del Verbo y vivir conforme a él. Todavía es más grave lo que hacen algunos que, no contentos con menospreciar el favor del que los llama, le persiguen. El Señor no dejará lugares vacíos en el banquete de bodas de su Hijo. Manda ir a buscar a otros convidados, porque la palabra de Dios, aunque todavía es desconocida para muchos, un día encontrará en quien descansar. Vosotros, hermanos, que por la gracia de Dios habéis entrado ya en la sala del banquete, es decir, en la santa Iglesia, examinaos atentamente por miedo a que, cuando el rey entre, no encuentre ninguna cosa reprensible en la vestidura de vuestra alma.

7.- Mujer, quedas libre de tu imperfección. (27 oct 2014).

Había allí una mujer poseída de un espíritu que la tenía invalida, estaba curvada, y no podía mirar hacia arriba. El pecador, preocupado por las cosas de la tierra en lugar de buscar las del cielo, es incapaz de mirar hacia lo alto: como sigue deseos que le llevan hacia abajo, su alma, perdiendo la rectitud, se curva y no ve más que lo que le obsesiona. El salmista dijo: Estoy encorvado y encogido hasta el extremo. El hombre, aunque creado para contemplar la luz d lo alto, fue arrojado fuera del paraíso a causa de sus pecados; en consecuencia, las tinieblas que reinan en su alma le hacen perder el apetito de las cosas de lo alto.

Volveos hacia vuestros corazones, hermanos muy queridos, y examinad continuamente los pensamientos a los que no dejáis de dar vueltas en vuestro espíritu. Uno piensa en honores, otro en dinero, otro en aumentar sus propiedades. Todas estas cosas son bajas, y cuando el espíritu se desvía pierde su rectitud. Como no se eleva en el deseo de los bienes de lo alto, es como esta mujer curvada, que sencillamente no puede mirar hacia lo alto.

8.- ¡Veo! Tu fe te ha salvado. (17 nov 2014).

Observemos lo que el Señor dijo al ciego que se le acercó: ¿Qué quieres que haga por ti? El que tiene el poder de devolver la vista, ¿ignoraba lo que quería el ciego? Evidentemente no. Pero desea que le pidamos las cosas, aunque lo sepa de antemano y nos lo vaya a conceder. Nos exhorta a pedir, incluso hasta ser molestos, el que afirma: Vuestro Padre celestial sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Si pregunta, es para que se le pida; si pregunta, es para impulsar nuestro corazón a la oración.

Lo que pide el ciego al Señor no es oro, sino luz: no le preocupa solicitar otra cosa más que luz. Imitemos a este hombre, hermanos muy queridos. No pidamos al Señor ni riquezas engañosas, ni obsequios de la tierra, ni honores pasajeros, sino luz: no la luz circunscrita por el espacio, limitada por el tiempo, interrumpida por la noche, con la que compartimos la vista con los animales; pidamos esa luz que sólo los ángeles ven como nosotros, que no tienen principio ni fin. El camino para llegar a esta luz es la fe. Por tanto, con razón el Señor responde inmediatamente al ciego que va a recobrar la luz: ¡Levántate! Tu fe te ha salvado.

9.- Entre vosotros hay uno que no conocéis: él viene detrás de mí. (14 dic 2014).

Yo bautizo con agua, pero entre vosotros hay uno que no conocéis. No está en espíritu, sino en el agua que Juan bautiza. Incapaz de perdonar los pecados,lava con agua el cuerpo de los bautizados, pero no se lava el espíritu para el perdón. Entonces, ¿por qué bautizar si los pecados no se limpian por este bautismo? Al igual que naciendo precedió al Señor que iba a nacer, también lo precedió bautizando al Señor que iba a ser bautizado. Precursor de Cristo por su predicación, lo precedió también bautizando, imagen del sacramento que estaba por venir.

Juan anunció un misterio cuando dijo que Cristo estaba entre lo hombres y que no lo conocían, ya que el Señor, cuando se mostró en la carne, se hizo visible en su cuerpo invisible en su majestad. Y Juan añade: El que viene detrás de mí está por delante de mí; explica las causas de la superioridad de Cristo cuando dice: Porque existía antes que yo, como si dijera claramente: "Si va delante de mí, aunque él naciera después que yo, es porque el tiempo de su nacimiento no le pone límites. Nacido de una madre en el tiempo, es engendrado por el Padre fuera del tiempo"

10.- Inmediatamente, dejando las redes, le siguieron. (12 ene 2015).

Lo deja todo el que no guarda nada para sí. Lo deja todo el que, sin reservarse nada àra sí, abandona lo poco que posee. Nosotros, por el contrario, nos quedamos atados a lo que tenemos y buscamos ávidamente lo que no tenemos. Pedro y Andrés, pues, dejaron mucho al renunciar al mero deseo de poseer. Dejaron mucho puesto que, renunciando a sus bienes, renunciaron también a sus ambiciones. Así pues, al seguir al Señor renunciaron a todo lo que hubieran podido desear si no le hubiesen seguido.

Que nadie diga para sí mismo: "Mucho quisiera yo imitarlos en su menosprecio de este mundo, pero no he dejado nada". Dejáis mucho, hermanos míos, si renunciáis a los deseos terrestres. Y el Señor se contenta con nuestros bienes exteriores, por pocos que sean. Porque, en efecto, lo que él aprecia es el corazón y no los bienes; pone más atención en las disposiciones que acompañan a la ofrenda que le hacemos que en la misma ofrenda. Porque si tenemos en cuenta los bienes exteriores, vemos que nuestros santos pescadores han pagado con sus redes y sus barcas la vida eterna de los ángeles. El reino de Dios no tiene precio: y, sin embargo, sólo vale lo que tenéis.

11.- Cuarenta días para crecer en el amor de Dios y del prójimo. (18 feb 2015).

Empezamos hoy los santos cuarenta días de la Cuaresma, y debemos examinar atentamente por qué hay que observar la abstinencia durante cuarenta días. Moisés, para recibir la Ley una segunda vez, ayunó cuarenta días. Elías, en el desierto, se abstuvo de comer durante cuarenta días. El creador mismo de los hombres, viniendo entre los hombres, no tomó el menor alimento durante cuarenta días. Esforcémonos nosotros también en frenar nuestro cuerpo con la abstinencia en este tiempo, a fin de llegar a ser, según las palabras de Pablo, una hostia viva. El hombre es una ofrenda a la vez viva e inmolada cuando, sin dejar esta vida, hace morir en él los deseos de este mundo.

Es la satisfacción de la carne la que nos provocó al pecado; que la carne mortificada nos devuelva el perdón. El autor de nuestra muerte, Adán, transgredió los preceptos de vida comiendo la fruta prohibida del árbol. Hace falta, pues, que nosotros, que perdimos las alegrías del paraíso por causa de un alimento, nos esforcemos en reconquistarlas por la abstinencia. Y éste es el ayuno que Dios quiere: un ayuno realizado en el amor al `prójimo e impregnado de bondad.

12.- El Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, hará que recordéis lo que yo os he enseñado. (04may 2015).

El Espíritu os lo enseñará todo. Porque si el Espíritu no toca el corazón de los que escuchan, la palabra de los que enseñan sería vana. Que nadie atribuya a un maestra humano la inteligencia que proviene e sus enseñanzas. Si no fuera por el Maestro interior, el maestro el maestro exterior se cansaría en vano hablando.

Todos vosotros oís mi voz de la misma manera; y no obstante, no todos comprendéis de la misma manera lo que oís. La palabra del predicador es inútil si no es capaz de encender el fuego del amor en los corazones. Aquellos que dijeron: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras? Habían recibido este fuego de la boca de la misma verdad. Cuando uno escucha una homilía, el corazón se enardece y el espíritu se enciende en el deseo de los bienes del reino de Dios. El autentico amor que le colma le provoca lágrimas y, al mismo tiempo, le llena de gozo. El que escucha así se siente feliz de oír estas enseñanzas que le vienen de arriba y se convierten dentro de él en una antorcha luminosa y le inspiran palabras enardecidas. El Espíritu Santo es el gran artífice de estas transformaciones en nosotros.

13.- Beberéis mi copa. (25 jul 2015).

Hermanos míos, ya que celebramos hoy la fiesta de un mártir, debemos sentirnos interpelados por la forma de paciencia que practicó. Porque si nos esforzamos con la ayuda del Señor, en guardar esta virtud, no dejaremos de obtener la palma del martirio, aunque vivamos en la paz de la Iglesia. Hay dos tipos de martirio: uno consiste en una disposición del espíritu y el otro es el que junta esta disposición del espíritu con los actos exteriores. Por eso, podemos ser mártires aunque no muramos ejecutados por la espada del verdugo. Morir de la mano de los perseguidores es el martirio en acto, en su forma visible; soportar los insultos, amando al que nos odia, es el martirio en el espíritu, en su forma escondida.

Que hay dos tipos de martirios, uno escondido y otro público, lo atestigua el que es la Verdad pidiendo a los hijos del Zebedeo: ¿Podéis beber el cáliz que voy a beber?, replicaron: Podemos; el Señor responde en seguida: Mi cáliz lo beberéis. ¿Qué debemos entender por este cáliz sino los sufrimientos de la pasión, sobre los que dice en otro lugar: Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz? En efecto, aunque Juan no murió mártir, probó en su espíritu los sufrimientos que no pasó en su cuerpo. Hay que conducir pues, de este ejemplo, que nosotros también podemos ser mártires sin pasar por la espada, si conservamos la paciencia en nuestra alma.

14.- ¿Por qué permanecisteis allí todo el día sin hacer nada? (19 ago 2015)

Unos son conducidos a una vida honrada desde la infancia, otros durante la adolescencia, otros en la edad madura, otros en la vejez y otros, por fon, en edad muy avanzada, lo cual se simboliza en los obreros que son llamados a la viña a diferentes horas del día. Examinad, pues, vuestro modo de vivir, hermanos, y ved si vosotros actuáis como obreros de Dios. Reflexionad bien, y considerad si trabajáis en la viña del Señor. El que se descuidó vivir para Dios hasta su última edad es como el obrero que ha estado sin hacer nada hasta la undécima hora. ¿Por qué habéis estado todo el día sin hacer nada?

Es como si dijéramos claramente: "Si no habéis querido vivir para Dios durante vuestra juventud y edad madura, arrepentíos, por lo menos, en vuestra última edad. Venid a pesar de todo, hacia los caminos de la vida". ¿No fue a la undécima hora cuando el ladrón regresó? No fue por su edad avanzada, sino por el suplicio con que se encontró al llegar a la tarde de su vida. Confesó a Dios sobre su cruz, y expiró casi en el momento en el que el Señor le daba su sentencia. Y el Dueño de todo, admitiendo al ladrón antes que a Pedro en el descanso del paraíso, distribuyó bien el salario comenzando por el último.

15.- El ayuno que agrada a Dios. (12 feb 2016).

Comiendo la fruta del árbol prohibido, Adán transgredió los preceptos de vida. En cuanto a nosotros, reduciendo lo que comemos, nos levantaremos y recobraremos la alegría del paraíso. Que nadie crea que esta abstinencia puede bastar. Por el profeta, Dios nos dice al respecto: ¿No sabéis cuál es el ayuno que me agrada? Comparte tu pan con el hambriento, alberga a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, no te desentiendas de los tuyos. Éste es el ayuno que Dios aprueba: el que presenta sus manos llenas de limosnas, un corazón lleno de amor hacia los demás, un ayuno totalmente amasado por la bondad. Aquello de lo que te privas personalmente, dáselo a otro. Así tu penitencia corporal contribuirá al mayor bienestar corporal contribuirá al mayor bienestar corporal de los que están necesitados.

Comprende por otra parte este reproche del Señor por boca del profeta: Cuando comíais y bebíais ¿no comíais y bebíais en provecho propio? Esto es comer y beber para sí mismo: no compartir con los pobres los alimentos destinados a alimentar el cuerpo; son dones hechos por el Creador a la comunidad de los hombres. También es ayunar para sí mismo privarse por un tiempo pero para consumir más tarde aquello de lo que nos hemos privado. Santificad vuestro ayuno, dice el profeta Joel. La mortificación del cuerpo es vana, si el corazón no se impone una disciplina para refrenar sus deseos desordenados.

16.- Yo soy. (17 mar 2016).

Abrahán, vuestro padre, exultó ante el pensamiento de ver mi día; lo vio, y se regocijó. Abrahán vio el día del Señor cuando recibió en su casa a los tres ángeles que representan a la Santísima Trinidad: tres huéspedes a los cuales se dirigió como a uno sólo. Pero el espíritu de los que escuchan al Señor no se eleva por encima de la carne y le dicen: ¿Todavía no tienes cincuenta años, y has visto a Abrahán? Entonces, despacio, nuestro Redentor les desvía la mirada de su cuerpo de carne para elevarla a la contemplación de su divinidad, declarando: En verdad, en verdad os digo, antes de que Abrahán hubiera existido, existo yo. "Antes" indica pasado; y "existo", presente. Porque su divinidad no tiene ni pasado ni futuro, sino que existe desde siempre, el Señor no dice "antes de Abrahán, existía", sino antes de Abrahán, existo.

Abrahán tuvo un antes y un después; vino a este mundo y lo dejó. Pero es propio de la Verdad existir siempre, porque para ella nada comienza y acaba por un tiempo determinado. Pero estos descreídos, que no podían soportar estas palabras de eternidad, corren a coger piedras para lapidar a aquel al que no podían comprender. Jesús se ocultó y salió del Templo. ¿Qué nos dice con este ejemplo, si no que hay que evitar la cólera de los orgullosos? Que nadie, pues, se rebele cuando reciba afrentas, porque es más glorioso evitar un insulto callándose, que creer salir ganando contestando.

17.- Al clarear el día, se presentó Jesús en la orilla del lago. (10 abr 2016).

El mar es el símbolo del mundo actual, agitado por la tempestad de los asuntos y la marejada de la vida caduca. La orilla firme es la figura del reposo eterno. Los discípulos trabajan en el mar ya que todavía siguen en la lucha contra las olas de la vida mortal. Pero nuestro Redentor está en la orilla pues ya ha superado la condición de una carne frágil. Por medio de estas realidades naturales, a propósito del misterio de su resurrección, Cristo nos quiere decir: No me aparezco ahora en medio del mar porque ya no estoy con vosotros en el bullicio de las olas.

Por esto dice a los discípulos: Cuando aún estaba entre vosotros, ya os dije que era necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí. De aquí en adelante, ya no estaba con ellos de la misma manera. Estaba allí, apareciendo corporalmente a sus ojos, por su carne inmortal distaba mucho de sus cuerpos mortales. Su cuerpo en la orilla, cuando ellos todavía navegaban por el mar, indica que él había superado aquel modo de existencia, pero que aun así estaba con ellos.

18.- Yo os doy la vida eterna. (17 abr 2016).

Las ovejas del buen Pastor encuentran el pasto, pues todos los que le siguen con un corazón humilde son alimentados con el pasto de las praderas eternamente verdes. ¿Y cuál es el pasto de esas ovejas sino las alegrías interiores de un paraíso eternamente verde? El pasto de los elegidos es el rostro de Dios, siempre presente, y cuando lo contemplamos sin interrupción, el alma se sacia de un alimento de vida.

Busquemos, hermanos queridos, este pasto en el que encontraremos nuestra alegría, fruto de esa fiesta que se celebra en el cielo por tantos de nuestros conciudadanos. Que su júbilo nos estimule. ¡Despertemos nuestras almas, hermanos míos! Que nuestra fe sienta el calor de aquello en lo que creemos, que los bienes de lo alto enciendan nuestros deseos. Amar así ya es estar en camino. No dejemos que ninguna prueba nos desvíe de la felicidad de esta fiesta interior, porque si deseamos llegar a la meta que nos hemos fijado, ninguna dificultad puede disuadirnos de ese deseo. No dejemos que nos seduzcan falsas victorias. Sería estúpido el viajero que, deslumbrado por el espectáculo del maravilloso paisaje, olvidara a mitad de camino el destino de su viaje.

19.- He aquí que nosotros hemos dejado todo por seguirte. (16 ago 2016).

Vosotros habéis entendido, mis queridos hermanos, que Pedro y Andrés han abandonado sus redes para seguir al Redentor a la primera voz de su llamada.Puede ser que alguno se diga: "Para obedecer a la llamada del Señor, ¿qué es lo que estos dos pescadores han abandonado, ellos no tenían casi nada?" Pero, en esta materia, nosotros debemos considerar las disposiciones del corazón antes que la fortuna. Ha dejado mucho el que nada retenía para sí; ha dejado mucho el que lo ha abandonado todo, siendo lo mismo si era poca cosa.

Nosotros conservamos con pasión lo que poseemos, y lo que no tenemos, lo perseguimos con deseo. Sí, Pedro y Andrés han dejado mucho, puesto que uno y otro han abandonado el deseo de poseer. Ellos han cejado mucho, puesto que han renunciado a sus bienes y también han renunciado a su codicia. Siguiendo al Señor, han renunciado a todo lo que habrían podido desear si no le hubieran seguido.

20.- Alzaos, levantad la cabeza, se acerca vuestra liberación. (24 nov 2016).

Las potencias de los cielos serán puestas en movimiento. ¿A quién llama el Señor potencias de los cielos, sino a los ángeles, los arcángeles, los Tronos, las Dominaciones, los principados y los Poderes? Aparecerán visiblemente en el momento de la llegada del Juez...

Entonces verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes con gran poder y majestad; como si claramente nos dijera: verán rodeado de gran pompa y majestad, al que no quisieron dichas para los réprobos; pero para consuelo de los elegidos, dice: Cuando empiecen a cumplirse estas cosas, levantad vuestras cabezas, puesto que se acerca vuestra redención. Es como si la Verdadadvirtiera claramente a sus elegidos diciendo: "En el momento en el que las desgracias del mundo se multiplican, regocijaos. Mientras se acaba el mundo del que nunca fuisteis amigos, la redención que siempre deseasteis se acerca"

Los que aman a Dios son invitados a regocijarse por ver acercarse el fin del mundo, porque encontrarán pronto el mundo que desean, cuando haya pasado aquel al que no están atados. Que los fieles que deseen ver a Dios, se abstengan bien de llorar por las desgracias que golpean el mundo, ya que saben que estas mismas desgracias llegan a su fin. Está escrito en efecto: El que quiere ser amigo de las cosas de este mundo se hace enemigo de Dios. El que, pues, no se regocija por ver acercarse el fin de este mundo, ese muestra que es su amigo, y de ahí da pruebas de ser enemigo de Dios.

Mas no sea así el corazón de los fieles, de los que creen que existe otra vida y los que, por sus actos, prueban que le aman... En efecto, ¿qué es esta vida mortal si no un camino? ¡Qué locura, hermanos míos, agotarse en el camino, no queriendo alcanzar el fin!

21.- Por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos. (05 mar 2017).

Examinando el proceso de la tentación del Señor, podremos comprender con qué profundidad hemos sido librados de la tentación. El enemigo en el origen se enfrentó al primer hombre, nuestro antepasado, por tres tentaciones: lo intentó por la glotonería, la vanagloria y la avaricia... Por la glotonería le mostró la fruta prohibida del árbol y lo persuadió a comerla. Lo tentó por la vanagloria diciendo: Seréis como dioses. Y lo tentó también por la avaricia diciendo: Conoceréis el bien y el mal. En efecto, la avaricia no tiene solo por objeto el dinero, sino también los honores...

Pero cuando tentó al segundo Adán, los mismos medios que le habían servido para hacer caer al primer hombre vencieron al diablo. Lo tienta por la glotonería pidiéndole: Manda que estas piedras se conviertan en panes; lo tienta por la vanagloria diciéndole: Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo; lo tienta por el ávido deseo de honores, cuando le muestra todos los reinos del mundo y le dice: Todo esto te daré si, postrándote a mis pies, me adoras... Así, habiendo hecho prisionero al diablo, el segundo Adán lo expulsa de nuestros corazones por el mismo camino por donde había entrado. Hay otra cosa que debemos considerar en la tentación del Señor: se limitó a responder al diablo con los preceptos de la Escritura Santa. Lo hizo para darnos ejemplo de su paciencia, e invitarnos así a recurrir a la enseñanza más que a la venganza.

  22.- ¿Habéis visto a aquel que ama mi corazón? (22 jul 2017).

En el sepulcro María buscaba al que no había hallado, lo buscaba llorando y, encendida en el fuego de su amor, ardía en deseos de aquel a quien pensaba que se lo habían llevado. Por esto, ella fue la única en verlo entonces, porque se había quedado buscándolo: ·l que persevere hasta el final se salvará. Porque los santos deseos, en efecto, aumentan con la espera. Si la espera los enfría, es porque no son o no eran verdaderos deseos. Todo aquel que ha sido capaz de llegar a la verdad es porque ha sentido la fuerza de este amor. Por eso dice David: Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?, se le pregunta la causa de su dolor con la finalidad de aumentar su deseo, ya que, al recordarle a quien busca, se enciende con más fuerza el fuego de su amor. Jesús le dice ¡María! Después de haberla llamado con el nombre genérico de "mujer", sin haber sido reconocido.la llama ahora por su nombre propio. Es como si le dijera: "Reconoce a aquel que te reconoce a ti. Yo te conozco, no de un modo genérico, como a los demás, sino de una manera personal". María, al sentirse llamada por su nombre, reconoce al que lo ha pronunciado y, al momento, lo llama: Rabboni, es decir, Maestro, ya que el mismo a quien ella buscaba exteriormente era el que interiormente la instruía para que lo buscase.

23.- Si el grano de trigo muere, da mucho fruto. (26 ene 2018).

El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza. Esta pequeña semilla es para nosotros el símbolo de Jesucristo que, sepultado en la tierra del jardín, surgió poco después en su resurrección yse irguió como un gran árbol. Se puede decir que cuando murió fue como una pequeña semilla. Fue un grano de semilla por la humillación en majestad. Fue un grano de semilla cuando se presentó ante nuestros ojos desfigurado, y un gran árbol cuando resucitó como el más bello de los hombres.

Las ramas de este árbol santo son los predicadores del evangelio, de los cuales nos dice un salmo: A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Los pájaros anidan en sus ramas cuando las almas de los justos se elevan por encima de las seducciones de la tierra, y, apoyándose en sus alas de santidad, encuentran en las palabras de los predicadores del evangelio el consuelo que necesitan en las penas y fatigas de esta vida.

24.- Todos los que le tocaban quedaban curados. (05 feb 2018).

Imaginémonos en nuestro interior a un herido grave a punto de expirar. La herida del alma es el pecado del que la Escritura habla en los siguientes términos: Todos son heridas, golpes, llagas en carne viva, que no han sido curadas no vendadas, ni aliviadas con aceite. ¡Reconoce dentro de ti a tu Médico, tú que estas herido, y descúbrele las heridas de tus pecados! ¡Que oiga los gemidos de tu corazón, él para quien todo pensamiento secreto queda manifiesto! ¡Que tus lágrimas le conmuevan! ¡Insiste hasta la testarudez en tu petición! ¡Que le alcáncenlos suspiros más hondos de tu corazón! Que lleguen tus dolores a conmoverle de manera que te diga: "El Señor ha perdonado tu pecado".

Grita con David, mira lo que dice: Misericordia, Dios mío, por tu inmensa compasión. Es como si dijera: Estoy en peligro grave a causa de una terrible herida que ningún médico puede curar si no viene en mi ayuda el Médico todopoderoso. Para este médico hada es incurable. Cuida gratuitamente. Con una sola palabra restituye la salud. Yo desesperaría de mi herida si no pusiera, de antemano, mi confianza en el Todopoderoso.

25.- Una brecha abierta. (10 mar 2018).

¡Con qué celo el fariseo que subía al templo para la oración pretendía ayunar dos veces por semana y dar el diezmo de todo lo que ganaba! Había fortificado bien la ciudadela de su alma. Se decía: Dios mío, te doy gracias. Había venido con todas las seguridades imaginables ante Dios. Pero dejó un espacio abierto y expuesto al enemigo cuando añade: Porque no soy como el resto de los hombres, ni como ese publicano. Así, por la vanidad ha dejado entrar al enemigo en la ciudadela de su corazón que estaba, no obstante, bien fortificado por sus ayunos y sus limosnas.

Todas las preocupaciones son inútiles cuando queda en nosotros una rendija por donde entrar el enemigo. Este fariseo había vencido la gula por la abstinencia; había dominado la avaricia por su generosidad. Pero ¿Cuántos esfuerzos en vista a esta victoria han sido anulados por un solo vicio, por la brecha de una sola falta? Por esto, no basta con pensar en practicar el bien, sino que debemos vigilar nuestros pensamientos para mantenerlos puros en las buenas obras. Porque si son una fuente de vanidades o de orgullo en nuestro corazón, nuestros esfuerzos estarían llenos de vanagloria y no servirían a la gloria del Creador.

26.- Id a decir a sus discípulos:   Ha resucitado de entre los muertos.  (02 abril 2018).

Con una clara intención se dijo: Va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis. Galilea quiere decir el final del cautiverio. El Redentor ya había pasado de la pasión a la resurrección, de la muerte a la vida, del castigo a la gloria, de la corrupción a la incorruptibilidad. Si los discípulos, después de la resurrección, lo ven primero en Galileo, nosotros lo contemplamos en la alegría, en la gloria de su resurrección cuando abandonamos nuestros vicios para subir a las cimas de la virtud. Hay que emprender un camino: la noticia se da junto al sepulcro, pero Cristo se deja ver en otro sitio.

Había una vida mortal y una inmortal, una corruptible y otra incorruptible, un camino de muerte y otro de resurrección. Vino el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Jesús, y tomó sobre sí la primera vida y nos reveló la segunda, perdió una vida muriendo y nos reveló la segunda resucitando. Si nos hubiera prometido a nosotros, que solo conocemos la vida mortal, una resurrección de la carne sin darnos una prueba palpable, ¿Quién habría dado fe a sus promesas?

27.- Te llama por tu nombre. (03 abril 2018).

María Magdalena dice al Señor: Si te lo has llevado tú... como confesando la causa de sus lágrimas. Ella habla de "él" sin pronunciar su nombre. Esto es propio del amor: lleno de aquel al que ama, el amante cree que todos los demás participan en la misma pasión del amor... María no se imagina que alguien pueda ignorar la causa de su inmenso dolor. Jesús le dice: "María". Hace un momento la llamó con el nombre genérico de su sexo: "Mujer", y no se dio a conocer. Ahora la llama por su nombre propio, como si le dijera sin ambages: "¡Reconoce al que te conoce!" Lo mismo dijo Dios a Moisés, el hombre perfecto: Te conozco por tu nombre, es decir, "no te conozco como el conjunto de las personas, sino que te conozco personalmente".

Así, llamada por su nombre, María reconoce a su creador y le responde al instante: Rabboní, es decir, maestro. Era él a quien ella buscaba fuera, pero él le pedía que lo buscara dentro. María de Magdala se va a anunciar a los discípulos: "He visto al Señor", y les contó lo que Jesús le había dicho. El pecado de los hombres abandona el corazón de donde había salido. Una mujer ofreció en el paraíso al hombre el fruto de la muerte; una mujer anuncia junto a la tumba la vida a los hombres y transmite las palabras del que da la vida.

28.- Jesús se puso a recriminar a las ciudades que no se habían convertido. (17 jul 2018).

Pongamos delante de los aojos de nuestra alma a un hombre gravemente herido, casi a punto de exhalar su último suspiro, y que yace desnudo sobre el polvo de la tierra. En su deseo de ver llegar a un médico, gime y pide a aquel que comprende su estado que tanga compasión. Pues bien, el pecado es una herida del alma. Tú que eres este hombre herido, mira que delante de ti tienes a tu médico y descúbrele las heridas de tus pecados. Que oiga el gemido de tu corazón, él que conoce todos los pensamientos, por secretos que sean. Que le conmuevan tus lágrimas,, y si es preciso pedirle con insistencia, eleva desde el fondo de tu corazón profundos suspiros. Que tu dolor llegue hasta él y alguien te diga a ti también, como a David: El Señor perdona tu pecado.

Misericordia, Dios mío, por tu inmensa misericordia. Aquellos que repiten constantemente sus faltas porque no conocen bien su gran misericordia no alcanzan más que un poco de ternura. Yo he caído en lo profundo, he pecado con conocimiento de causa. Pero tú, médico todopoderoso, corriges a los que te desprecian, instruyes a los que ignoran sus faltas y perdonas a los que te las confiesan.

29.- Tú tendrás un tesoro en los cielos. (20 ago 2018).

Qué persona, cuando ve que alguien renuncia a bienes grandes, no se dice: "Yo querría imitarle, pero no tengo grandes posesiones". Vosotros renunciáis a mucho, hermanos, cuando renunciáis a los deseos terrenos. El Señor ve el corazón, y no la fortuna. No pesa el valor económico del sacrificio, sino la intención de quien lo ofrece. El reino de Dios no tiene precio, y sin embargo te cuesta exactamente lo que tú tienes. A Pedro y a Andrés les costó abandonar una barca y las redes; a la viuda le costó dos monedas de plata; a otro le costó un vaso de agua fresca.

Pero puede ser que tú mismo no tengas un vaso de agua fresca que ofrecer a un pobre en necesidad. En este caso, la Palabra de Dios nos tranquiliza: Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. En efecto, a los ojos de Dios, la mano no está jamás desprovista de presente si el secreto del corazón está lleno de buena voluntad. Si yo no tuviera nada material para ofrecerte, mi Dios, encontraría sin embargo dentro de mí mismo la buena voluntad que depositaría sobre el altar en tu alabanza. Tú te complaces en las ofrendas del corazón.

30.- Nuestras lámparas se apagan. (31 ago 2018).

Las cinco vírgenes insensatas, al coger sus lámparas, habían olvidado llevarse con ellas el aceite; por el contrario, las sensatas junto con sus lámparas traían aceite en jarros. El aceite quiere significar el resplandor de la gloria; los jarros son los corazones dentro de los cuales llevamos todos nuestros pensamientos. Las vírgenes prudentes llevan aceite en sus jarros, porque guardan dentro de su conciencia todo el resplandor de su gloria, como dice san Pablo: Nuestra gloria es el testimonio de nuestra conciencia. Las vírgenes insensatas, por el contrario, no llevan el aceite con ellas porque no llevan su gloria en lo secreto de su corazón; es decir, ellas piden su gloria a las alabanzas de otros.

Pero a medianoche se oye un grito: "¡Mirad que llega el Esposo, salid a su encuentro!" Y todas las vírgenes se levantan. Pero las lámparas de las vírgenes insensatas se apagan, porque sus obras, que a los ojos de los hombres y de lejos parecían resplandecientes, por dentro, a la llegada del Juez, no son más que tiniebla; no reciben de Dios ninguna recompensa puesto que han recibido ya de los hombres las alabanzas que querían.

31.- Dar frutos de perseverancia. (22 sep 2018).

Quela palabra que habéis recibido resuene en el fondo de vuestro corazón y permanezca en vosotros. Procurad que la semilla no caiga al borde del camino, no sea que el espíritu maligno venga y aleje la palabra de vuestra memoria. Tened cuidado de que la tierra rocosa no deje brotar la semilla y no produzca buenas obras, ya que quedaría desprovista de raíces de perseverancia. Muchos, en efecto, se alegran al escuchar la palabra y se disponen a las buenas obras, pero, apenas se presentan las pruebas, renuncian a lo que habían comenzado. Así, el suelo rocoso, por falta de agua, no deja germinar la semilla y no llega a dar el fruto de la perseverancia.

Pero la buena tierra da el fruto de la paciencia, nuestras buenas obras pueden tener valor si soportamos con paciencia la indiferencia de nuestro prójimo. Porque cuanto más progresamos en la perfección, más pruebas tendremos que soportar. Cuando el alma ha abandonado el amor del mundo presente, la hostilidad de este mundo aumenta. Por esto vemos a muchos cargados con pesados fardos aunque sus obras sean buenas. Pero, según la palabra del Señor: Darán fruto por su constancia, soportando con humildad las pruebas, después de haber sufrido con constancia, serán invitados a la paz del cielo.

32.- Yo les doy vida eterna. (12 may 2019).

El Señor afirma: Conozco a mis ovejas, es decir, las amo, y ellas me conocen a mí. Es como si dijese con toda claridad: "Los que me aman me obedecen", pues el que no ama la verdad es que todavía no la conoce. Ved, hermanos, si sois verdaderamente ovejas suyas, ved si de verdad lo conocéis, ved si percibís la luz de la vedad. Me refiero a la percepción no por la fe, sino por el amor y por las obras.

El mismo evangelista Juan, de quien son estas palabras, afirma también: Quién dice: "Yo conozco a Dios", y no guarda sus mandamientos, miente. Por esto, el Señor añade en este mismo texto: Como el Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas, lo que equivale a decir: "En esto consiste mi conocimiento del Padre y el conocimiento que el Padre tiene de mí: en que doy mi vida por mis ovejas; esto es, el amor que me hace morir por mis ovejas demuestra hasta qué punto amo al Padre".

33.- Mujer, ¿por qué lloras? (22 jul 2019).

María se convierte en testigo de la compasión de Dios; sí, esta María de quien un fariseo quería romper su aliento de ternura. Si este hombre fuera un profeta, sabría quién es esta mujer que le toca: una pecadora. Pero las lágrimas de María han borrado la suciedad de su cuerpo y de su corazón; se lanzó a los pies de su Salvador, abandonando los caminos del mal. Estaba también sentada a los pies de Jesús y le escuchaba. Cuando estaba vivo, lo estrechó entre sus brazos; cuando estuvo muerto, lo buscaba. Y encontró vivo a aquel que buscaba muerto. ¡Encontró tal gracia en él que fue ella quien llevó la noticia a los apóstoles, a los mensajeros de Dios!

¿Qué es lo que debemos ver ahí sino la infinita ternura de nuestro Creador que, para avivar nuestra conciencia, por todas partes nos propone el ejemplo de pecadores arrepentidos? Pongo la vista sobre Pedro, miro al ladrón, examino a Zaqueo, me fijo en María, y no veo otra cosa en ellos que llamadas a la esperanza y al arrepentimiento. ¿Tu fe se ve acechada por la duda? Mira a Pedro que llora amargamente su debilidad. ¿Estás inflado de cólera contra tu prójimo? Piensa en el ladrón: en plena agonía se arrepiente y gana la recompensa eterna. ¿La avaricia te seca el corazón? ¿Has robado a alguien? Mira a Zaqueo que devuelve cuatro veces más. ¿Preso de cualquier pasión, has perdido la pureza de la carne? Contempla a María, que purifica el amor a la carne en el fuego del amor divino.

34.- Beberéis mi copa. (25 jul 2019).

Hermanos míos, ya que celebramos hoy la fiesta de un mártir, debemos sentirnos interpelados por la forma de paciencia que practicó. Porque si nos esforzamos, con la ayuda del Señor, en guardar esta virtud, no dejaremos de obtener la palma del martirio, aunque vivamos en la paz de la Iglesia. Hay dos tipos de martirio: uno que consiste en una disposición del espíritu y otro que junta esta disposición del espíritu con los actos exteriores. Por eso podemos ser mártires aunque no muramos ejecutados por la espada del verdugo. Morir de la mano de los perseguidores es el martirio en acto, en su forma visible; soportar los insultos amando al que nos odia es el martirio en el espíritu, en su forma escondida.

Que hay dos tipos de martirios, uno escondido y otro público, lo atestigua el que es la Verdad; cuando pregunta a los hijos del Zebedeo: ¿Podéis beber el cáliz que voy a beber?, replicaron: Podemos; y el Señor responde: Mi cáliz, lo beberéis. ¿Qué debemos entender por este cáliz sino los sufrimientos de la pasión, sobre los que dice en otro lugar: Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz? Los dos hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, no murieron mártires y sin embargo se les dijo que ambos beberían el cáliz. En efecto, aunque Juan no murió mártir, sin embargo, los sufrimientos que no pasó en su cuerpo, los probó en su espíritu. Nosotros también podemos ser mártires sin pasar por la espada si conservamos la paciencia en nuestra alma.

35.-Los trabajadores de la viña del Señor. (21 ago 2019).

El reino de los cielos se compara a un padre de familia que contrata trabajadores para cultivar su viña. Sin embargo, ¿quién puede ser más justamente comparado con este padre de familia que nuestro Creador, que gobierna lo que ha creado y ejerce en este mundo el derecho de propiedad sobre sus elegidos como un maestro sobre los servidores que tiene en su casa? Posee por así decirlo, sarmientos que han producido santos, desde Abel, el justo, hasta el último elegido que nacerá al final del mundo.

Este Padre de familia contrata trabajadores para cultivar su viña, desde el amanecer, a la hora tercera, a la sexta, en la novena y a la undécima hora, ya que no ha cesado de reunir predicadores para instruir a la multitud de fieles. El amanecer del día, para el mundo, era desde Adán a Noé; la tercera hora, de Noé a Abrahán; la sexta, de Abrahán a Moisés; la novena, de Moisés hasta la llegada del Señor; y la undécima hora, desde la venida del Señor hasta el fin del mundo. Los santos apóstoles han sido enviados para anunciar en esta última hora, y aunque han llegado tarde, han recibido un salario completo. Todos aquellos que, a una fe recta, han unido las buenas obras han sido los obreros de esta viña.

36.-Sus ojos estaban ciegos y no eran capaces de reconocerlo. (15 abr 2020).

Dos discípulos de Jesús iban por el camino y, aunque no creían en él, El Señor se les apareció sin presentárseles bajo una forma en que pudieran reconocerle. Así, el Señor llevó a cabo en lo exterior, a los ojos del cuerpo, lo que en ellos se realizaba en el interior, a los ojos del corazón. En el interior de sí mismos, los discípulos amaban y dudaban al mismo tiempo; en lo exterior, el Señor se les hizo presente sin manifestarles que era él. A los que hablaban de él, les ofreció su presencia; pero a los que dudaban de él, les escondió el aspecto que les hubiera permitido reconocerlo. La Verdad, siendo simple, nada hizo con doblez, sino que simplemente se manifestó a los discípulos en su cuerpo de la misma manera que estaba en su espíritu.

Intercambió algunas palabras con ellos, les reprochó su lentitud en comprender, les explicó los misterios de la Santa Escritura que se referían a él. Y sin embargo, para el corazón de los discípulos, por su falta de fe, seguía siendo un extraño. Al fin le ofrecieron hospitalidad como se hace con un viajero. Los discípulos, pues, ponen la mesa y ofrecen algo para comer; y le reconocieron al partir el pan. No han sido iluminados, pues, escuchando los mandamientos de Dios, sino poniéndolos en práctica.

37.- He aquí que lo hemos dejado todo por seguirte. (18 ago 2020)

Vosotros habéis visto, mis queridos hermanos, que Pedro y Andrés abandonaron sus redes para seguir al Redentor a la primera voz de su llamada.

Puede ser que aún así alguno se diga: Para obedecer a la llamada del Señor, ¿qué es lo que estos dos pescadores han abandonado, ellos que no tenían casi nada? Pero en esta materia, nosotros debemos considerar las disposiciones del corazón antes que la fortuna. Ha dejado mucho el que nada retenía para él; ha dejado mucho el que ha abandonado todo, lo mismo si es poca cosa. Nosotros lo que poseemos lo conservamos con pasión, y lo que no tenemos lo perseguimos con el deseo. Sí, Pedro y Andrés han dejado mucho, puesto que el uno y el otro abandonaron el deseo de poseer. Ellos dejaron mucho, puesto que renunciaron a sus bienes y también renunciaron a sus codicias. Siguiendo al Señor, ellos han renunciado a todo lo que habrían podido desear si no le hubieran seguido.

38.- ¿Por qué habéis estado todo el día sin hacer nada? (19 ago 2020)

El amanecer es la infancia de nuestra inteligencia. La tercera hora puede aplicarse a la adolescencia, porque el sol deslumbra ya en los ardores de la juventud que empiezan a calentarse. La sexta hora es la edad de la madurez: el sol se establece allí como su punto de equilibrio, ya que el hombre está en la plenitud de su fuerza. La novena hora designa la vejez, donde el sol desciende, en cierto modo, desde lo alto del cielo, para que los ardores de la edad madura se refresquen. En fin, la undécima hora es la vejez avanzada.

Unos son conducidos a una vida honrada desde la infancia, otros durante la adolescencia, otros en la edad madura, otros en la vejez y otros por fin en edad muy avanzada; es como si fueran llamados a la viña a diferentes horas del día. Examinad vuestro modo de vivir, y ved si vosotros actuáis como obreros de Dios. El que se descuidó de vivir para Dios hasta la última edad es como el obrero que ha estado sin hacer nada hasta la undécima hora. ¿Por qué habéis estado todo el día sin hacer nada? Es como si dijera claramente: "Si no habéis querido vivir para Dios durante vuestra juventud y edad madura, arrepentíos, por lo menos, en vuestra última edad. Venid, a pesar de todo, hacia los caminos de la vida".

39.-Mujer quedas libre de tu imperfección. (26 oct 2020)

Una mujer poseída... estaba encorvada y no podía mirar hacia arriba. El pecador, preocupado por las cosas de la tierra y sin buscar ñlas del cielo, es incapaz de mirar hacia lo alto: como sigue deseos que le llevan hacia abajo, su alma, perdiendo su rectitud, se encorva. Volveos hacia vuestros corazones y examinad continuamente los pensamientos a los que no dejáis de dar vueltas en vuestro espíritu. Uno piensa en honores, potro en dinero, otro en aumentar sus propiedades. Todas estas cosas son bajas, y cuando el espíritu se invierte, se desvía perdiendo su rectitud. Y como no se levanta a desear los bienes de lo alto, es como esta mujer encorvada, que sencillamente no puede mirar hacia lo alto.

Estoy encorvado y encogido hasta el extremo. El hombre, aunque creado para contemplar la luz de lo alto, fue arrojado fuera del paraíso a causa de sus pecados, y las tinieblas que reinan en su alma le hacen perder el apetito de cosas de lo alto y presta toda su atención a las de abajo. Ahora bien, como no solo las cosas de este mundo hacen bajar sus pensamientos, sino que el placer lo hunde, no está solo encorvado, sino "encorvado en exceso".

40.-De ellos es el reino de los cielos. (01 nov 2020)

Jesús dice en el evangelio: Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen, y les doy la vida eterna. Un poco antes había dicho: Quien entre por mí... encontrará pastos. ¿Qué son estos pastos de las ovejas sino los gozos profundos de un paraíso siempre verde?

En estos pastos los que han escapado de la red de los deseos de este mundo se ven eternamente satisfechos. Allí canta el coro de los ángeles, allí se reúnen los habitantes del cielo. Allí encuentran una dulce fiesta los que regresan pasadas las penas después de una triste estancia en el extranjero. Allí se encuentra el coro de los profetas de ojos penetrantes, los doce apóstoles como jueces, el victorioso ejército de los innumerables mártires. En este lugar recibe su recompensa la constancia de los confesores de la fe. Allí se encuentran los hombres fieles a los que los placeres de este mundo no han podido aflojar la fuerza de su alma, las santas mujeres que han vencido al mismo tiempo toda su fragilidad y la de este mundo; allí están los niños que por su manera de vivir han crecido por encima de su edad, los viejos a los que la edad no ha vuelto débiles aquí abajo y no les ha abandonado la fuerza para obrar. Queridos hermanos, pongámonos a buscar esos pastos donde seremos felices en compañía de tantos santos.

41.-Ningún criado puede servir a dos señores. (07 nov 2020)

Querer depositar su esperanza y su confianza en bienes pasajeros es querer poner cimientos en una corriente de agua. Todo pasa; Dios permanece. Apegarse a lo transitorio es desprenderse de lo permanente. ¿Quién, pues, si es arrastrado por los torbellinos agitados de una rápida corriente puede permanecer fijo en su lugar pese a ese torrente agitado? Si queremos evitar ser arrastrados por la corriente, debemos huir a todo lo que fluye; si no, el objeto de nuestro amor nos forzará a llegar a lo que precisamente queremos evitar. El que se apega a los bienes transitorios seguramente será arrastrado allí donde van a parar las cosas a las cuales se aferra. Lo primero que hay que hacer es guardarse de amar los bienes materiales; lo segundo es no poner toda nuestra confianza en los bienes que nos han sido confiados para utilizar, y no para gozar. El alma que se apega a los bienes pasajeros pierde rápidamente su propia estabilidad. El curso de la vida actual trae consigo lo que lleva, y es una loca ilusión, para aquel que es arrastrado por esta corriente, querer permanecer de pie.

42.-Entre vosotros hay uno que no conocéis. (02 ene 2021)

Juan anunció un misterio cuando dijo que Cristo estaba entre los hombres y que no lo conocían, ya que el Señor, cuando se mostró en la carne, se hizo visible en su cuerpo e invisible en su majestad. Y Juan añade: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí; explica las causas de la superioridad de Cristo cuando dice: Porque existía antes que yo, como si dijera claramente: "Si va delante de mí, aunque él nació después que yo, es porque el tiempo de su nacimiento no le pone límites. Nacido de una madre en el tiempo, es engendrado por el padre fuera del tiempo".

Juan muestra humilde respeto y continúa: Yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia. Era costumbre entre los antiguos que, si alguien se negaba a casarse con una joven con la que estaba prometido, esta desataba la sandalia de aquel que se echaba atrás. Pero Cristo ¿no se mostró como el Esposo de la santa Iglesia? Pero, debido a que los hombres pensaban que Juan era el Mesías -cosa que el mismo Juan negaba., se declara indigno de desatar la correa de su sandalia. Es como si dijera: "No me adjudico incorrectamente el nombre del esposo".

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