SAN GREGORIO DE AGRICENTO

24.08.2021

01.- ¡Hoy hemos visto cosas extraordinarias! (16 dic 2015).

Dulce es la luz, y qué bueno es contemplar el sol con los ojos de la carne; por eso ya dijo Moisés: Y Dios vio la luz, y dijo que era buena. Cuán bueno es pensar en la grande, verdadera e indefectible luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, es decir, Cristo, el Salvador y libertador del mundo. Después de haberse desvelado a los ojos de los profetas, se ha hecho hombre y ha penetrado hasta las profundidades más hondas de la condición humana. Es de él de quien habla el profeta Isaías, con su potente voz: El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló.

Así pues, la luz del sol que vemos con nuestros ojos de carne anuncia al Sol espiritual de justicia, el más bello de cuantos se han levantado para aquellos que han tenido el gozo de ser instruidos por él y de contemplarlo con sus ojos de carne cuando vivía entre los hombres como un hombre cualquiera. Y, sin embargo, él no era un hombre cualquiera, puesto que había nacido verdadero Dios, capaz de devolver la vista a los ciegos, de hacer caminar a los tullidos, de hacer oír a los sordos, de purificar a los leprosos y de, con una sola palabra devolver a los muertos la vida.

02.- ¡Hoy hemos visto cosas extraordinarias! (07 dic 2020).

Y Dios vio la luz, y dijo que era buena. Cuán bueno es pensar en la grande, verdadera e indefectible luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, es decir, Cristo, el Salvador y libertador del mundo. Después de haberse desvelado a los ojos de los profetas, se ha hecho hombre y ha penetrado hasta las profundidades más hondas de la condición humana. De él hable el profeta David: Cantad a Dios, tocad en su honor, alfombrad el camino del que avanza por el desierto; su nombre es el Señor: alegraos en su presencia. Y también Isaías, con su potente voz: El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló.

Así pues, la luz del sol vista por nuestros ojos de carne anuncia al Sol espiritual de justicia, el más bello d cuantos se han levantado para aquellos que han tenido el gozo de ser instruidos por él y de mirarle con sus ojos de carne, mientras vivía entre los hombres como un hombre cualquiera. Y, sin embargo, él no era un hombre cualquiera, puesto que había nacido verdadero Dios, capaz de devolver la vista a los ciegos, de hacer caminar a los tullidos, de hacer oír a los sordos, de purificar a los leprosos y de devolver a los muertos la vida con una sola palabra.

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