SAN FRANCISCO DE ASIS

23.08.2021

1. Con sólo tocarle el manto, me curaré. (08 Jul 2013)

Si la bienaventurada Virgen María es honrada de tal manera por haber llevado a Cristo en su seno bendito, si el bienaventurado Juan Bautista tembló hasta el punto de no atreverse a tocar la cabeza sagrada de su Dios, si el sepulcro en el cual el cuerpo de Cristo fue recostado por poco tiempo está ahora envuelto de veneración, mirad cómo deber de ser santo, justo y digno el que toca a Cristo con sus manos, lo recibe en su boca y en su corazón y lo da a los demás como alimento. Tened en cuenta vuestra virginidad, hermanos presbíteros, y sed santos porque él es santo. ¡Gran miseria y miserable flaqueza sería si, teniéndolo así presente entre vuestras manos, os ocuparais en cualquier otra cosa del mundo!

Que tema todo hombre, que tiemble el mundo entero y que exulte el cielo cuando Cristo, el Hijo de Dios vivo, está sobre exaltar entre las manos de un presbítero. ¡Qué admirable grandeza y qué asombrosa bondad! ¡Que sublime humildad! El señor del universo, Dios e Hijo de Dios, se humilló por nuestra salvación hasta el punto de esconderse bajo una pequeña hostia de pan. Fijaos, hermanos, en la humildad de Dios; que vuestros corazones le rindan homenaje. Sed humildes también vosotros para poder ser exaltados por él. Que no os quede nada para vosotros a fin de que el que se da a vosotros todo entero os reciba igualmente por completo.

2.- Ha vuelto para dar gloria a Dios. (13 nov 2013)

Poderosísimo, santísimo, altísimo y soberano Dios, Padre justo y santo, Señor, Rey del cielo y de la tierra, te damos gracias por ser tú quien eres, porque, por tu santa voluntad y por tu Hijo único, con el Espíritu Santo, has creado todas las cosas, espirituales y corporales. Nos has hecho a tu imagen y semejanza, nos has colocado en el paraíso; y nosotros caímos por nuestras faltas.

Te damos gracias porque, igual que tú nos has creado por medio de tu Hijo, así, por medio del santo amor con que nos has amado has hecho nacer a tu Hijo, verdadero Dios y verdadero Hombre, de la gloriosa Virgen, Santa María, y, por su cruz, su sangre y su muerte, has querido rescatarnos de nuestro cautiverio.

Todos somos miserables y pecadores, no somos dignos de nombrarte; te rogamos, pues, aceptes que nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo muy amado en quien te complaces, junto con el Espíritu Santo Paráclito, sea él mismo quien te dé gracias por todo, tal como te place y como a él le place, él, que te basta siempre y en todo, él, por quien has hecho tanto por nosotros. ¡Aleluya!

3.- No llevéis dinero en la faja. (06 feb 2014).

El Señor ordena en el Evangelio que nos guardemos cuidadosamente de todo mal apego y evitemos las preocupaciones de este mundo y los cuidados materiales. Por eso, ningún hermano, ya resida en una casa o esté de viaje, bajo ningún pretexto debe aceptar él mismo ni hacer recoger para sí ninguna moneda de oro ni moneda pequeña, y esto ni para comprar vestido o libros ni como salario por un trabajo, ni bajo ningún pretexto, a no ser en caso de evidente necesidad para los hermanos enfermos. Porque no debemos apreciar el oro ni las monedas más que las piedras. El diablo se ocupa de cegar a los que codician el dinero o le conceden más valor que a las piedras.

Nosotros, que lo hemos dejado todo, no vayamos a perder por tan poca cosa el reino de los cielos. Si en cualquier parte nos encontramos con alguna moneda, no le prestemos mayor atención que al polvo que pisamos con los pies: porque esto es vanidad de vanidades, y todo es vanidad. Todos los hermanos se esforzarán en seguir la humildad y la pobreza de nuestro Señor Jesucristo. Deben alegrarse cuando se encuentren entre gente de baja condición y despreciados, entre pobres e inválidos, enfermos y leprosos y mendigos de las calles. Cuando sea necesario irán a pedir en especie. Que no se avergüencen, sino que se acuerden de nuestro Señor Jesucristo, el Hijo del Dios vivo todopoderoso, que fue pobre y no tuvo cobijo, vivió de limosna él, la bienaventurada Virgen y sus discípulos.

4.- Yo os digo: amad a vuestros enemigos. (17 jun 2014).

Nosotros todos los hermanos, consideremos atentamente lo que dice el Señor: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a aquellos que os odian. Nuestro Señor Jesucristo, del que debemos seguir sus huellas, dio el nombre de amigo a aquel que le traicionó, y se ofreció voluntariamente a los que lo iban a crucificar.

Así pues, son nuestros amigos todos los que nos causan injustamente tribulaciones y angustias, afrentas e injurias, dolores y sufrimientos, martirio y muerte. Debemos amarlos mucho, ya que los golpes que nos dan nos merecerán la vida eterna.

5.- Para que deis fruto y vuestro fruto permanezca. (08 may 2015).

Amemos a Dios y adorémoslo con puro corazón y mente pura. Y amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Y si alguno no quiere amarlo como a sí mismo, al menos no le haga el mal, sino el bien. Los que han recibido la potestad de juzgar a otros, ejerzan el juicio con misericordia, como ellos mismos desean obtener misericordia del Señor. Tengamos, por lo tanto, caridad y humildad; y hagamos limosna, porque ésta lava las almas de las manchas de los pecados. Los hombres pierden todo lo que dejan en este siglo, pero llevan consigo la recompensa de la caridad y las limosnas que hicieron, por las que recibirán del Señor premio y digna remuneración.

Y sobre todos aquellos que cumplan estas cosas y perseveren hasta el fin, se posará el Espíritu del Señor y hará de ellos habitación y morada. Y serán hijos del Padre celestial, cuyas obras realizan. Y son esposos, hermanos y madres de nuestro Señor Jesucristo, el cual dio su vida por sus ovejas y oró al padre por nosotros, diciendo: Padre Santo, guarda en tu nombre a los que me diste, bendícelos y conságralos. También yo me consagro por ellos, para que ellos sean consagrados.

6.- Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón. (04 jun 2015).

Amemos con todo el corazón, con toda el alma, al Señor Dios, que nos dio y nos da a todos nosotros todo el cuerpo, toda el alma y toda la vida, que nos creó, nos redimió y por su sola misericordia nos salvará. Ninguna otra cosa, pues deseemos, ninguna otra queramos, ninguna otra nos agrade y deleite, sino nuestro Creador, Redentor y Salvador, y en quien está todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria de todos los penitentes y justos, de todos los bienaventurados que gozan juntos en los cielos.

Nada, pues, impida, nada separe, nada adultere; nosotros todos, en todo lugar, a toda hora y en todo tiempo, todos los días y continuamente, creamos verdadera y humildemente y tengamos en el corazón y amemos, honremos, adoremos, sirvamos, alabemos y bendigamos al altísimo y sumo Dios eterno, trinidad y unidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas y salvador de todos los que en él creen y esperan y lo aman; que sin principio y sin fin, es inmutable, invisible, inenarrable, inefable, incomprensible, inescrutable, bendito, loable y sobre todas las cosas deseable por los siglos. Amén.

7.- No amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.(11 jun 2015).

Guárdense todos lo hermanos de calumniar y de contender de palabra; más bien, empéñense en callar, siempre que Dios le dé la gracia. Ni litiguen entre sí ni con otros, sino procuren responder humildemente, diciendo: Soy un siervo inútil. Y no sean coléricos, porque todo el que se deja llevar de la ira contra su hermano será condenado en el juicio. Y ámense mutuamente, como dice el Señor: Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Y muestren con obras el amor que se tienen mutuamente, como dice el apóstol: No amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.

A nadie insulten; no murmuren ni difamen a otros, porque está escrito: los murmuradores y difamadores son odiosos para Dios. Y sean mesurados, mostrando una total mansedumbre para que todos los hombres; no juzguen, no condenen. Y, como dice el Señor, no reparen en los pecados más pequeños de los demás, sino, más bien, recapaciten en los propios en la amargura del alma. Y esfuércense en entrar por la puerta angosta, porque dice el Señor: Angosta es la puerta, y estrecha la senda que lleva a la vida, y son pocos los que la encuentran.

8.- Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra. (03 oct 2015)

En la caridad que es Dios, ruego a todos mis hermanos, predicadores, orantes, trabajadores, tanto clérigos como laicos, que procuren humillarse en todo, no gloriarse ni gozarse en sí mismos, ni exaltarse interiormente de las palabras y obras buenas, más aún, de ningún bien que Dios hace o dice y obra alguna vez en ellos y por ellos, según lo que dice el Señor: No os alegréis de que los espíritus se os sometan. Y tengamos la firme convicción de que a nosotros no nos pertenecen sino los vicios y pecados.

El espíritu del Señor, en cambio, quiere que la carne sea mortificada y despreciada, tenida por vil y abyecta. Y se afana por la humildad y la paciencia, y la pura, y simple, y verdadera paz del espíritu. Y restituyamos todos los bienes al Señor Dios altísimo y sumo, y reconozcamos que todos son suyos, y démosle gracias por todos ellos ya que todo bien de él procede. Y el mismo altísimo y sumo, único Dios verdadero, posea, a él se le tributen y él reciba todos los honores y reverencias, todas las alabanzas y bendiciones, todas las acciones de gracias y la gloria, suyo es todo bien; sólo él es bueno. Y, si vemos u oímos decir o hacer mal o blasfemar contra Dios, nosotros bendigamos, hagamos bien y alabemos a Dios, que es bendito por los siglos.

9.- Señor, enséñanos a orar. (16 feb 2016).

Padre nuestro, santísimo, nuestro Creador, nuestro Redentor, nuestro Salvador y nuestro Consolador. Que estás en el cielo, que estás en los ángeles, en los santos, iluminando a todos para que te conozcan, porque tú eres, Señor, la luz; tú los inflamas para que te amen, porque tú eres el Señor, el amor; habitas en ellos llenándolos de tu divinidad para que sean felices, porque tú eres, Señor, el bien supremo, el bien eterno.

Santificado sea tu nombre. Que se haga cada día más claro el conocimiento que tenemos de tu nombre, para que comprendamos la grandeza de tus beneficios, la largueza de tus promesas y la altura de tu majestad, la profundidad de tus juicios.

Venga a nosotros tu reino. Reina en nosotros desde ahora por tu gracia. Introdúcenos un día en tu reino. Donde te veremos, por fin, sin sombra alguna. Donde te amaremos perfectamente. Bienaventurada unión contigo y eterno de estar contigo.

Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Que te amemos con todo corazón, pensando siempre en ti. Con toda el alma, deseándote siempre. Con todo nuestro espíritu, dirigiendo hacia ti nuestras fuerzas procurando únicamente tu gloria. Con todas nuestras fuerzas, gastando todas nuestras energías y nuestros sentidos interiores y exteriores al servicio de tu amor y de nada más.

Que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, atrayéndolos a todos hacia tu amor según nuestras fuerzas.

10.- De ellos es el reino de los cielos. (06 jun 2016).

Dichosos los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios. El siervo de Dios no puede saber cuánta paciencia y humildad posee mientras todo le vaya a satisfacción. Más la paciencia y humildad que tenga el día en que le lleven la contraria quienes debieran darle satisfacción es que tiene y no más.

Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Hay muchos que perseveran en la oración y en los divinos oficios y hacen muchas abstinencias y mortificaciones corporales, pero, por sola una palabra que parece ser injuriosa para sus cuerpos o por cualquier cosa que se les quite, se escandalizan y en seguida se alteran. Esos tales no son pobres de espíritu; porque quien es de verdad pobre de espíritu se odia a sí mismo y ama a los que le golpean en la mejilla.

Dichosos los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios. Son verdaderamente pacíficos aquellos que, en medio de todo lo que padecen en este siglo, conservan la paz del alma y cuerpo, por el amor de nuestro Señor Jesucristo.

Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Son verdaderamente de corazón limpio los que desprecian lo terreno, buscan lo celestial y nunca dejan de adorar y contemplar con corazón y ánimo limpio al Señor Dios vivo y verdadero.

11.- Danos hoy el pan que necesitamos. (16 jun 2016).

Danos hoy el pan de este día,

tu Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo,

para que recordemos, comprendamos y veneremos mejor

el amor que nos tiene y todo lo que por nosotros

ha dicho, hecho y sufrido.

Perdónanos nuestras ofensas

por tu misericordia inefable,

por la fuerza de la pasión de tu Hijo amado,

por los méritos y por la intercesión

de la Virgen María y de todos los elegidos.

Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden,

aunque no perdonamos plenamente,

tú, Señor, haz que sepamos perdonar plenamente;

que amemos de verdad a nuestros enemigos, gracias a ti,

No nos dejes caer en la tentación

sea manifiesta o encubierta,

repentina o latente y prolongada.

Y líbranos del mal

Pasado, presente y futuro. Amén.

12.- Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. (15 oct 2016).

Por el amor de Dios, suplico a los hermanos, -los que predican, los que oran, los que trabajan con sus manos, con sus manos, clérigos y laicos-, que crezcan en la humildad en todo, que no se gloríen vanamente, que se enorgullezcan interiormente por las buenas palabras y las buenas acciones que Dios dice o cumple en ellos o a través de ellos. Dice la palabra del Señor: No os alegréis de que los espíritus se os sometan. Estemos plenamente convencidos de esto: no tenemos nada más que nuestras faltas y pecados. Alegrémonos más bien en las pruebas cuando hemos de soportar, en el cuerpo o en el alma, toda clase de tribulaciones en ese mundo por amor a la vida eterna.

Hermanos guardémonos de todo orgullo y de toda vanagloria. Guardémonos de la sabiduría de este mundo y de la prudencia egoísta. El que es esclavo de sus tendencias egoístas pone mucho interés en preparar discursos, pero poco interés en pasar a las obras. En lugar de buscar la religión y la santidad interior del espíritu, desea una religión y una santidad exteriores bien visibles a los ojos de los hombres. De ellos dice el Señor: Os lo digo en verdad, ya han recibido su paga.

13.- Al que tiene se le dará; pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. (26 ene 2017)

Bienaventurado el siervo que devuelve todos los bienes al Señor Dios, porque quien retiene algo para sí, esconde en sí el dinero de su Señor Dios, y lo que creía tener se le quitará.

Bienaventurado el siervo que no se tiene por mejor cuando es engrandecido y exaltado por los hombres, que cuando es tenido por vil, simple y despreciado, porque cuanto es el hombre delante de Dios, tanto es y no más.

Bienaventurado aquel religioso que no encuentra placer y alegría sino en las santísimas palabras y obras del Señor, y con ellas conduce a los hombres al amor de Dios con gozo y alegría.

Bienaventurado el siervo que, cuando habla, no manifiesta todas sus cosas con miras a la recompensa, y no es ligero para hablar, sino que prevé sabiamente lo que debe hablar y responder. ¡Ay de aquel religioso que no guarda en su corazón los bines que el Señor le muestra y no los muestra a los otros con obras, sino que, con miras a la recompensa, ansía más bien mostrarlos a los hombres con palabras! Él recibe su recompensa, y los oyentes sacan poco fruto.

Bienaventurado el siervo que atesora en el cielo los bienes que el Señor le muestra, y no ansía manifestarlos a los hombres con la mira puesta en la recompensa, porque el Altísimo en persona manifestará sus obras a todos aquellos a quienes le plazca.

Bienaventurado el siervo que guarda en su corazón los secretos del Señor.

14.- Yo os digo: no devolváis mal por mal. (19 feb 2017).

Dice el Señor: Amad a vuestros enemigos (haced el bien a los que os odian, y orad por los que os persiguen y calumnian). En efecto, ama de verdad a su enemigo aquel que no se duele de la injuria que le hace, sino que, por amor de Dios, se consume por el pecado del alma de su enemigo y muestra su amor con obras.

Hay muchos que, cuando pecan o reciben una injuria, con frecuencia acusan al enemigo o al prójimo. Pero no es así, porque cada uno tiene en su poder al enemigo, es decir, al cuerpo, por medio del cual peca. Por eso, bienaventurado aquel siervo que tiene siempre cautivo a tal enemigo entregado en su poder, y se guarda sabiamente de él; porque, mientras haga esto, ningún otro enemigo, visible o invisible, podrá dañarle.

15.- ¿Cómo puedes decir: "Muéstranos al Padre"? (13 may 2017).

Dice el Señor a sus discípulos: Yo soy el camino, la verdad y la vida; ninguno viene al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; y desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: Tanto tiempo con vosotros, ¿y no me conoces Felipe? El que me ve a mí ve también a mi Padre.

Por eso, hijos de los hombres, ¿por qué no reconocéis la verdad y creéis en el Hijo de Dios? Mirad que diariamente se humilla, como cuando vino desde el trono real al seno de la Virgen. Él mismo viene diariamente a nosotros en humilde apariencia. Cada día baja del seno del Padre al altar en manos del sacerdote. Y como se mostró a los santos apóstoles en carne verdadera, así también ahora se muestra a nosotros en el Pan sagrado. Y lo mismo que ellos con los ojos del cuerpo veían solamente su carne, mas con los ojos espirituales creían que él era Dios, así también nosotros, al ver el pan y el vino con los ojos del cuerpo, hemos de ver y creer firmemente que es su santísimo cuerpo vivo y verdadero. Y de ese modo está siempre el Señor con sus fieles, como él mismo dijo: Mirad que yo estoy con vosotros hasta la consumación de los siglos.

16.- Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. (25 ago 2017).

Amemos todos con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con toda la fuerza y poder, con todo el entendimiento, con todas las energías, con todo el empeño, con todo el afecto, con todas las entrañas, con todos los deseos y quereres, al Señor Dios, que nos dio y nos da a todos nosotros todo el cuerpo, toda el alma y toda la vida, que nos creó, nos redimió y por sola su misericordia nos salvará; que nos ha hecho y hace todo bien a nosotros, miserables y míseros, pútridos y hediondos, ingratos y malvados.

Ninguna otra cosa, pues, deseemos, ninguna otra queramos, ninguna otra nos agrade y deleite, sino nuestro Creador, y Redentor, y Salvador, único verdadero Dios, que es bien pleno, todo bien y sumo bien; que es el solo bueno, piadoso, manso, suave y dulce; que es el solo santo, justo, veraz, santo y recto; que es el único benigno, inocente, puro; de quien, y por quien, y en quien está todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria de todos los penitentes y justos, de todos los bienaventurados que gozan juntos en los cielos. Nosotros todos, dondequiera, en todo lugar, a toda hora y en todo tiempo, todos los días y continuamente, creamos verdadera y humildemente y tengamos en el corazón y amemos, honremos, adoremos, sirvamos, alabemos y bendigamos, glorifiquemos y enaltezcamos, engrandezcamos y demás gracias al altísimo y sumo Dios eterno, trinidad y unidad, Padre, e Hijo, y Espíritu Santo.

17.- No he bajado del cielo para hacer mi voluntad, sino la del que me ha enviado. (08 may 2019).

Dios todopoderoso, eterno, justo y bueno, por nosotros mismos no somos más que pobreza. Pero tú, a causa de ti mismo, concédenos hacer eso que sabemos es lo que tú quieres, y querer siempre lo que te complace.

Así, interiormente purificados, iluminados y abrasados por el fuego del Espíritu, llegaremos a ser capaces de seguir las huellas de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y por tu sola gloria, llegar a ti, Altísimo, que, en trinidad perfecta y en simplísima unidad, vives y reinas y recibes toda gloria, Dios todopoderoso por los siglos de los siglos. Amén.

18.- Yo os digo: amad a vuestros enemigos. (16 jum 2020).

Nosotros, todos los hermanos, consideremos atentamente lo que dice el Señor: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a aquellos que os odian. Nuestro Señor Jesucristo, del que debemos seguir las huellas, dio el nombre de amigo a aquel que le traicionó, y se ofreció voluntariamente a los que lo iban a crucificar. Así pues, son nuestros amigos todos los que nos causan injustamente tribulaciones y angustias, afrentas e injurias, dolores y sufrimientos, martirio y muerte. Debemos amarlos mucho, ya que los golpes que nos dan nos merecerán la vida eterna.

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