SAN ELREDO DE RIEVAUX

23.08.2021

1.- Estad en vela y orad: así seréis digno de presentaros ante el Hijo del Hombre. (01 dic 2013).

Este tiempo de Adviento representa las dos venidas de nuestro Señor: primeramente, la dulcisima venida del más bello de los hijos de los hombres, del Deseado de las naciones, la venida en la cual vino al mundo para salvar a los pecadores. Este tiempo nos recuerda también la venida que esperamos con firme esperanza y que debemos traer a menudo a la memoria con lágrimas, la que tendrá lugar cuando el mismo Señor venga visiblemente en la gloria: es decir, el día del juicio. La primera venida la conocieron muy pocos hombres; en la segunda, se manifestará a los justos y a los pecadores tal como lo anuncia el Profeta: Toda carne verá la salvación de Dios.

Sigamos, pues, los ejemplos de los Santos Padres y abrasemos nuestros espíritus de amor y deseo de Cristo. Sabéis bien que la celebración de este tiempofue instituida para renovar en nosotros ese deseo que los antiguos Padres tenían de la primera venida del Señory que, con su ejemplo, aprendamos a desear también su retorno. Pensemos en todo el bien que el Señor llevó a cabo para nosotros en su primera venida; ¡mayor aún será lo que lleve a cabo cuando vuelva! Este pensamiento nos ayudará todavía más su primera venida y a desear aún más su retorno.

2.- Amad a vuestros enemigos. (23 feb 2014).

Nada nos mueve tanto a amar a nuestros enemigos, que es en lo que consiste la perfección de amor fraterno, como considerar con gratitud la paciencia admirable del más bello de los hijos de los hombres. Como un cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Al escuchar estas admirables palabras tan llenas de suavidad, de amor y de serenidad imperturbable, ¿quién podría añadir algo a la suavidad y a la caridad de estas palabras? Y, sin embargo, el Señor añadió todavía algo más, pues quiso también excusar: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Sin duda que se trata de grandes pecadores. pero apenas tienen conciencia de ello; por eso: Padre, perdónalos. Crucifican, pero sin saber a quién crucifican. Piensan que se trata de un transgresor de la Ley, de un usurpador de la divinidad, de un seductor del pueblo. Yo les he ocultado mi rostro. No han podido reconocer mi majestad. Por eso: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".

Para aprender a amar, pues, que el hombre no se deje llevar de los impulsos de la carne. Que todo su afecto lo ponga en la suave paciencia de la carne del Señor. Para encontrar un descanso más perfecto y más dichoso en las delicias de la caridad fraterna, que estreche también a sus enemigos en los brazos del verdadero amor.

3.- Encontraréis vuestro descanso. (06 jul 2014).

Lo que se quejan e la aspereza del yugo quizá es porque o no abandonaron plenamente el gravísimo yugo de la concupiscencia mundana, o abandonándolo, volvieron a tomarlo. ¿Qué hay más dulce que no angustiarse por los torpes movimientos de la carne?

¿Qué hay más cerca de la tranquilidad divina que no conmoverse por las injurias recibidas, ni asustarse por ningún mal o persecución; tener la misma constancia en los sucesos prósperos que en los adversos y tratar igual al amigo y al enemigo, haciéndose semejante al que hace salir su sol sobre buenos y malos, y deja caer la lluvia sobre justos e injustos?

Todo esto se encuentra en la caridad. En ella está la verdadera tranquilidad, la verdadera suavidad, porque ella es el yugo del Señor y, si lo tomamos invitados por el Señor, encontraremos descanso para nuestras almas, pues el yugo del Señor es suave y ligera su carga. Por último, la caridad es paciente, es benigna, no tiene celos, no obra mal, no se infla, no es ambiciosa. Las demás virtudes son para nosotros como vehículo para el cansado en especial para el fatigado, morada para el caminante, plenitud de claridad para el que llega y perfecta corona para el vencedor.

4.- Me llamarán bienaventurada todas las generaciones. (15 ago 2014).

Si al apóstol san Pedro, que no sólo no ha sido capaz de velar una hora con Cristo, sino que incluso llegó a renegar de él, le han sido encomendadas las llaves del reino de loa cielos, ¿de qué elogios Santa María no es digna, ella que llevó en su seno al Rey de los ángeles en persona, al cual los cielos no pueden contener? Si Pablo, que no respiraba más que amenazas y matanzas contra los discípulos del Señor, ha sido arrebatado hasta el tercer cielo, no nos puede sorprender que la santa Madre de Dios, que ha permanecido con su hijo en las pruebas que ha soportado desde la cuna, haya sido elevada al cielo y exaltada por encima de los coros angélicos.

Si hay alegría en el cielo ante los ángeles por un solo pecador que hace penitencia, ¿qué hermosa y alegre alabanza se elevará ante Dios por la persona de Santa María, que nunca ha pecado? Por otra parte, ya que el Señor dijo: El que me sirve, que me siga, y donde yo estoy también estará mi siervo, ¿Dónde pensamos que está su Madre, que le ha servido con tanto empeño y constancia? Si le ha seguido y le ha obedecido hasta la muerte, no nos sorprende que ahora, más que nadie, siga al Cordero dondequiera que vaya.

5.- La venida del Señor. (30 nov 2014).

Ha llegado para nosotros, queridos hermanos, el momento en que debemos cantar la bondad y la justicia del Señor. Se trata de la venida del Señor, la venida del Maestro. El que estuvo presente en su naturaleza viene en su misericordia. Pensad en Dios y ved lo que significa para él dejar tanto poder, cómo se debilita tanta fuerza y cómo se hace irracional tanta sabiduría. ¿Era, acaso, un deber de justicia para con los hombres? ¡Por supuesto que no!

En verdad, Señor, no es mi justicia, sino tu misericordia la que te ha guiado; no es tu pobreza, sino mi necesidad. En efecto, ti has dicho: La misericordia se construye en el cielo. Así es, ya que la pobreza abundaba en la tierra. Por eso, yo cantaré para ti, Señor, la misericordia que has demostrado con tu venida. El Señor se ha mostrado humilde en su humanidad, poderoso se ha mostrado humilde en su humanidad, poderoso en sus milagros, suave en la acogida de los pecadores: todo esto proviene de su misericordia, todo esto proviene de sus entrañas bondadosas. Por eso, cantaré, Señor, tu misericordia, demostrada desde tu primera venida. Y con razón, porque la tierra está llena de la misericordia del Señor.

6.- Eva se transforma en Ave. (21 dic 2015).

Adán había escalado el monte de la soberbia: el Hijo de Dios ha querido descender al valle de la humildad. Ha encontrado un valle donde descender. ¿Y dónde se encuentra? No en ti, Eva, madre de nuestra desgracia, no en ti, sino en la bienaventurada María. Ella es exactamente este valle de Hebrón por su humildad y por su fuerza. Es fuerte por su participación en la fuerza sobre la que se ha escrito: El Señor es fuerte y todopoderoso. Es esta mujer fuerte de quien dice Salomón: Una mujer fuerte ¿quién la encontrará?

Eva, aunque creada en el paraíso sin corrupción ni suciedad, sin enfermedad ni dolor, se ha mostrado muy débil, muy enferma. La mujer fuerte ¿quién la encontrara? ¿Se la puede encontrar en esta tierra de miseria, ya que no se la ha podido hallar en la felicidad del paraíso? Puesto que una mujer se ha revelado tan débil en el paraíso, ¿quién podrá encontrar aquí a la mujer valiente?

7.- Se le dará el nombre de Enmanuel. (29 dic 2016).

"Enmanuel, que quiere decir "Dios con nosotros". ¡Sí, Dios con nosotros! Hasta entonces se había dicho "Dios está por encima de nosotros", "Dios frente a nosotros", pero hoy es el "Enmanuel". Hoy es Dios con nostros en nuestra naturaleza, con nosotros en su gracia; con nosotros en nuestra debilidad, con nosotros en su bondad; con nosotros en nuestra miseria, con nosotros en su misericordia; con nosotros por amor, con nosotros por lazos de familia; con nosotros por su ternura, por nosotros por su compasión...

¡Dios con nosotros! No le habéis visto vosotros, hijos de Adán, subir al cielo para ser Dios; Dios desciende del cielo para ser Enmanuel, Dios-con-nosotros. ¡Viene a nosotros para ser Enmanuel, Dios-con-nosotros, y nosotros descuidamos ir a Dios para ser en él! Oh, vosotros, humanos ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor, amaréis la falsedad y buscaréis el engaño? Mirad que ha venido la verdad: ¿por qué amáis la falsedad y buscáis el engaño? Mirad que ha venido la palabra verdadera e inalterable; ¿por qué buscáis el engaño? Aquí tenéis al Enmanuel, aquí tenéis a Dios-con-nosotros.

¿Cómo podía él estar más cerca de mí? Pequeño como yo, debil como yo, pobre como yo... en todo se ha hecho semejante a mí, tomando lo que es mío y dando lo que es suyo. Yo yacía mueerto, sin voz, sin sentido; ya ni tan solo poseía la luz de mis ojos. Hoy él ha descendido, este hombre tan grande, este profeta poderoso en obras y palabras. Ha puesto su rostro sobre mi rostro, su boca sobre mi boca, sus manos sobre mis manos, se ha hecho el Enmanuel ¡Dios con nosotros!

SAN ELREDO DE RIEVAUX
SAN ELREDO DE RIEVAUX

8.- Marta y María. (10 oct 2017).

Una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía Marta una hermana llamada María. Si nuestro corazón es el lugar donde reside Dios, es justo que estas dos mujeres también estén allí: una, sentada a los pies de Jesús para escucharlo; la otra, ocupada en darle de comer. Mientras Cristo esté en la tierra, pobre, hambriento, sediento, tentado, será necesario que estas dos mujeres habiten en la misma casa, que en un mismo corazón residan estas dos actividades.

Así, pues, durante esta vida de miseria y trabajos es necesario que Marta habite en nuestra casa. Mientras tengamos necesidad de comer y beber, tendremos también necesidad de dominar nuestras pasiones, nuestro cuerpo, por los desvelos del ayuno y del trabajo. Esta es la parte de Marta. Pero también hace falta que esté presente en nosotros María, la actividad espiritual, ya que no nos debemos entregar sin cesar a los ejercicios corporales, también nos hace falta descansar, gustar cuán bueno y cuán suave es el Señor, sentarnos a los pies de Jesús y escuchar su Palabra.

9.- Mi yugo es ligero. (19 jul 2018).

Los que se lamentan de la dureza del yugo del Señor quizá no han rechazado completamente el yugo pesado de la codicia del mundo o, si lo han rechazado, de nuevo se han sujetado a él, para mayor vergüenza suya. Por fuera soportan el yugo del Señor, pero por dentro sus espaldas siguen sujetas a las cargas de las preocupaciones del mundo. Consideran como yugo pesado del Señor las penas y dolores que ellos se infligen a sí mismos cuando el yugo del Señor es suave y su carga ligera.

En efecto, ¿qué hay más dulce, de más glorioso, que verse elevado por encima del mundo por el menosprecio que se ha hecho de uno e, instalado en la cumbre de una conciencia en paz, tener el mundo entero bajo los pies? Entonces no desea nada, nada teme, nada se envidia, nada propio se le puede quitar, ningún mal se le podría causar. La mirada del corazón se dirige hacia la herencia incorruptible, pura, imperecedera que os está reservada en el cielo. Con una grandeza del alma, se hace poco caso de las riquezas del mundo: estas pasan, se marchitan: Toda carne es hierba, y su belleza como flor campestre; se agosta la hierba, se marchita la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece por siempre. En la caridad, y solo en la caridad, reside la verdadera tranquilidad, la verdadera dulzura, porque este es el yugo del Señor.

10.- ¿Quién puede perdonar pecados sino Dios? (10 dic 2018).

¡Oh desdichado Adán! ¿Qué buscas que sea mejor que la presencia divina? Pero hete aquí, ingrato rumiando tu fechoría: No; ¡seré como Dios! ¡Qué orgullo tan intolerable! Acabas de ser hecho de arcilla y barro y, en tu insolencia, ¿quieres hacerte semejante a Dios? Es así como el orgullo ha engendrado la desobediencia, causa de nuestra desdicha. ¿Qué humildad podría compensar orgullo tan grande? ¿Es que hay obediencia de hombre capaz de rescatar semejante falta? ¿Cómo puede un cautivo liberar a otro cautivo?; ¿cómo puede un impuro liberar a otro impuro? Dios mío, ¿va a perecer vuestra criatura? ¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad, o la cólera cierra sus entrañas? ¡Oh no!: Mis pensamientos son de paz y no de aflicción, dice el Señor.

¡Apresúrate, pues, Señor; date prisa! Mira las lágrimas de los pobres; fíjate, el gemido de los cautivos llega hasta ti. Tiempo de dicha, día amable y deseado, cuando la voz del Padre exclama: Por la opresión del humilde, por el gemido del pobre, yo me levantaré. Sí, ven a salvarnos, Señor, ven tú mismo, porque se acaban los buenos.

11.- Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. (29 jun 2019).

Todos los apóstoles son columnas de la tierra, pero en primer lugar los dos de los que celebramos la fiesta. Son los dos pilares que sostienen la Iglesia por su enseñanza, su oración y su ejemplo de su constancia. El Señor mismo es quien ha construido estas columnas. Al principio, eran débiles y no podían sostenerse, ni ellos ni los demás. Y aquí apareció el gran amor del Señor: si hubieran sido siempre fuertes, habríamos podido pensar que su fuerza dimanaba de ellos. También el Señor, antes de fortalecerlas, quiso mostrar de lo que eran capaces para que todos supieran que su fuerza viene de Dios.

Es el Señor quien ha construido estos pilares de la tierra, es decir, de la santa Iglesia. Por eso debemos alabar de todo corazón a nuestros Santos Padres, que han soportado tantas penas por el Señor y que han perseverado con tanta fortaleza. Es grande quien, después de ser lapidado, flagelado y golpeado por Cristo, persevera con Cristo. Es grande Pablo, que, tras ser maldecido, se gloría de ello. ¿Qué podemos decir de Pedro? Incluso si no hubiera padecido nada por Cristo, bastaría para festejarlo hoy que haya sido crucificado.

SAN ELREDO DE RIEVAUX
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12.- Entrar en la verdadera paz del sábado. (09 sept 2019).

Cuando el hombre, apartándose del bullicio exterior, se ha recogido en el secreto de su corazón, cerrando la puerta a la muchedumbre ruinosa de las vanidades, cuando en él no queda nada de agitación ni de desorden, nada que le atraiga, nada que le atenace, está en la gozosa celebración de un primer sábado. Pero puede salir de esta cámara íntima en la que se aloja su corazón para entrar en el descanso gozoso y pacífico de la dulzura del amor fraterno. Está en el segundo sábado: el de la caridad fraterna...

Una vez purificada por estas dos formas, de amor a sí misma y a su prójimo, el alma aspira tanto más ardientemente los gozos del abrazo divino cuanto más asegurada está. Ardiendo en un deseo extremo, su mirada va más allá del velo de la carne y, entrando en el santuario en que Cristo es espíritu ante su rostro, queda totalmente absorbida por una luz indecible y de dulzura no habitual. Habiéndose hecho el silencio en relación a todo lo que es corporal, sensible, cambiante, con una mirada penetrante se fija en lo que es, lo que siempre permanece, idéntico a sí mismo, lo que es uno. Libre para ver que el mismo Señor es Dios, celebra sin ninguna duda el "sábado de los sábados" en los dulces brazos de la misma Caridad.

13.- Estad en vela y orad. (01 dic 2019).

Este tiempo de adviento representa las dos venidas de nuestro Señor: primeramente la dulcísima venida del más bello de los hijos de los hombres, del Deseado de todas las naciones, que manifestó visiblemente a este mundo su presencia en la carne largo tiempo esperada y ardientemente deseada por todos los santos padres: la venida en la cual vino al mundo para salvar a los pecadores. Este tiempo nos recuerda también la venida que esperamos con firme esperanza y que debemos a menudo traer con lágrimas a la memoria, la que tendrá lugar cuando el mismo Señor venga visiblemente en la gloria: es decir, el día del juicio cuando vendrá visiblemente para juzgar. Sigamos pues, los ejemplos de los santos padres, vivamos de nuevo su deseo y abrasemos nuestros espíritus del amor y el anhelo de Cristo. Sabéis bien que la celebración de este tiempo fue instituida para renovar en nosotros ese deseo de los antiguos padres de la primera venida del Señor y, con su ejemplo, aprendamos a desear también su retorno. Pensemos en todo el bien que, por nosotros, el Señor realizó en su primera venida, ¡cuánto mayor aún será lo que lleve a cabo cuando vuelva! Este pensamiento nos ayudará a amar todavía más su venida pasada y a desear todavía más su retorno.

14.- El Señor del sábado. (21 ene 2020).

Cuando el hombre se aleja de la barahúnda exterior, se recoge en el secreto de su corazón, cierra la puerta a la multitud de vanidades ruidosas, cuando se aparta de sus tesoros, cuando ya no queda en él nada le constriñe, al contrario: cuando todo en el hombre es serenidad, armonía, paz, tranquilidad , y cuando todos sus pequeños pensamientos, palabras y acciones sonríen como se sonríe al padre de familia cuando esta se reúne en la paz, entonces nace en su corazón, de repente, una maravillosa seguridad. De esta seguridad viene un gozo extraordinario, y de este gozo brota un canto de alegría que se convierte en alabanza de Dios tanto más ferviente cuanto más conciencia se tiene de que todo bien nos viene dado de parte de Dios.

Esta es la gozosa celebración del sábado que viene precedida de los seis días en que se realizan las obras. Primero hay que sudar en el cumplimiento de nuestras tareas y obras buenas para, luego, poder reposar en la paz de nuestra conciencia. En este sábado el alma gusta cuán bueno es Jesús.

15.- El Hijo del hombre es señor del sábado. (05 sep 2020).

Cada uno de los días de la creación es grande, pero ninguno puede compararse con el séptimo; porque no es la creación de uno u otro elemento natural lo que se propone a nuestra contemplación, sino el descanso del mismo Dios y la perfección de todas las criaturas. Porque leemos: Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había hecho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho. ¡Grande es este día, insondable su reposo. Magnífico este sábado! Este día no viene, marcado por el recorrido del sol visible, no comienza cuando este se levanta, ni se acaba cuando se pone; no tiene ni mañana ni atardecer.

Escuchemos al que nos invita al descanso: Venid a mí, todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Es la preparación del sábado. En cuanto al mismo sábado, escuchamos además: Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Este es el reposo, la quietud, el verdadero sábado. Porque este yugo no pesa, sino que une; esta carga tiene alas, no peso. Este yugo es la caridad, la carga es el amor fraterno. Aquí es donde se encuentra el descanso, donde se celebra el sábado, donde uno se libera de la esclavitud. Y si, por casualidad, nuestra debilidad deja escapar alguna falta, la fiesta de este sábado no se interrumpe. Porque la caridad cubre una multitud de pecados.

SAN ELREDO DE RIEVAUX
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16.- A causa de mi nombre. (26 dic 2020).

Tenemos aún en nuestros brazos al hijo de la Virgen, los ángeles todavía cantan la gloria de Dios y los pastores se regocijan. ¿Quién apartaría su mirada de un nacimiento así? Sin embargo, mientras seguimos impresionados, Esteban, lleno de gracia y de verdad, realizaba grandes prodigios y señales milagrosas en medio del pueblo. ¿Debemos alejarnos del rey para poner la mirada en el soldado? El mismo rey nos invita a hacerlo; el hijo del rey asiste, en el dolor de su corazón, al combate de su soldado victorioso.

Esteban, lleno de gracia y de poder, revestido de gracia y protegido por el escudo del poder divino, realizaba grandes prodigios y señales milagrosas en medio del pueblo. Entonces algunos se indignaron contra este testigo. Pero la voz del hombre libre se eleva, y a partir de sus mismos libros les presenta la palabra de verdad. El Espíritu de Dios se apodera del mártir, que mira hacia el cielo y ve los cielos abiertos y al Hijo del hombre a la derecha de Dios. El Señor se mantiene de pie con quien está en pie, combate con el que lucha, es lapidado con quien lapidamos. Con justo derecho merece el primer lugar entre los mártires, pues expresa de manera admirable su semejanza con el Señor colgado en la cruz, exclamando con fuerte voz: Señor no les tengas en cuenta este pecado. Grande es su grito, pues grande es su amor. Se durmió en el Señor, y reposa en los brazos de Dios.

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