SAN EFREN

23.08.2021

1.- La creación entera está gimiendo con dolores de parto (02-nov-2013).

La contemplación del paraíso me maravilló por su paz y su belleza. Allí reside la belleza sin mancha, allí reside la paz sin tumulto. Dichoso el que sea digno de recibirlo, si no es por la justicia, al menos por piedad.

Cuando mi espíritu regresó a los bordes de la tierra, madre de espinas, vinieron a mí dolores y males de toda clase. Así he aprendido que nuestra tierra es una cárcel. Y, sin embargo, los cautivos que en ella están encerrados lloran al salir de su seno. Los niños lloran también al salir del seno; lloran cuando salen de las tinieblas a la luz, de un espacio estrecho hacia el vasto universo. Así, la muerte es para los hombres una especie de nacimiento. Los que nacen lloran al dejar el universo, madre de dolores, para entrar en el paraíso de delicias.

¡Oh tú, Señor del paraíso, ten piedad de mí! Si no es posible entrar en tu paraíso, al menos hazme digno de los pastos de su entrada. En el centro del paraíso está la mesa de los santos, pero en el exterior los frutos de su cercado caen como migajas para los pecadores que, incluso allí, vivirán gracias a tu bondad.

2.- Elías en el monte Orbe. (14 dic 2013).

Pasó ante el Señor un viento huracanado, que agrietaba los montes y rompía los peñascos: en el viento no estaba el Señor. Vino después un terremoto y rayos del huracán; Elías comprendió que tampoco allí estaba Dios. Estos fenómenos tuvieron por finalidad contener el celo, por otra parte muy loable, del profeta dentro de los límites de su cargo, y enseñarles que, según los signos dados por la autoridad divina, la severidad debe ser atemperada por la misericordia.

Después del fuego se escuchó un susurro ligero. A través de este signo Dios retuvo el celo inmoderado de Elías. Con ello le quiso decir: "¿Te das cuenta de que no son de mi agrado ni los vientos desenfrenados, ni los horribles temblores de tierra, ni me gustan los rayos ni los relámpagos?, ¿por qué no imitas la suavidad de tu Dios? ¿^Por qué no aflojas un poco este celo ardiente que tienes para ser el protector más que el acusador de los hombres de tu pueblo?" El murmullo suave representa el gozo de la vida bienaventurada que será dada al justo cuando, al final de los tiempos, llegue el temible juicio final.

3.- Éste es mi Hijo amado. (16 marzo 2014).

Simón Pedro dice: ¡Señor, quedémonos aquí! ¿Qué dices, Pedro? Si permanecemos aquí, ¿en quién se cumplirán estas palabras: Han atravesado mis manos y mis pies? ¿En quién se cumplirán estas palabras: Se han repartido mis vestiduras, han echado a suertes mi túnica? ¿Quién realizará el anuncio del salmo: Por alimento, me dieron hiel y para mi sed, me dieron vinagre? ¿Cómo se ejecutarán mis promesas, como se construirá la Iglesia? Y Pedro dice aún: Hagamos aquí tres tiendas, una para ti, una para Moisés, una para Elías. Enviado para construir la Iglesia en el mundo, Pedro quiere levantar tres tiendas en la montaña. No ve aún a Cristo más que como hombre, lo pone a la par de Moisés y Elías.

Hablaban aún, y he aquí que una nube luminosa los cubrió con su sombra. ¿Ves, Simón, esta tienda levantada sin esfuerzo? Mientras que los discípulos estaban desconcertados, una voz venida del Padre se hace oír en la nube: ¡Éste es mi Hijo amado, en quien tengo todas mis complacencias, escuchadle! El Padre enseñaba a los discípulos que la misión de Moisés estaba cumplida: en adelante es el Hijo a quien deberán escuchar. En la montaña el Padre revelaba a los apóstoles lo que les había estado oculto: el que es revelada al que es, el Padre deba a conocer a su Hijo.

4.- Yo he venido a este mundo para un desafío:   para que los que no ven puedan ver. 

 (30 mar 2014).

Hizo barro con saliva y la aplicó sobre los ojos del ciego. No es la piscina de Siloé lo que ha abierto los ojos al ciego, como no son las aguas del Jordán las que purifican a Naamán: es el poder del Señor el que lo hace todo. Del mismo modo, no es el agua de nuestro bautismo, sino el nombre de la Trinidad que se pronuncia sobre ella lo que nos purifica. Él frotó sus ojos con barro con el fin de que los fariseos limpiasen la ceguera de su corazón.

El ciego ha lavado el barro de sus ojos, y se ha visto a sí mismo; otros han lavado la ceguera de su corazón, y se han examinado a sí mismos. De este modo, abriendo exteriormente los ojos de un ciego, nuestro Señor abre secretamente los ojos de muchos otros ciegos. En estas pocas palabras del Señor hay escondidos tesoros admirables, y en esta curación ha sido esbozado un signo: Jesús, hijo del Creador.

5.- Igual que el Padre me ha enviado a mí, así os envío yo a vosotros. (08 jun 2014).

Los apóstoles estuvieron allí, sentados en el cenáculo, en la cámara alta, a la espera del Espíritu. Estaban ahí, dispuestos como antorchas, a la espera de ser encendidas por el Espíritu Santo para iluminar toda la creación a través de su enseñanza. Estaban ahí, como los agricultores que llevan la semilla a la espera del momento en que recibirán la orden de sembrar. Estaban ahí, como marineros cuya barca al mando del Hijo está amarrada en el puerto esperando el dulce viento del espíritu. Estaban ahí, como pastores que acaban de recibir su cayado de las manos del gran Pastor de todo el redil y esperan que les sean repartidos los rebaños.

Y empezaron a hablar en distintos idiomas según el Espíritu les concedía expresarse. ¡Oh cenáculo, artesa donde fue arrojada la levadura que ha hecho levantar el universo! Cenáculo, madre de todas las Iglesias; cenáculo que ha visto el milagro de la zarza ardiente, cenáculo que ha sorprendido a Jerusalén con un prodigio mucho mayor que el del horno que maravilló a los habitantes de Babilonia. El fuego del horno quemó a los que estaban alrededor, pero protegió a los que estaban dentro de é; el fuego del cenáculo reúne a los de fuera que desean verlo mientras reconforta a los que lo reciben. ¡Oh fuego cuya visita es palabra, es luz, fuego que conduce los corazones a la acción de gracias!

6.- Glorificaban y alababan a Dios por todo lo que habían visto y oído. (01 ene 2015).

Venid, sabios, admiremos a la Virgen Madre, la hija de David, esta flor de belleza que dio a luz la maravilla. Lo lleva en su seno y canta sus alabanzas con dulces cánticos:

"Tu sitio, hijo mío, está por encima de todo; pero, porque lo quisiste, has puesto tu sitio en mí. ¡Los cielos son demasiado estrechos para tu majestad, y yo, la toda pequeña, te llevo! Que venga Ezequiel, que te vea sobre mis rodillas; que se prosterne y te adore; que reconozca en ti a aquel que vio ocupar un escaño sobre el carro de los querubines, y me llamará bienaventurada por su gracia.

Isaías proclama: He aquí a la Virgen que concebirá y dará a luz un hijo: venid, contempladme, regocijaos conmigo. He aquí que he dado a luz manteniendo intacto el sello de mi virginidad. Mirad al Emmanuel que antaño estaba escondido. Venid a mí, los sabios, cantores del Espíritu, profetas que en vuestras visiones habéis revelado las realidades ocultas, agricultores que, después de la siembra, estáis distraídos en la esperanza. Levantaos, saltad de júbilo. Ha llegado el tiempo de la recolección de los frutos. He aquí en mis brazos la espiga de la vida que da el pan a los hambrientos, que sacia a los hambrientos. Alegraos conmigo: yo he recibido la gavilla del gozo".

7.- La multiplicación de los panes. (26 jul 2015).

En el desierto, nuestro Señor multiplicó el pan, y en Caná convirtió el agua en vino. Acostumbró el paladar de sus discípulos a su pan y a su vino, hasta el momento en que les daría su cuerpo y su sangre. Les dio estas pequeñas cosas generosamente, para que supieran que su don supremo sería gratuito. Se los dio gratuitamente, aunque habrían podido comprarlos, ya que, si bien podían pagar el precio del pan y del vino, sin embargo no podrían pagar su cuerpo y su sangre. Nos dio estos dones gratuitamente para atraernos, con el fin de que fuéramos a él y recibiéramos gratuitamente para atraernos, con el fin de que fuéramos a él y recibiéramos gratuitamente este bien inmenso de la Eucaristía.

Estas pequeñas porciones de pan y de vino que nos dio eran dulces a la boca, pero el don de su cuerpo y de su sangre es útil para el espíritu. Nos atrajo con estos alimentos agradables hacia el palacio, con el fin de acercarnos a loo que da vida a nuestras almas. La acción del Señor lo puede todo: multiplicó un poco de pan. Lo que los hombres hacen y transforman en diez meses de trabajo, sus diez dedos lo hicieron en un instante. De una pequeña cantidad de pan surgió una multitud de panes; fue como en el momento de la primera bendición: Sed fecundos, multiplicaos, cubrid la tierra.

8.- El más pequeño en el reino de Dios es el más grande. (01 ago 2015)

Entre los hombres, ninguno es mayor que Juan. Si todos los santos, justos, fuertes y sabios se reunieran y habitaran en un solo hombre, ellos nunca podrían igualar a Juan el Bautista, del que Jesús dijo que era mucho mayor que los hombres y que pertenecía a la categoría de los ángeles. Por lo que dijo de la grandeza de Juan, el Señor quiso anunciar la abundante misericordia de Dios y su generosidad para con sus elegidos. Juan es grande, pero esta grandeza, en comparación con la gloria que será revelada a los que sean hallados dignos, no es más que un pequeño anticipo. En otras palabras, todas las cosas grandes y admirables de aquí abajo, en comparación con las bienaventuranzas del más allá, aparecen en su pequeñez y su nada.

Juan ha sido hallado digno de los grandes dones de este mundo: La profecía, el sacerdocio y la justicia. Juan es mayor que Moisés y los profetas, pero la ley antigua necesita del Nuevo Testamento, pues el que es el mayor de los profetas dijo el Señor: Yo necesito ser bautizado por ti. Si ningún hombre es mayor que Juan, el precursor del Señor, ¿cómo serán aquellos a los que nuestro Señor lavó los pies y sobre los que sopló su Espíritu?

9.- Vigilad, porque no sabéis el día ni la hora. (28 ago 2015).

Para atajar toda pregunta de sus discípulos sobre el momento de su venida, Cristo dijo: Esa hora nadie la sabe, ni los ángeles ni el Hijo. No os toca a vosotros conocer los tiempos ni las fechas. Quiso ocultarnos esto para que permanezcamos en vela y para que cada uno de nosotros medite en que ese acontecimiento se producirá durante su vida. Velad, pues, cuando el cuerpo duerme. Cuando reina sobre el alma un pesado sopor -por ejemplo, la pusilanimidad o loa melancolía-, es el enemigo quien domina al alma y la conduce contra su propio gusto. Por eso ha hablado nuestro Señor de la vigilancia del alma y del cuerpo, para que el cuerpo no caiga en un pesado sopor ni el alma en el entorpecimiento y el temor, como dice la Escritura: Sacudíos la modorra.

En la parábola de las diez vírgenes, cinco de ellas eran insensatas y cinco eran prudentes. No es la virginidad lo que propiciaba su sabiduría, ya que eran todas vírgenes, sino sus buenas obras. Si tu castidad iguala la santidad de los ángeles no tiene envidia ni otro mal. Así pues, si no te reprenden por la impureza, vigila que tampoco te acuse la ira o la cólera. Mantened vuestras lámparas encendidas, porque el mundo, que está sumergido en la noche, necesita la luz de los justos. Que vuestra luz brille delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

10.- La cruz, un puente tendido sobre el abismo de la muerte. (14 sep 2015).

Nuestro Señor fue pisoteado por la muerte, pero él, a su vez, pisoteó a la muerte, trazando un camino que la aplastaba. Se sometió a la muerte y la soportó deliberadamente para acabar con ella. En efecto nuestro Señor salió cargado con su cruz. Pero desde la cruz gritó, llamando a los muertos que yacían en el abismo. Él es el admirable hijo del carpintero que, sobre el carro de su cruz, vino hasta la garganta voraz del país de los muertos, y condujo así al género humano a la mansión de la vida. Y la humanidad entera, que a causa del árbol del paraíso había sido precipitada en el abismo inferior, por otro árbol, el de la cruz, alcanzó la mansión de la vida. En el árbol en que había sido injertado un esqueje de muerte amarga, se injertó luego otro de vida feliz, para que reconozcamos en él al jefe ante el cual no resiste nada de lo que ha sido creado.

¡Gloria a ti, que con tu cruz has tendido un paquete sobre el abismo de la muerte para que las almas puedan pasar por él desde la región de la muerte a la región de la vida! ¡Gloria a ti, que asumiste el cuerpo mortal de Adán e hiciste de él fuente de vida para todos los mortales! ¡Sí, tú vives para siempre! Tus verdugos sembraron tu vida en las profundidades de la tierra como se entierra el grano de trigo, para que luego brotara y levantara con él a muchos granos.

11.- José, hijo de David, no temas. (18 dic 2015).

José abrazaba

al Hijo del Padre celestial

hecho recién nacido

y lo servía como a su Dios.

Se complacía como en la bondad misma;

lo veneraba como al justo por excelencia.

Grande era su asombro:

¿Cómo es posible,

oh Hijo del Altísimo,

ver en ti a un hijo?

Contra tu madre me irritaba

y pensaba repudiarla.

Y no sabía que en su seño

llevaba un gran tesoro

que enriqueció de improviso mi pobreza.

El rey David surgió de mi raza

y fue coronado.

En lugar de ser rey, soy artesano;

pero me ha tocado una corona,

ya que sobre mi corazón reposa

el Soberano de todos los reinos.

12.- Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo. (05 abr 2016).

El Pastor de todos ha bajado

a buscar a Adán, la oveja perdida;

la puso sobre sus hombros y subió

ofreciéndose como sacrificio al amo del rebaño.

¡Bendito su descenso a nosotros!

Como rocío y lluvia vivificante,

descendió sobre María, la tierra agostada.

Grano de trigo, encerrado en la tierra

Germina en pan tierno.

¡Bendita sea su ofrenda!

Desde arriba descendió el poder hacia nosotros;

en el seno de la Virgen brilló la esperanza

de la tumba, la vida ha surgido para nosotros.

Está sentado a la derecha del padre como Rey nuestro.

¡Bendita sea su gloria!

Descendió como torrente desde las alturas,

brota de María como retoño;

colgado del leño como un fruto,

sube al cielo como ofrenda de primicias.

¡Bendita sea su voluntad!

13.- María guardaba todas estas cosas en su corazón. (25 dic 2016).

Con palabras sublimes, ¡Cómo se me parece!

ardiente de amor, ¡Mientras que con Dios

María también lo mecía: habla el silencio!

"¿Quién me concedió, a mí, ¿Quién jamás vio a

concebir y dar a luz un recién nacido mirar

al que es el único y el múltiple, en todo lugar todas las cosas?

el Pequeño y el Grande? Su mirada da a entender

Está entero cerca de mí, que es él quien dirige

y por completo cerca toda la creación de arriba abajo.

de todo el universo. Su mirada da a entender

El día en que Gabriel mismo que es el sueño

entró en mi pobre casa, de todo el universo.

me saludó como a noble ¿Cómo abriré una

dama siendo sirvienta: fuente de leche para ti,

¡si yo era la sierva de que eres la Fuente?

tu divinidad!, pero ¿Cómo te alimentaré

soy la madre también a Ti que alimentas a todo ser

de tu humanidad de tu mesa?

¡mi Señor y mi hijo! ¿Cómo te cubriré de mantillas,

a Ti que estás vestido de esplendor?

La sierva de repente Mi boca no sabe

se hizo hija de rey cómo llamarte,

¡por ti, Hijo de rey! ¡Oh, Hijo del Dios vivo!

¡por ti hijo de David Si me atrevo a llamarte

la más humilde hijo de José, tiemblo porque

en la casa de David, no eres de su semilla...

una chica de la tierra Aunque seas el Hijo del Único

alcanza hasta el cielo, en lo sucesivo te llamaré

¿por aquel que es el cielo! el hijo de un gran número

¡Qué maravilla! porque para ti no bastan

¡Cerca de mi reposa millares de nombres:

este recién nacido, el más eres el Hijo de Dios, pero

Anciano de todos los tiempos! también hijo del hombre.

Fija su mirada sobre el cielo Y luego, hijo de José

entero mientras que sin tregua e hijo de David

sus labios balbucean. e hijo de María.

14.- Yo soy la resurrección y la vida (02 abr 2017).

Cuando preguntó: ¿Dónde lo habéis puesto?, los ojos de nuestro Señor se llenaron de lágrimas. Sus lágrimas fueron como la lluvia, Lázaro como el grano, y el sepulcro como la tierra. Gritó con voz potente, la muerte tembló a su voz, Lázaro brotó como el grano, salió y adoró al Señor que lo había resucitado. La fuerza de la muerte que había triunfado después de cuatro días es pisoteada para que la muerte supiera que al Señor le era fácil vencerla al tercer día; su promesa es verídica: había prometido que él mismo resucitaría el tercer día.

Acércate y quita la piedra. ¿Acaso el que resucitó a un muerto y le devolvió la vida no podía abrir el sepulcro y derribar la piedra? Ciertamente, habría podido también quitar la piedra por su palabra aquel cuya voz, mientras estaba suspendido de la cruz, quebró las piedras y el sepulcro. Pero, como era amigo de Lázaro, dice: "Abrid, para que el olor de la podredumbre les golpee, y desatadlo vosotros que lo habéis envuelto en un sudario, para que reconozcáis bien al que habíais sepultado".

15.- Cristo viene en ayuda de la humanidad herida. (14 jun 2017).

¿Cuál es el mayor y primer mandamiento de la Ley? Jesús le responde: Amarás al Señor, tu Dios, y al prójimo como a ti mismo. El amor de Dios nos libera de la muerte, y el amor del hombre del pecado, ya que nadie peca contra el amor al `prójimo? ¿Qué alma puede hacer fructificar en ella, con respeto a todo el mundo, el amor sembrado en ella por este precepto: "Ama al prójimo como a ti mismo"? Nosotros solos somos incapaces, somos instrumento de este deseo de Dios: es suficiente el fruto de la caridad sembrado por Dios mismo.

Dios puede, debido a su naturaleza, realizar todo lo que él quiere; ahora bien, quiere dar la vida a los hombres. Los ángeles, los reyes y profetas pasaron, pero los hombres no fueron salvados, hasta que descendió de los cielos el que nos tiene cogidos de la mano y nos resucita.

16.- Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan... vino para dar testimonio de la verdad. (24 jun 2017).

Es a ti, Juan, a quien reconocemos como al nuevo Moisés, porque tú has visto a Dios, no en símbolo, sino con toda claridad. Es a ti a quien miramos como a un nuevo Josué: tú no has pasado el Jordán desde una a otra orilla, pero con el agua del Jordán, tú has hecho pasar a los hombres de un mundo a otro... Tú eres el nuevo Samuel que no has ungido a David, pero has bautizado l Hijo de David. Tú eres el nuevo David, que no has sido perseguido por el mal rey Saúl, pero has sido muerto por Herodes. Tú eres el nuevo Elías, alimentado en el desierto no con pan y por un cuervo, sino de saltamontes y miel por Dios. Tú eres el nuevo Isaías que no has dicho: Mirad, una virgen concebirá y dará a luz, sino que has proclamado delante de todos: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

¡Dichoso tú, Juan, elegido de Dios, tú, que has puesto la mano sobre tu Maestro, tú, que has puesto la mano sobre tu Maestro, tú, que has cogido en tus manos la llama cuyo resplandor hace temblar a los ángeles! ¡Estrella de la mañana, has mostrado al mundo la Mañana verdadera; aurora gozosa, has manifestado el día de gloria; lámpara que brilla, has designado a la Luz sin igual!¡Mensajero de la gran reconciliación con el Padre, el arcángel Gabriel ha sido enviado delante de ti para anunciarte a Zacarías, como un fruto fuera de tiempo! El más grande entre los hijos de los hombres vienes delante del Emmanuel, de aquel que sobrepasa a toda criatura; ¡primogénito de Isabel, tú precedes al Primogénito de toda la creación!

17.- Entonces verás claro. (18 sep 2017).

Señor, con la meridiana luz de tu sabiduría, disipa las tinieblas nocturnas de nuestra mente, para que, iluminada, te sirva en la renovación de nuestra vida purificada. La salida del sol señala el comienzo de las obras de los mortales; prepara en nuestros corazones una mansión para aquel día que no tiene ocaso. Concédenos que en nuestra persona lleguemos a ver la vida resucitada y que nada aparte nuestras mentes de tus delicias. Imprime en nuestros corazones, por nuestra asidua búsqueda de ti, el sello de ese día sin fin que no comienza con el movimiento y el curso del sol.

A diario te abrazamos en tus sacramentos y te recibimos en nuestro cuerpo. Haznos dignos de sentir en nuestra persona la resurrección que esperamos. Con la gracia del bautismo, hemos escondido tu tesoro en nuestros corazones. Que seamos capaces de comprender la belleza de nuestra condición mediante esa belleza espiritual que crea tu voluntad inmortal en las mismas criaturas mortales. Que tu resurrección, oh Jesús, preste su grandeza a nuestro hombre espiritual; que la contemplación de tus misterios nos sirva de espejo para conocerla. Concédenos, Señor, llegar cuanto antes a nuestra ciudad y, al igual que Moisés desde la cumbre del monte, poseería ya por tu revelación.

18.-¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos. (24 sep 2017).

Estos hombres querían trabajar pero nadie les había contratado; eran trabajadores, pero estaban sin hacer nada por falta de trabajo y de amo. Seguidamente, una voz les ha contratado, una palabra los ha puesto en camino y, en su celo, no ajustaron el precio de su trabajo como lo habían hecho los primeros. El amo ha evaluado su trabajo con prudencia y les ha pagado tanto como a los demás. Nuestro Señor pronunció esta parábola para que nadie diga: "Puesto que no fui llamado cuando era joven, no puedo ser recibido". Enseñó que sea cual sea el momento de su conversión, todo hombre es acogido. Salió al amanecer, a media mañana, hacía mediodía y a media tarde, y al caer la tarde": con lo cual da a entender desde el inicio de su predicación, después a lo largo de su vida, hasta la cruz porque es "a la hora undécima" que el ladrón entró en el Paraíso. Para que nadie se queje del ladrón, nuestro Señor afirma su buena voluntad: si le hubieran contratado antes, hubiera trabajado: Nadie nos ha contratado.

Lo que damos a Dios es muy poco digno de él y lo que nos da es muy es muy superior a nosotros. Se nos contrata para un trabajo proporcionado a nuestras fuerzas, pero se nos propone un salario mucho mayor que el que merece nuestro trabajo. Se trata de la misma manera a los primeros que a los últimos "recibieron un denario cada uno" que llevaba la imagen del Rey. Todo esto significa el pan de vida que es el mismo para todos; es único el remedio de vida para los que lo comen.

En el trabajo de la vida no se puede reprochar al amo su bondad, y nada hay que decir de su rectitud. Según su rectitud, da tal como estaba convenido, y según su bondad, muestra su misericordia como quiere. Es para darnos esta enseñanza que nuestro Señor dijo esta parábola, y la resumió con estas palabras: ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos?

19.- Le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. (09 feb 2018).

A través de los dedos tangibles, el sordomudo percibió la divinidad inalcanzable cuando se le soltó la lengua y cuando las puertas cerradas de sus oídos se abrieron. Porque el arquitecto y artesano del cuerpo llegó hasta él, y con una palabra cariñosa abrió, sin dolor, las puertas de sus oídos y de su lengua. Entonces, esta lengua, incapaz de proferir una palabra, prorrumpió en alabanzas hacia aquel que la hizo fecunda dándole el fruto de una alabanza.

Además, el Señor hizo barro con su saliva y lo extendió sobre los ojos del ciego de nacimiento para darnos a entender que le faltaba una cosa, igual que al sordomudo. La imperfección innata de nuestra condición humana fue suprimida gracias a la levadura que viene del cuerpo perfecto de Cristo. Para completar lo que faltaba a estos cuerpos humanos les dio algo de sí mismo, igual que se da a comer en la Eucaristía. Por este medio hace desaparecer las deficiencias y resucita los muertos, para que podamos reconocer que, gracias a su cuerpo, donde habita la plenitud de la divinidad, los defectos de nuestra humanidad son colmados por la verdadera vida que nos es dada a los mortales por este cuerpo del Señor donde habita la verdadera vida.

20.- Cuando sea levantado sobre la tierra, atraeré todo hacía mí. (30 mar 2018).

Durante el juicio, la Sabiduría se calla y la Palabra no dice nada. Sus enemigos lo desprecian y lo crucifican. Aquellos a quienes ayer había dado su cuerpo como alimento lo miran de lejos. Pedro, el primero de los apóstoles, huyó el primero. Andrés también se fue, y Juan, que descansaba sobre el pecho del Señor, no impidió que un soldado le traspasara el costado con una lanza. Los Doce han desaparecido; no han dicho ni palabra a favor de Jesús, ellos, por los que él dio su vida. Lázaro no está allí, él que fue rescatado de la muerte. El ciego no ha llorado a aquel que le abrió los ojos a la luz, y el cojo que puede caminar gracias a él no ha corrido tras Jesús.

Solo un bandido, crucificado con él, lo confiesa y lo llama su rey. ¡Oh ladrón, primicia de la cruz, primer fruto del árbol de Gólgota...! El Señor reina, la creación está llena de gozo. La cruz triunfa y todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos vienen a adorar en una sola Iglesia, una sola fe, un solo bautismo en la caridad. La cruz se levanta en el centro del mundo, fijada sobre el calvario.

21.- El Señor del Antiguo y del Nuevo Testamento. (06 ago 2018).

En el momento de la transfiguración, el testimonio que dio el Hijo fue a la vez sellado por la voz del Padre y por la de Moisés y Elías, que aparecen junto a Jesús como sus servidores. Los profetas miran a los apóstoles Pedro, Santiago y Juan; los apóstoles contemplan a los profetas. En un mismo lugar se encuentran los príncipes de la Antigua Alianza y los de la Nueva.

El santo Moisés ha visto a Pedro, el santificado; el pastor escogido por el Padre ha visto al pastor escogido por el Hijo. En otro tiempo, el primero abrió una brecha en el mar para que el pueblo de Dios pudiera pasar entre el oleaje; el segundo ha propuesto levantar una tienda para albergar a la Iglesia. El hombre virgen del Antiguo Testamento ha visto al hombre virgen del Nuevo: Elías ha podido ver a Juan. Aquel que fue elevado a lo alto en un carro de fuego ha visto a aquel que reclinó la cabeza sobre el pecho del Fuego. Y así la montaña ha llegado a ser el símbolo de la Iglesia: Jesús, en su cumbre, unifica los dos Testamentos que esta Iglesia recoge. Ha hecho saber quién es el Señor tanto del Antiguo como del Nuevo.

22.- A la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre. (18 nov 2018).

Para evitar cualquier pregunta indiscreta sobre el momento de su venida, Jesús declara: En cuanto al día y la hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre. Se nos oculta para que estemos en vela y que cada uno de nosotros pueda pensar que este acontecimiento se realizará durante su vida. Si se nos hubiera revelado el momento de su venida, su vuelta sería en vano: las naciones y los pueblos no lo desearían. Él dijo que volvería, pero no ha precisado el momento. Así, todos los pueblos y generaciones y todos los siglos tienen sed de él.

Es cierto que ha dado a conocer los signos de su venida, pero no se ve su realización. En el constante cambio en que vivimos, estos signos ya han tenido lugar y al mismo tiempo perduran. Su última venida es, efectivamente, parecida a la primera. Los justos y los profetas deseaban la primera venida; pensaban verlo en sus días. Asimismo, hoy cada uno de los fieles en Cristo desea acogerlo en su tiempo, tanto más cuando Jesús no ha dicho claramente el día de su aparición. Así, nadie puede creer que Jesús está sometido a la ley del tiempo, a una hora concreta, él, que domina los números y los tiempos.

23.- Le metió los dedos en los oídos. (15 feb 2019).

La fuerza divina que el hombre no puede tocar bajó, se revistió con un cuerpo material para que los pobres pudieran tocarle, y tocando la humanidad de Cristo, percibieran su divinidad. A través de unos dedos de carne, el sordomudo sintió que alguien tocaba sus oídos y su lengua. A través de unos dedos palpables, percibió a la divinidad intocable una vez rota la atadura de su lengua y cuando las puertas cerradas de sus oídos se abrieron.

También el Señor formó con su saliva y lo extendió sobre los ojos del ciego de nacimiento para hacernos comprender que le faltaba algo, igual que al sordomudo. Una imperfección congénita de nuestra masa humana fue suprimida gracias a la levadura que viene de su cuerpo perfecto. Para acabar de dar a estos cuerpos humanos lo que les faltaba, dio algo de sí mismo, igual que él mismo se da como comida en la Eucaristía. Por este medio hace desaparecer los defectos y resucita a los muertos a fin de que podamos reconocer que gracias a su cuerpo, en el que habita la plenitud de la divinidad, los defectos de nuestra humanidad son suprimidos y se nos da la verdadera vida por este cuerpo en el que habita la verdadera vida.

24.- El pueblo que habitaba en las tinieblas vio una gran luz (15 oct 2019)

Jesús, Señor nuestro, Cristo

se nos ha manifestado desde el seno del Padre.

Ha venido a sacarnos de las tinieblas

y nos ha iluminado con su luz admirable.

Ha amanecido el gran día para la humanidad,

el poder de las tinieblas ha sido vencido;

de su luz nos ha nacido una luz

que ilumina nuestros ojos entenebrecidos.

Ha hecho brillar la gloria en el mundo,

ha iluminado los abismos oscuros.

La muerte ha sido aniquilada,

las tinieblas ya no existen,

las puertas del infierno han sido abatidas.

Nuestro Rey viene en su esplendor.

Salgamos a su encuentro

con las lámparas encendidas.

Alegrémonos en él como él se regocija con nosotros

y nos alegra con su gloriosa luz.

25.- María inmaculada, llena de una gracia particular que viene de los méritos de su Hijo. (08 dic 2019)

Vosotros todos, los que discernís, venid, y admiremos

a la virgen que es madre, la hija de David.

Venid y admiremos a la virgen del todo pura,

maravilla en ella misma, única entre lo creado.

Ha dado a luz sin haber conocido hombre,

alma pura, llena por tanta maravilla.

Cada día su espíritu se dedicaba a las alabanzas,

porque se gozaba de la doble maravilla:

¡virginidad conservada, el hijo más amado!

Joven paloma, ha traspasado a esta águila,

el Anciano de días cantando sus alabanzas:

"Hijo mío, el más rico, has escogido crecer

en un nido miserable. Arpa melodiosa,

tú guardas silencio como un niño pequeño.

Permíteme, si te place, que cante para ti"

26.- Quiero, queda limpio. (11 ene 2020).

Dios dio, en el pueblo hebreo, la figura del paraíso:

cualquiera que en el campo se encontraba afectado por la lepra

era expulsado y desterrado fuera de él.

Pero, si era agraciado con la curación,

entonces, con el hisopo, con la sangre y el agua

purificadas por el sacerdote, volvía al campamento,

volviendo a formar parte de la herencia.

Adán era totalmente puro en el Jardín esplendido,

pero cogió la atroz lepra con el aliento de la Serpiente.

El jardín puro lo rechazó, lo expulsó de su seno,

pero entonces, el Gran Sacerdote,

viéndole desde arriba, se dignó descender hasta él,

le purificó con su hisopo, y lo hizo regresar al Paraíso.

27.- Muchos seguían acudiendo a él de todas partes. (23 ene 2020).

¡Oh misericordias, enviadas y derramadas sobre todos los hombres! Vienen de ti, Señor, tú que en tu compasión por todos los hombres has salido a su encuentro. Por tu muerte les has abierto los tesoros de tu misericordia... Tu ser profundo queda escondido a la mirada de los hombres, pero es anunciado en los movimientos más insignificantes. Tus obras nos dan las pistas para conocer al autor y las criaturas nos hablan de su creador, para que podamos tocar a aquel que se sustrae a la búsqueda intelectual, pero que se da a conocer en sus dones. Es difícil llegar a estar delante de él cara a cara, pero es fácil acercarse a él.

Nuestro agradecimiento es insuficiente, pero te adoramos en todas las cosas por su amor hacia todos los hombres. Tú nos distingues a cada uno de nosotros por el fondo de nuestro ser invisible, nosotros, que estamos todos unidos fundamentalmente por la única naturaleza de Adán... Te adoramos, tú que nos has puesto en este mundo a cada uno de nosotros, que nos has confiado todo lo que hay en él y nos sacarás de él en el momento que ignoramos. Te adoramos, tú que has puesto tu palabra en nuestros labios para que pudiéramos presentarte nuestras peticiones. Adán te aclama, él que descansa en la paz, y nosotros, su posteridad, con él, ya que todos somos beneficiarios de tu gracia. Los vientos te alaban... la tierra te canta... los mares te bendicen... los árboles te aclaman, las plantas y las flores te enaltecen. Que todo lo que existe se una en una voz para alabarte, darte gracias por todas las bondades y te bendigan en la paz.

A nosotros nos conviene enaltecerte en todo momento, con toda nuestra voluntad y tú derramas sobre nosotros algo de plenitud, para que tu verdad nos convierta y que así desaparezca nuestra debilidad que, sin tu gracia, no puede llegar hasta ti, tú el Dador de todo don.

28.- Este es mi Hijo amado en que me complazco. (08 mar 2020).

El Señor los llevó a la montaña para mostrarles la gloria de su divinidad y darles a conocer que él era el Salvador de Israel, como lo habían anunciado los profetas. Le vieron comer y beber, cansarse y tomar descanso, dormir, experimentar la angustia hasta sudar sangre; todo manifestaciones que no parecían estar en armonía con su naturaleza divina y no convenir más que a su humanidad. Por esto los llevó a la montaña para que el Padre le llamara Hijo y les mostrara que él era verdaderamente su Hijo, que era Dios.

Los llevó a la montaña y les mostró su realeza antes de sufrir, su poder antes de sufrir la ignominia. Así cuando fuera arrestado y crucificado, sus apóstoles comprenderían que no fue por debilidad sino por consentimiento y total voluntad de salvar al mundo. Los llevó a la montaña y les mostró, antes de su resurrección, la gloria de su divinidad. Así, cuando resucitara de entre los muertos en la gloria de su divinidad, sus discípulos reconocerían que no recibía esta gloria en recompensa de su pena, como si tuviera necesidad de ello, sino que le pertenecía por naturaleza, desde antes de los siglos, igual al Padre y juntamente con el Padre. Así lo dijo Jesús mismo la vigilia de su pasión: Padre glorifícame con aquella gloria que ya compartía contigo antes de que el mundo existiera.

29.- Las Escrituras hablan de mí. (26 mar 2020).

La palabra de Dios es un árbol de vida que por todas partes te ofrece sus frutos benditos. Es como una roca abierta en el desierto donde mana para todo hombre una bebida espiritual. Todos comieron del mismo alimento espiritual y todos bebieron la misma bebida espiritual. Que quien es dado a participar en estas riquezas no crea que la palabra de Dios solo contiene lo que él ha encontrado en ella. Más bien, que se dé cuenta de que no ha sido capaz de descubrir en ella más que una sola cosa entre muchas. Enriquecido por la palabra, no crea que esta ha quedado menguada. Incapaz de agotar su riqueza, que dé gracias por su grandeza.

¡Alégrate, pues has sido saciado, pero no te entristezcas porque la riqueza de la palabra te sobrepasa!

El que tiene sed de poder beber, pero no se entristece por la incapacidad de agotar la fuente. Mejor es que la fuente apague tu sed a que tu sed apague la fuente. Si tu sed queda saciada por la fuente sin que esta quede agotada, podrás beber de nuevo cada vez que tengas sed. Si, al contrario, apagando tu sed, agotas la fuente, tu victoria se convertiría en tu desgracia. ¡Da gracias por lo que has recibido y no murmures por lo que queda sin aprovechar! Tienes tu parte en lo que te ha aprovechado y que te has llevado contigo; pero lo que queda es asimismo también tu heredad.

30.- Yo estoy allí, en medio de ello. (12 ago 2020)

El que celebra solo en el corazón del desierto,

él mismo es una asamblea numerosa.

Si dos se unen para celebrar entre las rocas,

millares y miríadas están allí presentes.

Si son tres los que se juntan,

hay un cuarto entre ellos.

Si hay seis o siete, doce mil millares se han juntado.

Si se ponen en fila, llenan el firmamento de oración.

Si son crucificados sobre la roca,

y señalados con una cruz de luz,

se ha fundado la Iglesia.

Si están reunidos,

El Espíritu planea sobre sus cabezas.

Y cuando terminan su oración,

El Señor se levanta y sirve a sus siervos.      

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