SAN  CROMACIO DE  AQUILEYA

21.08.2021

1.- El grano de trigo que cae en tierra y muere da mucho fruto.

El Señor se comparó a si mismo con un grano de mostaza: siendo Dios de gloria y majestad eterna, se hizo un niño muy pequeño, puesto que quiso nacer de una virgen tomando un cuerpo de niño. Lo pusieron en la tierra cuando su cuerpo fue enterrado. Pero después de haberse alzado entre los muertos por su gloriosa resurrección, creció tanto en la tierra que llegó a ser un árbol en cuyas ramas habitan los pájaros del cielo.

Este árbol significa la Iglesia que la muerte de Cristo resucitó en gloria. Sus ramas sólo pueden significar a los apóstoles porque, igual que las ramas son el ornamento natural del árbol, así también los apóstoles, por la belleza de la gracia que han recibido, son el ornamento de la Iglesia de Cristo. Se sabe que sobre sus ramas habitan los pájaros del cielo. Alegóricamente, los pájaros del cielo somos nosotros que, llegando a la Iglesia de Cristo, descansamos sobre la enseñanza de los apóstoles, tal como los pájaros lo hacen sobre las ramas.

2.- La noche en que veló el Señor para sacarlos de la tierra de Egipto. (19 abr 2014).

Todas las vigilias que hemos celebrado en honor del Señor son agradables a Dios y aceptadas por él, pero esta vigilia le es agradable por encima de todas las demás. Por eso esta noche lleva particularmente el título de "Vigilia del Señor". Leemos, en efecto: Es la noche de vela, en honor del Señor, para los hijos de Israel por todas las generaciones. Esta vigilia tiene un nombre adecuado porque el Señor permanece en vela viviendo para que nosotros no nos durmamos en la muerte.

Él ha sufrido por nosotros el sueño de la muerte por el misterio de la pasión, pero este sueño del Señor ha traído la vigilia del mundo entero, porque la muerte de Cristo ha alejado de nosotros el sueño eterno de la muerte. Este sueño de Cristo, que nos ha llamado de la amargura de la muerte a la dulzura de la vida, no podría ser más que dulce. Salomón escribió: Yo duermo, pero mi corazón vela. Estas palabras muestran claramente el misterio de lo divino y lo humano del Señor. Él descendió del cielo a la tierra para visitar el mundo y descendió también de la tierra a los infiernos para llevar la luz a los que estaban cautivos, según la palabra del profeta: Tú, que habitabas en tinieblas y sombra de muerte, una luz ha resplandecido sobre ti. Por eso, los ángeles en el cielo, los hombres sobre la tierra y las almas de los difuntos celebran esta vigilia del Señor.

3.- Hago el universo nuevo. (04 abr 2015).

El mundo entero, que celebra la vigilia pascual a lo largo de esta noche, testimonia su grandeza y solemnidad. Y con razón: en esta noche la muerte ha sido vencida, la Vida está viva, Cristo ha resucitado de entre los muertos. Antaño, Moisés había dicho al pueblo, a propósito de Vida: Sentirás que tu vida estará pendiente de un hilo, temblarás día y noche. Se habla allí de Cristo Señor, él mismo nos lo muestra en el evangelio cuando dice: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Se llama camino, porque conduce al Padre; verdad, porque condena la mentira; y vida, porque manda sobre la muerte: ¿Muerte, dónde esta tu aguijón?¿Muerte dónde está tu victoria?

Antaño, Moiséshabló al pueblo diciendo: Este mes será para vosotros el primer mes del año. El primer mes del año no era enero, donde todo estaba muerto, sino el tiempo de Pascua, donde todo vuelve a la vida. Porque es ahora cuando la hierba de los prados resucita de la muerte, ahora cuando hay flores en los árboles y las vides brotan, ahora cuando el aire mismo parece feliz como si empezaran un nuevo año. Este tiempo de Pascua es, pues, el primer mes, el tiempo nuevo y en este día el género humano también es renovado. Porque hoy, en el mundo entero, pueblos innumerables resucitan `por el agua del bautismo a una vida nueva.

SAN CROMACIO DE AQUILEYA
SAN CROMACIO DE AQUILEYA

4.-El siervo no es mayor que el maestro. (30 abr 2016).

Lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza. Cristo es revestido como rey y principio de mártires, con una túnica roja porque se sangre sagrada resplandece como una escarlata preciosa. Pero podemos observar que la túnica púrpura es también símbolo de la Iglesia que, permaneciendo en Cristo rey, brilla con una gloria real.

Aunque sea un `producto natural, la tela cambia de calidad cuando se la sumerge en un baño de tinte, y cambia de aspecto. Sin valor por sí misma, se transforma en un producto precioso. Lo mismo nos ocurre a nosotros: sin valor por nosotros mismos, la gracia nos transforma y nos añade valor cuando, en nuestro bautismo, somos sumergidos tres veces, como la tela de púrpura, en la escarlata espiritual, en el misterio de la Trinidad. La túnica roja es también el símbolo de la gloria de los mártires que, teñidos de su sangre derramada, adornados por la sangre del martirio, brillan en Cristo como una preciosa túnica escarlata. Los mártires son el ornamento de la Iglesia de Cristo. La corona de espinas que pusieron sobre la cabeza del Señor es el símbolo de nuestra alianza, que, de todas las naciones, hemos venido a la fe. Éramos entonces sólo unas espinas, es decir, pecadores; pero, creyendo en Cristo, nos hemos convertido en piedras preciosas.

5.- Sois la luz del mundo. (12 jun 2018).

Con razón dice san Juan en su carta: Dios es luz, y quien permanece en Dios está en la luz, como él está en la luz. Nuestra alegría de vernos libres de las tinieblas del error debe llevarnos a caminar como hijos de la luz. Por eso dice el apóstol Pablo: Brilláis como lumbrera del mundo, mostrando una razón para vivir. Si no obramos así, es como si, con nuestra infidelidad, pusiéramos un velo que tapa y oscurece esta luz tan útil y necesaria, en principio nuestro y de los demás.

Por eso, la esplendorosa luz que se encendió para nuestra salvación debe lucir constantemente en nosotros. Tenemos la lámpara del mandato celeste y de la gracia espiritual, de la que dice David: Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Esta lámpara de la ley y de la fe no debe nunca ocultarse, sino que debe siempre colocarse sobre el candelero de la Iglesia para la salvación de muchos; así podremos alegrarnos con la luz de su verdad y todos los creyentes serán iluminados.

6.- Una obra buena ha hecho conmigo. (15 abr 2019).

María, la hermana de Lázaro y de Marta, traía un frasco de perfume de nardo y ungió los pies a Jesús. María, tal como se lee a menudo en el evangelio, fue muy considerada por Cristo por la grandeza extraordinaria de su fe. En el pasaje que precede, llorando la muerte de su hermano, hizo llorar también al Señor, porque provocó la ternura en el autor de la ternura. Pues bien, aunque preparaba la resurrección de Lázaro, el Señor lloraba porque María lloraba, para mostrar así al mismo tiempo su propia ternura y el mérito de María. Las lágrimas del Señor nos muestran el misterio de la carne asumida; la resurrección de Lázaro pone de relieve el poder de su divinidad.

En este pasaje, miremos la devoción y la fe de esta mujer. Los otros estaban en la mesa con el Señor; ella, ungiéndole los pies. Los otros conversaban con el Señor; ella, en el silencio de su fe, secaba sus pies con los cabellos. Los otros ocupaban un sitio de honor, ella servía. Pero el servicio prestado por Marta tenía más mérito a los ojos de Cristo que los primeros puestos de los convidados. Por esto, el Señor dijo: Os lo aseguro: dondequiera que se proclame esta Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que esta ha hecho, para memoria suya.

SAN CROMACIO DE AQUILEYA
SAN CROMACIO DE AQUILEYA

7.- Brille ante los ojos de los hombres la luz que hay en vosotros. (11 jun 2019).

El Señor llamó a sus discípulos sal de la tierra, porque habían de condimentar con la sabiduría del cielo los corazones de los hombres, insípidos por obra del diablo. Ahora les llama también luz del mundo, porque, después de haber sido iluminados por él, que es a la luz verdadera y eterna, se han convertido ellos mismos en luz que disipa las tinieblas. Siendo Cristo el sol de justicia, llama con razón a sus discípulos luz del mundo; a través de ellos, como brillantes rayos, difunde por el mundo entero la luz de su conocimiento. En efecto, los apóstoles, manifestando la luz de la verdad, alejaron del corazón de los hombres las tinieblas del error.

Iluminados por ellos, también nosotros nos hemos convertido en luz, según dice el Apóstol: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor; caminad como hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas. Con razón dice san Juan en su carta: Dios es luz, y quien permanece en Dios está en la luz, como él está en la luz. Nuestra alegría de vernos libres de las tinieblas del error debe llevarnos a caminar como hijos de la luz.

8.- Pon la lámpara sobre el lampadario. (23 sept 2019).

El Señor llama a sus discípulos luz del mundo, porqué, después de haber sido iluminados por él, que es la luz verdadera y eterna, se han convertido ellos mismos en luz que disipa las tinieblas. Porque él mismo es el sol de justicia, el Señor puede también llamar a sus discípulos luz del mundo. Por ellos, como por rayos resplandecientes, él vuelca la luz de su conocimiento sobre la tierra entera. Iluminados por ellos, nosotros mismos, de las tinieblas que éramos, somos transformados en luz, como dice san Pablo: Antes vosotros erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor, vivid como hijos de la luz. San Juan tiene razón al afirmar en su carta: Dios es luz, el que está en Dios está en la luz.

También nosotros, ya que hemos sido librados de las tinieblas del error, debemos vivir en la luz como hijos de la luz. Esta lámpara resplandeciente, que ha sido encendida para servir nuestra salvación, debe siempre brillar en nosotros. A esta lámpara de la ley y de la fe no debemos ocultarla, sino colocarla siempre en la Iglesia como sobre el lampadario para la salvación de un gran número, a fin de alegrarnos de la luz de su verdad y brillar en todos los creyentes.

9.- El grano de trigo que cae en tierra y muere da mucho fruto. (13 jun 2021).

El Señor se comparó a sí mismo con un grano de mostaza: siendo Dios de gloria y majestad eterna, se hizo un niño muy pequeño, puesto que quiso nacer de una virgen tomando un cuerpo de niño. Lo pusieron en tierra cuando su cuerpo fue enterrado. Pero después de haberse levantado de entre los muertos por su gloriosa resurrección, creció tanto en la tierra que llegó a ser un árbol en cuyas ramas habitan los pájaros del cielo.

Este árbol simboliza a la Iglesia a la que la muerte de Cristo resucitó en gloria. Sus ramas solo pueden significar a los apóstoles porque, igual que las ramas son el ornamento natural del árbol, así también los apóstoles, por la belleza de la gracia que han recibido, son el ornamento de la Iglesia de Cristo. Se sabe que sobre sus ramas habitan los pájaros del cielo. Alegóricamente, los pájaros del cielo somos nosotros que, llegando a la Iglesia de Cristo, descansamos sobre la enseñanza de los apóstoles, tal como los pájaros reposan sobre las ramas.  

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