SAN CLEMENTE I DE ROMA

21.08.2021

1.- La sucesión apostólica. (03 jul 2015).

Los apóstoles recibieron del Señor la Buena Nueva para transmitirla a nosotros. Jesucristo ha sido enviado por Dios. Por tanto, Cristo viene de Dios; los apóstoles, de Cristo. Estos dos envíos o misiones vienen nada menos que de la voluntad de Dios. Los apóstoles, revestidos de la certeza de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, equipados con sus instrucciones, afianzados por la palabra de Dios, se pusieron en camino, asistidos por el Espíritu Santo para anunciar que el reino de Dios está cerca. Predicaron en el campo y en las ciudades, donde establecieron sus primicias y donde discernían con la ayuda del Espíritu Santo quienes serian los obispos y los diáconos de los futuros fieles.

¿Es de extrañar que aquellos hombres a los que Dios proveyó de esta misión en Cristo hayan establecido, a su vez, a los ministros que acabo de nombrar? Nuestros apóstoles sabían, gracias a nuestro Señor Jesucristo, que los hombres discutirían sobre la función del obispo. Ésta es la razón por la que, en su presciencia perfecta, establecieron los ministros, mencionados y ordenaron que, después de su muerte, otros hombres debidamente probados seguirían en la sucesión.

2.- El testimonio histórico más antiguo del martirio de Pedro y Pablo. (29 jun 2016).

Aquellos que eran las máximas y más legítimas columnas de la Iglesia sufrieron persecución por emulación y por envidia y lucharon hasta la muerte. Pongamos ante nuestros ojos a os santos apóstoles: a Pedro que, por una hostil emulación, tuvo que soportar no una o dos, sino innumerables dificultades, hasta sufrir el martirio y llegar así a la posesión de la gloria merecida.

Esta misma envidia y rivalidad dio a Pablo ocasión de alcanzar el premio debido a la paciencia: en repetidas ocasiones fue encarcelado, obligado a huir, apedreado y, habiéndose convertido en mensajero de la palabra en Oriente y en Occidente, su fe se hizo patente a todos, ya que, después de haber enseñado a todo el mundo el camino de la justicia, habiendo llegado hasta el extremo Occidente, sufrió el martirio de parte de las autoridades y, de este modo, partió de este mundo hacia el lugar santo, dejándonos un ejemplo perfecto de paciencia. A estos hombres, maestros de una vida santa, vino a agregarse una gran multitud de elegidos que, habiendo sufrido muchos suplicios y tormentos también por emulación, se han convertido para nosotros en un magnífico ejemplo.

3.- La niña no está muerta, está dormida. (04 jul 2016).

Prestemos atención, carísimo, a cómo el Señor no cesa de mostrarnos la resurrección futura de la que nos ha dado las primicias resucitando a nuestro Señor Jesucristo. Consideremos las resurrecciones que se realizan periódicamente. El día y la noche nos presentan una resurrección. La noche cae, el día se levanta. El día desaparece y llega la noche. Miremos los frutos: cómo se forman las semillas. El que siembra sale a sembrar, echa las diferentes semillas en la tierra. Éstas caen, secas y desnudas, sobre la tierra y se desintegran. Luego, a partir de esta descomposición, la magnífica providencia del Maestro las hace resurgir y un solo grano se multiplica y da fruto. ¿Nos extrañaremos, pues, de que el Creador del universo haga revivir a aquellos que le han servido fielmente y con la confianza de una fe perfecta?

En esta esperanza, unámonos a aquel que es fiel, y cuyas promesas son verdad y justos sus juicios. El que nos manda no mentir no puede mentir. Para Dios nada es imposible, salvo mentir. Reanimemos, pues, nuestra fe en él y consideremos que todo esto le es posible. De una palabra de su boca ha formado el universo y con una palabra suya lo puede aniquilar. Hace todo lo que quiere. Nada de lo que ha decidido perecerá jamás. Todo está delante de él y nada se escapa a su providencia.

SAN CLEMENTE I  DE ROMA
SAN CLEMENTE I DE ROMA

4.- Este es mi mandamiento: (19 may 2017).

Que os améis unos a otros como yo os he amado.

El amor nos eleva hasta una altura inefable. El amor nos une a Dios, el amor cubre la multitud de los pecados, el amor lo aguanta todo, lo soporta todo con paciencia; nada sórdido ni altanero hay en él; el amor no admite divisiones, no promueve discordias, sino que lo hace todo en la concordia; en el amor hallan su perfección todos los elegidos de Dios, y sin él nada es grato a Dios. En el amor nos acogió el Señor: por su amor hacia nosotros, nuestro Señor Jesucristo, cumpliendo la voluntad del Padre, dio su sangre por nosotros, su carne por nuestra carne, su vida por nuestra vida.

Ya veis, amados hermanos, cuán grande y admirable es el amor y cómo su perfección es inenarrable. Nadie es capaz de practicarlo adecuadamente si Dios no le otorga este don. Oremos, por tanto, e imploremos la misericordia divina, para que sepamos practicar sin tacha el amor, libres de toda parcialidad humana. Todas las generaciones anteriores, desde Adán hasta nuestros días, han pasado; pero los que por gracia de Dios han sido perfectos en el amor obtienen el lugar destinado a los justos y se manifiestan el día de la llegada del reino de Cristo.

5.- Sabed que el reino de Dios está cerca. (01 dic 2017).

Fijemos nuestra mirada sobre el Padre y Creador del mundo entero; acojamos sus dones de paz y sus beneficios magníficos, incomparables. Contemplemos con el pensamiento y consideremos con los ojos del alma la gran paciencia con sus designios; reflexionemos cómo actúa pacíficamente con su creación. Porque derrama sus beneficios sobre toda la creación, pero a nosotros nos los prodiga sobreabundantemente cuando recurrimos a su misericordia.

Vigilad que sus numerosos beneficios no se transformen en condena para nosotros si no vivimos de una manera digna de él. Consideremos cuán próximo está de nosotros, y que no se le escapa ninguno de nuestros pensamientos ni de nuestras deliberaciones interiores. Que no se nos dirija a nosotros la palabra que dice: "Malditos los que tienen el alma dividida, los que dudan en su corazón, los que dicen: "Eso, ya lo escuchábamos en tiempo de nuestros padres y nada de esto nos ha ocurrido". ¡Oh insensatos! Comparaos a un árbol, mirad la planta de una vid". Fijaos cómo en poco tiempo madura el fruto del árbol. En verdad ¡así de rápido y súbito será el cumplimiento de su designio! Vendrá rápidamente; no tardará.

6.- El camino que lleva a la vida. (26 jun 2018).

Tomemos como ejemplo nuestro cuerpo. La cabeza sin los pies no es nada, como tampoco los pies sin la cabeza; los miembros más ínfimos de nuestro cuerpo son necesarios y útiles a la totalidad del cuerpo; más aún, todos ellos se coordinan entre sí para el bien de todo el cuerpo. Procuremos, pues, conservar la integridad de este cuerpo que formamos en Cristo Jesús, y que cada uno se ponga al servicio del prójimo según la gracia que le ha sido asignada por donación de Dios. El fuerte sea protector del débil, el débil respete al fuerte, el rico dé al pobre, el pobre dé gracias a Dios por haberle deparado quien remedie su necesidad. El sabio manifieste su sabiduría no con palabras, sino con buenas obras; el humilde no dé testimonio de sí mismo, sino deje que sean los demás quienes lo hagan. El que guarda castidad, que no se enorgullezca, puesto que sabe que es otro quien le otorga el don de la contienda.

Pensemos, pues, hermanos, de qué polvo fuimos formados, qué éramos al entrar en este mundo, de qué tinieblas nos sacó el Creador que nos plasmó y nos trajo a este mundo, obra suya, en el que ya antes de que naciéramos, nos había dispuesto sus dones. Puesto que todos estos beneficios los tenemos de su mano, en todo debemos darle gracias.

7.- La gracia de la conversión. (30 sep 2018).

Fijemos con atención nuestra mirada en la sangre de Cristo, y reconozcamos cuán preciosa ha sido a los ojos de Dios, su Padre, pues, derramada por nuestra salvación, alcanzó la gracia de la conversión para todo el mundo. Recorramos todos los tiempos y aprenderemos cómo el Maestro, de generación en generación, concedió un tiempo de conversión a todos los que deseaban convertirse a él. Noé predicó la conversión, y los que le escucharon se salvaron. Jonás anunció a los ninivitas la destrucción de su ciudad, y ellos, arrepentidos de sus pecados, pidieron perdón a Dios y alcanzaron la indulgencia, a pesar de no ser del pueblo elegido.

Los ministros de la gracia de Dios, inspirados por el Espíritu Santo, hablaron de la conversión. El Maestro del universo habló también con juramento. Por mi vida, oráculo del Señor, yo no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta. Y añade aquella sentencia llena de bondad: Aunque vuestros pecados lleguen hasta el cielo, aunque sean como la púrpura y rojos como escarlata, si os convertís a mí de todo corazón, os escucharé como a mi pueblo santo. Queriendo, pues, el Señor que todos los que él ama tuvieran parte en la conversión, lo realizó con su omnipotente voluntad. Obedezcamos, por tanto, su magnífico y glorioso designio e, implorando con súplicas su misericordia y benignidad, recurramos a su benevolencia y convirtámonos.

SAN CLEMENTE I  DE ROMA
SAN CLEMENTE I DE ROMA

8.- Purificar el interior de nuestro corazón. (16 oct 2018).

Es justo y santo, hermanos, obedecer a Dios antes que seguir a los agitadores orgullosos. Acerquémonos a los que con amor ponen en práctica la paz, no a los que fingen quererla. En efecto, en alguna parte se dice: Este pueblo me honra con los labios, peros u corazón está lejos de mí. Y también: Con la boca bendicen, pero con el corazón maldicen.

Cristo pertenece a los que son humildes de corazón, no a los que se ponen por encima del rebaño. El centro de la majestad de Dios, el Señor Jesucristo, no ha venido lleno de arrogancia y orgullo -y, sin embargo, podía haberlo hecho-, sino con humildad de corazón, tal como el Espíritu Santo había dicho de él. ¿Quién ha creído nuestra palabra? Y el brazo del Señor ¿a quién se ha revelado? Lo hemos anunciado como un niño, como una raíz en tierra árida. No tenía belleza ni esplendor; lo vimos... más su aspecto era despreciable. Ved, pues, amados míos, cuál es el modelo que se nos ha dado. Si el Señor se ha humillado tanto, ¿qué hemos de hacer nosotros, a quienes nos ha concedido poder caminar bajo el yugo de su gracia?

9.- Arranquemos los escándalos. (12 nov 2018).

¡Ay de aquel hombre! Más le valiera no haber nacido, que escandalizar a uno solo de mis escogidos. Arranquemos con rapidez ese escándalo y postrémonos ante el Señor, suplicándole con lágrimas sea propicio con nosotros, nos reconcilie consigo y nos restablezca en el sagrado y puro comportamiento de nuestra fraternidad.

Porque esta es la puerta de la justicia, abierta para la vida, conforme está escrito: Abridme las puertas de la justicia, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor, los justos entrarán por ella. Ahora siendo muchas las puertas que están abiertas, esta es la puerta de la justicia, a saber: la que se abre en Cristo. Bienaventurados todos los que por ella entran y enderezan sus pasos y justicia, cumpliendo todas las cosas sin perturbación, ya sea que uno tenga carisma de fe, que otro sea poderoso en explicar los conocimientos, otro sabio en el discernimiento de discursos, otro casto en su conducta. El hecho es que cuanto mayor parezca uno ser, tanto más debe humillarse y buscar no solo su propio interés, sino también el de la comunidad.

10.- Volveos a mí de todo corazón. (26 ago 2019).

Si recorremos los tiempos antiguos, nos daremos cuenta de que, de generación en generación, el Maestro ha ofrecido la posibilidad de convertirse a todos aquellos que quieren retornar a él. Noé anunciaba la conversión y los que le escucharon se salvaron. Jonás anunció a los ninivitas la destrucción que los amenazaba. Se arrepintieron de sus pecados, y Dios escuchó sus súplicas y alcanzaron la salvación, aunque eran extraños a Dios. Por su voluntad todopoderosa, Dios quiere que todos los que él ama lleguen a la conversión por esto debemos obedecer a su magnífica y gloriosa voluntad. Imploremos humildemente su misericordia y su bondad. Confiemos en su compasión abandonando las preocupaciones frívolas, la discordia y la envidia que nos llevan a la muerte.

Permanezcamos humildes, hermanos míos, rechacemos todo sentimiento de orgullo, de jactancia, de vanidad y de cólera. Apeguémonos firmemente a sus preceptos y a los mandamientos del Señor Jesús, siendo dóciles y humildes ante sus palabras. Ya que la palabra divina nos dice: Yo me fijo en el humilde y abatido que tiembla ante mi palabra.

11.- Sabed que el reino de Dios está cerca. (29 nov 2019).

Fijemos nuestra mirada sobre el Padre y Creador del mundo entero; acojamos sus dones de paz y sus beneficios, magníficos, incomparables. Contemplemos con el pensamiento y consideremos con los ojos del alma la gran paciencia con sus designios; reflexionemos en cómo actúa pacíficamente con su creación. Porque derrama sus beneficios sobre toda la creación, pero a nosotros nos los prodiga sobreabundantemente cuando recurrimos a su misericordia.

Pero vigilad que sus numerosos beneficios no se transformen en condena para nosotros si no vivís de, manera digna de él. Consideremos cuán próximo está de nosotros, y que no se le escapa ninguno de nuestros pensamientos ni deliberaciones interiores. Es, pues, justo que no abandonemos nuestro puesto contra su voluntad. Que no se nos dirija a nosotros la palabra que dice: Malditos los que tienen el alma dividida, los que dudan en su corazón, los que dice: "Eso, ya lo escuchábamos en tiempo de nuestros padres; y he aquí que hemos envejecido y nada de esto nos ha ocurrid" ¡Oh insensatos! Comparaos a un árbol, mirad la planta de una vid. Primero pierde sus hojas, después nace una yema, después una hoja, después una flor, y después de todo ello, el racimo verde, y después llega el racimo maduro. Fijaos en qué poco tiempo madura el fruto del árbol. En verdad, ¡así será de rápido y súbito el cumplimiento de su designio!     

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