SAN CESAREO DE ARLÉS

21.08.2021

1.- Quien me sigue. (31 agos 2014).

Todos somos atraídos por las alturas de la caridad, pero la humildad es el primer eslabón que hay que subir. ¿Por qué levantas el pié más alto que tú mismo? ¿Quieres caer en lugar de subir? Comienza por el primer escalón, es decir, por la humildad, y después ella te hará subir. Por ello nuestro Señor y Salvador no se limitó a decir: Que renuncie a sí mismo, sino que añadió: Que coja su cruz y que me siga, que soporte todo lo que es penoso, y así llegará a, mi casa. Cuando empiece a seguirme, conformándose a mi vida y a mis mandamientos, encontrará en su camino personas que le contradirán, que tratarán de desviarlo, que no sólo se burlarán de él, sino que le perseguirán. Estas personas no se encuentran únicamente entre los paganos que están fuera de la Iglesia, sino incluso entre los que parecen estar en la Iglesia".

Por consiguiente, si deseas seguir a Cristo, lleva su cruz sin más demora y sobrelleva a los malvados sin dejarte vencer. Si alguno quiere caminar en pos de mí, que coja su cruz y que me siga. Si queremos poner esto en práctica, tratemos con la ayuda de Dios, de hacer nuestra la palabra del apóstol san Pablo. Si tenemos qué comer y qué vestir, démonos por satisfechos. No caigamos en la trampa de la tentación, en una multitud de deseos absurdos y peligrosos que conducen a las personas a la ruina y la perdición. Se digne, el Señor, tomarnos bajo su protección y nos libre de esta tentación.

2.- Acoger como Abrahán. (23 mar 2015).

En Mambré, tres hombres se acercan a Abrahán y permanecen en pie cerca de él. Representemos la escena: se presentan por encima de él, no frente a él. Abrahán acoge a estos tres hombres y les sirve tres medidas de pan. Discernimos aquí el misterio de la Trinidad. Lleva también un ternero, que no está duro, sino "bueno y tierno". Para ser tan bueno y tan tierno, sólo puede tratarse de aquel que se humilló por nosotros hasta la muerte, Cristo. Es él el ternero cebado a quien el padre inmola para celebrar la vuelta del hijo arrepentido, ya que Dios amó tanto al mundo que entregó a su hijo único. Abrahán va al encuentro de los tres hombres, pero aquel al que adora es único. Si se puso a adorar como si hubiera una sola persona, es que sabe que Dios es uno en tres personas. Se dirige a una sola persona cuando dice: No pases de largo junto a tu siervo; pero añade dirigiéndose a varias personas: Haré que traigan agua para que os lavéis los pies.

Que el bienaventurado Abrahán os sirva de ejemplo para recibir a vuestros huéspedes. De hecho, por su hospitalidad, el bienaventurado Abrahán mereció recibir a Dios en persona. Cristo también lo confirma diciendo en el evangelio: Fui extranjero y me acogisteis. No descuidéis a los viajeros por temor a que sea Dios mismo en persona a quien os negáis a acoger.

3.- Abrahán vio mi día. (26 mar 2015).

En el evangelio, el Señor habló a los judíos del encuentro de Abrahán con los tres hombres en la encima de Mambré, que significa "visión": Abrahán, vuestro padre, exultó al pensar que vería mi día. Lo vio y desbordó de alegría. Dice: Vio mi día porque reconoció el misterio de la Trinidad. Vio en su día al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y a las tres personas reunidas en un solo día, totalmente en un Dios Padre, un Dios Hijo y al Espíritu Santo, y a las tres Personas reunidas en un solo día, totalmente en un Dios Padre, un Dios Hijo y un Dios Espíritu Santo, que son tres en un solo Dios. En efecto, cada persona divina en particular es un Dios individual, y las tres juntas simultáneamente son Dios. No es incongruente identificar al Padre, al Hijo y al Santo Espíritu en las tres medidas de harina que aporta Sara, ya que hay unidad de sustancia. Podemos, sin embargo, avanzar otra interpretación y ver en Sara la imagen de la Iglesia: las tres medidas de harina pueden ser interpretadas como la fe, la esperanza y la caridad. Estas tres virtudes reúnen, en efecto, los frutos de la iglesia universal: todo hombre que merezca reunir en él estas tres virtudes puede estar seguro de recibir la Trinidad entera en su corazón.

4.- Donde está tu tesoro, allí está tu corazón. (19 jun 2015).

Dios acepta nuestras limosnas y se complace en los dones que hacemos a los pobres, pero con esta condición: que todo pecador, cuando le ofrece a Dios su limosna, le ofrezca al mismo tiempo su alma. Cuando el Señor dijo: Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, quiso decir: "Como devolvéis al César su imagen sobre la moneda de plata, le devolvemos también a Dios la imagen de Dios".

Por eso, cuando damos de nuestros bienes a los pobres, ofrecemos nuestra alma a Dios con el fin de que allí donde está nuestro tesoro, allí también pueda estar nuestro corazón. En efecto, ¿por qué Dios nos pide dar limosna? Porque sabe que nos gustan nuestros bienes y que pensamos en ellos sin cesar; y que allí donde están nuestros bienes, allí también está nuestro corazón. por eso, Dios nos exhorta a tener tesoros en el cielo dando a los pobres; para que nuestro corazón siga allí donde ya enviamos nuestro tesoro y, cuando el sacerdote dice: "Levantemos el corazón", podamos responder con una conciencia tranquila: "Lo tenemos levantado hacia el Señor"

SAN CESAREO DE ARLES
SAN CESAREO DE ARLES

5.- Todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo

(12 ago 2015).

Todas las Escrituras nos advierten, para nuestro bien, que debemos confesar nuestros pecados constantemente y con humildad, no sólo delante de Dios, sino también ante un hombre santo y temeroso de Dios. Es eso lo que el Espíritu Santo, por boca del apóstol Santiago, nos recomienda: Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados, y el salmista dice: Confesaré al Señor mi culpa, y: Tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Estamos siempre heridos por nuestros pecados; por eso mismo debemos recurrir siempre a la medicina de la confesión. En efecto, si Dios quiere que confesemos nuestros pecados, no es porque él mismo no pueda conocerlos, sino porque el diablo desea tener de qué acusarnos ante el tribunal del Juez eterno; por eso quisiera que pensáramos antes en excusarlos que en acusarlos. Nuestro Dios, por el contrario, porque es bueno y misericordioso, quiere que los confesemos en este mundo para que en el otro no seamos confundidos a propósito de los mismos. Si los confesamos, él se muestra clemente; si los confesamos, él se muestre clemente; si los declaramos, él los perdona. Y nosotros, hermanos, somos vuestros médicos espirituales: con solicitud buscamos curar vuestras almas.

6.- Pecadores, reflexionad, volved a vuestro corazón. (24 oct 2015).

Hay muchas cosas que a causa de la debilidad humana no logramos cumplir, pero, si verdaderamente queremos, con la inspiración de Dios, podemos encontrar el amor en nuestro corazón. Existen a veces muchas cosas que no logramos sacar de nuestro granero, pero no tenemos excusa cuando se trata de nuestro corazón. No nos dicen: "Id hasta Oriente, y buscad el amor; navegad hacia Occidente y encontraréis el amor". No, nos ordenan regresar al interior de nuestro corazón, de donde la cólera nos hace salir a menudo. Así como lo dice el profeta: Pecadores, reflexionad, regresad a vuestro corazón.

Lo que el Señor nos pide no se encuentra en países lejanos; nos envía al interior de nosotros mismos, a nuestro corazón, porque ha puesto en nosotros lo que nos pide. La caridad perfecta no es otra cosa que la buena voluntad del alma; a propósito de ésta, los ángeles proclamaron a los pastores: Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Trabajemos, pues, con todas nuestras fuerzas, con la ayuda de Dios, para conceder el primer puesto en nuestra alma a la bondad y no a la maldad, a la paciencia y no a la cólera, a la benevolencia y no a la envidia, a la humildad y no al orgullo. En fin, que la dulzura de la caridad tome de tal manera posesión de nuestro corazón que ya no quede sitio en él para la amargura del odio.

7.- Jesús vio una gran multitud y tuvo piedad de ellos. (06 feb 2016).

Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dulce es el nombre de misericordia, hermanos muy amados; ya que todos deseamos la misericordia, actuemos de manera que ella llegue a ser nuestro abogado en este mundo para que nos libre después en el futuro. Hay en el cielo una misericordia a la cual se llega a través de la misericordia terrena. Dice, en efecto, la Escritura: Señor, u misericordia llega al cielo.

Existe, pues, una misericordia terrena y humana, potra celestial y divina. ¿Cuál es la misericordia humana? La que consiste en atender a las miserias de los pobres. ¿Cuál es la misericordia divina? Sin duda, ña que consiste en el perdón de los pecados. Todo lo que da la misericordia humana en este tiempo de peregrinación se lo devuelve después la misericordia divina en la patria definitiva. Dios, en este mundo, padece frío y hambre en la persona de todos los pobres, como dijo él mismo: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. El mismo Dios que se digna dar en el cielo quiere recibir en la tierra.

8.- ¿No debías tener compasión de tu compañero, como yo la tuve de ti? (01 mar 2016)

Existe una misericordia terrena y humana, y otra celestial y divina. La misericordia humana consiste en atender a las miserias de los pobres. La misericordia divina, sin duda, consiste en el perdón de los pecados. Dios, en este mundo, padece frío y hambre en la persona de todos los pobres, como dijo él mismo. ¿Cómo somos nosotros, que, cuando Dios nos da, queremos recibir y, cuando nos pide, no le queremos dar? Porque, cuando un pobre pasa hambre, es Cristo quien pasa necesidad, como dijo él mismo: Tuve hambre, y no me disteis de comer. No apartes, pues, tu mirada de la miseria de los pobres si quieres esperar confiado el perdón de los pecados.

Os pregunto, hermanos, ¿qué es lo que queréis o buscáis cuando venís a la iglesia? Ciertamente la misericordia. Practicad, pues, la misericordia terrena y recibiréis la misericordia celestial. El pobre te pide a ti, y tú le pides a Dios; aquel te pide un bocado; tú, la vida eterna. Por esto, cuando vengáis a la iglesia, dad limosna a los pobres según vuestras posibilidades.

9.- Recibir la Palabra en tierra buena. (18 jul 2016).

Que Cristo os ayude a acoger siempre la lectura de la palabra de Dios con un corazón ávido y sediento. Así vuestra fiel obediencia os llenará de gozo espiritual. Más, si queréis saborear la dulzura de las santas Escrituras y aprovecharos como es debido de los preceptos divinos, debéis sustraeros durante algunas horas a vuestras preocupaciones materiales. Volved a leer las palabras de Dios en vuestras casas, dedicados enteramente a su misericordia. Así lograréis que se realice en vosotros eso que está escrito del hombre dichoso: Meditará día y noche la ley del Señor, y también: Dichosos los que escrutan sus mandatos, los que le buscan con corazón sincero.

Los buenos comerciantes no buscan sacar beneficios de una sola mercancía, sino de muchas. Los agricultores buscan un mayor rendimiento sembrando diversas clases de semillas. Vosotros, que buscáis beneficios espirituales, no os contentéis escuchando sólo en la iglesia los textos sagrados. Leed esos textos en vuestras casas; cuando los días son cortos, aprovechad las largas veladas. Y así podréis acumular un fermento espiritual en los graneros de vuestro corazón y dejar bien colocado el tesoro de vuestras almas, las perlas preciosas de las Escrituras.

10.- A mí me lo hicisteis. (06 mar 2017).

Reflexionad, hermanos, y ved el ejemplo que nos da nuestro Señor, que hizo de nosotros peregrinos y nos ordenó venir hasta la ciudad celeste corriendo por el camino de la caridad... Aunque su lugar está en el cielo, por compasión hacia los que penaban, porque es la cabeza de los miembros y del cuerpo en el mundo entero, dijo: Cuando no hicisteis esto a uno de los más pequeños, tampoco me lo hicisteis a mí... Cuando convirtió a Pablo el perseguidor en predicador, le dijo desde lo alto del cielo: ¿Pablo, Pablo, por qué me persigues?... Pablo perseguía a los cristianos: ¿acaso perseguía a Cristo, que estaba en el cielo? Pero Cristo mismo estaba en los cristianos, sufriendo en todos sus miembros, para que en él esta palabra sea verdadera: Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él...

Llevemos, pues las cargas unos de otros; allí donde fue la cabeza, están destinados a ir los otros miembros... Si nuestro Señor y Salvador, que no tenía pecado, se digna amarnos, a nosotros pecadores, con un afecto tan grande que él afirma sufrir lo que sufrimos nosotros, ¿por qué nosotros, que no estamos sin pecado y que podemos rescatar nuestros pecados por la caridad, no nos amamos con un amor tan perfecto que nos compadezcamos por caridad de todo el dolor que padece uno de nosotros? Una mano u otro miembro arrancado del cuerpo no siente nada; así es el cristiano que no sufre la desgracia, el desamparo o hasta la muerte de otro.

11.- Vete primero a reconciliarte con tu hermano. (10 mar 2017).

Hay una misericordia en el cielo la cual se alcanza por la misericordia sobre esta tierra. Y hay dos tipos de limosna: una buena y otra mejor. Una consiste en ofrecer un trozo de pan a los pobres; la otra, en perdonar inmediatamente al hermano que pecó contra ti. Con la ayuda del Señor, apresurémonos a practicar estos dos tipos de limosna para poder recibir el perdón eterno y la verdadera misericordia de Cristo. Porque él mismo dijo: Si perdonáis, vuestro Padre os perdonará también vuestros pecados; si no perdonáis, vuestro Padre no os perdonará tampoco vuestros pecados.

Y el Espíritu Santo exclama en otro lugar: ¿El hombre guarda su cólera hacia el hombre y busca cerca de Dios un remedio?¿No tiene misericordia por un hombre, su semejante, y le pide a Dios misericordia?... Apresurémonos, mientras podamos y vivamos, usemos de estos dos tipos de limosna y démosela a otros. Así el día del juicio podremos decir con toda seguridad: "Danos, Señor, porque dimos"

SAN CESAREO DE ARLES
SAN CESAREO DE ARLES

12.- Yo os digo: Amad a vuestros enemigos. (11 mar 2017).

Uno de vosotros dirá: "No puedo amar a mis enemigos". En las Escrituras Santas, Dios te dijo que podías hacerlo; ¿y tú respondes, por el contrario, que no puedes? Reflexiona ahora: ¿a quién debemos creer, a Dios o a ti? Ya que el que es la misma Verdad no puede mentir, que la debilidad humana abandone en lo sucesivo sus excusas fútiles. El que es justo no pudo pedir algo imposible, y el que es misericordioso no condenará a un hombre por lo que no pudo evitar. ¿Por qué, pues, nuestras evasivas? Nadie sabe mejor lo que podemos mujeres, niños, jovencitas tan delicadas, soportaron por Cristo las llamas, el fuego, la espada y las fieras de modo imperturbable, ¿y nosotros decimos que no podemos sostener los insultos de la gente estúpida?... En efecto, si tan solo los buenos deben ser amados, ¿qué diremos sobre la conducta de nuestro Dios cuando está escrito: Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo único? Porque ¿qué había hecho el mundo para que Dios lo amara de esta manera?

Cristo nuestro Señor encontró a todos los hombres no solo malos, sino también muertos a causa del pecado original; y, sin embargo, nos amó y se entregó por nosotros. Actuando así, amó hasta a aquellos que no le amaban, como dice el apóstol Pablo. Cristo murió por los culpables. Y en su misericordia infinita dio este ejemplo a todo el género humano, diciendo: Prended de mí, que soy manso y humilde de corazón.

13.- Amad a vuestros enemigos. (20 mar 2017).

Queridos hermanos, nadie puede dispensarse de amar a los enemigos. Alguien me puede decir: "Yo no puedo ayunar, no puedo orar durante la noche". ¿Se puede decir: no puedo amar? Uno puede decir: "No puedo dar todos mis bienes a los pobres y servir a Dios en un monasterio", pero no se puede decir: "Yo no puedo amar".

Tú me dirás: "No me puedo privar de los bienes y de los alimentos". Te creo, pero si dices que no puedes perdonar a los que te han hecho daño, no lo creo en absoluto. No tenemos ninguna excusa de no hacerlo porque debemos cumplir esta limosna sacándola no del tesoro de nuestros bienes, sino de nuestro corazón. Amemos, pues, no solamente a los amigos, sino también a los enemigos. Pero me dirás: "Mi enemigo me ha hecho tanto mal que de ninguna manera le puedo amar". Tú miras lo que te ha hecho este hombre y no miras lo que le has hecho a Dios. ¡Examina atentamente tu conciencia!: tú has cometido sin darte cuenta muchas más faltas contra Dios que las que un hombre haya podido cometer contra ti. ¿Con qué osadía esperas, pues, que Dios te perdone lo mucho cuando tú no perdonas lo poco?

14.- La cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno. (24 ene 2018).

Hay dos clases de campos: uno es el campo de Dios, el otro el del hombre. Tu dominio es la tierra; el dominio de Dios es tu alma. ¿Es justo que cultives tu dominio y dejes sin cultivar el de Dios? Si cultivas tu tierra y no cultivas tu alma, ¿es que quieres poner en orden tu propiedad y dejar sin cultivar la de Dios? Si cultivas tu tierra y no cultivas tu alma, ¿es que quieres poner en orden tu propiedad y dejar sin cultivar la de Dios? ¿Es esto justo? ¿Acaso merece Dios que seamos negligentes con nuestra alma a la que tanto ama? Te alegras viendo tu terreno bien cultivado, ¿por qué no lloras viendo tu alma sin cultivar? Nuestros campos nos darán para vivir en este mundo un cierto número de días; el cuidado de nuestra alma nos hará vivir sin fin en el cielo.

Dios se ha dignado confiarnos su terreno, que es nuestra alma; con su ayuda, pongámonos a trabajar con todas nuestras fuerzas, para que cuando él venga a visitar su dominio lo encuentre bien cultivado y en perfecto orden. Que encuentre en él una cosecha y no zarzas; vino y no vinagre; más trigo que cizaña. Si en él encuentra todo lo que le complace, nos dará a cambio las recompensas eternas, y las zarzas serán consumidas por el fuego.

15.- Los escribas y fariseos le espiaban... con el fin de encontrar un motivo para acusarlo. (10 sep 2018).

El Señor dirá a los que han menospreciado su misericordia: "Soy yo quien te he formado del barro con mis manos, soy yo quien con mi aliento he puesto el espíritu en tu cuerpo de tierra, soy yo quien se ha dignado darte nuestra imagen y semejanza, soy yo quien te ha puesto en el centro de las delicias del paraíso. Pero tú, menospreciando los mandamientos de vida, has preferido seguir al seductor antes que al Señor. Cuando fuiste expulsado del paraíso y, por el pecado, retenido por las ataduras de la muerte, conmovido por la misericordia, para venir al mundo entré en un seno virginal, sin perjuicio de su virginidad. Soporté las dificultades de la infancia y los sufrimientos humanos, a través de los cuales me hice semejante a ti con la única finalidad de hacerte semejante a mí.

Soporté las bofetadas y salivazos de los que se burlaban de mí, bebí vinagre mezclado con hiel. Azotado, coronado de espinas, clavado en la cruz, traspasado por la lanza, en medio de los tormentos entregué mi alma para arrancarte a ti de la muerte. He soportado los sufrimientos que eran para ti a fin de poder darte mi gloria; he sufrido tu muerte para que tú vivas por toda la eternidad. He descansado, encerrado en el sepulcro, para que tú puedas reinar en el cielo. ¿Por qué has echado a perder lo que he sufrido por ti? Devuélveme tu vida, por la que he dado la mía"

SAN CESAREO DE ARLES
SAN CESAREO DE ARLES

16.- Que me siga. (16 sep 2018).

Cuando el Señor nos dice en el evangelio: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, nos parece que nos manda una cosa difícil y consideramos que nos impone un yugo pesado. Pero, si el que nos manda es el mismo que nos ayuda a cumplir su mandato, entonces deja de ser difícil. Si alguno quiere venir en pos de mí...,¿adónde debemos seguir a Cristo sino allá donde se ha ido? Sabemos que ha resucitado y ha subido al cielo: es allí donde debemos seguirle.

Es necesario que no nos dejemos invadir por la desesperación, porque, si bien es cierto que no podemos nada por nosotros mismos, tenemos la promesa de Cristo. El cielo estaba muy lejos de nosotros antes de que nuestra Cabeza subiera hasta él. En adelante, si somos los miembros de esta Cabeza, ¿por qué desesperar de poder llegar al cielo? Si en esta tierra estamos agobiados por tantas inquietudes y sufrimientos, sigamos a Cristo, en quién encontramos la felicidad perfecta, la paz suprema y la tranquilidad eterna. El hombre que desea seguir a Cristo escuchará estas palabras del apóstol Juan: Quien declara permanecer en Cristo debe seguir el mismo camino que Jesús ha seguido. ¿Quieres seguir a Cristo? Sé humilde como él lo ha sido. ¿Quieres unirte a él en las alturas? No menosprecies su humillación abajándose hasta nosotros.

17.- Venid, benditos de mi Padre, y recibid la herencia del reino. (11 mar 2019).

Cristo, la misericordia celestial, viene cada día a la puerta de tu casa: no solo espiritualmente a la puerta de tu alma, sino materialmente a la puerta de tu casa. Porque cada vez que un pobre se acerca a tu casa, sin duda alguna se acerca Cristo en él, porque él dijo: Cada vez que lo hicisteis a uno de estos pequeños, me lo hacíais a mí. No endurezcas el corazón, da un poco de dinero a Cristo, del que esperas heredar el reino. Da un poco de pan a aquel de quien esperas que te dé la vida. Acoge al pobre en tu casa para que él te reciba en el paraíso. Dale alguna limosna a quien te puede dar la vida eterna.

¡Qué audacia querer reinar en el cielo con aquel a quien tú negaste tu limosna en este mundo! Si lo recibes durante el viaje terreno, él te acogerá en la felicidad eterna. Si lo desprecias aquí en tu patria de la tierra, él retirará su mirada sobre ti en la gloria. Un salmo dice: Cuando te alzas, desprecias su imagen. Si despreciamos en esta vida a aquellos que son imagen de Dios, hemos de temer ser rechazados en la eternidad. ¡Tened, pues, misericordia en esta vida! Gracias a vuestra generosidad, escucharéis aquella palabra feliz: Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del reino.

18.- Perdona al hermano de todo corazón (26 mar 2019).

Sabéis lo que vamos a decir a Dios en la oración antes de acercarnos a comulgar: Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Preparaos interiormente para perdona, porque estas palabras las volveréis a encontrar en la oración. ¿Cómo las vais a decir? ¿No las vais a pronunciar? Porque al fin y al cabo, esta es la cuestión: ¿pronunciaréis estas palabras o no? Detestas a tu hermano y pronunciarás estas palabras? "Evito estas palabras", me dirás. Pero entonces, ¿estás realmente orando? Poned atención, hermanos míos. En un instante pronunciaréis la oración. ¡Perdonaos de todo corazón!

Mira a Cristo colgado en la cruz, escucha su oración: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Dirás, sin duda: "Él lo podía decir, yo no. Yo soy un hombre, y él es Dios". ¿No puedes imitar a Cristo? Entonces ¿por qué el apóstol Pedro escribió: Cristo sufrió por vosotros, y os ha dejado un ejemplo para que sigáis sus huellas? ¿Por qué el apóstol Pablo nos dice: Sed, pues, imitadores de Dios como hijos suyos muy queridos¿ ¿Por qué el mismo Señor dijo: Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón?

19.- Donde está tu tesoro, allí también está tu corazón. (21 jun 2019).

Dios acepta nuestras limosnas y se complace en los dones que hacemos a los pobres, pero con esta condición: que todo pecador, cuando le ofrece a Dios su riqueza, le ofrezca al mismo tiempo su alma. Cuando el Señor dijo: Dad al César lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios, es como decir: "Igual que devolvéis al Cesar su imagen sobre la moneda de plata, le devolvéis también a Dios la imagen de Dios".

Por eso, como ya dijimos, cuando damos dinero a los pobres, ofrecemos nuestra alma a Dios con el fin de que allí donde está nuestro tesoro pueda estar también nuestro corazón. En efecto, ¿por qué Dios nos pide dar dinero? Seguramente porque sabe que nos gusta particularmente y que pensamos en él sin cesar; y que allí donde está nuestro dinero, allí también está nuestro corazón. Por eso Dios nos exhorta a tener tesoros en el cielo dando a los pobres; para que nuestro corazón vaya allí donde ya enviamos nuestro tesoro, de modo que, cuando el sacerdote dice: "Levantemos el corazón", podamos responder con una conciencia tranquila: "Lo tenemos levantado hacia el Señor".

SAN CESAREO DE ARLES
SAN CESAREO DE ARLES

20.- Jesús iba por las ciudades y pueblos enseñando. (25 ago 2019).

Las Santas Escrituras se nos han trasmitido, por decirlo de alguna manera, como si fueran cartas venidas de nuestra patria. En efecto, nuestra patria es el paraíso; nuestros padres son los patriarcas, los profetas, los apóstoles y los mártires; nuestros conciudadanos son los ángeles; nuestro rey, Cristo. Cuando Adán pecó, nosotros fuimos exiliados de este mundo. Pero, puesto que nuestro rey es fiel y mucho más misericordioso de lo que se puede pensar o decir, se dignó enviarnos, por mediación de los patriarcas y profetas, las Santas Escrituras, como si fueran cartas mediante las que nos invitaba a nuestra eterna y primera patria. Por su inefable bondad nos ha invitado a reinar con él.

En estas condiciones ¿qué idea se hacen de ellos mismos los servidores que no se dignan a leer las cartas que nos invitan a la bienaventuranza del reino? El que ignora será ignorado. Ciertamente, el que, por la lectura de los textos sagrados, descuida negligentemente buscar a Dios en este mundo, Dios, a su vez, rehusará admitirlo en la bienaventuranza eterna. Con razón debe temer que se le cierren las puertas, que se le deje fuera con las vírgenes necias y que merezca escuchar: No sé quiénes sois; no os conozco, alejaos de mí, todos los que habéis hecho el mal.

21.- Amor de Dios y del prójimo. (20 mar 2020).

Si tienes amor, posees a Dios, y si posees a Dios, ¿qué te falta? ¿Qué posee el rico si le falta el amor? ¿Qué le falta al pobre si tiene amor? A lo mejor tú piensas que aquel que tiene sus arcas llenas de oro es rico. Te equivocas, porque el que es rico de verdad es aquel en quien Dios tiene su morada. ¿Qué podrás ignorar de las Escrituras si el amor, es decir, Dios, ha comenzado a poseerte? ¿Qué obra buena no serás capaz de realizar si tienes a Dios en tu corazón, la fuente de todo bien? ¿Qué adversario has de temer si tienes a Dios como rey dentro de ti?

Aprendamos, pues a amar a Dios de todo corazón, y comencemos por amar a todos los hombres como a nosotros mismos. Si lo hacemos, ningún conflicto, ningún motivo de disputa, ningún proceso judicial nos podrá separar, ni a nosotros no a nuestro prójimo, del amor de Dios. Ama a todos los hombres de todo corazón, y haz lo que quieras. Ama a los justos porque ya son buenos, pero pide por ellos para que sean aún mejores. Ama a los injustos porque son hombres, pero detesta lo que hacen mal y desea de todo corazón que Dios en su misericordia los convierta a la bondad.

22.- El reino de Dios... es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo

(22may 2020)

¿Cuál es, hermanos, el verdadero gozo sino el reino de los cielos? Y ¿qué es el reino de los cielos, sino Cristo, nuestro Señor? Sé que todos los hombres quieren poseer un verdadero gozo. Pero se engaña el que quiere ser feliz con sus cosechas sin cultivar su campo; se equivoca el que quiere recoger frutos sin plantar árboles. No se puede poseer el verdadero gozo sin la justicia y la paz. Mientras tanto, respetando la justicia y poseyendo la paz, nos fatigamos durante un corto espacio de tiempo, como absorbidos por un buen trabajo. Pero después, tendremos un gozo sin fin al final de este trabajo.

Escucha qué es lo que el apóstol Pablo dice de Cristo: Él es nuestra paz. Y el Señor, hablando con sus discípulos, les dice: Volveré a veros y vuestro corazón se regocijará, y vuestro gozo nadie os lo podrá quitar. ¿Qué es este gozo que nadie os podrá arrebatar sino él mismo, vuestro Señor, que nadie os podrá quitar? Examinad, hermanos, vuestra conciencia; si en ella reina la justicia, si queréis, deseáis y anheláis para todos la misma cosa que para vosotros, sabed que el reino de los cielos, es decir, Cristo el Señor, permanece en vosotros.

23.- Recibir la palabra en tierra buena. (24 jul 2020).

Que Cristo os ayude, hermanos muy amados, a acoger siempre la lectura de la palabra de Dios con un corazón ávido y sediento. Así vuestra fiel obediencia os llenará de gozo espiritual. Mas, si vosotros queréis saborear la dulzura de las santas Escrituras y aprovecharos como es debido de los preceptos divinos, debéis sustraeros durante algunas horas a vuestras preocupaciones materiales. Volved a leer las palabras de Dios en vuestras casas, dedicaos enteramente a su misericordia. Así : dichoso: Meditará día y noche la ley del Señor, y también: Dichosos los que escrutan sus mandatos, los que le buscan con sincero corazón.

Los buenos comerciantes no buscan sacar beneficios de una sola mercancía, sino de muchas. Los agricultores buscan un mayor rendimiento sembrando diversas clases de semillas. Vosotros, que buscáis beneficios espirituales, no os contentéis escuchando solo en la iglesia los textos sagrados. Leed esos textos en vuestras casas; cuando los días son cortos, aprovechad las largas veladas. Y así podréis acumular un fermento espiritual en los graneros de vuestro corazón y dejar bien colocado el tesoro de vuestras almas, las perlas `preciosas de las Escrituras.

SAN CESAREO DE ARLES
SAN CESAREO DE ARLES

24.- Yo os digo que no respondáis al malvado. (14 jun 2021).

Quien observa toda la Ley pero falta en un solo precepto infringe el conjunto de la Ley. ¿Cuál es ese único precepto sino el verdadero amor, la caridad perfecta? Es de ella que el apóstol Pablo dijo: Una sola fórmula contiene toda la Ley en su plenitud: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, pues laverdadera caridad es paciente en la adversidad es paciente en la adversidad y moderada en la prosperidad. Es fuerte en el doloroso sufrimiento, alegre en las buenas obras, perfectamente segura en la tentación.

La caridad es mansa entre los verdaderos hermanos y muy paciente entre los falsos. Es inocente en medio de las emboscadas, gime en medio de la maldad respira en la verdad. Es casta en Susana, viuda en Ana, virgen en María. Es humilde en la obediencia de Pedro y libre en la argumentación de Pablo. Es humana en los testimonios de los cristianos, divina en el perdón de Cristo. Pues la verdadera caridad es el alma de todas las Escrituras, la fuerza de la profecía, el armazón del conocimiento, el fruto de la fe, la riqueza de los pobres, la vida de los moribundos. Guardadla pues fielmente; apreciadla de todo corazón y de todo espíritu.

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