SAN BUENAVENTURA
Meditaciones
1.- La perla de gran valor (31 Jul 2013).
Entre los dones espirituales recibidos de la generosidad de Dios, Francisco obtuvo, particularmente, el de enriquecer siempre su tesoro de simplicidad gracias a su gran amor a la pobreza. Viendo que esta que había sido la compañera habitual del Hijo de Dios había llegado a ser, a partir de entonces, objeto de una animadversión universal, la cogió como esposa y se consagró a ella con un amor eterno. No contentándose con dejar por ella a su padre y a su madre, repartió entre los pobres todo lo que podía tener. Nadie ha guardado su dinero tan celosamente como Francisco conservó su pobreza; nunca nadie ha vigilado su tesoro más cuidadosamente que él esta perla de la que habla el evangelio.
Nada le producía una herida mayor que encontrar alguna cosa en sus hermanos que no fuera conforme a la pobreza de los religiosos. Desde el inicio de su vida religiosa hasta su muerte, no tuvo otra riqueza que su única, una cuerda como cinturón, unos pantalones; no le hacía falta nada más. A menudo, pensando en la pobreza de Jesucristo y de su Madre, lloraba: "He aquí, decía, por qué la pobreza es la reina de las virtudes; es ella la que ha brillado en el Rey de reyes y en la Reina, su madre".
2.- Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Acerquémonos apresuradamente a nuestro Redentor Jesús. Unámonos a la asamblea de los santos, a la reunión de los justos. El Señor será la luz de todos y esta luz verdadera que alumbra todo hombre brillará para todos. Iremos adonde nuestro Señor Jesucristo ha preparado una morada para sus siervos para que donde él está estemos también nosotros. Esta es su voluntad. Nos comunica su deseo: Volveré y os llevaré conmigo, para que podáis estar donde voy yo.
Nos ha mostrado el lugar y el camino cuando dice: Vosotros ya sabéis el camino para ir adonde yo voy. La meta es estar junto al Padre; el camino es Cristo, como él mismo dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Entremos en este camino, unámonos a la verdad, sigamos la vida. El camino es el que nos conduce, la verdad la que nos asegura, la vida es que se nos da él mismo. Y para que comprendamos bien lo que él quiere, añade más adelante: Padre, yo deseo que todos estos que tú me has dado puedan estar conmigo donde esté yo, para que contemplen la gloria que me has dado, porque tú me amaste antes de la creación del mundo. Te seguimos, Señor Jesús. Pero, para que te sigamos, llámanos, porque sin ti nadie llega hasta ti.
3.- Le atravesó el costado y salió sangre y agua. (04 jul 2014).
Taladraron no sólo las manos y los pies del Señor, sino que también atravesaron su costado, abriendo el interior de su corazón santísimo que había sido herido por la lanza del amor. ¡Qué dulzura, qué delicia convivir en este corazón!, es un verdadero tesoro, una perla preciosa que hemos encontrado profundizando en el conocimiento de tu cuerpo. Entregaré todos mis pensamientos y todos mis deseos para obtenerlo, depositando todas mis preocupaciones en el corazón del Señor Jesús, y sin duda este corazón me alimentará.
En este templo, en este santa sanctorum, ante esta arca de la alianza, adoraré y alabaré el nombre del Señor, diciendo con David: He encontrado mi corazón para pedir al Señor. Y yo he encontrado el corazón de Jesús, mi Rey, mi hermano y mi tierno amigo. Este corazón divino es mi corazón; está verdaderamente en mí. Habiendo encontrado, dulcísimo Jesús, este corazón, que es el tuyo y el mío, te rezaré a ti, que eres mi Dios. Recibiré mis oraciones en este santuario donde nos escuchas, atráeme enteramente hacia tu corazón.
4.- Sagaces como serpientes y cándidos como palomas. (11 jul 2014).
El incesante ejercicio de la oración, unido a la continua práctica de la virtud, había conducido a Francisco a tal limpidez y serenidad de mente que, a pesar de no haber adquirido por adoctrinamiento humano conocimiento de las sagradas letras, iluminado con los resplandores de la luz eterna, llegaba a sondear con admirable agudeza de entendimiento las profundidades de las Escrituras. Su ingenio, limpio de toda mancha, penetraba los más ocultos misterios donde no alcanza la ciencia de los maestros.
Le preguntaron en cierta ocasión los hermanos si sería de su agrado que los letrados admitidos ya en la Orden se aplicasen al estudio de la sagrada Escritura, y Francisco respondió: "Sí, pero a condición de que, a ejemplo de Cristo, de quién se dice que se dedicó más a la oración que a la lectura, no descuiden el ejercicio de la oración, ni se entreguen al estudio sólo para saber cómo han de hablar, sino, más bien, para practicar lo que han escuchado, y, practicándolo, lo propagan a los demás para que lo pongan por obra. Quiero que mis hermanos sean discípulos evangélicos y de tal modo progresen en el conocimiento de la verdad, que crezcan en pura simplicidad, sin separar la sencillez de la paloma de la prudencia de la serpiente, virtudes que el soberano Maestro aunó en la enseñanza de sus benditos labios".
5.- El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. (08 ago 2014).
Dos años antes de entregar su espíritu a Dios, Francisco comenzó a experimentar en si un mayor cúmulo de dones y gracias divinas; comprendió el varón lleno de Dios que igual que había imitado a Cristo en las acciones de su vida, así también debía configurarse con él en las aflicciones y dolores de la pasión; y no se intimidó en absoluto, sino que se sintió aún más fuertemente animado. En la mañana de un día próximo a la fiesta de la Exaltación de la santa Cruz, mientras oraba en uno de los flancos del monte Alverna, vio bajar de lo más alto del cielo a un serafín que tenía seis alas tan ígneas como resplandecientes. Apareció entonces entre las alas la efigie de un hombre crucificado, cuyas manos y pies estaban extendidos a modo de cruz y clavados a ella.
Ante tal aparición el santo quedó lleno de estupor y experimentó en su corazón un gozo mezclado de dolor. El Señor le dio a entender que aquella visión le había sido presentada así por la divina Providencia para que el amigo de Cristo supiera de antemano que había de ser transformado totalmente en la imagen de Cristo crucificado, no por el martirio de la carne, sino por el incendio de su espíritu. Así sucedió, porque al desaparecer la visión dejó en su corazón un ardor maravilloso, y no fue menos maravillosa la efigie de las señales que imprimió en su carne.
6.- Tomó con coraje el camino a Jerusalén. (30 sep 2014).
Quien mira a Cristo, volviendo su rostro completamente a él, y lo mira suspendido en la cruz con sentimientos de fe, esperanza, caridad, devoción, admiración, alegría, honra, alabanza y júbilo, ése celebra con él la pascua, es decir, el paso, de suerte que, en virtud de la vara de la cruz, pasa a través del mar Rojo entrando de Egipto en el desierto, donde le es dado a gustar el maná escondido.
Para este paso, es necesario que se dejen todas las operaciones intelectuales, y que el afecto se traslade todo a Dios y todo se transforme en Dios. Ésta es experiencia mística y serenísima que nadie conoce, sino quien la recibe y que nadie recibe, sino que la desea; y que nadie desea, sino aquel a quien el fuego del Espíritu Santo inflama hasta la médula. Por eso dice el Apóstol que esta mística sabiduría la reveló el Espíritu Santo. Y si tratas de averiguar cómo son estas cosas, pregúntaselo a la gracia, pero no a la doctrina; al deseo, pero no al entendimiento; al gemido de la oración, pero no al estudio de la lección; al esposo, pero no al maestro; a la tiniebla, pero n o a la claridad; a Dios, pero no al hombre; no a la luz, sino al fuego, que nos inflama totalmente y nos lleva a Dios con excesivas unciones y ardentísimos afectos.
7.- Si expulso demonios por el Espíritu de Dios, quiere decir que el reino de Dios ha llegado a vosotros. (10 oct 2014).
En verdad, asistía al siervo Francisco -adondequiera que se dirigieses- el Espíritu del Señor, que le había ungido y enviado, y el mismo Cristo, fuerza y sabiduría de Dios, para que abundase en palabras de sana doctrina y resplandeciera con milagros de gran poder.
Su palabra era como fuego ardiente que penetraba hasta lo más íntimo del ser y llenaba a todos de admiración, por cuanto no hacía alarde de ornatos de ingenio humano, sino que emitía el soplo de la inspiración divina.
Así sucedió una vez que debía predicar en presencia del Papa y de los cardenales por indicación del obispo Ostiense. Francisco se aprendió de memoria. Francisco se aprendió de memoria un discurso cuidadosamente compuesto. Pero, cuando se puso en medio de ellos para dirigirles unas palabras de edificación, de tal modo se olvidó de cuanto llevaba aprendido, que no acertaba a decir palabra alguna. Confesó el santo con verdadera humildad lo que le había sucedido, y recogiéndose en su interior, invocó la gracia del Espíritu Santo. De pronto comenzó a hablar con afluencia de palabras tan poderosa las almas de aquellos ilustres personajes de, que se hizo patente que no era él quien hablaba, sino el Espíritu del Señor.
Él recorriendo diversas regiones, anunciaba con ardor el evangelio, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que la acompañaban.
8.- Se sentarán en el banquete del reino. (01 dic 2014).
El reino de los cielos, mayor que la largueza de una caridad sin límites, contiene personas de toda lengua, pueblo, tribu y nación, se expande y, en consecuencia, aumenta la gloria de cada uno. Por eso dijo san Agustín: "Cuando están envueltos en la misma alegría, la alegría de cada uno aumenta, ya que se animan unos a otros". La magnitud del reino se expresa por las palabras de la Escritura: Pídemelo y te daré las naciones como herencia: Vendrán muchos de oriente y occidente, y se juntarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. Ni la multitud de aquellos que lo poseen, ni la multitud de los que llegan estrecharán el espacio en este reino.
Pero ¿por qué confío y espero en que voy a poseer el reino de Dios? Ciertamente, gracias a la generosidad de Dios que me invita: Busca sobre todo el reino de Dios. A causa de la verdad que me consuela: No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre os dará el reino. Debido a la bondad y la caridad con que me han rescatado: Ha hecho para nuestro Dios un reino de sacerdotes que reinan sobre la tierra.
9.- Por los caminos proclamad que el reino de los cielos está cerca
(09 jul 2015).
En cierta ocasión en que Francisco asistía devotamente a una misa que se celebraba en memoria de los apóstoles, se leyó aquel evangelio en que Cristo, al enviar a sus discípulos a predicar, les traza el tipo de vida evangélica que habían de observar, es decir, que no poseyeran oro y plata, ni llevaran dinero ni alforja para el camino, ni usaran dos túnicas ni calzado, ni se proveyeran tampoco de bastón.
Francisco, tan pronto como oyó estas palabras y comprendió su alcance, enamorado de la pobreza evangélica, se esforzó por grabarlas en su memoria y, lleno de indecible alegría, exclamó: "Esto es lo que quiero, esto es lo que de todo corazón ansío". Y al momento se quita el calzado de sus pies, arroja el bastón, desecha la alforja y el dinero y, contento con una sola y corta túnica, se desata la correa, y en su lugar se ciñe con una cuerda, poniendo toda su solicitud en llevar a cabo lo que había oído y en ajustarse completamente a la forma de vida apostólica.
Desde entonces, el varón de Dios, fiel a la inspiración divina, comenzó a plasmar en sí la perfección evangélica y a invitar a los demás a penitencia. Sus palabras no eran vacías ni objeto de risa, sino que, llenas de la fuerza del Espíritu Santo, calaban muy hondo en el corazón, de modo que los oyentes se sentían profundamente impresionados. Al comienzo de todas sus predicaciones saludaban al pueblo, anunciándole la paz con estas palabras: "¡El Señor os dé la paz!" Tal saludo lo aprendió por revelación divina.
10.- ¿No es éste el hijo de José? (31 ago 2015).
Me parecen que han llegado al más alto grado los que, de todo corazón y sin fingimiento, se han dominado para no buscar otra cosa que ser despreciados, no ser tenidos en cuenta y vivir en el anonadamiento. Vosotros, mientras no hayáis llegado hasta aquí, pensad que no habéis hecho nada. En efecto, puesto que verdaderamente todos nosotros somos, siervos inútiles, según la palabra del Señor, aunque hagamos bien todas las cosas, mientras no lleguemos a este grado de anonadamiento, no estaremos en la verdad, sino que estaremos y caminaremos en la vanidad.
El Señor dijo: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Y eso quiso primero practicarlo él realmente, sin ficción. Lo hizo de todo corazón y en verdad era humilde y manso. En él no había simulación. Se adentró tan profundamente en la humildad y el menosprecio y la abyección, de tal manera se anonadó a los ojos de todos que, cuando se puso a predicar y anunciar las maravillas de Dios y a hacer milagros, no era estimado, sino que le desdeñaban y se burlaban de él diciendo: ¿No es éste el hijo del carpintero?, y otras frases semejantes. Así se verificó la frase que después diría el apóstol Pablo: Se anonadó así mismo tomando la condición de esclavo a través de una vida humilde.
11.- El Hijo del hombre es señor del sábado. (15 jul 2016).
En la ley dada por Moisés, que no era más que una sombra, Dios ordenaba a todos el reposo y no efectuar ningún trabajo en sábado. Pero este sábado no era más que una imagen y una sombra del auténtico que concede el Señor al alma. En efecto, el alma que ha sido hallada digna del auténtico sábado deja de entregarse a sus vergonzosas preocupaciones y descansa. Celebra el verdadero sábado y goza del auténtico reposo. Celebra el verdadero sábado y goza del auténtico reposo, liberada de todas las pobras de las tinieblas. Saborea el reposo eterno y el gozo del Señor.
Viviendo entre nosotros, el Señor nos trajo el reposo del alma, que estaba oprimida bajo el peso del pecado y que realizaba obras de injusticia por causa del pecado, sometida a amos crueles. El Señor la descargó de lo peso insoportable de las ideas vanas y viles, la libera del yugo amargo de las oras de injusticia y le concede el reposo. En efecto, el Señor llama al hombre al descanso diciéndole: Venid todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré. Y todas las almas que confían en él y se le acercan celebran un sábado verdadero, delicioso y santo, una fiesta del Espíritu, con un gozo y una alegría indecibles. Le devuelven a Dios un culto puro de su agrado, pues procede de un corazón puro.
12.- Lo cogieron, lo echaron fuera de la vid y lo mataron. (17 mar 2017).
Yo soy la vid verdadera, dice Jesús. Cavamos zanjas alrededor de esta vid, es decir, cavamos trampas con astucia. Cuando se conspira para hacer caer a alguien en una trampa, es como si caváramos un hoyo delante de él. Por eso se lamenta diciendo: Cavaron una fosa delante de mí. Veamos un ejemplo de estas trampas: trajeron a una mujer adúltera ante el Señor Jesús diciendo: "Moisés nos ordenó lapidar a estas mujeres. ¿Y tú, que dices?" Y otro: ¿Está permitido pagarle el impuesto al emperador?...
Pero descubrieron que estas trampas no perjudicaban la vid: al contrario, cavando estas fosas, ellos mismos cayeron dentro de ellas... Y siguieron cavando: no solo las manos y los pies, sino que perforaron su costado con una lanza y pusieron al descubierto el interior de este corazón santo, que había sido herido por la lanza del amor. En el cántico de su amor, el Esposo dijo: Heriste mi corazón, mi hermana, mi esposa. Señor Jesús tu corazón ha quedado herido por amor a tu esposa, tuamiga, tu hermana. ¿Era necesario que tus amigos lo hirieran más? ¿Qué hacéis, enemigos? ¿No sabíais que este corazón del Señor Jesús, golpeado, ya estaba muerto, desgarrado, y no podía padecer más por otro sufrimiento? El corazón del Esposo, del Señor Jesús, ya había recibido la herida del amor, la muerte del amor. ¿Qué otra muerte podría alcanzarlo?... Los mártires también se ríen cuando se les amenaza, se regocijan cuando se les golpea, triunfan cuando se les mata. ¿Por qué? Porque ya murieron por amor en su corazón, muertos al pecado y en el mundo...
El corazón de Jesús fue herido y murió por nosotros; la muerte física triunfó un instante, pero fue vencida para siempre.
13.- Jesús extendió la mano y le tocó. (11 ene 2018).
Un día en que Francisco se paseaba a caballo por la llanura cerca de Asís, en su camino encontró a un leproso. Ante este encuentro inesperado, le vino un sentimiento de intenso horror, mas, acordándose de la resolución que había hecho de vida perfecta y de que, antes que nada, debía vencerse a sí mismo si quería llegar a ser "soldado de Cristo", saltó del caballo para abrazar al desgraciado. Este, que alargaba su mano para recibir una limosna, recibió, junto con el dinero, un beso. Después Francisco volvió a subirse al caballo. Pero sintió ganas de mirar a su alrededor, y ya no vio al leproso. Lleno de gozo y admiración, se puso a cantar alabanzas al Señor y, después de este acto de generosidad, hizo el propósito de no prolongar por más tiempo su estancia en aquel lugar.
Se abandonó entonces al espíritu de pobreza, al gusto por la humildad y a seguir los impulsos de vivir una piedad profunda. Siendo así que antes la sola vista de un leproso le sucedía interiormente de horror, desde aquel momento se puso a prestarles todos los servicios posibles con una despreocupación total de sí mismo, siempre humilde y muy humano; y todo ello lo hacía por Cristo crucificado, al cual, según el profeta, le estimamos leproso. A me nudo los visitaba y les daba afectuosamente sus manos y su rostro.
14.- Una doctrina nueva llena de autoridad. (28 ene 2018).
Tenéis un solo maestro, Cristo. Cristo es, en efecto, el reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser, que sostiene todo por su palabra poderosa. Él es el origen de toda sabiduría. El Verbo de Dios en las alturas es la fuente de la sabiduría. Cristo es el manantial de todo saber auténtico. Es, en efecto, el camino, la verdad y la vida. En cuanto que es camino, Cristo es el maestro y principio del conocimiento según la fe, por esto Pedro enseña en su segunda carta: Tenemos también la palabra de los profetas... que es como una lámpara que alumbra en la oscuridad.
Cristo es el principio de toda revelación por su advenimiento en el espíritu, y la afirmación de toda autoridad por su advenimiento en la carne. Él viene primero en el espíritu como luz reveladora de toda visión profética. Se trata de la luz de la divina sabiduría que es Cristo. Según Juan dice: Yo soy la luz, quien me sigue no caminará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Sin esta luz que es Cristo nadie puede penetrar en los misterios de la fe. Por eso, en el libro de la Sabiduría podemos leer. Oh Dios, envía esta sabiduría de tu santo cielo y del trono de tu majestad para que esté siempre conmigo. Así sabré lo que te es grato. En efecto, ¿quién puede conocer el designio de Dios y su voluntad? Nadie puede alcanzar la certeza de la fe revelada sino por la venida de Cristo en el espíritu y en la carne.
15.- He aquí el corazón que tanto ha amado a los hombres. 08 jun 2018).
Contempla, hombre salvado, al que por ti está clavado a la cruz. Uno de los soldados lo hirió con una lanza y le abrió el costado. Y fue permisión de la divina providencia, a fin de que, brotando de la herida sangre y agua, se derramase el precio de nuestra salud, el cual, manando de la fuente arcana del corazón, diese a los sacramentos de la Iglesia la virtud de conferir la vida de la gracia, y fuese para los que viven en Cristo como una copa llenada en la fuente viva, que salta hasta la vida eterna.
Levántate, tú que amas a Cristo, sé como el pájaro que ha encontrado su morada. No pararás de vigilar; como la tórtola allí cobijarás a tus pequeños y adelantarás tu boca para beber en las fuentes de la salud. Es, en efecto, la fuente que brota en medio del Edén y, derramada en el corazón de los creyentes, riega y fecunda la tierra entera. Corre, pues, a esta fuente de vida y de luz con un vivo deseo, y en tu amor a Dios, grítale con toda la fuerza de tu corazón: ¡Oh belleza indecible del más alto y puro esplendor de luz eterna. Vida que vivificas toda vida, claridad que iluminas toda luz y conservas en el esplendor eterno los diversos astros que brillan ante el trono de tu divinidad desde el origen de los tiempos!
16.- He aquí a tu madre. (15 sep 2018).
La gloriosa Virgen ha pagado nuestro rescate como mujer valiente y animada por un amor de compasión hacia Cristo. En el evangelio de Juan, se dice: La mujer, cuando está a punto de dar a luz, está triste porque ve venir su hora. La bienaventurada Virgen no experimentó los dolores de parto porque no había concebido a consecuencia del pecado, como Eva, contra la que fue pronunciada la maldición. El dolor de la Virgen vino después, dando a luz en la cruz. Las otras mujeres conocen el dolor físico del alumbramiento, ella experimentó el del corazón. Las otras sufren por una alteración física; ella, por la compasión y el amor.
La bienaventurada Virgen pagó nuestro rescate como mujer valiente y amando con misericordia al mundo y, sobre todo, al pueblo cristiano. ¿Puede una madre olvidarse de su pequeño y no tener entrañas con el fruto de su seno? Esto nos puede ayudar a entender que el pueblo cristiano ha salido de las entrañas de la gloriosa Virgen. ¡Qué Madre tan llena de amor tenemos! ¡Hagámonos semejante a ella e imitémosla en su amor! Ella tuvo compasión de nosotros hasta el punto de no considerar la pérdida material y el sufrimiento físico. Hemos sido rescatados pagando un precio.
17.- ¿No es este el carpintero, el hijo de María? (06 feb 2019).
El Señor vivió con sus padres hasta los treinta años y les estaba sometido. En las Escrituras no se encuentra nada que nos diga qué hizo durante este tiempo, lo que parece sorprendente... Pero pon atención y verás claramente que, no haciendo nada, hizo maravillas. En efecto, cada uno de los gestos revela su misterio. Y puesto que actuaba con poder, se calló con poder, y permaneció retirado y en la oscuridad con poder. El soberano Maestro que nos había de enseñar los caminos de la vida desde su juventud, empieza a actuar con poder, pero de manera sorprendente, desconocida e inaudita, pareciendo, a los ojos de los hombres, inútil, ignorante, y viviendo en la abyección.
Apreciaba esta forma de vivir a fin de ser juzgado por todos como un ser insignificante y sin importancia; esto lo había anunciado ya el profeta que en su nombre dijo: Soy un gusano, no un hombre. ¿Ves lo que hacía no haciendo nada?: se volvió despreciable; ¿crees que esto es poca cosa? Es cierto, no es él quien tenía necesidad de esto sino nosotros. No conozco nada más difícil ni más grande. Realmente me parece que ha llegado al más alto grado el que, de todo corazón y sin fingir, se tiene por nada a fin de no buscar nada más que ser despreciado, no ser tenido en cuenta para nada y vivir en un abajamiento extremo. Es esta una victoria mucho más grande que tomar una ciudad.
18.- Yo soy la verdadera vid. (23 jul 2019).
¡Dulce Jesús, en qué estado te veo! Manso y cariñoso, único Salvador de nuestras viejas heridas, ¿quién te condenó a una muerte tan amarga? ¿Quién te condujo a sufrir estas heridas, no solo crueles sino también ignominiosas? Dulce viña, buen Jesús, he aquí el fruto que da tu viña...
Hasta el día de tus bodas, has esperado pacientemente a que produzca uvas, y ella no ha dado más que agrazones. Ella te ha coronado de espinas, te ha envuelto en las espinas de sus pecados. ¡Esta viña, que no ha dejado de ser tuya, se ha convertido en una viña extranjera, se ha convertido en una viña amarga! Ella ha renegado de ti y ha gritado: Nosotros no tenemos otro rey más que el César. Después de haber expulsado el viñedo de tu ciudad y tu heredad, estos viñedos te han llevado a la muerte: no de un golpe, sino después de haberte abatido por el largo tormento de la cruz y haberte abatido por el largo tormento de la cruz y haberte torturado por las heridas de látigos y clavos... Señor Jesús... Tú mismo entregas tu vida a la muerte -nadie te puede reemplazar, eres tú mismo el que la das... ¡Qué trueque más admirable! El Rey se da por el esclavo, Dios por el hombre, el Creador por la criatura, el Inocente por los culpables.
19.- La semilla es la palabra de Dios. (25 sept 2019).
El origen de la Escritura no se halla en la búsqueda humana, sino en la divina revelación que proviene del Padre de las luces, de quien toma su nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra. Es de él que, por su Hijo Jesucristo, llega a nosotros el Espíritu Santo. Es por el Espíritu Santo por el que, compartiendo y distribuyendo sus dones a cada uno según su voluntad, se nos da la fe, y por la fe, Cristo habita en nuestros corazones. De este conocimiento de Jesucristo se desprende, como de su fuente, la firmeza y la comprensión de toda la santa Escritura. Es, pues, imposible entrar en el conocimiento de la Escritura sin poseer infusa, primeramente, la fe de Cristo, como la luz, la puerta y el fundamento de toda la Escritura.
La finalidad o el fruto de la santa Escritura no es cualquier cosa, sino la plena felicidad eterna. Porque en la Escritura están las palabras de la vida eterna; está, pues, escrita, no solo para que creamos, sino también para que poseamos la vida eterna en la cual veremos, amaremos y nuestros deseos se verán plenamente satisfechos, conoceremos verdaderamente el amor que sobrepasa todo conocimiento y así llegaremos a la plenitud total de Dios.
20.- ¡Este enseñar con autoridad es nuevo. (14 ene 2020).
No es posible llegar a la certeza de la fe revelada si no es a través de la venida de Cristo a nuestro espíritu. Viene después en la carne como palabra que confirma toda palabra profética. Por eso se dice en la carta a los Hebreos: En distintas ocasiones y de muchas maneras, habló Dios antiguamente a nuestros Padres por los profetas: Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo. Cristo es Palabra del Padre llena de poder. Es también una palabra llena de verdad, más aún, es la misma verdad, tal como lo dice san Juan: Santifícalos en la verdad: tu palabra es la verdad.
Así pues, porque la autoridad pertenece a la palabra poderosa y verídica, y Cristo es el Verbo del Padre, y por eso mismo Poder y Sabiduría, en él está el fundamento y la consumación de toda la autoridad. Por eso toda doctrina auténtica y los predicadores de esta doctrina se refieren a Cristo, venido en la carne como fundamente de toda la fe cristiana: Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento... Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo. En efecto, solo él es el cimiento de toda doctrina auténtica, ya sea apostólica, ya sea profética, según una u otra Ley: la nueva y la antigua. Por eso se dice también a los Efesios: Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular.
21.- Jesús extendió la mano y le tocó. (16 ene 2020).
Un día en que Francisco se paseaba a caballo por la llanura cerca de Asís, en su camino encontró a un leproso. Ante este encuentro inesperado, le vino un sentimiento de intenso horror, más, acordándose de la resolución que había hecho de vida perfecta y que, antes que nada, debía vencerse a sí mismo si quería llegar a ser soldado de Cristo, saltó del caballo para abrazar al desgraciado. Este, que alargaba su mano para recibir una limosna, recibió, junto con el dinero, un beso. Después Francisco volvió a subirse al caballo. Pero sintió ganas de mirar a su alrededor, y ya no vio al leproso. Lleno de gozo y admiración, se puso a cantar alabanzas al Señor y, después de este acto de generosidad, hizo el propósito de no prolongar por más tiempo su estancia en aquel lugar.
Se abandonó entonces, al espíritu de pobreza, al gusto por la humildad y a seguir los impulsos de vivir una piedad profunda. Cuando antes la sola vista de un leproso le sacudía interiormente de horror, desde aquel momento se puso a prestarles todos los servicios posibles con una despreocupación total de sí mismo, siempre humilde y muy humano; y todo ello lo hacía por Cristo crucificado al cual, según el profeta, le estimamos leproso. A menudo los visitaba y les daba limosnas; después, movido por la compasión, besaba afectuosamente sus manos y su rostro.
22.- Oración para obtener los siete dones del Espíritu Santo. (31 may 2020).
Rogamos al clementísimo Padre por medio de ti, su Unigénito, hecho hombre, por nuestro amor, crucificado y glorificado,
que sus tesoros envíe sobre nosotros el Espíritu de la gracia septiforme.
El espíritu de Sabiduría para que gustemos el fruto del árbol de la vida que eres tú y los sabores que recrean la vida.
El don del Entendimiento con que sean esclarecidos los ojos de nuestra mente.
El don del Consejo para caminar, siguiendo tus pisadas, por las sendas de la rectitud.
El don de la Fortaleza para triunfar de la violencia de los enemigos que nos combaten.
El don de la Ciencia para que, alumbrados con los fulgores de la sacra doctrina, hagamos juicio recto del bien y del mal.
El don de la Piedad para vestirnos de las entrañas de misericordia.
El don de Temor con que, apartándonos de todo lo malo, dulcemente reposemos en tu eterna Majestad.
23.- Sagaces como serpientes y cándidos como palomas. (31 may 2020)
El incesante ejercicio de la oración, unido a la continua práctica de la virtud, había conducido al varón de Dios a tal limpidez y serenidad de mente, que -a pesar de no haber adquirido, por adoctrinamiento humano, conocimiento de la luz eterna, llegaba a sondear, con admirable agudeza de entendimiento, las profundidades de las Escrituras. Efectivamente, su ingenio, limpio de toda mancha, penetraba los más ocultos misterios y allí donde no alcanza la ciencia de los maestros.
Le preguntaron en cierta ocasión los hermanos si sería de su agrado que los letrados admitidos ya en la Orden se aplicasen al estudio de la Sagrada Escritura, y Francisco respondió: "Sí, me place, pero a condición de que, a ejemplo de Cristo, de quien se dice que se dedicó más a la oración que a la lectura, no descuiden el ejercicio de la oración, ni se entreguen al estudio solo para saber cómo han de hablar, sino, más bien, para practicar lo que han escuchado, y, practicándolo, lo propongan a los demás para que lo pongan por obra. Quiero que mis hermanos sean discípulos evangélicos y de tal modo progresen en el conocimiento de la verdad que crezcan en pura simplicidad, sin separar la sencillez de la paloma de la prudencia de la serpiente, virtudes que el soberano Maestro combinó en la enseñanza de sus benditos labios"
24.- El pan de las nupcias. (03 nov 2020)
Si tenéis virtudes, fuentes de buenas obras, perseverad en su práctica, progresad siempre, y, por medio de ellas llevad el combate de Cristo hasta la muerte, afín de que al último día recibáis por salario y recompensa de vuestro trabajo la corona de gloria y de honor. Jesucristo, vuestro único amor, os dice en el Apocalipsis: Manteneos fieles hasta la muerte y os daré la corona de la vida. Esta corona no es otra cosa que la recompensa de la vida eterna, cuya posesión debe encender el deseo de todos los cristianos. Levántate pues, amiga de Dios, esposa de Jesucristo, paloma del Rey eterno, ven a las nupcias del Hijo de Dios, pues toda la corte celestial te espera, todo está preparado.
Un siervo bello y noble está listo para servirte: un plato precioso y delicioso ha sido preparado para restaurarte; una comunidad dulce y amable está lista para compartir tu felicidad. Levántate, pues, y apresúrate. Corre a sus nupcias, pues un siervo de gran belleza está listo para servirte. Ese siervo es la asamblea de los ángeles, ¿qué digo? ¡Es el mismo Hijo de Dios eterno! En verdad, os aseguro que se ceñirá, los habrá ponerse a la mesa e irá sirviéndolos uno a uno. La gloria de los pobres y de los excluidos será grande cuando sean servidos por el Hijo de Dios, por el soberano Rey, y por todo el ejército del reino celestial.
25.- Dios el huésped de nuestra alma. (17 nov 2020)
Escucha, oh alma cuál es tu dignidad. Tan grande es tu simplicidad que nada puede habitar la morada de tu espíritu, nada puede hacerla su estancia, salvo la pureza y la simplicidad de la eterna Trinidad. Escucha las palabras de tu Esposo: El Padre y yo vendremos y haremos morada en ella, y también: Baja pronto; conviene que hoy me quede en tu casa. En efecto solo el Dios que te ha creado puede descender a tu espíritu porque, como atestigua san Agustín, él pretende ser más interior que lo más íntimo de ti mismo.
Alégrate, pues, oh alma bienaventurada, de poder ser la anfitriona de tal visitante. Oh alma bienaventurada, que cada día purificas tu corazón para recibir al Dios que la contiene, ese Dios cuyo huésped no necesita nada, pues posee en él mismo al Autor de todo bien. Qué feliz es el alma que en Dios encuentra su reposo, ya que puede afirmar: Quien me ha creado reposa en mi tienda. No podrá negar el reposo del cielo a aquella que le ofrece el reposo en esta vida. Eres muy codiciosa, oh alma mía, si la presencia de un tal visitante no te basta. Él es tan generoso que te enriquecerá de sus dones. Dejar en la indigencia a su anfitriona, ¿no sería eso indigno de un monarca? Decora, pues, tu cámara nupcial y recibe a Cristo, tu rey, cuya presencia regocijará a toda tu familia,
26.- Cuando Jesús se hizo carne en María. (08 dic 2020)
Cuando llegó la plenitud de los tiempos, del mismo modo que al sexto día el poder y la sabiduría divina formaron al hombre a partir de la tierra, al principio del sexto año del mundo, el arcángel Gabriel fue enviado a la Virgen, y ella dio su consentimiento. El Espíritu Santo descendió sobre ella, su alma ardió como un fuego santificó su carne con la pureza más perfecta, la virtud del Altísimo la cubrió de su su sombra para que ella pudiese soportar semejante ardor. Por obra del Altísimo, instantáneamente un cuerpo fue formado, un alma creada y al mismo tiempo los dos fueron unidos a la divinidad en la persona del Hijo.
¡Si pudieras comprender tan solo un poco la inmensidad del incendio que ardió entonces en el cielo, el refrescamiento provisto, el consuelo acordado! ¡A qué dignidad fue elevada la Virgen Marís! ¡Cuál fue el ennoblecimiento del género humano y cuál fue la condescendencia de la divina Majestad! ¡Si pudieras escuchar los cantos de júbilo de la Virgen, subir la montaña con nuestra Señora, contemplar los suaves abrazos de la Estéril y de la Virgen, y la manera en que el humilde servidor reconoce a su Señor; el heraldo, a su Juez; la voz del Verbo! Estoy seguro de que entonces entonarías junto a la Bienaventurada Virgen el sagrado cántico: Alaba mi alma al Señor.
27.- La humildad del Hijo de Dios. (09 dic 2020)
Aquel que con los ojos del corazón considera sus propios defectos debe humillarse bajo el poder de la mano de Dios. De la misma manera, os exhorto, a vosotros que sois siervos de Dios, a humillar profundamente vuestra alma, y a despreciaros al conocer con certeza vuestros propios defectos, pues, como dice san Bernardo, "la humildad es una virtud por medio de la cual el hombre se considera vil, gracias a un exacto conocimiento de sí mismo". Por esta humildad, el bienaventurado Francisco se volvió a sus propios ojos. Amó esta humildad y la buscó desde el comienzo de su vida religiosa hasta el final. Por ella, dejó el mundo, se dejó arrastrar desnudo por las calles de la ciudad, sirvió a los leprosos, confesó sus pecados en sus predicaciones y pidió que se le cubriese de oprobios.
Pero es sobre todo del Hijo de Dios del que debéis aprender esta virtud. Él mismo lo dice: Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, pues, según el bienaventurado Gregorio, "el que acumula virtudes sin humildad tira polvo contra el viento". Al igual que el orgullo es el principio de todo pecado, del mismo modo la humildad es el fundamento de todas las virtudes.
28.- Recibe al Niño en tus brazos. (29 dic 2020)
El Maestro de la perfecta humildad no se conformó, él, que es igual al Padre en todo, con someterse a la más bella de las vírgenes. Se sometió incluso a la Ley a fin de redimir y liberar de la corrupción a aquellos que estaban bajo la ley, y de compartir la libertad y la gloria de los hijos de Dios. Él quiso también que su Madre, aunque totalmente pura, observase la ley de la purificación. Redentor de todos, él mismo quiso ser redimido como primogénito, presentado en el Templo de Dios y quiso que una víctima fuese ofrecida por él en presencia de los justos que exultaban de alegría.
Exulta tú también con ese santo anciano y con Ana. Corre ante la Madre y el Niño, y que el amor triunfe sobre la vergüenza, que el afecto espante el temor. Recibe al Niño en tus brazos, tú también, y di con la esposa: Lo abracé y ya no lo soltaré. Canta con el santo anciano: Ahora, Señor, según tu palabra, puedes dejar ir en paz a tu servidor.
29.- ¡Qué bellas son tus obras, Señor! (19 jun 2021).
La belleza de las criaturas, con la variedad de luces, de dibujos y de colores de los cuerpos, así como los astros y los minerales, las piedras y los metales, las plantas y los animales proclamaran evidentemente los atributos de Dios. El orden de los seres nos permite descubrir en el libro de la creación la primacía, lo sublime y la dignidad del primer principio en su infinito poder. El orden de las cosas nos toma de la mano y nos guí con toda evidencia hasta el Ser primero y soberano, todopoderoso, absolutamente sabio y perfectamente bueno.
Aquel que no recibe luz de tanto esplendor creado está ciego. Quien no despierta con tantos gritos está sordo. A quien todas esas obras no lo empujan a alabar a Dios está mudo. A quien tantos signos no lo obligan a reconocer al Primer principio está embotado. Abre los ojos, prepara el oído de tu alma, desata tus labios, aplica tu corazón: todas las criaturas te harán ver, oír, alabar, amar, servir, glorificar y adorar a tu Dios. De lo contrario, cuídate de que el universo no se ponga en contra tuya. Pues, por olvidar esto, el mundo entero luchará contra los insensatos, mientras que será una fuente de gloria para el sabio que afirme con el profeta: ¡Qué magníficas son tus obras, Señor! ¡Todas las hiciste con sabiduría!
30.- Jesús extendió la mano y lo tocó. (25 jun 2021).
Un día que Francisco estaba en la soledad orando y, llevado por su fervor estaba totalmente absorto en Dios, se le apareció Cristo en la cruz. Ante esta visión, su alma se le salió de sí y el recuerdo de la pasión de Cristo le penetró tan profundamente que a partir de aquel momento difícilmente podía retener el llanto y dejar de suspirar cuando pensaba en el Crucificado; él mismo lo confesó un día poco antes de su muerte. Y es así como comprendió que iba dirigida a él la palabra del evangelio: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Desde aquel momento se entregó se entregó al espíritu de pobreza, al gusto por la humildad y a los impulsos de una profunda piedad. Así cómo antiguamente no tan solo la compañía sino el mero hecho de ver a un leproso, aunque fuera de lejos, le horrorizaba, ahora y desde aquel momento, con un perfecto olvido de sí, se entregaba a darles todos los servicios posibles, siempre humilde y muy humano, por Cristo crucificado que, según la palabra del profeta, fue considerado y despreciado como a un leproso.