SAMUEL MARINUS ZWEMER

09.09.2021

1.- Renuncié a todo para extender la santa fe. (1 ene 2016)

Veo a los caballeros yendo a ultramar, hacia Tierra Santa, pensando en tomarla por la fuerza de las armas y, al fin, agotados, sin alcanzar su objetivo. Luego creo que esta conquista debe hacerse como la hiciste tú, Señor, con tus apóstoles, es decir, con amor, con oraciones y derramando lágrimas. Y dejemos luego que esos santos caballeros de la religión se pongan en marcha, dejemos que se armen con el signo de la cruz, se inflamen con la gracia del Espíritu Santo y prediquen a los infieles las verdades de la pasión.

Yo tenía mujer e hijos; disponía de riquezas moderadas; llevaba una vida mundana. A todas estas cosas renuncié gozosamente con el fin de promover el bien común y extender la santa fe. Aprendí el árabe. Varias veces he viajado al extranjero para predicar el evangelio a los sarracenos. Por amor a la fe fui encarcelado y azotado. He trabajado cuarenta y cinco años para ganar a los pastores de la Iglesia y a los príncipes de Europa para el bien común de la cristiandad. Ahora soy viejo y pobre; sin embargo, todavía permanezco en el mismo propósito. Perseveraré en él hasta la muerte, si el Señor lo permite.

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