PEDRO EL VENERABLE
1.-
Su rostro resplandecía como el sol. (06 ago 2015).
¿Por qué nos asombra que la cara de Jesús resplandeciera como el sol si él mismo era el sol? Era el sol, pero escondido detrás de una nube. Ahora la nube se aparta, y resplandece por un instante. ¿Qué es esta nube que se aparta? No es la carne misma, sino la debilidad de la carne que desaparece por un instante. Esta nube es aquella de la que habla el profeta: El Señor ascenderá ligero sobre una nube: nube de carne que cubre la divinidad; ligera, porque esta carne no lleva nada malo en sí misma; nube que vela el esplendor divino y ligero porque debe elevarse hasta el esplendor eterno. Es la nube sobre la que se ha dicho en el Cantar de los Cantares: Desearía yacer a su sombra. Nube ligera porque esta carne es la del Cordero que quita el pecado del mundo, y una vez quitado éste, el mundo asciende a los cielos, liberado del lastre del peso de todos sus pecados.
El sol velado por esta carne no es el que sale sobre buenos y malos, sino el Sol de justicia que sale exclusivamente para los que temen a Dios. Habitualmente velado por la nube de la carne, esta luz que alumbra a todos los hombres brilla hoy con todo su esplendor. Hoy glorifica a la misma carne; la muestra deificada a los apóstoles, para que los apóstoles se la revelen al mundo.