PEDRO DE CELLE
1.- El Cordero de Dios manso y humilde de
corazón. (10
dic 2014).
Señor, envíanos al Cordero; es el cordero el que nos hace falta y no el león. El cordero que no se irrita y cuya dulzura jamás se enturbia; el cordero que nos dará su lana blanca como nieve para recalentar en nosotros loque está frío, para cubrir lo que en nosotros está desnudo; el cordero que nos dará a comer su carne por temor a que perezcamos de debilidad en el camino.
Envíalo lleno de sabiduría, porque en su prudencia divina vencerá el espíritu orgulloso; envíalo lleno de fuerza, porque dijo que el Señor es fuerte y poderoso en el combate; envíalo lleno de dulzura, porque descenderá como el rocío sobre el vellón; envíalo como una victima porque debe ser vendido e inmolado para nuestro rescate; envíalo, no para exterminar a los pecadores, porque no debe venir a llamar a los justos, sino a los pecadores; envíalo, por fin, digno de recibir la fuerza y la divinidad, digno de desatar los siete sellos del libro, es decir, el misterio incomprensible de la encarnación.