MISAL ROMANO

01.09.2021

1.-Empezaron a acosarlo. (17 oct 2013).

¡Pueblo mío!, ¿qué te he hecho?

¿En qué te he ofendido? Respóndeme.

Pueblo extraviado a causa de la amargura,

pueblo cerrado de corazón, ¡acuérdate!

Tú Señor te has liberado. ¿No va a tener respuesta

tanto amor de un Dios crucificado?

Yo, desde la aurora de los tiempos,

he preparado este día de hoy;

tú rechazas la verdadera vida

que puede darte el gozo pleno y verdadero:

¡pueblo mío, respóndeme!

Yo rompí las ataduras de tu esclavitud,

hundí a tus enemigos;

tú me has entregado al enemigo,

me has preparado otra Pascua:

¡pueblo mío, respóndeme!

Yo estaba presente en tu éxodo,

a través de la nube te conduje;

tú ahora me encierras en tu noche,

ya no sabes a dónde se dirige mi gloria:

¡pueblo mío, respóndeme!

Yo te envié a mis profetas,

clamaron durante tu exilio;

tú no quieres volver,

te has vuelto sordo cuando te llamo:

¡pueblo mío, respóndeme!

2.-Se sentarán a la mesa en el reino de Dios. (30 0ct 2013).

Padre de bondad,

tu Hijo ha dejado a tu Iglesia

esta prenda de su amor,

Al celebrar, pues, el memorial

de su muerte y resurrección,

te ofrecemos lo mismo que tú nos entregaste:

el sacrificio de la reconciliación perfecta.

Acéptanos también a nosotros Padre santo,

juntamente con la ofrenda de tu Hijo;

y en la participación de este banquete

concédenos tu Espíritu,

para que desaparezca todo obstáculo

en el camino de la concordia

y la Iglesia resplandezca en medio de los hombres

como signo de unidad e instrumento de tu paz.

Que este Espíritu, vinculo de amor,

Nos guarde en comunión

con el papa N.,

con nuestro obispo N.,

el colegio episcopal, y todo tu pueblo santo.

Recibe en tu reino a nuestros hermanos

que se durmieron en el Señor

y a todos los difuntos cuya fe solo tú conociste.

Así como nos has reunido aquí

en torno a la mesa de tu Hijo,

unidos con María, la Virgen Madre de Dio,

y con todos los santos,

reúne también a los hombres

de cualquier clase y condición, de toda raza y lengua,

en el banquete de la unidad eterna,

en un mundo nuevo

donde brille la plenitud de tu paz,

por Cristo, Señor nuestro.

3.- El pueblo renace del agua y del Espíritu. (28 abr 2014).

Dios santo, Padre de los creyentes,

en el reparto de la gracia de adopción,

tú multiplicas sobre toda la tierra

os hijos de tu promesa;

por el misterio pascual, tú haces de tu siervo Abrahán,

como lo habías prometido,

el padre de todas las naciones.

recuerda a tu pueblo

cómo responder a esa llamada.

Dios que no cesas de engrandecer a tu Iglesia

llamando a hombres que están lejos de ti,

dígnate guardar bajo tu protección

a aquellos que tú purificas en las aguas del bautismo.

Señor Dios nuestro,

poder inalterable y luz sin ocaso,

mira con bondad

el sacramento maravilloso de la Iglesia entera.

Como lo has previsto desde toda la eternidad,

mantén en la paz la obra de salvación de los hombres.

Que el mundo entero reconozca la maravilla;

aquello que fue abatido ha resucitado;

aquello que se quedó antiguo se ha renovado,

y todo recobra su primera integridad

en aquel que es el principio de todo,

Jesucristo, tu Hijo y Señor nuestro.

Él que reina por los siglos de los siglos.

4.- No son dos, sino uno solo

Señor Dios nuestro,

mira con bondad a estos nuevos esposos

y dígnate derramar sobre ellos tus bendiciones:

que estén unidos en un mismo amor

y caminen hacia una misma santidad.

Que tengan la alegría de participar en tu amor creador

y puedan educar juntos a sus hijos.

Que vivan en la justicia y la caridad

Para mostrar tu luz a los que te buscan.

Que pongan su hogar al servicio del mundo

y respondan a las peticiones de sus hermanos.

Que sean fortalecidos por los sacrificios

y las alegrías de su vida

y sepan testimoniar el evangelio.

Que vivan durante mucho tiempo

sin maldad ni enfermedad

y que el trabajo de ambos esté bendecido.

Que vean crecer en paz a sus hijos,

y tengan el apoyo de una familia feliz.

Que lleguen finalmente

con todos los que los precedieron

en tu seguimiento donde su amor no acabará nunca.

5.- Serán los dos una sola carne. Es este un gran misterio:  Y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. (14 ago 2015).

Verdaderamente, es justo y necesario darte gloria,

ofrecerte nuestra acción de gracias,

siempre y en todo lugar, a ti, Padre santo,

Dios todopoderoso y eterno.

Porque quisiste que el hombre,

creado por tu bondad,

alcanzara tal grandeza

que el afecto mutuo entre los esposos

sea una imagen de tu amor.

Y a aquellos que creaste por amor,

los llamas sin cesar a amar como ti

para darles parte en tu amor eterno.

Señor, te damos gracias,

porque el sacramento del matrimonio,

que nos revela tu amor,

consagra también el amor humano,

por Cristo nuestro Señor.

6.- Mi casa es casa de oración. (18 oct 2015).

En verdad es justo y necesario,

es nuestro deber y salvación

darte gracias siempre y en todo lugar,

Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque te has dignado habitar

en toda casa consagrada a la oración,

para hacer de nosotros,

con la ayuda constante de tu gracia,

templos del Espíritu Santo,

resplandecientes por la cantidad de vida.

Con tu acción constante, Señor,

santificas a la <iglesia, esposa de Cristo,

simbolizada en edificios visibles,

para que así, como madre gozosa

por la multitud de sus hijos,

pueda ser presentada en la gloria de tu reino.

Por eso, con los ángeles y todos los santos

cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!

7.- Tú iluminas esta noche santa con la gloria De la resurrección del Señor. (31 mar 2018).

Esta es la noche en la que, por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo son restituidos a la gracia y son agregados a los santos... Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo... Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos. Esta es la noche de que estaba escrito: Será la noche clara como el día, la noche iluminada por mi gozo... ¡Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino!

En esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas... Te rogamos, Señor, que este cirio, obra de las abejas... Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre, arda sin apagarse para destruir la oscuridad de esta noche, y, como ofrenda agradable, se asocie a las lumbreras del cielo. Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso y es Cristo, tu Hijo resucitado, que, al salir del sepulcro, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina glorioso por los siglos de los siglos. Amén.

8.- Mirad, estamos subiendo a Jerusalén. (30 may 2018).

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro.

Porque hoy nos concedes celebrar la gloria de tu Ciudad Santa, la Jerusalén celeste, que es nuestra madre, donde eternamente te alaba la asamblea festiva de todos los santos, nuestros hermanos.

Hacia ella, aunque peregrinos en país extraño, nos encaminamos alegres, guiados por la fe y gozosos por la gloria de los mejores hijos de la Iglesia; en ellos encontramos ejemplo y ayuda para nuestra debilidad.

Por eso, unidos a estos santos y a los coros de los ángeles, te glorificamos y cantamos diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.

9.- Saber leer los signos de los tiempos. (26 oct 2018).

Te damos gracias, Padre

fiel y lleno de ternura, porque

tanto amaste al mundo que le

has entregado a tu Hijo, para que

fuera nuestro Señor y nuestro hermano.

Él manifiesta su amor para con los

pobres y los enfermos, para con los

pequeños y los pecadores.

Él nunca permaneció indiferente ante el

sufrimiento humano; su vida y su palabra

son para nosotros la prueba de tu amor.

Como un padre siente ternura por sus hijos,

así tú sientes ternura por sus fieles...

Fortalece a tu pueblo con el cuerpo

y la sangre de tu Hijo y renuévanos

a todos a su imagen.

Que todos los miembros de la Iglesia

sepamos discernir los signos de los tiempos

y crezcamos en la fidelidad al evangelio.

Que nos preocupemos de compartir en la

caridad las angustias y las tristezas,

las alegrías y las esperanzas de los hombres,

y así les mostremos el camino de la salvación.

10.- Mi casa será casa de oración. (23 nov 2018).

Es verdad es justo y necesario,

es nuestro deber y salvación

darte gracias siempre y en todo lugar,

Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,

por Cristo, Señor nuestro.

Porque en esta casa visible que hemos construido,

donde reúnes y proteges sin cesar

a esta familia que hacia ti peregrina,

manifiestas y realizas de manera admirable

el misterio de tu comunión con nosotros.

En este lugar, Señor,

tú vas edificando aquel templo que somos nosotros,

y así, la Iglesia, extendida por toda la tierra,

crece unida, como Cuerpo de Cristo,

hasta llegar a ser nueva Jerusalén,

verdadera visión de paz.

Por eso, Señor,

te celebramos en el templo de tu gloria,

y todos los ángeles

te bendecimos y te glorificamos, cantando:

¡Santo, Santo, Santo es el Señor Dios del universo!

11.- Los dos ya no serán más que uno. (16 ago 2019).

Hermanos, pidamos a Dios que bendiga a estos nuevos esposos que van a recibir juntos el cuerpo y la sangre de Jesucristo.

Señor Dios nuestro, tú has llamado por su nombre a N y N, para que entregándose el uno al otro lleguen a ser una sola carne y un solo espíritu; dales el cuerpo de tu Hijo por quien se va a realizar su unidad. Tú eres la fuente de su amor y has puesto en ellos el deseo de felicidad que los anima; dales la sangre de tu Hijo que santifique su amor y su gozo.

Haz que, recibiendo el pan de vida y la copa de la bendición, aprendan a dar su vida por los demás; que eduquen a los hijos que nacerán de su amor en la fidelidad al evangelio; que busquen ante todo el reino de Dios y su justicia; que sean útiles al mundo en el que siempre puedan darte gracias, y vengan a menudo a renovar su alianza comulgando juntos el cuerpo resucitado de Jesucristo.

Es por su mediación que te presentamos estas peticiones: porque él que ha santificado las bodas de Caná y purificado a su Iglesia entregándose por ella, sabemos que intercede cerca de ti por nuestros amigos N. y N, hoy, mañana y todos los días de su vida, hasta la eternidad.

12.- De modo que ya no son dos, sino una sola carne. (14 ago 2020)

Señor Dios nuestro, que para revelar tus designios

quisiste que el amor del hombre y la mujer fuera signo de la

alianza que estableciste con tu pueblo, y que la unión de los

esposos en el sacramento del matrimonio manifestara las

bodas de Cristo con la Iglesia.

Extiende tu mano protectora sobre estos hijos tuyos N. y N.

que a lo largo de la vida común, santificada por este

sacramento, se comuniquen los dones de tu amor; y que

siendo el uno para el otro signo de tu presencia, sean en

verdad un solo corazón y un solo espíritu.

Concédeles, Señor, mantener con su trabajo la vida de su

hogar, y educar a sus hijos según el evangelio, para que

formen parte de tu familia santa.

Colma de bendiciones a tu hija N., para que pueda cumplir sus

deberes de esposa y madre, y sea el alma y la alegría del hogar.

Bendice también a tu hijo N., para que cumpla su misión

de esposo fiel y padre solícito.

13.- Mi casa es casa de oración. (20 nov 2020)

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber

y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,

Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque te has dignado habitar en toda casa

consagrada a la oración, para hacer de nosotros,

con la ayuda constante de tu gracia, templos

del Espíritu Santo, resplandecientes por

la santidad de vida.

Con tu acción constante, Señor, santificas

a la iglesia, esposa de Cristo, simbolizada

en edificios visibles, para que así, como

madre gozosa por la multitud de sus hijos,

pueda ser presentada en la gloria de tu reino.

Por eso, con los ángeles y todos los santos,

cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

¡Santo!¡Santo!¡Santo! 

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