LITURGIA  SIRÍACA  Y CALDEA

31.08.2021

LITURGIA SIRÍACA

1.-¡Felicitadme!, he encontrado la oveja perdida. (13 may 2018).

En el día de la ascensión, oh Cristo Rey,

los ángeles y los hombres te aclaman:

"Tú eres santo, Señor, porque has descendido

y has salvado a Adán, al hombre hecho de polvo,

del abismo de la muerte y del pecado,

y por tu santa ascensión, oh Hijo de Dios,

los cielos y la tierra entra a gozar de la paz.

¡Gloria a aquel que has enviado!"

La Iglesia ha visto a su Esposo en la gloria,

y ha olvidado los sufrimientos del Gólgota.

En lugar del peso de la cruz que llevaba

es una nube luminosa la que lo lleva.

Y él se levanta, vestido de esplendor y majestad.

Un gran prodigio tiene lugar hoy

en el monte de los Olivos:

Nuestro maestro había descendido buscando a Adán

Y después de haber encontrado al que estaba perdido,

lo trae sobre sus hombros

y lo introduce glorioso en el cielo con él.

En el día de su nacimiento, María se alegra;

en el día de su muerte, la tierra tiembla;

en el día de su resurrección, el infierno se aflige;

en el día de su ascensión, el cielo exulta.

¡Bendita sea su ascensión!

LITURGIA CALDEA

Meditaciones

1.-Para que en mí encontréis la paz. (13 may 2018).

Señor, tu misericordia es eterna. Y tú, Cristo, que eres toda la misericordia, danos tu gracia; extiende tu mano y ven a ayudar a todos los que están tentados, tú que eres bueno. Ten piedad de todos tus hijos y ven a socorrerlos; concédenos, Señor misericordioso, poder refugiarnos a la sombra de tu protección y vernos liberados del mal y de los secuaces del Maligno.

Mi vida se ha enmarañado como una tela de araña. En tiempo de desgracia y turbación, hemos llegado a ser como refugiados, y nuestros años se han marchitado bajo el peso de la miseria y de todos los males. Señor, tú has calmado la mar con una palabra tuya; en tu misericordia, aplaca también, las turbulencias del mundo, sostén al universo que se tambalea bajo el peso de sus pecados.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Señor, extiende tu mano misericordiosa sobre los creyentes y confirma la promesa hecha a los apóstoles: Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Socórrenos como los socorriste a ellos y, por tu gracia, sálvanos de todo mal; danos seguridad y paz para que te demos gracias y en todo tiempo adoremos a tu santo nombre.

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