IGLESIA DE ESMIRNA

31.08.2021

1.- El Espíritu Santo os enseñará lo que tenéis que decir.(19 oct 2013)

En el momento en que Policarpo penetró en el estadio, una voz resonó desde el cielo: "Ánimo, Policarpo, sé fuerte". Nadie vio quién era el que hablaba, pero algunos de los nuestros que estaban presentes oyeron la voz. Cuando la multitud supo quién era ese prisionero, se redoblaron los gritos. El procónsul intentaba disuadirlo para que renegara: "Respeta tu edad avanzada. Jura por la suerte del Cesar, retráctate. Maldice a Cristo". A lo que Policarpo respondió: "Hace cuarenta y seis años que le sirvo, y no me ha hecho ningún mal.¿Como podría ultrajar a mi Rey y Salvador?"

Y como el otro volvía a lo mismo, Policarpo prosiguió: "Puesto que se te ha metido en la cabeza hacerme jurar por la suerte del César, como me dices, y finges ignorar quién soy yo, escúchalo claramente de mí mismo: soy cristiano". "Tengo fieras - replicó el procónsul -, y te echaré bajo sus dientes si no reniegas. Te entregaré a las llamas". Policarpo dijo: "Me amenazas con un fuego que después de una hora se apaga porque no conoces el fuego del juicio futuro y del castigo eterno que aguarda a los impíos". Cuando la hoguera estuvo a punto, Policarpo se quitó él mismo sus vestidos, desató su cinturón y quiso también desligar sus sandalias, lo cual no acostumbraba, puesto que los fieles corrían a ayudarle. Este gran santo, ya antes de su martirio, había suscitado una inmensa veneración.         

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar