HENRI  DE LUBAC

31.08.2021

1.- Cristo, riqueza de la Iglesia. (27 jun 2017).

Por lo que a mí respecta, me atrevo a decir que si la Iglesia no fuera lo que pretende ser, si no viviera esencialmente de su fe en Jesucristo, de aquella fe que el apóstol Pedro proclamó en el camino de Cesarea, no esperaría a que me decepcionara en sus logos humanos para separarme de ella...

Si Jesucristo no constituye su riqueza, la Iglesia es miserable. Si el Espíritu de Jesucristo no florece en ella, la Iglesia es estéril. Su edificio amenaza ruina si no es Jesucristo su arquitecto y si el Espíritu Santo no es el cimiento de las piedras vivas con que está construida. Toda su doctrina es mentira si no anuncia la Verdad que es Jesucristo. Toda su gloria es vana si no la funda en la humanidad de Jesucristo. Su mismo nombre en nosotros el único Nombre que les ha sido dado a los hombres para que alcancen su salud. La Iglesia no significa nada para nosotros si no es el sacramento, el signo eficaz de Jesucristo. 

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