GUIGO I EL CARTUJO

24.08.2021

Guigo I El Cartujo (1083-1137),  

1.-Enseguida fue a buscarlo y se le echó a los pies. (13 feb 2020)

Con estas palabras ardientes llama el alma a su Esposo: "Señor, a quien nadie puede ver sino los corazones puros: busco, por medio de la lectura y de la meditación, la verdadera pureza de corazón y cómo obtenerla para poder, con su auxilio, conocerte, aunque sea solo un poco. He buscado tu rostro, Señor. He meditado mucho en mi corazón, y un fuego se ha encendido en mi meditación: el deseo de conocerte más. Cuando partes para mí el pan de las sagradas Escrituras, te me das a conocer en esta fracción del pan. Y cuanto más te conozco, más deseo conocerte, no solamente en la corteza de la letra, sino en el sabor de la experiencia. No pido esto, Señor, en razón de mis méritos propios, sino por tu misericordia. Confieso, en efecto, que soy pecador e indigno, pero también los perritos comen las migas que caen de la mesa de sus amos. Dame, Señor, la prenda de la futura herencia, una gota al menos de la lluvia celestial para refrescar mi sed, porque ardo en amor".

El Señor que mira a los justos y que no solamente escucha su oración, sino que está presente en ella, la interrumpe; se presenta inesperadamente, se apresura al encuentro del alma que lo desea, emanando el dulce rocío del cielo como el perfume más precioso. Él recrea al alma fatigada, nutre a la hambrienta, fortalece su fragilidad, la vivifica mortificándola con un dulce olvido de sí, y la hace sobria embriagándola.

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar