GREGORIO DE NAREK

24.08.2021

1.- Esta generación reclama un signo. (17 feb 2014).

"Todo el que invoca el nombre del Señor se salvará".

No es por lo que me da que persevero en mis súplicas, sino porque es la Vida verdadera y es en él que respiro; sin él, no hay movimiento ni progreso. No es tanto por los lazos de la esperanza, que soy atraído, sino por los lazos del amor. No aspiro a la gloria, sino que quiero abrazarme al Señor de la gloria. No es la sed de la vida la que siempre me consume, sino el recuerdo de aquel que da la vida. No es el descanso que pacificará mi corazón suplicante. No es por el festín nupcial que languidezco, sino del deseo del Esposo. En la espera cierta de su poder, a pesar de la carga de mis pecados, creo con una esperanza inquebrantable y me pongo confiadamente en las manos del Todopoderoso, de quien no solamente obtendré el perdón, sino que le veré a él m ismo en persona, gracias a su misericordia y a su compasión, y aunque merezco perfectamente ser proscrito, heredaré el cielo.

2.- Desciende deprisa. (17 oct 2015).

No me elevé de esta tierra miserable, como el publicano Zaqueo, sobre el árbol elevado de la sabiduría para contemplarte en tu divinidad. Al contrario que en la parábola, me subí al árbol de la sensualidad por amor a las cosas de este mundo, como otro Zaqueo sobre otra higuera. Por tu palabra poderosa, hazme descender deprisa como Zaqueo; ven a vivir en la casa de mi alma, y, contigo, vengan el padre y el Santo Espíritu. Haz que este cuerpo que perjudicó a mi alma le devuelva el cuádruple en servicio y dé la mitad de sus bienes  a mi libre albedrío empobrecido, con el fin de que yo sea también digno de oír tu voz, siendo también hijo de Abrahán.

3.- Los maestros de la ley y los fariseos comenzaron a acosarlo y tenderle trampas. (13 oct 2016).

En pie ante un tribunal de hombres que tú mismo has creado, con una naturaleza como la mía, tú no has replicado, tú que das el habla a los hombres; tú no has levantado la voz, tú que has creado la lengua; tú no has gritado, tú, ante quien tiembla la tierra; tú no has increpado a los que te conducían a los tormentos de la muerte. Tú no has puesto resistencia cuando te ataron las manos y cuando te abofetearon, no mostraste indignación; cuando te cubrirán de salivazos, no proferías injurias; y cuando te golpearon, resistías sin desfallecer; cuando se burlaban de ti, no montaste en cólera, y cuando te vapuleaban, tu rostro se mantenía sereno. Lejos de darte un respiro, oh Fuente de toda vida, te prepararon el instrumento de la muerte para que cargaras con él. Tú lo recibiste, con magnanimidad, lo cargaste sobre tus espaldas en silencio, lo llevaste con paciencia; tú cargaste, como si fueras un criminal, con el leño del dolor.

4.- Si no veis signos y prodigios, sois incapaces de creer. (23 mar 2020).

No es por lo que me da que persevero en mis súplicas, sino porque es la Vida verdadera y es en él que respiro; sin él no hay movimiento ni progreso. No es tanto por los lazos de la esperanza que soy atraído, sino por los lazos del amor. No es de los dones, sino del Dador que siempre tengo nostalgia. No aspiro a la gloria, sino que quiero abrazarme al Señor De la gloria. No es la sed de la vida la que siempre me consume, sino el recuerdo de aquel que da la vida. En la espera cierta de su poder a pesar de la carga de mis Pecados, creo con una esperanza inquebrantable y me pongo confiadamente en la mano del Todopoderoso, de quien no solamente obtendré el perdón sino que le veré en persona, gracias a su misericordia y a su compasión, y, aunque merezco perfectamente ser proscrito heredaré el cielo.

5.- Estaba ya amaneciendo cuando Jesús se presentó en la orilla(17 abr 2020).

Dios compasivo y misericordioso, amigo de los hombres, cuando tú hablas nada imposible. Incluso aquello que parece imposible a nuestro espíritu. Señor Jesucristo, luz y dador de luz, no te alegras del mal, no quieres que nadie se pierda, ni deseas jamás la muerte de nadie. No te agitas en la turbación ni estás sujeto a la cólera; tu amor es inquebrantable y duradero, y no dejas de compadecerte; no abandonas nunca tu bondad. No vuelves nunca la espalda a nadie, sino que eres totalmente luz y voluntad de salvación. 

Cuando quieres perdonar, lo puedes hacer; cuando quieres curar, eres poderoso; cuando quieres vivificar, eres capaz de hacerlo, cuando quieres conceder gracia, eres generoso; cuando quieres devolver la salud, lo sabes hacer. Cuando quieres renovar, eres creador; cuando quieres resucitar, eres Dios. Cuando, incluso antes de que lo pidamos, quieres extender tu mano, nada te falta. Si quieres fortalecerme a mí que soy débil, tú eres roca; si quieres darme de beber a mí que estoy sediento, tú eres la fuente; si quieres revelar lo que está escondido, tú eres luz. Por mi salvación, has luchado con fuerza, has tomado sobre tu cuerpo inocente todo el sufrimiento de los castigos que habíamos merecido para, a la vez de ser ejemplo para nosotros, manifestar la compasión que nos tienes.

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