DIONISIO EL CARTUJANO
01.-
La paz os dejo, mi paz os doy. (25
oct 2018).
¿Pensáis que he venido a traer al mundo la paz? Es como si Cristo dijera: "No penséis que he venido a dar a los hombres la paz según la carne y este mundo de aquí abajo, la paz sin ninguna regla que les haría vivir en armonía con el mal y les aseguraría la prosperidad en esta tierra. No, os lo digo, no he venido a traer una paz de este género sino la división, una buena y saludable separación de los espíritus e incluso de los cuerpos. Así, los que creen en mí, puesto que aman a Dios y buscan la paz interior, se encontrarán naturalmente en desacuerdo con los malvados; se separarán de los que intentan alejarlos del progreso espiritual y de la pureza del amor divino o bien se esfuerzan en crearles dificultades".
La paz espiritual, pues, la paz interior, la buena paz, es la tranquilidad del alma en Dios, y la buena armonía según el justo orden. Cristo vino, ante todo, a traer esta paz... La paz interior tiene su fuente en el amor. Consiste en un gozo inalterable del alma que está en Dios. Se le llama la paz del corazón. Es el comienzo y un anticipo de la paz de los santos que están en la patria, de la paz de la eternidad.
02.-Encender en los corazones de los hombres el fuego del amor de Dios. (18 ago 2019).
"He venido a traer fuego a la tierra: por el misterio de mi encarnación he bajado de lo alto del cielo y me he manifestado a los hombres para encender en sus corazones humanos el fuego del amor divino. ¡Y cuanto deseo verlo encendido, que prenda y llegue a ser una llama movida por el Espíritu Santo de la que salgan actos de bondad!"
Cristo anuncia, seguidamente, que sufrirá la muerte en cruz antes de que el fuego de este amor no inflame a la humanidad. En efecto, es la santísima pasión de Cristo la que ha hecho posible un don tan grande a la humanidad y es, sobre todo, el recuerdo de su pasión la que enciende una llama en los corazones de los fieles. He de recibir un bautismo, o dicho de otra manera. Es a mí al que, por una disposición de Dios, me incumbe y me ha sido reservado recibir un bautismo de sangre, bañarme y sumergirme en el agua, en mi misma sangre derramada en la cruz para rescatar al mundo entero. Y cómo sufro hasta que todo se haya cumplido, hasta que se acabe mi pasión y pueda decir: ¡Todo está cumplido!