BEATO DEL ELREDO DE RIELVAUX
1.- Observar el sábado (19 Jul 2013)
En la celda íntima donde se celebra este primer sábado se puede reencontrar la posada del corazón, allí donde hay costumbre de alegrarse con los que gozan, llorar con los que lloran, ser débil con los débiles, arder con los que se escandalizan. Allí el alma se sentirá unida a la de todos los hermanos por el cemento de la caridad; allí no se es turbado por el aguijón de la envidia, quemado por el fuego de la cólera, herido por las flechas de la sospecha; allí se nos libera de las mordeduras devoradoras de la tristeza.
Si se atrae a todos los hombres en el jirón pacificado de su espíritu, donde todos se sienten abrazados, ardiendo en un dulce afecto y donde no se forma con ellos más que un solo corazón y una sola alma, entonces, saboreando esta maravillosa dulzura, en seguida el tumulto de las codicias se acalla, el alboroto de las pasiones se pacifica, y en el interior se produce un total desprendimiento de todas las cosas nocivas, un reposo gozoso y pacífico en la dulzura del amor fraterno. En la quietud de este segundo sábado, la caridad fraterna no deja ya que subsista ningún vicio. Impregnado de la pacífica dulzura de esta sábado, David estalló en un cántico de júbilo: Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos.
2.- Estad en vela y orad: así seréis dignos de presentaros ante el Hijo del hombre. (01 dic 2013).
Este tiempo de Adviento representa las dos venidas de nuestro Señor: primeramente, la dulcísima venida del más bello de los hijos de los hombres, del Deseado de las naciones, la venida en la cual vino al mundo para salvar a los pecadores. Este tiempo nos recuerda también la venida que esperamos con firme esperanza y que debemos traer a menudo a la memoria con lágrimas, la que tendrá lugar cuando el mismo Señor venga visiblemente en la gloria: es decir, el día del juicio. La primera venida la conocieron muy pocos hombres; en la segunda, se manifestará a los justos y a los pecadores tal como anuncia el Profeta: Toda carne verá la salvación de Dios.
Sigamos, pues, los ejemplos de los Santos Padres y abrasemos nuestros espíritus de amor y deseo de Cristo. Sabéis bien que la celebración de este tiempo fue instituida para renovar en nosotros ese deseo que los antiguos Padres tenían de la primera venida del Señor y que, con su ejemplo, aprendamos a desear también su retorno. Pensemos en todo el bien que el Señor llevó a cabo para nosotros en su primera venida; ¡mayor aún será lo que lleve a cabo cuando vuelva! Este pensamiento nos ayudará a amar todavía más su primera venida y a desear aún más su retorno.
3.- El Salvador del mundo, acostado en un pesebre. (05 ene 2014).
Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Teméis al Señor de los ángeles, pero amad al niño; Teméis al Señor en su majestad, pero amad al pequeño envuelto en pañales; teméis al rey de los cielos, pero amad al niño acostado en un pesebre.
¿Qué hay en especial en este niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre? ¿Dónde está la señal? Se podrían decir muchas cosas sobre este signo, pero digamos: Belén, "la casa del pan", es la santa Iglesia donde es distribuido el pan del Cuerpo de Cristo, el verdadero pan de vida. El pesebre de Belén es el altar de la Iglesia. Aquí se alimentan los miembros de la familia de Cristo.
Los pañales simbolizan el aspecto exterior de los sacramentos. En este pesebre, bajo la apariencia de pan y de vino está el verdadero Cuerpo y la verdadera Sangre de Cristo. Aquí vemos que está Cristo en persona, pero envuelto en pañales, es decir, presente de forma invisible bajo los signos sacramentales. No hay signos más grandes y más evidentes del nacimiento de Cristo que el hecho de acercarnos diariamente a su Cuerpo y su Sangre en el altar santo y que veamos diariamente inmolarse por nosotros a aquel que nació de la Virgen.
4.- Pedro y Juan: la diversidad en la unidad. (23 may 2015).
Ciertas personas, que no tienen capacidad para ser promovidas, deducen de ello que no se las ama; si no encuentran alguien que los implique en sus tareas y sus funciones, se lamentan de que se las deja solas. Sabemos bien que eso es fuente de graves discordias; y para colmo de indignación, esas personas se separan y llegan incluso a maldecirse.
Que nadie se crea abandonado a su suerte porque no se les ha concedido una determinada promoción. Vemos que el Señor Jesús ha preferido Pedro a Juan para encomendarle su iglesia. Pero, confiriendo la primacía a Pedro, no ha retirado en absoluto su afecto a Juan. Ha confiado a pedro su Iglesia; ha confiado a su madre, tiernamente amada, a Juan. Ha dado a Pedro las llaves de su reino; ha descubierto a Juan los secretos de su corazón. Pedro, pues, ocupa un lugar elevado, pero el puesto de Juan es más seguro. Pedro se siente orgulloso de haber recibido el poder. Cuando Jesús dice: Uno de vosotros me entregará tiembla y se aterroriza juntamente con los otros; Juan, enardecido por estar tan cerca del Señor, instigado por pedro, le pregunta para saber de quién se trata. Pedro se entrega a la acción; Juan es reservado para dar testimonio de su amor, según la palabra: Quiero que quede así hasta que yo vuelva. Nos ha dado ejemplo para que también nosotros hagamos igual.
5.- El templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros.(09 nov 2015).
Muchas veces hemos oído decir que Moisés, después de haber sacado a Israel de Egipto, construyó en el desierto un tabernáculo, una tienda del santuario, gracias a los dones de los hijos de Jacob. Vosotros, hermanos, sois ahora el templo, el tabernáculo de Dios, como lo explica el apóstol Pablo: El templo de Dios sois vosotros. Templo donde Dios reinará eternamente, sois su tienda porque él os acompaña en el camino. Esta tienda, hermanos, sois vosotros mismos en el desierto de esta vida, hasta que lleguéis a la tierra prometida. Entonces tendrá lugar la verdadera dedicación, entonces será edificada la autentica Jerusalén no ya bajo la forma de una tienda, sino de una ciudad.
Pero ya ahora, si somos verdaderos hijos de Israel según el Espíritu, si salimos de Egipto en espíritu, ofrezcamos todos nuestros bienes a la construcción del tabernáculo: A cada cual se le concede la manifestación del Espíritu para el bien de todos ¡Que todo sea común para todos! ¡Que nadie considere como bien propio el carisma que haya recibido de Dios! Que nadie tenga envidia de un carisma otorgado a otro hermano, sino que esté convencido de que el suyo sirve para bien de todos y no dude de que el bien de su hermano es también su propio bien. Lo que uno no tiene puede encontrarlo en el hermano. Así se custodia la humildad, la caridad aumentará y la unidad será manifestada en el Cuerpo del Cristo total.