SAN ANSELMO DE CANTERBURY
01.- Se sentarán a la mesa en el reino de
Dios. (25 agst 2013)
¡Que gran dicha poseer el reino de Dios! ¡Que gozo para ti, corazón humano, pobre corazón acostumbrado al sufrimiento y aplastado por los males, si tú rebosaras de una dicha semejante! Y, sin embargo, si alguno a quien amaras como a ti mismo participara de una idéntica dicha, tu gozo sería doble, porque no te gozarás por él menos que por ti. Y si dos o tres, o muchos más, poseyeran esta misma felicidad, experimentarías en ti mismo tanto gozo por cada uno como por ti mismo, porque amarías a cada uno como a ti mismo.
Así, pues, en esa plenitud de amor que unirá a los innumerables bienaventurados y en la que nadie amará al otro menos que a sí mismo, cada uno gozará de la dicha de los demás tanto como de la suya propia. Y el corazón del hombre, apenas es capaz de contener su propio gozo, se sumergirá en el océano de dichas tan grandes y numerosas. Ahora bien, sabéis que se goza de la felicidad de alguien en la misma medida en que se le ama; así, en esa perfecta bienaventuranza en la que cada uno amará a Dios incomparablemente más que a sí mismo y que a todos los demás, la felicidad infinita de Dios será para cada uno fuente de gozo incomparable.
02.- Todo lo que hay en la Escritura
depende de estos dos preceptos. (29 oct 2017)
Reinar en el cielo es estar íntimamente unido a Dios y a todos los santos con una sola voluntad, y ejercer todos juntos un solo y único poder. Ama a Dios más que a ti mismo y ya empiezas a poseer lo que tendrás perfectamente en el cielo. Ponte de acuerdo con Dios y con los hombres -con tal de que estos no se aparten de Dios- y empiezas ya a reinar con Dios y con todos los santos. Pues en la medida en que estés ahora de acuerdo con la voluntad de Dios y de los hombres, Dios y todos los santos se conformarán con la tuya. Por tanto, si quieres ser rey en el cielo, ama a Dios y a los hombres como debes, y merecerás ser lo que deseas.
Pero no podrás poseer perfectamente este amor si no vacías tu corazón de cualquier otro amor. Por eso, los que tienen su corazón llenos de amor de Dios y del prójimo no quieren más que lo que quieren Dios o los hombres, con tal que no se oponga a la voluntad de Dios. Por eso son fieles a la oración, hablan del cielo y se acuerdan de él, porque es dulce para ellos desear a Dios, hablar y oír hablar de él y pensar en quien aman. Por eso también se alegran con el que está alegre, lloran con el que sufre, se compadecen de los desgraciados y dan limosna a los pobres, porque aman a los demás hombres como a sí mismos. De esta manera toda la Ley y los Profetas penden de estos dos preceptos de la caridad.
03.- Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. (07 dic 2018).
Y tú, Señor, ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo nos olvidarás y no esconderás tu rostro? ¿Cuándo nos mirarás y nos escucharás? ¿Cuándo iluminaras nuestros ojos y nos mostrarás tu faz? ¿Cuándo volverás a nosotros? Míranos, Señor, muéstrate a nosotros. Danos el don de tu presencia, a nosotros que, sin ti, no podemos nada y estamos perdidos. Ten piedad de nuestros esfuerzos por llegar a ti, ya que sin ti no podemos nada. Tú nos invitas, ayúdanos pues.
Te pido, Señor, que no dejes gemir sin esperanza. Hazme respirar con confianza. Por lo menos concédeme vislumbrar la luz, aunque sea de lejos, aunque sea desde el abismo. Enséñame a buscarte y muéstrate cuando te busco, porque no puedo buscarte si tú no me guías, ni encontrarte si tú no te muestras. Te buscaré por el deseo y te desearé por la búsqueda. Te encontraré amándote y te amaré cuando te haya encontrado.
04.- Os he hablado de esto
para que mi alegría esté en vosotros. (23 may 2019).
Te lo pido, Dios mío, haz que te conozca, haz que te ame para mi gozo seas tú. Y si esto no es plenamente posible en esta vida, haz que, por lo menos, progrese cada día en este deseo hasta que llegue a la plenitud. Que mi conocimiento de ti aumente cada día más en mí, y que solo se acabe en el último día; que tu amor crezca en mí y que sea perfecto en mi vida futura para que mi gozo, que ya es grande aquí abajo en esperanza, sea allí colmado en la realidad.
Señor Dios, por tu Hijo nos has dado orden, o mejor, el consejo de pedir; y has prometido que seríamos escuchados para que nuestro gozo fuera completo. Señor, te hago esta petición por mediación de aquel que es nuestro Consejero admirable. Que yo pueda recibir lo que nos has prometido por medio de aquel que es la Verdad, para que mi gozo sea perfecto. Dios verdadero, te hago esta súplica; escúchame para que mi gozo sea perfecto. Que esto sea desde ahora lo que medite mi espíritu y la palabra que sale de mis labios. Que sea el amor de mi corazón y el discurso que sale de mi boca, que sea el hambre de mi alma, la sed de mi carne y el deseo de todo mí ser.
05.- ¿Por qué lloras? (14 abr 2020).
Mujer, ¿por qué lloras? Amantísimo Señor, ¿cómo es que preguntas por qué llora? ¿No te había visto cruelmente inmolado, agujereado por los clavos, suspendido en el madero como un ladrón, entregado a las burlas de los impíos? Ya que no pudo arrancarte de la muerte, habría querido, al menos, embalsamar tu cuerpo para protegerlo de la corrupción el mayor tiempo posible. Y ahora, para colmo, cree haber perdido ese cuerpo que conservaba la esperanza de poseer todavía. Con ello se desvaneció toda esperanza para ella, ya que no tiene aquello que quería conservar como recuerdo de ti. Es tu fiel discípula, rescatada con tu sangre, y está atormentada por el deseo de verte. ¿Vas a dejarla mucho tiempo con esta pena? No; tu dulce bondad, Amigo, te hace intervenir sin tardar para que aquella que llora a su Señor no dé paso a la amargura de corazón.
¡María! Señor, has llamado a tu sierva por su nombre, y ella reconoce inmediatamente la voz familiar de su Señor. María. ¡Palabra tan dulce, tan desbordante de ternura y de amor! Maestro, te es imposible decirlo de forma más breve y más fuerte: "¡María! Sé que eres tú, Sé qué es lo que quieres. ¡Aquí me tienes! No llores más. Soy yo, a quien tú buscas". Inmediatamente las lágrimas cambian de naturaleza. ¿Cómo podrán parar ahora, que brotan de un corazón en fiesta?
06.- Os llenaréis de gozo (23 may 2020).
Señor Dios mío, mi esperanza y gozo de mi corazón, di a mi alma si su gozo es el mismo que nos has comunicado por medio de tu Hijo: Pedid y recibiréis, y vuestro gozo será completo. En efecto, he encontrado un gozo completo y más que completo, porque el corazón, el espíritu, el alma, todo mi ser se ha llenado de este gozo y veo que todavía crece sin medida. No es que sea él el que va a entrar en los que se alegran, sino que más bien serán ellos los que entrarán en este gozo con todo su ser.
¡Hable, Señor! Di a tu servidor, en el fondo de su corazón, si el gozo que experimento es el mismo gozo en el que entrarán los que gustarán el mismo gozo que su maestro. Mas, si este gozo que experimentarán tus siervos ningún ojo vio, ningún oído escuchó, ni el corazón del hombre puede pensarlo, te pido, Dios mío, me concedas conocerte y amarte, para que mi gozo sea estar en ti. Y si en esta vida no lo puedo obtener plenamente, hazme adelantar de manera que un día entre plenamente, en este gozo. Que crezca aquí abajo mi conocimiento de ti para que pueda llegar a la plenitud en que tú estás. Que mi amor aquí crezca a fin de ser total allá arriba. Que ahora mi gozo sea inmenso en esperanza, para ser entonces total en realidad. ¡Haz crecer en mí el hambre de este gozo, para que entre en él!
07.- Todo lo que hay en la Escritura pende de estos dos preceptos.
(25 oct 2020).
Reinar en el cielo es estar íntimamente unido a Dios y a todos los santos con una sola voluntad, y ejercer todos juntos un solo y único poder. Ama a Dios más que a ti mismo y empezarás a poseer lo que tendrás perfectamente en el cielo. Ponte de acuerdo con Dios y con los hombres y empezarás a reinar con Dios y con todos los santos. Pues en la medida en que estés ahora de acuerdo con la voluntad de Dios y de los hombres, Dios y todos los santos se conformarán con la tuya. Por tanto, si quieres ser rey en el cielo, ama a Dios y a los hombres como debes, y merecerás ser lo que desean.
Pero no podrás poseer perfectamente este amor si no vacías tu corazón de cualquier otro amor. Por eso, los que tienen su corazón lleno de amor de Dios y del prójimo no quieren más que lo que quieren Dios o los hombres, con tal que no se oponga a la voluntad de Dios. Por eso, son fieles a la oración hablan del cielo y se acuerdan de él, porque es dulce para ellos desear a Dios, hablar y oír hablar de él y pensar en quien aman. Por eso también se alegran con el que está alegre, lloran con el que sufre, se compadecen de los desgraciados y dan limosna a los pobres, porque aman a los demás hombres como a sí mismos. De esta manera toda la Ley y los Profetas penden de estos dos preceptos de la caridad.
08.- ¿Y no acabáis de comprender? (16 feb 2021).
Yo no puedo ver, Señor, tu luz: es demasiado brillante para mi visa. Y sin embargo, gracias a tu luz puedo distinguir todo lo que veo, de la misma manera que nuestro frágil ojo ve, gracias al sol, todo lo que percibe y, sin embargo, no puede mirar al mismo sol directamente. Mi inteligencia se queda impotente ante tu luz; es demasiado brillante. El ojo de mi alma es incapaz de recibirla, y no puede soportar estar largo tiempo mirándola fijamente. Mi mirada se queda herida por su resplandor, la sobrepasa su extensión; se pierde en su inmensidad y queda confusa ante su profundidad.
¡Oh luz soberana e inaccesible! ¡Verdad total y bienaventurada! ¡Cuán lejos estás de mí y, sin embargo, me eres muy cercana! Escapas casi enteramente de mí vista, pero yo estoy enteramente bajo tu mirada. Por todas partes reluce la plenitud de tu presencia, y yo no te veo. Actúo en ti y en ti tengo mi existencia y, sin embargo, no puedo lograr llegar hasta ti. Tú estás en mí, alrededor de mí y, sin embargo, no puedo alcanzarte con mi mirada.