SAN AMBROSIO DE TREVERIS

20.08.2021

Meditaciones.

1.- Manifestarse a favor de Cristo delante de los hombres (13 Jul 2013)

Cada día puedes dar testimonio de Cristo. Estabas tentado por el espíritu de impureza, pero has creído mejor no ensuciar la castidad del espíritu y del cuerpo: entonces, tú eres mártir, testigo de Cristo. Estabas tentado por el espíritu de orgullo, pero viendo al pobre e indigente, te ha movido una tierna compasión y has preferido la humildad a la arrogancia: así tú eres testigo de Cristo. No has dado testimonio con tu palabra, sino con tu acción.

¿Cuál es el testimonio más seguro? Todo aquel que confiesa que Jesucristo ha venido en carne y que observa los preceptos del Evangelio. ¡Cuántos son cada día esos mártires de Cristo escondidos que confiesan l Señor Jesús! El apóstol Pablo ha conocido esta clase de martirio y da un testimonio de fe a Cristo cuando dice: El objeto de nuestro orgullo es el testimonio de nuestra conciencia. Porque ¡cuántos son los que han confesado la fe exteriormente pero la han negado interiormente! Sé, pues, fiel y valiente en las persecuciones interiores para, así, triunfar en las exteriores.

2.- Estad en vela. (27 agst 2013)

Dichoso tú si Cristo llama a tu puerta. Nuestra puerta es la fe que, si es sólida, defiende toda la casa. Por esta puerta entre Cristo. Por eso, la Iglesia dice en el Cantar de los cantares: Oigo la voz de mi amo que llama a la puerta. Escucha al que llama, escucha al que desea entrar: ¡Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, mi perfecta! Que mi cabeza está cubierta de rocío y mis bucles del repelente de la noche!Fíjate en que momento el Dios Verbo llama a la puerta; cuando su cabeza está cubierta del rocío de la noche. Porque él se digna visitar a los que están sometidos a prueba y atenciones a fin de que ninguno sucumba, vencido por las dificultades. Su cabeza está cubierta de rocío o de gotas de agua cuando su cuerpo está penando.

Es entonces cuando hay que velar por temor a que, cuando el Esposo venga, no se vaya porque ha encontrado cerrada la puerta de la casa. En efecto, si duermes y tu corazón no está en vela, él se aleja antes de llamar; si tu corazón está en vela, él llama y te pide que le abras la puerta. Nosotros, pues, disponemos de la puerta de nuestra alma, y disponemos también de las puertas sobre las cuales se ha escrito: ¡portones, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas: va a entrar el Rey de la gloria!.

3.- Como corderos en medio de lobos. (03 oct 2013).

Cuando Jesús mandó a los discípulos ir a su mies, que había sido bien sembrada por el Verbo del Padre, pero que necesitaba ser cuidada con solicitud para que los pájaros no saquearan la simiente, les dijo: Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. El buen Pastor no podía temer a los lobos, pues sus discípulos no fueron enviados para ser presa de ellos, sino para difundir la gracia. La solicitud del buen Pastor hace que los lobos no puedan emprender nada contra los corderos que envía; los envía para que se cumpla la profecía de Isaías: Llegará el día en que lobos y corderos pacerán juntos. Por otra parte, ¿acaso no han sido enviados los discípulos con la orden de no llevar ni tan siquiera un bastón en la mano?

Lo que el humilde Señor les ha mandado, sus discípulos lo cumplen por la práctica de la humildad. Porque los envía a sembrar la fe no por obligación, sino por la enseñanza; no manifestando la fuerza de su poder, sino exaltando la doctrina de la humildad. Y juzgó necesario unir la paciencia a la humildad, y de ahí el testimonio de Pedro a favor de Cristo: Cuando lo insultaban no devolvía el insulto; cuando lo golpeaban, no devolvía los golpes. Todo esto quiere decir: "sed mis imitadores; abandonad el gusto por la venganza; a los golpes arrogantes, responded con una paciencia que perdona. Que nadie imite lo que reprende de otro; la suavidad es la mejor respuesta a los insolentes".

4.- La venida de Cristo (17 nov 2013)

No quedará piedra sobre piedra: todo será destruido. Estas palabras se cumplieron respecto al templo construido de Salomón, porque todo lo que construyen nuestras manos perece por usura o por deterioro, se convierte en ruinas por la violencia o es destruido por el fuego. Pero existe en cada uno de nosotros un templo que solo se destruye si se derrumba la fe, particularmente si, en nombre de Cristo, se busca erróneamente refugiarse en las certezas interiores. Posiblemente sea esta interpretación la más útil para nosotros. En efecto, ¿de que me sirve saber cuándo será el día del juicio? ¿De qué me sirve, siendo consciente de tanto pecado, saber que el Señor vendrá un día, si no viene a ,i alma, a mi espíritu, si Cristo no vive en mí, si Cristo no habla por mí? Cristo debe venir a mí, en mí ha de tener lugar su venida.

Ahora bien, la segunda venida del Señor será añ fin de los tiempos, cuando podamos decir: Para mí el mundo está crucificado y yo para el mundo. Para quien el mundo está muerto, Cristo es eterno; para él, el templo es espiritual, la Ley es espiritual, la misma Pascua es espiritual. Para él, pues, es real la presencia de la sabiduría, la presencia de la virtud y de la justicia, la presencia de la redención, porque Cristo murió, por los pecados del pueblo, una sola vez pero con la finalidad de rescatar cada día los pecados del pueblo.

5.- Esa pobre viuda ha echado más que nadie. (25 nov 2013)

En el Evangelio de Lucas, el Señor enseña que hay que ser misericordioso y generoso para con los pobres sin pararse a pensar en la propia pobreza; porque la generosidad no se calcula según la abundancia del patrimonio, sino según la disposición para dar. Por eso la palabra del Señor provoca que todos prefieran a esa viuda de la cual se ha dicho: Esa pobre viuda ha echado más que nadie.En el sentido moral, el Señor enseña que es preciso no dejar de hacer el bien, pensando en la vergüenza de la pobreza, y que los ricos no deben gloriarse cuando parece que dan más que los pobres. Una pequeña moneda cogida de unos pocos bienes, es más que la que se saca de la abundancia; no se calcula lo que se da, sino lo que queda. Nadie ha dado más que la que no ha guardado nada para si.

Ahora bien en el sentido místico, es necesario no olvidar a esta mujer que ha tirado dos monedas en el cepillo. Ciertamente, ¡grande es esta mujer que, por el juicio de Dios, mereció ser preferida a todos! Nadie hizo más, ni ningún hombre ha podido igualar la grandeza de su don, puesto que ella unió la fe a la misericordia. También tú, quienquiera que seas, no dudes en dejar en el cepillo dos monedas llenas de fe y de misericordia.

6.- Si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. (15 feb 2014).

El Señor siente compasión y no quiere que nadie desfallezca por el camino. Igual que hace llover sobre justos e injustos. ¿No es, acaso, gracias a la fuerza del alimento recibido como el profeta Elías, desfallecido en el camino, pudo caminar cuarenta días? Este alimento se lo dio un ángel; pero a vosotros es el mismo Cristo quien os alimenta. Si conserváis el alimento así recibido, seréis capaces de caminar no cuarenta días y cuarenta noches, sino durante cuarenta años, desde la salida de Egipto hasta vuestra llegada a la tierra de la abundancia, la tierra que mana leche y miel.

Cristo comparte los víveres, y quiere, sin duda alguna, repartirlos entre todos. No rechaza a nadie, sino que provee a todos. Sin embargo, cuando parte los panes, si no tendéis la mano para recibir vuestro alimento desfalleceréis durante el camino. Este pan que parte Jesús es el misterio de la palabra de Dios: cuando se distribuye, aumenta. Tan solo con unas pocas palabras Jesús ha dado a todos los pueblos un alimento superabundante. Nos ha dado sus palabras como panes y, mientras los saboreamos, se multiplican más en nuestra boca. Mientras las multitudes comen, siguen aumentando los pedazos de tal manera que al final las sobras superarán en número a los panes compartidos.

7.- La Cuaresma conduce a la resurrección del bautismo. (24 mar 2014).

Naamán el sirio, tenía lepra y no podía ser purificado por nadie. Entonces una joven esclava dijo que había un profeta en Israel que podría purificarle de la plaga de la lepra. Esta joven es la Iglesia del Señor, humillada anteriormente por la cautividad del pecado, cuando no poseía aún la libertad de la gracia. Después, cuando Naamán creyó que era necesario obedecer, fue lavado de la infección de sus malas acciones. Naamán había dudado antes de ser curado; tú estás ya curado, por lo que no debes dudar.

Por eso se te dijo que no creyeras solamente en lo que veías aproximándote al baptisterio. El agua no purifica sin el Espíritu. Por eso leíste que tres testigos del bautismo no son más que uno: el agua, la sangre y el Espíritu, porque si retiras uno de ellos, ya no hay sacramento del bautismo. En efecto, ¿qué es el agua sin la cruz de Cristo? Un elemento ordinario sin ningún efecto sacramental. Y de la misma manera, sin el agua no hay misterio de la regeneración. El catecúmeno cree en la cruz del Señor Jesús por la cual está marcado; pero, si no ha sido bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, no puede recibir la remisión de sus pecados ni extraer el don de la gracia espiritual. Este sirio se sumergió siete veces en la Ley; tú has sido bautizado en el nombre de la Trinidad. Tú has confesado al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Estás muerto al mundo y resucitado por Dios; muerto al pecado, has resucitado para la vida eterna.

8.- La luz ha venido al mundo. (30 abr 2014).

Resplandor de la gloria del Padre, luz de luz, fuente de toda luz,

día que ilumina el día, llenos de fe y confianza, presentimos la

dicha de ser iluminados por aquel, que es el resplandor de la gloria

del Padre, escúchanos, oh Dios creador del mundo, esplendor de

la gloria del Padre, ante quien teme nuestra alma cuando ha perdido

la gracia. Tú, luz y resplandor del Padre, nuestra perenne esperanza,

acoge las súplicas que tus siervos elevan desde todos los rincones

de la tierra, Jesús, resplandor del Padre, María, Madre de Dios, José,

custodio de esas dos prendas sagradas. Oh Padre, fuente de todas

las gracias, oh Hijo, esplendor de la gloria del Padre, oh Espíritu

Santo, amor eterno de ambos.

9.- Viendo su fe, le perdona. (16 ene 2015).

Viendo su fe, Jesús le dice al paralítico: Tus pecados son perdonados. El Señor es grande: a causa de unos, perdona a otros; acepta la oración de los primeros y perdona a los segundos sus pecados. Vosotros que juzgáis, aprended a perdonar; y vosotros que estáis enfermos, aprended a suplicar. Si no esperáis el perdón directo de las faltas graves, recurrid a intercesores, recurrid a la Iglesia, que rezará por vosotros. Entonces, en consideración a ella, el Señor los concederá el perdón que habría podido negaros. No descuidamos la realidad histórica de la curación del paralítico, pero reconocemos, ante todo, la curación en él del hombre interior, a quien sus pecados son perdonados.

El Señor quiere salvar a los pecadores, demuestra su divinidad por su conocimiento de los secretos y por los prodigios de sus acciones. ¿Qué es más fácil? ¿Decir: "Tus pecados te son perdonados" o bien: "¿Levántate y anda?" Aquí muestra una imagen completa de la resurrección, ya que, curando la herida del alma y del cuerpo, el hombre entero es curado.

10.- Cristo sembrado en tierra. (30 ene 2015).

En un jardín Cristo fue arrestado y sepultado; creció en este jardín, y en el mismo resucitó. Y así llegó a ser un árbol. Sembrad a Cristo en vuestro jardín. Con Cristo, muele la semilla de mostaza, apriétala y siembra la fe. La fe se prensa cuando creemos en Cristo crucificado. Pablo prensó la fe cuando decía: No he venido a anunciar el misterio de Dios con el prestigio del lenguaje humano o de la sabiduría. Entre vosotros, no he querido conocer a otro más que a Jesucristo, el Mesías crucificado. Según el evangelio o las lecturas de los apóstoles y de los profetas, sembramos la fe cuando creemos en la pasión del Señor; sembramos la fe cuando la cubrimos, en cierto modo, de terreno arado y mullido, de la carne del Señor. El que cree que el Hijo de Dios se ha hecho hombre, que crea que murió por nosotros y que ha resucitado por nosotros. Siembro, pues, la fe cuando planto la sepultura de Cristo en medio de mi jardín.

¿Sabéis que Cristo es una semilla y que es él quien es sembrado? Mientras el grano de trigo no caiga en tierra y muera, permanece infecundo; pero si muere, da mucho fruto. Es Cristo mismo el que lo dice. Pues es a la vez grano de trigo, porque él fortifica el corazón del hombre, y semilla de mostaza, porque reanima el corazón del hombre. Es grano de trigo en cuanto a su resurrección, porque la palabra de Dios y la prueba de su resurrección alimentan las almas, aumentan la esperanza, consolidan el amor: porque Cristo es el pan de Dios bajado del cielo. Y es semilla de mostaza, porque ¿qué hay má amargo y agrio que hablar de la pasión del Señor?

11.- Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. (08 jul 2015).

Jesús llamó a sus discípulos y escogió a doce para enviarlos, sembradores de la fe, a propagar la ayuda y la salvación de los hombres en el mundo entero. Fijaos en este plan divino: no son ni sabios, ni ricos, ni nobles, sino pescadores y publicanos los que escogió para enviarlos, de manera que nadie pudiera pensar que habían sido arrastrados con habilidad, rescatados por sus riquezas, atraídos a su gracia por el prestigio del poder o la notoriedad. Lo hizo así para que la victoria fuera fruto de la legitimidad y no del prestigio de la palabra.

Escogió al mismo Judas no por inadvertencia, sino con conocimiento de causa. ¡Qué grandeza la de esta verdad que ni siquiera un servidor enemigo puede debilitar! ¡Qué rasgo de carácter el del Señor que prefiere que a nuestros ojos quede mal su juicio antes que su amor! Cargó con la debilidad humana hasta el punto de que ni siquiera rechazó este aspecto de la debilidad humana. Quiso el abandono, quiso la traición, quiso ser entregado por uno de sus apóstoles para que tú, si un compañero te abandona, si un compañero te traiciona, tomes con calma este error de juicio.

12.- Como corderos en medio de lobos. (30 oct 2015).

Cuando Jesús mandó a los discípulos ir a su mies, les dijo: Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. El buen Pastor no podía temer a los lobos para su rebaño; sus discípulos no fueron enviados para ser una presa, sino para difundir la gracia. La solicitud del buen pastor hace que los lobos no puedan emprender nada contra los corderos que envía; los envía para que se cumpla la profecía de Isaías: Llegará el día en que lobos y corderos pacerán juntos.

Lo que el humilde Señor les ha mandado, sus discípulos lo cumplen por la práctica de la humildad. Porque los envía a sembrar la fe no por coacción, sino por la enseñanza; no haciendo servir la fuerza de su poder, sino exaltando la doctrina de la humildad. Y juzgó necesario unir la paciencia a la humildad, y de ahí el testimonio de Pedro a favor de Cristo: Cuando lo insultaban no devolvía el insulto; cuando lo golpeaban, no devolvía los golpes. Todo eso quiere decir: "Sed mis imitadores: abandonad el gusto por la venganza, a los golpes arrogantes responded devolviendo el mal a través de una paciencia que perdona. Que nadie imite por su propia cuenta lo que reprende de otro; la suavidad es la mejor respuesta a los insolentes".

13.- ¿Por qué lloras? (02 nov 2015).Hay una diferencia entre los servidores de Cristo y los paganos. Es ésta: éstos lloran porque piensan que los suyos están muertos para siempre, no tienen consuelo en sus lágrimas, no tienen descanso en su tristeza. Por el contrario, para nosotros la muerte no es el final de nuestro ser, sino el final de nuestra vida. Ya que nuestro ser se transforma a una condición mejor, la llegada de la muerte elimina todos nuestros llantos. Lloran, en cambio, aquellos que no pueden tener la esperanza de la resurrección, no porque Dios lo quiera, sino que lloran a causa de la dureza de su corazón, que no les permite creer.

Tanto mayor será nuestro consuelo si la conciencia de nuestras buenas obras nos promete, después de la muerte, una recompensa mayor. Los paganos ya tienen su consuelo, pensando que la muerte será un descanso para todos sus males. Y como se ven privados de gozar de la vida, piensan que quedarán liberados de toda posibilidad de sentir el dolor de las interminables y duras penas de ella. Pero nosotros, que tenemos que tener el espíritu más elevado a causa de la esperanza de una recompensa, debemos soportar mejor nuestro dolor pensando en el consuelo que nos espera. Parece que los que han muerto no están lejos de nosotros, sino que nos preceden; la muerte no nos los quita, sino que los recibe la eternidad.

14.- No perecerá ni un solo cabello de vuestra cabeza. (25 nov 2015).

¿De qué modo son justos los juicios de Dios? En el sentido de que por el esfuerzo y las pruebas es como se alcanza la recompensa del cielo. De la misma manera que por el juicio de los hombres la valiosa corona se otorga a los atletas que combaten, lo mismo la palma de la victoria es concedida por el juicio de Dios a los cristianos que luchan. Al vencedor le concederé sentarse en mi trono, dice el Señor.

Así como el metal es refinado por el fuego, nuestra vida es probada por el fuego, con el fin de que la fuerza de nuestra virtud se manifieste en los combates. En efecto, ¿qué hacemos de extraordinario si mostramos satisfacción a Dios en el bienestar, cuando nada desagradable nos enturbia? Lo que es admirable s mostrarse satisfecho ante la voluntad de Dios en medio de las dificultades y las humillaciones, si no te rebelas en la privación, si ella no te impide alabar su justicia. Cuanto más grandes son las pruebas, mayor será el consuelo que te está reservado. Sin embargo, para no caer, cuanto más cercado te veas por duras pruebas, más le debes rogar al Verbo de Dios que te dé valentía.

15.- María se puso en camino y se fue de prisa a la montaña. (20 dic 2015).

Es normal que aquellos que quieren que se les crea den razones para ello, por eso el ángel anunció a María que una mujer de edad avanzada y estéril iba a ser madre, mostrando así que Dios puede hacer todo lo que desea. Cuando María tiene noticia de la maternidad de su prima Isabel, ya anciana, se pone en camino. No por falta de fe en la profecía ni por dudar del anuncio, ni por dudar de los signos que le fueron dados, sino llena de alegría para cumplir un servicio entrañable. En la prontitud e la alegría, María se dirige hacia las montañas. Llena de Dios ¿podía no ir de prisa hacia las alturas? Los cálculos lentos no corresponden a la gracia del Espíritu Santo.

Aprended, vosotros también, la solicitud que debéis tener acerca de vuestras parientes que van a ser madres. María vivía hasta aquel momento en un recogimiento total. Su pudor virginal no la retuvo de aparecer en público, ni lo escabroso de las montañas la frenó en su deseo de servicio, ni el camino largo la pudo retener. La Virgen se dirige con prontitud hacia las alturas, la Virgen, la Virgen piensa en servir y se olvida de sí misma. El amor es su fortaleza, a pesar de su estado. María sale de su casa y se va hacia las alturas. Se quedó en casa de Isabel unos tres meses, no por el placer de estar con ella, sino para cumplir un servicio y cumplirlo con toda solicitud hasta el final.

16.- Y Judas Iscariote, el que lo entregó. (22 ene 2016)

Jesús llamó a sus discípulos y escogió a doce para enviarlos, sembradores de la fe, a propagar la ayuda y la salvación de los hombres por el mundo entero. Fijaos en este plan divino: no son ni sabios, ni ricos, ni nobles, sino pecadores y publicanos los que escogió para enviarlos, de manera que nadie pudiera pensar que habían sido arrastraos con habilidad, rescatados por sus riquezas, atraídos a su gracia por el prestigio de poder o notoriedad. Lo hizo así para que la victoria fuera fruto de le legitimidad y no del prestigio de la palabra.

Escogió al mismo Jesús no por inadvertencia, sino con conocimiento de causa. ¡Qué grandeza la de esta verdad a la que ni un servidor enemigo puede debilitar! ¡Cómo es el Señor, que prefiere que, a nuestros ojos, quede su juicio mal antes que su amor! Cargó con la debilidad humana hasta el punto de que ni tan sólo rechazó este aspecto de la debilidad humana. Quiso el abandono, quiso la traición, quiso ser entregado por uno de sus apóstoles para que tú, si un compañero te abandona, si un compañero te traiciona, te tomes con calma este error de juicio y la dilapidación de tu bondad.

17.- Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de escuchar. (24 ene 2016)

Sacia tu sed en el Antiguo Testamento para, seguidamente, beber del Nuevo. Si no bebes del primero, no podrás beber del segundo. Bebe de la copa del Antiguo Testamento y del Nuevo, porque en los dos es a Cristo a quien bebes. Bebe a Cristo, porque es la vid, es la roca que hace brotar el agua, es la fuente de la vida. Bebe a Cristo porque él es el correr de las acequias que alegra la ciudad de Dios, él es la paz y de su seno nacen los ríos de agua viva. Bebe a Cristo para beber de la sangre de tu redención y del Verbo de Dios. El Antiguo Testamento es su palabra, el Nuevo lo es también. La Santa Escritura se deja comer y beber; si lo haces, en la vida de tu alma desciende el Verbo eterno.

No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra de Dios. Bebe, pues, de este Verbo, pero en el orden conveniente. Bebe primero del Antiguo Testamento, y después, sin tardar, del Nuevo. Dice él mismo, como si tuviera prisa: Pueblo que camina en las tinieblas, mira esta gran luz; tú, que habitas en un país de muerte, sobre ti se levanta una luz. Bebe, pues, y no esperes más, y una gran luz te iluminará; una luz que rechaza toda sombra de la muerte.

18.- Tu fe te ha salvado. Vete en paz.

No son los que están sanos los que tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. Enseña al médico tu herida de mana que puedas ser curado. Aunque tú no se la enseñes, él la conoce, pero exige de ti que le hagas oír tu voz. Limpia tus llagas con tus lágrimas. Es así como esta mujer de la que habla el evangelio se quitó de encima su pecado y el mal olor de su extravío; es así como se ha purificado de su falta, lavando con sus lágrimas los pies de Jesús.

¿Cómo haré para que puedas decir de mí: Sus numerosos pecados le han sido perdonados, porque ha amado mucho? Confieso que mi deuda es considerable y que se me ha "perdonado mucho", a mí que he sido arrancado del ruido de las querellas de la plaza pública y de las responsabilidades del gobierno para ser llamado al sacerdocio. Temo, por consiguiente, ser considerado como un ingrato si amo menos, dado que se me ha perdonado mucho. No puedo comparar a esta mujer con cualquier otra, ya que, con justa razón, ha sido preferida al fariseo Simón, que recibía al Señor a comer. Sin embargo, ella enseña a todos los que quieren merecer el perdón que lo obtienen besando los pies de Cristo y lavándolos con sus lágrimas, enjugándolos con sus cabellos y ungiéndolos con perfume. Si no podemos igualarla, el Señor Jesús sabe venir en ayuda de los débiles.

19.- Acumulad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la carcoma echan a perder las cosas. (17 jun 2016).

Tú que escondes tu tesoro en la tierra eres su esclavo y no su dueño. Donde está tu tesoro allí está tu corazón. Con el tesoro has enterrado también tu corazón. Más vale vender tu tesoro y comprar la salvación. Vendes un mineral, y adquieres el reino de Dios; vendes el campo, y adquieres para ti la vida eterna.

Diciendo esto estoy diciendo la verdad porque me apoyo en la palabra misma de aquel que es la Verdad: Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, Así tendrás un tesoro en los cielos. No te entristezcas con estas palabras, por miedo que te dirijan a ti las mismas palabras que al joven rico: Os aseguro que es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos... Aún más, si lees esta frase, considera que la muerte te puede arrancar tus bienes, que la violencia de un poderoso te los puede quitar. A fin de cuentas, no te habrás preocupado más que por bienes minúsculos y no grandes riquezas. No son más que tesoros de dinero y no tesoros de gracia. Por el mismo hecho, son corruptibles y no eternos.

20.- Sígueme. (01 jul 2016).

He aquí la misteriosa vocación del publicano. Cristo le da la orden de seguirle, no por una cuestión material, sino por el movimiento de su corazón. Y este hombre que justo entonces sacaba ávidamente su provecho de las mercancías, que explotaba duramente las fatigas y los peligros de los marineros, lo deja todo por una palabra que le llama. El que tomaba los bienes de los otros abandona sus propios bienes. El que estaba sentado detrás de su triste mostrador marcha con toda su alma siguiendo al Señor. Y prepara un gran banquete: el hombre que recibe a Cristo en su casa interior es saciado de delicias sin medida, de sobreabundantes alegrías. En cuanto al Señor, entra con gusto, y se pone a la mesa preparada por el amor de este que ha creído.

De un solo golpe se revela la diferencia entre los que obedecen la Ley y los discípulos de la gracia. Agarrarse a la Ley es un corazón en ayunas que sufre un hambre sin remedio; acoger internamente la Palabra, recibirla en el alma, es encontrar la renovación en la abundancia de la comida y de la fuente eterna, es no tener jamás más hambre ni sed. Si el Señor come con los pecadores, ¿será para prohibirnos juntarnos con ellos a la mesa y hacer vida común con los paganos? Él nos dice: No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Un nuevo remedio nos ofrece el Maestro nuevo. No es un producto de la tierra ni ninguna ciencia sería capaz de descubrirlo.

21.- El buen samaritano. (10 jul 2016).

Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó. Jericó es un símbolo de nuestro mundo donde, después de haber sido expulsado del paraíso, de la Jerusalén celestial, Adán descendió. No fue el cambio de lugar sino de conducta lo que originó su exilio. Aquel Adán que gozaba de felicidad sin inquietud, tan pronto como descendió a los pecados del mundo, encontró a los ladones. ¿Quiénes son estos ladrones sino los ángeles de la noche y de las tinieblas que se disfrazan a veces de ángeles de luz? Empiezan por despojarnos de los vestidos de la gracia espiritual que habíamos recibido y así nos hieren.

Si guardamos intactos los vestidos que hemos recibido, los golpes de los ladrones no podrán herirnos. Guárdate, pues, de dejarte despojar, como Adán, privado de la protección del mandamiento de Dios y desnudo del vestido de la fe. Por eso le alcanzó la herida mortal que habría hecho caer a todo el género humano si el samaritano no hubiese descendido a curar sus heridas.

El que fue despreciado por el levita y por el sacerdote no fue desprendido por el samaritano que descendía. Nadie ha subido al cielo a no ser el que vino de allí, es decir, el Hijo del hombre. Viendo medio muerto a este hombre, al que nadie antes lo había podido curar, se acerca, es decir, aceptando sufrir con nosotros y apiadándose de nosotros, se hizo nuestro prójimo.

22.- Marta y María acogiendo la sabiduría de Dios. (17 jul 2016).

La virtud no tiene más que una cara. El ejemplo de Marta y María nos demuestra en las obras de una la dedicación activa y en la otra la atención piadosa del corazón a la palabra de Dios. Si esta atención está unida a una fe profunda, es preferible a las obras mismas: María ha escogido la menor parte y no se le quitará. Esforcémonos, pues, nosotros también, en poseer lo que nadie nos podrá quitar jamás. Prestemos atención porque, si no, la semilla de la palabra divina puede ser arrebatada si cae al borde del camino. Sé, pues, como María, animado por el deseo de la sabiduría, pues es una obra mayor y más perfecta. Que las preocupaciones del servicio no te priven de aprender a conocer la palabra celestial. No critiques, ni juzgues como holgazanes a los que vieras aplicarse a la sabiduría.

En cuanto a los apóstoles, no prefirieron dejar la palabra de Dios para dedicarse al servicio. Las dos actitudes son obra de la sabiduría, porque Esteban, él también, estaba lleno de sabiduría y fue escogido como servidor, como diácono. Porque el cuerpo de la Iglesia es uno; y los miembros siendo diversos, tienen necesidad los unos de los otros. El ojo no puede decir a la mano: No te necesito; ni la cabeza puede decir a los pies: No os necesito. Si algunos miembros son más importantes los otros son, sin embargo, necesarios.

23.- Por su pasión, Cristo pagó nuestra deuda. (08 ago 2016).

¿Quién será tan poderoso como para ofrecer por sí mismo una expiación que pudiera añadir algo a la que ofreció Cristo por nosotros, cuando reconcilió al mundo con Dios por su sangre? ¿Hay una víctima mayor, un sacrificio más generoso, un abogado mejor que Jesús, que intercede por los pecadores y que ha dado la vida por nuestra redención?

Así pues, ya no hay que ofrecer ninguna expiación o rescate por nosotros, ya que la única sangre que nos reconcilió con el padre, rescatándonos a todos, es la sangre de Cristo, nuestro Señor. Jesús consumó su obra tomando sobre sí nuestros sufrimientos y diciendo: Venid a mí, todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. El hombre no puede dar nada como rescate para su salvación porque ha sido purificado una vez por todas del pecado gracias a la sangre de Cristo. Pero el hombre no está eximido de los esfuerzos para observar los preceptos de la vida y los mandamientos del Señor. Mientras vivamos, estaremos sujetos a los padecimientos, y perseveraremos en ellos para vivir eternamente, liberados ya de la muerte definitiva gracias a la redención del Señor.

24.- Jesús pasaba la noche orando a Dios. (06 sep 2016).

El Señor ora no para implorar por él sino para obtener bienes para mí. No agucéis oídos insidiosos, imaginando que Cristo pide al que es el autor de todo poder porque es débil para obtener lo que no puede cumplir. Cristo nos forma por su ejemplo en los preceptos de la virtud: Nosotros tenemos un abogado ante el Padre. Si él es abogado, debe interceder por mis pecados no tanto por debilidad, sino por la bondad con que implora. ¿Queréis saber hasta que punto él quiere y puede hacerlo? Él es a la vez abogado y juez; en el primer oficio reside la compasión; en el segundo, la insignia del poder. Él pasaba la noche orando a Dios: os ha dado un ejemplo, una huella, un modelo que imitar.

¿Qué hace cada uno de nosotros cuando tiene que emprender un deber de piedad, cuando Cristo, en el momento de enviar a sus apóstoles, ora sólo? En ninguna parte lo vemos orando con los apóstoles, rezaba solo. ¿Queréis saber cuándo ha orado Jesús por mí y no por él? Él llamó a sus discípulos y escogió a doce para enviarlos, sembradores de la fe, a propagar el auxilio y la salvación a los hombres por todo el mundo.

25.- Dios, en busca del hombre extraviado. (11 sep 2016)

Puesto que la debilidad de los hombres no sabe mantener un camino firme en este mundo resbaladizo, el buen Médico que enseña los remedios contra el extravío y Juez misericordioso de ninguna manera rechaza la esperanza del perdón. Por este motivo san Lucas propuso las tres parábolas siguientes: la oveja que se había extraviado y fue hallada, la moneda de plata que se había perdido y se encontró, y el hijo que era dado por muerto y recobró ka vida. Este triple remedio se nos propone para que nos impulse a curar nuestras heridas. La oveja agotada es devuelta al redil por el pastor, la moneda extraviada es hallada; el hijo regresa a su padre arrepentido de su extravío.

Alegrémonos, pues, de que Cristo cargue con esta oveja que se extravió en Adán. Las espaldas de Cristo son los brazos de la cruz; es en ella donde he dejado mis pecados, es en este suplicio donde he encontrado mi descanso. La mujer se alegra de haber encontrado la moneda donde figura el rostro de un príncipe. De la misma manerael rostro del Rey es el bien de la Iglesia, Nosotros somos ovejas: pidamos verdes praderas. Somos la moneda: conservemos nuestro valor. Somos hijos: corramos hacia el Padre.

26.- Joven, yo te lo ordeno, levántate. (13 sep 2016).

Así como los síntomas de la muerte quitan toda esperanza de vida, a la voz de Dios, los cadáveres listos para su descomposición se levantarán reconociendo la palabra. ¿Qué tumba te retiene? Tus malas costumbres, tu falta de fe. De esa tumba Cristo te ha liberado, de esa tumba resucitará si escuhas la palabra de Dios. lo mismo si tu pecado es grave y no puedes limpiarlo con las lágrimas de tu arrepentimiento, la Iglesia tu madre, llorará por ti, ella que interviene por cada uno de sus hijos como una madre viuda por su hijo único. Pues ella comprende por una clase de sufrimiento espiritual lo que es natural, cuando ve que sus hijos son arrastrados hacia la muerte por sus vicios funestos.

Una multitud considerable compadece a esta tierna madre. Así pues tú resucitarás en tu tumba, serás liberado; el séquito fúnebre se detendrá, y podrás decir palabras de vivos; todos quedarán estupefactos. El ejemplo de uno solo corregirá a muchos y ellos alabarán a Dios por haber empleado tales remedios para evitar la muerte.

27.- Uno solo es vuestro Maestro, Cristo. (18 sep 2016).

Nadie puede servir a dos señores. No porque él tenga dos: no hay más que un Señor. Porque aunque haya personas que sirven al dinero, éste, de suyo, no posee ningún derecho a ser señor; son ellos mismos los que se cargan con el yugo de la esclavitud. En efecto, no se trata de un poder justo, sino de una esclavitud injusta. Por eso dice: Haceos amigos con el dinero mal ganado para que, a través de nuestra generosidad para con los pobres, alcancemos el favor de los ángeles y de los demás santos.

No se critica al administrador: con ello aprendemos que no somos amos sino administradores de las riquezas de otros. Aunque haya cometido una falta, es alabado porque, contando con otros en nombre de su amo, se gana adictos. Y Jesús ha hablado muy bien del dinero engañoso, porque la avaricia, a través de las variadas seducciones que ofrecn las riquezas, tienta nuestras inclinaciones hasta el punto de que nos hace desear ser esclavos de los bienes. Por eso dice: Si no fuisteis de fiar en lo ajeno ¿Quién os dará lo vuestro? Las riquezas no son extrañas porque fuera de nuestra naturaleza no nacen con nosotros, y no nos siguen en la muerte. Cristo, por el contrario, es nuestro porque él es la vida. No seamos, pues, esclavos de los bienes exteriores, porque no debemos reconocer a otro como señor sino sólo a Cristo.

28.- Las tres parábolas de la misericordia. (03 nov 2016).

No carece de significado que Lucas nos haya presentado tres parábolas seguidas: La oveja perdida se había descarriado y fue recobrada, la dracma perdida fue hallada; el hijo pródigo que daban por muerto lo recobraron con vida, para que, solicitados por este triple remedio, nosotros curásemos nuestras heridas. ¿Quién es este padre, este pastor, esta mujer? ¿No es Dios Padre, Cristo, la Iglesia ¿ Cristo que ha cargado con tus pecados te lleva en su cuerpo; la Iglesia te busca; el Padre te acoge. Como un pastor, te conduce; como una madre, te busca; como un padre te viste de gala. Primero la misericordia, después la solicitud, luego la reconciliación. Cada detalle conviene a cada uno: el Redentor viene en ayuda, la Iglesia asiste, el Padre reconcilia. La misericordia de la obra divina es la misma, pero la gracia varía según nuestros méritos. La oveja cansada es conducida por el pastor, la dracma perdida es hallada, el hijo vuelve donde su padre y vuelve plenamente arrepentido de su mala vida. Alegrémonos, pues, que esta oveja que había perecido en Adán sea recogida en Cristo. Los hombres de Cristo son los brazos de la cruz; aquí he clavado mis pecados, aquí, en el abrazo de este patíbulo, he descansado.

29.- El sábado...

Enseñaba como un hombre que tiene autoridad. (10 ene 2017).

Es un día de sábado cuando el Señor Jesús comienza a realizar curaciones, para significar que la nueva creación comienza donde lo antiguo se había parado, y también para señalar desde el principio, que el Hijo de Dios no está sometido a la Ley sino que le da plenitud. El mundo fue creado por el Verbo, no por la Ley, como lo leemos: Por la Palabra del Señor los cielos han sido hechos. La Ley pues no es desnutrida sino llevada a la plenitud, con el fin de renovar al hombre caído. ^Por eso el apóstol Pablo dice: Liberaos del hombre viejo; revestíos del hombre nuevo, que ha sido creado según Cristo.

Por eso, es justo que el Señor comience a realizar sus obras en sábado, para mostrar que es el Creador, continuando la obra que él mismo había comenzado antaño. Como el obrero que está a punto de reparar una casa, comienza, no por los cimientos sino por el tejado; comienza a demoler lo que está arruinado. Liberando al poseso, comienza por lo menor para llegar a lo más grande: hasta hombres pueden librar del demonio -por la palabra de Dios, es verdad- pero ordenar a los muertos que resuciten, pertenece solo al poder de Dios.

30.- Su reinado es indiviso y eterno. (23 ene 2017).

Un reino que está divido contra sí mismo no puede subsistir. Como se decía que él echaba a los demonios con el poder de Belcebú, príncipe de los demonios, Jesús quería por esta palabra, demostrar que su reino es indivisible y eterno. Por esto respondió a Pilatos: Mi reino no es de este mundo. Así, los que no ponen su esperanza en Cristo sino que piensan que los demonios, estos, dice Jesús, no pertenecen al reino eterno... ¿Cómo, si la fe está rota, el reino dividido puede subsistir?... Si el reino de la Iglesia debe subsistir eternamente, es porque su fe es indivisa, su cuerpo único: Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre, que está sobre todos, actúa en todos y habita en todos.

¡Qué locura sacrílega! Cuando el Hijo tomó la carne para expulsar los espíritus impuros y arrancar el botín al príncipe de este mundo, cuando dio a los hombres el poder de destruir el espíritu del mal, repartiendo sus despojos entre los hombres -marca del vencedor-, algunos llaman a los demonios en su ayuda. Y, no obstante, como dice Lucas, Jesús es el dedo de Dios o como dice Mateos: el Espíritu de Dios que expulsa a los demonios. Se comprende, pues, que el reino de Dios es indiviso, ya que Cristo es la derecha de Dios y el Espíritu Santo se puede comparar al dedo de Dios.

31.- Los hijos son libres. (14 ago 2017).

La creación entera espera la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, dice el Apóstol, ya que las criaturas están ahora sometidas al desorden, a pesar suyo, pero conservan la esperanza, ya que esperan de Cristo la gracia de su ayuda para quedar libres de la esclavitud de la corrupción, para tomar parte en la libertad que con la gloria han de recibir los hijos de Dios. De este modo, cuando se manifieste la gloria de los hijos de Dios, será una misma realidad la libertad de las criaturas y la de los hijos de Dios. Mas ahora, mientras esta manifestación no es todavía un hecho, la creación entera gime a la espera de la gloria de nuestra adopción y redención.

Está claro que los que gimen anhelando la adopción filial lo hacen porque poseen las primicias del Espíritu; y esta adopción filial consiste en la redención del cuerpo entero, cuando el que posee las primicias del Espíritu, como hijo adoptivo de Dios, vea cara a cara el bien divino y eterno. Porque ahora la Iglesia del Señor posee ya la adopción filial, puesto que el Espíritu clama: "¡Abba!" (Padre), como dice la carta a los Gálatas. Pero esta adopción será perfecta cuando resuciten, dotados de incorrupción, de honor y de gloria, todos aquellos que hayan merecido contemplar la faz de Dios; entonces la condición humana habrá alcanzado la redención en su sentido pleno. Por esto, el Apóstol afirma, lleno de confianza, que en esperanza fuimos salvados. La esperanza, en efecto, es causa de salvación, como lo es también la fe, de la cual se dice en el evangelio: Tu fe te ha salvado.

32.- Las lágrimas de una madre. (19 sep 2017).

La Divina misericordia pronto se deja doblegar por los gemidos de esta madre. Es viuda; los sufrimientos y la muerte de su hijo único la han destrozado. Esta viuda, rodeada de la muchedumbre del pueblo, es más que una simple mujer que con sus lágrimas, ha merecido la resurrección de su único hijo. Es imagen de la misma Iglesia, la cual, por sus lágrimas, en medio del cortejo fúnebre y hasta en el interior del sepulcro, consigue llamar a la vida al joven pueblo del mundo.

Porque, por la palabra de Dios, los muertos resucitan, recuperan la voz y la madre recobra a su hijo; este es llamado de la tumba, arrancado del sepulcro. ¿Cuál es esta tumba para vosotros, sino vuestra mala conducta? Vuestra tumba es la falta de fe. Cristo os ha liberado de este sepulcro; saldréis de él si escucháis la palabra de Dios. Y si vuestro pecado es demasiado grave para que pueda ser lavado con las lágrimas de vuestra penitencia, que intervenga, a favor vuestro, el llanto de vuestra madre la Iglesia. Ella intercede por cada uno de sus hijos, como si cada uno fuera hijo único. En efecto, la Iglesia, llena de compasión, experimenta un dolor espiritual y del todo maternal cuando ve que sius hijos son arrastrados a la muerte por el pecado.

33.- He venido a traer fuego sobre la tierra. (26 oct 2017).

He venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! El Señor quiere que seamos vigilantes, esperando de un momento a otro la venida del Salvador. No es un fuego que destruye, sino que genera una voluntad dispuesta, que purifica los vasos de oro de la casa del Señor, consumiendo la paja, limpiando toda la ganga del mundo, acumulada por el gusto de los placeres mundanos. Este fuego es el que quema los huesos de los profetas, como declara Jeremías: Había dentro de mí como un fuego devorador encerrado en mis huesos.

El Señor mismo es como un fuego: La zarza estaba ardiendo pero no se consumía. El fuego del Señor es luz eterna; en este fuego se encienden las lámparas de los fieles: Tened ceñida la cintura y las lámparas encendidas. Porque los días de esta vida todavía son noche oscura y es necesaria la lámpara. Este fuego es el que, según el testimonio de los discípulos de Emaús, encendió el mismo Señor en sus corazones: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras? Los discípulos nos enseñan con claridad cómo actúa este fuego que ilumina el fondo del corazón humano. De ahí que el Señor llegue con fuego para consumir los vicios en el momento de la resurrección, para colmar con su presencia el deseo de todo hombre y proyectar su luz sobre los méritos y misterios.

34.- Ganaos amigos con el dinero de la injusticia. (11 nov 2017).

Abrahán estaba sentado a la puerta de la tienda en el momento en que el calor del día era más fuerte. Cuando los demás estaban descansando, él aguardaba la venida de unos huéspedes. Con ello mereció que Dios, en la encina de Mambré, llegara hasta él, que buscaba tan ansiosamente ejercer la hospitalidad. Sí, es cosa buena la hospitalidad, y tiene su particular recompensa: atrae pronto la gratitud de los hombres; recibe también -lo cual es más importante- una paga de parte de Dios. En esta tierra de exilio todos somos huéspedes pasajeros. Por un tiempo nos alojamos bajo un techo; pronto será necesario desalojarlo. ¡Estemos atentos! Si hemos sido duros o negligentes en acoger a los extranjeros, una vez acabado el curso de esta vida, los santos podrán, a su vez, rechazarnos y no acogemos. Ganaos amigos con el dinero injusto, dice el Señor en el evangelio, a fin de ser recibidos en las moradas eternas.

Por otra parte, Abrahán acoge a unos viajeros; en realidad recibe en su casa a Dios y a sus ángeles. También tú, cuando acoges a un extranjero, acoges a Dios. El Señor Jesús lo afirma en su evangelio: Era extranjero y me acogisteis. Lo que hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.

35.- Somos siervos inútiles. (14 nov 2017).

Que nadie se gloríe de lo que hace, ya que, en la más simple justicia, debemos al Señor nuestro servicio. Mientras vivimos, debemos trabajar para el Señor. Reconoce, pues, que eres un servidor dedicado a muchos servicios. No te pavonees de ser llamado hijo de Dios: reconozcamos esta gracia, pero no olvidemos nunca nuestra naturaleza. No te envanezcas de haber servido bien, porque no has hecho más que lo que debías hacer.

El sol cumple su función, la luna obedece, los ángeles hacen su servicio. San Pablo, instrumento escogido por Dios para los paganos, escribe: No merezco ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Y si en otra parte muestra que no tiene conciencia de falta alguna, añade seguidamente: Pero no por eso quedo absuelto. Tampoco nosotros pretendamos ser alabados por nosotros mismos, no adelantemos el juicio de Dios.

36.- No necesitan médico los sanos sino los enfermos. (13 ene 2018).

Dice el apóstol Pablo: "Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo. Ya no me comporto como un publicano, ya no soy el viejo Leví; me he despojado de Leví revistiéndome de Cristo. Huyo de mi vida primera, solo quiero seguirte a ti, Señor Jesús, que curas mis heridas. ¿Quién me separará del amor de Dios que hay en ti? ¿La tribulación? ¿La angustia? ¿El hombre? Estoy unido a ti por la fe como con clavos, me has sujetado con las buenas trabas del amor. Todos tus mandatos serán como un cauterio que llevaré aplicado sobre mi herida; el remedio muerde, pero quita la infección de la herida. Corta, Señor, con tu espada poderosa la podredumbre de mis pecados; ven pronto a cortar las pasiones escondidas, secretas, variadas. Purifica cualquier infección con el baño nuevo.

Escuchadme, hombres pegados a la tierra, que tenéis el pensamiento embotado por vuestros pecados. También yo, Leví, estaba herido por pasiones semejantes. Pero he encontrado a un médico que habita en el cielo y que derrama sus remedios sobre la tierra. Solo él puede curar mis heridas porque él no tiene esas heridas; solo él puede quitar al corazón su dolor y al alma su languidez porque conoce todo lo que está escondido"

37.- Con solo tocar su manto me salvaré. (30 ene 2018).

Si consideramos la grandeza de nuestra fe y si comprendemos la grandeza del Hijo de Dios, vemos que no tocamos más que la orla de su manto. El vestido entero no lo podemos alcanzar. Así que si nosotros también queremos ser curados, toquemos por la fe la orla de Cristo. No ignora a aquellos que tocan su orla, que le tocan cuando se vuelve hacia nosotros.

Dios no necesita los ojos para ver, no tiene sentimientos corporales, sino que posee en él el conocimiento de todas las cosas. Dichosos aquellos que tocan por lo menos la orla del Verbo: porque ¿quién puede agarrarlo totalmente?

38.- Si los mando a sus casas en ayunas,

se van a desmayar por el camino. (10 feb 2018).

Señor Jesús, sé muy bien que no quieres dejar en ayunas a esas gentes, sino alimentarlas con el pan que les vas a dar; así fortificados con tu alimento, no temerán desfallecer de hambre. Sé muy bien que tampoco a nosotros nos quieres enviar en ayunas. Tú lo has dicho: no quieres que desfallezcan a lo largo del camino de esta vida, antes de llegar al término de la ruta, antes de llegar al padre y comprender que tú vienes del padre.

El Señor tiene compasión, a fin de que nadie desfallezca por el camino. Igual que hace llover sobre justos e injustos, nutre tanto a los justos como a los injustos. ¿No fue, acaso, gracias a la fuerza del alimento recibido caminar cuarenta días? Este alimento se lo dio un ángel; pero a vosotros es el mismo Cristo quien os alimenta. Gracias a él, seréis capaces de caminar no cuarenta días y cuarenta noches, sino cuarenta años, desde la salida de Egipto hasta vuestra llegada a la tierra de la abundancia, la tierra que mana leche y miel. Cristo comparte los víveres, y quiere, sin duda alguna, darlos a todos. No rechaza a nadie, sino que provee a todos. Sin embargo, cuando parte los panes y los da a sus discípulos, si no tendéis la mano para recibir vuestro alimento, vais a desfallecer durante el camino.

39.- La fe de la viuda de Sarepta. (05 mar 2018).

En el tiempo en que el hambre azotaba a la tierra entera ¿por qué Elías fue enviado a casa de una viuda? Una gracia singular se concede a dos mujeres: un ángel visita a una virgen; un profeta, a una viuda. A aquella, Gabriel; a esta, Elías. Pero la viudedad no merece ninguna alabanza por sí misma a no ser que se le una la virtud. En la historia no faltan viudas; y, sin embargo hay una que se distingue de entre todas y que las alienta con su ejemplo. Dios es particularmente sensible a la hospitalidad: en el evangelio, por un vaso de agua fresca promete recompensas eternas; aquí, por un poco de harina o de aceite, una profusión infinita de riquezas.

¡Cuán perfecta es esta viuda! Abatida por una gran hambre, continuaba, sin embargo, venerando a Dios. Sus provisiones no las aguardaba para ella sola; las compartía con su hijo. ¡Un bello ejemplo de ternura, y un ejemplo aún más bello de fe! Seguro que prefería a su hijo antes que a cualquier otra persona: y pone al profeta de Dios por encima de su vida. Ciertamente, no solo le dio un poco de su alimento sino toda su sustancia; no ha guardado nada para sí; así como su hospitalidad la ha llevado a una donación total, su fe la ha conducido a una confianza total.

40.- Antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces. (27 mar 2018).

Hermanos, ¡convirtámonos! ¡Guardémonos de disputas sobre categorías entre nosotros! Pedro se convirtió, es cierto, el día en que respondió a la primera llamada del Maestro, pero ¿quién puede decir su propia conversión ya se ha realizado?El Señor nos da ejemplo. Tenemos necesidad de todo; él no necesita de nadie y, sin embargo, se muestra humilde 3en el servicio de sus discípulos. En cuanto a Pedro, dispuesto en su espíritu, sin duda, pero todavía débil en las disposiciones de su cuerpo, le previene Jesús que le negará. La pasión del Señor encuentra imitadores, pero no igualadores. Así que no reprocho a Pedro que haya negado a Cristo; le felicito por haber llorado. Lo uno es resultado de nuestra condición común; lo otro es señal de virtud, de fuerza interior. Pero, aunque nosotros le excusamos, él no se excusó. Prefirió acusarse a sí mismo de su pecado que agravarlo con otra negación. Pedro lloró, no leo que haya dado excusas. Lo que no puede ser negado puede ser lavado. Las lágrimas sirven para lavar aquellas faltas que no osamos confesar de viva voz.

41.- Yo soy el camino, la verdad y la vida. (27 abr 2018).

Acerquémonos a nuestro Redentor. Unámonos a la asamblea de los santos, a la reunión de los justos. El Señor será la luz de todos y esta luz verdadera que alumbra a todo hombre brillará para todos. Iremos a donde nuestro Señor Jesucristo ha preparado una morada para sus siervos para que donde él está estemos también nosotros. Esta es su voluntad, su deseo: Volveré y os llevaré conmigo, para que podáis estar donde voy a estar yo.

Nos ha mostrado el lugar y el camino cuando dice: Vosotros ya sabéis el camino para ir adonde yo voy. El lugar es estar junto al Padre; el camino es Cristo, como él mismo dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Entremos en este camino, unámonos a la verdad, sigamos la vida. El camino es el que nos conduce, la verdad la que nos asegura, la vida es que se nos da él mismo. Y para que comprendamos bien lo que él quiere, añade más adelante. Padre, yo deseo que todos estos que tú me has dado puedan estar conmigo donde esté yo, para que contemplen la gloria que me has dado, porque tú me amaste antes de la creación del mundo. Te seguimos, Señor Jesús. Pero para que te sigamos ¡llámanos, porque sin ti nadie llega hasta ti! Tú eres nuestro auxilio, nuestra fe, nuestra recompensa. ¡Acoge a los que te pertenecen, tú que eres el camino; fortifícalos, tú que eres la verdad; vivifícalos, tú que eres la verdad; vivifícalos, tú que eres la vida!

42.- Manifestarse a favor de Cristo ante los hombres. (14 jul 2018).

Cada día puedes dar testimonio de Cristo. Estabas tentado por el espíritu de impureza, pero has creído mejor no ensuciar la castidad del espíritu y del cuerpo: entonces, tú eres mártir, testigo de Cristo. Estabas tentado por el espíritu de orgullo; pero viendo al pobre e indigente, te ha movido una tierna compasión, y has preferido la humildad a la arrogancia; tú eres testigo de Cristo. Mejor aún: no has dado testimonio con tu palabra sino con tu acción.

¿Cuál es el testimonio más seguro? Todo aquel que confiesa que Jesucristo ha venido en carne y que observa los preceptos del evangelio. ¡¡Cuántos son cada día mártires escondidos de Cristo que confiesan al Señor Jesús! El apóstol Pablo ha conocido esta clase de martirio y da un testimonio de fe a Cristo cuando dice: El objeto de nuestro orgullo es el testimonio de nuestra conciencia. Porque ¡cuántos son los que han confesado la fe exteriormente pero la han negado interiormente! Sé, pues fiel y valiente en las persecuciones interiores para así triunfar en las exteriores. Igualmente ocurre con las persecuciones de dentro, las hay "de reyes y de gobernantes" jueces de un poder temible. Un ejemplo de ello lo tienes en las tentaciones del Señor.

43.- Yo soy el Pan vivo. (12 ago 2018).

Es admirable que Dios haya hecho llover el maná para nuestros padres y que se hayan saciado cada día con pan del cielo. Por eso se ha dicho. El hombre ha comido el pan de los ángeles. Sin embargo, todos los que comieron de este pan en el desierto murieron. Y por el contrario, este alimento que recibes, este pan vivo bajado del cielo, da el alimento de la vida eterna, y quienquiera que lo coma no morirá jamás. Es el Cuerpo de Cristo.

Aquel maná era del cielo; este, de más arriba de los cielos. Aquel era un don del cielo, este es del Señor de los cielos; aquel estaba sujeto a la corrupción si se guardaba hasta el día siguiente, este no conoce la corrupción. Para los hebreos el agua brotó de la roca; para ti, la sangre brota de Cristo. El agua calmó su sed por un momento; a ti, la sangre te lava para siempre. Los hebreos bebieron y siguieron teniendo sed. Tú, una vez que hayas bebido, ya nunca más tendrá sed. Aquello era la prefiguración, esta es la verdad plena. Tú has conocido la realización, has visto la plena luz, la verdad prefigurada, el Cuerpo del Creador más que el maná del cielo. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él.

44.- Los hijos son libres. (13 ago 2018).

Cuando Cristo reconcilió el mundo con Dios, personalmente no tuvo necesidad de reconciliación él mismo. El que no tenía ni sombra de pecado no podía expiar sus propios pecados. Así, cuando le pidieron los judíos el didracma del tributo que, según la Ley, se tenía que pagar por el pecado, dijo a Pedro: Los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echo el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por ti y por mí.

Cristo dio a entender con esto que él no estaba obligado a pagar para expiar los pecados propios, porque no era esclavo del pecado, sino que, siendo como era Hijo de Dios, estaba exento de toda culpa. El Hijo libera y el esclavo está sujeto al pecado. Dado que está libre de todo pecado, Jesús no tiene por qué dar ningún precio en rescate por sí mismo; el precio de su sangre es más que suficiente para satisfacer por los pecados de todo el mundo. El que nada debe está en perfectas condiciones para satisfacer por los demás. Cristo no necesita pagar por la redención y la expiación de los pecados personales, Por ello, puedes decir a todo hombre creyente que ninguno debe pagar por su propia expiación, porque Cristo ha expiado por la redención de todos.

45.- Rema mar adentro. (06 sep 2018).

La Iglesia es conducida por Pedro a la alta mar del testimonio, para contemplar al Hijo de Dios resucitado y al Espíritu derramado. ¿Cuáles son las redes que Cristo manda a los apóstoles echar al agua? No son las palabras, los discursos, los argumentos profanos los que atrapan a los que se han quedado en sus redes. Los instrumentos de pesca de los apóstoles no hacen perecer a la presa, sino que la conservan, la salvan de los abismos y la sacan a la luz, conduciéndola hacia las alturas.

Maestro, dice Pedro, hemos estado toda la noche faenando y no hemos cogido nada, pero puesto que tú lo dices echaré las redes. Yo también, Señor, sé que para mí es de noche si tú no me guías. Todavía no he convertido a nadie por mis palabras, todavía es de noche. He hablado el día de la Epifanía; he echado las redes y no he pescado nada. He echado las redes de día. Espero que tú me mandes echar las redes. Al oír tu palabra la volveré a echar. La confianza en uno mismo no consigue nada; en cambio, la humildad es fecunda. Los apóstoles,. Que hasta entonces no habían pescado nada, a la voz del Señor capturaron una gran cantidad de peces.

46.- Y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. (11 sep 2018).

Jesús llamó a sus discípulos y escogió a doce para enviarlos, sembradores de la fe, a propagar la ayuda y la salvación de los hombres por el mundo entero. Fijaos en este plan divino: los que escogió para enviarlos no son ni sabios, ni ricos, ni nobles, sino pecadores y publicanos, de manera que nadie pudiera pensar que habían sido arrastrados con habilidad, atraídos a su gracia por el prestigio del poder o la notoriedad. Lo hizo así para que la victoria fuera fruto de la legitimidad y no del prestigio de la `palabra.

Escogió al mismo Judas, no por inadvertencia, sino con conocimiento de causa. ¡Qué grandeza la de esta verdad que ni siquiera un servidor enemigo puede debilitar! ¡Cómo es el Señor, que prefiere que, a nuestros ojos, quede su juicio mal antes que su amor! Cargó con la debilidad humana hasta el punto de que no rechazó ni este aspecto de la debilidad humana. Quiso el abandono, quiso la traición, quiso ser entregado por uno de sus apóstoles para que tú, si un compañero te abandona, si un compañero te traiciona, tomes con calma este error de juicio y la dilapidación de tu bondad.

47.- Las bienaventuranzas. (12 sep 2018).

Bienaventurados los pobres. Pero no todos los pobres son bienaventurados: bienaventurado es el pobre que ha clamado al Señor y ha sido escuchado: el pobre de faltas, el pobre de vicios, el pobre en quien el príncipe de este mundo nada ha encontrado, el pobre que imita a ese Pobre, el cual, siendo rico, se hizo pobre por nosotros. Mateo da una explicación más completa: Dichosos los pobres en espíritu, porque el pobre en espíritu no se hincha, no se ensalza en un pensamiento humano.

Bienaventurados los mansos, escribe seguidamente Mateo. Habiendo dejado todo pecado, estando contento de mi simplicidad, desnudo de mal, solo me falta moderar mi carácter. ¿De qué me sirve no poseer bienes de este mundo si no soy manso y pacífico? Seguir el camino recto significa seguir a aquel que dice: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Hecho esto, acuérdate de que eres pecador: llora tus pecados, llora tus faltas. Está bien que la tercera bienaventuranza sea para los que lloran sus pecados, porque es la Trinidad la que perdona los pecados. Purifícate, pues, con tus lágrimas y lávate con tu llanto. Que el pecador llore por sí mismo y se corrija para llegar a ser justo, porque el justo se acusa a sí mismo.

48.- Marte y María en el único cuerpo de Cristo. (09 oct 2018).

En la parábola del buen samaritano se ha tratado de la misericordia, pero no hay una sola manera de ser virtuoso. A renglón seguido viene el ejemplo de Marta y de María; vemos a una entregándose a la acción; a la otra, religiosamente atenta a la palabra de Dios. Si esta atención está de acuerdo con la fe, es preferible incluso a las obras, según lo que está escrito: María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán. Esforcémonos también nosotros en poseer eso que nadie nos podrá quitar, seamos como María, a quien animaba el deseo de la sabiduría: esta es una obra más perfecta que las demás, así pues, no critiques, no juzgues como perezosos a aquellos que tienen deseo de esta sabiduría.

Marta, sin embargo, no es criticada por sus buenas tareas, aunque María haya escogido la mejor parte. En efecto, Jesús tiene múltiples riquezas y hace múltiples dones. Tampoco los apóstoles juzgaron que era mejor descuidar la palabra de Dios para ocuparse de la administración, sino que las dos cosas son obras de la sabiduría. Por su parte, Esteban, lleno de sabiduría, ha sido escogió como servidor. Así pues, que el que sirve obedezca al que enseña, y el que enseña anime al que sirve. El cuerpo de la Iglesia es uno aunque los miembros sean diversos: el uno tiene necesidad del otro.

49.- Para abrirle, apenas venga y llame. (23 oct 2018).

El Dios Verbo sacude al perezoso y despierta al dormilón. En efecto, el que viene a llamar a la puerta viene siempre para entrar. Pero depende de nosotros si no siempre entra y si no se queda con nosotros siempre. Que tu puerta esté siempre abierta al que viene; abre tu alma, ensancha la capacidad de tu espíritu, y así descubrirás las riquezas de la simplicidad, los tesoros de la paz, la suavidad de la gracia. Dilata tu corazón; corre al encuentro del sol de la luz eterna que ilumina a todo hombre. Es cierto que esta luz verdadera luce para todos; pero si alguno cierra sus ventanas, él mismo se privará de la luz eterna.

Así, también Cristo permanece fuera si cierras la puerta de tu alma. Ciertamente podría entrar, pero no quiere hacerlo a la fuerza, no quiere forzar a los que lo rechazan. Nacido de la Virgen, salido de su seno, irradia todo el universo para resplandecer para todos. Los que desean recibir la luz que brilla con esplendor perpetuo le abren; ninguna noche vendrá a apagar la luz. En efecto, el sol que vemos todos los días cede el lugar a las tinieblas de la noche; pero el Sol de justicia no conoce el ocaso, porque la Sabiduría no es vencida por el mal.

50.- Somos unos pobres servidores. (13 nov 2018).

Que nadie se gloríe de lo que hace, puesto que, en la más simple justicia, debemos al Señor nuestro servicio. Mientras vivimos, debemos trabajar para el Señor: Reconoce, pues, que eres un servidor dedicado a muchos servicios. No te pavonees de ser llamado hijo de Dios: reconozcamos esta gracia, pero no olvidemos nunca nuestra naturaleza.

No te envanezcas de haber servido bien, porque no has hecho más que lo que debías hacer. El sol cumple su función, la luna obedece, los ángeles hacen su servicio. San Pablo, instrumento escogido por Dios para los paganos, escribe: No merezco ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Y si en otra parte muestra que no tiene conciencia de falta alguna, añade seguidamente: Pero no por eso quedo absuelto. Tampoco nosotros pretendemos ser alabados por nosotros mismos, no adelantemos el juicio de Dios.

51.- Magnificar al Señor y saltar en Dios. (15 dic 2018).

El ángel anunció a Virgen María los misterios. Desde que lo supo, María se dirige a la montaña con el regocijo de su deseo, como quien cumple un piadoso deber, presurosa por el gozo. La gracia del Espíritu Santo ignora a los lentos. Enseguida se manifiestan los beneficios de la llegada de María y de la presencia del Señor: La criatura saltó de gozo en el seno de Isabel, y ella quedó llena del Espíritu Santo... ¡Dichosa tú que has creído!

Dichosos también vosotros, porque habéis entendido y creído; pues toda alma creyente concibe y engendra la palabra de Dios y reconoce sus obras. Que en cada uno resida el alma de María para glorificar al Señor; que en cada uno esté el espíritu de María para alegrarse en Dios. Porque si corporalmente no hay más que una madre de Cristo, en cambio, por la fe, Cristo es el fruto de todos, pues toda alma recibe al verbo de Dios, a continuación de que, sin mancha y preservada de los vicios, guarde castidad con una pureza intachable. Toda alma, pues, que llega a tal estado proclama la grandeza del Señor, igual que el alma de María, y su espíritu se alegra en Dios Salvador.

52.- El testimonio de los profetas conduce al testimonio de los apóstoles. (23 feb 2019).

De entre todos los discípulos, es solo a Pedro, a Santiago y a Juan a quienes el Señor ha revelado la gloria de su resurrección. Quiso con ello que su misterio quedara escondido, y frecuentemente les advertía que no dieran a conocer lo que habían visto, a fin de que un oyente demasiado débil encontrara en ello un obstáculo que dificultara a su espíritu inconstante recibir esos misterios con toda su fuerza. Porque el mismo Pedro no sabía lo que se decía, ya que creía que era preciso levantar allí tres tiendas para el Señor y sus compañeros. Seguidamente, no pudiendo soportar el resplandor de la gloria del Señor que se transfiguraba, cayó al suelo, al igual que cayeron también Santiago y Juan cuando la nube los cubrió,

Entraron, pues, en la nube para conocer lo secreto y escondido, y allí oyeron la voz de Dios que decía: Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto, escuchadlo. Esto quiere decir -Simón Pedro, ¡no te equivoques!- que no debes colocar al Hijo de Dios al mismo nivel que sus siervos. Este es mi Hijo: Moisés no es mi Hijo, Elías no es mi Hijo, a pesar de que uno abrió el cielo y el otro lo cerró. Ellos no hicieron otra cosa que ser ministros de aquel que ha consolidado las aguas y las ha cerrado secando el cielo.

53.- La parábola de la viña. (22 mar 2019).

La viña es la figura del pueblo de Dios, porque, injertado sobre la vid eterna, se levanta por encima de toda la tierra. Brote de un suelo ingrato, germina y florece, se reviste de verdor, pareciéndose al yugo de la cruz cuando sus pámpanos se extienden como brazos fecundos de una viña hermosa. Con razón se llama al pueblo de Cristo la viña del Señor, porque está marcado con el signo de la cruz (Ez 9, 4), porque se recoge de él los frutos en la última estación del año, porque, como las ramas de la viña, pobres y ricos, humildes y poderosos, siervos y amos, todos en la Iglesia tienen una igualdad perfecta.

Cuando se ata la viña, se reconduce; cuando se la poda, no es para dañarla, sino para hacerla crecer. Lo mismo pasa con el pueblo santo: atándolo, se hace libre; humillado, se vuelve a levantar; recortado, recibe una corona. Y el Espíritu Santo, esparcido en los surcos de una viña, se derrama en nuestro cuerpo, lavando todo lo impuro y levantando nuestros miembros para dirigirlos hacia el cielo. Esta viña es expurgada por el viñador. A veces que con el sol los secretos de nuestro cuerpo, a veces nos riega con su lluvia. El viñador quiere enmendar la viña para que las zarzas no perjudiquen a los brotes tiernos, vela para que las hojas no hagan demasiada sombra.

54.- Abrahán vio mi día. (11 abr 2019).

Dios dice a Abrahán: Toma a tu hijo, el que amas, a Isaac. Vete a la montaña y sacrifícamelo ahí en holocausto. Isaac es figura de Cristo que sufrirá; llega sobre un pollino, y cuando el Señor iba a padecer la pasión por nosotros, desató el pollino y se sentó en él. Abrahán dice a sus criados: Volveremos con vosotros, sin saber que esto era una profecía. Isaac cargó la leña; Cristo llevó la cruz. Abrahán acompañaba a su hijo, el Padre acompañaba a Cristo. Dice en efecto: Me dejaréis solo, pero yo no estoy nunca solo, porque el Padre está siempre conmigo. Isaac dice a su padre: Aquí está la leña, pero ¿Dónde está el cordero? Eran palabras proféticas, pero él no lo sabía. El Señor preparó un Cordero para el sacrificio. Abrahán también profetizó cuando dijo: Dios proveerá el cordero para el holocausto.

El ángel dice: ¿Abrahán, Abrahán! No pongas la mano sobre el muchacho; sé que temes a Dios, tú que no has rehusado ofrecerme a tu hijo amado. Abrahán levanta los ojos y ve entre las zarzas un carnero. Abrahán vio mi día y se alegró. Se apareció a Abrahán, revelándole que en su cuerpo sufriría la pasión para rescatar al mundo entero. Indica el género de la pasión mostrándole al carnero colgado entre las zarzas. Este arbusto es el árbol de la cruz. Y levantado en el árbol, el guía incomparable del rebaño lo atrae todo hacia sí para revelarse a todos.

55.- ¿Habéis visto al amor de mi alma? (23 abr 2019).

¿Por qué lloras? Tú eres la causa de tus lágrimas, lloras por ti. Lloras porque no crees en Cristo. ¡Cree y lo verás! Cristo está aquí, nunca se oculta de los que le buscan. ¿Por qué lloras? No conviene llorar, sino creer con una fe despierta y digna de Dios. ¡No pienses en las cosas mortales y no llorarás! ¿Por qué llorar por lo que es causa de alegría para los demás?

¿A quién buscas? -Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Te equivocas, mujer. Crees que Cristo ha sido robado del sepulcro por otros y no ha resucitado por su propio poder. Nadie puede robar el poder de Dios, nadie puede llevarse la sabiduría de Dios, nadie puede quitar la venerable castidad. Cristo no ha sido robado de la tumba del justo ni de lo íntimo de la virgen, di del secreto del alma fiel. Incluso si alguien lo quisiera arrebatar de ahí, no podría. Entonces, el Señor dice: "María, ¡mírame!" En tanto que no cree la llama "mujer". Cuando empieza a volverse hacia él, es llamada María. Recibe el nombre de aquella que dio a luz a Cristo porque es el alma que concibe espiritualmente a Cristo. ¡Mírame!, le dice. Quien mira a Cristo se convierte. Ella, volviéndose, le ve y dice: Rabboni, maestro. Llama maestro a aquel que creía muerto. Encontró a aquel que tenía por perdido.

56.- Ir a los demás como el Señor viene a nosotros. (29 abr 2019).

La mansedumbre es, sin duda, la más bella de todas las virtudes. Es tan solo a ella que la Iglesia, adquirida al precio de la sangre del Señor, debe su expansión; ella es imagen del favor celestial de la redención universal. Por eso, el que se dedica a corregir los defectos de la debilidad humana debe soportar esta debilidad sobre sus propios hombros, en lugar de rechazarla. Porque leemos que el pastor del evangelio cargó con la oveja cansada, no que la rechazó. En efecto, la mansedumbre debe suavizar la justicia. De no ser así ¿cómo alguien hacia quien muestras desagrado -alguien que pensaría ser para su médico objeto de desprecio y no de compasión- podría venir hacia ti para ser curado?

Por eso, el Señor ha dado muestras de compasión hacia nosotros. Su deseo era el de llamarnos para que fuéramos hacia él y no hacernos huir asustándonos. La dulzura marca su venida; su venida está marcada por la humildad. Por otra parte, dijo: Venid a mí, todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Así pues, el Señor reconforta, no excluye a nadie, no rechaza jamás. Con razón escogió como discípulos a unos hombres que, fieles intérpretes de la voluntad del Señor, reunirían al pueblo de Dios en lugar de rechazarlo.

57.-Y judas Iscariote, el mismo que lo entregó. (10 jul 2019).

Jesús llamó a sus discípulos y escogió doce para enviarlos, como sembradores de la fe, a propagar la salvación de los hombres en el mundo entero. Fijaos en este plan divino: no son ni sabios, ni ricos, ni nobles, sino pecadores y publicanos los que escogió para enviarlos, de manera que nadie pudiera pensar que habían sido arrastrados con habilidad, rescatados por sus riquezas, atraídos a su gracia por el prestigio de poder o notoriedad. Lo hizo así para que la victoria fuera fruto de la legitimidad y no del prestigio de la palabra.

Escogió al mismo Judas no por inadvertencia, sino con conocimiento de causa. ¡Qué grandeza la de esta verdad que incluso un servidor enemigo no puede debilitar! ¡Qué rasgo de carácter el del Señor que prefiere que a nuestros ojos quede mal su juicio antes que su amor! Cargó con debilidad humana hasta el punto de que ni tan solo rechazó este aspecto de la debilidad humana. Quiso el abandono, quiso la traición, quiso ser entregado por uno de sus apóstoles para que tú, si un compañero te abandona, te traiciona, te tomes con calma este error de juicio y la dilapidación de tu bondad.

58.-Vuestro Padre del cielo no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños. (13 ago 2019).

Ven, Señor Jesús, busca a tu siervo; busca a tu oveja fatigada; ven, Pastor. Mientras tú te retrasas por los montes, tu oveja va errante: deja, pues, a las noventa y nueve restantes, y ven a buscar a la única que se ha perdido. Ven sin dejarte ayudar, sin dejarte anunciar; ahora es a ti a quien espero. No cojas tu látigo, coge tu amor; ven con la suavidad de tu Espíritu. No dudes en dejar en los montes a estas noventa y nueve ovejas que ya son tuyas; sobre las cumbres en que las has puesto, los lobos no tienen acceso a ellas. Ven a mí, que me he extraviado alejándome de los rebaños de allá arriba., porque también a mí me habías colocado con ellas, pero los lobos de la noche me hicieron abandonar tus apriscos.

¡Búscame, Señor, pues mi oración te busca! ¡Búscame, encuéntrame levántate, llévame! Al que tú buscas, puedes encontrarlo; al que encuentras, dígnate levantarlo; al que levantas, póntelo sobre los hombros. Esta carga de tu amor jamás te es fatigosa, y sin cansarte te haces el pagador de la justicia. Ven, pues, Señor, porque es verdad que me extravío, no he olvidado tu palabra, y sé que seré curado. Ven, Señor, tú sigues siendo el único capaz de llamar a tu oveja perdida, y a las otras que dejarás no les causarás ningún dolor; también ellas estarán contentas de ver cómo regresa el pecador.

59.-Solo Naamán fue curado. (02 sept 2019).

Naamán era un leproso... A su llegada, el profeta le dijo: Ve, baja al Jordán, báñate en él y te curarás. Se puso a pensar para sus adentros y se dijo: ¿Solo esto? He venido desde Siria hasta Judea y me dice: Ve, baja al Jordán, báñate en él y te curarás. ¡Como si en mi país no hubiera ríos mucho mejores! Sus servidores le dijeron: Señor, ¿por qué no haces lo que te ha dicho el profeta? Es mejor que lo hagas y pruebes. Entonces se fue al Jordán, se bañó y salió curado.

¿Qué significa todo esto? Has visto agua, pero no toda agua sana; solo el agua que posee la gracia de Cristo cura. Hay una diferencia entre el elemento y la santificación, entre el acto y la eficacia. El acto se realiza con el agua, pero la eficacia viene del Espíritu Santo. El agua no sanaría si el Espíritu no hubiera descendido y consagrado esta agua. Has leído que, cuando nuestro Señor Jesucristo instituyó el rito del bautismo, se llegó a Juan y este le dijo: Soy yo el que necesita que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí? Cristo bajó; Juan bautizaba a su lado; y he aquí que, en forma de paloma, bajó el Espíritu Santo. ¿Por qué Cristo bajó primero y después lo hizo el Espíritu Santo? Para que no pareciera que el Señor tenía necesidad del sacramento de la santificación: es él quien santifica, y es también el Espíritu el que santifica.

60.- Vi una muchedumbre inmensa de pie delante del trono y del Cordero. (01 nov 2019).

Fortalecidos con las enseñanzas de la Escritura caminemos firmes hacia nuestro Redentor, Jesús hacia la asamblea de los patriarcas; marchemos hacia nuestro padre Abrahán cuando llegue el día. Vayamos sin temblar hacia esta asamblea de santos. ¡Iremos hacia nuestros padres, los que nos han enseñado la fe!; aunque nos fallen las obras, que nos ayude la fe, defendamos nuestra herencia.

Iremos al paraíso del gozo en el que Adán, caido en la emboscada que le tendieron los bandidos, ya no pìensa en llorar sus heridas, allí donde el mismo bandido goza ya de su parte en el reino celestial. Allí donde ninguna nube, ninguna tormenta, ningún rayo, ninguna tempestad de viento, ni tinieblas, ni crepúsculo, ni verano, ni invierno marcarán la inestabilidad del tiempo. Tan solo resplandecerá la claridad de Dios, porque Dios será luz para todos; esa luz verdadera que ilumina a todo hombre brillará para todos. Iremos todos allá donde el Señor Jesús ha preparado unas moradas para sus pobres siervos, a fin de que allí donde él se encuentra estemos también nosotros.

61.- La venida de Cristo. (17 nov 2019).

No quedará piedra sobre piedra: todo será destruido. Estas palabras eran verdaderas referidas al Templo construido por Salomón, pero existe en cada uno de nosotros un templo que solo se destruye si se derrumba la fe, y particularmente si, en nombre de Cristo, se busca erróneamente refugiarse en las certezas interiores. Posiblemente sea esta interpretación la más útil para nosotros.

En efecto, ¿de qué me sirve saber cuándo será el día del juicio? ¿De qué me sirve, siendo consciente de tanto pecado, saber que el Señor vendrá un día, si no vuelve a mi alma, si no vuelve a mi espíritu, si Cristo no vive en mí, si Cristo no habla por mí? Es a mí a quien Cristo debe venir, es en mí donde ha de tener lugar su venida. Ahora bien, la segunda venida del Señor será el fin del mundo, cuando podamos decir: Para mí el mundo está crucificado y yo para el mundo. Para quien el mundo está muerto, Cristo es eterno; para él, el templo es espiritual, la Ley es espiritual, la misma Pascua es espiritual. Para él, pues, es real la presencia de la sabiduría, la presencia de la virtud y de la justicia, la presencia de la redención, porque Cristo murió, por los pecados del pueblo, una sola vez, pero con la finalidad de rescatar cada día los pecados del pueblo.

62.- Ir hacia los demás tal como el Señor viene hacia nosotros.(11 dic 2019).

La moderación es, sin duda, la más bella de todas las virtudes. Es tan solo ella que la Iglesia, adquirida al precio de la sangre del Señor, debe su expansión; ella es imagen del favor celestial de la redención universal. Por eso, el que se dedica a corregir los defectos de la debilidad humana debe soportar esta debilidad sobre sus propios hombros, en lugar de rechazarlos. Porque leemos que el pastor del evangelio llevó la oveja cansada, no que la rechazó. En efecto, la moderación debe atemperar la justicia. De no ser así, ¿cómo podría venir hacia ti para ser curado uno a quien muestras desagrado, uno que creyera ser para su médico objeto de desprecio y no de compasión?

Por eso, el Señor ha dado muestras de compasión hacia nosotros. Su deseo era el de llamarnos para que fuéramos hacia él y no hacernos huir asustándonos. La dulzura marca su venida; su venida está marcada por la humildad. Por otra parte dijo: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Así pues, el Señor reconforta, no excluye a nadie, no rechaza jamás. Con razón escogió cómo discípulos a unos hombres que, fieles intérpretes de la voluntad del Señor, reunirían l pueblo de Dios, en lugar de rechazarlo.

63.- María se puso en camino y se fue deprisa a la montaña. (22 dic 2019).

Es normal que aquellos que quieren que se les crea den razones para ello, por eso el ángel anunció a María que una mujer de edad avanzada y estéril iba a ser madre, mostrando así que Dios puede hacer todo lo que desea. Cuando María tiene noticia de la maternidad de su prima Isabel, ya anciana, se pone en camino. No por falta de fe en la profecía ni por dudar del anuncio, ni por dudar de los signos que le fueron dados, sino ni por dudar de los signos que le fueron dados, sino llena de alegría para cumplir un servicio entrañable. En la prontitud de la alegría, María se dirige hacia las alturas? Los cálculos lentos no corresponden a la gracia del Espíritu Santo.

Aprended la solicitud que debéis tener acerca de vuestras parientes que van a ser madres. María vivía hasta aquel momento en un recogimiento total. Su pudor virginal no la retuvo de aparecer en público, ni lo escabroso de las montañas la frenó en su deseo de servicio, ni el camino largo la pudo retener. La Virgen se dirige con prontitud hacia las alturas, la Virgen piensa en servir y se olvida de sí misma. El amor es su fortaleza, a pesar de su estado. María sale de su casa y se va hacia las alturas. Se quedó en casa de Isabel unos tres meses, no por el placer de estar con ella, sino para cumplir un servicio y cumplirlo con toda solicitud hasta el final.

64.- Los pájaros del cielo pueden cobijarse y anidar en ellos. (31 ene 2020).

El Señor es un grano de mostaza. ¿Queréis saber cómo es el más pequeño? Lo vimos sin figura ni belleza. Enteraos de por qué es el más grande: Es el más bello de los hombres. En efecto, el que no tenía belleza ni esplendor ha llegado a ser superior a los ángeles sobrepasando la gloria de todos los profetas de Israel. Es la más pequeña de todas las simientes, porque no vino con realeza, ni con riquezas, ni con la sabiduría de este mundo. Ahora bien, como un árbol, desarrolló de tal manera la cima elevada de su poder que decimos: Bajo su deseable sombra me senté.

Parece al mismo tiempo árbol y grano. Es grano cuando se dice de él: ¿No es este el hijo de José, el carpintero? Y, sin embargo, es en este mismo contexto donde, de repente, crece: ¿De dónde le viene esta sabiduría? Es, pues, grano en su apariencia; árbol, por su sabiduría. En la frondosidad de sus ramas, podrá descansar d noche con seguridad el pájaro que tiene en ellas su morada, el pájaro solitario en el tejado, el que ha sido elevado hasta el paraíso, el que será elevado en los aires por encima de las nubes. Allí descansan todas las potestades y los ángeles de los cielos y todos aquellos a quienes sus acciones espirituales han permitido tomar el vuelo. San Juan reposó en ellas cuando se reclinó sobre el pecho de Jesús.

65.- Hace salir el sol tanto para los malos como para los

buenos. (07 mar 2020).

Señor, de tu bondad está llena la tierra; enséñame tus leyes. La tierra está llena de la misericordia del Señor porque la remisión de los pecados es para todos. El sol tiene orden de levantarse para todos, y así ocurre cada día. Y es para todos que, en un sentido místico, ha venido el Sol de Justicia, por todos ha sufrido y por todos ha resucitado. Y si ha sufrido es, precisamente, para quitar el pecado del mundo.

Pero si alguno no tiene fe en Cristo, es él mismo quien se priva de este beneficio universal. Si alguien, cerrando sus ventanas, no deja entrar los rayos del sol, no puede decir que el sol no se ha levantado para todos, ya que es él mismo quien ha provocado que no le llegue el calor del sol. En lo que se refiere al sol, no queda afectado; al que le falta la prudencia, se priva de la gracia de una luz que se ofrece a todos. Dios se ha hecho pedagogo; ilumina el espíritu de cada uno derramando en todos la claridad de su conocimiento, con la condición de que abras la puerta de tu corazón y acojas la luz de la gracia celestial. Cuando dudes, apresúrate a buscar, porque el que busca halla y a quien llama se le abre.

66.- ¿Quieres quedar sano? (24 mar 2020).

El paralítico de la piscina Probática esperaba un hombre que lo ayudase. ¿A qué hombre si no al Señor Jesús? Él era, pues, al que esperaban que bajase, de quien dijo el Padre a Juan Bautista: Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que ha de bautizar con Espíritu Santo. Recuerda cómo en el evangelio el padre proclama con toda claridad: Este es mi Hijo, mi predilecto, cómo lo proclama también el salmista: La voz del Señor sobre las aguas, el Dios de la gloria ha tronado, el Señor sobre ñlas aguas torrenciales, cómo la Escritura atestigua que, a ruegos de Gedeón, bajó fuego del cielo, y cómo también, por la oración de Elías, fue enviado un fuego que consagró el sacrificio.

En los sacerdotes, no consideres sus méritos personales, sino su ministerio. Cree, pues, que está presente el Señor Jesús cuando es invocado por la plegaria del sacerdote, ya que dijo: Donde dos o tres están reunidos, allí estoy yo también. Cuánto más se dignará estar presente donde está la Iglesia, donde se realizan los sagrados misterios. Descendiste, pues, a la piscina bautismal. Recuerda tu profesión de fe en el Padre, en el Hijo, en el Espíritu Santo. El mismo tenor de tu profesión de fe te induce a que creas en el Hijo igual que en el Padre, en el Espíritu igual que en el Hijo.

67.- Abrahán vio mi día. (02 abr 2020).

Consideremos la recompensa que Abrahán reclama al Señor. No pide recompensa como si fuera un avaro, ni una larga vida como el que teme a la muerte, ni poder, sino que pide un heredero que prosiga su trabajo. Agar le ha dado un hijo, Ismael, pero Dios le dice: No te heredará ese sino salido de tus entrañas. ¿De qué otro hijo habla? De Isaac. Y en Isaac, el hijo legítimo, podemos ver al verdadero Hijo legítimo, el Señor Jesucristo que, al inicio del evangelio de san Mateo, es llamado hijo de Abrahán. Se mostró verdadero hijo de Abrahán haciendo resplandor la descendencia de su antepasado; es gracias a él que Abrahán pudo mirar hacia el cielo y ver brillar su posteridad como las estrellas del firmamento.

La filiación de Abrahán se propaga únicamente a través de la herencia de la fe, que nos prepara para el cielo, nos acerca a los ángeles, nos hace subir hasta las estrellas. El Señor dijo: Así será tu descendencia, y Abrahán creyó en el Señor. Creyó que Cristo, por su encarnación, sería el heredero. Es bueno que la fe se adelante a las explicaciones, porque, de no ser así, nos atreveríamos a pedir explicaciones al Señor, tal como hacemos con un hombre. Imitemos, pues, a Abrahán y así heredemos el mundo por la justificación que nos da la fe, que a él le hizo heredero de la tierra.

68.- Yo soy el camino, la verdad y la vida. (08 may 2020).

Acerquémonos apresuradamente a nuestro Redentor Jesús. Unámonos a la asamblea de los santos, a la reunión de los justos. El Señor será la luz de todos y esta luz verdadera que alumbra a todo hombre brillará para todos. Iremos donde nuestro Señor Jesucristo ha preparado una morada para sus siervos para que donde él está estemos también nosotros. Esta es su voluntad: Volveré y os llevaré conmigo, para que podáis estar donde yo estoy.

Nos ha mostrado el lugar y el camino cuando dice: Vosotros ya sabéis el camino para ir adonde yo voy. El lugar es estar junto al Padre; el camino es Cristo, como él mismo dijo: Yo soy el camino la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Entremos en este camino, unámonos a la verdad, sigamos la vida. El camino es el que nos conduce, la verdad la que nos asegura, la vida es que se nos da él mismo. Y para que comprendamos bien lo que él quiere, añade más adelante: Padre, yo deseo que todos estos que tú me has dado puedan estar conmigo donde esté yo, para que contemplen la gloria que me has dado, porque tú me amaste antes de la creación del mundo. Te seguimos, Señor Jesús. Pero, para que te sigamos, ¡llámanos porque sin ti nadie llega hasta ti! Tu eres el camino, la verdad y la vida. Tú eres nuestro auxilio, nuestra fe, nuestra recompensa. ¡Acoge a los que te pertenecen, tú que eres el camino; fortifícalos, tú que eres la verdad; vivifícalos, tú que eres la vida!

69.- Por su pasión, Cristo pagó nuestra deuda. (10 ago 2020)

¿Quién será tan poderoso hasta el punto de ofrecer por sí mismo una expiación que pueda añadir algo a la que ofreció Cristo por nosotros, cuando reconcilió el mundo con Dios por su sangre? ¿Hay víctima mayor, sacrificio más generoso, mejor abogado que Jesús, que intercede por los pecadores y que ha dado la vida por nuestra redención?

Así pues, ya no hay que ofrecer ninguna expiación o rescate por nosotros, ya que el rescate de todos es la sangre de Cristo, nuestro Señor, la única que nos reconcilió con el Padre. Jesús consumó su obra hasta el final, ya que tomó sobre sí nuestros sufrimientos y dice: Venid a mí, todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. El hombre no puede dar nada como rescate para su salvación porque ha sido purificado de una vez por todas del pecado, gracias a la sangre de Cristo. Pero el hombre no está eximido de los esfuerzos para observar los preceptos de la vida y de la observancia de los mandamientos del Señor. Mientras vivamos, estaremos sujetos a los padecimientos, perseveraremos en ellos para vivir eternamente, liberados ya de la muerte definitiva gracias a la redención del Señor.

70.- Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho (07 sep 2020)

La mano que Adán había alargado para coger el fruto del árbol prohibido, el Señor la impregnó de la savia saludable de las buenas obras, a fin de que, seca por la falta, fuera curada por las buenas obras. En esta ocasión, Jesús acusa a sus adversarios de que, con sus falsas interpretaciones, violan los preceptos de la Ley; ellos defendían que el sábado era preciso no hacer ni tan solo buenas pobras, siendo así que la Ley, que prefiguraba en el presente lo que debía ser en el futuro, dice, ciertamente, que es el mal el que no debe trabajar, pero no el bien.

Has oído las palabras del Señor: Extiende el brazo. Este es el remedio para todos. Y tú qué crees tener sana la mano, vigila la avaricia, vigila que el sacrilegio no la paralice. Extiéndela a menudo: extiéndela hacia el pobre que te suplica, extiéndela para ayudar al prójimo, para socorrer a la viuda, para arrancar de la injusticia al que ves sometido a una vejación inmerecida; extiéndela hacia Dios por tus pecados. Es de esta manera que se extiende la mano; es de esta manera que sana.

71.- Herodes tenía ganas de verlo. (24 sep 2020)

El Señor no se deja ver en este mundo más que cuando él quiere. En la resurrección misma no se concedió ver a Dios más que a aquellos que tenían puro el corazón: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Cuántos bienaventurados había ya enumerado y, sin embargo, no les había prometido esta posibilidad de ver a Dios, los demás no lo verán; el que no ha querido ver a Dios no lo verá.

Porque no es en un lugar determinado donde se ve a Dios, sino en el corazón limpio. No son los ojos del cuerpo los que buscan a Dios; no se deja abarcar con la mirada, ni se puede coger al tocarlo, ni puede ser oído en la conversación, ni reconocido en su andar. Se le cree ausente y se le ve; está presente y no se le ve. Por otra parte, no todos los mismos apóstoles veían a Cristo; por eso les dijo: Tanto tiempo que estoy con vosotros ¿y todavía un me conoces? En efecto, cualquiera que ha conocido lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, el amor de Cristo que sobrepasa a todo conocimiento, este ha visto a Cristo y ha visto al Padre. Porque los demás no es según la carne que conocemos a Cristo, sino según el Espíritu: El Espíritu que está frente a nosotros es el Ungido del Señor, el Cristo. ¡Que en su misericordia se digne llenarnos de la plenitud de Dios, para que podamos verle!

72.- Ensalcemos juntos su nombre. (22 dic 2020).

Que en todos resida el alma de María para glorificar al Señor; que en todos resida el espíritu de María para exultar en Dios. Si bien es cierto que, físicamente, no hay más que una Madre de Cristo, por la fe, Cristo es el fruto de todos, porque toda el alma recibe al Verbo de Dios con la condición de permanecer sin mancha, preservada del mal y del pecado, guardando la castidad en una inalterada pureza. Así pues, toda alma que llega a este estado exalta al Señor, igual que el alma de María exaltó al Señor y su espíritu se estremeció en Dios Salvador.

En efecto, el Señor fue magnificado tal como habéis leído: Proclamad conmigo la grandeza del Señor, no porque la palabra humana pueda añadir algo al Señor, sino porque él crece en nosotros. Porque Cristo es la imagen de Dios, y así el alma que hace alguna cosa justa y religiosa, proclama esta imagen de Dios, a semejanza de quien ella ha sido creada. Proclamándola, en cierta forma participa de su grandeza y se eleva; parece que reproduce en ella esta imagen a través del esplendor de los colores de sus buenas obras y, hasta cierto punto, la copia por sus virtudes.

73.- Si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. (13 feb 2021).

Señor Jesús, sé muy bien que no quieres dejar en ayunas a esas gentes aquí conmigo, sino alimentarlas con el pan que les distribuyes; así, fortificados con tu alimento, no temerán desfallecer de hambre. Sé muy bien que tampoco a nosotros nos quieres enviar en ayunas... Tú lo has dicho: no quieres que desfallezcan por el camino, es decir, que desfallezcan a lo largo del camino de esta vida, antes de llegar al término de la ruta, antes de llegar al Padre y comprender que tú vienes del Padre...

Igual que hace llover sobre justos e injustos, nutre tanto a los justos como a los injustos. ¿No es, acaso, gracias a la fuerza del alimento recibido que el profeta Elías, desfallecido en el camino, pudo caminar cuarenta días? Este alimento se lo dio un ángel; pero a vosotros es el mismo Cristo quien os alimenta. Si conserváis el alimento así recibido, seréis capaces de caminar no cuarenta días y cuarenta noches, sino durante cuarenta años, desde la salida de vuestros confines de Egipto hasta vuestra llegada a la tierra de la abundancia, la tierra que mana leche y miel. Cristo comparte los víveres, y quiere, sin duda alguna, dárselos a todos. No rechaza a nadie, sino que provee a todos. Este pan que parte Jesús es el misterio de la palabra de Dios: cuando se distribuye, aumenta. Tan solo con unas pocas palabras Jesús ha dado a todos los pueblos un alimento superabundante. 

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