SAN  AGUSTÍN DE HIPONA

20.08.2021

1.- La viga y la mota

Cristo dice en el Evangelio: ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacarla mota del ojo de tu hermano, es decir: "Primero, aleja de ti el odio y después podrás corregir al que amas". Corregir los vicios debe ser tarea de hombres justos y benévolos. Si los malos lo hacen, usurpan un derecho; recuerdan a los comerciantes que detrás de una máscara esconden su verdadera identidad. Por eso el Señor los llama "hipócritas". Cuando debamos censurar o corregir, procuremos, con escrupulosa preocupación, preguntarnos: "¿No hemos cometido nunca esta falta?; ¿nos hemos curado?" Aunque nunca la hayamos cometido, acordémonos de que somos humanos y que la hubiéramos podido cometer. Si, por el contrario, la hemos cometido en tiempos pasados, acordémonos de nuestra fragilidad para que nuestra corrección o aviso sea impregnado de benevolencia y no de odio. Sabiendo que el resultado es incierto, por lo menos habremos asegurado que nuestra mirada permanezca pura. Si a lo largo de nuestra introspección, descubrimos en nosotros mismos el mismo defecto que pretendemos corregir, en lugar de reprender, lloremos con el culpable, no le pidamos que nos obedezca, sino que comparta nuestro esfuerzo.

2.- El deseo de ver a Cristo

San Juan escribe: Os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó.Eso que; hemos visto y oído os lo anunciamos.Los apóstoles vieron al mismo Señor presente en carne, escucharon de la boca del Señor sus palabras y nos las anunciaron. Y nosotros, sin duda, también las hemos escuchado, pero no lo hemos visto. ¿Es que somos menos dichosos que los que lo vieron y escucharon? Entonces ¿porque San Juan añade: Os lo anunciamos para que estéis unidos a nosotros?. Ellos vieron; nosotros no hemos visto y, sin embargo, estamos unidos a ellos porque tenemos la misma fe.

Para consolarnos a nosotros, que no podemos tocar al Señor pero podemos llegar a él por la fe, Jesús dijo al discípulo que pidió tocar para creer: Dichosos los que crean sin haber visto.Él habla de nosotros, nos señala a nosotros.¡Que se cumpla, pues, en nosotros, esta bienaventuranza que el Señor prometió!. Creamos firmemente lo que no hemos visto; los que lo vieron nos lo han anunciado para que estemos en comunión con ellos y tengamos la plenitud de la fe.

3.- Donde esté yo, allí también estará mi servidor

Vuestra fe hermanos, reconoce ese grano caído en tierra, ese grano que la muerte ha multiplicado. Vuestra fe lo reconoce porque habita en vuestros corazones. Ningún cristiano duda en creer lo que Cristo ha dicho de sí mismo. Pero una vez que este grano ha muerto y se ha multiplicado, muchos granos han caído en tierra. San Lorenzo es uno de ellos y nosotros celebramos hoy el día en que fue sembrado. Vemos que inmensa cosecha ha nacido de todos esos granos esparcidos por toda la tierra; y este espectáculo nos llena de gozo si, por la gracia de Dios, pertenecemos a su granero.

Porque no todo lo que forma parte de la cosecha entra en el granero: es la misma lluvia, útil y fecunda, la que hace crecer tanto el grano como la paja y nadie guarda a los dos en el mismo granero. Para nosotros es ahora tiempo de escoger. Escuchadme, pues, granos sagrados, porque no dudo que mucho de vosotros lo sois. No améis vuestra vida en este mundo: El que ama su propia vida en este mundo lo perderá. Es el buen grano quien lo dice, el grano que fue echado en tierra y murió para dar mucho fruto. Escuchadle, porque lo que ha dicho lo ha hecho. Él nos instruye y, con su ejemplo, nos enseña el camino. Cristo no estuvo agarrado a la vida de este mundo para despojarse de sí mismo, para dar su vida y retomarla cuando quisiera.

4.- Se levantó un fuerte huracán

También nosotros navegamos en un lago en el que no faltan ni viento ni tempestades; las tentaciones cotidianas de este mundo casi hunden nuestra barca.¿Que quiere decir que Jesús duerme?. Quiere decir que tu fe en Jesús está dormida. Se levantan los huracanes en el lago: ves prosperar a los malvados y sufrir a los buenos: hay una tentación, un choque de las olas. Y en el interior de tu alma dices: "Dios mío, ¿Dónde está tu justicia si los malos prosperan y los buenos se sienten abandonados al sufrimiento?" Y Dios te contesta: "¿Es esa tu fe? ¿Qué es lo que, en efecto, te he prometido? ¿Es te has hecho cristiano para tener éxito en el mundo?¿Te has atormentado por la suerte de los malos aquí abajo cuando no conoces su suerte en el otro mundo?".

Pero el Señor se despertará, es decir, volverás a tener fe y, con la ayuda de Jesús, reflexionarás en tu corazón y caerás en la cuenta de que los bienes concedidos hoy a los malos no durarán. Sus bienes, o bien se les acaban en esta vida, o bien deberán abandonarlos en el momento de su muerte. Pero para ti por el contrario, lo que se te ha prometido durará por toda la eternidad.

Da pues, la espalda a lo que acaba en ruina y vuelve tu rostro hacia lo que permanece. Cuando Cristo se despierte, el huracán ya no sacudirá tu corazón, las olas no hundirán tu barca, porque tu fe mandará a los vientos y a las olas, y el peligro desaparecerá.

5.- Entonces ayunarán

Vendrán días en que el Esposo les será quitado; entonces ayunarán.

Puesto que el Esposo nos ha sido quitado, ha llegado para nosotros el tiempo de la tristeza y el llanto. Este Esposo es el más bello de los hijos de los hombres; en sus labios se ha derramado la gracia y sin embargo, en manos de sus verdugos ha perdido todo esplendor, toda belleza, y ha sido arrancado de la tierra de los vivos. Ahora bien, nuestro lamento es justo si ardemos en deseos de verle. Dichosos los que antes de su pasión, pudieron gozar de su presencia, preguntarle lo que querían y escucharlo como era debido. En cuanto a nosotros, ahora vemos cumplido lo que dijo: Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre y no podréis.

Quien no dirá con el rey profeta: Las lágrimas son mi pan noche y día, mientras todo el día me repiten:¿Dónde está tu Dios? Creemos en él sentado ya a la derecha del Padre pero, mientras seguimos en este cuerpo, viajamos lejos de él, y no podemos mostrarlo a los que dudan de su existencia, e incluso a los que lo niegan diciendo: ¿Dónde está tu Dios?. Pero Cristo añade: Os volverá a ver y se alegrará vuestro corazón y nadie podrá quitaros este gozo.La esperanza que nos da aquel que es fiel a sus promesas nos deja, ya ahora, con cierto gozo, hasta que llegue el gozo sobreabundante del día en que seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es. Este gozo nadie nos lo podrá quitar, y nos veremos colmados de él cuando pasemos de la actual concepción de la fe a la luz eterna. Ayunemos, pues, ahora, y oremos, porque todavía estamos en el día del alumbramiento.

6.- Padre, proclama tu alabanza

Se nos invita a cantar al Señor un cántico nuevo. El hombre nuevo conoce el cántico nuevo. Cantar es expresión de alegría y, si nos fijamos más detenidamente, cantar es expresión de amor. De modo que quién a aprendido a amar la vida nueva sabe cantar el cántico nuevo. El cántico nuevo nos hace pensar en lo que es la vida nueva. El hombre nuevo, el cántico nuevo, la nueva alianza: todo pertenece al mismo y único reino. Por esto el hombre nuevo cantará el cántico nuevo, porque pertenece a la nueva alianza.

"Yo canto", me dirás. Cantas, sí. Ya te oigo. Pero procura que tu vida no dé testimonio contra lo que tu lengua canta. Cantad con vuestra voz, cantad con vuestro corazón, cantad con vuestra boca, cantad con vuestras costumbres, cantad al Señor un cántico nuevo. Me preguntáis qué es lo que vais a cantar para aquel amáis y buscáis. Resuene su alabanza en la asamblea de los fieles. La alabanza del canto reside en el mismo cantor. ¿Queréis cantar alabanzas a Dios? Sed vosotros mismos el canto que vais a cantar. Vosotros mismos sois su alabanza si vivís santamente.

7.- Tocar espiritualmente a Cristo

Jesús le dijo: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre".Jesús enseña a esta mujer, que le había reconocido como Señor y le había dado ese título qué es la fe. El divino Jardinero sembró un grano de mostaza negra en el corazón de María Magdalena, como lo habría hecho en un huerto.¿Qué significa, pues: Suéltame, que todavía no he subido al Padre? Con estas palabras, Jesús quiso que la fe que se tiene en él, a través de la cual se le toca espiritualmente, llegue a creer que él y el Padre son uno. Porque el que en él sigue progresando hasta reconocer que Jesús es igual al Padre en cierta manera sube hasta el Padre en lo más secreto de su alma. De no ser así, no se toca a Cristo como él quiere, es decir, que no se tiene la fe que Jesús pide.

María podía creer en él y seguir pensando que no era igual al Padre, por eso la palabra: Suéltame le da a conocer su error. Es lo mismo que decir: "No creas en mí según el espíritu en el que todavía estas: no te quedes pensando en lo que he hecho por ti sin llegar a pensar en aquel por quién tú has sido hecha" ¿Cómo podía ella no seguir creyendo de manera puramente humana en aquel que lloraba como hombre?. Y dice el Señor: Todavía no he subido al Padre, que es como si dijera: "Me tocarás cuando creas que soy Dios y que soy perfectamente igual al Padre".

8.- Este mandamiento es el principal y primero.

El segundo es semejante a él

Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. El apóstol Juan, con su gran autoridad, nos enseña claramente en este texto que el amor fraterno no sólo viene de Dios, sino que ese mismo amor que hace que nos amemos los unos a los otros es Dios mismo.

Por consiguiente, amando a nuestro hermano con un amor verdadero, le amamos según Dios. Y no es posible no amar por encima de todo a ese mismo amor gracias al cual amamos a nuestro hermano. De ahí se concluye que estos dos preceptos no pueden existir el uno sin el otro. En efecto, puesto que Dios es amor, el que ama a dios ama el amor; y el que ama a su hermano necesariamente ama el amor. Por eso, un poco más adelante el apóstol Juan dice: Quien no ama a su hermano, a quien ve,¿cómo puede amar a Dios, a quien no ve?; la razón que le priva de ver a Dios es que no ama a su hermano. El que no ama a su hermano no está en el amor; y el que no está en el amor no está con Dios, porque Dios es amor.

9.- La luz de Cristo en su candelero

Los apóstoles son como lámparas que nos permiten esperar la venida del día de Cristo. El Señor declara: Vosotros sois la luz del mundo. Y para que no pudieran pensar que se trataba de una luz semejante a aquella de la cual se ha dicho: Él era la luz verdadera que ilumina a todo hombre, enseguida les enseño cuál era la luz verdadera. Después de haberles anunciado: Vosotros sois la luz del mundo, prosigue: Nadie enciende una lámpara para meterla debajo del celemín. "Os he llamado luz", dice; pero precisa: "No sois más que una lámpara. No os dejéis invadir con júbilo invadir con júbilo orgulloso si no queréis ver cómo se apaga esa pavesa. No os pongo bajo el celemín, sino sobre el candelero para que lo iluminéis todo con vuestros rayos de luz".

¿Cuál es ese candelero que lleva la luz? Os lo voy a enseñar. Sed vosotros mismos esas lámparas y tendréis un lugar sobre el candelero. La luz de Cristo es un inmenso candelero de madera. Escucha y lo comprenderás: el candelero es la cruz de Cristo. Que vuestra luz brille ante los hombres; que vean vuestras buenas obras y den gloria.¿A quién han de dar gloria? ¡No a ti, porque buscar la gloria es querer apagarte! Que den gloria a vuestro Padre que está en los cielos. Sí que viendo vuestras buenas obras le glorifiquen a él, al Padre de los cielos. Escucha al apóstol Pablo: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo.

10.- Se levantó un fuerte huracán (02 jul 2013)

También nosotros navegamos en un lago en el que no faltan ni viento ni tempestades; las tempestades cotidianas de este mundo casi hunden nuestra barca ¿Qué quiere decir que Jesús duerme? Quiere decir que tu fe en Jesús está dormida. Se levantan los huracanes en el lago: ves prosperar a los malvados y sufrir a los buenos; hay una tentación, un choque de las olas. Y en el interior de tu alma dices: "Dios mío, ¿Dónde está tu justicia si los malos prosperan y los buenos se sienten abandonados al sufrimiento?" Y Dios te contesta "¿Es ésta tu fe?¿Qué es lo que, es efecto, te he prometido?¿Es que te has hecho cristiano para tener éxito en este mundo?¿Te has atormentado por la suerte de los malos aquí abajo cuando no conoces su suerte en el otro mundo?"

Pero el Señor se despertará, es decir, volverás a tener fe y, con la ayuda de Jesús, reflexionará en tu corazón y caerás en la cuenta de que los bienes concedidos hoy a los malos no durarán. Sus bienes, o bien se les acaban en esta vida, o bien deberán abandonarlos en el momento de su muerte. Pero para ti, por el contrario, lo que se te ha prometido durará por toda la eternidad.

Da, pues, la espalda a lo que acaba en ruina y vuelve tu rastro hacia lo que permanece. Cuando Cristo se despierte, el huracán ya no sacudirá tu corazón, las olas no hundirán tu barca, porque tu fe mandará a los vientos y a las olas, y el peligro desaparecerá.

11.- Entonces ayunarán (06 jul 2013)

Vendrán días en que el Esposo les será quitado; entonces ayunarán. Puesto que el Esposo nos ha sido quitado, ha llegado para nosotros el tiempo de la tristeza y del llanto. Este Esposo es el más bello de los hijos de los hombres; en sus labios se ha derramado la gracia y, sin embargo, en manos de sus verdugos ha perdido todo esplendor, toda belleza, y ha sido arrancado de la tierra de los vivos. Ahora bien, nuestro lamento es justo si ardemos en deseo de verle. Dichosos los que, antes de su pasión, pudieron gozar de su presencia, preguntarle lo que querían y escucharlo como era debido. En cuanto a nosotros, ahora vemos cumplido lo que dijo: Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre y no podréis.

Quién no dirá con el rey profeta: Las lágrimas son mi pan noche y día, mientras todo el día me repiten: ¿Dónde está tu Dios? Creemos en él sentado ya a la derecha del Padre pero, mientras seguimos en este cuerpo, viajamos lejos de él, y no podemos mostrarlo a los que dudan de su existencia, e incluso a los que lo niegan diciendo: ¿Dónde está tu Dios? Pero Cristo añade: Os volveré a ver y se alegrará vuestro corazón, y nadie podrá quitaros este gozo. La esperanza que nos da aquel que es fiel a sus promesas nos deja, ya ahora, con cierto gozo, hasta que llegue el gozo sobreabundante del día en que seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es. Este gozo nadie nos lo podrá quitar, y nos veremos colmados de él cuando pasemos de la actual concepción de la fe a la luz eterna. Ayunemos, pues, ahora, y oremos, porque todavía estamos en el día del alumbramiento.

12.- Padre, proclama tu alabanza (17 Jul 2013)

Se nos invita a cantar al Señor un cántico nuevo. El hombre nuevo conoce el cántico nuevo. Cantar es expresión de alegría y, si nos fijamos más detenidamente, cantar es expresión de amor. De modo que quien ha aprendido a amar la vida nueva sabe cantar el cántico nuevo. El cántico nuevo nos hace pensar en lo que es la vida nueva. El hombre nuevo, el cántico nuevo, la nueva alianza: todo pertenece al mismo y único reino. Por eso el hombre nuevo cantará el cántico nuevo, porque pertenece a la nueva alianza.

"Yo canto", me dirás. Cantas, sí. Ya te oigo. Pero procura que tu vida no dé testimonio contra lo que tu lengua canta. Cantad con vuestra voz, cantad con vuestro corazón, cantad con vuestra boca, cantad con vuestras costumbres, cantad al Señor un cántico nuevo. Me preguntáis qué es lo que vais a cantar para aquel que amáis y buscáis: Resuene su alabanza en la asamblea de los fieles. La alabanza del canto reside en el mismo cantor. ¿Queréis cantar alabanzas a Dios? Sed vosotros mismos el canto que vais a cantar. Vosotros mismos sois su alabanza si vivís santamente.

13.- Tocar espiritualmente a Cristo (22 Jul 2013)

Jesús le dijo: "Suéltame que todavía no he subido al Padre". Jesús enseña a esta mujer, que le había reconocido como Señor y le había dado ese titulo, que es la fe. El divino Jardinero sembró un grano de mostaza negra en el corazón de María Magdalena, como lo habría hecho en un huerto. ¿Qué significa, pues. Suéltame, que todavía no he subido al Padre? Con estas palabras, Jesús quiso que la fe que se tiene en él, a través de la cual se le toca espiritualmente, llegue a creer que él y el Padre son uno. Porque el que en él sigue progresando hasta reconocer que Jesús es igual al Padre en cierta manera sube hasta el Padre en lo más secreto de su alma. De no ser así, no se toca a Cristo como él quiere, es decir que no se tiene la fe que Jesús pide.

María podía creer en él y seguir pensando que no era igual al Padre, por eso la palabra: Suéltame le da a conocer su error. Es lo mismo que decir; "No creas en mí según el espíritu en el que todavía estás: no te quedes pensando en lo que he hecho por ti sin llegar a pensar en aquel por quien tú has sido hecha". ¿Cómo podía ella no seguir creyendo de manera puramente humana en aquel que lloraba como hombre? Y dice el Señor: Todavía no he subido al Padre, que es como si dijera: "Me tocarás cuando creas que soy Dios y que soy perfectamente igual al Padre".

14.- El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá (29 Jul 2013).

El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá: y el que vive y cree en mí no morirá para siempre.¡Cree, pues, que aunque mueras vivirás!. Pero si no crees, aunque estés vivo, estás realmente muerto.¿De donde le viene la muerte al alma? De que ya no tiene fe. ¿De donde le viene la muerte al cuerpo? De que el alma ya no está en él. El alma de tu alma es la fe.

"El que cree en mí, aunque su cuerpo esté muerto, tendrá vida en su alma hasta que el cuerpo mismo resucite para no morir ya nunca más. Y cualquiera que vive en su carne y cree en mí, aunque su cuerpo deba morir por un tiempo, vivirá para la eternidad a causa de la vida del Espíritu y de la inmortalidad de la resurrección". Esto es lo que quiere decir Jesús al interpelar a Marta: ¿Crees tú esto? Le responde ella: "Sí, Señor, creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, venido a este mundo. Creyendo esto he creído que tú eres la resurrección, que tú eres la vida, que el que cree en ti, aunque muera, vivirá; he creído que el que vive y cree en ti no morirá eternamente".

15.- Donde esté yo, allí también estará mi servidor (10 agst 2013)

Vuestra fe, hermanos, reconoce ese grano caído en tierra, ese grano que la muerte ha multiplicado. Vuestra fe lo reconoce porque habita en vuestros corazones. Ningún cristiano duda en creer lo que Cristo ha dicho de sí mismo. Pero una vez que este grano ha muerto y se ha multiplicado, muchos granos han caído en tierra.

San Lorenzo es uno de ellos y nosotros celebramos hoy el día en que fue sembrado. Vemos qué inmensa cosecha ha nacido de todos esos granos esparcidos por toda la tierra; y este espectáculo nos llena de gozo si, por la gracia de Dios, pertenecemos a su granero.

Porque no todo lo que forma parte de la cosecha entra en el granero; es la misma lluvia, útil y fecunda, la que hace crecer tanto el grano como la paja, y nadie guarda a los dos en el mismo granero. Para nosotros ahora es tiempo de escoger. Escuchadme, pues, granos sagrados, porque no dudo que muchos de vosotros lo sois. No améis vuestra vida en este mundo: El que ama su propia vida en este mundo la perderá. Es el buen grano quién lo dice, el grano que fue echado en tierra y murió para dar mucho fruto. Escuchadle, porque lo que ha dicho lo ha hecho. Él nos instruye y, con su ejemplo, nos enseña el camino. Cristo no estuvo agarrado a la vida de este mundo; vino a este mundo para despojarse de sí mismo, para dar su vida y retomarla cuando quisiera.

16.- Señor, yo no soy digno. (16 sep 2013).

Cuando Jesús ha prometido ir a curar al criado del centurión, este ha contestado: "Señor, no te molestes; yo no soy quién para que entres bajo mi techo; dilo de palabra, y mi criado quedará sano". Reconociéndose indigno, se muestra no sólo digno de que Cristo entre en su casa, sino también en su corazón. Porque no habría sido causa de dicha si el Señor hubiera entrado en su casa pero no hubiera entrado en su corazón. En efecto Cristo, Maestro en humildad por su ejemplo y sus palabras, se sentó a la mesa en casa de un fariseo orgulloso llamado Simón. Pero, por mucho que estuviera a su mesa, no estaba en su corazón. Aquí ocurre lo contrario: no entra en la casa del centurión, pero posee su corazón.

Es, pues, la fe unida a la humildad lo que el Señor alaba en el centurión. Cuando éste dice: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, el Señor responde: Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe. Nosotros, en tanto que hombres, no podemos conocer la medida de la fe de los demás. Solo él puede, ya que ve el fondo del corazón; él, a quien nadie engaña, que ha conocido el corazón de ese hombre al escuchar su palabra llena de humildad, y, a cambio, le dio una palabra que cura.

17.- El Camino hacia Jerusalén (01 oct 2013).

El peso de nuestra fragilidad hace que nos inclinemos del lado de las realidades de aquí abajo; el fuego de tu amor, Señor, nos eleva y nos lleva hacia las realidades de allá arriba. Subimos hasta ellas por el impulso de nuestro corazón cantando los salmos de la subida. ¿ Adonde nos haces subir de esta manera? Hacia la paz de la Jerusalén celestial. Que alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor. Tan sólo el deseo de permanecer allí eternamente puede hacernos llegar hasta ella. Mientras estamos en nuestro cuerpo caminamos hacia ti. Aquí abajo no tenemos ciudad permanente; buscamos sin cesar nuestra morada en la ciudad futura.

Que tu gracia, Señor, me conduzca hasta el fondo de mi corazón para cantar allí tu amor, a ti, mi Rey y mi Dios. Acordándome de esta Jerusalén, celestial, mi corazón subirá hasta ella: hacia Jerusalén, mi verdadera patria; Jerusalén mi verdadera madre. Tú eres su Rey, su luz, su defensor, su protector, su pastor, tú eres su gozo inalterable; tu bondad es la fuente de todos sus bienes inexpresables, tú, mi Dios y mi divina misericordia.

18.- ¿Como no sabéis interpretar el tiempo presente? (25 oct 2014).

Acabamos de escuchar el evangelio en el que Jesús critica a aquellos que saben reconocer el aspecto del cielo, pero no han sido capaces de descubrir el tiempo en el que era urgente creer en el reino de los cielos. El mismo Señor Jesucristo comenzó así su predicación: Convertíos porque está cerca el reino de los cielos.Juan Bautista, su precursor, había comenzado de la misma manera: Convertíos porque está cerca el reino de los cielos. Y ahora el Señor censura a los que no quieren convertirse a pesar de que el reino de los cielos está cerca.

Pertenece a Dios saber cuándo vendrá el fin del mundo: sea cuando sea, ahora es el tiempo de la fe. Para cada uno de nosotros el tiempo está cerca, porque somos mortales. Caminamos entre peligros. Si fuéramos de cristal, temeríamos menos. ¿Hay algo más frágil que un recipiente de cristal? Sin embargo, puede durar siglos: tememos que caiga, pero no lo daña la vejez ni la fiebre. Somos, pues, más frágiles y más débiles, y esta fragilidad cada día nos hace temer todos los accidentes que constantemente acechan la vida de los hombres. El hombre evita las desgracias, ¿pero puede evitar la última hora? Evita lo que viene del exterior; ¿puede echar fuera de sí lo que lleva dentro de él? A veces cualquier enfermedad lo asalta de repente. En fin, el hombre habrá podido ir salvando escollos toda su vida, pero cuando al fin le llegue la vejez ya no habrá prorroga.

19. Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? (16 nov 2013).

¿Hay un medio más eficaz para animarnos a la oración que la parábola del juez injusto que nos ha contado el Señor? Evidentemente que el juez injusto no temía al Señor ni respetaba a los hombres. No experimentaba ninguna compasión por la viuda que recurrió a él y, sin embargo, vencido por el hastío, acabó escuchándola. Si él escuchó a esta mujer que le importunaba con sus ruegos, ¿Cómo no vamos a ser escuchados nosotros por aquel que nos invita a presentarle nuestras súplicas? Por esto, el Señor nos ha propuesto esta comparación para hacernos comprender que es necesario orar sin desanimarse. Después añade: Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?.

Si desaparece la fe, se extingue la oración. En efecto, ¿Quién podría orar para pedir lo que no cree? Mirad lo que dice el apóstol Pablo para exhortar a la oración: Todos los que invoquen el nombre del señor serán salvados. Después, para hacernos ver que la fe es la fuente de la oración y que el riachuelo no puede correr si la fuente está seca, añade:¿Cómo van a invocar al Señor si no creen en él? Creamos, pues, para poder orar y oremos para que la fe, que es el principio de la oración, no nos falte. La fe difunde la oración, y la oración, al difundirse, obtiene, a su vez, la firmeza de la fe.

20.- ¡Si al menos tú Jerusalén, comprendieras en este día lo que te conduce a la paz. (21 nov 2013)

¡Qué alegría cuando me dijeron:"Vamos a la casa del Señor". Ya están pisando nuestros pies tus umbrales Jerusalén! ¿De qué Jerusalén se habla? En la tierra hay una ciudad con este nombre, pero no es más que la sombra de la otra Jerusalén. No es la Jerusalén de aquí debajo de la que habla el apóstol Pablo con tanto amor, tanto fervor, tanto deseo de llegar a ella, a la que llama "nuestra madre" cuando dice que es eterna en los cielos.

Oh Jerusalén, que haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios: es decir, que tu paz se encuentre en tu amor, porque el amor es la fuerza. Escuchad lo que dice el Cantar de los Cantares: El amor es fuerte como la muerte. Efectivamente, el amor destruye lo que hemos sido para permitirnos por una especie de muerte, llegar a ser lo que no éramos.

Es esta muerte la que actuaba en aquel que decía: El mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. De esta misma muerte es de la que habla el mismo apóstol cuando dice. Sí, el amor es fuerte como la muerte. El amor es fuerte, es poderoso, tiene mucha fuerza, es la fuerza misma. Que tu paz esté, pues, en tu fuerza, Jerusalén; que tu paz esté en tu amor.

21.- Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas (27 nov 2013)

¿Quieres llegar a la vida en la que quedarás para siempre a salvo del error?¿Qué camino debes seguir?Yo soy el camino, Dice Cristo. ¿Adonde hay que llegar? Yo soy la verdad y la vida. Esto es lo que los mártires han amado; he aquí el motivo por el cual han dejado atrás el amor a los bienes presentes y efímeros. No os sorprendáis por su valentía: en ellos es el amor en que ha vencido a los sufrimientos. Sigamos sus huellas, con los ojos fijos en aquel que es su Jefe y nuestro Jefe. Si deseamos llegar a una felicidad como la suya, no temamos pasar por caminos difíciles. El que nos ha prometido la dicha es veraz, es fiel, no podría engañarnos. ¿Por qué temer los caminos duros del sufrimiento y la tribulación? El Salvador en persona ha pasado por ellos.

Respondes: "¡Es que él era el Salvador!" Debes saber que los apóstoles han pasado también por ellos. Y dirás: "¡Eran los apóstoles!" Lo sé. No olvides que una gran cantidad de hombres como tú han pasado por el sufrimiento al seguirlos; también las mujeres han pasado por ello; niños y muchachas han pasado también. ¿Es posible que todavía te parezca duro este camino que han allanado tantos transeúntes?

22.- Construir una casa (05 dic 2013).

Grande es el Señor y muy digno de alabanza. ¿Quién es este Señor grande y digno de alabanza sino el mismo Jesucristo? Seguro que sabéis que se apareció como hombre; sabéis que fue concebido en el seno de una mujer, que nació de su seno, que fue amamantado, llevado en sus brazos, circuncidado y que por él se presentó una ofrenda y que creció. Sabéis también que fue abofeteado, cubierto de salivazos, coronado de espinas y crucificado, y que murió y fue traspasado por una lanza. Sabéis que sufrió todo esto: sí, grande es el Señor y muy digno de alabanza. Guardaos bien de menospreciar su pequeñez; comprended su grandeza. Se hizo pequeño porque vosotros erais pequeños: comprended también lo grande que es y seréis grandes con él. Así es como se construye una casa, así es como se levantan sus muros. Las piedras que traen para construir este edificio se hacen grandes: creced también vosotros, comprended lo grande que es Cristo, lo grande que es el que parece pequeño.

¿Qué puede decir la lengua humana para alabar al que es grande? Lo que sobrepasa a todo pensamiento, ¿cómo puede traducirlo una lengua cualquiera? ¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza! Que él sea alabado, predicado, que sea anunciada su gloria y sea erigida su mansión.

23.- Juan le dijo:

"¡Soy yo el que necesita que tú me bautices!" (16 dic 2013).

Muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron. En efecto, estos santos personajes, llenos del Espíritu de Dios para anunciar la venida de Cristo, deseaban ardientemente gozar de su presencia en la tierra. Por este motivo Dios aplazaba la hora de retirar a Simeón de este mundo. Quería que pudiera contemplar, bajo la forma de un recién nacido, a aquel por quien el mundo fue creado. Simeón, pues, lo vio, pero con rasgos de niño. Juan por el contrario, lo vio cuando ya enseñaba y escogía a sus discípulos. ¿Dónde? A orillas del río Jordán.

Vemos un símbolo del bautismo de Jesucristo en este bautismo de preparación que le abría el camino, según las palabras de Juan: Preparad los caminos de Señor, allanad sus senderos. El mismo Señor quiso ser bautizado por su siervo para hacer comprender a los que reciben el bautismo del Señor la gracia que se les otorga. Es entonces cuando comienza su reino. En las orillas del río donde comienza la realeza de Cristo, Juan vio al Salvador; lo vio, lo reconoció y dio testimonio de él. Juan se humilló ante la grandeza divina para merecer que su humildad fuera levantada por esta grandeza. Se declara el amigo del Esposo, pero no se considera su igual: Yo no merezco, dice, agacharme para desatarle las correas de sus sandalias.

24.- Se levantó y lo siguió (18 ene 2014).

¡Tarde te amé, oh Hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te amé! He aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera de mí mismo. Te buscaba fuera, me precipitaba, deforme como era, sobre las cosas hermosas de tu creación. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo; estaba retenido lejos de ti a través de esas cosas que no existirían si no estuvieran en ti. Has clamado, y tu grito ha quebrantado mi sordera; has brillado, y tu resplandor ha curado mi ceguera; has exhalado tu perfume, lo he aspirado, y ahora te anhelo a ti. Te he saboreado, y ahora tengo hambre y sed de ti; me has tocado y ardo en deseo de la paz que tú das.

Cuando todo mi ser esté unido a ti, ya no habrá para mí dolor ni fatiga. Entonces mi vida, llena de ti, será la verdadera vida. Al que tú llenas, lo aligeras; ahora, puesto que todavía no estoy lleno de ti, soy un peso para mí mismo. ¡Señor, ten piedad de mí! Mis malas tristezas luchan contra mis buenos gozos; ¿saldré victorioso de esta lucha? ¡Ten piedad de mí, Señor! ¿Soy tan pobre? Aquí tienes mis heridas, no te las escondo. Tú eres el médico, yo soy el enfermo. Tú eres la misma misericordia, yo soy miseria.

25.- Increpó al viento y dijo al lago: "¡Silencio, cállate!" (01 feb 2014).

Estás en el mar y llega la tempestad. No puedes hacer otra cosa que gritar: ¡Señor, sálvame! Es verdad, la tempestad hace estragos. Pero Cristo nos salva de la estrechez del alma y de la tempestad. ¿Está sacudido tu barco? Quizá sea porque en ti Cristo duerme. Un mar furioso sacudía la barca en la que navegaban los discípulos y, sin embargo, Cristo dormía. Pero, por fin llegó el momento en el que los hombres se dieron cuenta de que estaba con ellos el amo y creador de los vientos. Se acercaron a Cristo, le despertaron: Cristo increpó a los vientos yvino una gran calma.

Con razón tu corazón se turba si te has olvidado de aquel en quien has creído; y tu sufrimiento se te hace insoportable si el recuerdo de todo lo que Cristo ha sufrido por ti está lejos de tu espíritu. Si no piensas en Cristo, él duerme. Despierta a Cristo, llama a tu fe. Porque Cristo duerme en ti si te has olvidado de su pasión; pero si te acuerdas de su pasión, Cristo vela en ti. Cuando hayas reflexionado con todo tu corazón en lo que Cristo ha sufrido, ¿no podrás soportar tus penas con firmeza cuando te lleguen? Entonces, con gozo quizás, a través del sufrimiento, te encontrarás un poco semejante a tu Rey.

26.- Los que tocaban el borde de su manto sanaban. (10 feb 2014).

Todo hombre quiere ser feliz; no hay nadie que no lo quiera, y tan fuertemente, que lo desea por encima de todo. Aún más: todo lo que quiere además de esto sólo lo quiere por eso. Los hombres van detrás de diferentes pasiones. Pero, cuando se comprometen en una forma de vida, todos los hombres actúan en ella buscando ser felices. ¿Qué hay en esta vida capaz de hacer feliz?

Todos están de acuerdo en amar la vida y la salud. Ahora bien, cuando el hombre goza de vida y de una buena salud, ¿se puede contentar con esto? Un joven rico preguntó al Señor: Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Temía morir y no podía evitar morir. Sabía que una vida con dolores y tormentos no es vida, sino que más bien debería llamarse muerte. Sólo la vida eterna puede ser feliz. La salud y la vida de aquí abajo nadie es la asegura, teméis mucho perderla. Si nuestra vida no es eterna, si no puede llenar nuestros deseos eternamente, no puede ser feliz, e incluso no es vida. Cuando entremos en aquella vida de más allá, estaremos seguros de que permaneceremos siempre en ella. Tendremos la certeza de poseer eternamente la verdadera vida, sin ningún temor, porque estaremos en el reino del cual se ha dicho: Y su reino no tendrá fin.

27.- Sígueme. (21 feb 2014).

En este mundo, es decir, en la Iglesia que toda entera sigue a Cristo, éste nos dice a todos: El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo. Porque esta orden no está destinada sólo a las vírgenes, excluyendo a las mujeres casadas; a las viudas, excluyendo a las esposas; a los monjes, excluyendo a los esposos; a los clérigos, excluyendo a los laicos. Toda la Iglesia, todo el Cuerpo de Cristo, todos sus miembros diferenciados y repartidos según sus tareas propias, deben seguir a Cristo. Que toda entera le siga, ella que es la única, la paloma, la esposa; que le siga ella, la rescatada y dotada por la sangre del Esposo. Aquí tiene su sitio la pureza de las vírgenes; aquí tiene su sitio la castidad conyugal.

Que sigan a Cristo estos miembros, que tienen aquí su lugar, cada uno según su categoría, cada uno según su rango, cada uno a su manera. Que renuncien a sí mismos, es decir, que no se apoyen en sí mismos; que lleven su cruz, es decir, que, por Cristo, soporten en el mundo el dolor que el mundo les va a infligir. Que le amen a él solo, el único que no decepciona, el único que no es engañado, el único que no se engaña. Que le amen porque lo que él promete es verdad. Pero la fe vacila porque n se nos da ahora; sigue adelante, persevera, soporta esa espera, y habrás llevado tu cruz.

28.- He aquí que subimos a Jerusalén. (15 mar 2014).

Date a mí, mi Dios, date siempre a mí. Descansamos en el don de tu Espíritu; allí gozamos de ti, allí está nuestro bien y nuestro descanso. El amor nos enseña, y tu Espíritu que es bueno levanta nuestra bajeza, retirándola de las puertas de la muerte. En la buena voluntad encontramos la paz.

Un cuerpo por su peso tiende hacia un lugar determinado; el peso no va necesariamente hacia abajo, sino a un lugar propio. El fuego tiende a subir a lo alto; la piedra cae hacía abajo: cada uno hacia el lugar que le es propio; el aceite sube por encima del agua, el agua cae por debajo del aceite. Si algo no está en su lugar, está sin reposo.

Mi peso es mi amor: es él quien me arrastra o que me lleva. Tu don nos inflama y nos lleva hacia arriba; nos abraza y partimos. Tu fuego hace que nos quememos y subamos hacia la paz de la Jerusalén celeste: ¡Vamos a la casa del Señor! Es allí donde la buena voluntad nos conducirá para estar en nuestro lugar, allí donde no desearemos nada más que morar por la eternidad.

29.- Mi Padre sigue actuando hasta ahora y yo también (02 abr 2014)

Nos gustaría explicarcómo son igualmente verdaderos estos textos: el del Génesis, donde está escrito que Dios descansó el séptimo día de todo los que había creado, y el texto del Evangelio donde el Señor, por quien fueron hechas todas las cosas, dijo: Mi Padre sigue actuando hasta ahora, y yo también actúo. El precepto del sábado fue prescrito a los judíos para prefigurar el descanso espiritual que Dios prometió a los fieles que hicieran buenas obras. Descanso que el Señor Jesucristo confirmó por el misterio de su sepultura. Porque el sábado es el día en que él reposó en la tumba cuando ya había realizado todas sus obras.

Uno puede pensar que Dios descansó de crear varios tipos de criaturas porque seguidamente no creó nuevas especies, pero no: en este séptimo día no ha dejado de gobernar el cielo, la tierra y todos los otros seres que había creado; si no, todo se habría hundido en la nada inmediatamente. Porque el poder del Creador, la fuerza del Todopoderosos, es la causa por la que subsiste toda la criatura. No es Dios como un arquitecto que termina la casa, se va, y el trabajo permanece; por el contrario, el mundo no podría subsistir ni durante un simple abrir y cerrar de ojos si Dios le retira su apoyo.

30.- Yo tampoco te condeno (07 abr 2014).

Dice el salmista: Aprended, jueces de la tierra. Aquellos que juzgan la tierra, los reyes, gobernadores, príncipes, los jueces propiamente dichos, deben ser sensatos, es la tierra quien juzga la tierra, pero deben temer al que está en el cielo. Si nuestro Señor hizo resonar en medio de los jueces esta frase divina: El que esté sin pecado, que tire l primera piedra, ¿no estarán sobrecogidos de espanto todos los que juzgan la tierra? Los fariseos, para tentarlo, le llevaron a una mujer sorprendida en adulterio. Jesús dijo: Queréis apedrear a esta mujer, según lo prescrito por la ley. Pues bien aquel de entre vosotros que esté sin pecado, que tire la primera piedra. Mientras discutían, él escribía sobre la tierra, para enseñar a la tierra; pero cuando les dio esta respuesta, levantó los ojos, miró a la tierra y esta se estremeció. Los fariseos, confundidosy temblorosos, se fueron uno tras otro.

La pecadora se queda a solas con el Salvador: la enferma con el médico. Permaneció delante del juez que está libre de pecado. ¿Nadie te ha condenado?-"Nadie, Señor, y si tú mismo no me condenas, estoy salvada". En silencio, el Señor responde a esta inquietud: "Yo tampoco te condeno. La voz de sus conciencias impedía a los acusadores castigarte, la misericordia me empuja a venir en tu ayuda".

31.- ¿Cuánto tiempo nos vas a dejar en suspenso? (13 may 2014).

Como es igual al Padre, el Hijo de Dios no recibe el poder de juzgar, ya que lo posee con el Padre. Lo recibe para que buenos y malos lo vean juzgar, porque es el Hijo del hombre. Ver al Hijo del hombre les será dado a los malvados por sí mismos, pero la visión de su divinidad sólo se les dará a los limpios de corazón, porque son ellos los que verán a Dios. ¿Qué es la vida eterna sino esta visión que le será negada a los impíos? Que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. ¿Cómo conocerán a Jesucristo sino como el verdadero Dios, el que se muestra a si mismo a ellos? Él se mostrará lleno de bondad en la visión que descubrirá a los limpios de corazón. Qué bueno es el Dios de Israel para los rectos de corazón. Sólo Dios es bueno.

He aquí por qué aquel que llamó al Señor "maestro bueno", y le pidió consejo para llegar a la vida eterna, recibe esta respuesta: ¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? Nadie es bueno salvo el mismo Dios. Este hombre que le ha interrogado no sabe a quién se ha acercado y lo ha tomado por un simple hijo de hombre, el cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, fue reconocido como hombre por su presencia. Éste es él, el único Dios, Padre, Hijo, Espíritu Santo, que aparecerá para alegría inalterable de los justos.

32.- El ayuno, la oración y la limosna. (18 jun 2014).

Los epicúreos, que no esperan ninguna otra vida más allá de la tumba, que no conocen más que los disfrutes de la carne, tienen este lenguaje: Comamos y bebamos, que mañana moriremos. Pero los cristianos, para los que otra vida, y una vida más feliz, debe comenzar después de la muerte, se guardan bien de decir esto.Recordad esta verdad: "Mañana moriremos", pero añadid: "Ayunemos y oremos, ya que la muerte puede venir mañana".

Pero yo exijo aún otra cosa, una tercera condición, pues no voy a pasar por alto lo que se debe observar por encima de todo: que vuestro ayuno sirva para saciar el hambre del pobre. Si no podéis ayunar, aplicaos con mayor empeño en alimentar a aquel que pasa hambre, así recibiréis el perdón. He aquí que los cristianos deben decir: "Ayunemos, oremos, demos limosna a los pobres, porque mañana moriremos".

33.- Es necesario que él crezca y yo disminuya. (24 jun 2014).

El mayor de los hombres fue enviado para dar testimonio al que era más que un hombre. En efecto, cuando aquel que es el mayor de entre los hijos de mujer dijo: Yo no soy Cristo y se humilla ante Cristo, debemos entender que hay en Cristo más que un hombre; de su plenitud todos hemos recibido. Los patriarcas, los profetas y los santos apóstoles, los que vivieron antes de la encarnación o fueron después por el Verbo encarnado. Todos hemos recibido de su plenitud. Nosotros somos vasos, él es la fuente. Por lo tanto, Juan es un hombre, Cristo es Dios: es necesario que el hombre se humille para que Dios sea exaltado.

Para que el hombre aprenda a humillarse, Juan nació el día a partir del cual los días comienzan a disminuir; para mostrarnos que Dios debe ser exaltado, Jesucristo nació el día en que los cías comienzan a crecer. Aquí hay una enseñanza profundamente misteriosa. Celebramos la natividad de Juan como la de Cristo, porque esta natividad está llena de misterio. ¿De qué misterio? Del misterio de nuestra grandeza. Diminuyamos nosotros mismos para crecer en Dios; humillémonos en nuestra bajeza para ser exaltados en su grandeza.

34.- Levántate y anda. (02-jul 2014).

El nuevo Adán es Espíritu que da vida. Por esto hará revivir vuestros cuerpos mortales por medio de ese Espíritu suyo que habita en vosotros. ¡Qué aleluya tan glorioso cantaremos entonces, qué seguridad! Ya no más adversarios, ya no más enemigos, ya no perderemos a ningún amigo. Aquí abajo cantamos las alabanzas de Dios en medio de nuestras preocupaciones. En el cielo, las cantaremos con total paz y tranquilidad. Aquí las cantamos destinados a morir, en el cielo, en una vida sin fin. Aquí, en la esperanza; allá, en la realidad. Aquí, somos viajeros; allá, estaremos en nuestra patria. Cantemos, pues, ya desde ahora, hermanos, no para saborear ya el reposo, sino Para aligerar nuestras penas. Cantemos como lo hacen los viajeros. Canta, pero no dejes de caminar; canta para animarte en medio de las fatigas. ¡Canta y camina!

¿Qué quiere decir "camina"? Ve adelante, haz progresos en el bien obrar. Camina hacia el bien, avanza en la fe y en la pureza de las costumbres. ¡Canta y camina! ¡No te desvíes, no te eches atrás, no te quedes parado! ¡Volvámonos hacia el Señor!.

35.- Los justos resplandecieron como el sol en el reino de su Padre. (20 jul 2014).

Cuando esto que es perecedero en nosotros llegue a ser imperecedero y cuando esto que es mortal se revista de inmortalidad, entonces será la dulzura perfecta, el júbilo perfecto, la alabanza sin fin, el amor sin peligro. Y aquí abajo, ¿no saborearemos ninguna alegría? Sin duda, encontramos aquí abajo la alegría; disfrutamos aquí en la esperanza de una vida futura, una alegría con la que seremos plenamente saciados en el cielo.

Pero es necesario que el trigo tenga que soportar estar al lado de la cizaña. Los granos están mezclados con la paja y la flor crece entre las espinas: Como la flor entre las espinas, así también mi amada en medio de los jóvenes. Oh Señor, ¿llamas espinas a tus propias hijas? -Espinas son -responde- por su conducta, pero hijas por mis sacramentos. Pero, entonces ¿Dónde deberá refugiarse el cristiano? ¿Dónde irá? Las ocasiones de caída le seguirán. ¿Se separará el que va por buen camino por no soportar a sus semejantes? Pero, dime, a éste, antes de su conversión, ¿ha podido soportarlo alguien? Si, por consiguiente, con el pretexto de que avanza, no quiere soportar a ninguna persona, por este hecho es evidente que todavía no ha avanzado nada. Escuchad atentamente estas palabras. Soportaos los unos a los otros con amo. Procurad mantener la unidad en el Espíritu con el vínculo de la paz. ¿No hay nada en ti que otro no tenga que soportar?

36.- Cristo es el camino hacia la luz, la verdad y la vida. (4 ago 2014).

El Señor dijo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. En efecto alumbra a los que son ciegos. Quedaremos iluminados, hermanos, si tenemos el colirio de la fe. Porque fue necesaria la saliva de Cristo mezclada con tierra para ungir al ciego de nacimiento; también nosotros hemos nacido ciegos por causa de Adán, y necesitamos que el Señor nos ilumine. Mezcló saliva con tierra; por ello está escrito: La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

Él mismo había dicho: Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Permaneciendo junto al Padre, es la verdad y la vida; al vestirse de carne, se hace camino. No se te dice: "Trabaja por dar con el camino, para que llegues a la verdad y a la vida"; no se te ordena esto. Perezoso, ¡levántate! El mismo camino viene hacía ti y te despierta del sueño en que estabas dormido, si es que en verdad te despierta: Levántate, pues, y anda. A lo mejor estás intentando andar y no puedes, porque te duelen los pies. Y ¿Por qué te duelen los pies?; ¿acaso porque anduvieron por caminos tortuosos, bajo los impulsos de la avaricia? Pero piensa que la Palabra de Dios sanó también a los cojos. "Tengo los pies sanos -dices-, pero no puedo ver el camino". Piensa que también iluminó a los ciegos... Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

37.- Si el grano de trigo cae en tierra y muere, dará mucho fruto.

(14 ago 2014).

Las proezas gloriosas de los mártires, ornamento de la Iglesia en todo el mundo, nos hacen comprender que el Señor siente profundamente la muerte de los que lo aman. El precio de estas muertes es la muerte de uno solo. ¿Cuántos muertos ha recatado muriendo él solo, ya que, si no hubiese muerto, el grano de trigo no se hubiera multiplicado? Habéis oído lo que dijo cuando se acercaba a su pasión, cuando se acercaba nuestra redención: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, dará mucho fruto. Cuando su costado fue abierto por la lanza, salió sangre y agua, salió el precio del universo.

Los fieles y los mártires fueron recatados; pero la fe de los mártires fue probada, su sangre es testimonio. Cristo ha dado su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. Y en otro lugar: Si te sientas a la mesa de un poderoso, mira bien a quién tienes delante. Es una mesa esplendida donde comes con el amo del banquete que es él mismo. Él es quien invita, él mismo es la comida y la bebida. Los mártires prestaron atención a lo que comieron y bebieron para preparar luego lo mismo. Pero ¿cómo podían imitar a su maestro si él no les hubiera dado ejemplo primero? Esto es lo que nos recomienda el salmo que hemos cantado: El Señor siente profundamente la muerte de los que lo aman.

38.- Purifica primero el interior (26 ago 2014).

Mirad lo que Juan nos recomienda: En esto sabremos que somos de la verdad, cuando amamos con obras y de verdad y no solamente de palabra y con la lengua, y tendremos la conciencia tranquila ante Dios. Mucha gente hace muchas cosas admirables por la codicia de los ojos. Ponte ante Dios e interroga a tu corazón; mira lo que has hecho y si lo pretendías con ello era tu salvación o pura vanagloria humana. Si apaciguamos nuestro corazón, apacigüémoslo ante Dios. Porque si nuestra conciencia nos condena, es decir, si nos acusa por dentro porque no hacemos las cosas como las debiéramos hacer, Dios es más grande que nuestra conciencia y lo conoce todo. Tú eres capaz de esconder a los demás el fondo de tu corazón, cómo vas a ocultárselo a aquel de quien decía un pecador lleno de miedo y de arrepentimiento: ¿Adónde podré ir lejos de tu espíritu, adónde escaparé de tu mirada?

Buscaba adónde huir, para escapar al juicio de Dios, y no lo encontraba, pues ¿hay algún sitio donde no esté Dios? Si subo hasta los cielos, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. ¿Adónde irás?, ¿adónde huirás? ¿Quieres un consejo? Si quieres huir de él, huye hacia él confesándote a él, no escondiéndote de él, pues no puedes esconderte de él, pero sí confesarle todos tus pecados. Dile: Tú eres mi refugio y alimenta en ti el amor, lo único que conduce a la vida.

39.- Las vírgenes se despertaron y prepararon sus lámparas. (01 sep 2014).

¿Que quieren decir estas palabras: No llevaban aceite en sus lámparas? Las vírgenes insensatas no llevaban el aceite en la alcuza, es decir, en su corazón; han procurado complacer a los hombres por sus buenas obras, simbolizadas en las lámparas, pero no llevan el aceite con ellas. Vosotros, en cambio, llevad este aceite en vuestro interior, donde sólo Dios ve. Si evitáis el mal y hacéis el bien para recibir los elogios de los hombres, no tenéis aceite en el interior e vuestra alma.

Las lámparas de las vírgenes sensatas brillan con un vivo resplandor, alimentadas por el aceite interior, por la paz de la conciencia, por la caridad que las inflama. Las lámparas de las vírgenes necias también brillaban, pero su luz era producida por las alabanzas de los hombres. Cuando se levantaron, es decir, en la resurrección de los muertos, empezaron a preparar sus lámparas, es decir, a calcular las cuentas que debían rendir a Dios de sus obras. Sin embargo, entonces no había nadie para alabarlas. Buscaban, como habían hecho siempre, brillar con el aceite de otros, vivir de los elogios de los hombres: Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan.

40.- Acuérdate del sábado para santificarlo. (06 sep 2014).

Ahora que estamos en el tiempo de la gracia que nos ha sido revelada, la observancia del sábado, antiguamente simbolizada por el reposo de un solo día, ha sido abolida para los fieles. En efecto, en este tiempo de gracia, el cristiano observa un sábado perpetuo si hace todas las obras buenas con la esperanza del reposos futuro y no se gloría de sus obras como si fueran un bien propio y no son un don recibido.

Así, recibiendo y comprendiendo el sacramento del bautismo como un sábado, es decir, como el reposo del Señor en el sepulcro, el cristiano descansa de sus obras antiguas para caminar, desde ahora, en una vida nueva, reconociendo que Dios obra en él. Dios es quien, a la vez, actúa y descansa, reconociendo a su criatura la actividad que le es propia y también el gozo de un reposo perenne en Dios. Dios ni se cansó al crear el mundo, ni ha recobrado sus fuerzas después de la creación, sino que ha querido invitarnos con estas palabras de la Escritura: Dios descansó el día séptimo a desear su descanso dándonos el precepto de santificar este día.

41.- El que os escucha a vosotros a mí me escucha. (03 oct 2014)

El que ha escuchado este versículo: Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza ha dicho "Cada día, cuando me levante, me iré a la iglesia y cantaré un himno de la mañana; al final del día un himno de la noche y luego en mi casa, un tercero y cuarto himno. Así haré cada día un sacrificio de alabanza y me ofreceré a mi Dios". Es bueno hacerlo, si lo haces con verdad, pero cuida de que tu lengua hable bien delante de Dios y tu vida no hable mal ante él. Ten cuidado de vivir mal aun hablando bien.

¿Por qué? Porque Dios dice al pecador: ¿Por qué recitas mis mandamientos y guardas mi alabanza en tu boca, tú que detestas mi enseñanza? Dios no ha querido dejar a aquellos que hablan sin reprenderlos, para que no duerman tranquilos en una vida desordenada diciéndose: "Dios no querrá que nos perdamos, nosotros por los que desea decir cosas buenas a su pueblo". Por lo tanto, vosotros los que habláis quienesquiera que seáis, escuchad los primeros.

42.- Dichosa la madre que te llevó en sus entrañas. (11 oct 2014).

Atiende lo que dice Cristo, el Señor, extendiendo la mano hacia sus discípulos: He aquí mi madre y mis hermanos. Y luego: El que hace la voluntad de mi Padre, que me envió, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre. ¿Acaso la Virgen María no hizo la voluntad del Padre, ella que creyó por la fe, que concibió por la fe? Santa María hizo la voluntad del Padre, y por consiguiente María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz al Maestro, lo llevó en su seno.

Ved si lo que digo no es verdad. Cuando el Señor pasaba, seguido por la muchedumbre y haciendo milagros, una mujer se puso a decir: ¡Feliz y bienaventurado el seno que te llevó! ¿Y qué le replicó el Señor para evitar que se coloque la felicidad en la carne? ¡Felices más bien aquellos que escuchaban la palabra de Dios y la cumplen! María es bienaventurada también porque oyó la palabra de Dios y la cumplió: su alma guardó la verdad más que su pecho guardará la carne. La verdad es Cristo; la carne es Cristo. La verdad es Cristo en el corazón de María; la carne es Cristo en el seno de María. Lo que está en el alma es más que lo que está en el seno. Vosotros sois miembros de Cristo y sois el cuerpo del Cristo. El que escucha y hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana, mi madre. Porque sólo hay una herencia. Por eso, Cristo, aunque era el Hijo único, no quiso ser único; en su misericordia, quiso que fuéramos herederos del Padre, que fuéramos herederos del Padre, que fuéramos herederos con él.

43.- Ser servidor. (11 nov 2014).

El obispo, que está a vuestra cabeza, es vuestro servidor... Que el Señor nos otorgue, pus, con la ayuda de vuestras oraciones, ser y seguir siendo hasta el final aquello que queréis que seamos; que nos ayude a cumplir lo que nos ha sido encargado. Pero que lo que somos no ponga en nosotros vuestra esperanza. Me permito deciros esto en calidad de obispo: no pongáis vuestra esperanza en nosotros, no pongáis vuestra esperanza en los hombres. ¿Somos buenos? Somos servidores. ¿Somos malos? Seguimos siendo servidores. Pero los buenos, los servidores fieles son los verdaderos servidores.

¿Cuál es nuestro servicio? Prestad atención: si tenéis hambre y no os alimentamos, somos unos ingratos, observad de qué bodega sacamos las provisiones; pero no miréis en qué plato se sirve aquello de lo que tenéis ganas de comer. En una gran casa, no hay sólo vajilla de oro y plata, hay también vajilla de arcilla. ¿Acaso vuestro obispo es similar a un plato valioso, un plato de oro, un plato de arcilla? Mirad si este plato contiene pan, y de quién procede este pan, y quién me lo da para que os lo sirva. Observa quién es Aquel del que yo hablo, que me da el pan que se os sirve. Él es el pan: Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Servimos a Cristo, para que él pueda llegar a vosotros y sea el juez de nuestro ministerio.

44.- Al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró. (20 nov 2014).

Dos amores construyeron dos ciudades: el amor propio hasta el desprecio a Dios hizo la ciudad terrena; el amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo, la ciudad del cielo. La una se glorifica a sí misma, la otra se glorifica en el Señor. Una busca la gloria que viene de los hombres, la otra tiene su gloria en Dios, testigo de su conciencia. Una, hinchada de vana gloria, levanta la cabeza, la otra dice a su Dios: Tú eres mi gloria, me haces salir vencedor. La primera, en la persona de los poderosos, se admira de su propia fuerza, la otra dice a su Dios: Te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.

En la primera, los sabios llevan una vida mundana, no buscando más que las satisfacciones del cuerpo o del espíritu, o las dos a la vez: Habiendo conocido a Dios, no lo han glorificado, ni le han dado gracias, sino que han puesto sus pensamientos en cosas sin valor y se han oscurecido su insensato corazón... han cambiado la verdad de Dios por la mentira. En la ciudad de Dios, en cambio, toda la sabiduría del hombre se encuentra en la piedad que da culto al verdadero Dios, un culto legítimo y que espera como recompensa, en la comunión de los santos, que Dios lo sea todo en todos.

45.- Se le abrieron los ojos. (05 dic 2014).

Vendrá nuestro Dios manifiestamente, y no permanecerá en silencio. Lo que ahora llamamos felicidad en este mundo, los malos también la tienen, y lo que llamamos desgracia en este mundo, también la conocen los buenos. Si los hombres no creen en las realidades futuras, es porque observan que los bienes y los males de este mundo pertenecen por igual a buenos y malos. Si ambicionan las riquezas, ven que éstas arrastran a los peores hombres, así como a los buenos.

Si tienen horror a la pobreza y a la miseria de esta vida, ven que éstas hacen sufrir no sólo a los malos, sino también a los buenos, y dicen en su corazón: "Dios no ve nada, no le interesan los asuntos de los hombres. Nos deja completamente al azar, rodando en el profundo abismo de este mundo, y no nos muestra su providencia". Y desprecian a los preceptos de Dios, porque no ven que se manifieste su justicia. Dios se reserva un montón de cosas para el juicio final, pero algunas de estas cosas se juzgan ahora, con el fin de que aquellos que no esperan el juicio teman y se conviertan. Porque Dios no condena, sino que salva, y por lo tanto es paciente con los malos, para que lleguen a ser buenos.

46.- Los que hacen la voluntad de Dios son mi hermano y mi madre. (27 ene 2015).

La gloria y la felicidad de María por ser la madre de Cristo llega a todos en estas palabras del Señor: Quien hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre. Indica así el parentesco espiritual que lo relaciona con el pueblo que rescató. Sus hermanos y sus hermanas son los varones y las mujeres santas que son coherederos con él de su herencia celeste. Su madre es la Iglesia entera, porque ella es quien, por la gracia de Dios, da a luz a los miembros de Cristo, es decir, a los que le son fieles. Su madre es también toda al a santa que hace la volunta de su Padre y cuya caridad fecunda se manifiesta en aquellos a los que da a luz para él, hasta que él mismo sea formado en ellos.

Entre todas las mujeres, María es la única que es virgen y madre al mismo tiempo, no sólo por el espíritu, sino también por el cuerpo. Es madre, según el espíritu, de los miembros de Cristo, porque cooperó por su caridad a dar a luz en la Iglesia a los fieles, que son los miembros de este divino Maestro, nuestra cabeza, del que verdaderamente ella es madre según la carne. Era necesario que nuestro Maestro naciera, según la carne, de una virgen para enterarnos de que nosotros, sus miembros, debíamos nacer según el espíritu de otra virgen, que es la Iglesia.

47.- Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. (10 feb 2015).

Acercaos y seréis iluminados. Para acercarse y ser iluminado, tienes que destacar en las tinieblas. Eres pecador, debes volverte justo; pero no podrás recibir la justicia si el mal todavía te atrae. Destrúyelo en tu corazón y purifícalo; expulsa el pecado de tu corazón, donde quiere venir a vivir al que quieres ver. El alma humana, nuestro hombre interior, se acerca a Dios tanto como puede, fue creado a imagen de Dios, pero se alejó de Dios en la desemejanza.

Cierto o es en el tiempo donde nos acercamos o alejamos de Dios: si dejas de parecerte a él, te apartas de Dios; si te pareces él, te acercas a él. Mira, pues, cómo el Señor quiere que nos acerquemos: nos hace primero semejantes a él para que podamos estar cerca de él. Nos dice: Sed como vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y deja caer la lluvia sobre justos e injustos. Aprende, pues, a amar a tu enemigo. A medida que esta caridad crece en ti, te devuelve la semejanza a Dios; y cuanto más te acercas a esta semejanza avanzando en el amor, más comienzas a sentir la presencia de Dios. ¿Pero a quién sientes? ¿Al que viene hacia ti o a aquel a quien vuelves? Él jamás se alejó de ti; eres tú quien se ha alejado de él.

48.- No he venido abolir la ley, sino a darle plenitud. (11 mar 2015).

La gracia antes velada en el Antiguo Testamento, ha sido revelada plenamente en el evangelio e Cristo por una disposición armoniosa de los tiempos, tal como Dios tiene por costumbre disponer armoniosamente todas las cosas. Pero, dentro de esta admirable armonía, uno constata una gran diferencia entre dos épocas. En el Sinaí, el pueblo no se atrevía a acercarse al lugar donde el Señor dio su ley. En el cenáculo, el Espíritu Santo desciende sobre aquellos que se había reunido esperando el cumplimiento de la promesa. Antes, el dedo de Dios grabó sus leyes sobre tablas de piedra; ahora, la ha escrito en los corazones de los hombres. Antes, la ley estaba escrita por fuera e inspiraba miedo a los pecadores; ahora, se les da interiormente para justificarlos.

En efecto como dice el apóstol san Pablo, todo lo que está escrito en tablas de piedra: No cometerás adulterio, no matarás, no codiciarás, y otras cosas semejantes se resumen en el único mandamiento: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor al prójimo no hace mal a nadie. La plenitud de la Ley es el amor. Este amor ha sido derramado en vuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.

49.- ¿Por qué tenéis estos pensamientos? (19 abr 2015).

Cristo es verdaderamente el Verbo, el Hijo único igual al Padre, unido a un alma verdaderamente humana y con un cuerpo verdadero limpio de todo pecado. Éste es el cuerpo que murió; este cuerpo, el que resucitó; este cuerpo, el que fue clavado a la cruz; este cuerpo, el que fue depositado en la tumba; este cuerpo, el que está sentado en los cielos. Nuestro Señor quería persuadir a sus discípulos de que lo que veían eran verdaderamente huesos y carne. ¿Por qué quiso convencerse de esta verdad? Porque sabía hasta qué punto es para mí un bien creerlo y cuánto tenía que perder si no creía en esto. Creed, pues, también vosotros: ¡Él es Esposo!

Escuchemos ahora, lo que dijo respecto a la Esposa: Hacía falta que Cristo sufriera y que resucitara de entre los muertos al tercer día, y que se proclamara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. He aquí a la Esposa: la Iglesia extendida por toda la tierra, que acogió a todos los pueblos en su seno. Los apóstoles vieron a Cristo y creyeron en la Iglesia, a la que no veían. Nosotros vemos a la Iglesia; creamos pues en Jesucristo, al que no vemos, y aferrándonos a sí a lo que vemos, alcanzaremos lo que todavía no vemos.

50.- Vuestra alegría nadie os la quitará. (15 may 2015).

Estad siempre alegres en el Señor; dejádmelo decir: estad alegres. El apóstol nos manda alegrarnos, pero en el Señor, no en el mundo. Pues, como afirma la Escritura: El que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. Pues del mismo modo que in hombre no puede servir a dos señores, tampoco puede alegrarse en el mundo y en el Señor. Que el gozo en el Señor sea el triunfador, mientras se extingue el gozo del mundo. El gozo en el Señor siempre debe ir creciendo. No afirmamos esto como si no debiéramos alegrarnos mientras estamos en este mundo, sino en el sentido de que debemos alegrarnos en el Señor también cuando estamos en este mundo.

Pero alguno puede decir: "Estoy en el mundo, por tanto, si me alegro, me alegro allí donde estoy". ¿Pero es que por estar en el mundo no estás en el Señor? Escuchad al apóstol Pablo que afirma de Dios, Señor y Creador nuestro: En él vivimos, nos movemos y existimos. El que está en todas partes ¿en dónde no esta? ¿Acaso no nos exhortaba precisamente a esto? El Señor está cerca; que nada os preocupe. Gran cosa es ésta: el mismo que asciende sobre todos los cielos está cercano a quienes se encuentran en la tierra. ¿Quién es éste, lejano y próximo, sino aquel que por su benignidad se ha hecho próximo a nosotros?

51.- Padre, glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique.

(19 may 2015).

Con el fin de que el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, sea glorificado en su resurrección, primero ha sido humillado en su pasión. Ningún cristiano duda de eso: es evidente que el Hijo ha sido glorificado según la forma de esclavo, que el Padre resucitó e hizo sentar a su derecha. Pero el Señor no dice sólo: Padre, glorifica a tu Hijo, añade: para que tu Hijo te glorifique. Preguntamos, y con razón, cómo glorificó el Hijo al Padre. Esto se produjo por el evangelio de Cristo, que hizo dar a conocer a las naciones al padre por el Hijo: así el Hijo glorificó al Padre.

Si el Hijo sólo hubiera muerto y no hubiera resucitado, no habría sido glorificado ni por el padre ni el Padre por él. Ahora, glorificado por el Padre en su resurrección, él glorifica al Padre por la predicación de su resurrección. Esto aparece en el mismo orden de las palabras: Padre, glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique, como si dijera: "Resucítame, para que, por mí, tú seas conocido en todo el universo" Desde entonces, Dios es glorificado cuando la predicación hace que lo conozcan los hombres y cuando es aceptado por la fe de los que creen en él.

52.- Muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis

(23 jul 2015).

Me consumo ansiando tu salvación y espero en tu palabra. ¿Quién expresa este deseo ardiente sino la raza escogida, el sacerdocio real, la nación santa, el pueblo escogido por Dios cada uno en su época, en todos los que vivieron, que viven y que vivirán, desde el origen del género humano hasta el fin de este mundo? Por eso, el Señor mismo dijo a sus discípulos: Muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis. Es, pues, su voz la que hay que reconocer en este salmo. Este deseo jamás cesó en los santos y continúa ahora, en el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, hasta que venga el Deseado de las naciones.

En los primeros tiempos de la Iglesia, antes de la encarnación en la Virgen, existían santos que deseaban la llegada de Cristo en la carne; y desde entonces hasta su ascensión existían otros santos que deseaban la manifestación de Cristo para juzgar a vivos y muertos. Desde el comienzo hasta el final de los tiempos, este deseo de la Iglesia jamás perdió su ardor, tampoco mientras el Señor vivió sobre la tierra en compañía de sus discípulos.

53.- El que ama su vida la pierde, el que la pierde la gana para la vida eterna. (10 ago 2015).

La Iglesia de Roma nos invita hoy a celebrar el triunfo de san Lorenzo, que superó las amenazas y seducciones del mundo, venciendo así la persecución diabólica. Él, como ya se os ha explicado más de una vez, era diácono de aquella Iglesia. En ella administró la sangre sagrada de Cristo; en ella, también, derramó su propia sangre por el nombre de Cristo. El apóstol san Juan expuso claramente el significado de la Cena del Señor, con aquellas palabras: Como Cristo dio su vida por nosotros, también nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Así lo entendió san Lorenzo y asó lo practicó; preparó lo mismo que había tomado de la mesa del Señor. Amó a Cristo durante su vida, lo imitó en su muerte.

También nosotros, hermanos, si amamos de verdad a Cristo, debemos imitarlo. La mejor prueba que podemos dar de nuestro amor es imitar su ejemplo, porque Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Según estas palabras de san Pedro, parece como si Cristo sólo hubiera padecido por los que siguen sus huellas, y que la pasión de Cristo sólo aprovechara a los que siguen sus huellas. Lo han imitado los santos mártires hasta el derramamiento de su sangre, hasta la semejanza con su pasión, pero no sólo ellos. El puente no se ha derrumbado después de haber pasado ellos; la fuente no se ha secado después de haber bebido ellos.

54.- Llegará el día en que el Esposo les será arrebatado: entonces ayunarán. (04 sep 2015).

Que nuestras cinturas permanezcan ceñidos y nuestras lámparas encendidas; seamos como servidores que esperan a que su dueño vuelva de la boda. No seamos como esos impíos que dicen: Comamos y bebamos, que mañana moriremos. Cuanto más incierto es el día de nuestra muerte, más dolorosas son las pruebas de esta vida; y debemos ayunar y rezar más, porque efectivamente, mañana moriremos. Ahora es la hora sobre la que se dijo: Vosotros lloraréis y os lamentaréis mientras el mundo estará contento; esta vida es un tiempo lleno de pruebas, donde viajamos lejos de él. Pero, añade, volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría.

Mientras tanto, la esperanza que así nos da el que es fiel a sus promesas no nos deja sin alegría, hasta que seamos colmados por la alegría superabundante del día en que seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es, y donde nadie podrá quitarnos esta alegría. Una mujer que da a luz, dice nuestro Señor, está afligida porque ha llegado su hora. Pero cuando el niño nace, experimenta una gran alegría porque al mundo le ha nacido un hombre. Esta alegría nadie podrá quitárnosla y con ella seremos colmados cuando pasemos de la concepción presente de la fe a la luz eterna. Ayunemos, pues, ahora, y roguemos, ya que estamos en los días del alumbramiento.

55.- La mota y la viga. (11 sep 2015).

El Señor en este pasaje nos pone en estado de alerta contra el juicio temerario e injusto. Él quiere que actuemos con un corazón sencillo y que sólo a Dios dirijamos nuestra mirada. Puesto que el verdadero móvil de muchas acciones se nos escapa, sería temerario hacer juicios sobre ellas. Los que más prontamente y de manera temeraria juzgan y censuran a los demás son los que prefieren condenar antes que corregir y conducir al bien, y esto denota orgullo y mezquindad. Un hombre, por ejemplo, peca por cólera y tú le reprendes con odio.

La misma distancia hay entre la cólera y el odio que entre la mota y la viga. El odio es una cólera inveterada que, con el tiempo, ha tomado esta gran dimensión y que, justamente, merece el nombre de viga. Puede ocurrirte que te encolerices deseando corregir, pero el odio no corrige jamás. Primeramente aparta lejos de ti el odio, y después podrás corregir al que amas.

56.- Muchacho, a ti te digo, ¡levántate! (12 sep 2015).

Que nadie dude, si es cristiano, de que también ahora los muertos resucitan. Ciertamente, todo hombre tiene ojos para ver resucitar a los muertos como resucitó el hijo de esta viuda del que nos habla el evangelio. Pero no todos pueden ver resucitar a los hombres que están muertos espiritualmente. Para ello hay que haber resucitado interiormente. Es una obra mayor resucitar a un hombre para vivir eternamente que resucitar a alguien que volverá a morir más tarde.

La madre de este joven, esta viuda, se llenó de alegría al ver a su hijo resucitar. Nuestra madre, la Iglesia se alegra también viendo todos los días la resurrección espiritual de sus hijos. El hijo de la viuda estaba muerto en su cuerpo, pero aquellos estaban muertos en su espíritu. Hubo llanto por la muerte invisible de los últimos, ya que esta muerte no se ve. El único que no quedaba indiferente era aquel que conocía a estos muertos. Sólo él los podía devolver a la vida. En efecto, si el Señor no hubiera venido a resucitar a los muertos, el apóstol Pablo no hubiera dicho: Levántate, tú que duermes, y Cristo será tu luz.

57.- El humilde servicio. (10 nov 2015).

Antes de la venida del Señor, los hombres buscaban la gloria en sí mismos. Cristo ha venido como hombre para reducir la gloria terrena y aumentar la gloria de Dios. Ha venido sin pecado y nos ha encontrado a todos hundidos en el pecado. El Señor ha venido para perdonar los pecados porque quiere poner de manifiesto que Dios es magnánimo; es tarea, pues, del hombre reconocer esta magnanimidad. Porque la humildad del hombre consiste en su gratitud y la grandeza de Dios se manifiesta en su misericordia.

Si ha venido para perdonar al hombre sus pecados, el hombre debe reconocer s pequeñez y darse cuenta de la misericordia de Dios. Él debe crecer; yo, en cambio, menguar, es decir, que él me dé y yo reciba. Es justo que la gloria sea del Señor y yo la reconozca en él; que el hombre reconozca dónde está su lugar, reconozca a Dios y comprenda lo que dice el apóstol al hombre soberbio y orgulloso que pretende ensalzarse: ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué presumes como si no lo hubieras recibido? Que el hombre que considera suyo lo que no le pertenece comprenda, pues, que todo lo ha recibido y que se humille, porque le conviene que Dios sea glorificado en él. Que el hombre se considere cada vez menos importante para que Dios sea glorificado en él.

58.- Levantaos, alzad la cabeza se acerca vuestra liberación (26 nov 2015).

Vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque, delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra. El Señor vino una y otra vez y vendrá de nuevo. Ha venido una primera vez sobre las nubes en su Iglesia. ¿Cuáles son las nubes que lo trajeron?, ha venido una primera vez traído por los apóstoles, sus predicadores, y ha llenado la tierra. ¡No nos resistamos a su primera venida para no temer la segunda!

¿Qué tiene que hacer, pues, el cristiano? Usar el mundo pero no servir al mundo. ¿En qué consiste esto? Poseer como si no poseyera. Esto es lo que dice san pablo: Quiero que os ahorréis preocupaciones. Quien está libre de toda preocupación espera con seguridad la venida del Señor. Porque, ¿es posible amar al Señor si se teme su venida? Hermanos míos, ¿no os da vergüenza? Lo amamos ¿y tememos su venida? ¿Lo amamos de verdad, o bien, amamos más nuestros pecados? Aborrezcamos, pues, nuestros pecados y amemos a aquel que ha de venir. Ha venido y vendrá para juzgar la tierra. Entonces encontrará llenos de alegría a todos aquellos que hayan creído en su primera venida.

59.- Hemos visto su gloria. (31 dic 2015).

Cristo debía venir en nuestra carne; era él, no otro, ni un ángel ni un mensajero, era Cristo mismo el que tenía que venir para salvarnos. Había de nacer en una carne mortal: un niño pequeño, recostado en un pesebre, envuelto en pañales, amamantado; un niño que crecía con los años y que al final murió cruelmente. Todo esto es testimonio de su profunda humildad. ¿Quién nos da estos ejemplos de humildad? El Dios altísimo.

¿Dónde está su grandeza? No la busques en la tierra, se eleva más allá de los astros. Elévate, pues, por encima de toda criatura, de todo lo que ha sido formado, de todo lo que ha recibido su existencia, de todos los seres cambiantes, corporales o espirituales. En una palabra, álzate por encima de todo. Tu vista no llega alcanzar la meta. Por la fe te tienes que elevar, ya que ella te conduce hasta el Creador. Entonces contemplarás la Palabra que estaba en el principio. Todo fue hecho por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto llegó a existir. En ella estaba la vida. Esta Palabra ha bajado hasta nosotros. ¿Qué éramos nosotros? ¿Merecíamos que llegara hasta nosotros? No, éramos indignos de su compasión, pero la Palabra se compadeció de nosotros.

60.- Pasando en medio de ellos, seguía su camino. (31 ene 2016).

Un médico vino entre nosotros para devolvernos la salud: nuestro Señor Jesucristo. La humildad de Jesucristo es el remedio al orgullo. No te burles de quien te dará la curación; sé humilde, tú por el que Dios se hizo humilde. En efecto, él sabía que el remedio de la humildad te curaría, él, que conoce bien tu enfermedad y sabe cómo curarla. Cuando no podías correr a casa del médico, el médico en persona vino a tu casa. Dios vino con humildad para que el hombre pueda imitarle; si permaneciera por encima de ti, ¿cómo habrías podido imitarlo? Y, sin imitarlo, ¿cómo podrías ser curado? Vino con humildad porque conocía la naturaleza de la medicina que debía administrarte: un poco amarga, por cierto, pero saludable.

Y tú continuas burlándote de él, él que te tiende la copa, y te dices: "Pero ¿qué clase de Dios es mi Dios? ¡Nació, sufrió, ha sido cubierto de escupitajos, coronado de espinas, clavado sobre la cruz!" ¡Alma desgraciada! Ves la humildad del médico y no ves el cáncer de tu orgullo, por eso la humildad no te gusta. A menudo los enfermos mentales acaban por agredir a sus médicos. En este caso, el médico misericordioso no sólo no se enfada contra el que le golpea. Sino que intenta curarle. Nuestro médico no temió perder su vida en manos de enfermos aquejados de locura: hizo de su propia muerte un remedio para ellos. En efecto, murió y resucitó.

61.- Mirad, estamos subiendo a Jerusalén. (24 feb 2016).

En los "salmos de las subidas" el salmista suspira por Jerusalén y dice que quiere subir a la ciudad santa. ¿Dónde quiere subir? ¿Desea llegar al sol, a la luna, a las estrellas? No. La Jerusalén celeste está en el cielo, allí donde habitan los ángeles, nuestros conciudadanos. En esta tierra estamos en exilio, lejos de ellos. En el camino del exilio, suspiramos; en la ciudad exultaremos de gozo.

A lo largo de nuestro viaje encontramos compañeros que ya han visto esta ciudad y nos animan a correr hacia ella. Han provocado que el salmista lance un grito de alegría: Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor. Iremos a la casa del Señor: corramos, pues, corramos para llegar a la casa del Señor. Corramos sin cansarnos; allí no hay cansancio. Corramos hacia la casa del Señor y exultemos de gozo con los que nos han llamado a ir allá, aquellos que han sido los primeros en contemplar nuestra patria y de lejos gritan a los que los siguen: "¡Vamos a la casa del Señor, corred!" Los apóstoles han visto ya esta casa y nos llaman: "¡Corred, seguidnos! ¡Iremos a la casa del Señor!" ¿Y, qué es lo que responde cada uno de nosotros? "Me alegro por lo que me han dicho: Vamos a la casa del Señor".

62.- Llega la hora en que los muertos escucharán la voz del Hijo de Dios. (09 mar 2016).

¡Despierta, tú que duermes; levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz! Mira de qué muertos se trata cuando oyes decir: ¡Levántate de entre los muertos! Para ti un muerto está bien muerto: por mucho que lo golpes y lo sacudas, no se despierta. Pero para Cristo sólo está dormido aquel a quien ordenó: ¡levántate!, y al instante se levantó. Es fácil despertar a uno que duerme en su cama; pero con mayor facilidad aún, Cristo despierta a un muerto enterrado. Señor, ya huele mal porque lleva cuatro días. Pero llega el Señor a quien todo le resulta fácil. Frente a la voz del Salvador, no hay ataduras que no cedan; los poderes infernales tiemblan y Lázaro sale vivo. Por la voluntad vivificante de Cristo, incluso los que ya hace tiempo que murieron no están más que dormidos.

Pero Lázaro, una vez salido del sepulcro, era todavía incapaz de caminar. Por eso el Señor ordenó a sus discípulos: Desatadle y dejadlo marchar. Cristo lo había resucitado; ellos lo liberaron de sus ataduras. Los pecadores, vivamente amonestados, entran dentro de sí mismos, comienzan a repasar su vida y al sentir el peso de las cadenas de sus malas costumbres, deciden cambiar su forma de vida: ¡vedlos ya resucitados! Pero, aunque están ya vivos, todavía no pueden caminar; es preciso que se liberen de sus ataduras; éste es el trabajo de los apóstoles: lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.

63.- El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (14 mar 2016).

San Pedro escribe: Así tenemos más confirmada la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día. Cuando venga nuestro Señor, según las palabras del apóstol Pablo, él iluminará lo que esconden las tinieblas. Ante tal luz, las antorchas no nos serán necesarias: no leeremos más a los profetas, no abriremos más las epístolas de los apóstoles, no recurriremos más al testigo de Juan Bautista, no necesitaremos más el evangelio.

Todas las Escrituras, que nos sirvieron de antorchas en medio de la noche de nuestro mundo, desaparecerán... ¿Qué veremos? En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Vendrás a sacar agua de la fuente de donde surgió el rocío que te fue dado, de donde salieron estos rayos quebrantados que llegaban dando mil rodeos hasta tu corazón envuelto con tinieblas. Verás al descubierto la luz misma. Lo que un día seremos aún no se ha manifestado. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

64.- Coger a Cristo. (18 mar 2016).

Creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el padre está en mí y yo en el Padre. El Hijo de Dios no dice "el Padre está en mí y yo en el padre" en el sentido en que los hombres pueden decirlo. En efecto, si nuestros pensamientos son buenos, estamos en Dios; si nuestra vida es santa, Dios está en nosotros. Cuando participamos en su gracia y cuando somos iluminados por su luz, estamos en él y él en nosotros.

Pero reconoce lo que es propio del Señor y lo que es un don hecho a su servidor. Lo que es propio del Señor es la igualdad con el Padre; el don concedido al servidor es participar en la salvación. Entonces intentaron detenerlo. ¡Si sólo lo habían cogido por la fe y la inteligencia, y no para atormentarlo y matarlo! En este momento en que os hablo, Todos, vosotros y yo, queremos coger a Cristo. ¿En qué sentido podemos prenderlo? Vosotros lo cogéis cuando lo comprendéis. Pero los enemigos de Cristo buscaban otra cosa. Vosotros lo cogéis para poseerlo, ellos querían cogerlo para desembarazarse de él. Y porque querían cogerlo así, ¿qué hace Jesús? Escapó de sus manos. No pudieron cogerlo, porque no tenían las manos de la fe... Verdaderamente cogemos a Cristo si nuestro espíritu coge el Verbo.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

65.- Él caminaba con ellos. (30 mar 2016).

Este pasaje del camino de Emaús nos da una gran lección, si sabemos comprenderlo. Jesús aparece, se muestra a los ojos de los discípulos, y no es reconocido. El Maestro los acompaña por el camino, pero él mismo es el camino. Más ellos aún no están sobre el camino verdadero; cuando Jesús les sale al encuentro, ellos habían perdido el camino. Estando el Señor todavía con ellos, antes de su pasión, había predicho sus sufrimientos, su muerte, su resurrección al tercer día. Él les había anunciado todo, pero su muerte les hizo perder la memoria.

Nosotros esperábamos que él liberara a Israel. Discípulos, ¿cómo es que esperabais y ahora habéis dejado de esperar? Cristo vive, ¿vuestra esperanza está muerta? Sí, Cristo vive. Pero el Cristo que vive encontró muertos los corazones de sus discípulos. Él se apareció ante sus ojos y ellos no le percibieron; él se mostró ante ellos, y siguió estando escondido; él anduvo por el camino con ellos aparentando seguirles, pero era él quién les conducía. Ellos le vieron pero no le reconocieron, porque sus ojos, dice el texto, eran incapaces de reconocerlo... La ausencia del Señor no es una ausencia. Sólo necesitas creer y aquel al que no ves estará contigo.

66.- El que ha venido del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído. (07 abr 2016).

Si hubiese alguno para quien callase el tumulto de la carne, y callasen los fantasmas de la tierra y de las aguas y del aire, y callase el cielo, y hasta su propia alma callase y saliese fuera de sí, no pensando en sí; si callasen los sueños y las imaginarias revelaciones; y callase toda lengua y todo signo y todo cuanto nace para desaparecer; si hubiese alguno para quien todo esto callase porque para quien tiene oídos, todas estas cosas dicen "no nos hicimos nosotros, sino que nos hizo él, que permanece para siempre".

Si dicho esto todas las cosas enmudeciesen porque elevaron su oído hacia aquel que las creó, y si luego hablase él solo, no por ellas, sino por sí mismo, para que oyésemos su palabra, no ya por lengua de carne, ni por voz de ángel, ni por tronido de nube ni por enigma de parábola, sino directamente a él, a quien amamos en estas cosas, a él, a quien sin estas cosas oímos, a la manera que ahora extendemos las alas de nuestro pensamiento y en su vuelo nos elevemos hasta tocar la sabiduría eterna... Por ventura, todo este cúmulo de cosas, ¿no es acaso la realización de aquellas palabras evangélicas que dicen: Entra en el gozo de tu Señor?

67.- Amaos los unos a los otros como yo os he amado. (24 abr 2016).

Os doy un mandamiento nuevo; que os améis los unos a los otros: el que escucha este mandamiento, o mejor, el que lo obedece, se renueva interiormente no por un amor cualquiera, sino por el mismo amor que el Señor ha precisado, añadiendo: Como yo os he amado, a fin de distinguirlo de un amor puramente natural. Todos los miembros del cuerpo se preocupan los unos de los otros. En efecto, ellos comprenden y observan estas palabras: Amaos los unos a los otros no como fuente de desenfrenos, ni como se aman los hombres simplemente porque son hombres, sino como aquellos que se aman porque son dioses e hijos del Altísimo todos, para llegar así a ser los hermanos de su Hijo único, amándose unos a otros con el mismo amor con que él los amó.

El que ama a su prójimo con un amor espiritual, ¿qué amará en él sino a Dios? Este amor es el que el Señor quiere separar del amor puramente natural cuando añade: Como yo os he amado. ¿qué es lo que él ha amado en nosotros sino a Dios? No a Dios tal como ya lo poseemos, sino tal como él quiere que le poseamos cuando dice: Dios lo será todo en todos. El médico ama a sus enfermos por la salud que les quiere dar, no por su enfermedad. Nos ha amado para que nosotros también sepamos amarnos los unos a los otros.

68.- Pedro y Juan, de la acción a la contemplación. (10 may 2016).

La Iglesia conoce dos vías preconizadas y recomendadas por Dios. Una es en la fe, la otra es la misión; una, en la peregrinación del tiempo, la otra, en la permanencia de la eternidad; una, en el trabajo; la otra, en el descanso; una, en el camino; la otra, en la patria; una, en el esfuerzo de la acción; la otra, en el esfuerzo de la contemplación. La primera está figurada en el apóstol Pedro, la segunda en Juan. La primera se desarrolla enteramente aquí abajo hasta el fin de los siglos, y entonces tendrá fin. La segunda no encontrará su plenitud más que al fin de los siglos, y en el mundo venidero no tendrá fin.

Por eso Jesús dice a Pedro: Sígueme, y a propósito de Juan: Si quiero que él se quede hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme. Porque sigue a Cristo, este fervor hay que mantenerlo hasta la muerte, ha de permanecer hasta su retorno, y entonces este conocimiento será manifestado en plenitud. Aquí en el país de los mortales, hay que aguantar los sufrimientos de este mundo; allí, contemplaremos los bienes del Señor en el país de los que viven. Que nadie separe a estos dos apóstoles, pues todos estamos representados en los dos: lo que Pedro simboliza y Juan representa.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

69.- El obispo, como todo cristiano, "servidor de todos" (17 may 2016)

Aquel que gobierna al pueblo debe entender ante todo que él es el servidor de todos. No debe desdeñar su servicio ya que el Señor de los señores nunca desdeñó ponerse a nuestro servicio. Vislumbramos la impureza de la carne de los discípulos de Cristo como un deseo de grandeza; el humo del orgullo les nublaba la vista: Una disputa surgió entre ellos para saber quien era el más grande. Pero el Señor sanador estaba ahí; él reprimió sus ínfulas. Él les mostró el ejemplo de humildad en un niño. Porque el orgullo es un gran mal, el primer mal, el origen de todo pecado.

Por ello, el apóstol Pablo recomienda, entre otras virtudes de los responsables de la Iglesia, la humildad. Os hablo como obispo y mis advertencias me dan miedo a mí mismo. Cristo vino a la tierra no para ser servido, sino para servir, y dar su vida para saldar la deuda de una multitud. Así fue como él sirvió, así es el tipo de servidor que nos ordena ser. Nos redimió de la muerte con su muerte, con su sangre. A nosotros que estábamos dispersos por la tierra, él nos levantó con su humildad. Él es la cabeza, nosotros el cuerpo. Y el apóstol Juan nos exhorta a imitarlo: Cristo dio su vida por nosotros; nosotros también debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos.

70.- Sed lo que veis y recibid lo que sois. (29 may 2016).

Lo que veis en el altar de Dios es el pan y el cáliz: esto es lo que vuestros ojos os indican. Pero es vuestra fe quien quiere ser instruida en que ese pan es el cuerpo de Cristo, que ese cáliz es su sangre. Es una breve fórmula que puede bastar a la fe. Pero la fe busca instruirse. ¿Cómo es que este pan es su cuerpo, y este cáliz, o más bien su contenido, puede ser su sangre? Hermanos míos: esto es lo que se llaman sacramentos: muestran una realidad y de ellos se deduce otra. Lo que vemos es una apariencia corporal en tanto que lo que comprendemos es un fruto espiritual. Si queréis comprender lo que es el cuerpo de Cristo, escuchad al Apóstol, que dice a los fieles: Sois el cuerpo de Cristo, y cada uno de vosotros sois los miembros de ese cuerpo.

Así, pues, si sois el cuerpo de Cristo y sus miembros, es vuestro misterio quien se encuentra en la mesa del Señor, es vuestro misterio lo que recibís. A esto, lo que sois, responded: "Amén" y con esta

respuesta, lo suscribiréis. Se os dice: "El cuerpo de Cristo" y respondéis "Amén". Sed, pues, miembros del cuerpo de Cristo para que este Amén sea verdadero. ¿Por qué, entonces, el cuerpo está en el pan? Escuchemos una vez más al Apóstol: Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo.¡Comprended esto y permaneced en la alegría: unidad, piedad, caridad! Recordad que no se hace pan con un solo grano, sino con muchos. Sed lo que veis y recibid lo que sois.

71.- Poned en práctica la Palabra, no os contentéis con escucharla. (20 jun 2016).

No os confundáis, hermanos, si habéis venido con diligencia a escuchar la palabra para no poner en práctica lo que oís. Pensad bien en ello; si bueno es escuchar la palabra, es mucho mejor ponerla en práctica. Si no la escuchas, si no practicas lo que has oído, no construyes nada. Si la oyes y no la pones en práctica, construyes una ruina. Escuchar y poner en práctica es construir sobre roca. Y el solo hecho de escuchar es construir. El que escucha las palabras del Señor y no las pone en práctica es como el insensato que construye su casa. También él construye, pero ¿qué construye? Construye su casa, pero sobre arena.

Puede que alguien me diga: "¿Para qué escuchar lo que no tengo la intención de cumplir? Ya que construiré una ruina si escucho sin ponerlo en práctica, ¿no es mejor no escuchar nada?" En este mundo, la lluvia, los vientos, los torrentes no cesan. ¿No es mejor construir sobre roca para que, cuando vengan los torrentes, no te arrastren? Sin protección y sin tejado, vas a ser irremediablemente abatido, arrastrado. Es malo no escuchar, es malo escuchar sin actuar, resulta que hay que escuchar y poner en práctica. Sed personas que ponen en práctica la Palabra, y no se contentan sólo con escucharla; lo contrario sería engañarse.

72.- Di una sola palabra y mi siervo sanará. (25 jun 2016).

¿Cómo obtuvo el centurión la gracia de la curación de su siervo? "Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: ve, y va; al otro: ven, y viene; y a mi criado: haz esto, y lo hace. Si yo un hombre sometido al poder de otro, tengo el poder de mandar, ¿qué no podrás tú de quien depende toda potestad?" Y el que esto decía era un pagano, centurión para más señas. Se comportaba allí como un soldado con grado de centurión; sometido a autoridad y constituido en autoridad; obediente como súbdito y dando ordenes a sus subordinados.

Si bien el Señor estaba incorporado al pueblo judío, anunciaba ya que la Iglesia habría de propagarse por todo el orbe de la tierra, a la que más tarde enviaría a los apóstoles: él, no visto pero creído por los paganos; visto y muerto por los judíos. Y así como el Señor, sin entrar físicamente en la casa del centurión -ausente con el cuerpo, presente con su majestad-, sanó su fe y a su familia, así también el Señor en persona sólo estuvo corporalmente en el pueblo judío; entre las demás gentes ni nació de una virgen, ni padeció, ni recorrió sus caminos, ni soportó las penalidades humanas, ni obra las maravillas divinas. Nada de esto en los otros pueblos. Y sin embargo, en Jesús se cumplió lo que se había dicho: Un pueblo extraño fue mi vasallo. El mundo enero oyó y creyó.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

73.- Una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. (21 jul 2016).

Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Por lo demás, tú, Marta -dicho sea con tu venia, y bendita seas por tus buenos servicios-, buscas el descanso como recompensa de tu trabajo. Ahora estás ocupada en los mil detalles de tu servicio, quieres alimentar unos cuerpos que son mortales, aunque ciertamente son de santos; pero ¿acaso cuando llegues a la patria celestial hallarás peregrinos a quienes hospedar, hambrientos con quienes partir tu pan, sedientos a quienes dar de beber, enfermos a quienes visitar, litigantes a quienes poner en paz, muertos a quienes enterrar?

Todo esto allí ya no existirá; allí sólo habrá lo que María ha elegido: allí nosotros seremos alimentados, no tendremos que alimentar a los demás. Por esto, allí alcanzará su plenitud y perfección lo que aquí ha elegido María, la que recogía las migajas de la mesa opulenta de la palabra del Señor. ¿Quieres saber lo que allí ocurrirá? Dice el mismo Señor, refiriéndose a sus siervos: Os aseguro que los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.

74.- Su generosidad dura por siempre. (10 ago 2016).

San Lorenzo era diácono de Roma. Los perseguidores de la Iglesia le pidieron que entregara los tesoros de la Iglesia. Para obtener el autentico tesoro en el cielo, Lorenzo se expuso a unos tormentos de crueldad inenarrable. Fue extendido sobre unas parrillas de fuego. Sin embargo, triunfó de todos los dolores físicos por la fuerza extraordinaria de su caridad y por los auxilios de Aquel que le mantuvo invencible. Somos obra de sus manos, creados en Cristo Jesús, para realizar las buenas obras que Dios nos señaló de antemano como norma de conducta.

Esto provocó la cólera de los perseguidores. Lorenzo había dicho: "Mandad venir conmigo gente con carros para llevaros los tesoros de la Iglesia". Le dieron unos carruajes y los cargó de los pobres y se presentó ante los jefes: "Éstos son los tesoros de la Iglesia". Nada más verdadero que esto, hermanos míos. En las necesidades de los pobres se encuentran las grandes riquezas de los cristianos, si comprendemos bien cómo hacer fructificar lo que poseemos. Los pobres están siempre entre nosotros. Si les confiamos nuestras riquezas, no las perderemos.

75.- El traje de fiesta. (18 ago 2016).

¿Cuál es el vestido de boda, el traje nupcial? El Apóstol nos dice: Los preceptos no tienen otro objeto que el amor, que brota del corazón limpio, de la buena conciencia y de la fe sincera. Éste es el traje de fiesta. Pero no se trata de un amor cualquiera, pues muchas veces parecen amarse incluso hombres cómplices de una mala conciencia. Pero en ello no hallamos ese amor. Los que se someten juntos al bandidaje, a los maleficios, los que acuden a espectáculos de teatro y gladiadores, se aman generosamente entre ellos, pero no con la caridad que nace de un corazón puro, de la buena conciencia y de la fe sincera: un amor así es el traje de fiesta.

Revestíos, pues, del traje nupcial, si es que aún no lo lleváis. Vosotros ya habéis entrado en la sala del festín, podéis acercaros a la mesa del Señor, pero no tenéis todavía el honor del esposo, el traje nupcial: buscáis aún vuestros intereses y no los de Jesucristo. El vestido nupcial tiene como finalidad honrar la unión conyugal, es decir, al Esposo y la Esposa. Conocéis al Esposo: es Cristo. Conocéis a la Esposa: es la Iglesia. Rendid honor a la Esposa, rendid honor también al Esposo.

76.- Les dijo una parábola para mostrarles que hay que orar sin cesar. (16 oct 2016).

Todas mis ansias están en tu presencia. Tu deseo es tu oración; si tu deseo es continuo, tu oración también es continua. Por eso, el apóstol Pablo dijo: Orad sin cesar. ¿Podemos a todas horas y sin tregua arrodillarnos o elevar las manos hacia Dios? Si decimos que rezamos solo en estas condiciones, no creo que podamos hacerlo sin cesar. Pero hay otra oración interior que puede hacerse sin tregua: es el deseo. Aunque te encuentres en cualquier ocupación, si deseas este descanso del sábado del que hablamos, rezarás sin cesar, Si no quieres dejar de orar, no dejes de desear.

¿Es tu deseo continuo? Entonces tu súplica es continua. Te callarás solo si dejas de amar. ¿Quiénes han callado? Aquellos de los que se dijo: Al crecer la maldad, la caridad de muchos se enfriará. La caridad que se enfría es el corazón que se calla; la caridad que quema es el corazón que grita. Si tu caridad subsiste sin cesar, suplicas sin cesar; si suplicas sin cesar, es porque deseas siempre; si estás lleno de este deseo, es porque piensas en el descanso eterno.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

77.- Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador. (23 oct 2016).

Inclina tu oído, Señor, escúchame, que soy humilde y pobre. El Señor no inclina su oído al rico, sino al pobre y miserable, al que confiesa sus faltas, al que implora la misericordia. No escucha al satisfecho que se jacta y se envanece como si nada le faltara diciendo: Dios mío, te doy gracias porque no soy como el resto de los hombres ni como ese publicano. El rico fariseo exhibía sus méritos, el pobre publicano confesaba sus pecados.

Todos los que rechazan el orgullo son pobres delante de Dios y sabemos que Dios tiende su oído hacia los pobres y los indigentes. Reconocen que su esperanza no puede apoyarse ni en oro, plata ni en los bienes que, por un tiempo, enriquecen su morada. Cuando un hombre menosprecia en sí todo aquello que infla el orgullo es pobre ante Dios. Dios inclina hacia él su oído porque conoce los sufrimientos de su corazón. Aprended, pues, a ser pobres e indigentes, tengáis o no bienes de este mundo. Uno puede encontrar a un mendigo orgulloso y a un rico convencido de su miseria. Dios se niega alos orgullosos, tanto si van vestidos de seda como cubiertos de harapos. Otorga su gracia a los humildes, sean o no notables de este mundo. Dios mira lo interior: ahí examina y juzga.

78.- Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan.

(10 dic 2016).

Dios estableció el tiempo de sus promesas y el momento de su cumplimiento. El período de las promesas se extiende desde los profetas hasta Juan Bautista. El del cumplimiento, desde este hasta el fin de los tiempos. Fien es Dios, que se ha constituido en deudor nuestro, no porque nos ha prometido. La promesa le pareció poco incluso; por eso, quiso obligarse mediante escritura, haciéndonos, por decirlo así, un documento de sus promesas para que, cuando empezara a cumplir lo que prometió, viésemos en el escrito el orden sucesivo de su cumplimiento. El tiempo profético era, como he dicho muchas veces, el del anuncio de las promesas.

Prometió la salud eterna, la vida bienaventurada en la compañía eterna de los ángeles, la herencia inmarcesible, la gloria eterna, la dulzura de su rostro, la casa de su santidad en los cielos y la liberación del miedo a la muerte, gracias a la resurrección de los muertos. Esta última es como su promesa final, a la cual se enderezan todos nuestros esfuerzos y que, una vez alcanzada, hará que no deseemos ni busquemos ya cosa alguna. Pero tampoco silenció en qué orden va a suceder todo lo relativo al final, sino que lo ha anunciado y prometido. Prometió a los hombres la divinidad, a los mortales la inmortalidad, a los pecadores la justificación, a los miserables, la glorificación.

79.- No sabemos nada. (12 dic 2016).

Sin embargo, hermanos, como a los hombres les parecía increíble lo prometido por Dios -a saber, que los hombres habían de igualarse a los ángeles de Dios, saliendo de esta mortalidad, corrupción, bajeza, debilidad, polvo y ceniza-, no solo entregó la escritura a los hombres para que creyesen, sino que también puso un mediador de su fidelidad. Y no a cualquier príncipe, o a un ángel o arcángel, sino a su Hijo único. Por medio de este había de mostrarnos y ofrecernos el camino por donde nos llevaría al fin prometido. Poco hubiera sido para Dios haber hecho a su Hijo manifestador del camino. Por eso, le hizo camino, para que, bajo su guía, pudieras caminar por él.

¡Qué lejos estábamos de él! ¡Él muy alto y nosotros aquí abajo! Estábamos enfermos, sin posibilidad de curación. Un médico fue enviado, pero el enfermo no le reconoció, porque si le hubieran conocido, jamás habrían crucificado al Señor de gloria. Pero la muerte del médico fue el remedio del enfermo; el médico había venido a visitarlo y murió para curarle. Dio a entender a los que creyeron en él que era Dios y hombre: Dios que nos creó, hombre que nos recreó. Una cosa se veía en él, otra estaba escondida; y lo que estaba escondido llevaba a muchos hacia lo que se veía... El enfermo fue curado por lo que era visible, para llegar a ser capaz de ver plenamente más tarde. Esta última visión, Dios la difería escondiéndola, no la negaba.

80.- Vino Juan. (13 dic 2016).

Juan afirmó lo que vosotros oísteis, cuando le contaron, para excitar sus celos, que Jesús hacía muchos discípulos. Sus amigos. Sus amigos le dicen, como si él fuera envidioso: "Jesús tiene más discípulos que tú". Pero Juan había reconocido lo que era; y por eso, mereció estar unido con Cristo, porque no se atrevió a atribuirse lo que era de Cristo. He aquí lo que dice: "Un hombre no puede atribuirse nada, salvo lo que ha recibido del Cielo"... Él no obtiene la alegría de sí mismo. El que quiera encontrar la causa de su alegría en sí mismo, estará siempre triste; pero el que quiera encontrar su alegría en Dios, estará siempre alegre, porque Dios es eterno. ¿Quieres tener una alegría eterna? Átate al que es eterno. Esto es lo hizo Juan.

Es la voz del esposo lo que alegra al amigo del esposo, y no su propia voz; se mantiene en pie y escucha... "Esta es mi alegría, y me siento colmado. Tengo mi propia gracia, no deseo nada más, por miedo a perder lo que he recibido". ¿Cuál es esta alegría? "Se llena de alegría al oír la voz del esposo". Que los hombres comprendan pues, que no deben regocijarse de su propia sabiduría, sino que han recibido de Dios. Que no busquen otra cosa, y así no perderán lo que han encontrado... Juan reconoció que lo había recibido todo; dijo que estaba alegre a causa de la voz del esposo, y añadió: "Mi alegría está colmada".

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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81.- Vio y creyó. (27 dic 2016).

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han tocado nuestras manos acerca de la palabra de la vida... Esta Palabra que se hizo carne, para que pudiera ser tocada con las manos, comenzó siendo carne cuando se encarnó en el seno de la Virgen María; pero no en ese momento comenzó a existir la Palabra, porque el mismo san Juan dice que existía desde el principio. Ved cómo concuerdan su carta y su evangelio, en el que hace poco oísteis: En el principio ya existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios.

Quizá alguno entienda la expresión "la Palabra de la vida" como referida a la `persona de Cristo y no al mismo cuerpo de Cristo, que fue tocado con las manos. Fijaos en lo que sigue: Pues la vida se hizo visible. Así, pues, Cristo es la Palabra de la vida. ¿Y cómo se hizo visible? Existía desde el principio, pero no se había manifestado a los hombres, pero sí a los ángeles, que la contemplaban y se alimentaban de ella, como de su pan. Pero, ¿Qué dice la Escritura? El hombre comió pan de ángeles.

Así pues, la Vida misma se ha manifestado en la carne, para que, en esta manifestación, aquello que solo podía ser visto con el corazón fuera también visto con los ojos, y de esta forma sanase los corazones. Pues la Palabra se ve solo con el corazón, pero la carne se ve también con los ojos corporales. Éramos capaces de ver la carne, pero no lo éramos de ver la Palabra. La Palabra se hizo carne, a la cual podemos ver, para sanar en nosotros aquello que nos hace capaces de ver la Palabra.

Os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó.

82.- Este pueblo me honra con los labios, pero su

corazón está lejos de mí. (07 feb 2017).

La ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte... San Pablo dice que la ley de Moisés ha sido dada para demostrar nuestra debilidad, y no solo demostrarla, sino para aumentarla, y empujarnos asó a buscar al médico: allí dónde el pecado abundó, sobreabundó la gracia...¿Por qué la primera ley, escrita por el dedo de Dios, no dio este socorro tan necesario de la gracia? Porque fue escrita sobre tablas de piedra, y no sobre tablas de carne, que son nuestros corazones...

Es el Espíritu Santo el que escribe no sobre la piedra sino en el corazón; la ley del Espíritu de vida, escrita en el corazón y no sobre la piedra, esta ley del Espíritu de vida que está en Jesucristo en el que la pascua ha sido celebrada con toda verdad, os ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

¿Queréis una prueba de la diferencia evidente y cierta que separa el Antiguo Testamento del Nuevo?... Escuchad lo que el Señor dijo por boca del profeta: Grabaré mis leyes en vuestras entrañas, y la escribiré en vuestros corazones. Si la ley de Dios está escrita en tu corazón, no produce miedo (como en el Sinaí), sino que inunda tu alma de una dulzura secreta.

83.- Todo lo ha hecho bien.

Hace oír a los sordos y hablar a los mudos (10 feb 2017).

Cantaré al Señor mientras viva, tocaré para mi Dios mientras exista. ¿Qué cantará el salmista? Cantará todo lo que Dios es. ¡Cantemos la gloria del Señor durante toda nuestra vida! Nuestra vida actual no es más que una esperanza; nuestra vida auténtica será la eternidad; la vida de esta vida mortal es la esperanza de la vida inmortal. Cantaré al Señor mientras viva, tocaré para mi Dios mientras exista. Y como viviré en él para siempre, mientras exista cataré a mi Dios.

Cuando hayamos iniciado nuestro canto al Señor en la ciudad del cielo no haremos otra cosa. Toda nuestra vida será entonces cantar la gloria de Dios. Si aquí abajo el objeto de nuestras alabanzas nos produce hastío, nuestros cantos de alabanzas también nos cansarán. Pero si amamos al Señor, objeto de nuestra a alabanza, cantaremos por siempre su gloria. ¡Cantaré al Señor mientras viva...!

84.- Pedid y se os dará. (09 mar 2017).

El salmo dice: Todo mi deseo está en tu presencia. Por tanto, no ante los hombres, que no son capaces de ver el corazón, sino que todo mi deseo está en tu presencia. Que tu deseo esté en su presencia; y el Padre, que ve en lo escondido, te atenderá. Tu deseo es tu oración; si el deseo es continuo, continua también es la oración. No en vano dijo el apóstol: Orad sin cesar. ¿Acaso sin cesar nos arrodillamos, nos prosternamos, elevamos nuestras manos, para que pueda afirmar: Orad sin cesar? Si decimos que solo podemos orar así, creo que es imposible orar sin cesar. Pero existe otra oración interior y continua, que es el deseo. Cualquier cosa que hagas, si deseas aquel reposo sabático, no interrumpas la oración. Si no quieres dejar de orar, no interrumpas el deseo. Callas cuando dejas de amar. ¿Quienes se han callado? Aquellos de quienes se ha dicho: Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría. La frialdad en el amor es el silencio del corazón. Mientras la caridad permanece, estás clamando siempre; si clamas siempre deseas siempre; y si deseas, te acuerdas de aquel reposo.

Todo mi deseo está en tu presencia... No se te ocultan mis gemidos... Si tu deseo está en tu interior, también lo está el gemido; quizá el gemido no llega siempre a los oídos del hombre, pero jamás se aparta de los oídos de Dios.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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85.- Dios mira el corazón. (16 mar 2017).

¿Acaso aquel pobre fue transportado por los ángeles recompensando su pobreza y, por el contrario, el rico fue enviado al tormento por el pecado de sus riquezas? En el pobre queda patentemente glorificada la humildad, y en el rico, condenada la soberbia.

Brevemente probaré que no fue castigada en el rico la riqueza, sino la soberbia. Sin duda que el pobre fue llevado al seno de Abrahán; pero del mismo Abrahán dice la Escritura que poseyó en este mundo abundante oro y plata y que fue rico en la tierra. Si el rico es llevado a los tormentos, ¿cómo es que Abrahán había precedido al pobre a fin de recibirlo en su seno? Porque Abrahán en medio de las riquezas era pobre, humilde, cumplidor de todos los mandamientos y obediente. Hasta tal punto tuvo en nada las riquezas que Dios le ordenó inmolar a su hijo, para quien las conservaba.

Aprended a ser ricos y pobres los que tenéis algo en este mundo, como los que no tenéis nada. Pues también encontráis al mendigo que se ensoberbece y al acaudalado que se humilla. Dios resiste a los soberbios, ya estén vestidos de seda o de andrajos; pero da su gracia a los humildes ya tengan algunos haberes mundanos, ya carezcan de ellos. Dios mira al interior; allí pesa, allí examina.

86.- Me conocéis y no me conocéis. (31 mar 2017).

Gritaba, pues, Jesús mientras enseñaba en el templo: Me conocéis y sabéis de dónde soy; mas no he venido por mí mismo, pero es veraz quien me envió, al que vosotros no conocéis. De Jesús conocían por entero todo lo que se refiere al hombre. su rostro era conocido, su patria era conocida, su ascendencia era conocida, se sabía donde nació. Con razón, pues, según la carne y la efigie humana que llevaba, dijo: Me conocéis y sabéis de dónde soy.

En cambio, según la divinidad, dijo: Mas no he venido por mí mismo, pero es veraz quien me envió, al que vosotros no conocéis; pero, para conocerlo, creed en quien me envió, y lo conoceréis. En efecto, nadie ha visto nunca a Dios, sino que el Unigénito Hijoque está en el seno del Padre, ese mismo lo explicó con todo detalle: Al Padre no lo conoce sino el Hijo y a quien el Hijo quiera revelarlo: "Yo lo conozco. Preguntadme, pues, para que lo conozcáis. Porque procedo de él, y él mismo me envió" Magníficamente ha manifestado una y otra cosa. Afirma: Procedo de él porque, en cuanto Hijo, procede del Padre y cualquier cosa que es el Hijo procede de aquel cuyo Hijo es. Por eso llamamos Dios de Dios al Señor Jesús, y al Padre no lo llamamos Dios de Dios, sino solo Dios; y llamamos al Señor Jesús Luz de Luz, sino solo Luz. A esto, pues, se refiere lo que dijo: Procedo de él.

87.- Quédate con nosotros. (19 abr 2017).

¿Dónde quiso el Señor que lo reconocieran? En la fracción del pan. No nos queda duda: partimos el pan y reconocemos al Señor. Pensando en nosotros, que no le íbamos a ver en la carne, pero que íbamos a comer su carne, no quiso que lo reconocieran más que allí. La fracción del pan es causa de consuelo para todo fiel. La ausencia del Señor no es ausencia. Ten fe y estará contigo aquel a quien no ves. Cuando el Señor hablaba con los discípulos de Emaús, estos no tenían ni fe, puesto que no creían que hubiese resucitado, ni tenían esperanza de que pudiera hacerlo. Habían perdido la fe y la esperanza. Estando ellos muertos, caminaban con la vida misma. La vida caminaba con ellos, pero en sus corazones aún no residía la vida.

También tú, pues, si quieres poseer la vida, haz lo que hicieron ellos para reconocer al Señor. Le dieron hospitalidad. El Señor tenía el aspecto de uno que iba lejos, pero lo retuvieron. Cuando llegaron al lugar al que se dirigían le dijeron: Quédate aquí con nosotros, pues el día ya declina. Dale hospitalidad si quieres reconocerlo como salvador. La hospitalidad les devolvió aquello de lo que les había privado la incredulidad. El Señor se hizo presente a sí mismo en la fracción del pan. Aprended dónde buscar al Señor, dónde reconocerlo: cuando lo coméis.

88.- He venido para que tengan vida

y la tengan en abundancia. (07 may 2017).

El Señor dice: "He aquí que yo mismo buscaré mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz y me siguen. En medio de las ovejas dispersas buscaré a las mías, las sacaré de todo lugar en que estuvieren descarriadas en el día de las nubes y de la tormenta. Las sacaré de entre los pueblos, las recogeré de las naciones, las conduciré a su tierra y las apacentaré en los montes de Israel". Constituyó como montes de Israel a los autores de las Escrituras divinas. Apacentaos en ellas para alimentaros con seguridad. Deleitad vuestro paladar de cuanto oigáis que procede de allí y rechazad cuanto sea extraño. No os extraviéis en la niebla, oíd la voz del pastor. Reuníos en los montes de la Sagrada Escritura; allí encuentran las delicias de vuestro corazón.

En estos montes que os he mostrado tienen su cabecera los riachuelos de la predicación evangélica, cuando en toda la tierra se extendió su voz y todo lugar de la tierra se hizo alegre y fecundo para las ovejas que han de ser apacentadas. Las apacentaré en buenos pastos y tendrán allí su aprisco, es decir, el lugar donde descansar, donde digan: "Se está bien aquí" donde digan: "Es verdad, está claro, no nos engañaron". Descansarán en la gloria de Dios como en sus apriscos.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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89.- Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón. (25 may 2017).

El Señor dijo: Dentro de poco ya no me veréis; dentro de otro poco, me veréis. Eso que él llama un poco es todo el espacio de nuestro tiempo actual, lo que el evangelista Juan dice en su carta: Es la última hora. Esta promesa va dirigida a toda la Iglesia, como también esta otra: Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. El Señor no podía retrasar su promesa: dentro de poco tiempo le veremos y ya no tendremos que pedirle nada, ni hacerle ninguna pregunta, porque ya todos nuestros deseos se verán satisfechos, y ya no buscaremos más.

Este poco tiempo nos parece largo porque todavía está discurriendo; cuando haya terminado, entonces nos daremos cuenta de lo corto que ha sido. Que nuestro gozo sea diferente del que tiene el mundo de quien se dice: El mundo se alegrará. En este tiempo en que crece nuestro deseo, no estemos sin gozo, sino tal como dice el apóstol Pablo: Con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación. Porque la mujer, cuando va a dar a luz, con la cual el Señor nos compara, siente tanto gozo por el hijo que va a parir que no se entristece por su sufrimiento.

90.- ¿Me amas? (02 jun 2017).

Cuando Cristo confiaba a Pedro sus ovejas, quería que se hiciera solo uno con él. El Salvador sería la Cabeza, Pedro representaría el cuerpo de la Iglesia. Así, pues, para poder encomendar a Pedro sus ovejas, sin que con ello pareciera que las ovejas quedaban encomendadas a otro pastor distinto de sí mismo, el Señor le pregunta: Pedro, ¿me amas? Él respondió: Te amo. Y así tres veces. Quería, de este modo, fortalecer el amor para reforzar la unidad.

No fue por falta de pastores por lo que el Señor dijo: Yo mismo apacentaré a mis ovejas, como si dijera: "No tengo a quién encomendarlas". Porque, cuando todavía Pedro y los demás apóstoles vivían en este mundo, el que es el único pastor en el que todos los pastores son uno dijo: Tengo otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor. Que todos se identifiquen con el único pastor y hagan oír la única voz del pastor, para que la oigan las ovejas y sigan al único pastor, y no a este o a aquel, sino al único. Y que todos en él hagan oír la misma voz, y que no tenga cada uno su propia voz: Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos. Que las ovejas oigan esta voz, limpia de toda división y purificada de toda herejía, y que la sigan.

91.- Reza a tu Padre en lo secreto. (21 jun 2017).

Cuando oréis, dice Jesús, entrad en vuestra habitación. ¿Cuál es esta habitación sino el mismo corazón?, y continúa: Y después de haber cerrado las puertas orad a vuestro Padre en secreto: no basta con entrar en la habitación si la puerta queda abierta para los inoportunos, pues por esta puerta entran subrepticiamente las banalidades de fuera, que invaden el interior. Desde fuera, como hemos dicho, las realidades pasajeras y sensibles penetran por la puerta, es decir, por nuestro sentido, en nuestros pensamientos y perturban nuestra oración. Es preciso, pues, cerrar la puerta, lo que significa contener los sentidos para que suba hasta el Padre una oración plenamente espiritual que brote de lo profundo de nuestro corazón, donde oramos al Padre en secreto.

Y vuestro Padre, dice, que ve lo secreto te lo premiará. Tal debía ser la conclusión. El Señor no tiene aquí la intención de ordenarnos la oración sino enseñarnos cómo orar; de igual manera anteriormente no nos ordenaba la limosna, sino la intención de hacerla, porque exige la pureza del corazón que no puede obtenerse más que por una intención única y simple, orientada hacia la vida eterna por el único y puro amor de la bondad.

92.- Dichosos los que crean sin haber visto. (03 jul 2017).

La débil fe de los discípulos era tan vacilante que, no contentos con ver al Señor resucitado, quieren, además, tocarle para creer en él. No les bastaba ver con los ojos, querían tocar las cicatrices de sus recientes heridas. Es después de haber tocado y conocido las cicatrices cuando el discípulo incrédulo exclamó: ¿Acaso el Señor no hubiera podido resucitar sin cicatrices? El Señor veía en el corazón de sus discípulos unas llagas que solo podían ser curadas con las cicatrices que conservaba en su cuerpo.

¿Y qué es lo que responde el Señor a la confesión de fe de su discípulo? Porque me has visto has creído. Dichosos los que crean sin haber visto. ¿De quién habla, hermanos, sino de vosotros? Y no tan solo de nosotros, sino de los que vendrán después de nosotros. Porque, poco tiempo después, cuando él ya no podía ser visto con los ojos mortales para fortalecer la fe en los corazones, todos han creído sin haber visto, y su fe tiene un gran mérito: para llegar a ella no le han acercado su mano para tocarlo, sino tan solo un corazón amante.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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93.- Sobrevino una gran calma. (04 jul 2017).

El sueño de Cristo es la manifestación de un misterio. Los tripulantes de la barca representan las almas que atraviesan la vida de este mundo sobre el leño de la cruz. Además, la barca es el símbolo de la Iglesia. El corazón de cada fiel es una barca que navega sobre el mar; no puede naufragar si el espíritu se ocupa en buenos pensamientos. Alguien te ha injuriado: es el viento que sopla a latigazos. Has montado en cólera es la corriente que te arrastra. Urge la tentación: sopla el viento. Tu alma se turba: las olas se encrespan- ¡Despierta a Cristo, deja que hable él!

¿Qué clase de hombre es este, que hasta los vientos y el lago le obedecen? ¡Imita al viento y al mar: obedece al Creador! El mar escucha la orden de Cristo, ¿y tú te vas a hacer el sordo? El mar obedece, el viento se aplaca, ¿y vas tú a continuar soplando? Hablar, agitarse, meditar la venganza, ¿no es acaso continuar soplando y rehusar ser apaciguado con las palabras de Cristo? Cuando vuestro corazón esté turbado ¡no os dejéis engullir por las olas! Si, con todo, el viento nos puede -porque no somos más que hombres-, si se excitan las pasiones malas del corazón, ¡no desesperemos! Despertemos a Cristo, para poder continuar nuestro viaje sobre un mar apaciguado y así llegar a nuestra verdadera patria.

94.- Venid a mí, todos los que estáis cansados y agobiados. (09 jul 2017).

El hombre, porción insignificante de tu creación, quiere alabarte. Eres tú mismo quien le empuja a buscar su gozo en tu alabanza, porque tú nos has hecho para ti, y nuestro corazón no descansa hasta que encuentra su descanso en ti. Alabarán al Señor los que lo buscan. Los que lo busquen lo encontrarán, los que lo encuentren lo alabarán. ¡Que te busque pues, Señor, invocándote, y que te invoque, creyendo en ti! Y ¿cómo invocaré yo a mi Dios y Señor? Cuando le invoque, le llamaré para que venga a mí. Pero ¿es que hay en mí un lugar donde mi Dios pueda venir, ese Dios que ha hecho el cielo y la tierra? Así, pues, mi Dios y Señor, ¿es que hay en mí alguna cosa que pueda contenerte?...

¿Quién me concederá poder descansar en ti? ¿Quién me concederá que vengas a mi corazón, que lo embriagues para que yo olvide mis males y pueda estrecharte a ti, mi único bien? ¿Quién eres tú para mí? Ten compasión de mí para que pueda hablar. ¿Quién soy a tus ojos para que me mandes amarte?... En tu misericordia, Señor Dios mío, dime lo que tú eres para mí. Di a mi alma: Tú eres mi salvación. Díselo; que yo lo oiga. Mira que el oído de mi corazón está a la escucha, delante de ti, Señor, haz que te oiga, y di a mi alma: Yo soy tu salvación. Correré hacia esta palabra y al fin te atraparé.

95.- Aunque haya muerto, vivirá. (10 jul 2017).

El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que esté vivo y crea en mí jamás morirá. ¿Qué quiere decir? Él vive porque Cristo no es Dios de muertos sino Dios de vivos.

¡Cree, pues, y cuando mueras vivirás! Pero si no crees, aunque estés vivo, ¡en realidad estas muerto! ¿De dónde viene la muerte del alma? De que la fe ya no está en ella. ¿De dónde viene la muerte del cuerpo? De que en él ya no está el alma. Por tanto, el alma de tu alma es la fe. Aquel que tiene fe, dice el Señor, cuando muera en su cuerpo, tendrá vida en su alma hasta que el cuerpo mismo resucite para no morir ya más. Y quien vive en su cuerpo, y cree en mí, debe morir por un tiempo en su cuerpo, pero no morirá para la eternidad, por la vida del Espíritu y por la inmortalidad que le traerá la resurrección.

96.- Aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón. (20 jul 2017).

Te veo buen Jesús, con los ojos que has abierto en mi interior, te veo gritando y llamando a todo el género humano: Venid a mí, aprended de mí. ¿Cuál es la lección que venimos a aprender en tu escuela? Que soy sencillo y humilde de corazón. Aquí están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.

Que te escuchen que vengan a ti, que aprendan de ti a ser sencillos y humildes de corazón los que buscan tu misericordia y tu verdad. Que soy sencillo y humilde de corazón. Que lo escuche aquel que sufre, cargado con un fardo que le hace desfallecer, hasta tal punto de no atreverse a levantar los ojos hacia el cielo, el pecador que golpea su pecho y se queda a distancia. Que lo oiga el centurión que no se queda a distancia. Que lo oiga el centurión que no se sentía digno de que tú entraras en su casa. Que lo oiga Zaqueo, el jefe de los publicanos cuando devuelve cuatro veces el fruto de su pecado. Que lo oiga la mujer que había sido pecadora en la ciudad y que derramaba tantas lágrimas a tus pies por haber estado tan alejada de tus pasos. Que lo escuchen los publicanos que en el reino de los cielos preceden a los escribas y fariseos. Que lo oigan los enfermos de toda clase con quienes compartías la mesa. Todos estos, cuando se vuelven a ti, se convierten en gente sencilla y humilde ante ti, acordándose de su vida llena de pecado y de tu misericordia llena de perdón, porque cuanto más se multiplicó el pecado, más abundó la gracia.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

97.- Imitar la paciencia del Señor. (03 ago 2017).

Nuestro Señor ha sido un modelo incomparable de paciencia: ha soportado hasta su pasión a un demonio entre sus discípulos. Ha dicho: Dejadlos crecer juntos hasta la siega, no sea que al arrancar la cizaña arranquéis también el trigo. Pero hoy en día vemos que hay hombres que solo toman en consideración los preceptos rigurosos, que mandan reprimir a los perturbadores, que instan a no dar lo santo a los perros, de tratar como publicano a aquel que menosprecia a la Iglesia, de arrancar del cuerpo los miembros escandalosos. Su celo intempestivo desorienta a la Iglesia; quisieran arrancar la cizaña antes de tiempo, y su ceguera los convierte a ellos mismos en enemigos de la unidad de Jesucristo.

Cuidemos de no dejar entrar en nuestro corazón esos pensamientos presuntuosos, de querer apartarnos de los pecadores para no ensuciarnos con su contacto, de querer formar un rebaño de discípulos puros y santos: bajo el pretexto de no juntarnos con los malos, no haríamos otra cosa que romper la unidad. Al contrario, acordémonos de las parábolas de la Escritura, de sus inspiradas palabras, de sus impresionantes ejemplos, en los cuales se nos enseña qué, en la Iglesia, los malos estarán siempre mezclados con los buenos hasta el fin del mundo y el día del juicio, sin que su participación en los sacramentos sea dañina para los buenos, dado que estos no habrán tenido parte en sus pecados.

98.- ¿No es este el hijo del carpintero (04 ago 2017).

La respuesta del Señor Jesucristo: Convenía que me ocupara de las cosas de mi padre, no indica que la paternidad de Dios excluya la de José. Ellos eran Padres del Hijo del hombre, el Padre lo era de la Palabra y Sabiduría, era Padre de su Poder, por quien hizo todas las cosas, Ya he hablado bastante sobre por qué no debe preocupar que las generaciones se cuenten por la línea de José y no por la de María: igual que ella fue madre sin concupiscencia carnal, así también él fue padre sin unión carnal. No lo apartemos porque careció de concupiscencia carnal. Que su mayor pureza reafirme su paternidad, no sea que la misma santa María nos lo reproche. Ella no quiso anteponer su nombre al de su marido, sino que dijo: Tu padre y yo, angustiados, te estábamos buscando.

Si decimos que José no es su padre porque no lo engendró por medio de su carne, él replicará: "¿Acaso María le dio a luz por obra de la suya?" Lo que obró el Espíritu santo, lo obró para los dos. Siendo un hombre justo, dice el evangelista Mateo: justo era el varón; justa, la mujer. El Espíritu Santo, que reposaba en la justicia de ambos, dio el hijo a ambos.

99.- La recompensa es la vida eterna. (23 ago 2017).

Los primeros justos venidos al mundo, como Abel y Noé, son como llamados a primera hora, y recibirán al mismo tiempo que nosotros la felicidad de la resurrección. Posteriormente otros justos después de ellos, Abrahán, Isaac, Jacob y sus contemporáneos, llamados a media mañana, recibirán al mismo tiempo que nosotros la felicidad de la resurrección. Otros justos: Moisés, Aarón y los que como ellos fueron llamados al mediodía, recibirán el mismo tiempo que nosotros la felicidad de la resurrección.

Al fin del mundo todos los cristianos, como los llamados a la hora undécima, recibirán junto a ellos la felicidad de la resurrección. Todos la recibirán al mismo tiempo, pero fijaos después de cuánto tiempo la recibirán los primeros. Por tanto, si los primeros llamados reciben la felicidad después de tanto tiempo, mientras que nosotros la recibimos después de un breve intervalo -aunque todos la recibimos a la vez- parece como si nosotros la recibiéramos primero, por aquello de que nuestra recompensa no se hará esperar. En cuanto a recibir la recompensa, todos seremos iguales: los últimos igual que los primeros y los primeros igual que los últimos, pues aquel denario es la vida eterna.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

100.- Cuando estabas bajo la higuera, te vi. (24 ago 2017).

Natanael estaba sentado debajo de una higuera, como si estuviera a la sombra de la muerte. Y es allí donde el Señor le vio, aquel del que se dijo: Habitaban tierras de sombra, y una luz les brilló. ¿Qué le dijo a Natanael?: "¿Me preguntas cómo te he conocido? En este momento estás hablando conmigo porque has sido llamado por Felipe". Pero antes de que su apóstol le llamara, ya Jesús había visto que formaba parte de su Iglesia. Tú, Iglesia cristiana, verdadera hija de Israel, también tú conoces ahora a Jesucristo por los apóstoles, tal como Natanael conoció a Jesucristo por Felipe. Pero su misericordia te descubrió ya antes de que pudieras conocerle, cuando estabas tendida, deshecha bajo el peso de tus pecados.

¿Somos nosotros los que hemos buscado a Jesucristo? ¿No es acaso él quien nos ha buscado primero? ¿Somos nosotros, pobres enfermos, los que nos hemos adelantado al médico? ¿No es, acaso, el médico quien ha venido al encuentro de los enfermos? ¿No es la oveja la que se perdió, antes de que el pastor, dejando las noventa y nueve restantes, se pusiera a buscarla, la encontró y la cargó, lleno de gozo, sobre sus espaldas? La moneda de plata ¿no se perdió antes de que la mujer encendiera una lámpara y la buscara por toda la casa hasta que la encontró? Nuestro pastor encontró a su oveja, pero es que él comenzó buscándola; igual que la mujer encontró su moneda de plata, pero solo después de haberla buscado. Estábamos perdidos sin remedio si Dios no nos hubiera buscado para encontrarnos; lejos, pues, de nosotros cualquier sentimiento de orgullo.

101.- En medio de la noche. (01 sept 2017).

Las diez vírgenes querían ir todas a recibir al Esposo. ¿Qué significa recibir al esposo? Ir a su encuentro de todo corazón, vivir esperándolo. Pero tardó en venir, y todas se durmieron. ¿Qué significan estas palabras? Hay un sueño del que nadie puede escapar: tanto las prudentes como las necias deben pasar por el sueño de la muerte. A medianoche se oyó un grito: Ya está ahí el esposo, salid a su encuentro. Es el momento que nadie piensa, que nadie espera: Vendrá en el momento en que menos pensáis. ¿Por qué viene de este modo? Porque dice: No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha fijado con su poder. El día del Señor, dice Pablo, vendrá como un ladrón en plena noche. Vigilad, pues, durante la noche para que no os sorprendra el ladrón. Porque, queriendo o sin querer, el sueño de la muerte llegará necesariamente. Porque queriendo o sin querer, el sueño de la muerte llegará necesariamente.

Y todo esto llegará cuando se oiga un grito en medio de la noche. Después de este grito que resuena en medio de la noche. Después de este grito que resuena en medio de la noche, llega el esposo y entonces todas se levantaron. De este grito habla el apóstol Pablo cuando dice: En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al son de la trompeta, porque, porque la trompeta sonará, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.

102.- Pasó toda la noche en oración con Dios. (12 sept 2017).

Esta es la única vida verdadera, la única vida feliz: contemplar eternamente la belleza del Señor en la inmortalidad e incorruptibilidad del cuerpo y del espíritu. En razón de esta sola cosa, no son necesarias todas las demás cosas; en razón de ella, pedimos oportunamente las demás cosas. Quien posea esta vida poseerá todo lo que desee, y allí nada podrá desear que no sea conveniente.

Allí está la fuente de la vida, cuya sed debemos avivar en la oración, mientras vivimos aún de esperanza. Pues ahora vivimos son ver lo que esperamos, seguros a la sombra de las alas de aquel ante cuya presencia están todas nuestras ansias; pero tenemos la certeza de nutrirnos un día de lo sabroso de su casa y de beber del torrente de sus delicias, porque en él está la fuente viva, y su luz nos hará ver la luz; aquel día todos nuestros deseos quedarán saciados con sus bienes y ya nada tendremos que pedir gimiendo, pues todo lo poseeremos gozando. Pero como esta única cosa que pedimos consiste en aquella paz que sobrepasa toda inteligencia, incluso cuando en la oración pedimos esta paz, hemos de decir que no sabemos pedir lo que nos conviene. Porque no podemos imaginar cómo sea esta paz en sí misma y, por tanto, no sabemos pedir lo que nos conviene. Pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.

103.- El camino hacia Jerusalén. (03 oct 2017).

El peso de nuestra fragilidad hace que nos inclinemos del lado de las realidades de aquí abajo; el fuego de tu amor, Señor, nos eleva y nos lleva hacia las realidades de allá arriba. Subimos hasta ellas por el impulso de nuestro corazón, cantando los salmos de loa subida. Quemamos con tu fuego el fuego de tu bondad; es él el que nos transporta.

¿Adónde nos hace subir de esta manera? Hacia la paz de la Jerusalén celestial. Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor. Tan solo el deseo de permanecer allí eternamente puede hacernos llegar hasta ella. Mientras estamos en nuestro cuerpo, caminamos hacia ti. Aquí abajo no tenemos ciudad permanente, buscamos sin cesar nuestra morada en la ciudad futura. Que tu gracia, Señor, me conduzca hasta el fondo de mi corazón para cantar allí tu amor, a ti, mi Rey y mi Dios. Acordándome de esta Jerusalén celestial, mi corazón subirá hasta ella: hacia Jerusalén, mi verdadera patria; Jerusalén, mi verdadera madre. Tú eres su Rey, su luz, su defensor, su protector, su pastor; tú eres su gozo inalterable; tu bondad es la fuente de todos sus bienes inexpresables; tú, mi Dios y mi divina misericordia.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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104.- Enséñanos a orar. (11 oct 2017).

A nosotros, cuando oramos, nos son necesarias las palabras: ellas nos amonestan y nos descubren lo que debemos pedir; pero lejos de nosotros pensar que las palabras de nuestra oración sirvan para mostrar a Dios lo que necesitamos o para forzarlo a concedérnoslo. Por tanto, al decir: Santificado sea tu nombre, nos amonestamos a nosotros mismos para desear que el nombre del Señor, que siempre es santo en sí mismo, sea también tenido como santo por los hombres, es decir, que no sea nunca despreciado por ellos. Cuando añadimos: Venga a nosotros tu reino, lo que pedimos es que crezca nuestro deseo de que este reino llegue a nosotros y de que podamos reinar en él, pues el reino de Dios vendrá ciertamente, lo queramos o no.

Cuando decimos: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, pedimos que el Señor nos otorgue la virtud de la obediencia, para que así cumplamos su voluntad como la cumplen sus ángeles en el cielo. Cuando decimos: Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, nos obligamos a pensar tanto en lo que pedimos como en lo que debemos hacer, no sea que seamos indignos de alcanzar aquello por lo que oramos. Cuando decimos: Líbranos del mal, recapacitamos en que aún no estamos en aquel sumo bien en donde no será posible que nos sobrevenga mal alguno.

105.- El traje de bodas. (15 oct 2017).

¿Cuál es el traje de bodas del cual habla el evangelio? Ciertamente este traje solo lo poseen los buenos, los que han de participar del festín... ¿Serán los sacramentos? ¿El bautismo? Sin el bautismo nadie llega a Dios, pero algunos reciben el bautismo y no llegan a Dios. ¿Es el altar o lo que se recibe del altar? Pero al recibir el Cuerpo de Cristo algunos comen y beben su propia condenación. ¿Qué es, pues?, ¿el ayuno? Los malos ayunan también. ¿Frecuentar la Iglesia? Los malos van a la Iglesia como los demás...

¿Qué es pues, este traje de bodas? El apóstol Pablo nos dice: El fin de los mandamientos es la caridad que procede de un corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera. Este es el traje de bodas. No se trata de un amor cualquiera, porque a menudo vemos hombres deshonestos amar a otros, pero no se ve en ellos esta caridad. ¡Cuántos bienes son inútiles si falta un solo bien! Si no tengo amor, aunque distribuyera todos mis bienes, confesara a Cristo hasta derramar la sangre por él, de nada me serviría todo ello, puesto que puedo obrar así por amor a la gloria... Si me falta el amor, no soy nada. Este es el traje de bodas. Examinaos: si lo tenéis, acercaos confiadamente al banquete del Señor.

106.- Responder, al fin, a la llamada de Dios a convertirse (31 oct 2017).

Me retenían mis viejas ideas amigas, ¡esas vanidades de vanidades! Con suaves golpes me tiraban de mi ropa de carne y me murmuraban en voz suave: "¿Nos dejas? ¡Acabas para siempre! A partir de este momento, ya no estaremos contigo, no te será permitido hacer esto, hacer lo otro". Esta lucha en mi corazón no era más que una lucha de mí mismo contra mí mismo.

Cuando mi mirada, por fin, sacó del fondo de mi corazón todas mis miserias, me sobrevino una gran tempestad de lágrimas. Para dejar que la tempestad rompiera, me levanté y salí... Yo lanzaba gritos lastimeros: "¿Cuándo? Mañana, siempre mañana. ¿Por qué no ahora mismo?" Y he aquí que sentí una voz que venía de una casa vecina, una voz de niño o niña, que cantaba y repetía: "¡Toma y lee! ¡Toma y lee!" Al momento me rehíce y me empeñé en recordar si era el estribillo habitual de un juego infantil; ninguno me venía a la memoria. Reprimiendo mis lágrimas, me levanté con la certeza de que el cielo me ordenaba abrir el libro del apóstol Pablo y leer el primer pasaje que me saliera...

Volví a casa apresuradamente y cogí el libro y leí lo primero que me salió: Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Revestíos del Señor Jesucristo, y que el cuidado de vuestro cuerpo no fomente los malos deseos. No hacía falta seguir leyendo, no tenía necesidad de más. Justo al acabar estas líneas, una luz de seguridad se derramó en mi corazón y todas las tinieblas de mi incertidumbre se disiparon.

107.- Él se refería al templo de su cuerpo. (09 nov 2017).

Salomón, siendo profeta de Dios, construyó un templo de madera y de piedra al Dios vivo, que hizo cielo y tierra y permanece en el cielo. ¿Por qué ordenó que se le levantara un templo? ¿No tenía dónde residir? Escuchad lo que dijo el bienaventurado Esteban en el momento de su pasión: Salomón le edificó una casa, pero el Altísimo no habita en templos de hechura humana. ¿Por qué, pues, quiso hacer un templo? Para que fuera prefiguración del cuerpo de Cristo. Aquel templo era una sombra; llegó la luz y ahuyentó la sombra. Busca ahora el templo construido por Salomón, y encontrarás sus ruinas. ¿Por qué se convirtió en ruinas aquel templo? Porque se cumplió lo que él simbolizaba. Hasta el mismo templo que es el cuerpo del Señor se derrumbó, pero se levantó, y de tal manera que no podrá derrumbarse de nuevo.

¿Qué son nuestros cuerpos? Miembros de Cristo. Escuchad al apóstol Pablo: ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? Quien dijo: Vuestros cuerpos son miembros de Cristo, ¿qué otra cosa mostró sino que nuestros cuerpos y nuestra cabeza, que es Cristo, constituyen en conjunto el único templo de Dios? El cuerpo de Cristo y nuestros cuerpos son el templo de Dios. Edificaos en la unidad para no caer en la separación.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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108.- Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis. (05 dic 2017)

Anhelo tu salvación, Señor, es decir, tu venida. Bienaventurada debilidad que está impregnada por el deseo de algo no conseguido todavía, pero esperado con verdadera pasión. ¿A quién corresponden estas palabras sino al pueblo escogido, al sacerdocio real, a la nación santa, a todos los que en esta tierra y en este tiempo han vivido, viven y vivirán en el deseo de poseer a Cristo? El anciano Simeón es testigo de esta espera cuando, recibiendo a Cristo en sus brazos, exclama: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar que tu siervo muera en paz. Mis ojos han visto a tu Salvador. Este deseo no se ha desvanecido nunca en los santos y nunca se desvanecerá en el cuerpo de Cristo que es la Iglesia, hasta la consumación de los siglos, hasta que venga el deseado de las naciones, prometido por el profeta.

El deseo del que hablamos se refiere, con el apóstol, a la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. De ella habla san Pablo a los colosenses: Cuando aparezca Cristo, vuestra vida, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él. La Iglesia, en los primeros tiempos, antes de que la Virgen concibiera, contaba ya con los santos que anhelaban la venida de Cristo en carne humana. Hoy cuenta con otros que anhelan la manifestación de Cristo. Nunca se ha interrumpido este anhelo.

109.- Todos los profetas han hablado hasta Juan. (14 nov 2017).

Hermanos, la ley y los profetas contenían, hasta llegar Juan, unos signos que tenían por finalidad anunciar el porvenir. Los signos de la nueva ley, los sacramentos de nuestro tiempo, atestiguan la venida de lo que anunciaron los antiguos. Y Juan es entre todos los precursores de Cristo el que lo anuncia como inminente. Todos los justos y los profetas de los siglos anteriores anhelaban ver el cumplimiento de aquello que el Espíritu Santo les hacía vislumbrar, levantando el velo de lo que había de suceder. El Señor Jesús dice: Muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron. Por esto se dice de Juan que es más que un profeta y que no hay otro mayor que él entre los nacidos de mujer.

En efecto, los justos de los primeros tiempos tan solo gozaban del favor de anunciar a Cristo; Juan Bautista, en cambio, tuvo la gracia de anunciarlo cuando todavía estaba lejos, y de verlo, por fin, presente. Juan vio sin velo a aquel que los demás anhelaban ver. De hecho, el signo de su bautismo pertenece todavía a la era del anuncio de Cristo, si bien al final de esta espera. Hasta Juan existían las predicciones de la venida del Señor; ahora, después de Juan, la venida de Cristo no se predice, se proclama.

110.- Vino para dar testimonio de la luz. (17 dic 2017).

¿Cómo vino Cristo? Apareció como hombre. Porque era hombre hasta el punto que Dios estaba escondido en él, un hombre notable fue enviado delante de él para hacer que los hombres reconocieran que Cristo era más que un hombre. ¿Quién era el que debía dar testimonio de la Luz? Juan era un hombre de un gran mérito, de una gracia eminente, de una gran elevación. Admírale, pero como se admira un monte. El monte queda en tinieblas mientras no ve la luz a envolverle: Este hombre era la Luz. No confundas el monte con la luz; no choques contra él en lugar de encontrar en él una ayuda.

Si esta luz es la luz verdadera que ilumina a todo hombre, entonces ilumina a Juan, a través de quien quería ser manifestado. Viene para iluminar las inteligencias enfermas, para los corazones heridos, para las almas de ojos enfermos, para la gente incapaz de verle directamente. Cubrió a Juan con sus rayos. Proclamando que él mismo había sido iluminado, Juan dio a conocer a aquel que ilumina, a aquel que alumbra, a aquel que es la fuente de todo don.

111.- El silencio de Zacarías. (19 dic 2017).

El nacimiento de Juan se encuentra con la incredulidad de su padre y este se vuelve mudo; María cree en el nacimiento de Cristo y concibe por la fa. Como no somos capaces de escrutar las honduras de un misterio tan grande, por falta de tiempo o de capacidad, será el Espíritu en vuestro corazón el que os hablará, incluso en mi ausencia; el Espíritu que ocupa vuestro pensamiento lleno de afecto, aquel que habéis acogido en vuestro corazón, del que vosotros sois templo santo.

Zacarías calla y pierde el habla hasta el nacimiento de Juan, precursor del Señor, que le devuelve la palabra. Le es devuelta el habla a causa del nacimiento de aquel que es la voz, porque le preguntaron a Juan, cuando ya anunciaba al Señor: ¿Tú quién eres? Él respondió: Yo soy la voz del que clama en el desierto. La voz es Juan mientras que el Señor es la Palabra: Al principio ya existía la Palabra. Juan es la voz por un tiempo. Cristo es el Verbo desde el principio, el Verbo eterno.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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112.- ¿Qué va a ser este niño? (23 dic 2017).

Juan es la voz y Jesús el Verbo. La palabra nace primero en el espíritu, luego suscita la voz que la pronuncia; la voz que la pronuncia; la voz se expresa por los labios y da a conocer la palabra a los oyentes. Así Cristo ha permanecido en el Padre, por quien Juan, su mensajero, fue creado como toda criatura. Pero Juan sale del vientre de su madre y por él Cristo fue anunciado a todo el mundo. Este era el Verbo, desde el principio, antes de que existiera el mundo; aquel fue la voz que precedía al Verbo. El Verbo nace del pensamiento, la voz sale del silencio.

Cuando d a luz a Cristo, María cree, mientras que antes de engendrar a Juan, Zacarías se queda mudo. Juan nace de una anciana estéril; Cristo de una jovencita virgen. El Verbo prolifera en el corazón de quien lo piensa; la voz expira en el oído de quien la escucha. Puede que este sea el sentido de la palabra de Juan: Él debe ser cada vez más importante; yo menos. Porque los oráculos proféticos, pronunciaos antes de Cristo como la voz antes del verbo, se siguen dando hasta que llega Juan, en quien cesan las figuras precedentes. Luego, la gracia del evangelio y el anuncio manifiesto del reino de los cielos no conocerán fin y fructificará y creceré en el mundo entero. Ciertamente, de Juan dice la misma verdad: Entre los nacidos de mujer no hay otro más grande que Juan el Bautista.

113.- Unos hombres trajeron a un paralítico (12 ene 2018).

A un hombre cuyas fuerzas interiores están debilitadas para todo bien ¿no le podemos levantar como al paralítico del evangelio y abrir el techo de las Escrituras para depositarlo a los pies del Señor?

Un hombre así es un paralítico espiritual. Y yo veo este techo (las Escrituras) y sé que Cristo está escondido bajo este hecho. Haré, pues, como hicieron los hombres del evangelio: abriré el techo de la casa y haré descender al paralítico a los pies del Señor. Él mismo dice al enfermo: Hijo mío, ten ánimo, tus pecados te son perdonados. Jesús cura a este hombre de su parálisis interior y le perdona sus pecados.

Pero había allí gente que no podía ver la curación de la parálisis interior. Acusaron de blasfemia al Médico que había efectuado la curación. ¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios? Pero, como este médico era Dios, conocía los pensamientos de los hombres. Ellos que Dios tenía este poder, pero no veían a Dios presente delante de ellos. Entonces, este Médico actuó también sobre el cuerpo del paralítico para curar la parálisis interior. Realizó algo que ellos podían ver para que también ellos pudieran creer. ¡Ánimo, tú que interiormente estás paralizado! Abramos juntos el techo de las Escrituras para bajar y colocarnos a los pies del Señor.

114.- Eligió a los Doce para que le siguieran ( 19 ene 2018).

Los primeros apóstoles, carneros bienaventurados del rebaño santo, vieron al mismo Señor Jesús pendiendo de la cruz, lloraron su muerte, se asustaron de su resurrección, lo amaron poderoso y ellos mismos derramaron su propia sangre por la sangre de dieron. Pensad, hermanos, lo que significa que unos hombres fueran enviados por el orbe a predicar que un hombre muerto había resucitado y que ascendió al cielo, y que por esta predicación hayan sufrido todo lo que la locura del mundo les ha infligido: privaciones, destierros, cadenas, tormentos, fuego, bestias, cruz y muertes. ¿Y esto lo sufrían por una nimiedad? ¿Acaso, hermanos míos, moría Pedro por su gloria o se predicaba a sí mismo?

Moría uno para que otro fuese honrado; uno se entregaba a la muerte para que otro fuese adorado. ¿Haría esto, acaso, si no estuviese en la raíz la fragancia de la caridad y la conciencia de la verdad? Habían visto lo que anunciaban; en efecto, ¿estarían dispuestos a morir por algo que no hubieran visto? Se les obligaba a negar lo que habían visto, mas no lo negaron. Sabían por qué vida despreciaban la vida; sabían por qué felicidad soportaban una infelicidad transitoria, por qué premios despreciaban estos males. ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? Los encantos del mundo no retrasaron su veloz carrera; sea cual sea y por deslumbrante que sea esta felicidad, hay que dejarla aquí, no puede llevarse a la otra vida; llegará el momento en que también los ahora vivos deberán dejarla aquí.

115.- El dueño de la mies. (22 ene 2018).

Nos dice el Señor: La mies es abundante, los obreros pocos. Pedid al dueño de la mies que mande obreros a su mies. Entonces envió, además de los doce discípulos a quienes nombró apóstoles, a otras setenta y dos personas. Tal como se desprende de sus propias palabras, a todos los envió a una cosecha ya preparada. ¿A qué cosecha? Seguro que no iban a cosechar entre los paganos, donde nadie había sembrado. La cosecha de hizo entre los judíos; es para esta cosecha por la que vino el propio dueño. A los otros pueblos no manda cosechadores, sino sembradores. Entre los judíos, pues, se manda la cosecha; en otras partes, la siembra. Y es, ciertamente, cosechando entre los judíos que ha escogido a los apóstoles; era el tiempo de la cosecha, que ya estaba madura porque antes los profetas había sembrado entre ellos.

El Señor dijo a sus discípulos: ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos que están ya dorados para la siega: Y les dijo también: Otros sudaron y vosotros recogéis el fruto de sus sudores. Abrahán, Isaac, Jacob, Moisés y los profetas sudaron; sudaron para sembrar el grano. A su venida, el Señor ha encontrado madura la cosecha, y ha enviado segadores con la hoz del evangelio.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

116.- Este es mi hermano, mi hermana, mi madre. (23 ene 2018).

Cristo, el Señor, extendiendo la mano hacia sus discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos, Y seguidamente: El que cumple la voluntad de mi Padre que me ha enviado, este es mi hermano, mi hermana, mi madre. ¿Por ventura no cumplió la voluntad del Padre la Virgen María, ella que dio fe al mensaje divino, que concibió por su fe, que fue elegida para que de ella naciera entre los hombres el que había de ser nuestra salvación, que fue creada por Cristo antes de que Cristo fuera creado en ella? Ciertamente, cumplió santa María con toda perfección la voluntad del Padre y, por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de Madre de Cristo, es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser Madre de Cristo. Por esto, María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno.

¡María fue santa, María fue dichosa! Pero más importante es la Iglesia que la misma Virgen María. ¿Por qué? Porque María forma parte de la Iglesia, es un miembro santo, un miembro excelente de ella, pero un miembro de la totalidad del cuerpo. También vosotros sois miembros de Cristo, cuerpo de Cristo. ¿Cómo? El mismo Cristo dice: Estos son mi madre y mis hermanos ¿Cómo seréis madre de Cristo? El que escucha y cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.

117.- Jesús la tomó de la mano y la levantó. (04 feb 2018).

Cristo, que iba a conceder el perdón a los pecadores, incluso a sus enemigos, que se convirtieron a él, comenzó eligiéndome a mí, el enemigo más sañudo, para que, una vez sanado yo, nadie pierda la esperanza por los demás. Esto es lo que hacen los médicos: cuando llegan a un lugar en que nadie los conoce, eligen curar primero los casos desesperados; de esta forma, a la vez que ejercen la misericordia, hacen publicidad de su ciencia, para que uno a otros se digan en aquel lugar: "Vete a tal médico; ten confianza, que te sanará. También yo he conocido una situación parecida; lo que tú padeces también lo padecí yo". De modo semejante dice san Pablo a todo enfermo que está a punto de perder la esperanza: "Quien me curó a mí me envió a ti, diciéndome: Acércate a aquella persona sin esperanza y cuéntale lo que tuviste, lo que curé en ti. Proclámaselo a los desesperados: es palabra fiel y digna de todo crédito que Jesucristo vino al mundo a salvar a los pecadores. ¿Por qué teméis? ¿Por qué os asustáis? El primero de ellos soy yo, que estoy curado, a vosotros, enfermos".

No perdáis, pues, la esperanza. Estáis enfermos, acercaos a él y recibid la curación; estáis ciegos, acercaos a él y seréis iluminados. Decid todos: Venid, adorémosle, postrémonos ante él y lloremos en presencia del Señor, que nos hizo.

118.- ¿Por qué esta generación pide un signo. (12 feb 2018).Los hombres se asombraron de que nuestro Señor Jesucristo diera de comer a tantos miles con solo cinco panes, y no se asombran de que por obra de unos pocos granos se llenen las tierras de mieses. Los hombres vieron que el agua se había convertido en vino y se llenaron de estupor: ¿qué si no hace la lluvia en la raíz de la vid? El que hizo aquello hizo esto.

El Señor hizo prodigios y muchos le despreciaron diciendo para sí: "Estas obras son divinas, pero él es solo un hombre". Ves dos cosas: unos hechos divinos y un hombre; pero si lo divino solo puede hacerlo Dios, estate atento, no sea que en el hombre se oculte Dios. Fíjate -repito- en lo que ves y cree lo que no ves. Quien te llamó a creer no te abandonó. Aunque te ordenó creer lo que no puedes ver, no te dejo sin ver nada; te revelo algo a partir de lo cual puedes creer lo que no ves. ¿Acaso las criaturas mismas son signos pequeños, indicios insignificantes del Creador? No podías ver a Dios, pero podías ver al hombre: Dios se hizo hombre para que en un único hombre tuvieras algo que ver y algo que creer.

119 .- Si te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti. (23 feb 2018).

Dios hace salir el sol sobre buenos y malos, hace llover sobre justos e injustos. Dios muestra su paciencia; no manifiesta todo su ser. Tú también sé paciente, renuncia a la provocación, no aumentes el malestar del prójimo. ¿Eres amigo de la paz? ¡Mantente sereno en tu interior! ¡Deja de lado las querellas y vuélvete a la oración! No te pongas a discutir con nadie, ni siquiera sobre nuestra fe con el que blasfema. No respondas a la injuria injuriando, sino ora por esa persona. Te gustaría ir a él y reconvenirle: habla, en cambio, a Dios de él. No digo que te calles: escoge el lugar que conviene y mira a Aquel a quien hablas, en silencio.

Allí donde tu adversario no te ve, sé bueno con él. A esta adversario de la paz, a este amigo de la disputa, responde, tú, amigo de la paz: "¡Di todo lo que quieras, sea la que fuere tu enemistad, eres mi hermano! Ya puedes odiarme y rechazarme, eres mi hermano. Reconoce en ti el signo de mi Padre. Esta es la palabra de nuestro Padre. Tú que buscas la querella, eres mi hermano, porque tú dices igual que yo: "padrenuestro que estás en el cielo". Nuestro lenguaje es el mismo, ¿porqué no nos unimos como nuestro lenguaje es uno? Te lo ruego, reconoce el lenguaje que tienes en común conmigo y rechaza lo que haces contra mí... No tenemos más que una voz delante del Padre. ¿Porqué no vamos a tener una sola paz juntos?"

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

120.- Vamos a subir a Jerusalén. (28 feb 2018).

Es en vano que madruguéis. ¿Qué quiere decir? Cristo, nuestro Día, ha amanecido. Es bueno levantarse después de Cristo y no antes. ¿Quiénes son los que se levantan antes de Cristo? Aquellos que quieren ser ensalzados en este mundo donde él fue humilde. Que sean humildes en este mundo si quieren ser ensalzados donde Cristo fue ensalzado. En efecto, Cristo dijo de los que se adherían a la fe en él: Padre, quiero que los que me has dado estén donde yo estoy. Un don magnífico, una gracia grande, una promesa gloriosa. ¿Queréis estar donde está él? Sed humildes donde él fue humilde.

El discípulo no es más que el maestro...y no obstante, los hijos de Zebedeo, antes de haber sufrido la humillación en conformidad con la pasión del Señor, ya se habían escogido sus puestos, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Querían levantarse antes de la aurora. Por esto caminaban en vano. El Señor les recordó la humildad preguntándoles: ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber? Seguidme, dijo, por el camino que voy yo. Porque si queréis llegar por un camino diferente, caminaréis en vano.

121.- Tampoco yo te condeno. (15 mar 2018).

Jesús miró a esta mujer que se había quedado sola después de haberse marchado los que querían lapidarla. Esta mujer esperaba el castigo de aquel que era sin pecado. Pero él, que había rechazado con la justicia a sus enemigos, mirándola a ella con ojos de misericordia, la interroga: ¿Ninguno de ellos se ha atrevido a condenarte? Ella responde: Ninguno, Señor. Entonces, Jesús añadió: Tampoco yo te condeno. Vete y no vuelvas a pecar.

¿Qué dices, Señor? No, en absoluto. Fijate en lo que sigue: Vete y no vuelvas a pecar. El Señor condena el pecado, no al pecador. Que estén atentos lo que aman la bondad del Señor y temen su verdad. El Señor es bueno, el Señor es lento a la cólera, el Señor es misericordioso, pero el Señor es justo y el Señor es la misma verdad. Él te concede un tiempo para corregirte mientras que tú prefieres aprovecharte de esta demora en lugar de convertirte. Fuiste malo ayer, sé bueno hoy. ¡Has pasado el día haciendo el mal, mañana cambia de conducta! Este es el sentido de las palabras que Jesús dirige a esta mujer: Yo tampoco te condenaré, he borrado tu culpa. ¡Observa lo que mando para recibir lo que prometo!"

122.- A los pobres los tenéis siempre con vosotros. (26 mar 2018).

María tomó una libra de perfume de nardo, muy caro; ungió los pies de Jesús y con sus cabellos enjugó sus pies, y la casa se llenó con el olor del perfume. Hemos escuchado el hecho; analicemos el misterio. Ti, que quieres ser fiel, unge como María con perfume caro los pies del Señor. Ese perfume fue la justicia. Unge los pies de Jesús: ve en pos de las huellas del Señor. Enjúgalos con los cabellos: si tienes cosas superfluas, dáselas a los pobres y así habrás enjugado los pies del Señor. Los pies del Señor pasan quizá necesidad en la tierra. En efecto, ¿de quiénes sino de sus miembros dice: Cuando lo hicisteis con uno de estos pequeños conmigo lo hicisteis?

Pues bien, la casa se llenó del olor, el mundo se ha llenado de la buena fama, porque el olor bueno es la buena fama. Quienes viven mal y se llaman cristianos hacen una injuria a Cristo. Si por culpa de tales individuos se denuesta el nombre de Dios, mediante los buenos es alabado el nombre del Señor. Escucha al Apóstol: Somos en todo lugar buen olor de Cristo. También el Cantar de los cantares dice: Perfume derramado es tu nombre.

123.- Proclamad la Buena Noticia a toda la creación. (07 abr 2018).

Oh Dios, los humanos se acogen a la sombra de tus alas..., les das a beber del torrente de tus delicias, porque en ti está la fuente viva. Jesucristo es la fuente de vida. Antes que la fuente de vida llegara hasta nosotros, solo teníamos una salvación humana, semejante a la que tienen los animales y de la que habla el salmo: Tú socorres a hombres y animales, Señor. Pero ahora que la fuente de la vida ha llegado hasta nosotros, la otra fuente de vida está muerta para nosotros. ¿Acaso rechazará el darnos su vida Aquel que por nosotros ha dado su muerte? Él es la salvación, y esta salvación ha dado su muerte? Él es la salvación, y esta salvación no es vana como la otra. ¿Por qué? Porque no pasa.

El salvador ha venido. Ha muerto, ciertamente, pero con su muerte ha dado muerte a la muerte. En su carne ha puesto un término a la muerte. La ha asumido y le ha dado muerte. ¿Dónde está, pues, ahora la muerte? Buscadla en Cristo y veréis que ya no existe. Ha estado en él, pero en él mismo ha sido muerta. ¡Oh vida, muerte de la muerte! Tened ánimo: también morirá así en nosotros. Lo que se ha realizado en la Cabeza se realizará igualmente en los miembros, y la muerte morirá también en nosotros.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

124.- Este sí que es el profeta que tenía que venir al mundo. (13 abr 2018).

Gobernar el universo es, verdaderamente, un milagro más grande que saciar el hambre de cinco mil hombres con cinco panes. Y nadie se sorprende de ello, y en cambio la gente se extasía ante un milagro de menor importancia porque sale de lo ordinario. En efecto, ¿quién es capaz de mantener el universo sino aquel que con algunos granos creó las cosechas? Cristo, pues, hizo lo que Dios hace. Sirviéndose de su poder de multiplicar las cosechas a partir de unos pocos granos, multiplicó cinco panes en sus manos.

Esta obra fue puesta ante nuestros sentidos para hacernos elevar nuestro espíritu... Así nos es posible admirar al Dios invisible al considerar sus obras visibles. Después de habernos desvelado la fe y purificados por ella, podemos incluso desear ver, no con los ojos del cuerpo, al Ser invisible que conocemos a partir de las cosas visibles. En efecto, Jesús, hizo este milagro para que lo vieran los que se encontraban allí, y lo pusieron por escrito para que nosotros lo conozcamos. El efecto que en ellos hizo la vista, en nosotros lo hace la fe. También nosotros reconocemos en nuestra alma eso que los ojos no han visto, y recibimos el más bello elogio, puesto que es de nosotros de quienes se ha dicho: Dichosos los que creen sin haber visto.

125.- Quien entre por mí se salvará. (23 abr 2018).

En verdad os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Jesús acaba de abrir la puerta que antes estaba cerrada. Él mismo es la puerta. Reconozcámosle, entremos, y alegrémonos de haber entrado. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; aquí hay que leer: "Los que no han venido de mi parte". Los profetas llegaron antes de su venida; ¿eran acaso ladrones y bandidos? De ninguna manera, pues ellos estaban con Cristo. Él mismo los había enviado como mensajeros, guardando en sus manos el corazón de sus enviados. Yo soy el camino, la verdad y la vida, dice Jesús. Si él es la verdad, esos que estaban en la verdad estaban con él. Por el contrario, los que no vinieron de parte de él son unos ladrones y unos bandidos, porque no vinieron más que saquear y hacer morir.

Pero los justos creyeron que él iba a venir, tal como nosotros creemos que ya ha venido. Los tiempos han cambiado, la fe es la misma. Una misma fe es la que une a los que creyeron que él iba a venir con los que creen que él ya ha venido. Nosotros vemos que, a pesar de ser en épocas diferentes, todos entran por la única puerta de la fe, es decir, por Cristo.

126.- Como el Padre me ha amado, así os he amado yo;

permaneced en mi amor. (06 may 2018).

El Señor Jesús afirma que da a sus discípulos un mandamiento nuevo, el del amor mutuo. ¿Es que este mandamiento no existía ya en la ley antigua cuando en ella está escrito: Amarás a tu prójimo como a ti mismo?¿Acaso es un mandamiento nuevo porque nos despoja del hombre viejo y nos reviste del hombre nuevo? Ciertamente, el hombre que escucha este mandamiento, o mejor aún, el que lo obedece, no se renueva por un amor cualquiera, sino por aquel amor que el mismo Señor distingue cuidadosamente del amor puramente natural cuando precisa: Como yo os he amado. Cristo, pues, nos ha dado el andamiento de amarnos los unos a los otros tal como él nos ha amado; es este el amor que nos renueva, que hace de nosotros hombres nuevos, los herederos de la nueva alianza, los cantores del cántico nuevo.

Este amor ha llegado incluso a renovar a los justos de otros tiempos, a los patriarcas y a los profetas, tal como más tarde ha renovado a los santos apóstoles. Es él el que actualmente renueva las naciones paganas. De entre todo el género humano, dispersado por toda la tierra, este amor suscita y reúne al pueblo nuevo, el cuerpo de la nueva Esposa del Hijo de Dios.

127.- Yo te he glorificado sobre la tierra. (15 may 2018).

He manifestado tu nombre a los hombres. Estas palabras incluyen, en el pensamiento del Salvador, todos los que creerían en él al ser miembros de esta gran Iglesia de la que forman parte todas las naciones, y de la cual el salmista ha dicho: Te daré gracias en la gran asamblea. Así pues, es verdaderamente por esta glorificación por la que el Hijo da gloria al Padre propagando el conocimiento de su nombre entre las naciones y las innumerables generaciones humanas.

He manifestado tu nombre a los hombres que me has dado: no se trata del nombre de Dios, sino del nombre de Padre. Este nombre no podía manifestarlo nadie más que el Hijo. Efectivamente, no hay ningún pueblo que, incluso antes de creer en Jesucristo, no haya tenido un cierto conocimiento de Dios como el Dios de toda la creación. Porque el poder de Dios verdadero es de tal magnitud que no puede estar escondido en una criatura razonable que quiere usar de su espíritu. Excepto un pequeño número de individuos cuyo carácter hay llegado a la depravación, todo el género humano reconoce a Dios como el autor de este mundo. Pero el nombre de Padre de Jesucristo, por medio del cual él quita el pecado del mundo, no era, en absoluto, conocido, y es este nombre el que el Señor manifiesta a aquellos que su Padre le ha dado.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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128.- Nuestro Dios es Trinidad. (27 may 2018).

Pensad en la unidad, y ved si en la multitud misma agrada algo que no sea la unidad. Gracias a Dios, vosotros sois muchos: ¿quién os conduciría si no disfrutarais de unidad? ¿De dónde procede ese descanso en la multitud? Pon unidad, y habrá un pueblo; quita la unidad, y habrá una turbamulta. ¿Qué es un turbamulta sino una multitud confusa? Escuchad al Apóstol. Hablaba a una multitud, pero quería que todos fuesen unidad. Os ruego, hermanos, que todos digáis lo mismo y que no haya entre vosotros divisiones; sed perfectos con un mismo sentir y con un mismo saber. Y en otro lugar: Sed unánimes, sintiendo la unidad, sin hacer nada por rivalidad ni por vanagloria.

Ved, entonces, cómo se nos recomienda la unida. Nuestro Dios es ciertamente Trinidad. El Padre no es el Hijo nos es el Padre, el Espíritu Santo no es ni el Padre ni el Hijo, sino el Espíritu de ambos. Y, sin embargo, no son tres dioses, ni tres omnipotentes, sino un único Dios omnipotente; la misma Trinidad es un único Dios, porque la unidad es necesaria. A esta unidad no nos conduce otra cosa que el que aun siendo muchos tengamos un solo corazón.

129.- Ellos verán a Dios. (11 jun 2018).

Queremos ver a Dios, deseamos ardientemente verlo. ¿Quién no tiene este deseo? Pero fíjate en eso que dice el evangelio: Dichosos los limpios de corazón: ellos verán a Dios. Para tomar una comparación de las realidades materiales: ¿cómo quieres contemplar el sol naciente con unos ojos enfermos? Si tus ojos están sanos, esta luz será un placer para ti; si están enfermos, te será un suplicio. Indudablemente, con un corazón impuro no podrás ver eso que puedes ver con un corazón puro.

¿Cuántas veces el Señor ha proclamado "dichosos" a unos hombres? ¿Qué motivos de dicha eterna ha citado, qué obras buenas, qué dones, qué méritos y qué recompensas? Ninguna otra bienaventuranza afirma: Ellos verán a Dios. La visión de Dios se promete a los hombres de corazón puro. Esto no es por casualidad, sino porque los ojos que permiten ver a Dios están en el corazón. De esos ojos habla el apóstol Pablo cuando dice: Pueda él iluminar los ojos de vuestro corazón. En el momento presente, estos ojos, a causa de su debilidad, son iluminados por la fe; más tarde, a causa de su vigor, serán iluminados por la visión. Actualmente vemos como una imagen oscura en un espejo; aquel día, lo veremos cara a cara.

130.- Cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto. (20 jun 2018).

Entrar en tu habitación quiere decir entrar en tu corazón. Felices aquellos que se alegran de entrar en su corazón y que no encuentran en él nada malo.

Hay que tener lástima de aquellos que, volviendo a su casa, temen ser echados fuera por ásperas discusiones con los suyos. Pero mucho peor están los que no se atreven a entrar en la propia conciencia, por miedo de ser echados fuera por el remordimiento de sus pecados. Si tú quieres entrar en tu conciencia con gusto, ¡purifícala! Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. ¡Limpia tu corazón de la impureza de la codicia, de las manchas de la avaricia, de la úlcera de la superstición! ¡Quita los sacrilegios, los malos pensamientos los odios, no solo contra tus amigos sino contra tus enemigos! Quita todo esto; luego, entra en tu corazón ¡y serás feliz en tu morada!

131.- Atesorad tesoros en el cielo. (22 jun 2018).

Es el momento de la oración. Tú haces tus peticiones; la petición ¿no es ya una confesión de tu pobreza? En efecto, dices: Danos hoy nuestro pan de cada día. Si tú, pues, pides tu pan cotidiano ¿eres rico o pobre?

Y, sin embargo, Cristo no teme decirte: "Dame lo que te he dado. Pues, de hecho, ¿qué es lo que has traído al venir al mundo? Todo lo que has encontrado en la creación, le he creado yo. Tú no has traído nada, y nada te llevarás. ¿Por qué no me das lo que es mío? Tú nadas en la abundancia y el pobre en la necesidad, pero remontaos al comienzo de vuestra existencia: los dos habéis nacido completamente desnudos. Incluso tú has nacido desnudo. Seguidamente has encontrado aquí abajo grandes bienes; pero ¿acaso has traído alguna cosa contigo? Te pido, pues, eso que te he dado; da y te devolveré. Me has tenido por bienhechor; hazme tu deudor a una tasa muy alta. Me das poco, te devolveré mucho. Me das los bienes de este mundo, te daré los tesoros del cielo. Me das unas riquezas temporales, te daré las posesiones eternas. Te las entregaré cuando haya tomado posesión de ti".

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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132.- Es necesario que él crezca y yo disminuya. (24 jun 2018).

El nacimiento de Juan y el de Jesús, y sus correspondientes pasiones, han marcado la diferencia entre ambos. Porque Juan nace cuando el día empieza a decrecer; Cristo, cuando el día se dispone a crecer. La disminución del día es, para uno, el símbolo de su muerte violente. Su crecimiento, para el otro, la exaltación de la cruz.

Hay también un secreto sentido que el Señor revela en referencia a esta frase de Juan sobre Jesús: Es necesario que él crezca y yo disminuya. Toda la justicia humana se había consumado en Juan; dijo de él la Verdad: Entre los nacidos de mujer, no hay ninguno mayor que Juan, el Bautista. Ningún hombre, pues, es superior a él; pero no era sino un hombre. Ahora bien, en nuestra gracia cristiana, se nos pide no gloriarnos en el hombre, sino que si alguno se gloría, que se gloríe en el Señor: el hombre, en su Dios; el servidor, en su amo. Por esto Juan grita: Es necesario que él crezca y yo disminuya. Ciertamente Dios no disminuye ni crece en sí mismo, sino en los hombres; a medida que aumenta el verdadero fervor, la gracia divina crece y el poder humano disminuye, hasta que llega a su fin la morada de Dios que está en todos los miembros de Cristo, y donde toda tiranía, toda autoridad y todo poder mueren, y donde Dios es todo en todos.

133.- La nueva ley escrita sobre los corazones. (20 jul 2018).

Cuando el Espíritu Santo descendió sobre la tierra, los discípulos estaban todos juntos en un mismo lugar, y en vez de asustarles desde lo alto de la montaña del Sinaí, como cuando se reveló a su pueblo, entró en la casa donde estaban reunidos. Se oyó de lo alto del cielo un ruido parecido al de un viento violento que se acerca, pero este ruido no asustó a nadie.

Habéis oído el ruido, ved también el fuego; pues sobre la montaña se distinguían también estos dos fenómenos: el ruido y el fuego. Sobre el monte Sinaí, el fuego estaba rodeado de humo; aquí, al contrario, es de una claridad brillante: Vieron, dice la Escritura, como unas lenguas de fuego que se repartían. ¿Era un fuego que sembraba el temor? De ninguna manera: Estas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos. Escuchad esta lengua que habla y comprended que es el Espíritu Santo quien escribe, no sobre la piedra, sino en el corazón. Así pues la ley del espíritu de vida, escrita en el corazón y no en la piedra, que está en Jesucristo, en el cual la Pascua se ha celebrado con toda verdad, os ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.

132.- Cubre el cielo de nubes, preparando la 134.- Cubre el cielo las nubes, preparando la lluvia para la tierra.

( (29 jul 2018).

Los milagros que ha obrado nuestro Señor Jesucristo son verdaderamente obras divinas. Disponen a la inteligencia humana para que conozca a Dios a partir de la que es visible, puesto que nuestros ojos, por su misma naturaleza, son incapaces de verle. Además, los milagros que Dios hace para el gobierno del universo y organizar toda la creación, a fuerza de repetirse, han perdido valor, y casi nadie se toma la molestia de percibir qué obra tan maravillosa y asombrosa realiza Dios en cualquier grano de simiente.

Por eso, en su providencia, se ha reservado hacer ciertas acciones fuera del curso habitual de las cosas. Así, aquellos para quienes las maravillas de todos los días no tienen importancia se quedan estupefactos a la vista de obras que salen de lo ordinario. ¡Pero gobernar el universo es un milagro más grande que saciar a cinco mil hombres con cinco panes! Y, sin embargo, nadie se sorprende. Cristo ha actuado como Dios. Por su poder divino ha hecho salir de un número pequeño de granos ricas cosechas; a través de este mismo poder ha multiplicado los cinco panes. Las manos de Cristo estaban llenas de poder; esos cinco panes eran como semillas no echadas en tierra, sino multiplicadas por aquel que ha hecho la tierra.

133.- En la orilla se recoge lo que es bueno. 135.- En la orilla se recoge lo que es bueno. (02 ago 2018).

Regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. ¿Qué significan esta justicia y esta fidelidad? En el momento de juzgar reunirá junto a sí a sus elegidos y apartará de sí a los demás, ya que pondrá a unos a la derecha y a otros a la izquierda. ¿Qué hay de más justo y equitativo que no esperen misericordia del juez los que no quisieron practicar la misericordia? En cambio, los que se esforzaron en practicar la misericordia serán juzgados con misericordia. Dirá en efecto a los de su derecha: Venid, vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

¿Acaso porque tú eres injusto el juez no será justo? ¿O porque tú eres mendaz no será veraz el que es la verdad en persona? Si quieres alcanzar misericordia, sé tú misericordioso antes de que venga: perdona los agravios recibidos, da de lo que te sobra... Si dieras de lo tuyo, sería generosidad, pero ya que das de lo suyo es devolución. ¿Tienes algo que no hayas recibido? Estas son las víctimas agradables a Dios: la misericordia, la humildad, la alabanza, la paz, la caridad. Si se las presentamos, entonces podremos esperar seguros la venida del juez que regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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136.- Tu amor ardiente, Señor, ha dado al diácono san Lorenzo el poder

de poder de mantenerse fiel. (10 ago 2018).

El ejemplo de san Lorenzo nos anima a entregar nuestra fe, atrae nuestra devoción. No son las llamas de la hoguera las que nos consumen, sino las de una fe viva.Nuestro cuerpo no ha sido quemado por la causa de Jesucristo, pero nuestra alma es transportada por los ardores de su amor, nuestro corazón arde de amor por Jesús. ¿No es el mismo Salvador quien ha dicho de este fuego sagrado: He venido a prender fuego en el mundo; ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!? Cleofás y su compañero comprobaron estos efectos cuando dijeron: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?

Es también gracias a este ardor interior que san Lorenzo permanece insensible a las llamas de su martirio: arde en deseo de estar con Jesús y nos siente las torturas. Cuanto más crece en él el ardor de la fe, menos le hacen sufrir los tormentos. El poder de la hoguera divina que arde en su corazón calma las llamas de la hoguera atizada por los verdugos.

137.- Perdónanos nuestras ofensas, como nosotros también perdonamos. (16 ago 2018).

Todo hombre está en deuda con Dios y es al mismo tiempo acreedor de su hermano. Por eso, Dios, que es justo, te ha dado para con tu deudor una regla que él mismo observará contigo. Hay, en efecto, dos obras de misericordia que nos liberan y que el mismo Señor expuso brevemente en el evangelio: Perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará. La primera trata del perdón, y la segunda de la caridad.

El Señor habla del perdón. Tú quieres ser perdonado cuando pecas y tienes a tu vez a otro al que tienes que perdonar. En cuanto a la caridad: un mendigo te pide, y tú eres mendigo de Dios. En efecto, cuando oramos, todos somos mendigos de Dios: estamos a la puerta de nuestro Padre, de nuestro inmenso Padre, nos postramos ante él, suplicamos entre sollozos deseando recibir algo, y ese algo es Dios. ¿Qué te pide el mendigo? Pan. Y tú, ¿qué es lo que pides a Dios sino a Cristo, que dijo: Yo soy el pan vivo bajado del cielo? ¿Deseáis ser perdonados? Perdonad y seréis perdonados. ¿Queréis recibir? Dad y se os dará.

138.- Joven, a ti te lo ordeno, levántate. (18 sep 2018).

Toda persona tiene ojos a través de los cuales puede ver muertos que resucitan de la misma manera que resucitó el hijo de esta viuda de la que se habla en el evangelio. Pero no todos pueden ver resucitar a los hombres que están espiritualmente muertos; para ello es preciso estar ya interiormente resucitado. Es mucho más importante resucitar a uno que ha de vivir para siempre que resucitar a alguien que debe morir de nuevo.

La madre de este joven, esta viuda, experimentó un gozo desbordante al ver a su hijo resucitado. Nuestra madre, la Iglesia, se regocija también viendo todos los días de resurrección espiritual de sus hijos. Se derraman lágrimas por la muerte visible de un hombre, pero no nos preocupamos de su muerte invisible, aunque nos demos cuenta de ello. El único que no quedó indiferente ante esto es aquel que conoce a estos muertos. Si el Señor no hubiera venido para resucitar a los muertos, el apóstol Pablo no hubiera dicho: ¡Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará!

139.- María, madre de Cristo, madre de la Iglesia. (25 sep 2018).

Aquel que es fruto de las entrañas de una única Virgen es la gloria y el honor de todas las demás vírgenes santas, porque ellas son también como María, madres de Cristo si cumplen la voluntad de su Padre. La gloria y la dicha de ser la madre de Jesucristo resaltan en las palabras del Señor: Quién cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielos es mi hermano, mi hermana y mi madre. Así indica el parentesco espiritual que los incluye en el pueblo que ha sido rescatado. Sus hermanos y hermanas son los hombres y las mujeres que participan con él en la herencia celestial. Su madre es la Iglesia entera, porque ella, por la gracia de Dios, engendra a los miembros de Cristo, es decir, a los que le son fieles. Su madre es también cada alma santa que cumple la voluntad de su Padre y cuya caridad fecunda se manifiesta en aquellos que ella engendra para él, hasta que Cristo quede formado en ellos.

María es, ciertamente, la madre de los miembros del Cuerpo de Cristo, de todos nosotros, porque por su caridad ella ha cooperado en la generación de los fieles en la Iglesia, que son miembros de la cabeza divina, Cristo, de manera que ella es verdaderamente mi madre según la carne

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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140.- ¿Como prójimo cuál se portó? (08 oct 2018).

El Señor está cerca; nada os preocupe. Gran cosa es esta: el mismo que asciende sobre los cielos está cerca de quienes se encuentran en la tierra. ¿Quién es este lejano y cercano sino aquel que por su benignidad se ha hecho próximo a nosotros? Aquel hombre que cayó en manos de unos bandidos, que fue abandonado medio muerto, que fue desatendido por el sacerdote y el levita, y que fue recogido, curado y atendido por un samaritano que iba de paso representa a todo el género humano. Así pues, el Justo e Inmortal que estaba lejos de nosotros, los pecadores y mortales, bajó hasta nosotros para hacerse cercano quien estaba lejos.

No nos trata como merecen nuestros pecados, pues somos hijos. ¿Cómo lo vemos? El Hijo unigénito murió por nosotros para ser el único hijo. No quiso ser único quien, siendo único, murió por todos. El Hijo único de Dios ha hecho muchos hijos de Dios. Compró a sus hermanos con su sangre, quiso ser reprobado para acoger a los réprobos, vendido para redimirnos, deshonrado para honrarnos, muerto para vivificarnos. Alegraos de tal forma que, sea cual sea la situación en la que os encontréis, tengáis presente que el Señor está cerca.

141.- ¡Si hubieras comprendido el mensaje de paz! (22 nov 2018).

Oíd lo que dice el Cantar de los cantares: El amor es más fuerte que la muerte. Es sentencia sublime, hermanos. ¿Quién se enfrenta a la muerte, hermanos? Se hace frente al fuego, a las olas, a la espada: se resiste a los príncipes, a los reyes. Pero la muerte se acerca sola, ¿y quién se opone a ella? Nada hay más fuerte que ella. Pero se dijo que el amor es más fuerte que la muerte, pues como el amor mata lo que fuimos, para que seamos lo que no éramos efectúa en nosotros cierta muerte. Con esta muerte murió el que decía: El mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Con esta muerte estaban muertos aquellos a quienes decía: Muertos estáis, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

El amor es más fuerte que la muerte. Haya paz en tu fortaleza, ¡oh Jerusalén!, haya paz en tu amor. Y por esta fortaleza, por este amor, por esta paz, haya abundancia en tus torres, es decir, en tus alturas. El colmo de las delicias y la plenitud de las riquezas es el mismo Dios, que es uno, aquel de quien participa la ciudad en la eternidad; él será también nuestra abundancia en la ciudad de Jerusalén.

142.- Mi reino no es de este mundo. (25 nov 2018).

Mi reino no es de este mundo, dice el Señor. No temáis, pues, con este temor insensato que se apoderó de Herodes cuando le anunciaron su nacimiento... No, dice el Salvador, mi reino no es de este mundo. Venid todos a un reino que no es de este mundo; venid a él por la fe; que el temor no os vuelva crueles. ¿Qué es su reino? Su reino son los que creen en él, aquellos a quienes ha dicho: Vosotros no sois del mundo como yo tampoco soy del mundo. Y, sin embargo, quiere que estén en el mundo, y así ora a su Padre: No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal.

En efecto, su reino está en la tierra hasta el fin del mundo; hasta que en la siega la cizaña sea mezclada con el grano. Su reino no es de aquí porque es como un viajero en este mundo. Sobre los que él reina, dice: Vosotros no sois de este mundo, porque yo os he escogido sacándoos del mundo. Eran, pues, de este mundo cuando todavía no estaban en su reino y pertenecían al príncipe de este mundo. Todos los de la raza de Adán pecador son de este mundo; todos los que son regenerados en Jesucristo pertenecen a su reino y ya no son de este mundo. Dios nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido.

143.- Feliz tú que has creído. (19 dic 2018).

La madre de Juan Bautista es una mujer anciana y estéril, la de Cristo es una joven doncella en todo el esplendor de su juventud. Juan es fruto de la esterilidad; Cristo, de la virginidad. El uno es anunciado por el mensaje de un ángel; el otro, por el anuncio del ángel, es concebido. El padre de Juan no cree la noticia de su nacimiento y se vuelve mudo. La madre de Cristo cree en su Hijo y, por la fe, lo concibe en su seno. El corazón de la Virgen acoge a Cristo primero con la fe y luego recibe el fruto en sus entrañas.

Las palabras de María y Zacarías dirigen al ángel son, no obstante, muy parecidas. Cuando el ángel le anuncia el nacimiento de Juan, el sacerdote responde: ¿Cómo sabré que sucederá así? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en años. Al anuncio del ángel, María responde: ¿Cómo será esto, si yo no conozco a varón? Sin embargo, el primero es corregido y a la segunda se le explica. A Zacarías se le dice: Porque no has creído en mis palabras; a María: "He aquí la respuesta que tú pides". Aunque son casi las mismas palabras, el que escuchaba las palabras veía también los corazones. Si el pensamiento quedaba escondido a los hombres, no era así para el ángel, o más bien, no lo era para quien hablaba a través de la mediación del ángel.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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144.-Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. (24 dic 2018).

Zacarías calla y pierde el habla hasta que nace Juan, el precursor del Señor, y abre su boca. Este silencio de Zacarías significa que, antes de la predicación de Cristo, el sentido de las profecías estaba en cierto modo oculto, encerrado. Con el advenimiento de aquel a quien se referían estas profecías, todo se hace claro. El hecho de que el nacimiento de Juan abra la boca de Zacarías tiene el mismo significado que el rasgarse el velo del templo al morir Cristo en la cruz.

Si Juan se hubiera anunciado a sí mismo, la boca de Zacarías habría seguido estando muda. Si se desata su lengua, es porque ha nacido aquel que es la voz; en efecto, cuando Juan cumplía ya su misión de anunciar al Señor, le dijeron ¿Tú quién eres? Y él respondió: Yo soy la voz que grita en el desierto. Juan era la voz; pero el Señor era la Palabra que en el principio ya existía. Juan era una voz pasajera; Cristo, la palabra eterna desde el principio.

145.- Es necesario que él crezca y yo disminuya. (12 ene 2019).

Juan afirmó lo que vosotros oísteis, cuando le contaron, para darle celos, que Jesús hacía muchos discípulos. Sus amigos le dicen, como si él fuera envidioso: "Jesús tiene más discípulos que tú". Pero Juan había reconocido lo que era; y por eso, mereció estar unido con Cristo, porque no se atrevió a atribuirle lo que era de Cristo. Él no obtiene la alegría de sí mismo. El que quiera encontrar la causa de su alegría en sí mismo estará siempre triste; pero el que quiera encontrar su alegría en Dios estará siempre alegre, porque Dios es eterno. ¿Quieres tener una alegría eterna? Átate al que es eterno. Esto es lo que hizo Juan.

La voz del esposo es lo que alegra al amigo del esposo, y no su propia voz; se mantiene en pie y escucha. "Esta es mi alegría, y me siento colmado. Tengo mi propia gracia, no deseo más por miedo a perder lo que he recibido". ¿Cuál es esta alegría? Se llena de alegría al oír la voz del esposo. Que los hombres comprendan, pues, que no deben regocijarse de su propia sabiduría, sino de la que han recibido de Dios. Que no busquen otra cosa, y así no perderán lo que han encontrado. Juan reconoció que lo había recibido todo; dijo que estaba alegre a causa de la voz del esposo, y añadió: Mi alegría está colmada.

146.- No necesitan médico los sanos sino los enfermos. (19 ene 2019).

¡Ah, vosotros, que no necesitáis de médico! Vuestra fuerza no proviene de la salud sino de la locura. El Maestro de la humildad que comparte nuestra debilidad y nos hace partícipes de su divinidad ha bajado del cielo para mostrarnos el camino y que él mismo es nuestro camino. Sobre todo, ha querido dejarnos el ejemplo de su humildad para que aprendamos a confesar nuestros pecados y a ser humildes para llegar a ser fuertes y a hacer nuestra palabra del apóstol Pablo: Cuando soy débil, entonces soy fuerte.

En cuanto a los que presumían de ser fuertes, los cuales pretendían ser justos por su propia virtud, han tropezado con la roca de escándalo. Son estos los hombres fuertes que se lanzaron contra Cristo vanagloriándose de la justicia. Se erguían por encima de la muchedumbre de los débiles que acudían al Médico. ¿Por qué? Simplemente porque se creían fuertes... Mataron al Médico de todos los hombres. Pero él, en su muerte, preparó para todos los enfermos un remedio con su sangre.

147.- Satanás está perdido. (28 ene 2019).

Que el mundo no se disculpe diciendo que el diablo le impide creer en Cristo. Para los fieles, el príncipe de este mundo es arrojado fuera para que no actúe ya sobre los corazones de los hombres a quienes Cristo ha empezado a poseer por la fe, al contrario de cómo actúa sobre los hijos de la rebeldía, a quienes Satanás concita muchas veces contra los justos para tentarlos y atribularlos.

Pues, arrojado de sus dominios interiores, mueve guerra en lo exterior y, aunque a Dios aprovechen las persecuciones para guiar a los humildes en el camino de la justicia, él ya está juzgando por el hecho mismo de haber sido arrojado fuera.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

148.- No temas, desde ahora serás pescador de hombres. (10 feb 2019).

Hermanos, fijaos en vuestra asamblea... lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios... Ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta. Porque si Cristo hubiese escogido en primer lugar a un orador, el orador habría podido decir: "Me ha escogido por mi elocuencia" Si hubiera escogido a un senador, el senador habría podido decir: "Me ha escogido a causa de mi rango". Si, en fin, hubiera escogido a un emperador, el emperador habría podido decir: "Me ha escogido a causa de mi poder". Que calle toda esa gente, que esperen un poco y estén tranquilos. No serán olvidados ni rechazados; que esperen un poco, porque podrían gloriarse de lo que son en sí mismos.

"Dame -dice Cristo- a ese pescador, dame a ese hombre simple y sin instrucción, dame a ese hombre con el cual el senador no se digna hablar, ni tan solo cuando le compra pescado. Sí, dame a ese hombre. Ciertamente, llevaré a cabo mi obra en el senador, en el orador, en el emperador... pero mi acción será más evidente en el pescador. El senador, el orador y el emperador pueden gloriarse de lo que son: el pescador, únicamente de Cristo. Que el pescador venga a enseñarles la humildad que procura la salvación. Que el pescador pase primero".

149.- Ve y reconcíliate con tu hermano. (15 mar 2019).

Hermanos, que no haya desavenencias entre vosotros en estos días santos de Cuaresma. Tal vez, en el pensamiento os decís: "Quiero hacer las paces, pero es el hermano el que me ha ofendido y no me quiere pedir perdón" ¿Qué hacer entonces? Es necesario que medie entre vosotros un tercero, amigo de la paz. En cuanto a ti, sé pronto para perdonar desde el fondo del corazón. Si estás del todo dispuesto a perdonarle la falta, ya le has perdonado. Aún te falta orar: ora por él para que te pida perdón porque sabes que no es bueno para él no hacerlo. Di al Señor: "Tú sabes que yo no he ofendido a mi hermano y le perjudica haberme ofendido; en cuanto a mí, te pido de corazón que le perdones".

Esto es lo que tenéis que hacer para vivir en paz con vuestros hermanos, para celebrar la Pascua con serenidad y vivir la pasión de aquel que no debía nada a nadie y que, no obstante, ha pagado la deuda por todos, nuestro Señor Jesucristo, que no ha ofendido a nadie y, por así decirlo, ha sido ofendido por todo el mundo. No ha pedido castigo, sino que ha prometido recompensas. A él mismo le hacemos testigo en nuestro corazón: si hemos ofendido a alguien, pediremos perdón; si alguien nos ha ofendido, estaremos dispuestos a perdonar y a orar por nuestros enemigos.

150.- El que se enaltece será humillado; el que se humilla será enaltecido. (20 mar 2019).

El Señor había hablado de la pasión que debía salvarnos y de sus humillaciones, y Pedro, que poco antes había confesado que Jesús era el Hijo de Dios, se estremeció ante la idea de su muerte y le dijo: ¡No lo permita Dios, Señor! Sálvate a ti mismo. Eso no puede pasarte. Quería ser más que la Luz, Pero ¿qué hace el Señor? hace que se ponga detrás de la Luz diciéndole: "¡Quítate de mi vista!. Ponte detrás de mí para que yo camine delante de ti y tú me sigas. Pasa por el mismo camino que yo, en lugar de querer enseñarme el camino por el que tú quieres andar".

¿Por qué también, hijos del Zebedeo, quienes, antes de haber sufrido la humillación en conformidad con la pasión del Señor, ya habéis escogido sitio, uno a su derecha y el otro a su izquierda, queréis pasar antes que el Día? ¿Queréis veros enaltecidos antes de ser humillados? El mismo Señor vuestro, el que es vuestra luz, se humilló para ser enaltecido. Escuchad lo que dice Pablo: Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios... Actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo.

151.- Estando todavía lejos, su padre le vio venir. (31 mar 2019).

El hijo menor marchó a un país lejano llevándose consigo la parte de herencia que le pertenecía y, tal como nos dice el evangelio, la malgastó. Después de tantas desgracias y desalientos, de pruebas y sin nada, se acordó de su padre y quiso regresar donde estaba él. Se dijo: Me pondré en camino adonde está mi padre. Pero aquel al que había abandonado, ¿no está acaso en todas partes? Por eso en el evangelio el Señor nos dice que su padre echando a correr se le echó al cuello.

Dios castiga severamente nuestras pasiones, aun que huyamos, por mucho que nos alejemos de él. Así pues, como un fugitivo que es detenido, el hijo dice: "Distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. Mis sendas, por largas que sean, no han podido alejarse de tu mirada. Había andado mucho, pero tú estabas, allí. Incluso antes de que entrara, incluso antes de que empezara a caminar, tú conocías mi senda de antemano. Y permitiste que siguiera más caminos con dolor para que, si no quería sufrir más, hiciera mi camino de regreso a ti. Confieso mi culpa ante ti: he seguido mi propio camino, me alejé de ti, te abandoné aunque contigo estaba bien; y, si ha sido doloroso para mí estar sin ti, ha sido para mi bien. Porque si me hubiera encontrado bien sin ti, posiblemente no hubiera querido regresar a ti"

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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152.- ¿Quieres recobrar la salud? (02 abr 2019).

Los milagros de Cristo simbolizan las diferentes circunstancias de nuestra salvación eterna; la piscina es símbolo del don precioso que nos hace el Verbo del Señor. En pocas palabras: esta agua es símbolo de la Ley, escrita por Moisés en cinco libros. Esta agua, pues, estaba rodeada por cinco pórticos, como el pueblo lo estaba por la Ley. El agua que se agitaba y removía es la pasión sufrida por el Salvador en medio de este pueblo. El que bajaba hasta el agua era curado, pero debían hacerlo de uno en uno, siendo esto figura de la unidad. Los que no pueden soportar que les hablen de la pasión de Cristo son unos orgullosos; no quieren descender hasta el agua, y por eso no se curan.

Dejad hablar a vuestro corazón mejor que a vuestra cabeza. Si las humillaciones de un Dios parecen indignas a los arrogantes, es porque están muy lejos de sanarse. Guardaos, pues, de este orgullo; si deseáis ser curados, aceptar bajar hasta el agua. Tendríais razón de alarmaros si se os dijera que Cristo ha sufrido algún cambio al encaramarse. Vuestro Dios permanece igual al que era, no temáis. El Verbo del Señor permanece eternamente. Nuestro Señor Jesucristo ha devuelto, por su encarnación, la esperanza a nuestra carne, asumiendo los frutos conocidos y comunes a esta tierra, como son el nacimiento y la muerte.

153.- Jesús gritó con voz fuerte: ¡Lázaro, ven afuera! (03 abr 2019).

En Lázaro, resucitó a un hombre el que hizo al hombre, pues es el Unigénito del Padre, por medio del cual, como sabéis, se hizo todo. Si, pues, por medio de él se hizo todo. Si, pues, por medio de él se hizo todo, ¿qué tiene de particular que por medio de él haya resucitado uno solo cuando todos nacen gracias a él a diario?

Has oído, en efecto, que el Señor Jesús resucitó a un muerto; te basta para saber que, si quisiera, resucitaría a todos los muertos, pero se reservó ciertamente esto para el final del mundo porque vendrá una hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz y saldrán. Aquel que resucitó a un cadáver que ya olía restituirá a una sola voz, en el último día, las cenizas a su primitivo hiciera algo para que, como indicio de su poder, creamos en él y nos preparemos para la resurrección que acontecerá para vida, no para castigo, puesto que asevera: Vendrá una hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz y quienes obraron bien saldrán para resurrección de vida; quienes obraron mal, para resurrección de juicio.

154.- La noche que nos libera del sueño de la muerte. (20 abr 2019).

Esta noche Cristo ha permanecido en el sepulcro. En esta noche aconteció la resurrección de su carne. En la cruz fue objeto de burlas y mofas. Hoy, los cielos y la tierra lo adoran. Esta noche ya forma parte de nuestro domingo. Era necesario que Cristo resucitara durante la noche porque su resurrección ha iluminado las tinieblas. Así como nuestra fe en la resurrección de Cristo ahuyenta todo sueño, así esta noche iluminada por nuestra vigilia se llena de luz. Nos hace estar vigilantes con la Iglesia extendida por toda la tierra, para no ser sorprendidos en la noche.

En muchos pueblos reunidos en nombre de Cristo por esta fiesta tan solemne, el sol ya se ha puesto, pero el día no declina. Las claridades del cielo han dejado espacio a las claridades de la tierra. Aquel que nos dio la gloria de su nombre ha iluminado también esta noche. Aquel a quien decimos: Tú iluminas nuestras tinieblas extiende su claridad en nuestros corazones. Así como nuestros ojos contemplan, deslumbrados, la luz de estas antorchas brillantes, así nuestro espíritu iluminado nos hace contemplar la luz de esta noche, esta noche santa en la que el Señor ha comenzado en su propia carne la vida que no conoce ni sueño ni muerte.

155.-Nadie va al Padre sino por mí. (17 may 2019).

Yo soy el camino, la verdad y la vida. Con estas palabras Cristo parece decirnos: "¿Por dónde quieres pasar? Yo soy el camino. ¿Dónde quieres llegar? Yo soy la verdad. ¿Dónde quieres residir? Yo soy la vida". Caminemos, pues, con toda seguridad en el camino; fuera del camino, temamos las trampas, porque en el camino el enemigo no se atreve a atacar -el camino es Cristo- pero fuera del camino levanta sus trampas.

Nuestro camino es Cristo en su humildad; Cristo, verdad y vida, es Cristo en su grandeza, en su divinidad. Si vas por el camino de la humildad, llegarás al Altísimo; si en tu debilidad no menosprecias la humildad, vivirás lleno de fuerza en el Altísimo. ¿Por qué Cristo ha escogido el camino de la humildad? A causa de tu debilidad, que estaba allí como un obstáculo insuperable; para liberarte a ti, un gran médico ha venido hasta ti. Ha venido para enseñarte la humildad, este camino de retorno, porque es el orgullo el que nos privaba de llegar a la vida que nos había hecho perder.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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156.- Para que tengan mi alegría cumplida. (05 jun 2019).

Habiendo dicho a su Padre: Ahora me voy de este mundo; voy a ti, nuestro Señor encomienda a su Padre a aquellos que quedarán privados de su presencia física: Padre santo: guarda en tu nombre a los que me has dado. En cuanto hombre, Jesús pide a Dios por los discípulos que de Dios mismo ha recibido. Pero, atención a lo que sigue: Para que sean uno como nosotros, esto es: Para que sean uno en su naturaleza, tal como nosotros somos uno en la nuestra. Según su naturaleza humana, Jesús había dicho: El Padre en más que yo, pero como en él Dios y el hombre no son más que una sola y la misma persona, comprendemos que es hombre porque ora, y comprendemos que es Dios porque es uno con aquel a quien ora.

Y ahora voy a ti y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. ¿Cuál es esta alegría que quiere que sus discípulos tengan cumplida? Lo ha explicado ya más arriba, cuando dice: Para que sean uno como nosotros. Esta alegría que es la suya y que les ha dado les predice su cumplimiento perfecto, y por ello habla ella en el mundo. Esta alegría es la paz y la felicidad del mundo venidero; para obtenerla, es preciso vivir en este mundo en la moderación, la justicia y la piedad.

157.- Pentecostés, culminación de la Pascua. (09 jun 2019).

El pueblo judío celebraba la Pascua con la inmolación de un cordero que comían con panes ácimos. Esta inmolación del cordero prefiguraba la inmolación de Cristo Jesús; y los panes ácimos, la vida nueva purificada de la antigua levadura. Y cincuenta días después de Pascua, este pueblo celebraba el momento en que Dios daba en el Sinaí la Ley escrita de su puño y letra. A la figura de la Pascua sucede la Pascua en plenitud; Jesucristo es inmolado y nos hace pasar de muerte a vida. La palabra Pascua, en efecto, significa "paso".

Cincuenta días más tarde, el Espíritu Santo, el dedo de Dios, desciende sobre los discípulos. Atended a las diferencias en comparación con lo sucedido en el monte Sinaí: allí, el pueblo se mantenía a distancia a causa del temor que lo invadía. Al contrario, cuando el Espíritu Santo descendió sobre la tierra, los discípulos estaban juntos en el mismo lugar, y el Espíritu Santo, lejos de espantarlos desde lo alto de una montaña, entra en la casa donde estaban reunidos. Vieron como lenguas de fuego que se posaban sobre cada uno de ellos. ¿Era un fuego que infundía el espanto? De ninguna manera. Estas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos y comenzaron a hablar en lenguas, según el Espíritu lesa daba de expresarse.

158.- No he venido a abolir, sino a dar plenitud. (12 jun 2019).

Hermanos, cantemos al Señor un cántico nuevo. Al hombre viejo, el viejo cántico; al hombre nuevo, un cántico nuevo. Antigua Alianza, antiguo cántico; Nueva Alianza, nuevo cántico. Las promesas de la Antigua Alianza son, sobre todo, de por orden temporal y terrestre. Los que están todavía atados a las cosas de la tierra cantan aún el cántico antiguo; para cantar el cántico nuevo es preciso amar los bienes eternos. Este amor es, a la vez, nuevo y eterno; siempre nuevo porque no envejece jamás.

Pero si este amor es antiguo, ¿cómo, pues, será nuevo? Hermanos míos, ¿la vida eterna nació ayer? La vida eterna, es decir, Cristo, en tanto que Dios, no nació ayer. Porque en el principio era el Verbo... y el Verbo de Dios; en el principio estaba junto a Dios. Todo ha sido hecho por él; sin él nada se ha hecho. Si es él quien ha hecho las cosas antiguas, ¿qué es él sino eterno, coeterno con el Padre? Somos nosotros que por el pecado hemos caído en la vejez. El hombre ha envejecido a causa de su pecado; por la gracia de Dios, ha sido renovado. Todos los que son así renovados en Cristo cantan un cántico nuevo, porque empiezan ya a morar en la vida eterna.

159.- Sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto. (18 jun 2019).

En esto reconocemos que estamos en Dios: si en él somos perfectos. Aquí Juan quiere decir perfectos en el amor. Aquí Juan quiere decir perfectos en el amor. ¿Cuál es la perfección del amor? Amar a nuestros enemigos y amarlos hasta tal punto que lleguen a ser nuestros hermanos. En efecto, nuestro amor no debe ser un amor según la carne. Ama, pues, a tus enemigos deseando que sean tus hermanos; ama a tus enemigos de manera que se sientan llamados a vivir en comunión contigo.

Así amó aquel que, colgado de la cruz, decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. A través de una oración cargada de misericordia y de un gran y de un gran poder, quería arrancarlos de la muerte eterna. Por otra parte, muchos de ellos creyeron y fueron perdonados por haber hecho derramar la sangre de Cristo. Se la hicieron derramar encarnizándose contra él; al creer, la bebieron. En esto reconocemos que estamos en él: si en él somos perfectos. El Señor nos invita a esta perfección de amar a los enemigos cuando dice: Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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160.- Es necesario que él crezca y yo disminuya. (24 jun 2019).

El más grande entre los hombres fue enviado para dar testimonio del que era más que un hombre. En efecto, cuando aquel que es el más grande de entre los hijos de mujer dijo: Yo no soy Cristo y se humilla ante Cristo, debemos entender que en Cristo hay más que un hombre. Nosotros somos vasos, él es la fuente. Por lo tanto, Juan es un hombre y Cristo es Dios: es necesario que el hombre se humille, para que Dios sea exaltado.

Para que el hombre aprendiera a humillarse, Juan nació el día a partir del cual los días comienzan a disminuir; para mostrarnos que Dios debe ser exaltado, Jesucristo nació el día en que los días comienzan a crecer. Aquí hay una enseñanza profundamente misteriosa. Celebramos la natividad de Juan como la de Cristo, porque esta natividad está llena de misterio. ¿De qué misterio? Del misterio de nuestra grandeza. Disminuyamos nosotros mismos para crecer en Dios; humillémonos en nuestra bajeza para ser exaltados en su grandeza.

161.- El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí. (15 jul 2019).

El Señor dirige estas palabras a los que están ardiendo de amor, o mejor dicho, a los que él quiere encender en este amor. Nuestro Señor no ha destruido sino que ha ordenado el amor debido a los padres, a la esposa, a los hijos. No ha dicho: El que los ama... sino el que los ama más que a mí. Ama a tu padre, pero ama más al Señor. Ama a los que te han engendrado, pero ama todavía más a aquel que te ha creado. Tus padres te han dado la vida, pero no te han creado. Tus padres te han dado la vida, pero no te han creado porque no sabían, al engendrarte, quien serías o que llegarías a ser. Tus padres te han alimentado, pero no son el origen del pan que sacia tu hambre. En fin, tu padre tiene que morir para que tú puedas heredar sus bienes, pero tú participarás en la herencia de Dios viviendo con él por toda la eternidad.

Ama, pues, a tu padre, pero no más que a Dios, ama a tu madre, pero no más que a la Iglesia que te ha engendrado para la vida eterna. En efecto, si debes gratitud a los que te han engendrado a una vida mortal, ¿qué amor no deberás a los que te han engendrado para la vida eterna? Ama a tu esposa, ama a tus hijos según Dios, para llevarlos a servir a Dios contigo, y unidos a él, no temeréis la separación. Tu amor a tu familia sería muy imperfecto si no condujeras a sus miembros a Dios.

162.- El Hijo del hombre es señor del Sabbat. (19 jul 2019).

Señor Dios, tú que nos has colmado de todo, danos la paz, del reposo, la paz del Sabbat, el Sabbat que no tiene noche. Porque este orden de las cosas tan bello que tú has creado y que son muy buenas pasará cuando haya alcanzado el término de su destinación. Sí, ellas han tenido su aurora, y tendrán su ocaso. Pero el séptimo día no conoce la noche ni el ocaso, porque tú lo has santificado para que exista para siempre. Al terminar esas tus obras muy buenas, has descansado de ellas el séptimo día; eso es para decirnos, a través de tu libro, que al final de nuestras obras, que son muy buenas porque eres tú quien nos las has dado, también nosotros descansaremos en ti en el Sabbat de la vida eterna.

Entonces también tú descansarás en nosotros tal como ahora actúas en nosotros; y así el reposo que gustaremos será tuyo de la misma manera que nuestras obras son tuyas. Ciertamente algunas de nuestras obras son buenas por tu gracia, pero tú sabes que no son eternas; cuando acaben, esperamos el reposo en tu inefable santificación. Pero tú, Bien que no tiene necesidad de ningún otro bien, permaneces siempre en reposo, porque tú eres el mismo reposo.

163.- Quien cree en mí vivirá. (02 ago 2019).

El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Qué hay que decir a esto? Quien cree en mí, aunque haya muerto como Lázaro, vivirá, porque Dios no es un Dios de muertos sino de vivos. Refiriéndose a Abrahán, Isaac, Jacob, los patriarcas muertos hace mucho, Jesús dio a los judíos la misma respuesta: Soy el Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob, no un Dios de muertos sino de vivos, porque todos viven gracias a él. Cree, pues, y cuando hayas muerto vivirás. Pero si no crees, aunque vivas, estás realmente muerto. ¿De dónde viene la muerte del alma? De la ausencia de la fe. ¿De dónde viene la muerte del cuerpo? De la ausencia del alma. El alma de tu alma es la fe.

"el que cree en mí, aunque haya muerto en su cuerpo, vivirá en su alma, hasta que el cuerpo mismo resucite para no morir ya más. Y todo el que vive en la carne y cree en mí, aunque tenga que morir según su cuerpo, no morirá por toda la eternidad, gracias a la vida del Espíritu y de la inmortalidad de la resurrección". Esto es lo que Jesús quiere decir en su respuesta a Marta. ¿Crees esto? -Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios que tenía que venir a este mundo. "Creyendo esto, creo que tú eres la resurrección, creo que tú eres la vida, creo que quien cree en ti, aunque muera, vivirá".

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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164.- Construir sobre roca. (03 sept 2019).

Poned, pues, en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos. ¿Quién practica interiormente la palabra? Aquel que se guarda de los malos deseos. ¿Quién observa exteriormente? Aquel que parte su pan con el hambriento. Nuestro prójimo ve lo que hacemos, pero no ve por qué lo hacemos. Solo Dios es testigo de ello. ¡Poned, pues, en práctica la palabra, no os contentéis con escucharla, os engañaríais a vosotros mismos! Yo no puedo leer en vuestro corazón, pero Dios, que escruta los corazones, sabe lo que hay en el hombre. Ve vuestro deseo de escuchar, vuestros pensamientos, vuestras decisiones, los progresos que hacéis gracias a su ayuda, la asiduidad de vuestra oración, las peticiones que le dirigís para obtener lo que os falta y vuestras acciones de gracias por sus beneficios.

¡Pensadlo bien, hermanos! Si es loable escuchar la `palabra de Dios, ¡cuánto más lo es ponerla en práctica! Si no la escucháis, permanecéis en la negligencia y no podéis construir nada. Si la escucháis sin practicarla, no construís más que ruinas. El que escucha mi palabra y la pone en práctica es como un hombre prudente que construye sobre roca.

165.- Las multitudes le buscaban. (04 sept 2019).

Desde ahora, Señor, es a ti solo a quien amo, a ti solo a quien me uno, a ti solo a quien busco, a ti solo a quien estoy dispuesto a servir, porque solo tú mandas justamente. Deseo someterme a tus órdenes; manda, te lo ruego, lo que quieras, pero cúrame, abre mis oídos a fin de que pueda escuchar tus palabras.

Recíbeme como a un fugitivo, oh Padre amantísimo. He sufrido demasiado tiempo; demasiado tiempo he estado sometido a tus enemigos y al juego de las mentiras. Recíbeme como a un siervo tuyo que quiere alejarse de todas estas cosas vanas. Siento que me es necesario volver a ti; llamo, ábreme la puerta; enséñame cómo se llega hasta ti... Es a ti a quien quiero ir, dame, pues, los medios para llegar hasta ti. ¡Si tú te alejas, perecemos! Pero tú jamás abandonas a nadie, porque eres el soberano bien; todos los que te buscan con rectitud te encuentran. Eres tú quien nos enseña a buscarte rectamente. Oh Padre mío, haz que te busque, líbrame del error, no permitas que, en mi búsqueda, encuentre otra cosa que no seas tú. Ya que no deseo nada más que a ti, haz que sea a ti solo a quien encuentre, oh Padre mío.

166.- Pasó la noche en oración. (10 sept 2019)

Cuando el apóstol dice: Vuestras peticiones sean presentadas a Dios, no hay que entender estas palabras como si se tratara de descubrir a Dios nuestras peticiones, pues él ya las conoce antes de que se las formulemos; estas palabras significan, más bien, que debemos descubrir nuestras peticiones a nosotros mismos en presencia de Dios, perseverando en la oración, sin mostrarlas ante los hombres por vanagloria de nuestras plegarias. Ni hay que decir, como algunos piensas, que orar largamente sea lo mismo que orar con vanagloria. Una cosa, en efecto, son las muchas palabras y otra cosa el efecto perseverante y continuado. Pues del mismo Señor está escrito que pasaba la noche en oración y que oraba largamente; ¿qué hacía sino darnos ejemplo al orar largo tiempo aquel mismo que, con el Padre, oye nuestra oración en la eternidad?

Hablar mucho en la oración es como tratar un asunto necesario y urgente con palabras superfluas. Orar, en cambio, prolongadamente es llamar con corazón perseverante y lleno de afecto a la puerta de aquel que nos escucha. Porque, con frecuencia, la finalidad de la oración se logra más con lágrimas y llantos que con palabras y expresiones verbales.

167.- Joven, yo te lo ordeno, levántate. (17 sept 2019).

En el evangelio, el Señor realizó tres resurrecciones de forma visible y millares de forma invisible. Resucitó a la hija del jefe de la sinagoga, al hijo de la viuda de Naín y a Lázaro. Estas tres clases de muertos corresponden a tres clases de pecadores a los que Cristo resucita también hoy. La hija del jefe de la sinagoga se hallaba muerta dentro de casa; el joven ya no estaba en casa, pero tampoco aún en el sepulcro; Lázaro había sido sepultado.

Hay, pues personas que tienen el pecado dentro de su corazón, aún no convertido en obra. Tienen el muerto en su interior; aún no lo han sacado fuera. A esta se le dijo: Levántate. Hay otros que, después de haber consentido, pasan a la acción. ¿Acaso han perdido ya la esperanza estos que pasaron a la acción? ¿No se le dijo también al joven: A ti te lo digo, levántate? Luego, igualmente, quien cometió una acción pecaminosa, si es amonestado y tocado por la palabra de la verdad, se levanta obedeciendo a la palabra de Cristo, vuelve a la vida. A su vez, quienes a fuerza de obrar mal se ven envueltos en la mala costumbre, oprimidos por tan malvada costumbre, están como sepultados. El peñasco colocado sobre el sepulcro es la fuerza opresora de la costumbre que oprime al alma y no la deja ni levantarse ni respirar. Oigamos, pues, amadísimos, estas cosas de forma que quienes están vivos, sigan viviendo y quienes se hallan muertos recobren la vida.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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168.-Pedir perdón y perdonar a los demás. (11 nov 2019).

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. Eso que dice el salmo sobre el amor y la verdad es de suma importancia. Habla del amor porque Dios, para perdonar nuestros pecados y prometernos la vida eterna, no se fija en nuestros méritos, sino en su bondad. Habla también de la verdad porque Dios mantiene siempre sus promesas. Reconozcamos a este modelo divino e imitemos a Dios, que nos manifiesta su amor y su verdad. Hagamos como él, llevando a cabo en este mundo obras llenas de amor y de verdad. Seamos buenos para con los débiles, los pobres e incluso con nuestros enemigos.

Vivamos en la verdad evitando hacer el mal. Son muchos los que buscan en las Escrituras conocer el amor del Señor y su verdad. Pero una vez lo han conseguido, viven para ellos, no para él. Buscan sus propios intereses, no los de Jesucristo. Predican el amor y la verdad pero no los practican. Aquel que ama a Dios y a Cristo, cuando predica la verdad y el amor divinos, los busca por Dios, no por su propio interés. No predica para sacar de ello ventajas materiales, sino por el bien de los miembros de Cristo, es decir, de sus fieles. Les da lo que ha aprendido en espíritu de verdad, de manera que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.

169.- El pueblo entero estaba pendiente de sus labios. (22 nov 2019).

Oramos en el templo de Dios cuando oramos en la paz de la Iglesia, en la unidad del Cuerpo de Cristo, porque el Cuerpo de Cristo está constituido por la multitud de creyentes repartidos por toda la tierra. Para ser escuchado, se debe orar en este templo en espíritu y en verdad, y no en el templo material de Jerusalén. Este no era más que la sombra de lo venidero, por eso quedó hecho una ruina.

El templo que cayó no podía ser la casa de oración de la que se había dicho: Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos. ¿Acaso no fueron la causa de su caída los que quisieron hacer de ella una cueva de bandidos? De la misma manera, buscan derrumbar este templo los que en la Iglesia llevan una vida desordenada, los que buscan hacer de la casa de Dios una cueva de bandidos. Tiempo vendrá en que serán echados fuera con el látigo de sus pecados. Esta asamblea de fieles, templo de Dio y Cuerpo de Cristo, no tiene sino una sola voz y canta como un solo hombre. Si queremos, esta voz es la nuestra; si queremos, al oír cantar, cantemos también en nuestro corazón.

170.- Construir sobre roca. (05 dic 2019).

¿Es una cosa sorprendente que el Señor haya cambiado el nombre de Simón por el de Pedro? "Pedro" quiere decir "roca"; el nombre de Pedro es, pues, símbolo de la Iglesia. ¿Quién, está seguro sino el que construye sobre roca? Y ¿qué es lo que dice el mismo Señor? Todo el que escucha las palabras que yo digo y las pone en práctica es comparable a un hombre sensato que construye su casa sobre roca.

¿De qué le sirve entrar en la Iglesia al que quiere construir sobre arena, al que escucha la palabra de Dios, pero no la pone en práctica? Si no escuchara no construiría, escucha, pues, y edifica. Pero ¿sobre qué fundamento? Si escucha la palabra de Dios y la pone en práctica, es sobre roca; si la escucha y no la pone en práctica, es sobre arena. Se puede, pues, construir de dos maneras distintas. Si te contentas con escuchar sin poner por obra lo que has escuchado, construyes una ruina. Si, por el contrario, no escuchas, te quedas a la intemperie, y serás arrastrado por el torrente de las tribulaciones. Estad seguros, hermanos míos: el que escucha la palabra sin obrar en consecuencia no edifica sobre roca, no tiene ninguna relación con este gran nombre de Pedro al cual el Señor ha dado tanta importancia.

171.- ¿Qué va a ser este niño? (23 dic 2019).

¿Quién será el que es el camino si es tan grande el que prepara el camino? Celebramos la natividad de Juan. Celebramos la natividad de Cristo. Juan nace de una mujer estéril. Cristo nace de una mujer virgen. La edad de los padres no facilitaba el nacimiento de Juan. El nacimiento de Cristo tiene lugar sin la intervención del varón. Juan es profetizado por un ángel, Jesús es concebido por el anuncio de un ángel; el nacimiento de Juan es objeto de incredulidad y su padre queda mudo. María cree en el nacimiento de Cristo y concibe por la fe.

Juan aparece como una frontera situada entre los dos testamentos, el antiguo y el nievo. El Señor mismo declara que Juan es como una frontera cuando dice: La ley y los profetas llegan hasta Juan. Juan representa a la vez lo antiguo y lo nuevo. Siendo testimonio de lo antiguo, nace de padres ancianos. Siendo testimonio de los tiempos venideros, es profeta desde el seno de su madre. Aparece como precursor de Cristo antes de verlo con sus ojos. Son cosas divinas que sobrepasan la capacidad de nuestra fragilidad humana. Por fin nace Juan, recibe su nombre y la lengua de su padre se desata. Todos estos acontecimientos hay que contemplarlos en su significado profundo.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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172.- Yo soy la voz que grita en el desierto. (02 ene 2020).

Juan era la voz, pero en el principio ya existía la Palabra. Juan una voz por un tiempo; Cristo, la Palabra desde el principio, la Palabra eterna. Sin la palabra, ¿qué es la voz? Allí donde no hay nada comprensible, hay un ruido vacío. Sin embargo, descubramos cómo las cosas se van encadenando en nuestro corazón, que es lo que se trata de edificar. Si pienso en lo que debo decir, la palabra está ya en mi corazón; pero cuando te quiero hablar, busco la manera de hacer de hacer pasar a tu corazón lo que ya tengo en el mío. Si busco, pues, cómo unir la palabra que ya está en mi corazón al tuyo y establecerse en tu corazón, me sirvo de la voz, y es con esta voz con la que te hablo: el sonido de la voz hace que llegue a ti la idea que está contenida en mi palabra.

Cuando la palabra ha llegado hasta ti, ¿no es verdad que el sonido parece decir, como Juan Bautista: Él tiene que crecer y yo menguar? El sonido de la voz ha resonado para cumplir su servicio y después ha desaparecido, como queriendo decir: Esta alegría mía está colmada. Retengamos, pues, la Palabra; no dejemos que se marche la Palabra.

173.- La misma vida se ha manifestado en la carne. (05 ene 2020).

La Palabra que se hizo carne para que pudiera ser tocada con las manos, comenzó siendo carne cuando se encarnó en el seno de la Virgen María. Pero no comenzó a existir en ese momento, porque el mismo Juan dice que existía desde el principio. Quizá alguno entienda la expresión la Palabra de la vida como referida a la persona de Cristo y no al mismo cuerpo de Cristo, que fue tocado con las manos.

Fijaos en lo que sigue: Pues la vida se hizo visible. Así, pues, Cristo es la Palabra de la vida. ¿Y cómo se hizo visible? Existía desde el principio, pero no se había manifestado a los hombres, pero sí a los ángeles, que la contemplaban y se alimentaban de ella, como de su pan. Pero ¿qué dice la Escritura? El hombre comió pan de ángeles.

Así, pues, la Vida misma se ha manifestado en la carne, para que, en esta manifestación, aquello que solo podía ser visto con el corazón fuera visto también con los ojos, y de esta forma sanase los corazones. Pues la Palabra se ve solo con el corazón, pero la carne se ve también con los ojos corporales. Éramos capaces de ver la carne, pero no lo éramos de ver la Palabra. La Palabra se hizo carne, y la podemos ver, para sanar en nosotros aquello que nos hacía incapaces de ver la Palabra.

174.- El perseguidor transformado en predicador. (25 ene 2020).

Desde lo alto del cielo, la voz de Cristo derribó a Saulo: recibió la orden de no proseguir sus persecuciones, y cayó rostro en tierra. Era necesario que primeramente fuera abatido, y seguidamente levantado; primero golpeado, después curado. Porque jamás Cristo hubiera podido vivir en él si Saulo no hubiera muerto a su antigua vida de pecado. Una vez derribado en tierra, oye: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?; no dice: "Por qué persigues a mis siervos?", sino:¿Por qué me persigues? Y él respondió: ¿Quién eres, Señor? Y la voz de lo alto prosiguió: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.

Y Pablo, que ponía todo su furor en perseguir, se dispone a obedecer: ¿Qué quieres que haga? El perseguidor es transformado en predicador, el lobo muda en cordero; el enemigo, en defensor. Pablo aprende qué es lo que debe hacer: si se quedó ciego, si le fue quitada la luz del mundo por un tiempo, fue para hacer brillar en su corazón la luz interior. Al perseguidor se le quitó la luz para devolvérsela al predicador; en el mismo momento en que no veía nada de este mundo, vio a Jesús. S un símbolo para los creyentes: los que creen en Cristo deben fijar sobre él la mirada de su alma sin entretenerse en las cosas exteriores.

175.- Los que tocaban el borde de su manto se curaban. (10 feb 2020).

Todo hombre quiere ser feliz; no hay nadie que no quiera serlo, y tan fuertemente, que lo desea por encima de todo. Si pregunto a alguno: "¿Quieres vivir?", nadie estará tentado de contestarme: "No quiero". Igualmente si pregunto: "¿Quieres vivir con buena salud?", nadie me responderá: "No quiero". La salud es un don precioso a los ojos del rico, y para el pobre es, a menudo, el único bien que posee. Todos están de acuerdo en amar la vida y la salud. Ahora bien, cuando el hombre goza de vida y de una buena salud, ¿se puede contentar con esto?

Un joven rico preguntó al Señor: Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Temía morir y no podía escapar de la muerte. Sabía que una vida con dolores y tormentos no es vida, sino que más bien debería llamarse muerte. Solo la vida eterna puede ser feliz. La salud y la vida de aquí abajo nadie os la asegura, teméis mucho perderla: llamad a eso "siempre temer" y no "siempre vivir". Si nuestra vida no es eterna, si no puede eternamente llenar nuestros deseos, no puede ser feliz, e incluso no es vida. Cuando entremos en la vida de allá, estaremos seguros de permanecer siempre en ella. Tendremos la certeza de poseer eternamente la verdadera vida, sin ningún temor, porque estaremos en el reino del cual se ha dicho: Y su reino no tendrá fin.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

176.- Jesús lo llevó al descampado, lejos de la multitud, y metió los dedos en sus oídos. (14 feb 2020).

Dios cura todas tus enfermedades. No temas, todas tus enfermedades están curadas. Dirás que son muy grandes, pero el médico es aún más grande. Para un médico todopoderoso no existe enfermedad incurable. Déjate, simplemente, cuidar, no rechaces su mano; él sabe lo que tiene que hacer. No te alegres tan solo cuando actúa con dulzura, sino también cuando corta. Acepta el dolor del remedio pensando en la salud corta. Acepta el dolor del remedio pensando en la salud que te va a devolver. El que te ha prometido la salud no se puede equivocar. ¿Por qué los médicos, a veces, se equivocan? Porque no han creado ese cuerpo que intentan curar. Pero Dios ha hecho tu cuerpo, Dios ha hecho tu alma. Sabe cómo ha de recrear lo que ha creado, sabe cómo reformar lo que ha formado. No tienes más que abandonarte a sus manos de médico.

Soporta, pues, sus manos, oh alma, pues aquel que te ha hecho para no estar nunca enfermo, si has guardado sus preceptos, ¿no te curará? Aquel que ha hecho los ángeles y que, recreándote, te hará ser igual a ellos ¿no te curará? Aquel que ha hecho el cielo y la tierra, después de haberte hecho a su imagen ¿no te curará? Te curará, pero es necesario que tú consientas ser curado. Él cura perfectamente a todo enfermo, pero no lo hace si el enfermo no se deja curar. Tu salud es Cristo.

177.- La auténtica riqueza y la auténtica pobreza. (12 mar 2020).

Cuando digo que Dios no escucha al rico, no penséis, hermanos míos, que Dios no atiende a los que poseen oro o plata, siervos y terrenos. Si han nacido en este ambiente y ocupan un lugar destacado en la sociedad, que recuerden la palabra de san Pablo: Que no sean orgullosos, ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas. Aquellos que no sucumben al orgullo son pobres a los ojos de Dios, que inclina su oído hacia los pobres y los necesitados. Saben que su esperanza no está en el oro o la plata, ni en las cosas que poseen en abundancia. Es suficiente que la riqueza no cause su perdición, y aunque no sirvan para su salvación, que por lo menos no sean un obstáculo para salvarse. Cuando un hombre desprecia todo lo que puede alimentar su orgullo es pobre ante Dios, y Dios lo escucha porque conoce el tormento de su corazón.

Lázaro, el pobre cubierto de llagas recostado a la puerta del rico, fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. El rico, vestido de púrpura y lino fino y que banqueteaba espléndidamente cada día, fue arrojado al abismo del infierno. ¿Fue por el mérito de su indigencia por lo que Lázaro fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán? Y el rico ¿fue arrojado al lugar de los tormentos por causa de su opulencia? Hay que reconocerlo: en el pobre fue la humildad la que fue premiada, y lo que fue castigado en el rico fue su orgullo.

178.- Ha entregado todo por ti. (15 mar 2020).

Jesús, cansado por el camino, se sienta al borde del pozo. Era cerca de la hora sexta. Es por ti por lo que se ha cansado en el camino. Encontramos a Jesús a la vez fuerte y frágil. ¿Quieres ver la fuerza de Dios? Todo fue hecho por él y para él y sin él nada vino a la existencia. Todo lo creó sin esfuerzo. La fuerza de Cristo te creó, la debilidad de Cristo te recreó. La fuerza de Cristo llama a la existencia lo que no existía. La debilidad de Cristo salva de la perdición lo que ya existía. Por su debilidad, alimenta a los débiles, como la gallina alimenta a sus polluelos: ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus polluelos debajo de las alas, y no habéis querido!

Esta es la imagen de debilidad de Jesús, cansado del camino. Su itinerario es la carne que asumió por nosotros. ¿Qué otro camino podría emprender aquel que está en todas partes? ¿A dónde va y de donde viene sino para habitar entre nosotros al asumir nuestra carne? Por esto el cansancio del camino no es otra cosa que la debilidad de la carne. Jesús es débil en su carne, pero tú no te abandones a la debilidad. Sé fuerte en la debilidad de Jesús. Porque lo que en Dios parece debilidad es más fuerte que los hombres. La debilidad de Cristo es nuestra fortaleza.

179.- Su hora no había llegado todavía. (27 mar 2020).

Jesús responde de esta manera a los que le aconsejan que busque su gloria: El tiempo de mi gloria no ha llegado todavía. Fijaos en la profundidad de este pensamiento: ellos le empujan buscar la gloria, pero él quiere que la humillación preceda a la elevación; a través de la humildad quiere trazar el camino hacia la gloria. Los discípulos que querían estar sentados uno a su derecha y el otro a su izquierda buscaban también l gloria humana. El Señor, pues, otra vez les ha llamado al verdadero camino, a fin de que lleguen a la patria por el camino adecuado. La patria es la vida de Cristo; el camino es la muerte.

Tengamos, pues, un corazón recto; el tiempo de nuestra gloria no ha llegado todavía. Escuchemos lo que dice a los que aman este mundo, como los hermanos del Señor: Vuestro tiempo es siempre bueno para vosotros, el nuestro no ha llegado todavía. Atrevámonos también nosotros a decir lo mismo. Nosotros, cuando los que aman el mundo insulten nuestra fe, digámosles: Vuestro tiempo es siempre bueno para vosotros, el nuestro no ha llegado todavía. ¿Cuándo vendrá nuestro tiempo? Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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180.- Justicia y mansedumbre. (30 mar 2020).

Hablando de Jesús, los fariseos se dijeron: "Se le tiene por veraz, parece apacible; hay que tenerle una trampa respecto a la justicia; presentémosle una mujer sorprendida de adulterio, digamos qué está preceptuado sobre ella en la Ley". ¿Qué respondió el Señor Jesús? Para no parecer que hablaba contra la Ley, no dijo: "No sea apedreada". Por otra parte, ni hablar de decir: "Sea apedreada", pues vino no a perder lo que había encontrado, sino a buscar lo que estaba perdido. ¿Qué respondió, pues? ¡Ved qué respuesta tan llena de justicia, tan llena de mansedumbre y verdad! El que de vosotros esté sin pecado tire el primero contra ella una piedra.

Por fuera, en efecto, inventaban trampas, por dentro no se escudriñaban a sí mismos. Habéis oído, fariseos y doctores de la Ley, al custodio de la Ley, pero aún no habéis entendido que él es el Legislador. ¿Qué otra cosa os da a entender cuando escribe en la tierra con el dedo? El dedo de Dios escribió la Ley, pero a causa de la dureza de corazón fue escrita en piedra. Ahora el Señor escribía en la tierra porque buscaba fruto. Que cada uno de vosotros se considere a sí mismo, que acuda al tribunal de su conciencia. Al poner la atención en sí mismo, se verá pecador. Ellos, heridos por esa Justicia como por un dardo, tras mirarse a sí mismos y hallarse reos, se retiraron uno tras otro.

181.- Atraeré a todos hacia mí. (31 mar 2020).Cristo se apoderó de la muerte, la clavó en la cruz y los hombres mortales quedaron libres de la muerte. El Señor recordó lo que se realizó simbólicamente en el pasado: mandó a Moisés fabricar una serpiente de bronce, clavarla en un estandarte en medio del desierto y advertir al pueblo de que, si alguien era mordido por una serpiente, debía mirar hacia el estandarte para quedar curado.

¿Qué significan las serpientes que muerden? Son los pecados que provienen de la condición mortal de la carne. ¿Y cuál es la serpiente colocada en lo alto? La muerte de cruz del Señor. En efecto, como la muerte vino por la serpiente, fue simbolizada por la efigie de una serpiente. La mordedura de la serpiente conduce a la muerte. La muerte del Señor da la vida. Para que la muerte ya no tenga poder alguno, hay que mirar a la muerte. ¿Pero la muerte de quién? La muerte de la Vida. ¿Voy a tener reparo en decir lo que el Señor se ha dignado hacer por mí? ¿No es Cristo la vida? Y no obstante, Cristo fue crucificado. En la muerte de Cristo, la muerte ha sido aniquilada en el cuerpo de Cristo. Esto es lo que confesaremos en la resurrección, cuando, triunfantes, cantemos: ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte tu aguijón?

182.- Sacar bien del mal, justicia de la injusticia. (08 abr 2020).

¿Acaso no os escogido yo a vosotros? ¿Diremos que escogiendo a Judas el Salvador quiso cumplir a través de él, contra su voluntad, sin que supiera, una obra tan grande y buena? Esto es lo propio de Dios: hacer servir para el bien las obras malas de los malos. El malvado hace servir para el mal todas las buenas obras de Dios; el hombre de bien, al contrario, hace servir para el bien las malas acciones de los malvados. ¿Y quién es más bueno que Dios? El Señor mismo lo dice: Nadie es bueno sino Dios.

¿Quién es peor que Judas? Entre todos los discípulos del Maestro, entre los Doce, él es el escogido para llevar la bolsa y ocuparse de los pobres. Pero después de tal beneficio, recibe dinero para entregar al que es la Vida; persiguió como enemigo al que había seguido como discípulo. Pero el Señor hizo servir para el bien un gran crimen. Aceptó ser traicionado para rescatarnos: el crimen de Judas fue cambiado en un bien. ¿A cuántos mártires persiguió Satanás? Pero si no lo hubiera hecho, no celebraríamos hoy su triunfo. El malvado no puede contratar la bondad de Dios. El Artífire supremo no permitiría la existencia del mal si no supiera servirse de él para que todo concurra al bien.

183.- La mies es abundante. (23 abr 2020).

Cristo deseaba ardientemente que se cumpliera su obra y se disponía a enviar a sus operarios. Va, pues, a enviar trabajadores. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron y vosotros recogéis el fruto de sus sudores. ¿Quiénes son estos que han trabajado antes? Abrahán, Isaac, Jacob. Leed el relato de sus trabajos: en todos ellos se encuentra una profecía de Cristo; ellos, pues, han sido sembradores. En cuanto a Moisés y a los demás patriarcas, a todos los profetas, ¿qué frío no han soportado en el tiempo en que sembraban? Por consiguiente, en Judea la mies estaba a punto. Y se comprende que la mies estuviera madura en el momento en que tantos millares de hombres aportaban sus bienes, depositándolos a los pies de los apóstoles, y descargando de sus espaldas el peso de este mundo, siguiendo a Cristo. Verdaderamente, la cosecha había llegado a su madurez.

¿Cuál es el resultado? De esta mies, algunos granos fueron retirados, sembraron el universo, y he aquí que se levanta otra cosecha destinada a ser recogida al final de los siglos. Para la cosecha de esta mies ya no serán los apóstoles, sino los ángeles, los que serán enviados.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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184.- ¿También vosotros queréis marcharos? (02 mayo 2020).

Yo soy el pan de vivo. Vosotros anheláis este pan del cielo, lo tenéis delante y no lo coméis. Con todo, no os condeno: ¿puede anular vuestra infidelidad la fidelidad de Dios? Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera. ¿Cuál es esta interioridad de la que uno no puede salir fuera? Un gran recogimiento, un suave secreto que no cansa, limpio de toda amargura de pensamientos malos, exento de los tormentos de tentaciones y dolores. ¿No es este el secreto en el que penetrará el siervo fiel y solícito que escuche las palabras: Entra en el gozo de mi Señor?

Para curar la causa de todos los males, es decir, el orgullo, el Hijo de Dios ha bajado y se ha hecho hombre humilde. ¿Por qué te enorgulleces, hombre? Dios se hizo humilde por ti. Podrías, quizá, avergonzarte de imitar la humildad de un hombre, ¡imita la humildad de Dios! Dios se hizo hombre; tú, hombre, reconoce que eres hombre. Dios, al enseñarnos la humildad, nos dijo: Yo he venido para hacer la voluntad del que me ha enviado. "He venido, humilde, a enseñar la humildad como el maestro de humildad. El que venga a mí se convierte en miembro de mi cuerpo. El que viene a mí será humilde, no hace su propia voluntad, sino la de Dios. Por eso no será echado fuera".

185.- Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra (15 mayo 2020).

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles. Se nos ha exhortado a cantar al Señor un cántico nuevo. El hombre nuevo conoce el cántico nuevo. Cantar es expresión de alegría y, si nos fijamos más detenidamente, cantar es expresión de amor. De modo que el cántico nuevo nos hace pensar en lo que es la vida nueva. El hombre nuevo, el cántico nuevo, el Testamento nuevo. Todo pertenece al mismo y único reino. Por esto, el hombre nuevo cantará el cántico nuevo, porque pertenece al Testamento nuevo.

Cantad por mí al Señor un cántico nuevo. "Ya estamos cantando", decís. Cantáis, sí, cantáis. Ya os oigo. Pero procurad que vuestra vida no dé testimonio contra lo que vuestra lengua canta. ¿Preguntáis qué es lo que vais a cantar en honor de aquel a quien amáis: preguntáis qué alabanzas vais a cantar de él. Ya lo habéis oído: Cantad al Señor un cántico nuevo. ¿Preguntáis qué alabanzas debéis cantar? Resuene su alabanza en la asamblea de los fieles. La alabanza del canto reside en el mismo cantor. ¿Queréis rendir alabanzas a Dios? Sed vosotros mismos el canto que vais a cantar. Vosotros mismos seréis su alabanza si vivís santamente.

186.- Dos apóstoles, dos vidas, una Iglesia. (30 mayo 2020).

La Iglesia sabe de dos vidas; de ellas, una se desenvuelve en la fe; la otra, en la visión. Una, durante el tiempo de nuestra peregrinación; la otra, en las moradas eternas. Una, en medio de la fatiga; la otra, en el descanso. Una, en el camino; la otra, en la patria. Una, en el esfuerzo de la actividad; la otra, en la patria. Una, en el esfuerzo de la actividad; la otra, en el premio de la contemplación. La primera vida es simbolizada por el apóstol Pedro; la segunda, por el apóstol Juan.

Pedro y Juan fueron, cada uno, figura de cada una de estas dos vidas. Pero como ambos caminaron por la fe, en la vida presente, ambas habían de gozar para siempre de la visión, en la vida futura. Por esto, Pedro, el primero de los apóstoles, recibió las llaves del reino de los cielos, con el poder de atar y desatar los pecados, para que fuese el guía de todos los santos, unidos inseparablemente al cuerpo de Cristo, en medio de las tempestades de esta vida; y por esto, Juan, el evangelista, se reclinó sobre el pecho de Cristo, para significar el tranquilo puerto de aquella vida arcana. En efecto, no solo Pedro, sino toda la Iglesia, ata y desata los pecados. Ni fue solo Juan quien bebió en la fuente del pecho del Señor para enseñar con su predicación la doctrina acerca de la Palabra que existía en el principio, sino que el Señor en persona difundió por toda la tierra este mismo evangelio para que todos bebiesen de él, cada uno según su capacidad.

187.- ¡Señor, sálvanos! (30 jun 2020).

Dios mío, mi corazón es como un ancho mar siempre agitado por las tempestades: que en ti encuentre la paz y el descanso. Tú mandaste al viento y al mar que se calmaran, y al oír tu voz se apaciguaron; ven ahora a apaciguar la agitación de mi corazón a fin de que en mí todo sea pacífico y tranquilo y pueda yo poseerte a ti, mi único bien, y contemplarte, dulce luz de mis ojos, sin confusión ni oscuridad. Oh Dios mío, que mi alma, liberada de los pensamientos tumultuosos de este mundo se esconda a la sombra de tus alas. Que encuentre en ti un lugar de refrigerio y de paz; que exultante de gozo pueda cantar. En paz me acuesto y enseguida me duermo junto a ti.

Que mi alma descanse, te pido, Dios mío, que descanse de todo lo que hay bajo el cielo, despierta solo para ti, como está escrito: Duermo, pero mi corazón está en vela. Mi alma solo puede estar en paz y seguridad, Dios mío, bajo la protección de tus alas. Que permanezca, pues, eternamente en ti y sea abrasada con tu fuego. Que, elevándose por encima de sí misma, contemple y cante tus alabanzas llena de gozo. En medio de las turbaciones que me agitan, que tus dones sean mi consolación, hasta que yo venga a ti, oh paz verdadera.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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188.- Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. (16 jul 2020).

Te veo, buen Jesús, con los ojos que has abierto en mi interior, te veo gritando y llamando a todo el género humano: Venid a mí, aprended de mí. ¿Cuál es la lección que venimos a aprender en tu escuela? Que soy manso y humilde de corazón. Aquí están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia: aprender esta lección capital, ser sencillos y humildes de corazón.

Que escuchen, que vengan a ti, que aprendan de ti a ser sencillos y humildes de corazón los que buscan tu misericordia y tu verdad, viviendo para ti y no para sí mismos. Que lo escuche aquel que sufre, que está cargado con un fardo que le hace desfallecer hasta tal punto de no atreverse a levantar los ojos hacia el cielo, el pecador que golpea su pecho y se queda a distancia. Que lo oiga el centurión que no se sentía digno de que tú entraras en su casa. Que lo oiga Zaqueo, el jefe de los publicanos, cuando devuelve cuatro veces el fruto de su pecado. Que lo oiga la mujer que había sido pecadora en la ciudad y que derramaba tantas lágrimas a tus pies por haber estado tan alejada de tus pasos. Que lo escuchen las prostitutas y los publicanos que en el reino de los cielos preceden a los escribas y fariseos. Que lo oigan los enfermos de toda clase con quienes compartías la mesa y por lo que te acusaron, porque cuanto más se multiplicó el pecado, más abundó la gracia.

189.- Una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. (29 jul 2020).

Marta y María eran dos hermanas no solo en la carne, sino también en la devoción. Ambas se adhirieron al Señor, ambas le sirvieron en unidad de corazón cuando estaba físicamente presente. Marta lo recibió en su casa como suele recibirse a los forasteros. No obstante, es la sierva la que recibe al Señor; la enferma, al Salvador; la criatura al Creador. En efecto, el Señor quiso tomar la forma de siervo y en ella ser alimentado por los siervos.

Así pues, fue recibido como huésped el Señor al que, viniendo a su casa, los suyos no lo recibieron, pero a cuantos lo recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, adoptando a los siervos y convirtiéndolos en hermanos, rescatando a los cautivos y haciéndolos coherederos. Ninguno de vosotros diga: ¡Bienaventurados los que merecieron recibir a Cristo en su propia casa! No te duela ni te aflijas; no lamentes haber nacido en tiempos en que ya no ves al Señor en la carne; no te privó de esta gracia: Lo que hicisteis a los míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.

190.- Esta es la voz, venida del cielo, que escuchamos cuando estábamos con él en el monte santo. (06 ago 2020)

Señor, ¡qué bien estamos aquí! Cansado de vivir en medio de la gente, Pedro había encontrado la soledad en la montaña donde su alma se alimentaba de Cristo. Quería disfrutar de esta felicidad, aunque añadía: Si tú quieres, hagamos tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pedro deseaba tres tiendas; la rspuesta venida del cielo nos muestra que no tenemos más que una: la Palabra de Dios es Cristo, la Palabra de Dios está en la Ley, la Palabra de Dios está en los profetas. En el momento en que la nube cubría a todos y formaba una sola tienda sobre ellos, una voz salía de la nube. Aquel a quien la voz revelaba es aquel al que glorificaban tanto la Ley como los profetas: ¡Este es mi Hijo, el Amado, en quien me complazco, escuchadle!

A estas palabras, los discípulos cayeron de bruces. Cayeron en tierra, los apóstoles simbolizan nuestra muerte y la elevación del Señor simboliza la resurrección. Después de la resurrección, ¿para qué sirven la Ley y los profetas? En aquel momento, Elías desaparece; desaparece también Moisés. Solo queda esto: En el principio existía la Palabra y la Palabra era junto a Dios y la Palabra era Dios.

191.- ¡Ay de vosotros...! (25 ago 2020)

Preguntémonos sobre qué frutos el Señor quiere llamar la atención para reconocer el árbol. Algunos consideran como frutos los ayunos, las oraciones, las limosnas y todas las obras que pueden ser hechas por los hipócritas. De no ser así, Jesús no habría dicho: Absteneos de hacer justicia delante de los hombres para llamar su atención. Muchos dan a los pobres por ostentación y no por benevolencia; muchos rezan o más bien parece que rezan, pero no lo hacen por Dios, sino por la estima de los hombres; muchos ayunan y fingen una austeridad asombrosa para atraerse la admiración de los que ven sus obras. Todas estas obras son engaños. El Señor concluye que estos frutos no son suficientes para juzgar el árbol.

El mismo apóstol nos dice seguidamente por qué frutos podemos reconocer un árbol bueno: Amor, alegría, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fe, humildad y control de sí. Hay que saber que la palabra alegría se toma aquí en su sentido propio; los hombres malvados ignoran la alegría pero conocen el placer. En el sentido propio de la palabra, solo los buenos la conocen; no hay alegría para los impíos, dice el Señor. Lo mismo ocurre con la fe verdadera. Las virtudes enumeradas pueden ser simuladas por los malos y los impostores, pero no engañan al ojo limpio y puro capaz de discernirlo.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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192.- Tus pensamientos no son como los de Dios, sino como los de los hombres. (30 ago 2020)

¿Quién rehusaría seguir a Cristo hasta la vida eterna, hasta la paz suprema y la tranquilidad sin fin? Es bueno seguirle hasta allí; con todo, hay que conocer el camino que lleva hasta ahí. El camino parece cubierto de asperezas. ¡Ponte en camino! El camino que los hombres se han trazado son irregulares, pero fueron allanados cuando Cristo los anduvo volviendo al cielo. ¿Quién rehusará, pues, caminar hasta la gloria?

A todo el mundo le gusta ensalzarse en gloria, pero la humildad es la dirección para llegar a ella. ¿Por qué levantas el pie más alto que tú mismo? ¿Quieres despeñarte en lugar de subir? Empieza dando un paso, él te hará subir. Los dos discípulos que decían: Señor, concédenos sentarnos uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu gloria, no prestaban ninguna atención a este grado de humildad. Veían solo la cumbre y no veían el camino. Pero el Señor les mostró el camino. ¿Qué les respondió? ¿Podéis beber la copa de amargura que yo he de beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado? Vosotros, que queréis llegar a la fiesta de honores, ¿podréis beber el cáliz de la humildad? Por esto, el Señor no se limitó a decir, de una manera generalizada: Que se niegue a sí mismo y me siga, sino que añadió: Que tome su cruz y me siga.

193.- Dos mujeres, dos imágenes de nuestra vida. (06 oct 2020)

Estas dos mujeres, las dos amadas por el Señor, las dos dignas de su amor, las dos discípulas suyas, son imagen de dos formas de vida: la vida de este mundo y la vida del mundo futuro. Considerad qué compone la vida de aquí abajo: no digo que sea una vida reprensible, una vida de desenfreno e impía; no hablo de una vida de trabajo, cargada de pruebas, angustias y tentaciones, de esta vida que no tiene nada reprochable, como era la de Marta.

El mal no había entrado en esta casa, ni en Marta ni en María; si hubiera entrado, la llegada del Señor lo habría disipado todo. Las dos recibieron al Señor, eran dos vidas disipado todo. Las dos recibieron al Señor, eran dos vidas amables, rectas, una hecha de trabajo, la otra de descanso. Había allí dos vidas, y la misma fuente de vida. La vida de Marta es nuestro mundo; la vida de María es el mundo que esperamos. Vivamos la existencia de aquí con rectitud para obtener plenamente la otra. ¿Qué es lo que ya poseemos de esta vida? Precisamente, ya en este momento llevamos un poco esta vida: lejos de los negocios, fuera de las preocupaciones familiares, os habéis reunido aquí para escuchar. Con este comportamiento os asemejáis a María. Y os es más fácil que a mí, que debo hablaros. Sin embargo, lo que voy a decir lo tomo de Cristo, y este alimento es el de Cristo. Porque él es el pan común a todos, y por eso yo vivo en comunión con vosotros.

194.- El vestido de boda. (11 oct 2020)

¿Cuál es el vestido de boda, el traje nupcial? El Apóstol nos dice: Los preceptos no tienen otro objeto que el amor, que brota del corazón limpio, de la nueva conciencia y de la fe sincera. Este es el traje de fiesta. Pero no un amor cualquiera, pues muchas veces parecen amarse incluso los que son cómplices de una mala conciencia. Pero en ellos no hallamos ese amor. Se aman generalmente entre ellos, pero no con la caridad que nace de un corazón puro, de la buena conciencia y de la fe sincera: pues, un amor así es el traje de fiesta.

Revestíos pues del traje nupcial, si es que aún no lo tenéis. Ya habéis entrado en la sala del festín, podéis acercaros a la mesa del Señor, `pero no tenéis todavía el honor del esposo, el traje nupcial: buscáis aún vuestros intereses y no los de Jesucristo. El vestido nupcial tiene como finalidad honrar la unión conyugal, es decir, al Esposo y a la Esposa. Conocéis al Esposo: es Cristo. Conocéis a la Esposa: es la Iglesia. Rendid honor a la que es esposa, rendid honor también al que es el esposo. Si honráis como es debido a los que se casan, seréis sus hijos. Progresad, pues, también en esto.

195.- En medio de la noche. (08 nov 2020)

Las diez vírgenes querían ir todas a recibir al esposo. ¿Qué significa recibir al esposo? Es ir a su encuentro de todo corazón, vivir esperándolo. Pero tardó en venir, y todas se durmieron. ¿Qué significan estas palabras? Hay un sueño al que nadie puede escaparse. Recordad las palabras del apóstol Pablo: No queremos, hermanos, que ignoréis la suerte de los que duermen el sueño de la muerte... Todas se durmieron. ¿Pensáis que la virgen prudente puede escapar de la muerte? No, tanto las prudentes como las necias deben pasar por el sueño de la muerte.

A medianoche se oyó un grito: Ya está ahí el esposo, salid a su encuentro. Es el momento que nadie piensa, que nadie espera... Vendrá en el momento en que menos penséis. ¿Por qué viene de este modo? Porque dice él, no os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha fijado con su poder. El día del Señor, dice Pablo, vendrá como un ladrón en plena noche. Vigilad, pues, durante la noche para que no os sorprenda el ladrón. Porque, queráis o no, el sueño de la muerte llegará necesariamente.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
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196.- Con vuestra perseverancia obtendréis la vida. (25 nov 2020)

Se levantan contra mí testigos falsos que respiran violencia. El salmista lucha contra los que le persiguen y atormentan; pierde el alimento, sufre, pero se mantiene firme; está seguro porque Dios le sostiene, Dios le ayuda, Dios le conduce, Dios le guía... Al fin respira y grita: Espero gozar en el país de la vida. ¡Oh cuán dulce es la bondad del Señor, inmortal, incomparable, eterna, inmutable! Y ¿cuándo te veré, oh bondad del Señor? Lo creo, te veré pero no en la tierra de los mortales, sino en el país de la vida.

El Señor me hará salir de la tierra de los mortales, él, que por mí se ha dignado aceptar esta tierra de los mortales y morir entre las manos de mortales... Escuchemos la voz del Señor que desde lo alto nos exhorta, nos consuela; escuchemos la voz de aquel que tenemos por padre y por madre. Porque él ha oído nuestros gemidos, ha visto nuestros suspiros, ha sondeado los deseos de nuestro corazón. Gracias a la intercesión de Cristo, acoge favorablemente nuestra única oración, nuestra única petición. Y mientras acabamos nuestro peregrinaje en este mundo, aunque la ruta sea larga, no dejará de darnos lo que nos ha prometido. Nos dice: Espera en el Señor. El que nos lo ha prometido es todopoderoso, es veraz, es fiel. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. No te dejes, pues, turbar.

197.- Que se alegren los cielos y regocije la tierra... ante el Señor que viene. (28 nov 2020)

Que griten de júbilo los árboles del bosque. El Señor ha venido una primera vez para juzgar la tierra. Encontrará saltando de gozo a aquellos que han creído en su primera venida, porque viene. Aunque tú seas injusto, ¿el juez no será justo? Porque tú seas un mentiroso, la ¿verdad no será veraz? Si quieres hallar un juez misericordioso, sé misericordioso, antes de que venga. Perdona si te han ofendido, da de los bienes que posees en abundancia.

Y ¿de qué darás sino de lo que has recibido? Si dieras de tus bienes serías generoso. Pero, como das de lo que has recibido del Señor, no haces otra cosa que restituir. ¿Qué tienes que no hayas recibido? Estos son los sacrificios agradables a Dios: misericordia, humildad, agradecimiento, paz, caridad. Si aportamos estos dones, esperaremos con tranquilidad la llegada del juez que viene a juzgar la tierra: gobernará el mundo con justicia; a las naciones, con fidelidad.

198.- Proclamad que el reino de los cielos está cerca. (05 dic 2020)

Hermanos, oigo a algunos murmurar contra Dios en nuestros días. Dicen: "Señor, los tiempos son duros, ¡Qué época tan difícil nos haces pasar!" Tú que no te enmiendas ¿no eres mil veces más duro que el tiempo en que vivimos? Tú que te vas detrás del lujo, detrás de todo lo que es vanidad, tú que eres insaciable en tus pasiones, tú que quieres usar mal lo que deseas, no obtendrás nada.

¡Curémonos, hermanos, corrijámonos! El Señor va a venir. Como no se manifiesta todavía, la gente se burla de él. Con todo, no tardará y entonces no será ya tiempo de burlarse. Hermanos, ¡Corrijámonos! Llegará un tiempo mejor, aunque no para los que se comportan mal. El mundo envejece, va hacia la decrepitud. Y nosotros ¿volveremos a ser jóvenes? ¿Qué esperamos entonces? ¡no esperemos otros tiempos mejores, sino el tiempo que nos anuncia el evangelio! No será malo porque Cristo viene. Si nos parecen tiempos difíciles, Cristo viene en nuestra ayuda y nos conforta. Hermanos, es conveniente que los tiempos sean duros. ¿Por qué? Para que no busquemos la felicidad en este mundo, para que anhelemos la otra. ¿Cómo? Dios contempla a la humanidad en su miseria, agitada por las preocupaciones de este mundo que causan la muerte del alma. Por eso viene el Señor como médico, para traernos el remedio.

199.- Irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías. (12 dic 2020)

Nuestro Señor Jesucristo dice expresamente. Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo, y es Juan el Bautista. Pero cuando preguntan a Juan, él mismo declara que no es ni Elías ni Cristo. ¿Por qué dice: Yo no soy Elías cuando el Señor dice a sus discípulos que es Elías? Nuestro Señor hablaba simbólicamente de su venida futura y decía que Juan había venido con el espíritu de Elías. Lo que Juan ha sido para la primera venida, Elías lo será para la segunda. Hay dos venidas para el Juez, y hay también dos precursores. El juez tenía que venir primero para ser juzgado; envió delante de él un primer precursor y lo llamó Elías, porque Elías será para la segunda venida lo que Juan ha sido para la primera.

En el momento en que Juan fue concebido, el Santo Espíritu había predicho lo que se debía cumplir en él: Será el precursor del Altísimo, con el espíritu y poder de Elías. Nadie ha sido más humilde que este santo precursor. La humildad de Juan es su mérito más grande; habría podido engañar a los hombres, hacerse pasar por el Cristo, ser mirado como si fuera Cristo, pues grandes eran su gracia y su virtud y, sin embargo, declara abiertamente: Yo no soy Cristo. Tampoco soy Elías.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

200.- De pronto recuperó el habla y comenzó a bendecir a Dios (23 dic 2020)

Juan nace, recibe su nombre y la lengua de su padre se suelta. Zacarías queda mudo hasta el nacimiento de Juan, el precursor del Señor que le suelta la lengua. ¿Qué significa este silencio de Zacarías sino el velo que se extendía sobre las profecías y, de alguna manera, las escondía y las sellaba antes del anuncio de la Buena Noticia de Cristo? Cuando aparece Cristo, las profecías se declaran, son proclamadas cuando viene aquel del que ellas hablaban.

El nacimiento de Juan suelta la lengua de Zacarías. Este acontecimiento tiene el mismo sentido que el hecho de rasgarse el velo del templo en el momento de la muerte de Cristo en cruz. Si Juan no hubiera anunciado la venida de otro, la lengua de Zacarías no se hubiera soltado; no habría recuperado el habla porque el nacimiento de su hijo es el nacimiento de la voz. ¿No dirá acaso Juan más tarde: Yo soy la voz que clama en el desierto?

201.- En un descampado se puso a orar. (13 ene 2021)

Dios no habría podido hacer a los hombres un don más grande que su Verbo, su Palabra, por quien creó todas las cosas. Le hizo el jefe de todos, es decir, su cabeza, e hizo de ellos sus miembros, para que fuera al mismo tiempo Hijo de Dios e Hijo del hombre: un solo Dios con el Padre, un solo hombre con los hombres. Nos ha hecho este don para que, hablando a Dios en la oración, nunca separemos de él a su Hijo, y para que el cuerpo del Hijo, al orar, no se separe de su Padre; para que nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, sea el único salvador de su cuerpo, y al mismo tiempo el que ora por nosotros, ora en nosotros y es orado por nosotros.

Ora por nosotros como sacerdote, ora en nosotros como cabeza del cuerpo, es orado por nosotros como a nuestro Dios. Reconozcamos, pues, en él nuestras palabras y sus palabras en nosotros. No ha dudado en unirse con nosotros. Toda la creación le está sujeta porque toda la creación fue creada por él... Oramos a Cristo en su condición de siervo; por un lado, ora el Creador; por otro, un hombre unido a la creación, formando un solo hombre con nosotros, la cabeza y el cuerpo. Nosotros le pidamos, y oramos por él y en él.

202.- ¿No es este el hijo del carpintero? (03 feb 2021)

Si el orgullo nos ha hecho salir, que la humildad nos haga entrar. Como el médico, que después de haber establecido un diagnóstico, trata el mal de su causa, cura tú la raíz del mal: cura el orgullo; entonces ya no habrá mal alguno en ti. Para tu orgullo, el Hijo de Dios se ha abajado, se ha hecho humilde. ¿Por qué enorgullecerte? Para ti Dios se ha hecho humilde. Tal vez te avergonzarías imitando la humildad de un hombre, imita, entonces, la humildad de Dios. El Hijo de Dios se humilló haciéndose hombre. Se te pide que seas humilde, no que te hagas animal. Dios se ha hecho hombre. Tú, hombre, reconoce que eres hombre. Toda tu humildad consiste en reconocer quien eres.

Escucha a Dios, que te enseña la humildad: Yo he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. He venido, humilde, a enseñar la humildad, como maestro de humildad. Aquel que viene a mí se hace no conmigo; se hace humilde. El que se adhiere a mí será humilde. No hará su voluntad, sino la de Dios. Y no será echado fuera como cuando era orgulloso".

203.- Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí. (09 feb 2021)

Acercaos y seréis iluminados. Para acercarse y ser iluminado, hace falta que detestes las tinieblas. Eres pecador, debes volverte justo; pero no podrás recibir la justicia si el mal todavía te gusta. Destrúyelo en tu corazón y purifícalo; caza el pecado de tu corazón donde quiere venir a vivir al que quieres ver. El alma humana, nuestro hombre interior, se acerca a Dios tanto como puede, nuestro hombre interior que ha sido recreado a imagen de Dios, él que ha sido creado a imagen de Dios pero que se alejó de Dios en la desemejanza.

Cierto, no es en el tiempo donde nos acercamos o alejamos de Dios: si no te pareces más a él, te apartas de Dios; si te le asemejas, te acercas a él. Mira, pues, cómo el Señor quiere que nos acerquemos: nos hace primero semejantes a él para que podamos estar cerca de él. Nos dice: Sed como vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y deja caer la lluvia sobre justos e injustos. Aprende, pues, a amar a tu enemigo. A medida que esta caridad crece en ti, te devuelve y te restaura a semejanza de Dios; y cuanto más te acercas a esta semejanza avanzando en amor, más comienzas a sentir la presencia de Dios. ¿Pero a quién sientes? ¿Al que viene hacia ti o a aquel al cual tú vuelves? Él jamás se alejó de ti; eres tú quien se ha alejado de él.

SAN AGUSTIN DE HIPONA
SAN AGUSTIN DE HIPONA

204.- Hace oír a los sordos y hablar a los mudos. (12 feb 2021)

Cantaré al Señor mientras viva, tocaré para mi Dios mientras exista. ¿Qué cantará el salmista? Cantará todo lo que Dios es. ¡Cantemos la gloria del Señor durante toda nuestra vida! Nuestra vida actual no es más que una esperanza; nuestra vida auténtica será la eternidad; la vida de esta vida mortal es la esperanza de la vida inmortal. Cantaré al Señor mientras viva, tocaré para mi Dios mientras exista. Y como viviré en él para siempre, mientras exista cantaré a mi Dios.

Cuando hayamos iniciado nuestro canto al Señor, en la ciudad del cielo no haremos otra cosa. Toda nuestra vida será entonces cantar la gloria de Dios. Si, aquí abajo; el objeto de nuestras alabanzas nos produce hastío, nuestros cantos de alabanza también nos cansarán. Pero si amamos al Señor, objeto de nuestra alabanza cantaremos por siempre su gloria. ¡Cantaré al Señor mientras viva...!

205.- Ha sido probado en todo igual que nosotros a excepción del

pecado. (21 feb 2021)

Desde el confín de la tierra yo te grito. Leemos en el evangelio que nuestro Señor Jesucristo fue tentado en el desierto por el diablo. En Cristo, eres tú quien eras tentado, porque Cristo tomó de ti su carne para darte la salvación, de ti tomaba su muerte para darte su vida, de ti padeció los ultrajes para darte su honor. Es entonces de ti del que tomaba las tentaciones, para darte su victoria. Si somos tentados en él, en el también vencemos al diablo. ¿Ves que Cristo fue tentado, y no te fijas en que salió victorioso? Reconócete a ti mismo tentado en él, y reconócete también vencedor en él. Él habría podido evitar que el diablo se le acercara, pero, si no hubiera sido tentado, ¿cómo te habría enseñado la manera de vencer en la tentación?

Por eso, no es sorprendente si, acosado por la tentación, grita desde los confines de la tierra según el salmo. Pero ¿por qué no fue vencido? El salmo continúa: Me has establecido sobre roca firme. Recordemos el evangelio: Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Es la Iglesia que él deseaba edificar sobre la piedra la que clama desde los confines de la tierra. Pero ¿quién se ha convertido en roca para que la Iglesia sea edificada sobre la piedra? Escuchemos a san Pablo: La roca era Cristo. He aquí por qué esa roca sobre la cual hemos sido construidos fue la primera en ser azotada por los vientos, los torrentes y las lluvias cuando Cristo fue tentado por el diablo. He aquí el fundamento inquebrantable sobre el cual él quiso establecerte.

206.- Reza a tu Padre en lo secreto. (16 jun 2021).

Cuando oréis, dice Jesús, entrad en vuestra habitación. ¿Cuál es esta habitación sino el mismo corazón, como indica él: Lo que digáis en vuestro corazón, en vuestra habitación lamentadlo? Y dijo: Después de haber cerrado las puertas orad a vuestro Padre en secreto. No basta con entrar en la habitación si la puerta permanece abierta a los inoportunos; por esta puerta se introducen subrepticiamente las banalidades de fuera, que invaden el interior.

Desde fuera, las realidades pasajeras y sensibles penetran por la puerta en nuestros pensamientos, es decir, por nuestros sentidos, y perturban nuestra oración, por una muchedumbre de fantasmas vanos. Es preciso, pues cerrar la puerta, lo que implica resistir a los sentidos para que una oración plenamente espiritual suba hasta el Padre, brote de lo profundo de nuestro corazón, donde oremos al Padre en secreto. El Señor no tie e aquí la intención de ordenarnos la oración, sino de enseñarnos a orar; de igual manera que anteriormente no nos ordenaba la limosna, sino la intención de hacerla, porque exige la pureza del corazón.

207.- ¿Cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? (18 jun 2021).

Jesús critica a aquellos que saben reconocer el aspecto del cielo, pero no han sido capaces de descubrir el tiempo en el que era urgente creer en el reino de los cielos. Se dirige a los judíos, pero esta palabra llega hasta nosotros. Jesucristo comenzaba así su predicación: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos. Juan Bautista, su precursor, empezaba de la misma manera: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos. Y ahora el Señor los censura porque no quieren convertirse cuando el reino de los cielos está cerca. Pertenece a Dios saber cuando vendrá el fin del mundo: sea cuando sea ahora es el tiempo de la fe.

Para cada uno de nosotros, el tiempo está cerca, porque somos mortales. Caminamos entre peligros. Si fuéramos de cristal, temeríamos menos. Somos, pues, más frágiles y más débiles, y esta fragilidad cada día nos hace temer los accidentes que constantemente acechan la vida de los hombres. Y si no son los accidentes, es la vida que hace su curso. El hombre evita los enfrentamientos, ¿pero puede evitar la última hora? Evita lo que viene del exterior; ¿puede echar fuera de sí lo que nace dentro de él? El hombre habrá podido ir salvando escollos durante toda su vida, pero cuando al fin le llegue la vejez, ya no habrá prórroga.

208.- ¡Señor, sálvanos! (20 jun 2021).

Dios mío, mi corazón es como un ancho mar, siempre agitado por las tempestades: que en ti encuentre la paz y el descanso. Tú mandaste al viento y al mar que se calmaran, y, al oír tu voz, se apaciguaron; ven ahora a apaciguar las agitaciones de mi corazón a fin de que en mí todo sea pacífico y tranquilo y pueda yo poseerte a ti, mi único bien, y contemplarte, dulce luz de mis ojos, sin confusión ni oscuridad. Oh Dios mío, que m alma, liberada de los pensamientos tumultuosos de este mundo, se esconda a la sombra de tus alas. Que encuentre en ti un lugar de refrigerio y de paz; que exultante de gozo, pueda cantar: En paz me acuesto y enseguida me duermo.

Que mi alma descanse, te pido, Dios mío, que descanse de todo lo que hay bajo el cielo y permanezca despierta solo para ti, como está escrito: Duermo pero mi corazón está en vela. Mi alma solo puede estar en paz y seguridad, Dios mío, bajo la protección de tus alas. Que permanezca, pues, eternamente en ti y sea abrasada con tu fuego. Que, elevándose por encima de sí misma, contemple y cante llena de gozo tus alabanzas. En medio de las turbaciones que me agitan, que tus dones sean mi consolación hasta que vuelva a ti, paz verdadera.

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