ANTONIO MONTERO

20.08.2021

Meditaciones

1.- Ha dedicado su vida a repartir las tres "pes".

En una de mis visitas a nuestros sacerdotes misioneros en los Andes de la Amazonia peruana, me encontré a uno de ellos, ya mayor, polvoriento y sudoroso bajo el poncho y cayado en mano. ¿Cómo estás y cómo te va? -Pues le digo a usted, mi obispo, lo mismo que le digo al Señor cada mañana: repartiendo las tres "pes: tu Palabra, tu Pan y tu Perdón.

¡Qué hermosa tarea y misión la llevada a cabo por el viejo misionero y por tantos miles de sacerdotes ignorados en el mundo entero! Apenas nadie se ha fijado en su callada y oculta tarea de años. Han dejado jirones de sus vidas en el empeño. No hicieron nunca obras aparatosas y que llamaran la atención de los medios. Ni han levantado grandes edificios, ni han fundado una obra que les recuerde, ni siquiera han escrito un sencillo folleto. Solo -nada más, pero nada menos- han dedicado su vida entera a repartir las tres "pes" entre sus hermanos, los hombres. ¿Hay quien pueda dar más? Creo que ha merecido la pena y nuestro sincero agradecimiento. 

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